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VOLUMEN: 2 NÚMERO: 1

REDUCCIÓN DE LA ANSIEDAD A TRAVÉS DEL ENTRENAMIENTO EN HABILIDADES SOCIALES

I. Iruarrizaga*, J. Gómez-Segura**, T. Criado**, M. Zuazo** y E. Sastre**


Dpto. Psicología Básica (Procesos Cognitivos)*
Master en Intervención en la Ansiedad y el Estrés**
Facultad de Psicología
Universidad Complutense de Madrid
Spain
 

INTRODUCCIÓN

    La ansiedad, entendida como respuesta emocional, puede ser definida como "una respuesta
emocional, o patrón de respuestas, que engloba aspectos cognitivos displacenteros, de tensión y
aprensión; aspectos fisiológicos, caracterizados por un alto grado de activación del sistema
nervioso autónomo y aspectos motores que suelen implicar comportamientos poco ajustados y
escasamente adaptativos. La respuesta de ansiedad puede ser elicitada tanto por estímulos
externos o situacionales como por estímulos internos al sujeto, tales como pensamientos, ideas,
imágenes, etc., que son percibidos por el individuo como peligrosos o amenazantes. El tipo de
estímulos (internos y externos) capaces de evocar la respuesta de ansiedad estará, en gran parte,
determinado por las características del sujeto, existiendo notables diferencias individuales en
cuanto a la propensión a manifestar reacciones de ansiedad ante las diversas situaciones" (Miguel-
Tobal, 1990. pag. 310).

    Según el mayor estudio epidemiológico realizado hasta la fecha (Myers, Weissman y Tischler,
1984; Weissman, 1985), los trastornos de ansiedad son los más frecuentes en la población general
afectando al 8,9% de la población. Si se tiene en cuenta que los síntomas son más frecuentes que
los trastornos, otro 11% de la población padece síntomas de ansiedad importantes. Así, parece
que, en total, un 20% de la población puede llegar a sufrir trastornos o síntomas significativos de
ansiedad (Pasnau, 1987).

    Dentro de los trastornos de ansiedad los más frecuentes son las fobias y el trastorno de
ansiedad generalizada que pueden llegar a afectar al 15-19% de la población y los más
infrecuentes son el trastorno de pánico, la agorafobia y el trastorno obsesivo-compulsivo (con
tasas que oscilan del 0,4% al 1,6% de la población) (Merikangas y Weissman, 1985).

    Si nos centramos en el ámbito de las relaciones interpersonales probablemente el trastorno de


ansiedad más relevante es el de fobia social. Es difícil calcular la frecuencia de este tipo de
trastorno, los estudios epidemiológicos han puesto de relieve una prevalencia global que oscila
entre el 3% y el 13% (APA, 1995), pero estas cifras pueden variar dependiendo de los umbrales
definidos para cuantificar el malestar clínico o la afectación de la actividad global del individuo y
los tipos de situaciones sociales objeto de estudio.

    Con seguridad existen muchos casos en que los sujetos que sufren dificultades a causa de un
exceso de ansiedad social, no cumplen los suficientes criterios diagnósticos tipificados en el
Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-IV (APA, 1995), y por tanto no
pueden ser etiquetados como fóbicos sociales. Esta reflexión nos conecta con el estudio de
timidez llevado a cabo por Zimbardo (1977) en el que se evaluaron 5.000 sujetos de varios paises,
resultando que alrededor del 40% se consideraban tímidos y un 80% informaban de timidez en
algún momento de sus vidas.

    En algunos trabajos se ha concluido que el porcentaje de individuos con fobia social puede estar
seriamente infraestimado (Heimberg, 1990; Heimberg, Dodge y Becker, 1987) . Parece claro que es
difícil hacer una estimación de la incidencia real de la ansiedad social debido a que, en primer
lugar, los sujetos con fobia social pueden rehuir el tratamiento por miedo a hablar abiertamente
sobre sí mismos y por el temor a ser observados. En segundo lugar: esos sujetos pueden
considerar que sus problemas no se pueden solucionar, que son tímidos de carácter ("Así soy yo")
y que no podrán cambiar ("Así he sido siempre"). En último término: los sujetos con fobia social
puede que acudan al tratamiento por alguna otra patología concomitante, entre otras y como más
frecuentes, el alcoholismo o el abuso de sustancias psicoactivas, por lo que el diagnóstico de fobia
social puede verse solapado por otra patología más llamativa.

    El campo de las Habilidades Sociales (HHSS), que experimentó un gran auge durante los anos
setenta, se ha ido desarrollando durante las siguientes décadas incorporando a su vez los hallazgos
obtenidos en otras áreas de la psicología, especialmente distintos elementos de orientación
cognitiva.

    Aunque los orígenes del estudio de las HHSS se atribuyen frecuentemente a Salter (1949),
conocido por el desarrollo de técnicas para aumentar la expresividad, y a Wolpe (1958), que utilizó
por primera vez el término "conducta asertiva", encontramos otros trabajos previos en la
literatura científica, como los realizados con ninos por Jack (1934), Page (1936) y Murphy, Murphy
y Newcomb (1937). Influencias posteriores en el desarrollo de este campo fueron las aportaciones
de Moreno (1946) sobre el psicodrama por la similitud entre éste y el ensayo de conducta
(procedimiento básico del entrenamiento básico en HHSS), y la terapia del papel fijo de Kelly
(1955).

    De acuerdo con Caballo (1995), fueron Wolpe y Lazarus (1966), con su investigación con la
conducta asertiva, y McFall y Lillesand (1971), con sus programas de entrenamiento para superar
déficit en HHSS, los que dieron un impulso definitivo al desarrollo y establecimiento de este
campo.

    Actualmente la importancia de las HHSS en el funcionamiento interpersonal está ampliamente


establecida, no obstante, no existe una definición universalmente aceptada por todos los
investigadores, encontrándose numerosas definiciones que inciden en una u otra característica de
lo que constituye una conducta socialmente habilidosa. Meichembaum, Butler y Gruson (1981)
consideran que la dificultad en establecer una definición estriba en la dependencia que ésta tiene
del contexto. El contexto es cambiante, depende del marco cultural al que atendamos, a sus
normas culturales y a sus patrones de comunicación. Unido a lo anteriormente dicho, si pensamos
que en una interacción social, cada uno de los participantes aporta sus propios recursos cognitivos
(valores, creencias, conocimientos, etc.) es fácil comprender que ésto ha complicado la tarea de
encontrar una definición satisfactoria.

    De entre todas las definiciones una de las más completa es la aportada por Caballo (1986. Pag.
556) en la que se considera la conducta socialmente habilidosa como "... ese conjunto de
conductas emitidas por un individuo en un contexto interpersonal que expresa los sentimientos,
actitudes, deseos, opiniones o derechos de ese individuo de un modo adecuado a la situación
inmediata, respetando esas conductas en los demás, y que generalmente resuelve los problemas
inmediatos de la situación mientras minimiza la probabilidad de futuros problemas".

