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Osorio - Capítulo III Capacidad de Producción y Nivel de Actividad
Osorio - Capítulo III Capacidad de Producción y Nivel de Actividad
CONDICIONAN
Determinan EL PROCESO
tiempo e PRODUCTIVO
intensidad de uso
Determinan cantidades
FACTORES FIJOS DETERMINAN EL
DE OPERACIÓN NIVEL DE
ACTIVIDAD (grado
de uso de la
DECISIÓN DE capacidad)
PRODUCCIÓN PRODUCTO
FINAL (cantidad y
calidad)
FACTORES
Determinan cantidad y VARIABLES
calidad
La capacidad es condicionante del nivel de actividad, tanto en el orden temporal como en su orden de
magnitud.
Si bien la capacidad es única y es un concepto “ex – ante”, el nivel de actividad puede ser considerado
desde dos puntos de vista: como el volumen que se prevé o decide alcanzar, o como el volumen que
realmente ha sido logrado, al primero se lo denomina nivel de actividad prevista y el nivel de actividad
real, pero consisten en el uso de la capacidad, uno como concepto “ex – ante” y el otro concepto “ex –
post”.
Todo planeamiento temporal exige una decisión relativa al volumen de operación, lo que implica una
decisión respecto de la magnitud de los factores fijos a utilizar, lo cual como hemos visto, condicionará
la de los factores variables, conforme con una función de producción dada; aunque el objetivo último
debiera ser el uso integral de los factores fijos, esto no es siempre posible.
La elección del volumen de producción a alcanzar no es generalmente libre, independiente o arbitraria
sino condicionada. En lo interno, por la capacidad potencial existente para producir o vender o ambas,
y en lo externo fundamentalmente por el mercado, o sea, la posibilidad de colocar el producto a un
cierto precio.
Como ejemplo de estos condicionantes del volumen o nivel de actividad previsto o del realmente
alcanzado podemos citar la disponibilidad de materia prima o de MO especializada, o de ciertos
insumos que pueden adquirir relevancia, como la energía eléctrica o el gas.
Otro factor condicionante del volumen puede ser el financiero, ya sea medido en términos de
disponibilidad del recurso o en términos del costo que representa su obtención o uso.
Los factores fijos que determinan la capacidad existirán y, por lo tanto, generarán costos en términos
de su retribución o del mantenimiento de su aptitud técnica, cualquiera sea el nivel de utilización que
se prevea realizar o se realice y aún cuando no exista actividad alguna.
Esta valoración de los desvíos entre lo posible, lo previsto y lo realmente utilizado será efecto de los
costos generados que dejarán de ser utilizados como consecuencia tanto del nivel de actividad
decidido (previsto) respecto de la capacidad máxima (posible), como del nivel de actividad realmente
utilizado (real) respecto del que se prevé utilizar.
3.2. Capacidad
La capacidad expresa en términos de una unidad adecuada las posibilidades o aptitudes de un ente para producir
y / o vender determinados bienes o servicios.
Volumen de producción posible de alcanzar con una combinación dad de los factores fijos de producción en un
cierto tiempo, en cada una de las funciones y centros de actividad en los que puede dividirse una unidad
económica. En realidad es una medida de la potencialidad de una organización para cumplir su objetivo.
Esta suposición implica lógicamente que no existe ninguna restricción por demoras o esperas de
ninguna clase, así como tampoco ineficacias de ningún tipo, es decir, una operación 100% efectiva.
Esta capacidad es absolutamente ideal y casi imposible de alcanzar, por ser la realidad más
imperfecta. Constituye un techo teórico inalcanzable, sin validez práctica.
Normalmente estos medios físicos son los necesarios para satisfacer una demanda proyectada a largo
plazo, coincidente generalmente con la vida útil económica de la inversión, con o sin oscilaciones
cíclicas, determinada en términos de una tasa interna de retorno definida como condicionante de la
inversión.
Por razones tecnológicas, la satisfacción de esa demanda exige un equipamiento que suele ser, en
ocasiones, superior a la demanda a corto plazo, lo que supone que durante un lapso mas o menos
prolongado pueda anticiparse una capacidad ociosa dada por la diferencia entre el potencial de
producción existente y su utilización, ante las diferentes magnitudes de la demanda en el tiempo.
En los casos que no existe uniformidad en la capacidad de los distintos centros resulta necesario
expresar la capacidad de cada uno con relación a fracciones o unidades de tiempo de trabajo corriente
de tiempo. Una vez definida unitariamente para cada centro su capacidad máxima para ciertas
unidades de tiempo, se debe efectuar el balance de línea necesario para logar el aprovechamiento de
los que tuvieran mayor capacidad, con lo que se produciría un redimensionamiento en la capacidad
máxima del ente, que estaría limitada en su definición por el cuello de botella que representa el centro
de menor capacidad, que condiciona la capacidad de los demás, no importa en que orden se ubique en
la secuencia de uso en el proceso.
