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¿EUCARISTÍA EN TIEMPO DE PANDEMIA?

Introducción

Estamos en una situación nueva para la mayoría de habitantes de este paneta, si no para
todos. Estamos viviendo una realidad diferente a otras: confinamiento prolongado,
paralización de diversas actividades, tales como la educación, industrias, mayoría de
transportes… y también, en cuanto al interés de los católicos, las celebraciones públicas de la
Eucaristía; y esto, no en uno o cinco países, en la mayoría, si no en todos.
Todo esto a causa del famosísimo –lamentablemente- COVID-19.

Sobre la celebración pública de la Eucaristía, que es l tema del se quiere hablar, se han
escuchado varios pareceres en los miembros de la Iglesia: algunos que consideran que no
sería prudente, y otros que consideran que sí con las medidas sanitarias que sean posibles
(distaciamiento, límite determinado de personas según los espacios, mascarillas…).
Considero que son posturas motivadas para obtener un bien, y no con una actitud
divisionista.

Veamos a continuación algunas razones por las que parece que no convendría la
Celebración pública1 eucaristíca, y otras por las que parece que sí convendría.

Razones por las que parece que no

El problema del contagio

No hay necesidad de ser expertos científicos para saber que este virus es extremadamente
contagioso, de manera que, la Celebración eucarística aunque sea con un número limitado de
personas pondría el riesgo la salud o la cida de los asisitentes y de sus respectivos familiares.

El valor supletorio de la “comunión espiritual”

La doctrina de la Iglesia nos enseña acerca de la realidad de la comunión espiritual con la


que podemos obtener los frutos y provechos de la Eucaristía misma 2. Por ello, es que la
Iglesia incansablemente no ha cesado de enseñar esta práctica.
Con lo cual si esta realidad es una verdad de fe, y se sabe que nuestros fieles actualmente
están en riesgo de contagio, parece que convendría optar porque comulguen espiritualmente
y no sacramentalmente para que así no pongan en riesgo sus vidas asistiendo a la Iglesia,
aunque esta acoja solo a un número limitado de personas.

El valor del ayuno eucarístico3

Benedicto XVI y antes San Agustín han hablado del valor de ayunar de la Celebración de
la Eucaristía. Pues, puede ayudarnos a no acostumbrarnos a recibir a Cirsto Eucaristía, a
desear con mas fervor alimentarnos de Él, y también a experimentar la tristeza que genera no
entrar e comunión con Él sacramentalemnete.
De manera que, puesto que a causa de esta pandemia no se está celebrando la Eucaristía,
se podría tomar este tiempo como ocasión para practicar este ayuno eucarístico.
La realidad del Cuerpo místico de la Iglesia
1
Al decir celebración pública de la Eucaristía, me estoy refiriendo a la celebración de la misma con
personas limitadas a un número prudencial según el espacio de la Iglesia. Pues parece que una
celebración pública de la Eucaristía con la misma cantidad de personas que antes, sería un acto
irresponsable, pues podría traer como consecuencia un aumento inminente de contagiados.
2
DH 1648
3
No se refiere al ayuno eucarístico que se pide antes de comulgar a Cristo en el
sacramento de la Eucaristía, sino se refiere a no celebrar la Santa Misa.
Así también, se ha de considerar que cada bautizado pertenece al Cuerpo místico de la
Iglesia, y todos estamos íntimamente vinculados. DEmanera que los pecados de unos nos
afecetan a todos, y las gracias que reciben unos repercuten para bien de los otros.
En efecto, la Celebración eucarística celebrada por los sacerdotes y por otros pocos
laicos, beneficia a todo el Cuerpo eclesial. Siendo así, no habría por qué inquietarse de que
nuestros fieles no celebren la Eucaristía.