    De las distintas definiciones existentes se pueden extraer las características fundamentales de lo
que llamamos Habilidades Sociales:
 

1.- Son conductas manifiestas; es decir, son un conjunto de estrategias y capacidades de actuación
aprendidas y que se manifiestan en situaciones de relaciones interpersonal, incluyendo
comportamientos verbales y no verbales, específicos y discretos.

2.- Están dirigidas a la obtención de reforzamientos sociales tanto externos como internos o
personales (autorrefuerzo, autoestima).

3.- Implican una interacción recíproca.

4.- Están determinadas por el contexto social, cultural y la situación concreta y específica en que
tiene lugar.

5.- Las habilidades sociales se organizan en distintos niveles de complejidad, los cuales mantienen
una cierta jerarquía, cuyas estructuras se desarrollan desde un nivel molar (p.ej: habilidades de
interacción heterosocial), hasta llegar a uno molecular (p.ej: mantener contacto ocular), habiendo
pasando por niveles intermedios (p.ej: decir "no").

6.- Como todo tipo de conducta, se encuentran muy mediatizadas por las ideas y creencias
respecto a la situación y a la actuación propia de los demás.

7.- Tanto los déficits como los excesos de la conducta de interacción personal pueden ser
especificados y objetivizados con el fín de intervenir sobre ellos.

    El entrenamiento en habilidades sociales puede ser aplicado prácticamente a todo tipo de
problemas ya que parece existir una estrechísima relación entre dichas habilidades y la salud
(Pérez Pareja, 1997); de ahí que el ámbito de aplicación de estos entrenamientos se haya
extendido desde la psicología clínica hacia otras áreas de la psicología como por ejemplo:
 

* El campo de la Psicología de la Salud está aplicando programas específicos para trastornos


crónicos (mejora de la autoimagen en ninos y adolescentes).

* Prevención e intervención en la Salud Laboral (mejora del clima laboral).


* Relaciones y recursos humanos.

    Diversos estudios apuntan la existencia de una relación inversamente proporcional entre la
ansiedad y el comportamiento socialmente hábil (Orenstein, Orenstein y Carr, 1975). Tal es así,
que en las intervenciones realizadas con programas de entrenamiento en habilidades sociales, no
sólo se obtiene de forma directa una mejoría de estas, sino que, de forma indirecta parecen
facilitarse importantes reducciones de la ansiedad, incluso en sus manifestaciones clínicas
(Chambless, Hunter y Jackson, 1982). Por tanto, se ha considerado con cierta frecuencia que la
ansiedad social está muy relacionada con la falta de habilidades sociales, de hecho, a menudo a la
hora de evaluar conductas sociales se han utilizado instrumentos que miden la ansiedad social en
vez de cuestionarios de habilidades sociales (Fernández Ballesteros y Carrobles, 1991).

    Por mencionar otros estudios que también han analizado la relación entre ambos constructos,
podemos destacar el trabajo de Burkhart, Green y Harrison (1979) en el que se realizaba una
evaluación de la ansiedad dentro del estudio de la validez predictiva y de constructo de una
medida de la asertividad. El trabajo de Hollandsworth (1976) donde se analiza correlacionalmente
la relación entre miedo social y asertividad. Y el trabajo de Beatty, Plax y Kearney (1984) en el que
estudiaron la validez concurrente del cuestionario "Personal Report of Comunication
Apprehension - PRCA 24" con la Escala de Asertividad de Rathus (RAS), analizando por tanto las
variables asertividad y ansiedad a hablar en público.

    De cualquier forma, los mecanismos que explican esta relación no están aún claramente
definidos. Se ha senalado la influencia de diversas variables en función de distintos modelos
explicativos de la adquisición y mantenimiento de la ansiedad, como por ejemplo: la exposición a
situaciones ansiógenas durante el entrenamiento (Turner, Beidel y Cooley, 1994); la modificación
de variables cognitivas como las expectativas de autoeficacia (Valerio y Stone, 1982); la percepción
social o interpersonal adecuada (Rosenthal, 1979); la capacidad de ponerse en el lugar de la otra
persona (Argyle, 1969); la modificación de las autoverbalizaciones negativas (Caballo, 1983); y se
nos ocurre como otra posible explicación el aumento de la capacidad de controlar el contexto con
la consiguiente reducción de su potencialidad ansiógena. Probablemente sean todas ellas las que,
de forma conjunta, pueden dar cuenta a estas reducciones de la ansiedad (Caballo, Andrés y Bas,
1997).
 

OBJETIVOS

    El programa de habilidades sociales que presentamos a continuación ha sido elaborado como
respuesta a las necesidades detectadas por los terapeutas de atención individual en el marco de
las actividades del Master en Intervención en Ansiedad y el Estrés de la Facultad de Psicología de
la Universidad Complutense de Madrid, en relación a lograr mejorar los déficit en habilidades
sociales que presentan los pacientes.

    Por tanto nuestro trabajo persigue tres objetivos:

    Ya que el mismo consiste en un programa de entrenamiento en Habilidades Sociales de carácter


grupal, nuestro primer objetivo será instaurar en los sujetos las diferentes habilidades no exitentes
en su repertorio conductual, mejorar aquellas habilidades que, aún existiendo en dicho repertorio
no son lo suficientemente eficaces o satisfactorias en las situaciones de interacción, y así mismo,
potenciar las habilidades que ya existen en el repertorio conductual del sujeto y que se utilizan
correctamente.

    El segundo objetivo será verificar la existencia de los descensos de ansiedad evaluada en sus tres
sistemas de respuesta, incluso cuando se presenta en niveles clínicos.

    Por último, el objetivo fundamental será analizar y estudiar la relación entre el incremento de
las habilidades sociales y la disminución de los niveles de ansiedad.
 

MÉTODO

Sujetos

    El programa se aplicó a un grupo de 25 sujetos (9 hombres y 16 mujeres), estudiantes de


primero y segundo de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, de edades
comprendidas entre 18 y 20 anos. Los participantes de este programa han sido seleccionados tras
cumplimentar el Inventario de Situaciones y Respuestas de Ansiedad -ISRA- y obtener altas
puntuaciones en el mismo. La aplicación de este cuestionario formaba parte de las prácticas de la
asignatura de Introducción a la Psicología.

Instrumentos

    Se administraron los siguientes cuestionarios y escalas:

    1.- "Inventario de Situaciones y Respuestas de Ansiedad" ISRA (Miguel Tobal y Cano Vindel,


1986, 1988, 1994). Este cuestionario trata de conjugar las aportaciones de dos modelos teóricos.
Por un lado el modelo interactivo multidimensional de la ansiedad (Endler, 1973; Endler y
Magnusson, 1974, 1976); por otro, el modelo tridimensional o de los tres sistemas propuestos por
Lang (1968).

