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Historia de la Filosofía Antigua.

2014
Antología Presocráticos

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA ANTIGUA


Prof. Titular: Pilar Spangenberg
JTP: Rodrigo Braicovich

ANTOLOGÍA DE PRESOCRÁTICOS
Testimonios y fragmentos

Tales de Mileto1

T1 DK 11 A 9
Platón, Theaetetus 174a4-b3

Sócrates: Así, Teodoro, es lo que le sucedió a Tales, quien por dedicarse a observar los
astros y estar mirando al cielo cayó en un pozo. Y se cuenta que una criada tracia, bella e
ingeniosa, lo hizo blanco de sus burlas, porque en su afán por conocer las cosas del cielo,
no reparaba en lo que tenía por delante y a sus pies. El mismo sarcasmo alcanza a todos
cuantos dedican su vida a la filosofía, porque no sólo no reparan en lo que está haciendo
su vecino más próximo, sino que, además, apenas se dan cuenta de si es realmente un
hombre o algún otro tipo de criatura…

T2 DK 11 A 10
Aristóteles, Politica 1259a4-21

… Debería, además, reunirse los relatos que andan dispersos sobre los medios exitosos
empleados por algunos individuos para hacer fortuna. Todas esas indicaciones resultan
útiles a quienes tienen aprecio por el arte de los negocios, la crematística, por ejemplo, el
caso de Tales de Mileto: se trata, en efecto, de un recurso crematístico que, si bien se le
atribuye debido a su sabiduría, encierra, sin embargo, un principio de aplicación universal.
Como algunos le reprocharan, en razón de su pobreza, que la filosofía no produce
provecho alguno, se cuenta que, habiendo previsto, gracias a sus conocimientos
astronómicos, que la producción de aceitunas sería abundante, dispuso del pequeño
capital que poseía, cuando aún era invierno, para obtener bajo fianza todos los molinos de
aceite de Mileto y de Quíos, los que arrendó a bajo precio, ya que no tenía ningún
competidor. Cuando llegó el momento propicio y fueron muchos los que a un mismo
tiempo acudieron de pronto en demanda de molinos, Tales los arrendó al precio que quiso,
logrando reunir mucho dinero, para demostrar que los filósofos pueden enriquecerse
fácilmente si así lo desean, aunque no constituye ése su propósito. Se dice, en fin, que
Tales dio con ello prueba de su sabiduría; pero, tal como antes señalamos, se trata en
realidad de un expediente crematístico que aplica todo aquel que pueda hacerse de un
monopolio.

1
Traducción inédita de Francisco Olivieri. Salvo que se indique expresamente, las traducciones aquí reproducidas son
de su autoría.

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Historia de la Filosofía Antigua. 2014
Antología Presocráticos

T3 DK 11 A 12
Aristóteles, Metaphysica 983a24-984a72

Es pues, evidente, que debemos adquirir la ciencia de las primeras causas, ya que decimos
que sabemos cada cosa cuando creemos conocer la causa primera. A las causas nos
referimos de cuatro maneras diferentes. En primer lugar, llamamos causa a la realidad y al
qué es (ya que el “por qué” nos lleva en último término al enunciado y el “por qué” es en
primer término, por otra parte, causa y principio). De otra manera, decimos que es causa la
materia y el sustrato; en tercer lugar, aplicamos ese término al principio de donde parte el
movimiento; y, en cuarto lugar -contrario al tercero-, llamamos causa a la finalidad y al
bien (puesto que se trata de la meta de toda generación y movimiento). Aunque ya hemos
examinado bastante este tema en la Física, conviene sin embargo que recordemos a
quienes nos precedieron en la indagación de las cosas que son y que filosofaron sobre la
verdad; también ellos, sin lugar a dudas, hablan de ciertos principios y causas. Esta
revisión será seguramente de utilidad para la investigación en la que estamos
embarcados, ya que, o bien descubriremos algún otro tipo de causa, o bien se acrecentará
nuestra confianza en la que acabamos de mencionar. La mayoría de los que primero
filosofaron cree que los únicos principios de todas las cosas son de índole material; dicen,
en efecto, que aquello a partir de lo cual existen todas las cosas, o sea el punto inicial del
cual se genera y el término en el que finalmente se corrompen, subsistiendo, en fin, en
cuanto realidad, pero cambiando en lo que hace a sus determinaciones, eso, precisamente,
es elemento y eso es principio de las cosas que son; y creen, por ello, que semejante
naturaleza ni se genera ni se corrompe porque permanece siempre, así como no
afirmamos que Sócrates nazca absolutamente cuando se vuelve bello o culto, ni que
perezca cuando pierde esas cualidades, porque subsiste el sustrato, es decir, Sócrates
mismo, y otro tanto ocurre con lo demás. Es necesario, por lo tanto, que exista cierta
naturaleza, sea una o más de una, a partir de la cual todas las demás cosas surjan, sin que
ella misma se pierda. Por cierto, no todos coinciden en sus afirmaciones acerca del
número y del carácter de semejante principio. Tales, el iniciador de este tipo de filosofía,
sostiene que es el agua (y afirmó, en consecuencia, que la tierra está sobre el agua),
habiendo llegado quizás a esta suposición al ver que todas las cosas se nutren de la
humedad y que hasta el calor nace de ella y en ella vive (puesto que aquello de lo cual se
generan las cosas es el principio de todas ellas). Es por este motivo, entonces, que llegó a
esa suposición, y también porque las simientes de todas las cosas poseen naturaleza
húmeda. Hay algunos que creen que también los antiguos, pertenecientes a una
generación muy anterior a la nuestra, y los primeros en haber hablado sobre los dioses,
tuvieron idéntica concepción acerca de la naturaleza: señalan a Océano y Tetis como
padres de la generación y dicen que el juramento de los dioses se hace por el agua, a la
que llaman Estigia; porque lo antiguo es lo más venerable y aquello por lo que se jura es lo
más venerable. Saber si fue ésta la opinión primitiva y más antigua, es algo tal vez
incierto, pero sin embargo se dice que Tales hizo estas afirmaciones sobre la causa
primera. (En lo que toca a Hipón, a nadie se le ocurriría ubicarlo entre éstos, por el escaso
valor de su pensamiento). Anaxímenes y Diógenes, por su parte, afirmaron que el aire es
anterior al agua y principio primordial entre los cuerpos simples, mientras que Hípaso de
Metaponto y Heráclito de Efeso dijeron que era el fuego […].

2
Traducción de Tomás Calvo Martínez (Aristóteles. Metafísica. Madrid: Gredos, 1994).

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T4 DK 11 A 14
Aristóteles, De caelo 294a28-b10

Otros dicen que la tierra reposa sobre el agua. Esta es, en efecto, la tesis más antigua que
nos ha llegado y que, según sostienen, fue enunciada por Tales de Mileto. De acuerdo con
ella, la tierra se mantiene estable debido a que flota sobre el agua como un leño o algo
semejante (ninguna de estas cosas, por cierto, se mantiene naturalmente sobre el aire,
sino sobre el agua), como si el mismo argumento no pudiera aplicarse a la tierra y al agua
que la sostiene: tampoco el agua, en verdad, se mantiene inmóvil en el aire, sino que debe
apoyarse sobre algo.

Además, así como el aire es más liviano que el agua, así también el agua es más liviana
que la tierra. ¿Cómo es posible, entonces, que lo más liviano se halle por debajo de aquello
que, por naturaleza, es más pesado? Si, además, la tierra en su totalidad se mantiene
naturalmente sobre el agua, resulta evidente que otro tanto debe ocurrir con cada una de
sus partes. Pero, en realidad, éste no es el caso: por el contrario, una cualquiera de sus
partes desciende hacia la profundidad del agua, siendo mayor su velocidad cuando más
grande ella sea.

Estos pensadores, sin lugar a dudas, parecen haber avanzado en su búsqueda sólo hasta
un cierto punto, pero no hasta donde lo permite el problema.

T5 DK 11 A 22
Aristóteles, De anima 405a19.21, 411a7-9

Parece que Tales, también –al menos según se cuenta- concibió el alma como algo dotado
de la capacidad de poner en movimiento, si es suya la afirmación según la cual el imán
posee alma porque mueve el hierro.

Algunos, en efecto, afirman que el alma se halla mezclada en todo el universo, razón por la
cual quizá también Tales pensó que todas las cosas están llenas de dioses.

Anaximandro3

T1 DK 12 A 7 [e63]
Temistio, Orationes 36, p. 317

[Anaximandro] fue el primero de los griegos que conocemos que se atrevió a publicar un
discurso escrito sobre la naturaleza.