La capacidad máxima de producir es resultado de una decisión previa generalmente concurrente con
el proyecto de inversión.
Estos desbalances pueden reconocer su origen en limitaciones tecnológicas o de otra índole, tales
como carencia en el largo plazo de una MP dada o de MO calificada que actuando en distintos
sentidos pueden generar desde el inicio una capacidad ociosa irrecuperable, lo que no esta vinculado
necesariamente con alternativas comerciales de largo plazo y menos aún de corto plazo o
coyunturales.
Los factores fijos que condicionan la capacidad máxima de cada centro, generan costos fijos, y resulta
evidente que no todos ellos serán utilizados y no podrán, en consecuencia, ser absorbidos por la
producción.
Los casos citados de equipamiento superior, generan costos fijos estructurales altos que no podrán ser
absorbidos por los costos de producción, si no se observan políticas de precio o de comercialización
que coadyuven al incremento al incremento de la demanda y por ende de la producción, que muchos
casos son consecuencias de inadecuados proyectos de inversión que luego lesionan al trasladarse a los
precios, a la comunidad.
Definición: el tiempo de uso disponible es el que resulta de reducir al tiempo máximo posible los
tiempos no utilizados por lo que puede considerarse como paros normales o ineludibles por razones
legales o convencionales o por razones técnicas.
ii) Paros por razones técnicas que hacen fundamentalmente a la conservación del factor o de
los factores fijos:
Se trata de aquellos paros correspondientes a tareas de mantenimiento que aseguren la eficacia técnica
económica de los factores productivos. Se entiende que estos paros, para ser posible las acciones de
mantenimiento, son paros programados, es decir, previstos.
Es aquel durante el cual pueden realmente los medios productivos afectarse o aplicarse a la
transformación de materiales en productos o al cumplimiento del objeto para el cual han sido
concebidos.
En cuanto a la determinación de la capacidad en función del tiempo de uso de los factores fijos, debe
destacarse que deberán computarse sólo las demoras previsibles o programadas, considerando que la
operación se hará lo más racionalmente posible, en atención a los medios disponibles y las
características del proceso.
El tiempo efectivo o activo, exige tiempos, pero que son necesarios para que la acción buscada se
produzca. Estos tiempos son los tiempos de preparación previa, para poner al factor en condiciones
del uso buscado (antes de la acción directa de transformación) y los tiempos complementarios (luego
de la acción), que pueden consistir en trabajos de limpieza o de desactivación del recurso para poder
utilizarlo en una acción sucesiva.
En cuanto a la aplicación del tiempo efectivo este se dará en tres fases sucesivas:
1º Tiempo de Preparación
2º Tiempo de Transformación
3º Tiempo Complementario
Tiempos de Preparación
Tiempo de uso disponible
Tiempos Complementarios
Tiempos de Transformación
1. El tiempo cronológico no incluye ningún paro y supone una actividad ininterrumpida, sería
por lo tanto, teórico e irreal.
2. el tiempo disponible excluye los paros o pérdidas de tiempo debido a ineludibles
interrupciones de la tarea por razones legales (descansos para el almuerzo) y técnicas
(lubricación o mantenimiento).
3. el tiempo efectivo sólo considera el aplicado a la tarea y por lo expuesto no incluye el
correspondiente a la paralización en la producción.
En consecuencia, el tiempo que debería utilizarse para medir la capacidad sería el tiempo efectivo, o
sea, aquel en el cual normalmente se podrán utilizar los factores o recursos productivos, si las
características del proceso exigieran una demora en el flujo de las operaciones, la demora podrá
considerarse “normal” o integrante del sistema.
Si las demoras en el flujo, que generan una menor utilización del tiempo disponible, no prevén por ser
“fallas extraordinarias” debería considerarse el tiempo disponible.
Ello se debe a que durante los tiempos de preparación y complementario los equipos se encuentran
inactivos y de ninguna manera pueden ser utilizados para producir, por lo que la magnitud de tiempo
considerada refleja no sólo el tiempo en que “el equipo está en contacto con el material” o
“funcionando”, sino también el tiempo en que el equipo no puede ser operado de ninguna manera en
razón de estar afectado a una operación; esto no significa “tiempo de espera”, pues ello
correspondería a la demora considerada normal, sino tiempo de “inutilización” del equipo
exclusivamente por razones productivas.