    El ISRA presenta un formato S-R y consta de 224 items, formados por la interacción de 22
situaciones y 24 respuestas representativas de los tres sistemas de respuesta. Incluye, además una
situación abierta que puede ser descrita por el sujeto, de gran utilidad en la práctica clínica.

    El objetivo del ISRA es posibilitar mediante la valoración de respuetas específicas ante
situaciones concretas una evaluación de la reactividad de los tres sistemas de respuesta (cognitivo,
fisiológico y motor) así como una medida de cuatro áreas situacionales ligadas a diferencias
individuales, estas son: FI ansiedad ante la evaluación, FII ansiedad interpersonal, FIII ansiedad
fóbica y FIV ansiedad ante situaciones habituales o de la vida cotidiana.

    El sujeto debe responder a los items de acuerdo con una escala de frecuencia de 5 puntos,
donde 0 es "casi nunca" y 4 "casi siempre", indicando la frecuencia con que aparece cada una de
las respuestas ante cada situación.

    El cuestionario ofrece información de las siguientes escalas:

- Sistemas de respuestas

    C: Reactividad cognitiva (respuestas o manifestaciones cognitivas de la ansiedad).


    F: Reactividad fisiológica (respuestas o manifestaciones fisiológicas de la ansiedad).

    M: Reactividad motora (respuestas o manifestaciones motoras de la ansiedad).

- Áreas situacionales o rasgos específicos:

    FI: Ansiedad ante la evaluación

    FII: Ansiedad interpersonal

    FIII: Ansiedad fóbica

    FIV: Ansiedad ante situaciones habituales o de la vida cotidiana.

- T: Es una puntuación total, producto de la suma de las puntuaciones de los tres sistemas de
respuesta, y ofrece una estimación del nivel general o rasgo general de ansiedad.

    Las puntuaciones directas obtenidas en cada escala y en el total pueden ser transformadas en
puntuaciones centiles, lo que permite conocer el nivel del individuo en relación a la población de
referencia.

    2.- Escala Multidimensional de Expresión Social. Caballo (1987, 1993)


 

Parte Cognitiva (EMES-C)

    Este es un cuestionario dirigido a evaluar pensamientos negativos relacionados con distintas
dimensiones de las habilidades sociales. Consta de 44 items, en los que se indica su frecuencia de
aparición en una escala tipo Likert de 0 a 4 puntos.Ofrece información acerca de 12 diferentes
factores que agrupan las siguientes situaciones:

    1. Temor a la expresión en público y a enfrentarse con superiores.

    2. Temor a la desaprobación de los demás al expresar sentimientos negativos y al rechazar


peticiones.

    3. Temor a hacer y recibir peticiones.

    4. Temor a hacer y recibir cumplidos.

    5. Preocupación por la expresión de sentimientos positivos y la iniciación de interacciones con el


sexo opuesto.

    6. Temor a la evaluación negativa por parte de los demás en la expresión de conductas positivas.

    7. Temor a una conducta negativa por parte de los demás en la expresión de conductas
positivas.

    8. Preocupación por la expresión de los demás en la expresión de sentimientos.

    9. Preocupación por la impresión causada en los demás

    10. Temor a expresar sentimientos positivos.


    11. Temor a la defensa de los derechos

    12. Asunción de posibles carencias propias.


 

Cuanto mayor sea la puntuación en este cuestionario, mayor incidencia de los pensamientos
distorsionados.
 

Parte Motora (EMES-M).

    Este es un cuestionario dirigido a evaluar conductas socialmente adecuadas. Consta de 64 items
y cubre varias dimensiones de las habilidades sociales. En cada item se indica su frecuencia de
aparición en una escala tipo Likert de 0 a 4 puntos. Ofrece información acerca de 12 diferentes
factores que agrupan las siguientes situaciones:

    1. Iniciación de interacciones

    2. Hablar en público/enfrentarse con superiores.

    3. Defensa de los derechos del consumidor

    4. Expresión de molestia, desagrado, enfado

    5. Expresión de sentimientos positivos hacia el sexo opuesto.

    6. Expresión de molestia y enfado hacia familiares

    7. Rechazo de peticiones provenientes del sexo opuesto

    8. Aceptación de cumplidos

    9. Tomar la iniciativa en las relaciones con el sexo opuesto

    10. Hacer cumplidos

    11. Preocupación por los sentimientos de los demás

    12. Expresión de carino hacia los padres.

    Cuanto menor sea la puntuación en este cuestionario, menor será el nivel de habilidades
sociales.
 

Procedimiento

    El programa se llevó a cabo en la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de


Madrid. Se desarrolló entre los meses de Febrero y Mayo de 1998. El mismo constó de 10 sesiones
de una hora de duración y con una periodicidad semanal. La aplicación del programa tiene tres
fases:
 
    FASE I: Se aplica a los sujetos la batería de pruebas anteriormente citada, dirigidas a verificar
qué facetas de las habilidades sociales pueden estar más deficitarias, así como comprobar su
estado de ansiedad.

    FASE II: Una vez estudiadas las áreas deficitarias de los sujetos se inicia esta fase que es
esencialmente de tratamiento. Consta de 8 sesiones en las que se entrenaban diferentes facetas
de las habilidades sociales. Todas las sesiones tenían la misma estructura:
 

      Charla informativa: se llevaron a cabo mediante una breve explicación sobre la utilidad real de
la técnica que ese día se entrenase, objetivos a los que se dirige y el procedimiento para llevarla a
cabo.

      Dinámica de grupo: una vez explicada la técnica a entrenar, se procedía a la práctica de la


misma y posteriormente se comentaba en el grupo la experiencia obtenida.

    A continuación describimos superficialmente cada una de las sesiones del programa:

      En la primera sesión se realiza la presentación de los terapeutas y de los participantes, se realiza


la evaluación pretratamiento mediante los cuestionarios ya descritos y se hace una breve
exposición del programa que se va a llevar a cabo. Además de esto se les da una explicación de
qué son las habilidades sociales y porqué vamos a entrenarlas.

      En la segunda sesión se informa a los sujetos de los resultados obtenidos en la evaluación


pretratamiento (tanto de forma grupal como individual) y después ya se empieza a trabajar, se les
ensena a observar conductas no verbales y paraverbales, incidiendo en la importancia de las
mismas. Esto último se llevó a cabo mediante la técnica del Confesionario y la técnica del Reflejo.

      En la tercera sesión se continua trabajando con la observación de conductas verbales y no


verbales. En esta sesión se desarrolló la técnica del uso de silencios y la técnica del feedback
positivo y sugerencias de mejora.

      En la cuarta sesión se trabaja el cómo iniciar, mantener y terminar conversaciones con


personas del mismo sexo o del sexo opuesto. También se practica lo entrenado en sesiones
anteriores. Siempre se dará mucha importancia a la emisión de feedback positivo y sugerencias de
mejora.