T2 DK 12 A 10 [e179]
Pseudo Plutarco, 2

Dice también que, al comienzo, el hombre se generó de animales de otras especies,


[deduciéndolo] de que las demás especies se alimentan pronto por sí mismas, mientras el

3
Traducción de C. Eggers Lan y V. Juliá (Los filósofos presocráticos. Vol. 1. Madrid: Gredos, 1981).

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hombre necesita de un largo tiempo de amamantamiento. Por ello, si en un comienzo


hubiera sido tal [como es ahora], no habría sobrevivido.

T3 DK 12 A 30 [e181]
Censorino, 4.7

Anaximandro de Mileto pensaba que del agua y la tierra calientes han nacido o bien peces
o bien animales similares a los peces: en éstos los hombres se formaron y mantuvieron
interiormente, como fetos, hasta la pubertad; sólo entonces aquéllos reventaron y
aparecieron varones y mujeres que ya podían alimentarse por sí mismos.

T4 DK 12 A 1
Diógenes Laercio, Vitae philosophorum II.1-2

(1) Anaximandro, hijo de Praxíades, natural de Mileto. Dijo que el principio y elemento de
las cosas es lo infinito, sin definirlo como aire, agua o cualquier otra cosa; sus partes
cambian, pero el todo es inmutable. Dice que la tierra, que es esférica, permanece en el
medio, ocupando el lugar central; que la luna no tiene luz propia, pues está iluminada por
el sol; y que el sol, que no es más pequeño que la tierra, es fuego purísimo. Fue el primero
en inventar el gnómon y en aplicarlo, en Esparta, a los cuadrantes solares, según cuenta
Favorino en su Historia universal, para indicar los solsticios y los equinoccios; construyó
también indicadores de hora.

(2) Fue el primero en trazar el perímetro de la tierra y el mar, y en construir una esfera.
Elaboró una exposición sumaria de sus enseñanzas, que, entre otros, también cayó en
manos de Apolodoro de Atenas. Este, en su Crónica, dice que tenía sesenta y cuatro años
en el segundo año de la 58ª Olimpíada [547-6 a.C.] y que poco después murió.

T5 DK 12 A 11
Hipólito, Refutatio omnium haeresium I.6.2

El discípulo de Tales fue Anaximandro. Anaximandro, hijo de Praxíades, natural de Mileto.


Dijo que el principio de las cosas era una cierta naturaleza de lo infinito, de la cual surgen
los cielos y el mundo que está en ellos. Esta naturaleza es eterna y “nunca envejece” (B 2),
y abarca a todos los mundos. Habla del tiempo pensado en la finitud de la generación, la
existencia y la corrupción. (2) Dijo que principio y elemento de las cosas es lo infinito,
siendo el primero en mencionar el nombre de “principio“. Además de esto, dijo que es
eterno el movimiento en el cual se lleva a cabo la generación de los cielos. (3) Dice que la
tierra está suspendida sin estar sostenida por nada, sino que se mantiene porque se halla
a igual distancia de todo; su forma es ahuecada, redondeada, semejante a una “columna de
piedra” (B 5). Estamos situados en una de sus superficies planas, y en la otra está el lado
opuesto. (4) Los astros se forman cuando un círculo de fuego separado del fuego del
mundo queda rodeado por aire. Hay orificios como los que tienen las flautas para que
salga el aire, y a través de ellos se muestran los astros. Por eso, cuando estos conductos
están obstruidos, se producen los eclipses. (5) Hay a veces luna llena o menguante en
función de la obstrucción o de la apertura de los poros. La órbita del sol es veintisiete
veces mayor que la de la tierra, y dieciocho veces mayor es aquella de la luna. El sol está

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en el extremo superior y en el inferior, los círculos de las estrellas fijas. (6) Los animales
surgieron de la humedad evaporada por el sol. El hombre se generó, en un comienzo,
siendo similar a otro animal, a saber, el pez. (7) Los vientos se producen cuando se
separan del aire los vapores más livianos y cuando se mueven, al condensarse; las lluvias
provienen de vapores que se elevan de la tierra a causa del sol; los relámpagos, cuando el
viento cae sobre las nubes y las desgarra. Nació en el tercer año de la 42ª Olimpíada [610-
609 a.C.]

T6 DK 12 A 9 [e128]
Simplicio, In aristotelis physica 24.13-25

Entre los que dicen que [el principio y elemento] es uno, en movimiento e infinito,
Anaximandro de Mileto, hijo de Praxíades, que fue sucesor y discípulo de Tales, dijo que el
principio y elemento de todas las cosas es lo infinito [B 1], y fue el primero que introdujo
este nombre de 'principio'. Afirma que éste no es agua ni ningún otro de los denominados
elementos, sino una naturaleza distinta e infinita, a partir de la cual se generan los cielos y
los mundos (contenidos) en éstos. Ahora bien, a partir de donde hay generación para las
cosas, hacia allí también se produce la destrucción, según la necesidad; "en efecto, pagan
la culpa unas a otras y la reparación de la injusticia, de acuerdo con el ordenamiento del
tiempo" (B 1), hablando así de estas cosas en términos más bien poéticos. Es evidente,
entonces, que tras haber observado la transformación de los cuatro elementos unos en
otros, no considera que uno de ellos fuera el sustrato, sino otra cosa aparte de ellos; pero
piensa que la generación se produce no al alterarse el elemento sino al separarse los
contrarios por obra del movimiento eterno.

T7 DK 12 A 16 [e103]
Aristóteles, Physica I.5, 204b

Hay algunos, en efecto, que suponen que eso [a partir de lo cual se engendran los
elementos] es lo infinito y no aire o agua, de modo que los demás elementos no sean
destruidos por ser lo infinito uno de ellos, ya que todos tienen contrariedad entre sí.

T8 [e126]
Simplicio, In aristotelis physica 150.20-25

No explica las generaciones por alteración del sustrato, sino por separación. En efecto, las
contrariedades están contenidas en el sustrato, que es un cuerpo infinito, y se separan,
dice Anaximandro, el primero que llamó 'principio' al sustrato. Ahora bien, contrariedades
son caliente, frío, seco, húmedo, etc.

T9 DK 12 A 15 y 12 B 3 [e129]
Aristóteles, Physica III.4, 203b

Abarca a todas las cosas y a todas gobierna […] y esto es lo divino, pues es inmortal e
imperecedero, como dicen Anaximandro y la mayoría de los físicos.

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Anaxímenes

T1 DK 13 A 5 [e193;201;203]
Teofrasto, Physicorum opiniones, ed. Diels fr. 2 (en Simplicio, In aristotelis physica 24.26-31 y
25.1)

Anaxímenes, hijo de Eurístrato, natural de Mileto, y colega de Anaximandro, dice, al igual


que éste, que el sustrato es una naturaleza única e infinita, pero no indeterminada, como
sostenía éste [Anaximandro], sino determinada, afirmando que ella es aire. Este se
diferencia en otras realidades por obra de la rarefacción y la condensación. En efecto, al
hacerse más sutil se transforma en fuego, mientras que al condensarse se vuelve viento,
luego nube, y más condensado aún, agua, después tierra y finalmente piedras. Todas las
restantes cosas, a su vez, proceden de ésas. Sostiene también que el movimiento es
eterno, y que es por obra de él que el cambio tiene lugar.

Teofrasto, en su Historia, utiliza los términos “rarefacción” y “condensación” sólo cuando


se refiere a Anaxímenes, pero es evidente que también los demás se valieron de la
rarefacción y la condensación.

T2 DK 13 A 7 [e190;196;202;204;209;215;221;224;228]
Hipólito, Refutatio omnium haeresium I.7.1-9

(1) Anaxímenes, también de Mileto, hijo de Eurístrato, sostuvo que el principio es aire
infinito y que de él se origina todo lo que es, lo que fue y lo que será, tanto los dioses como
las cosas divinas, mientras que el resto surge de lo que procede de aquél. (2) El carácter
específico del aire es el siguiente: cuando su distribución es totalmente uniforme, resulta
invisible, pero se hace manifiesto por medio de lo frío, lo caliente, lo húmedo y lo móvil.
Está siempre en movimiento: en efecto, todo cuanto está sujeto al cambio no podría
cambiar si no se moviese. (3) Presenta aspectos diferentes según se condense o
enrarezca; cuando se dilata y se hace muy tenue, se transforma en fuego; inversamente,
los vientos son aire condensado; del aire, por concentración, se forma la nube; y cuando
esa concentración es mayor, se forma el agua; y en fin, cuando el aire está aún más
condensado, surge la tierra y, en un estado de máxima condensación, las piedras. De modo
que los componentes más importantes de la generación son contrarios, a saber, caliente y
frío. (4) La tierra, que es plana, se mantiene sobre el aire y, de modo similar, el sol, la luna y
los demás astros, que son todos ellos ígneos, “cabalgan” [B 2a] sobre el aire debido a su
forma plana. (5) Los astros han surgido de la tierra, en razón de la humedad que de ella se
desprende y que, al enrarecerse, se transforma en fuego, del cual, al elevarse en lo alto, se
forman, a su vez, los astros. En la región de los astros hay también [cuerpos] de naturaleza
terrosa, que se mueven en círculo con ellos. (6) [Anaxímenes] dice que los astros no se
mueven por debajo de la tierra, como otros sostienen, sino en torno de la tierra, como un
“gorro” [B2a] gira alrededor de nuestra cabeza. El sol se nos oculta, no porque vaya por
debajo de la tierra, sino porque las regiones más elevadas de ésta lo cubren y también
porque está más distante de nosotros. Los astros, por su parte, no calientan debido a su
enorme distancia. (7) Los vientos se originan cuando el aire, condensado, comienza a

