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Trabajo en
Latinoamérica.
Trayectoria de la Sociología del Trabajo Latinoamericana
El nacimiento de la sociología del trabajo en América Latina, como campo
disciplinario específico, con presencia académica y con un cuerpo de
investigadores que lo desarrollan como una especialidad profesional, es un
fenómeno reciente (años sesenta). Una estructuración tardía si se compara con el
ya avanzado desarrollo de los procesos anteriormente señalados, que se
intensifican en un número importante de países a partir de los años treinta. A
pesar de ello, en los últimos veinte años la sociología del trabajo se ha convertido
en un ámbito de investigación muy rico, en el que se ha acumulado un número
importante de trabajos.
La trayectoria de la sociología del trabajo latinoamericana se divide en tres
periodos fundamentales, cada uno de ellos caracterizado por una cuestión central,
que tiende a sobre determinar la reflexión y la investigación sociológica y que, a su
vez, se relaciona fuertemente con los procesos sociales básicos vividos en cada
momento histórico.
El primero de esos periodos se inicia con el surgimiento de la sociología del
trabajo latinoamericana (entre mediados de los años cincuenta y fines de los
sesenta), cuando el tema principal, que sobre determinaba la discusión, era el de
la modernización, entendida como el paso de una sociedad agraria y tradicional a
una sociedad urbana e industrial. Periodo en el que proliferaban las teorías del
desarrollo y lo que se trataba de discutir eran las condiciones de surgimiento de
una clase trabajadora "adecuada" a ese proceso de modernización.
El segundo periodo se desarrolla de mediados de los años setenta a fines de los
ochenta y corresponde a una fase crítica, cuando lo central pasa a ser la polaridad
democracia vs. Dictadura, y lo que comienza a preocupar principalmente a la
sociología del trabajo o son las posibilidades de reconstrucción de una clase
trabajadora y de un movimiento sindical desorganizados y fragmentados por los
regímenes militares.
El tercero se inicia a fines de los años ochenta, cuando lo que ocupa el centro de
la discusión son los procesos de ajuste estructural y de globalización de la
economía a escala internacional, y sus impactos sobre las situaciones de trabajo.
Esa trayectoria está marcada por un movimiento teórico y metodológico complejo,
en el cual van cambiando o superponiéndose distintos niveles de análisis y la
investigación se abre sucesivamente a nuevos temas de estudio y a diferentes
diálogos multidisciplinarios. En rasgos generales podemos decir que, en la primera
etapa, predominaba una sociología en gran parte subordinada a la economía del
desarrollo que, a su vez, estaba marcada por fuertes elementos de un
determinismo estructuralista, ya sea en su versión marxista o en la liberal. En la
segunda etapa se observa la influencia de un enfoque centrado en el
(re)descubrimiento de los actores sociales y de su relación con el Estado (mediada
por sus organizaciones colectivas, como los partidos y los sindicatos).
La sociología del trabajo pasa a dialogar preferentemente (y a nutrirse) con la
historia, la ciencia política y la sociología de los movimientos sociales. En la
tercera etapa hay dos movimientos distintos.
Por un lado, se verifica una tendencia a profundizar el movimiento iniciado en la
fase anterior hacia la recuperación de los sujetos, los estudios micro, el examen
de los procesos de trabajo y hacia el diálogo con disciplinas tan dispares como la
antropología y la ingeniería industrial.
Por otro lado, se fortalece una vertiente más aplicada, en la cual la sociología se
acerca más a las preocupaciones propias de las teorías del management y, otra
vez, la tendencia pasa a ser la subordinación de su mirada a la de la economía y
la desaparición de los sujetos sociales como tema de análisis.
Paradigmas Productivos
Los paradigmas teóricos han estado marcados, en la fase inicial de desarrollo de
la sociología del trabajo latinoamericana, por la centralidad de la economía del
desarrollo; en un segundo momento, por la centralidad de la política y, durante el
ajuste, por una aparente sobre determinación de los procesos sociales por la
economía. En ese contexto surge un nuevo e importante desafío para las ciencias
sociales: la necesidad de recuperar una mirada propiamente sociológica sobre los
procesos en curso, en particular en lo que se refiere a los temas de la
restructuración productiva y sus impactos sobre el trabajo y el empleo. En ese
esfuerzo el diálogo de la sociología con la economía, la ingeniería industrial, la
administración de empresas, etc., puede ser muy provechoso en el sentido de
lograr una mejor comprensión de los fenómenos que ocurren dentro de las
empresas y en el conjunto del mercado de trabajo.
El paradigma dominante en la sociología del trabajo se caracteriza, resumiendo
cuanto antecede, a mediados de los setenta, por ser un enfoque dirigido hacia el
estudio de:
1. Las situaciones reales de trabajo, dentro y fuera de la fábrica, del centro de
trabajo, de los puestos concretos de trabajo y del trabajador colectivo que lleva a
cabo los procesos de trabajo y los procesos de producción concretos.
2. Los hombres y mujeres en el trabajo, no aislados sino en una relación, en un
sistema, en el que actúan e interactúan con los sistemas de máquinas y el entorno
o ambiente.
3. Los hombres y mujeres como miembros de un grupo de trabajo, un grupo
homogéneo, esto es, sujeto a las mismas condiciones de trabajo a lo largo del
tiempo. Identificar este grupo de trabajo es una tarea de investigación no siempre
evidente.
4. Los hombres y mujeres en el trabajo se estudiarán no en un momento, lo que
supondría un "corte fotográfico", sino en su devenir, en su constitución, en su
historia, como grupo, incluyendo la evolución del proceso de trabajo y los sistemas
técnicos que lo sostienen y condicionan.
5. Se deben estudiar las estrategias reales de los trabajadores, con una visión
ergonómica, etológica o antropológica. Cómo adaptan su actividad real a las
tareas prescritas, formales, con la consecuente necesidad de utilizar no sólo
nuevos conceptos, sino también nuevos instrumentos de recopilación y
tratamiento de la información.
6. Las formas de adaptación, resistencia de los trabajadores y nuevas formas
disciplinarias y de control del trabajo.
7. La inteligencia de cuanto antecede sólo puede emprenderse estudiando las
estrategias y políticas industriales, empresariales y estatales, en el contexto de la
división internacional del trabajo.
8. Es imprescindible, para comprender el trabajo desde esta perspectiva
dominante en los años setenta, estudiar el dentro y fuera de la fábrica, las "huellas
del trabajo", hacia afuera; los cambios culturales y el papel del valor trabajo, o la
situación del mercado de trabajo, por ejemplo, hacia adentro.
9. Y, por necesidades del marco científico y de las propuestas de investigación
indicadas. Así como de las estrategias metodológicas implicadas en ellas, los que
hasta a hora eran objetos de investigación, los trabajadores, mandos medios o
empresarios, han de participar en la investigación, también como sujetos. Sus
saberes pueden así pasar a formar parte del conocimiento construido por la
sociología del trabajo.