      En la quinta sesión se entrena en el aprendizaje de nuevas alternativas para responder de


forma asertiva ante distintas situaciones de interacción social. Esto se hace mediante tres técnicas:
Disco rayado, Banco de niebla e Interrogación negativa. Se les informa de qué es una conducta
asertiva, por qué es tan difícil ser asertivos y cuáles son los derechos asertivos.

      En la sexta sesión se les entrena en la expresión y recepción de conductas de afecto y en dar y


recibir cumplidos.

      En la séptima sesión se les explica las técnicas necesarias para modificar pensamientos
negativos y cómo sustituirlos por otros más adaptativos; cómo reducir niveles de activación
fisiológica y aprender conductas adecuadas para la intervención a nivel no verbal y paralingüístico.
Esto se hizo con el objetivo de crear y fomentar estrategias útiles para afrontar con éxito las
situaciones que requieran intervenciones en público. Se aplicaron las siguientes técnicas:
Autoinstrucciones; Entrenamiento en Respiración Abdominal; Modelado; Técnica del duelo al sol y
Ensayo de conducta.

      En la octava sesión se refuerzan las habilidades para hablar en público aprendidas en la sesión
anterior y se ponen en práctica las estrategias aprendidas anteriormente para iniciar y mantener
conversaciones con el fin de mejorar las habilidades heterosociales.

      En la novena sesión se refuerza el entrenamiento de algunas habilidades solicitadas por el


grupo como son la habilidad para decir "NO", mediante la técnica del SI-NO y las habilidades
heterosociales, mediante ensayo conductual.

    FASE III: Esta fase se llevó a cabo en la novena y décima sesión.


 

      En la novena sesión  se realiza la evaluación postratamiento mediante una segunda aplicación


de los cuestionarios citados con anterioridad.

      En la décima sesión se hace la devolución de los resultados obtenidos, tanto de forma grupal
como individual, y se evalúa la eficacia del programa y de los terapeutas mediante una encuesta
anónima.

Análisis de datos

    En la realización del presente trabajo se han utilizado puntuaciones directas del ISRA y del
cuestionarioEMES-M y EMES-C. A partir de ellas:
 
 
 

    1.- Se han analizado las medias grupales de las puntuaciones directas del ISRA en sus tres
sistemas de respuesta (cognitivo, fisiológico y motor) y en sus áreas situacionales (ansiedad ante la
evaluación, ansiedad interpersonal, ansiedad fóbica y ansiedad ante situaciones habituales o de la
vida cotidiana) de la evaluación pre y postratamiento (ver Tabla 1 y Figura 1).
 

TABLA 1
Medias grupales en puntuaciones directas de las evaluaciones pre y postratamiento en las ocho
variables del ISRA

  Cog Fis Mot Tot   F-I F-II F-III F-IV

PRE 104,24 66,22 79,08 248,25 109,88 36,56 45,00 30,32


POST 72,95 52,91 59,25 184,08 82,45 27,95 29,70 21,70

  FIGURA 1
Medias grupales en puntuaciones directas de las evaluaciones pre y postratamiento en las ocho
variables del ISRA
2.- Se ha calculado la media grupal EMES-C de las puntuaciones directas pre y postratamiento (ver
Tabla 2 y Figura 2).
 
 

TABLA 2
Medias grupales en puntuaciones directas de las evaluaciones pre y postratamiento en las doce
variables del EMES-C

  C-1 C-2 C-3 C-4 C-5 C-6 C-7 C-8 C-9 C-10 C-11 C-12

PRE 30,83 10,05 10,44 9,22 10,22 8,61 9,38 7,16 9,77 8,22 5,66 4,83

POST 19,44 6,33 7,27 5,61 6,44 5,55 6,27 5,55 5,11 6,05 3,05 3,00

  FIGURA 2
Medias grupales en puntuaciones directas de las evaluaciones pre y postratamiento en las doce
variables del EMES-C

3.- Se ha calculado la media grupal EMES-M de las puntuaciones directas pre y postratamiento (ver
Tabla 3 y Figura 3).
 
 

TABLA 3
Medias grupales en puntuaciones directas de las evaluaciones pre y postratamiento en las doce
variables del EMES-M

  M-1 M-2 M-3 M-4 M-5 M-6 M-7 M-8 M-9 M-10 M-11 M-12

PRE 15,00 13,40 5,16 8,48 8,16 8,44 6,40 5,40 3,40 4,88 3,32 2,00

POST 23,10 21,20 10,00 12,88 11,32 12,48 8,60 8,80 5,70 7,04 4,68 2,36

  FIGURA 3
Medias grupales en puntuaciones directas de las evaluaciones pre y postratamiento en las doce
variables del EMES-M

 
4.- Análisis de diferencias de medias utilizando el estadístico no paramétrico W de Wilcoxon de
todos los factores del ISRA (ver Tabla 4).
 
 

TABLA 4
Medias y diferencia de medias entre la evaluación pre y postratamiento referidas a las ocho
variables del ISRA

VARIABLES MEDIAS PRE MEDIAS POST Z P

Isra Cog 104,24 72,95 -4,0714 0,0000

Isra Fis 66,22 52,91 -2,6917 0,0071

Isra Mot 79,08 59,25 -2,8000 0,0051

Isra Tot 248,25 184,08 -3,6571 0,0003

         

Isra F-I 109,88 82,45 -3,6143 0,0003

Isra F-II 36,56 27,95 -2,2857 0,0223

Isra F-III 45,00 29,70 -3,3000 0,0010

Isra F-IV 30,32 21,70 -3,1023 0,0019

5.- Análisis de diferencias de medias utilizando el estadístico no paramétrico W de Wilcoxon de


todos los factores del EMES-C (ver Tabla 5).
 
 

TABLA 5
Diferencia de medias entre la evaluación pre y postratamiento referidas a las doce variables del
cuestionario EMES-C

VARIABLES MEDIA PRE MEDIA POST Z P


EMES C-1  30,83 19,44 -3,7236 0,0002

EMES C-2 10,05 6,33 -3,4128 0,0006

EMES C-3 10,44 7,27 -3,1139 0,0018

EMES C-4 9,22 5,61 -3,4128 0,0006

EMES C-5 10,22 6,44 -3,1480 0,0016

EMES C-6 8,61 5,55 -2,7001 0,0069

EMES C-7 9,38 6,27 -3,1542 0,0016

EMES C-8 7,16 5,55 -1,9132 0,0557

EMES C-9 9,77 5,11 -3,4187 0,0006

EMES C-10 8,22 6,05 -2,3010 0,0214

EMES C-11 5,66 3,05 -3,4405 0,0006

EMES C-12 4,83 3,00 -3,2374 0,0012

6.- Análisis de diferencias de medias utilizando el estadístico no paramétrico W de Wilcoxon de


todos los factores del EMES-M (ver Tabla 6).
 