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moverse, enrareciéndose; al concentrarse y hacerse aún más denso, se forman las nubes,
y es de esa manera que se transforma en agua. El granizo se produce cuando el agua que
proviene de las nubes se solidifica al caer; la nieve, por su parte, se forma cuando esas
mismas nubes, al hacerse más húmedas, adquieren consistencia. (8) El relámpago se
origina al separarse las nubes por la violencia de los vientos; cuando ellas se separan, el
resplandor que se produce es intenso y semejante al fuego. El arco iris se forma al caer los
rayos del sol sobre el aire concentrado. El movimiento sísmico acontece cuando la tierra
sufre bruscos cambios de calor y frío. (9) Estas son, pues las [opiniones] de Anaxímenes,
quien alcanzó su madurez en el primer año de la 58ª Olimpíada [548-7 a.C.].

13 B 2 [e208]
Aecio, I.3,4

Anaxímenes, hijo de Eurístrato, natural de Mileto, sostuvo que el aire es el principio de las
cosas que son; de él, en efecto, todo procede y, a su vez, en él, todo se disuelve. “Así, como
nuestra alma, que es aire –dice- nos mantiene cohesionados, así también el soplo y el aire
abarcan al mundo todo” (Y utiliza los términos “aire” y “soplo” como sinónimos).

Pitágoras y los Pitagóricos4

T1 DK 31 A 31
Hipólito, Refutatio omnium haeresium I.3.3

Este (Empédocles) decía que todas las almas transmigran en todos los seres vivos. Y, en
efecto, el maestro de éstos (o sea, de los pitagóricos), Pitágoras, decía haber sido aquel
Euforbo que había combatido en Troya, y afirmaba que reconocía su escudo.

T2 DK 14.7
Apolonio Paradoxógrafo, Historiae mirabiles 6

Mientras cruzaba con otros el río Cosa, escuchó una enorme voz suprahumana que le
decía: «iBienvenido, Pitágoras!» Ante lo cual los presentes fueron presas del miedo. Una
vez apareció en Croyona y en Metaponto a la misma hora y día. En una ocasión, mientras
estaba sentado en el teatro, según dice Aristóteles, se puso de pie y mostró a los
espectadores que uno de sus muslos era de oro.

T3 Jámblico, De vita pythagorica 140

Creían en sus concepciones por tener confianza en él, quien había sido el primero en
decirles que no era un hombre cualquiera sino un dios. Y ésta era una de sus pruebas de
instrucción oral: «¿Quién eres, Pitágoras? En efecto, decía que era el Apolo Hiperbóreo y
como prueba de esto se sostenía que, durante una competencia, se puso de pie y mostró el
muslo de oro.

4
Traducción de C. Eggers Lan y V. Juliá (Los filósofos presocráticos. Vol. 1. Madrid: Gredos, 1981).

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Historia de la Filosofía Antigua. 2014
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T4 Diógenes Laercio, Vitae philosophorum VIII.41

También otra cosa cuenta Hermipo acerca de Pitágoras. Dice, en efecto, que, al llegar a
Italia, construyó una morada subterránea y ordenó a su madre que tomara nota de lo que
pasaba y en qué momento, lo escribiera en una tableta y se la hiciera llegar abajo, hasta
que volviera a subir. Su madre lo hizo. Al cabo de un tiempo, subió Pitágoras con un
aspecto consumido y esquelético; se presentó a la asamblea, y dijo que venía desde el
Hades, y les leyó las cosas que habían acontecido. Los presentes se estremecieron ante su
relato y lloraron y se lamentaron; y creyeron que Pitágoras era alguien divino, a punto tal
que le enviaron a sus esposas para que aprendieran algo de lo que él (sabía); ellas
recibieron el nombre de «pitagóricas». Hasta aquí Hermipo.

T5 Timeo, fr. 13a J.. Escolio a Platón, Fedro 279c

Las cosas de los amigos son comunes, (aplicada) a las cosas bien participadas. Dicen que
el proverbio fue dicho por primera vez en la Magna Grecia, en aquellos tiempos en que
Pitágoras persuadió a los que la habitaban a poseer todo sin dividir. Al menos asi dice
Timeo, en el libro VIII: «al acercársele los jóvenes que quedan convivir con él, no los
admitió en seguida, sino que, dijo, era necesario que las fortunas fueran comunes a los que
se reunían». Después de muchas cosas añade: «y por medio de aquéllos se habló por
primera vez en Italia de que 'comunes son las cosas de los amigos'». Esto es mencionado
también por Aristóteles en el libro VII de la Ética (VII.9, 1159b).

T6 Aristóteles, Ethica nicomachea VII.9, 1159b

Y el proverbio «comunes (son) las cosas de (los) amigos», es correcto, pues la amistad
existe en la comunidad.

T7 Jámblico, De communi mathematica scientia 76.16-77.2

Hay dos clases de filosofía itálica, llamada pitagórica. Había, en efecto, dos géneros de los
que la practicaban: unos, acusmáticos; otros, matemáticos. De ellos, los acusmáticos eran
admitidos por los otros como pitagóricos, pero ellos mismos no admitían a los
matemáticos, ni (admitían) que su doctrina fuera de Pitágoras, sino de Hipaso. Unos
decían que Hipaso era de Crotona, otros que de Metaponto. Los matemáticos pitagóricos
admitían que los otros también eran pitagóricos, aunque decían que ellos mismos lo eran
más.

T8 DK 58 C 4
Jámblico, De vita pythagorica XVIII.81-82

(Pitágoras) prescribió a los «pitagóricos» tener los bienes en común y pasar todo el
tiempo en convivencia, en tanto que a los otros (es decir, a los «pitagoristas»), les ordenó
tener propiedades privadas, si bien debían reunirse en un mismo lugar para realizar en
conjunto las actividades escolares. Y así esta derivación en ambas modalidades se originó

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en Pitágoras. Pero a su vez había dos clases de filosofía, según otro modo (de concebirla).
Había, en efecto, dos. géneros de los que la practicaban: unos, acusmáticos; otros,
matemáticos. De ellos, los matemáticos eran admitidos por los otros como pitagóricos,
pero ellos mismos no admitían a los acusmáticos, ni (admitían) que su doctrina fuera de
Pitágoras, sino de Hipaso. Unos decían que Hipaso era de Crotona, otros que de
Metaponto. La filosofía de los acusmáticos consistía en sentencias orales indemostrables
y sin fundamento: en que debía obrarse de tal modo; y todas las demás cosas que habían
sido dichas por él trataban de preservarlas como doctrinas divinas, pero ellos no
pretendían decir nada por sí mismos ni (que pudiera decirse, sino que sostenían que
incluso los que entre ellos eran mejores en cuanto a sabiduría eran aquellos que conocían
más sentencias orales. Todas las así (llamadas) sentencias orales se dividían en tres
clases: la primera de ellas responde a «qué es», la segunda a «qué es el máximo», y la
tercera a «qué debe hacerse o no hacerse».

T9 DK 58 B 4-5
Aristóteles, Metaphysica I.5, 985-986a.

