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Para finalizar este Módulo de Introducción a la Psicología Social, vamos a tomar conoci-
miento detallado de cuáles son los ámbitos propios de nuestra disciplina. Vale decir aque-
llos campos de trabajo para los egresados de la carrera.
Este panorama se les irá ampliando en la medida en que vayan haciendo una apropiación
más intensa de los diversos conceptos que conformarán el ECRO de este grupo.
Los dejo con el Profesor Alejandro Simonetti, Operador en Psicología Social y Profesor de
Psicología Social, egresado en 1981 y con experiencia en docencia, coordinaciones gru-
pales, intervenciones en empresas, organizaciones de la Comunidad, organismos del Es-
tado y consultoría latinoamericana (Internacional de la Educación), autor de enorme canti-
dad de ensayos y artículos sobre cuestiones psicosociales..
El campo es el sistema singular y concreto en el que opera un Psicólogo Social: con esta
persona, con esta pareja, grupo, organización, en este sector del Estado, etc.
Los psicólogos sociales podemos operar en todos los campos (entrevistas, coordinación
grupal, medios de difusión, áreas del Estado) desde el punto de vista interpersonal.
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No se entiende un texto fuera de su contexto, ni un grupo u organización fuera del contex-
to social, cultural, histórico y político (arte de convivir) en que se desarrolla su proceso.
Un psicólogo social que opera en Buenos Aires no puede ser eficaz si no sabe nada de lo
que pasó y pasa en Buenos Aires, de la relación de Buenos Aires con las provincias ar-
gentinas y de la relación de la Nación Argentina con los demás países del mundo.
No se trata de que tome esta o aquella posición ideológica, sino de que conozcan los
datos necesarios para comprender las interacciones que se dan en el país.
Más allá de los datos objetivos de la historia del país, cada persona tiene una interpreta-
ción, más o menos fantaseada, de la historia de su país. Como dice Freud hablando de la
“novela” que cada uno tiene de la historia y el cuadro de relaciones de su familia, todos
tenemos una “novela de país”, una línea argumental, que divide a los protagonistas de
nuestra historia en “buenos muy buenos” y “malos muy malos”, atribuyendo masivamente
a unos y a otros, elegidos según nuestra muestra de informaciones y las opiniones domi-
nantes en los medios en que formamos nuestra opinión, todos los éxitos y fracasos de la
Argentina y de acuerdo a esa novela ideológica, orientamos los actos de nuestra vida co-
tidiana.
Pichon define las ideologías como conjuntos de ideas y valores que orientan la conducta
de las personas en su vida cotidiana, con alta carga emocional y bajo fundamento empíri-
co. Es decir, no podemos esperar a que dispongamos de todos los datos científicos acer-
ca de un tema para tomar una posición sobre él como ciudadanos: votamos a este o a
aquel, vamos a no vamos a un acto masivo, opinamos esto o aquello desde nuestra ideo-
logía.
A cualquier grupo llegan personas de todas las ideologías y la tarea del grupo es analizar
las diferencias, intentando la construcción compartida de un Esquema de Conceptos, ba-
sados en la realidad observada por todos, al que todos podamos Referirnos para Operar
(ECRO).
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Para colaborar en ese proceso, se espera del Coordinador del grupo una actitud de re-
nuncia ideológica, lo que no quiere decir dejar de pensar lo que piensa como ciudadano,
sino no actuar esa posición desde su rol, es decir, tomar una actitud de proveedor de
datos e instrumentos conceptuales y mediador en el diálogo entre personas represen-
tativas de múltiples ideologías, en el sentido de facilitar que el grupo construya libremente
un esquema conceptual al que pueda referirse para operar en función de su tarea.
Desde la perspectiva del análisis institucional, se podría dividir lo que Pichon y Bleger
llaman ámbito institucional en dos ámbitos distintos.