 

TABLA 6
Diferencia de medias entre la evaluación pre y postratamiento referidas a las doce variables del
cuestionario EMES-M

VARIABLES MEDIA PRE MEDIA POST Z P

EMES M-1 15,00 23,12 -4,1975 0,0000

EMES M-2 13,36 21,24 -3,9143 0,0001

EMES M-3 5,16 10,00 -4,1714 0,0000

EMES M-4 8,48 12,88 -3,6650 0,0002

EMES M-5 8,16 11,32 -2,9714 0,0030

EMES M-6 8,44 12,48 -4,0286 0,0001


EMES M-7 6,36 8,56 -2,9370 0,0033

EMES M-8 5,44 8,80 -4,2857 0,0000

EMES M-9 3,40 5,72 -3,4089 0,0007

EMES M-10 4,88 7,04 -2,7830 0,0054

EMES M-11 3,32 4,68 -2,6763 0,0074

EMES M-12 2,00 2,36 -1,8671 0,0619

7.- Correlaciones entre los factores estudiados por el ISRA y el EMES-C en la evaluación
pretratamiento (ver Tabla 7).
 
 

TABLA 7
Correlaciones entre las ocho variables del ISRA y los doce factores del EMES-C en la evaluación
pretratamiento

Cog ,6559** ,5676* ,6034** ,4161 ,3959 ,4388 ,3346 ,2538 ,5093* ,4559 ,2960 ,2136

Fis ,4094 ,4642 ,4790* ,1688 ,4139 ,3621 ,2081 ,4752* ,4721* ,2869 -,4380 ,2462

Mot ,3046 ,4024 ,5777* ,2134 ,3071 ,2086 ,1035 ,1578 ,3886 ,3396 -,1071 ,3817

Tot ,5070* ,5272* ,6174** ,3035 ,4046 ,3668 ,2373 ,3043 ,5004* ,4052 -,4440 ,3130

F-I ,5441* ,4358 ,5904** ,4270 ,4878* ,3135 ,2802 ,1767 ,4393 ,3779 ,6430 ,5270

F-II ,4278 ,4165 ,6989** ,4167 ,4682 ,2663 ,2899 ,2815 ,4484 ,3783 -,5110 ,4273

F-III ,1780 ,1090 ,2273 ,5710 ,1315 -,6830 -,1277 ,8440 ,1008 ,1300 -,2477 ,4946*

F-IV ,7505** ,7687** ,4193 ,4026 ,4436 ,5957** ,3912 ,4480 ,6391** ,4412 ,1663 ,5790

  C-1 C-2 C-3 C-4 C-5 C-6 C-7 C-8 C-9 C-10 C-11 C-12

* p<0.05
** p<0.01
 
 
8.- Correlaciones entre los factores estudiados por el ISRA y el EMES-C en la evaluación
postratamiento (ver Tabla 8).
 
 

TABLA 8
Correlaciones entre las ocho variables del ISRA y los doce factores del EMES-C en la evaluación
postratamiento

Cog ,7359** ,7799** ,5265* ,5864* ,4127 ,6390** ,5394* ,3619 ,6571** ,8209** ,4545 ,2614

Fis ,4744 ,6619** ,3412 ,4050 ,1313 ,4852* ,2325 ,1759 ,3176 ,5177* ,1544 ,1865

Mot ,6897** ,6039* ,4321 ,5943* ,2101 ,5905* ,5325* ,2683 ,4893* ,7425** ,2505 ,2969

Tot ,6838** ,7317** ,4667 ,5711* ,2702 ,6159** ,4715 ,2897 ,5262* ,7486** ,3082 ,2687

F-I ,3421 ,5069* ,1684 ,2981 ,1828 ,3442 ,3999 ,2063 ,5261* ,4635 ,2205 -,9900

F-II ,6606** ,7287** ,5933* ,3952 ,3329 ,4095 ,3408 ,3928 ,5059* ,6877** ,4490 ,2601

F-III ,2531 ,3954 ,1192 ,1062 -,6770 ,8570 -,1742 -,6730 ,4610 ,3719 ,4062 ,1355

F-IV ,7222** ,7176** ,5254* ,6690 ,4970* ,7542** ,5574* ,3042 ,5779* ,6900** ,2056 ,3487

  C-1 C-2 C-3 C-4 C-5 C-6 C-7 C-8 C-9 C-10 C-11 C-12

* p<0.05
** p<0.01
 

9.- Correlaciones entre los factores estudiados por el ISRA y el EMES-M en la evaluación
pretratamiento (ver Tabla 9).
 
 

TABLA 9
Correlaciones entre las ocho variables del ISRA y los doce factores del EMES-M en la evaluación
pretratamiento

 
Cog -,6773* -,6667* -,4803 -,4685 -,2024 -,4093 -,461 -,5044 -,8060* -,647 -,159 -,1054
* * * * * 0 * * 0 3

Fis -,5102* -,4940* -,2765 -,2829 -,1416 -,8330 -,796 -,4372 -,6637* ,2430 -,226 ,1258
* 0 * * 8

Mot -,4732* -,5296* -,4249 -,3106 -,1077 -,2120 ,4230 -,3597 -,6931* -,172 -,930 ,1910
* * * 0 0

Tot -,5868* -,5906* -,4182 -,3736 -,1652 -,2492 -,224 -,4527 -,7726* -,290 -,163 ,1690
* * * 0 * * 0 6

F-I -,5200* -,5344* -,3560 -,3185 -,2320 -,1790 -,495 -,4600 -,7538* -,163 -,238 ,2580
* * 0 * * 6 4

F-II -,7402* -,3834 -,2950 -,1450 -,4621 -,1609 -,166 -,3285 -,5896* -,224 -,266 ,8080
* * 8 * 7 6

F-III -,3100 -,4406* -,3743 -,2133 ,2700 -,1292 ,1819 -,3652 -,3999* ,4010 -,136 -,8280
* 8

F-IV -,5613* -,6163* -,3938 -,4384 -,2146 -,3255 -,923 -,4202 -,7242* ,2970 -,410 -,1510
* * 0 * * 0

  M-1 M-2 M-3 M-4 M-5 M-6 M-7 M-8 M-9 M-10 M-11 M-12

* p<0.05
** p<0.01
 
 

10.- Correlaciones entre los factores estudiados por el ISRA y el EMES-M en la evaluación
postratamiento (ver Tabla 10).
 