En tiempos de éstos, (es decir, de los atomistas), y aun antes, los llamados pitagóricos
cultivaron las matemáticas y fueron los primeros en hacerlas avanzar; y, entrenados en
ellas, creyeron que los principios de ellas eran principio de todas las cosas existentes.
Ahora bien, puesto que los números son, por naturaleza, los primeros de ellas, y en los
números les parecía contemplar muchas semejanzas con las cosas que existen y con las
que se generan, más que en el fuego, en la tierra y en el agua (puesto que tal propiedad de
los números [constituía para ellos la] Justicia, mientras tal otra el alma y el intelecto, otra
la oportunidad, y análogamente con cada una de las demás cosas, por así decirlo), y tras
ver en los números las propiedades y relaciones de la escala musical; y, en fin, puesto que
las demás cosas, en toda su naturaleza, parecían asemejarse a los números y que los
números (parecían ser) los primeros de toda la naturaleza, supusieron que los elementos
de los números eran los elementos de todas las cosas existentes, y que todo el cielo era
armonía y número. Y cuantas concordancias podían mostrar en los números y en las
armonías en relación a las propiedades y partes del cielo y en relación al ordenamiento
cósmico íntegro, las reunían y adecuaban a éstas. Y si se producía algún vacío, los
apremiaba el deseo de tener una obra coherente... También parece que éstos consideraban
que el número era principio, tanto en cuanto materia de las cosas existentes como en
relación con (sus) propiedades y estados, mientras los elementos del número son lo par y
lo impar: uno (lo par), limitado, otro (lo impar), infinito, y lo uno proviene de ambos (es, en
efecto, tanto par como impar); el número, por su parte, (proviene) de lo uno; y que todo el
cielo es, como se ha dicho, números. Ahora bien, otros de ellos dicen que hay diez
principios, que se ordenan en columnas paralelas:

límite e infinito
impar y par
uno y multiplicidad
derecha e izquierda
macho y hembra
en reposo y en movimiento
recto y curvado

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luz y tiniebla
bueno y malo
cuadrado y oblongo

T10 DK 58 B 12
Aristóteles, Metaphysica I.6, 987b

En efecto, los pitagóricos dicen que las cosas existen «por imitación» de los números,
mientras Platón (dice que) «por participación», [con lo cual sólo] cambia el nombre.

T11 DK 58 B 13
Aristóteles, Metaphysica I.6, 987b

(Platón) habló de manera similar a los pitagóricos … y también (dijo) que los números
(existen) aparte de las cosas sensibles, mientras ellos (es decir, los pitagóricos,) afirman
que las cosas mismas son números.

Jenófanes5

T1 DK 21 B 12
Sexto Empírico, Adv. Math. I.289

Según Jenófanes de Colofón, Homero y Hesíodo han narrado muy a menudo acciones
injustas de los dioses: robar, cometer adulterio y engañarse unos a otros.

T2 DK 21 B 14
Clemente, Stromata V.109

Pero los mortales creen que los dioses han nacido y que tienen vestido, voz y figura como
ellos.

T3 DK 21 B 15
Clemente, Stromata V.110

Pero si los bueyes, (caballos) y leones tuvieran manos


o pudieran dibujar con ellas y realizar obras como los hombres,
dibujarían los aspectos de los dioses y harían sus cuerpos,
los caballos semejantes a los caballos, los bueyes a bueyes,
tal como si tuvieran la figura correspondiente (a cada uno).

5
Traducción de C. Eggers Lan y V. Juliá (Los filósofos presocráticos. Vol. 1. Madrid: Gredos, 1981).

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Historia de la Filosofía Antigua. 2014
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T4 DK 21 B 23
Clemente, Stromata V.109

Un único dios, el supremo entre dioses y hombres, ni en figura ni en pensamiento


semejante a los mortales.

T5 DK 21 A 28
Pseudo Aristóteles, De xenophane, de zenone, de gorgia, 977a

Dice que es imposible, si algo existe, que nazca, cuando afirma esto sobre el dios: pues por
cierto es necesario que lo engendrado se genere de lo semejante o de lo desemejante. Pero
ninguna de las dos cosas es posible. Pues ni conviene que lo semejante sea procreado por
lo semejante preferiblemente a que éste lo procree (pues todas estas cosas existen como
iguales y similarmente unas respecto de otras), ni de lo desemejante podría generarse lo
no semejante. En efecto, si de algo más débil naciera algo más fuerte, o de algo menor algo
mayor o de lo inferior lo superior o, al contrario, de las cosas mejores las peores, el ser
nacería del no-ser: lo que es imposible. Por estas cosas, ciertamente, es eterno el dios.

T6 DK 21 A 28
Pseudo Aristóteles, De xenophane, de zenone, de gorgia, 977a

Por todo esto el dios es así: eterno y uno, homogéneo y esférico, ni infinito ni limitado.

T7 DK 21 A 1
Diógenes Laercio, Vitae philosophorum IX.19

La esencia de Dios es esférica; no posee nada semejante a los hombres: todo Dios ve y
todo Dios escucha, si bien no respira. Es todo mente y sabiduría, y eterno.

T8 DK 21 B 18
Estobeo, Eclogae 1.18.2

Pues los dioses no revelaron desde un comienzo todas las cosas a los mortales, sino que
éstos, buscando, con el tiempo descubren lo mejor.

Heráclito6

T1 DK 22 B 93

El señor cuyo oráculo está en Delfos,

no dice ni oculta, sólo da signos.

6
Traducción de Francisco J. Olivieri (Heráclito. Selección de textos y fragmentos. Buenos Aires: Biblos, 1979).

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Historia de la Filosofía Antigua. 2014
Antología Presocráticos

T2 DK 22 B 123

La naturaleza (phýsis) ama ocultarse.

T3 DK 22 B 54

Armonía invisible, mejor que la visible.

T4 DK 22 B 56

Se engañan los hombres acerca del conocimiento de las cosas visibles, de la misma
manera que Homero, que fue [considerado] el más sabio de todos los griegos. A él, en
efecto, unos niños que mataban piojos lo engañaron, diciéndole: ‘cuantos vimos y
atrapamos, tantos dejamos; cuantos ni vimos ni atrapamos, tantos llevamos’.

T5 DK 22 B 107

Malos testigos son para los hombres los ojos y los oídos de los que tienen almas bárbaras.

T6 DK 22 B 17
La mayoría no repara en aquellas cosas con las que se topa, ni las conoce
aunque las haya aprendido, pero así lo imagina.

T7 DK 22 B 34
Incapaces de comprender habiendo oído,
a sordos se asemejan;
de ellos da testimonio el proverbio
‘aunque presentes, están ausentes’.

T8 DK 22 B 32
Uno, lo único sabio (sophón), quiere y no quiere ser llamado con el nombre de
Zeus.

T9 DK 22 B 41
Una sola cosa lo sabio: conocer el designio que gobierna todo a través de todo.

T10 DK 22 B 50
No escuchándome a mí sino al discurso
es sabio convenir (homologeîn) que todas las cosas son una.

T11 DK 22 B 108
De cuantos he escuchado los discursos,
ninguno llega al punto de comprender
que [lo sabio] es distinto de todas las cosas.

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Historia de la Filosofía Antigua. 2014
Antología Presocráticos

T12 DK 22 B 40
La polumathía no enseña a comprender;
lo habría enseñando, si no, a Hesíodo y a Pitágoras,
así como a Jenófanes y a Hecateo.

T13 DK 22 B 1
Aunque este mi discurso (lógos) existe siempre
los hombres se vuelven incapaces de comprenderlo
tanto antes de oírlo como una vez que lo han oído;
pues aun cuando todo sucede conforme a este discurso
parecen no tener experiencia de él, teniéndola sin embargo
de palabras y obras tales
como las que yo expongo
cuando distingo cada cosa según su naturaleza
y exhibo cómo es;
pero al resto de los hombres
les pasa inadvertido cuanto hacen despiertos,
de la misma manera que les pasa inadvertido cuanto hacen mientras duermen.

T14 DK 22 B 2
Mientras este mi discurso es común, la mayoría vive como si tuviera una mente
propia.

T15 DK 22 B 51
No entienden cómo lo divergente converge consigo mismo: armonía de tensiones
opuestas, como la del arco y la lira.

T16 DK 22 B 53
Guerra (pólemos)
de todos padre es, de todos rey;
a unos como dioses coloca, a otros, hombres,
a unos esclavos hace, a otros, libres.

T17 DK 22 B 57
Maestro de la mayoría, Hesíodo;
están seguros que éste sabe la mayor parte de las cosas,
quien no llegó a conocer el día y la noche:
en efecto, son una [sola cosa].

T18 DK 22 B 61
Mar, agua purísima e impurísima;
para los peces, potable y saludable,
para los hombres, impotable y mortífera.

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Historia de la Filosofía Antigua. 2014
Antología Presocráticos

T19 DK 22 B 67
El dios:
día noche, invierno verano,
guerra paz, saciedad hambre,
toma diferentes formas, al igual que el fuego,
que, cuando se mezcla con especias, es llamado según el aroma de cada una.

T20 DK 22 B 80
Hay que saber
que la guerra es común,
y que la justicia es lucha,
y que todo sucede por lucha y necesidad.

T21 DK 22 B 12
Para los que entran en los mismos ríos,
aguas fluyen otras y otras.

T22 DK 22 B 94
El sol no transgredirá sus medidas, si no, las Erinias, ayudantes de Díke, lo
pondrán en descubierto.

