l Figura 1. Resumen de las fermentaciones alcohólica (1) y maloláctica (2)
Durante la fermentación alcohólica es conveniente evitar temperaturas ele-
vadas para minimizar la pérdida de aromas varietales e impedir el desarrollo bacteriano. El rendimiento de la transformación está, en buena medida, determi- nado por la recuperación del alcohol etílico, por lo que es impor tante realizar un seguimiento periódico del proceso. Este seguimiento se realiza midiendo el descenso de la densidad del mosto, que nos indica el consumo de azúcares. En el caso de detectar una ralentización o parada fermentativa habrá que reacti- var adecuadamente la fermentación para evitar destilar sidras que contengan azúcares, por un doble motivo: por un lado, no se obtendría el rendimiento alcohólico deseado y, por otro, daría lugar a aguardientes con exceso de furfural, compuesto químico responsable de un desagradable gusto a “recalentado” o “caramelizado”. En paralelo, o en los últimos estadios de la fermentación alcohólica, tiene lugar, de forma espontánea, la fermentación maloláctica. Este proceso conduce a una desaci- dificación natural de la sidra, con un descenso importante de la acidez y es percibido, en boca, por una pérdida de aspereza de la sidra. Finalizadas ambas fermentaciones, es necesario un tiempo mínimo de maduración de la sidra hasta la desaparición de los aromas propios de fermentación, caracteriza- dos por la presencia de derivados sulfhídricos. Esta etapa puede variar dependiendo de las condiciones de la manzana, época de prensado, condiciones medioambientales del llagar, etc. La permanencia de la sidra sobre la madre durante su maduración aumenta el contenido en ácidos grasos y ésteres etílicos procedentes de la autolisis de las levaduras, lo que favorece un aumento del cuerpo y el carácter afrutado del aguardiente. Sin embargo, una maduración excesiva originaría la pérdida de los aromas afrutados, debido a la hidrólisis enzimática de los ésteres, y podría dar lugar a la aparición de alteraciones bacterianas. Transcurrido este periodo, cuando la sidra resulta afrutada y fresca, es el momento más adecuado para su destilación. 12