 

TABLA 10
Correlaciones entre las ocho variables del ISRA y los doce factores del EMES-M en la evaluación
postratamiento

Cog -,5466* -,5313* -,7136* -,6072* -,5478* -,288 -,3239 -,5161* -,5276* -,200 -,129 -,315
* * * * * 3 * * 5 4 2

Fis -,4793* -,4819* -,4965* -,4733* -,5057* -,385 -,4790* -,4318* -,4141* -,300 -,103 -,976
5 1 9 0

Mot -,5873* -,5621* -,6417* -,5318* -,5808* -,159 -,3653 -,5817* -,4655* -,301 -,212 -,151
* * * * * 1 * 0 0 6

Tot -,5749* -,5527* -,6500* -,5704* -,5844* -,275 -,4149* -,5371* -,4975* -,276 -,146 -,186
* * * * * 0 * 1 1 0

F-I -,3199 -,3455 -,5321* -,4758* -,3273 -,367 -,4075* -,3263 -,2495 ,5050 -,582 ,6000
* 6 0

F-II -,6246* -,4653* -,5012* -,4164* -,6061* -,377 -,6543* -,2642 -,6179* -,831 -,212 ,6380
* * 3 * * 0 2

F-III -,2387 -,3839 -,4592* -,2921 -,3884 -,375 -,1215 -,2437 -,2403 -,380 -,218 -,215
2 3 4 9

F-IV -,5820* -,6100* -,6706* -,6498* -,4742* -,283 -,3585 -,6006* -,4291* -,275 -,193 -,213
* * * * 2 * 3 9 6

  M-1 M-2 M-3 M-4 M-5 M-6 M-7 M-8 M-9 M-10 M-11 M-12

* p<0.05
** p<0.01

    Como se puede observar aparecen importantes mejorías en casi todos los factores que han sido
evaluados. Pero necesitamos saber si estas diferencias que se muestran son estadísticamente
significativas. Previamente hay que tener en cuenta que nos encontramos con datos referentes a
un grupo pequeno de sujetos, que presumiblemente no tienen una distribución normal y por lo
tanto no se cumplen los criterios de homocedasticidad. Por esta razón no sería correcta la
utilización de cualquier tipo de prueba paramétrica.

    Puesto que se trata de un diseno de medidas repetidas, con variables cuantitativas no
dicotómicas, la prueba más adecuada será el estadístico W de Wilcoxon (SPSS, 1994). En las
siguientes tablas se indican los resultados de estos análisis:

    Como se puede ver los descensos en el test de ansiedad ISRA han sido significativos en todos los
factores medidos. El descenso de mayor magnitud y significación lo tenemos en los datos
referentes al sistema de respuesta cognitivo, por lo que parece que este es el que más se ha visto
influido por la aplicación del programa de entrenamiento. Por el contrario, el factor F-II (ansiedad
interpersonal) es la variable que ha tenido una evolución de menor magnitud aunque claramente
significativa, esto se puede explicar porque en este factor tienen un peso importante los items S-7
("si una persona del otro sexo está muy cerca de mi, rozandome, o si estoy en una situación sexual
íntima") y S-15 ("cuando voy a una cita con una persona del otro sexo"), que se refieren a
situaciones sexuales íntimas. Obviamente en un programa de entrenamiento en habilidades
sociales de carácter grupal, no hemos podido trabajar este tipo de situaciones.

    Por lo que vemos que las mejorías obtenidas en lo que se refiere a pensamientos negativos
acerca de la interacción social, son significativas en todos los factores, a excepción del factor 8; es
decir, no aparecen diferencias significativas en "Preocupación por la expresión de los demás en la
expresión de sentimientos", si bien es cierto que las diferencias en este factor no son significativas,
no lo es menos que estas indican una importante tendencia dada su cercanía al nivel de
significación (Z= -1,9132; p= 0,0557) por lo que es de suponer que, en caso de que la muestra
hubiese sido más grande, probablemente estas diferencias si hubiesen sido finalmente
significativas.

    Esta modificación de tipo cognitivo que supone la disminución de la frecuencia de aparición de
pensamientos negativos relacionados con las habilidades sociales, está en la misma línea de los
resultados obtenidos en el sistema de respuesta cognitivo del cuestionario ISRA. Las reducciones
de mayor magnitud y significación aparecen en los factores 1 (temor a la expresión en público y a
enfrentarse con superiores), 2 (temor a la desaprobación de los demás al expresar sentimientos
negativos y al rechazar peticiones), 4 (temor a hacer y recibir cumplidos), 9 (preocupación por la
impresión causada en los demás) y 11 (temor a la defensa de derechos).

    El último análisis será el referente a los resultados del cuestionario EMES-M, antes de ofrecer los
datos, se recuerda que la tendencia de las puntuaciones en este caso ha de ser contraria a la de los
análisis anteriores. En el cuestionario ISRA, a mayor puntuación más ansiedad, por tanto una
mejoría de los sujetos viene de la mano de un descenso en sus puntuaciones. En lo que se refiere
al cuestionario EMES-C, a mayor puntuación más frecuencia de pensamientos distorsionados, por
tanto la mejoría de los sujetos también implica un descenso en sus puntuaciones. Por lo que, en lo
referente al cuestionario EMES-M la mejoría de los sujetos se tiene que reflejar necesariamente en
un aumento de las puntuaciones, ya que lo que está midiendo es la frecuencia de conductas
socialmente hábiles.

    Hecha esta advertencia, se ofrecen los resultados del análisis:

    Como en el caso anterior encontramos que han aparecido diferencias significativas en todos los
factores, a excepción del factor 12, es decir, las diferencias no son significativas en lo que se
refiere a "Expresión de carino hacia los padres", pero igualmente podemos observar una
importante tendencia (Z= -1,8671; p= 0,0619).

    En este cuestionario la magnitud y significación de los cambios es mayor, los factores que
aparecen más influidos son el factor 1 (iniciación de interacciones), 2 (hablar en
público/enfrentarse con superiores), 3 (defensa de los derechos del consumidor), 4 (expresión de
molestia, desagrado o enfado), 6 (expresión de molestia y enfado hacia familiares), 8 (aceptación
de cumplidos) y 9 (tomar la iniciativa en relaciones con el sexo opuesto).

    Resumiendo los resultados analizados hasta el momento se puede concluir que la eficacia del
programa de entrenamiento queda demostrada, tanto en lo que se refiere al incremento de
conductas socialmente habilidosas, como al descenso en la incidencia de pensamientos de
carácter distorsionador.

    Pero además, todos nuestros objetivos se han visto cumplidos, toda vez que efectivamente los
descensos en la ansiedad de los sujetos se han verificado, este descenso se ha producido tanto en
la ansiedad total, como en los tres sistemas de respuesta y en las cuatro áreas situacionales o
rasgos específicos. Es necesario destacar que las mayores diferencias en ansiedad tras la
intervención se producen en el sistema de respuesta cognitivo.
    Una segunda aproximación al análisis de los resultados que puede resultar de interés es el
análisis de cómo se correlacionan entre sí todos los factores que en el presente trabajo se están
barajando, aún teniendo siempre en cuenta que las conclusiones que de éste se puedan obtener
tienen un valor relativo, ya que con sólo 25 sujetos los resultados de un análisis correlacional son
difícilmente generalizables.