T23 DK 22 B 102
Para el dios todas las cosas son bellas, buenas y justas; los hombres, en cambio,
consideran a unas injustas, a otras justas.

T24 DK 22 B 114
Los que han de hablar con comprensión
es necesario que se afirmen en lo que es común a todos,
así como una ciudad en su ley,
y mucho más firmemente aún;
todas las leyes humanas, en efecto, se nutren
de una sola, la divina;
extiende ésta su poder tanto como quiere
y es suficiente para todas
y aún excede.

T25 DK 22 B 125
También el ciceón se descompone si no se lo agita.

T26 DK 22 B 129
Pitágoras, hijo de Mnesarco, cultivó la ciencia más que todos los otros hombres, y
haciendo una selección de tales tratados, forjó una sabiduría propia: polymathía,
saber equivocado.

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Historia de la Filosofía Antigua. 2014
Antología Presocráticos

T27 DK 22 B 16
Clemente, Paedagogus II.99.5
¿Cómo podría alguien ocultarse de lo que no se pone?

T28 DK 22 B 30
Clemente, Stromata V.104
Este mundo, el mismo para todos,
Ninguno de los dioses ni de los hombres lo ha hecho,
Sino que fue siempre, es y será
Fuego siemprevivo,
Que se enciende con medida y se apaga con medida.

Parménides7

28 B 1
1 Las yeguas que me conducen hasta donde llega mi ánimo,
2 me impulsaron, pues, guiándome, me llevaron hacia el camino
3 de la diosa, lleno de signos, la cual, respecto de todo, conduce aquí
al hombre que sabe.
(...)
22 La diosa me recibió amablemente, tomó con su mano
23 mi mano derecha y, dirigiéndose a mí, pronunció estas palabras:
24 ¡Oh, joven, acompañado por guías inmortales y por las yeguas
25 que te conducen llegando hasta mi morada,
26 salud! No es un destino funesto el que te ha empujado a tomar
27 este camino (que, en efecto, se encuentra fuera y separado del
sendero de los hombres),
28 sino Themis y Dike. Es necesario, entonces, que te informes de
todo:
29 tanto del corazón imperturbable de la bien redondeada verdad,
30 como de las opiniones de los mortales, en las que no hay verdadera
convicción.
31 No obstante, también aprenderás esto: cómo hubiera sido necesario
32 que las opiniones existiesen realmente abarcando todo
incesantemente

28 B 2
1 Y bien, yo diré –y tú, que escuchas mi propuesta, acógela-
2 cuáles únicos caminos de investigación hay para pensar:
3 uno, que es y que no es posible no ser, es el camino de
4 Persuasión, pues acompaña la verdad;
5 el otro, que no es y que es necesario no ser. Te enuncio
7
Traducción de Néstor-Luis Cordero (Siendo se es. La tesis de Parménides. Buenos Aires: Biblos, 2005).

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Historia de la Filosofía Antigua. 2014
Antología Presocráticos

6 que este sendero es completamente incognoscible, pues


7 no conocerás lo que no es (pues es imposible) ni lo
8 mencionarás.

28 B 3
... pues lo mismo es pensar y ser.

28 B 6
1 Es necesario decir y pensar que hay ser, pues es posible
2 ser, y la nada no es. Esto te ordeno que proclames;
3 pues <comenzarás> por este primer camino de investigación
4 y luego por aquel por el que deambulan los mortales que nada saben,
5 bicéfalos, pues la carencia de recursos
6 conduce en sus pechos al intelecto errante. Son llevados
7 como ciegos y sordos, estupefactos, gente sin capacidad de juzgar,
8 que considera que ser y no ser son lo mismo y no lo mismo.
9 El camino de todos ellos vuelve al punto de partida.

28 B 6 (Traducción de A. Gómez-Lobo)
Es necesario que lo que es (para) decir y (para) pensar sea,
pues es (para) ser,
pero (lo que) nada (es) no es (para ser). A estas cosas te ordeno
poner atención,
pues de esta primera vía de investigación te <aparto>,
y luego también de aquélla por la cual los mortales que nada saben
yerran, bicéfalos, porque la inhabilidad en sus
pechos dirige su mente errante. Son arrastrados,
sordos y ciegos a la vez, estupefactos, una horda sin discernimiento,
que considera al ser y no ser lo mismo
y no lo mismo. La senda de todos ellos es revertiente.

28 B 6 (Traducción de C. Eggers Lan y V. Juliá)


Se debe decir y pensar lo que es; pues es posible ser,
mientras <a la> nada no <le> es posible <ser>. Esto te ordeno que
muestres.
Pues jamás se impondrá esto: que haya cosas que no sean.
Pero tú <aparta> el pensamiento de este camino de investigación
en el cual los mortales que nada saben
deambulan, bicéfalos, de quienes la incapacidad guía en sus
pechos a la turbada inteligencia. Son llevados
como ciegos y sordos, estupefactos, gente que no sabe juzgar,
para quienes el ser y no ser pasan como lo mismo
y no lo mismo.

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Historia de la Filosofía Antigua. 2014
Antología Presocráticos

28 B 7
1 Pues nunca dominará esto: que haya no ser. Aleja tú
2 el pensamiento de este camino de investigación,
3 y que la inveterada costumbre no te obligue, a lo largo
4 de este camino, a utilizar el ojo que no ve, el oído que
5 resuena, y la lengua; juzga con la razón la combativa
6 refutación que te he enunciado.

28 B 8
1 Queda una sola propuesta de camino: que es. En el mismo
hay muchas pruebas: lo que es, es inengendrado e
incorruptible, total, único, inconmovible y terminado.
5 Ni fue ni será, sino que es ahora, completamente homogéneo,
uno, continuo. ¿Qué génesis le buscarás? ¿Cómo
y de dónde habría aumentado? No te permito que
digas ni que pienses que del no ser, pues no es decible
ni pensable que haya no ser. ¿Qué necesidad lo habría
10 impulsado a crecer antes o después, comenzando de la nada?
De este modo, es necesario ser absolutamente, o no;
la fuerza de la convicción no permitirá que, a partir
del ser, nazca otra cosa a su lado, pues ni nacer ni morir
le permite Dike, aflojando las cadenas, sino que lo tiene.
15 El examen decisivo acerca de estas cosas reside en lo
siguiente: es, o no es. Se ha decidido, por necesidad,
que uno sea impensable e innombrable (pues no es el
camino verdadero), y que el otro exista y sea auténtico.
19 ¿Cómo lo que es, podría ser después? ¿De qué forma
podría nacer? Pues si nació, no está presente, ni tampoco
si alguna vez será. La génesis se extingue y las destrucción
es desconocida. Ni es divisible, pues es completamente
homogénero. No hay algo en mayor grado,
lo cual impediría su cohesión, ni algo en menor grado:
está totalmente colmado de lo que es
25 Es totalmente continuo: lo que es toca a lo que es.
Inmóvil en los límites de grandes cadenas, está presente
sin comienzo y sin fin, pues la génesis y la destrucción
están muy alejadas: las rechazó la convicción verdadera.
29 Permaneciendo idéntico en lo mismo, está en sí mismo.
Así, permanece indemne, pues la poderosa Necesidad
lo tiene en las cadenas del límite que lo clausura alrededor,
porque no es lícito que lo que es sea imperfecto.
33 En efecto: no tiene carencia alguna; si la tuviera, carecería de todo
34 Lo mismo es pensar y aquello por lo cual hay pensamiento;
pues sin lo que es, en lo que está expresado
no encontrarás el pensar: no hay ni habrá nada aparte

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Historia de la Filosofía Antigua. 2014
Antología Presocráticos

de lo que es, pues la Moira lo obliga a permanecer total


e inmóvil. Por eso son nombres todo cuanto los mortales
han establecido, en la creencia de que es verdadero:
nacer y morir, ser y no ser, cambiar de lugar y alterar
el color exterior.
42 Pero como hay un límite supremo, es perfecto por doquier,
semejante a la masa de una esfera bien redondeada,
completamente equidistante a partir del centro;
pues no es posible que exista en grandor mayor o menor
aquí o allá.
46 Pues lo que no es, que le impediría alcanzar la homogeneidad,
no existe; y lo que es no es de tal modo de tener
aquí o allá mayor o menor cantidad de lo que es,
porque es completamente inviolable.
49 Igual por doquier a sí mismo, está homogéneamente en
sus límites.
50 Acá termino para ti el razonamiento confiable y el
pensamiento acerca de la verdad; a partir de acá, aprende
las opiniones de los mortales, escuchando la engañosa ordenación
de mis palabras.
53 Ellos establecieron dos puntos de vista para dar nombre
a las apariencias externas, con los cuales no han hecho
una unidad -en esto se han equivocado-;
55 juzgaron la existencia de formas opuestas y de ellas
ofrecieron pruebas separadas las unas de las otras; por
una parte, el etéreo fuego de la llama, suave y muy liviano,
completamente semejante a sí mismo, pero no
semejante al otro; por otra parte, lo que es en sí su contrario,
la noche oscura, forma espesa y pesada.
60 Te expreso toda esta ordenación cósmica probable
para impedir que se te llegue a imponer algún punto
de vista humano.