Razones por las que parece que sí

La expansión del Cristianismo4 y el testimonio de los santos – Eucaristía en tiempos de


pandemia en la Tradición de la Iglesia

Algunos autores sostienen que la expansión del Cristianismo se debió a la


respuesta caritativa de muchos cirsitianos para con los infectados (me estoy
refiriendo a las dos primeras epdemias que devastaron gran parte de la población5),
sin importar que estos fueran cristianos o paganos. Muchos paganos que poseían
riquezas decidieron marcharse a zonas a la que no había llegado la epidemia. De
modo que, al terminar la epidemia, los infectados paganos que se habían recuperado
con sus familiares, y también los familiares paganos de aquellos infectados que
murieron, vieron en la religión de aquellos cristianos una religión creíble, confiable.

La comunión sacramental y la comunión espiritual

La comunión sacramental con Cristo Eucaristía es la comunión con Jesucrsto vivo,


resucitado, glorioso. Receibimos realemntea la segunda persona de la trinidad, Jesucristo
Dios y hobre verdaero. Tocamos con nuestros labios su Cuerpo y su Sangre. Es decir,
recibimos al Sacramento completo: el Sacramentum tantum y la res sacramenti.
Asimismo, nos beneficiamos de los frutos y provechos de tal comunión con Jesucristo.
Mientras eque en la comunión espirirtual –sin mnisvalorar tal gracia- solo recibimos los
frutos y provechos. En palabras teológicas, solo la res sacraenti, mas no el Sacramentum
tantum.

La Iglesia enseña que hay tres modos de comulgar: sacramentalemente, espiritualmente, y


sacramental y espiriritualemente a la vez. De la primera forma, los que han pecado
mortalmente que no se benefician de los frutos espirirutales de la eucaristía y por el contrario
comemten un pecado mayo; de la segunda forma, los que no pueden recibir el Sacramento
eucarísiticos, pero la fe y el deseo de recibirlo acogen el fruto y provecho del mismo; de la
tercera forma, los que comulgan sin estar en pecado mortal, y así acogen al Sacramento
eucarístico completo, a la segunda persona de la Tinidad, al Cristo total.
De ello, es fácil concluir que el modo superior e ideal de comulgarlo es de la tercera
forma. Con lo cual si un cristiano católico está posibilitado de recibir a Jesucristo de esta
forma superior, está llamado a hacerlo.

Ahora bien, ¿este tiempo de pandemia realmente nos imposibilita recibirlo de esta forma?
¿Acaso con todas las medidas sanitarias posibles que podamos poner en nuestras Iglesias no
contrarrestaríamos los riesgos de contagio? ¿no será que pudiendo celebrar la Eucaristía y
recibir al Cristo total, nos estamos dejando frenar por un miedo infundado?
4
Cf. Stark, Rodney, LA expansión del Cristianismo, cap. IV., pp. 73-91.
5
Rodney Satark sostiene que las principales epidemias de los primelos siglos del
Cristianismo se dieron en el 165 y 251. Para hacernos una idea, en la primera, solo
en el Imperio romano perdió de un cuarto a un tercio de su población; en la
segunda, cinco mil morían diariamente en Roma.
Imploremos conhumildad a nuestro Buen Dios a que nos dé la gracia de abrir de una vez
por todas las puertas de nuestras igelsisas.

Eucaristía: alimento habitual

Benedicto XVI y antes San Agustín, ciertamente hablaron del ayuno eucarístico. Y las
razones que dan son realmente convivncentes. No obstante conviene contextuañizar la
explicación que dan sobre el ayunno eucarístico.

La Eucaristía edifica a ala Iglesia

La eucaristía edifica a la Iglesia: la alimeta, lavivififca, la fortalece, la renueva… La


iglesia, por su parte realiza la Eucaristía: la posibilita, la celebra, la custodia, la adora… Hay
una mutua e íntima vinculación entre estas dos realidas. Una no podría ser sin la otra. Si bien
es cierto que la Celebración Eucarística celebrada por algunos pocos beneficia a todos los
miembros de la Iglesia,

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