    Ambas tablas ofrecen una gran cantidad de datos, no obstante se pueden destacar algunos
fenómenos que tienen interés:

    En primer lugar, uno de ellos difícil de explicar a priori, es el hecho de que el número y la
importancia de las correlaciones significativas entre las distintas variables se ve muy modificado de
la evaluación pretratamiento a la evaluación postratamiento. Por ejemplo, el sistema de respuesta
cognitivo en la evaluación pretratamiento mostraba correlaciones significativas con sólo cuatro
factores del cuestionario EMES-C, sin embargo en la evaluación postratamiento el número de
correlaciones aumenta hasta ocho. Este mismo fenómeno se repite con el sistema de respuesta
motor, que pasa de sólo una correlación a siete. El factor F-II (ansiedad interpersonal) pasa de
mostrar una correlación a cinco y el factor F-IV (ansiedad antes situaciones habituales o de la vida
cotidiana) pasa de cuatro a ocho correlaciones.

    Parece como si en el momento de la evaluación postratamiento la relación entre la ansiedad y


los pensamientos distorsionadores fuese más clara. Este mismo fenómeno lo vamos a encontrar
también al analizar los resultados de la comparación ISRA EMES-M, por lo que parece que se
puede pensar más en un cambio cognitivo en los sujetos a la hora de afrontar y contestar las
pruebas de evaluación. Este cambio lógicamente se deberá a una influencia del programa de
entrenamiento. Más adelante, en las conclusiones, lanzaremos alguna hipótesis explicativa acerca
de esto.

    En cuanto a un análisis más detenido de las variables, en el cuestionario EMES-C encontramos
que los factores 11 (temor a la defensa de derechos) y 12 (asunción de posibles carencias propias)
no aparecen relacionados con ninguna variable del cuestionario ISRA, no muestran ninguna
correlación, tanto en el momento pretratamiento como en el postratamiento.

    Otros factores que también aparecen poco relacionados son el 5 (preocupación por la expresión
de sentimientos positivos y la iniciación de interacciones con el sexo opuesto), el factor 8
(preocupación por la expresión de los demás en la expresión de sentimientos) y el factor 4 (temor
a hacer y recibir cumplidos).

    En cambio, los factores que se muestran más relevantes son el 1 (temor a la expresión en
público y a enfrentarse con superiores), el 2 (temor a la desaprobación de los demás al expresar
sentimientos negativos y al rechazar peticiones), el 6 (temor a la evaluación negativa por parte de
los demás en la expresión de conductas positivas) y el 10 (temor a expresar sentimientos
positivos).

    En cuanto a las variables del cuestionario ISRA, se muestran como más importantes, tanto en
cuanto al número de correlaciones, como a la magnitud de las mismas, el sistema de respuesta
cognitivo, el factor FII (ansiedad interpersonal) y el factor F-IV (ansiedad ante situaciones
habituales o de la vida cotidiana).
    En este mismo cuestionario, el factor que aparece menos relacionado es el factor F-III (ansiedad
fóbica), que sólo se relaciona con la asunción de posibles carencias propias (Factor 12).

    En este caso, como se puede observar, la magnitud de las correlaciones ha descendido
sensiblemente, pero en cambio, y en la misma línea de lo analizado en las tablas anteriores, el
número de correlaciones significativas aumenta en la evaluación postratamiento. Por ejemplo, el
sistema de respuesta fisiológico pasa de tener cuatro correlaciones significativas a tener ocho, el
motor pasa de cuatro a siete, el factor F-II (ansiedad interpersonal) pasa de tres a siete y el factor
F-IV (ansiedad ante situaciones habituales o de la vida cotidiana) pasa de cuatro a siete.

    En cuanto al análisis de las variables, nos encontramos con que los factores 10 (hacer
cumplidos), 11 (preocupación por los sentimientos de los demás) y 12 (expresión de carino hacia
los padres) no muestran ningún tipo de relación con las variables de ansiedad medidas por el ISRA.

    Otro factor que se muestra menos relacionado va a ser el factor 6 (expresión de molestia y
enfado hacia familiares).

    Por el contrario muestran más correlaciones, y por tanto más relación con las variables de
ansiedad, los factores: 1 (iniciación de interacciones), 2 (hablar en público/enfrentarse con
superiores), 3 (defensa de los derechos del consumidor), 4 (expresión de molestia, desagrado o
enfado), 5 (expresión de sentimientos positivos hacia el sexo opuesto) y 9 (tomar la iniciativa en
relaciones con el sexo opuesto).

    En cuanto a las variables del cuestionario ISRA, siguen manteniendo su importancia el sistema
de respuestas cognitivo, el factor F-II (ansiedad interpersonal) y el factor F-IV (ansiedad ante
situaciones habituales o de la vida cotidiana), pero además adquieren nueva importancia el resto
de sistemas de respuesta, es decir, el fisiológico y el motor, lo cual no es un dato sorprendente,
toda vez que el cuestionario EMES-M está dirigido a medir frecuencia de conductas, mientras que
en el caso anterior, el cuestionario EMES-C medía frecuencia de aparición de pensamientos.

    El factor F-III (ansiedad fóbica) se sigue manteniendo en su línea, siendo el factor menos
correlacionado, sin embargo es de interés que sus tres correlaciones pueden estar mostrando
áreas de relación interpersonal que habitualmente son temidas y evitadas: hablar en
público/enfrentarse con superiores (Factor 2), las situaciones de defensa de derechos del
consumidor (Factor 3) y las situaciones en las que es necesario tomar la iniciativa en relaciones con
el sexo opuesto (Factor 9).
 

CONCLUSIÓN

    En principio, los tres objetivos inicialmente propuestos se han alcanzado. El primero de ellos,
con un matiz esencialmente clínico, ha sido conseguir mejorar los recursos de afrontamiento de
los sujetos en las situaciones de interacción social. El análisis de datos nos muestra importantes
disminuciones en la incidencia de pensamientos negativos en casi todos los factores medidos por
el cuestionario EMES-C . Estas mejorías son de mayor magnitud en pensamientos relacionados con
el temor a hablar en público y a enfrentarse con superiores, el temor a la desaprobación de los
demás y a expresar sentimientos negativos o a rechazar peticiones, el temor a hacer y recibir
cumplidos, la preocupación por la impresión causada en los demás y el temor a la defensa de
derechos.

    En lo que se refiere a las mejorías relativas a conductas sociales autoinformadas por los sujetos,
es decir, los datos ofrecidos por el cuestionario EMES-M, aparecen mejorías en prácticamente
todos los factores, destacando por su mayor magnitud las aparecidas en situaciones de iniciación
de interaccones, hablar en público y enfrentarse con superiores, defensa de los derechos del
consumidor, expresión de molestia, desagrado y enfado, expresión de molestia y enfado hacia
familiares, aceptación de cumplidos y tomar la iniciativa en relaciones con el sexo opuesto.