Empédocles8

Sobre la naturaleza

31 B 1
Diógenes Laercio, Vitae philosophorum VIII.60
Oye tú, Pausanias, hijo del sabio Anquitas.

8
Traducción de Ernesto La Croce (Los filósofos presocráticos. Vol. 2. Madrid: Gredos, 1979).

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Historia de la Filosofía Antigua. 2014
Antología Presocráticos

31 B 2
Sexto Empírico, Adv. Math. VII.122
Pues las destrezas extendidas por los miembros son limitadas,
y muchos los males que los acosan y embotan sus pensamientos.
Y tras observar sólo una pobre parte de una vida que no es vida,
destinados a muerte temprana, se fugan como humo al ser arrebatados,
persuadidos tan sólo de aquello que cada uno encontró
dispersados hacia todas partes, todos se jactan de haber descubierto la totalidad.
Y es así que esto no es visible a los hombres, ni lo pueden oír
ni puede ser abrazado por la inteligencia. Pero tú, ya que hasta aquí te has acercado
te enterarás de no más de lo que la comprensión del mortal puede alcanzar.

31 B 3 9 y ss.
Sexto Empírico, Adv. Math. VII.125
Pero vamos, observa con toda tu destreza de qué modo cada cosa se hace patente
Y al poseer una visión no confíes en ella más que en el oído,
ni en el oído resonante más que en las revelaciones de la lengua;
y de ninguno de tus otros órganos, en cuanto que son una vía para inteligir,
alejes tu confianza, sino que intelige cada cosa por el medio en que se haga patente.

31 B 111
Diógenes Laercio, Vitae philosophorum VIII.59
De cuantos remedios hay para los males y resguardo para la vejez
te informarás, porque para ti solo realizaré yo todo esto.
Apaciguarás la furia de los infatigables vientos, que sobre la tierra
se agitan y destruyen con sus soplos los campos cultivados.
Y aún, si quieres, dirigirás sus soplos en sentido favorable;
y colocarás después de la lluvia sombría una sequía oportuna
para los hombres, y después de la sequía estival dispondrás
las corrientes que nutren a los árboles y que irrigan el éter,
y retornarás al Hades el vigor de un hombre muerto.

31 B 6
Aecio I.3.20; Sexto Empírico Adv. Math. X.315
Escucha, primero, las cuatro raíces de todas las cosas:
Zeus brillante, Hera dadora de vida, Aidoneo
y Nestis, que con sus lágrimas hace brotar la fuente mortal.

31 B 17
Simplicio, In aristotelis physica 158.1:
Algo doble te diré: una vez creció hasta ser Uno solo
desde muchos, y otra vez se separó hasta ser muchos desde Uno.
Doble es la generación de los seres mortales, doble su desaparición;
pues una generación es procreada y hecha perecer por la concurrencia de todas las
cosas,

19
Historia de la Filosofía Antigua. 2014
Antología Presocráticos

y otra es criada y se volatiliza a su vez al separarse de éstas.


Y ellos nunca cesan de cambiar ininterrumpidamente,
ya confluyendo hasta ser Uno por causa de la Amistad,
ya, en cambio, conducido cada uno separa por el rencor del Odio.
Así, en tanto se habituaron a constituirse en Uno desde muchos
y como a su vez, al separase de lo Uno se realizan los muchos,
de este modo están sujetos al nacimiento y su vida no es estable;
pero en tanto que nunca cesan de intercambiar interrumpidamente,
así, siempre son, inmutables a lo largo del ciclo.
Pero vamos, oye mi relato, pues la enseñanza hace crecer la mente.
Como ya dije antes al indicar los confines de mi relato,
algo doble diré: una vez creció hasta ser Uno solo
desde muchos, y otra vez se separó hasta ser muchos desde Uno:
fuego, agua, tierra y la inmensa altura del aire,
y el funesto Odio separado de ellos, igual en todo respecto,
y la Amistad entre ellos, semejante en largo y en ancho.
Obsérvala con el intelecto, no quedes con ojos de asombro:
es ella a quien la consideran innata en los miembros de los mortales,
y por ella tiene amorosos pensamientos y realizan amigables tareas,
llamándola por el nombre de Alegría o de Afrodita;
sin que la haya percibido, yendo y viniendo entre ellos, ningún
hombre mortal. Oye, empero, el trayecto no engañoso de mi discurso.
Todos ellos son semejantes y de la misma edad,
pero cada uno es dueño de diferentes prerrogativas y posee su propio carácter,
y predominan por partes en el girar del tiempo.
Y, además de ellos, nada hay que se produzca ni que cese de ser.
Pues si perecieron ininterrumpidamente ya no podrían ser;
¿Y qué cosa podría hacer que el todo crezca? ¿Y de dónde podría provenir?
¿Y de qué modo podría desaparecer ya que nada está carente de ellos?
Ellos son, empero, los mismos, pero corriendo una a través de otro
Llegan a ser tales y cuales cosas, y son siempre y continuamente los mismos.

31 B 8
Plutarco, Adv. Colotem 1111 f
Y te diré otra cosa: no existe nacimiento de ninguno de los
seres mortales, ni tampoco un fin en la funesta muerte,
sino que solamente la mezcla y el intercambio de lo mezclado
existen, y esto es llamado nacimiento de los hombres.

31 B 27
Plutarco, De fac. in orbe lun. 926d
Allí ni se distinguen los veloces miembros del sol
ni el frondoso género terrestre, ni el mar.
Así, permanece firme en el hermético reducto de la Armonía
el redondo Esfero que goza de la quietud que lo rodea.

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Historia de la Filosofía Antigua. 2014
Antología Presocráticos

31 B 109
Aristóteles, Metaphysica III, 1000b

… Y el conocimiento es de lo semejante por lo semejante. Pues por la tierra –expresa


Empédocles- vemos la tierra, por el agua el agua, por el éter el divino éter, por el fuego el
destructivo fuego, el cariño por el cariño, y el odio por el odio funesto.

31 A 86
Teofrasto, De Sens. 7

Empédocles afirma lo mismo de todas las sensaciones y expresa que la sensación se


produce por la adaptación de los poros de cada uno de los órganos. Por eso cada uno de
ellos no es capaz de discernir los objetos propios de los otros, dado que ocurre que los
poros de unos son más anchos y los de otros más estrechos en relación con el objeto
sensible, y entonces unos pasan con fuerza sin hacer contacto y otros no pueden penetrar
en absoluto.

31 A 37
Aristóteles, Metaphysica 984b34-985b3

Pero puesto que resultaba evidente que en la naturaleza se da también lo contrario del
bien, y que no sólo hay orden y belleza, sino también desorden y fealdad, y que los males
son más abundantes que los bienes, y las cosas feas más que las bellas, he aquí que otro
introdujo la Amistad y el Odio, cada uno como causa –respectivamente- de los unos y de
los otros. En efecto, si se sigue y comprende atendiendo a su pensamiento y no al modo
confuso en que Empédocles se expresa, se hallará que la Amistad es la causa de los bienes
y el Odio de los males. Con que seguramente acertaría quien dijera que Empédocles
propuso, y propuso por vez primera, el Mal y el bien como principios, dado que la causa de
todos los bienes es el Bien mismo.

Parece, pues, que éstos se atuvieron hasta entonces, como decimos, a dos de las causas
que nosotros hemos distinguido en la Física, a la material y al de dónde se origina el
movimiento, si bien lo hicieron confusamente y sin ninguna claridad, sino como actúan en
los combates los que carecen de entrenamiento: también éstos desde luego, mientras se
mueven, colocan con frecuencia buenos golpes, pero ni éstos lo hacen porque sepan, ni
aquéllos parecen comprender el alcance de lo que dicen; pues en definitiva no parecen
utilizar tales causas, sino en muy escasa medida. (…) Ciertamente, Empédocles se sirve de
las causas más que aquél (Anaxágoras), pero, sin embargo, ni lo hace suficientemente ni
encuentra los efectos correspondientes a ellas. Le ocurre, en efecto, que en muchos
aspectos es la Amistad la que separa y el Odio el que une: así, cuando el Universo se
disgrega en los elementos bajo la acción del Odio, el fuego se concentra formando una
unidad, y también cada uno de los demás elementos: pero cuando nuevamente, bajo la
acción de la Amistad, se reúnen hasta formar la unidad, necesariamente ocurre que las
partículas se separan otra vez de cada uno de ellos.

