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Facies

Introducción

La expresión fisonómica del paciente nos permite determinar desde el intelecto,


reacciones provocadas por el mundo exterior (interés, miedo, repugnancia,
etc.), el ánimo (alegría, tristeza, preocupación, angustia, etc.), hasta de la salud
del paciente. Muchas veces orienta hacia un determinado sistema o aparato y
aún a una enfermedad, guiando la exploración en el sentido más conveniente.

La importancia de estos datos y el número casi infinito de facies que se


describen harían inabordable su estudio, por lo cual nos limitáramos a estudiar
los aspectos generales de las facies y algunas de las más características en
distintas patologías.

¿Qué son las facies?

Las facies hacen referencia a la expresión fisonómica del paciente

Existe una facies que podemos describir como normal, esta consiste en ser
expresiva e inteligente, atenta con la mirada vivaz y escudriñadora por tono
armonioso y apropiado de los músculos faciales y externos de los ojos.

Hay facies que denotan ternura, otras amorosas, coléricas, etc., que por propia
experiencia basta evocarlas para el reconocimiento.

Las patológicas se reflejan en la expresión de la cara y sobre todo de los ojos.


Reciben diversas calificaciones en relación con el nombre del autor que las ha
descrito, según el signo principal que manifiestan, ó el órgano enfermo.

¿Cuáles son los factores determinantes de las facies?

Hay distintas estructuras que, de presentar algún tipo de modificación pueden


variar la expresión fisonómica y determinar distintos tipos de facies.

Entre los factores que la determinan podemos considerar:

Factor Tegumentario

El cambio de coloración de la piel de la cara puede producir facies como la


ictérica, cianótica, rubicunda, pálida, melanodérmica, etc.

Factor Muscular

Existen facies que son expresión de situaciones por las que está atravesando
el paciente, como:

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Facies reconcentrada, por una acción inmediata o alguna preocupación: rasgos
exagerados (labios apretados, frente fruncida) y mirada fija, penetrante, por
aumento del tono de los músculos faciales y extrínsecos de los ojos.

Facies durmiente: Inexpresiva, típica del sueño, estupor, coma y depresión


mental, caracterizada por rasgos borrados, labios entreabiertos, párpados
semiocluidos y mirada indiferente.

Facies ansiosa: hipertono y mayor secreción lagrimal, presenta rasgos faciales


acentuados, comisuras estiradas, ojos bien abiertos y brillantes y mirada
movediza. Se presenta en la angustia, ansiedad, neurosis y excitación
psicomotriz.

Otras son la expresión de distintas patologías:

Facies dolorosa: rasgos acentuados con boca fruncida o comisuras estiradas,


maseteros prominentes y dientes apretados, ojos fruncidos o abiertos.

Enfermedad de Parkinson, donde se aprecia inmovilidad de la cara, y la falta de


toda expresión mímica le da un aspecto de máscara; la expresión fisonómica
del sujeto es como de admiración o de susto. Los ojos aparecen a menudo
inteligentemente expresivos, como si quisieran compensar la inexpresión del
resto de la facies.

La parálisis del VII par craneal (facial) va a generar una asimetría en la cara
con desviación y descenso de la comisura labial hacia el lado sano en los
estadios iniciales, ausencia de los pliegues faciales en la mitad de la cara
paralizada e imposibilidad de cerrar el ojo del lado enfermo, por falta de
descenso del párpado superior, lo que determina un aspecto especial del ojo
que recuerda el de las estatuas.

Las facies tetánicas que se caracteriza por la existencia de una expresión de


risa permanente en la boca (risa sardónica), con contractura de los músculos
de la cara, y, con frecuencia, de los maseteros, lo que impide la abertura de la
boca (trismo).

Factor Óseo

Las modificaciones en estructuras como los huesos pueden generar facies


típicas como la del acromegálico, enfermedad en la cual una sobreproducción
de hormona de crecimiento cuando ya se cerraron los cartílagos de crecimiento
produce un notable aumento de tamaño de las protuberancias frontales, gran
desarrollo de los pómulos y de las arcadas cigomáticas y, especialmente, del
maxilar inferior que se hace prognático. La nariz aumenta de tamaño de modo
muy característico, desarrollándose, especialmente en anchura. También se
observa una hipertrofia de la lengua con mayor prominencia de sus papilas y
separación de los dientes debido al crecimiento anormal del maxilar inferior.
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Hay facies que se dan en distintas patologías y que presentan una
combinación de cambios en estas estructuras y entre las más frecuentes
vamos a mencionar:

Facies febril: se caracteriza por rubicundez, especialmente de las mejillas, y


ojos brillantes.

Las facies del hipertiroidismo, donde se ve un aumento de volumen de la


glándula tiroides (bocio), el aspecto del enfermo es el de haber sufrido un
susto con los ojos salientes, saltones (exoftalmía), muy abiertos, con gran
abertura de la hendidura palpebral, y la ausencia casi completa de pestañeo.

La del hipotiroidismo caracterizada por poca expresividad del rostro, asociados


a rasgos abotagados, aspecto pálido amarillento, piel áspera y pastosa, pelo
escaso, edema periorbitario y macroglosia; con alguna frecuencia se pierden
las cejas en los lados externos.

Facies de cushing (por exceso de corticoides): la cara se ve más redonda “cara


de luna llena”, la piel se aprecia más fina y eritematosa, es frecuente observar
mayor cantidad de vellos y lesiones de acné.

Facies adenoidea: boca entreabierta, cara alargada, mirada adormecida,


pómulos aplanados, nariz y labio superior muy pequeños y prominencia de la
dentadura superior. Es a causa de hipertrofia de adenoides.

Facies Caquécticas: palidez y con relieves óseos marcados, con cara triste y
cansada, con un tinte pardo-grisáceo. Se ve en desnutrición y en neoplasias.

Facies mongólica: cara redonda, con borramiento del ángulo interno de los ojos
por epicanto exagerado, generalmente microcefalia y orejas pequeñas en asa.

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