    En cuanto al segundo objetivo, hemos podido verificar la existencia de esa disminución de la
respuesta de ansiedad como consecuencia de la aplicación de un programa de entrenamiento en
Habilidades Sociales que en los trabajos anteriormente citados se apuntaba.

    En lo que se refiere al tercer objetivo, es decir el análisis de las relaciones entre la ansiedad y la
conducta socialmente hábil, el análisis de resultados nos ha permitido obtener las siguientes
conclusiones:

    La relación que aparece entre la ansiedad (ISRA) y la presencia de pensamientos distorsionados
sobre sus propias habilidades sociales y sobre su capacidad de afrontamiento o de ponerlas en
marcha (EMES-C), nos muestra cómo el Sistema de Respuesta Cognitivo está claramente mucho
más relacionado que los demás sistemas de respuesta, tal y como era de esperar. En lo que se
refiere a las áreas situacionales, es la medida por el factor F-IV (ansiedad ante situaciones
habituales o de la vida cotidiana) la que se muestra más relacionada con la presencia o ausencia
de este tipo de pensamientos.

    Por lo que se refiere a la ansiedad (ISRA) en relación con comportamientos socialmente hábiles
(EMES-M), el Sistema de Respuesta Cognitivo sigue manteniendo claramente una posición muy
relevante, aunque lógicamente, tanto el Sistema Fisiológico, como el Motor, adquieren también
importancia. Por su parte, en las áreas situacionales volvemos a encontrar que la medida por el
factor F-IV (ansiedad ante situaciones habituales o de la vida cotidiana) es muy importante, y en
este caso también adquiere relevancia la medida por el factor F-II (ansiedad interpersonal).

    Como hemos visto, se han producido reducciones significativas en todas las variables del
cuestionario ISRA, pero estas modificaciones en el resto de las variables están menos relacionadas
con los factores que miden los cuestionarios EMES-C y EMES-M.

    Es interesante indicar cómo el área situacional menos relacionada con el cuestionario EMES-M,
la medida por el factor F-III (ansiedad fóbica), sólo muestra correlaciones significativas con tres
factores del mismo que hacen referencia a situaciones de mucho poder ansiógeno, y que por lo
tanto pueden provocar muchas conductas de evitación. Estas situaciones son: hablar en público
(Factor 2), defensa de derechos del consumidor (Factor 3) y tomar la iniciativa con el sexo opuesto
(Factor 9).

    En cuanto a pensamientos distorsionados aparecen más relacionados con la ansiedad el temor a
hablar en público (Factor 1), el temor a expresar sentimientos negativos y rechazar peticiones
(Factor 2), el temor a una evaluación negativa por parte de los demás al expresar conductas
positivas (Factor 6) y el temor a expresar sentimientos positivos (Factor 10). Un resultado que
parece anómalo, por lo inesperado, ha sido el que muestra el Factor 11 (temor a la defensa de
derechos) que no tiene ninguna correlación con ninguna variable de ansiedad. No sabemos
explicar este resultado.

    En lo referente a las conductas sociales que aparecen más relacionadas con las variables de
ansiedad, destacan la iniciación de interacciones (Factor 1), el hablar en público (Factor 2), la
defensa de derechos (Factor 3), la expresión de molestia, desagrado y enfado (Factor 4), la
expresión de sentimientos positivos hacia el sexo opuesto (Factor 5) y tomar la iniciativa con el
sexo opuesto (Factor 9). Parece claro, y era de esperar, que los factores que muestran más
relación con la ansiedad se corresponden con aquellas situaciones sociales que podríamos llamar
más "dífíciles" o "comprometidas". Este tipo de conductas son las que generan mayores niveles de
ansiedad que el resto de las conductas medidas en el cuestionario EMES-M.

    Respecto al fenómeno que hemos observado del aumento del número de correlaciones
significativas en la evaluación postratamiento con respecto de la evaluación pretratamiento, hay
que hacer una reflexión. Inicialmente, ante este resultado, lo primero que pensamos es que la
relación entre la ansiedad y los pensamientos y conductas sociales se había hecho más clara tras la
realización del programa de entrenamiento, pero pronto surgió la hipótesis de que no era la
relación entre estas variables lo que se había modificado, sino la percepción de esa relación por
parte de los sujetos. Es decir, los sujetos se han enfrentado a las mismas pruebas en dos
momentos distintos. En la primera ocasión desconocen casi por completo, o al menos tienen un
conocimiento popular, de qué son las habilidades sociales, cómo son, cómo se pueden mejorar, y
por tanto, creemos que también tienen un conocimiento poco exhaustivo de "cómo son sus
propias habilidades sociales". En la segunda evaluación, tras haber realizado el programa, son
"prácticamente" unos "expertos" en habilidades sociales desde el punto de vista teórico.

    Este cambio en la información que los sujetos poseen provoca, de alguna forma, una mejoría en
su capacidad de autoobservación, esto también provocará cambios en la forma de percibir,
interpretar y contestar a los ítems. Probablemente este aumento en el número de correlaciones
nos dice que los sujetos en la segunda ocasión en que contestan a la prueba lo hacen de una
manera más coherente, más ajustada a la realidad.

    Si esto es así, nos está ofreciendo un factor contaminador no controlado, ya que estamos
comparando algo más que la ansiedad, los pensamientos distorsionados o las conductas
socialmente hábiles. Comparamos también el cambio que se produce en la forma que tiene el
sujeto de percibir su propio problema. Este factor contaminador también puede amenazar la
evaluación de la eficacia de cualquier otro tipo de intervención terapéutica, especialmente las de
corte más cognitivo en las que se ofrece al paciente mucha información sobre la naturaleza de su
problema.

    Retornando al ámbito de nuestro trabajo, y a modo de resumen, podemos concluir que se ha
verificado la existencia de los descensos de la ansiedad tras la aplicación del programa de
entrenamiento en Habilidades Sociales. La relación entre la ansiedad y las conductas socialmente
habilidosas está especialmente mediada por la actividad del Sistema de Respuesta Cognitivo, y
muy influida por el rasgo específico de ansiedad ante situaciones habituales o de la vida cotidiana.
Las situaciones en que estas relaciones entre las habilidades sociales y la ansiedad son más claras
son aquellas situaciones que pudieramos denominar como más "difíciles" o "comprometidas".
    Por último, nos preguntamos si los sujetos que disponen de menos recursos en sus interacciones
sociales tenderán a mostrar puntuaciones más elevadas en este factor F-IV que otros sujetos que
no tengan este tipo de dificultades. Sería interesante verificar no sólo esta tendencia, sino además
discriminar la misma en el perfil con respecto del resto de variables de ansiedad que ofrece el
cuestionario ISRA.

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