Así pues, a diferencia de quienes le precedieron, Empédocles fue el primero en introducir


una división en esta causa, no poniendo un único principio del movimiento, sino dos
distintos y contrarios entre sí y, además, fue el primero en afirmar que son cuatro los

21
Historia de la Filosofía Antigua. 2014
Antología Presocráticos

elementos que se dicen tales en el sentido de “materia”. (Ciertamente no se sirve de ellos


como efectivamente cuatro, sino como si fueran solamente dos: el fuego por sí mismo por
una parte, y por otra, la tierra, el aire y el agua, opuestos a aquél y como una única
naturaleza. Esto puede captarse considerando su Poema).

Anaxágoras9

T1 DK 59B1
Simplicio, In aristotelis physica 155.23-30

Que Anaxágoras afirma que de una mezcla única se separaran las homeomerías, infinitas
en número y existentes en todos, caracterizándose cada una según lo que en ella
prevalece, es patente por lo que dice al comienzo del libro I de la Física: “Todas las cosas
estaban juntas, infinitas tanto en cantidad como en pequeñez, pues también lo pequeño
era infinito. Y cuando todas las cosas estaban juntas, nada era manifiesto, a causa de la
pequeñez. El aire y el éter sujetaban a todas las cosas, por ser ambos infinitos; en efecto,
tales son las cosas más grandes que hay en el conjunto, tanto en cantidad como en
tamaño”.

T2 DK 59 B 3
Simplicio, In aristotelis physica 164.16-20

También [dice Anaxágoras] que ni lo mínimo ni lo máximo están en los principios: “Pues
no sólo en lo que concierne a lo pequeño existe lo mínimo, puesto que siempre [habrá
algo] menor –ya que el ente no puede no existir- sino también en lo que concierne a lo
grande existe siempre algo mayor. Y es igual a lo pequeño en cantidad; pero en relación
consigo misma, cada cosa es tanto grande como pequeña”.

T3 DK 59 B 6
Simplicio, In aristotelis physica 164.25-165.1

Y en otro lugar dice: “Y dado que las partes de lo grande y de lo pequeño son iguales en
cantidad, así también deben estar todas las cosas en todo. Y no se puede existir
separadamente, sino que todas las cosas participan de una porción del todo. Puesto que
no puede existir lo mínimo, no podría estar separado ni llegar a ser en sí mismo, sino,
como al principio, también ahora existen todas las cosas juntas. En todas las cosas hay
muchas cosas, iguales en cantidad en las más grandes y en las más pequeñas de las que
se separaron”.

T4 DK 59 B 8
Simplicio, In aristotelis physica 176.29 y 175.13-14

“No están separadas las cosas entre sí en el único mundo, ni cortadas como con un hacha;

9
Traducción de Conrado Eggers Lan en Los filósofos presocráticos II, Madrid, Gredos, 1994

22
Historia de la Filosofía Antigua. 2014
Antología Presocráticos

ni lo caliente a partir de lo frío, ni lo frío a partir de lo caliente.”

T5 DK 59 B 10
Scholia in Gregorium theologum XXXVI.911

Anaxágoras, tras admitir la doctrina de que nada se genera de la nada, suprime la


generación e introduce la división en lugar de la generación. En efecto, absurdamente dice
que todas las cosas están mezcladas entre sí y se dividen al crecer. También en la misma
semilla hay pelos, uñas, venas, arterias, nervios y huesos, y resultan invisibles por la
pequeñez de las partes; pero al crecer, poco a poco, se dividen. “En efecto, dice, “¿cómo se
generaría pelo de [lo que] no es pelo, y carne de [lo que] no es carne?” y afirma esto no
sólo de los cuerpos sino también de los colores; en efecto, hay blanco en lo negro y negro
en lo blanco, y lo mismo sucede acerca de los pesos, pues cree que lo liviano está
mezclado con lo pesado y también éste con aquél.

T6 DK 59 B 11
Simplicio, In aristotelis physica 164.22-24

Y dice claramente que “en todo hay parte de todo, excepto del intelecto, pero en algunas
cosas hay también intelecto”.

T7 DK 59 B 12
Simplicio, In aristotelis physica 157.1-4

“Las demás cosas tienen una porción de todo, pero el intelecto es infinito, autónomo y no
está mezclado con cosa alguna, sino que está solo en sí mismo. En efecto, si no existiese
por sí mismo, sino mezclado con cualquier otra cosa, estaría mezclado con todas las cosas,
si estuviese mezclado con alguna. Pues en todo hay una porción de todo, como ya lo he
dicho antes; y las cosas mezcladas le impedirían prevalecer sobre ninguna cosa de un
modo similar al [que lo hace] en tanto existe solo por sí mismo. Pues es la más sutil y pura
de todas las cosas, y cuenta con pleno conocimiento y tiene la mayor fuerza. Y cuantas
cosas poseen alma, las más grandes y las más pequeñas, a todas domina el intelecto. Y el
intelecto dominó la rotación del conjunto, de modo que rotase al principio. Y
primeramente comenzó a rotar desde lo pequeño, y rota más, y rotará más aún. Y las
cosas que estaban mezcladas y que se separan y dividen, a todas las conoce el intelecto. Y
cuantas cosas que estaban a punto de ser y cuantas eran, que ahora no son, y cuantas
ahora no son y cuantas serán, a todas el intelecto las ordenó cósmicamente, y a esta
rotación, en la que rotan ahora los astros, tanto el sol como la luna, y también el aire y el
éter que se separan. Esta rotación misma hizo que se separaran: y se separa de lo raro lo
denso, y de lo frío lo caliente, y de lo oscuro lo brillante, y de lo húmedo lo seco. Y hay
muchas porciones de muchas cosas. Pero por completo nada se separa ni se divide una
cosa de la otra, excepción hecha del intelecto. Y el intelecto es todo homogéneo, tanto el
mayor como el menor. Pero de lo demás nada es semejante a nada, sino que cada cosa es
y era manifiestamente aquello de lo que más hay.”

23
Historia de la Filosofía Antigua. 2014
Antología Presocráticos

T8 DK 58 B 17
Simplicio, In aristotelis physica 163.20-24

Pero claramente dice Anaxágoras en el libro I de la Física que nacer y perecer son
componerse y dividirse, cuando escribe de este modo: “Los griegos no consideran
rectamente ni el nacer ni el perecer. Pues ninguna cosa nace ni perece sino que, a partir de
las cosas que existen, hay combinación y separación. De modo que, [para hablar]
correctamente, deberían llamar al nacer combinarse y al perecer separarse”.

T9 DK 59 B 21a
Sexto Empírico, Adv. Math. VII.140

“En efecto, las cosas que aparecen son un vislumbramiento de cosas no patentes”, como
dice Anaxágoras.

Demócrito

T1 DK 67 A 7
Arist., De gen. y corr. I.8, 325a

Leucipo forjó los argumentos que, acordes con la sensación, no eliminaran ni la


generación, ni la corrupción, ni el movimiento ni la pluralidad de los entes.

T2 DK 67 A 8
Simplicio, In aristotelis physica 28.4

Además, [Leucipo] sostenía que tanto existe el ser como el no ser y que ambos son
igualmente causa de las cosas. Suponía que la realidad de los átomos es sólida y plena y la
llamó ser, y que se mueve en el vacío, al que llamó no ser, diciendo que éste existe no
menos que el ser.

T3 DK 67 A 6
Aristóteles, Metaphysica I.4, 985b

Leucipo y su compañero Demócrito dicen que son elementos lo pleno y lo vacío, a los que
denominan, respectivamente, ser y no ser: lo pleno y sólido es el ser, en tanto que lo vacío
y raro es el no ser (y afirman, en consencuencia, que el ser no es en mayor medida que el
no ser, porque tampoco el vacío es menos real que el cuerpo). Estos son, pues, causas de
los entes, en el sentido de materia.

T4 DK 68 A 37
Aristóteles, fr. 208 Rose, en Simplicio, In aristotelis de caelo 294.33

Demócrito considera que la naturaleza de las cosas eternas está constituida por pequeñas
sustancias infinitas en número; supone, además, que éstas se hallan en un espacio

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Historia de la Filosofía Antigua. 2014
Antología Presocráticos

diferente de ellas, infinito en extensión. Para denominar a este espacio se vale de los
términos “vacío”, “nada” e “infinito”, y a las sustancia las llama “algo”, “sólido” y “ser”.