Las instituciones se mantienen y modifican a través del continuo juego entre factores
instituidos (lo consolidado en el pasado que se practica en el presente) y factores insti-
tuyentes (nuevas maneras de sentir, pensar y hacer que se van difundiendo en las orga-
nizaciones, en contradicción con las maneras habituales de antes y que en el futuro
podrán convertirse en factores instituidos).
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Área. (¿En qué sector de la vida cotidiana trabajamos?).
Otra clasificación: área de la salud, del arte, de la ciencia, del trabajo, de la familia, del
estado, de la educación, de la seguridad, de la empresa, de la política partidaria, de la
agremiación sindical, de la organización internacional, etc.
• Perspectiva del sociólogo: mira el campo desde el punto de vista de las tenden-
cias sociales que se revelan en él.
• Perspectiva del antropólogo: mira el campo desde el punto de vista de las ten-
dencias culturales que se revelan en él.
• Perspectiva del psicólogo individual: mira el campo desde el punto de vista de
las tendencias psíquicas individuales que se revelan en él.
• Perspectiva del historiador: mira el campo desde el punto de vista de las tenden-
cias de determinada época histórica que se revelan en él.
• Perspectiva del psicólogo social: mira el campo desde el punto de vista del jue-
go de las estructuras psíquicas y sociales que se revelan en las interacciones del
campo.
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Objetivo. (¿Qué intentamos obtener con nuestro trabajo?).
Me propongo fundamentar que lo que define el trabajo del Psicólogo Social no es el cam-
po ni el área ni el ámbito, sino la perspectiva desde la que se trabaja y el objetivo al que
se apunta.
Mientras opere desde su perspectiva (lo que pasa entre las personas ante lo que les pa-
sa adentro y afuera), un Psicólogo Social puede trabajar en todas las áreas, lo erótico, lo
económico, lo creativo, lo político o, en otra clasificación, en las áreas de la salud, del ar-
te, de la ciencia, del trabajo, de la familia, del estado, de la educación, de la seguridad, de
la empresa, de la política partidaria, de la agremiación sindical, de la organización interna-
cional, etc.
También es pertinente que trabaje en todos los campos (la entrevista, la reunión grupal,
el asesoramiento en organizaciones, los espacios de reflexión sobre las instituciones del
país, los organismos estatales municipales, provinciales, nacionales e internacionales, los
medios de difusión, etc.).
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todos los ÁMBITOS, leyendo los procesos que observa en los campos desde la verticali-
dad (individualidad) de las personas o la horizontalidad grupal, organizacional, institucio-
nal o comunitaria.
Lo que les es ajeno, por los instrumentos que le provee su formación y por los límites de
la legislación vigente, es trabajar sólo en la verticalidad de las personas, función de los
psicólogos universitarios, de acuerdo a la Ley de Ejercicio de la Psicología. O sólo en la
interpretación de los procesos sociales, función del sociólogo, antropólogo, politólogo,
historiador, trabajador social, etc.
De los objetivos posibles del detalle anterior, el Psicólogo Social no trabajará en función
de objetivos terapéuticos o cualquier otro reservado por ley a algún otro tipo de profe-
sional, salvo que se le invite a participar en equipos interdisciplinarios, bajo la responsabi-
lidad de profesionales habilitados por la legislación vigente.
Enrique Pichon Rivière hablaba del Psicólogo Social como un artesano que elabora,
además de sus productos, las herramientas con las que trabaja y su mismo campo de
trabajo.
No se trata solamente de esperar que las organizaciones vengan a requerir nuestros ser-
vicios sino de investigar qué nueva profesionalidad podemos dar a las tareas que estamos
realizando en este momento o, mirando a nuestro alrededor, qué necesidades hay en la
comunidad a las que podemos responder desde nuestro instrumental de servicio.
Posteriormente, les asigné la tarea de estudiar cuáles de esas necesidades podían ser
encaradas desde un dispositivo de intervención, utilizando para ello su formación como
psicólogos sociales.