T5 DK 67 A 6
Aristóteles, Metaphysica I.4, 985b

Al igual que los que afirman que la sustancia subyacente es una y que todo lo demás es
resultado de sus afecciones, sosteniendo que lo raro y lo denso son principio de las
afecciones, también ellos [Leucipo y Demócrito] dicen que las diferencias de los átomos
son causa de las diferencias de las cosas. Afirman, en efecto, que esas diferencias son tres:
figura, orden y posición, pues dicen que el ser se diferencia únicamente por “estructura”,
“contacto”, y “dirección”; de estos, la estructura es la figura, el contacto es el orden y la
dirección es la posición. A difiere de N por la figura, AN de NA por el orden, I de H por la
posición.

T6 DK 68 A 37
Aristóteles, fr. 208 Rosen, en Simplicio, In aristotelis de caelo 294.33

[Demócrito] piensa que las sustancias son de una pequeñez tal que escapan a nuestros
sentidos. Ellas presentan diversas formas, figuras diversas y diferencias en su magnitud.

T7 DK 68 A 37
Aristóteles, fr. 208 Rosen, en Simplicio, In aristotelis de caelo 294.33

Algunos de ellos [los átomos] son irregulares, otros ganchudos, otros cóncavos, otros
convexos y otros, finalmente, se diferencian de otros múltiples modos.

T8 DK 68 A 37
Aristóteles, fr. 208 Rosen, en Simplicio, In aristotelis de caelo 294.33

Afirma Demócrito que de estas [sustancias primeras, átomos], a las que toma como
elementos, se generan y se forman por agregación los volúmenes visibles y, en general,
perceptibles. Estas sustancias luchan y se mueven en el vacío debido a su desemejanza y
a las demás diferencias que hemos mencionado y, al moverse, se encuentran y se enlazan
de un modo tal que las hace ponerse en contigüidad y en recíproca proximidad, sin que
por ello constituyan, en realidad, una naturaleza única; es, en efecto, del todo absurdo que
dos o más cosas lleguen alguna vez a ser una sola. Señala que la causa de que las
sustancias permanezcan reunidas durante un cierto tiempo, son los entrelazamientos y
adhesiones de los cuerpos… Considera que permanecen ligadas y reunidas hasta Scholia
in Gregorium theologum el momento en que les adviene una necesidad más poderosa
desde el exterior, que las sacude con violencia y apartándolas, las dispersa.

25
Historia de la Filosofía Antigua. 2014
Antología Presocráticos

T9 DK 67 A 7
Aristóteles, De gen. y corr. I.8, 325a

Algunos de los antiguos filósofos pensaban que lo que es, es necesariamente uno e
inmóvil; sostenían, en efecto, que el vacío no tiene existencia y que al no existir un vacío
separado, lo que es no puede moverse, añadiendo, además, que no puede haber una
multiplicidad de cosas si no hay nada que las separe…

T10 DK 67 A 7
Aristóteles, De gen. y corr. I.8, 325a

Concordando, por una parte, con los fenómenos y, por otra, con quienes sostienen la
existencia de lo uno porque no podría existir el movimiento sin el vacío, dice [Leucipo] que
el vacío es el no ser y que nada de lo que es, es el no ser, pues lo que realmente es, es
absolutamente pleno. Pero esto no es uno, sino infinito en cuanto a su cantidad e invisible
a causa de la pequeñez de su tamaño.

T11 DK 67 A 8
Simplicio, In aristotelis physica 28.4

Pues aquéllos [Parménides y Jenófanes] postulaban que el todo era uno, inmóvil,
inengendrado y limitado, y no estaban de acuerdo en buscar lo que no es; éste [Leucipo]
sostenía como elementos a los átomos infinitos y siempre en movimiento, cuyas figuras
son infinitas en cantidad, pues no hay razón alguna para que tal o cual figura exista de
preferencia a tal o cual otra, y porque él admitía que el cambio en las cosas era
ininterrrumpido.

T12 DK 31 A 44
Aecio, I.24.2

Empédocles, Anaxágoras, Demócrito, Epicuro y cuantos sostienen que el mundo está


formado por la reunión de partículas corpóreas sutiles, aceptan agregaciones y
disgregaciones, pero no generaciones y corrupciones en sentido estricto; estas no son, en
efecto, resultado de una alteración cualitativa, sino de una reunión cuantitativa.

T13 DK 68 A 37
Simplicio, In aristotelis de caelo 294.33

[Demócrito] afirma la generación y su contrario, la disgregación, no sólo respecto de los


animales, sino también de las plantas y de los mundos y, en general, de todos los cuerpos
sensibles. Si, entonces, la generación es una agregación de los átomos y la corrupción una
disgregación, también, en opinión de Demócrito, la generación tendría que ser alteración.

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Historia de la Filosofía Antigua. 2014
Antología Presocráticos

T14 DK 68 A 1
Diógenes Laercio, Vitae philosophorum IX.44-45

Principios de todas las cosas son los átomos y el vacío; todas las otras cosas son objeto de
opiniones… Las cualidades son por convención; por naturaleza sólo hay átomos y vacío.

T15 DK 68 B 10
Sexto Empírico, Adv. math. VII.136

Que no comprendemos cómo es en realidad cada cosa, o cómo no es, se ha puesto en claro
de múltiples maneras.

T16 DK 68 B 6
Sexto Empírico, Adv. math. VII.137

Con ayuda de este principio [el enunciado en el texto anterior] debe reconocer el hombre
que está alejado de la verdad.

T17 DK 68 B 8
Sexto Empírico, Adv. math. VII.137

Resultará, sin embargo, evidente, que no nos es accesible conocer qué es en realidad cada
una de las cosas.

T18 DK 68 B 9
Sexto Empírico, Adv. math. VII.135

Demócrito refuta en ocasiones las apariencias sensibles y dice que nada en ellas se
muestra conforme a la verdad sino sólo conforme a la opinión y que la verdad de las cosas
radica en que ellas son átomos y vacío: “Por convención –así dice- es lo dulce, por
convención lo amargo, por convención lo caliente, por convención lo frío, por convención
el color, pero en realidad hay sólo átomos y vacío.” Con ello quiere decir que se considera y
se opina que existen las cualidades sensibles, pero ellas en realidad no existen, sino que lo
único verdadero son los átomos y el vacío.

T19 DK 68 B 9
Sexto Empírico, Adv. math. VII.135

A lo que es no lo comprendemos en forma inmutable, sino sólo en tanto cambia conforme


a la disposición de nuestro cuerpo y de lo que en él penetra o le ofrece resistencia.

T20 DK 67 A 29
Alejandro de Afrodisias, In librum de sensu commentarium 24:

Demócrito dice que ver es percibir reflejos provenientes de los objetos vistos. Este reflejo

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Historia de la Filosofía Antigua. 2014
Antología Presocráticos

es la forma que aparece en la pupila, al igual que en otros cuerpos diáfanos que conservan
reflejos en sí mismos. Y él –y, antes que él, Leucipo, y, después, los seguidores de Epicuro-
sostienen que ciertas imágenes que fluyen por los cuerpos y que tienen forma similar a
los cuerpos de los cuales fluyen (es decir, a los objetos visibles) penetran en los ojos de
quienes ven, y así se produce la visión.

T21 DK 68 B 11
Sexto Empírico, Adv. math. VII.138

En los “Criterios” dice Demócrito que dos son las formas de conocimiento: uno… “genuino”,
el otro “oscuro”… Y dice textualmente: “Hay dos formas de conocimiento, uno genuino, el
otro oscuro; al oscuro pertenece todo lo siguiente: vista, oído, olfato, gusto y tacto; el otro,
que se distingue de este, es el genuino”. A continuación, estima el conocimiento genuino
preferible al oscuro, expresándose en estos términos: “Cuando el conocimiento oscuro ya
no puede ver algo en mayor pequeñez ni puede escucharlo, ni olerlo, ni gustarlo, ni
percibirlo por el tacto…”

T22 DK 68 A 49
Galeno, De elementis ex hippocratis I.2

“Por convención el color, por convención lo dulce, por convención lo salado, pero en
realidad existen sólo átomos y vacío” dice Demócrito, pues cree que, respecto de nosotros
que las percibimos, todas las cualidades sensibles provienen de la reunión de los átomos,
dado que por naturaleza no existe lo blanco, ni lo negro, ni lo amarillo, ni lo rojo, ni lo dulce,
ni lo amargo. Cuando dice “por convención” quiere decir algo semejante a “según la
opinión” y “respecto de nosotros” y no alude a la naturaleza de las cosas en sí mismas,
para referirse a las cuales utiliza la expresión “en realidad”, derivada de “real” que significa
“verdadero”. El alcance de esta afirmación podría ser el siguiente: los hombre opinan que
existe lo blanco y lo negro, lo dulce y lo amargo y otras cosas por el estilo, pero todas las
cosas son, en verdad, algo y nada; estos son, por cierto, sus propios términos, pues
denomina “algo” a los átomos y “nada” a vacío.

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