Extensión del cálculo del tiempo para determinar la capacidad máxima en el caso del ejemplo
El análisis para un turno de trabajo de 8 hs. Los valores obtenidos deberán extrapolarse para una
unidad de tiempo cronológico mayor, para lo cual habrá que considerar:
1. Cual será la unidad de tiempo calendario a la que deberá referirse el “tiempo” y por ende, la
capacidad.
2. Si existen otros factores que para esa unidad de tiempo calendario modifiquen o incidan en el
tiempo de uso máximo. Por ejemplo: vacaciones anuales o paros programados para tareas de
mantenimiento correctivo.
Nos estamos refiriendo solamente a actividades “continuas”, no estacionales, es decir, aquellas que no
deben paralizar indefectiblemente su operación debido a circunstancias propias de la actividad.
Los diferentes medios productivos tienen distinta duración. Esa distinta “vida” o “duración” en el
tiempo cronológico se manifestarán a través del costo generado por cada factor, en los sucesivos
períodos de vida del ente, y, por lo tanto, incidirá en los costos de los factores que deberán
relacionarse con la producción, para determinar los costos unitarios del complejo de factores
utilizados.
En cuanto al período al que se debe referir la expresión “capacidad máxima”, debiera ser anual por
varas razones:
1. La primera de ellas es que el período anual es un adecuado horizonte para el planeamiento.
2. La segunda es que ello permite más fácilmente su asignación a períodos menores,
generalmente mensuales.
En el caso del ejemplo el tiempo máximo sería el resultado de llevar el tiempo efectivo de un turno al
total de días anuales.
Se incluyen todos los días del año, pues los no laborables son sólo un problema de decisión usarlos o
no, ya que no hay nada que lo impida, salvo razones de un mayor costo del factor trabajo, que no
afecta el hecho mismo de la capacidad disponible.
Otra circunstancia que debe tenerse en cuenta son los tiempos no utilizados de los factores fijos en la
producción como consecuencia de paros necesarios para efectuar tareas de mantenimiento.
Debe hacerse notar que en ocasiones, el mantenimiento preventivo no ocasiona detenciones
específicas, pues se hace coincidir con otros paros, tales como las demoras programadas en la
operación y el correctivo, o ciertas acciones mayores de mantenimiento preventivo, con los períodos
de “vacaciones”.
Trabajo efectivo perdido por paros por mantenimiento 51 horas 366 horas
Tiempo a ser utilizado en la medición de la capacidad máxima de producción
7.229 horas
anual
La última solución es la más adecuada, en cuanto se ajusta a la realidad y además permite conocer por
anticipado cual será la capacidad ociosa anticipada asignable a la variable tiempo.
Las alternativas planteadas, en cuanto a la asignación del tiempo a los distintos meses del año, se
vinculan con la fijación luego, del nivel de actividad previsto según el criterio de actividad normal o el
de actividad esperada a corto plazo. El primero parte, como veremos, de asumir una “normalidad” en
18 – LA CAPACIDAD DE PRODUCCIÓN Y LOS COSTOS (OSCAR M. OSORIO)
CAPACIDAD DE PRODUCCIÓN Y NIVEL DE ACTIVIDAD
ese nivel de actividad en los sucesivos períodos, y el segundo se vincula más con las perspectivas
reales de cada período, por lo que al cambiar los días de cada mes se hace posible la asignación de
tiempos para medir la capacidad máxima de producción en atención a los mismos.
La calidad de los materiales, incidirá también en la cantidad final de producto obtenido, pues no sólo
a distintas calidades corresponderán distintos “rendimientos” con relación a cantidad de producto
obtenido de la calidad definida por unidad de material utilizado, sino que la calidad del material
puede producir alteraciones en el ritmo de producción por mayor cantidad de roturas, pérdida de
tiempo o fallas en los equipos. A ello debiera seguir un adecuado control de la calidad de los
materiales recepcionados.
El nivel de actividad – prevista o real – consiste en el uso de la capacidad, ya sea como un objetivo: la
actividad prevista; o como consecuencia de hechos o circunstancias acaecidas; la actividad real o
volumen real de producción.
En ambos casos el nivel de actividad supone una utilización de los medios productivos disponibles
por un tiempo y con una producción por unidad de tiempo menor que la máxima que es posible
alcanzar.
La decisión de fijar un nivel dado de actividad prevista implica con respecto a la capacidad máxima la fijación de
un nivel de ocupación de ella. Ese nivel de ocupación se define por la relación (qp / Qm), que se define como
coeficiente de ocupación y es un índice de la utilización de los factores productivos básicos o estructurales que se
definen como constantes en el largo plazo.
La decisión de fijar un nivel de actividad futuro se refiere al tiempo durante el cual los mismos sean
usados y a la producción a lograr por la unidad de tiempo, es decir, a la productividad técnica.
Norma:
1. Regla que se debe seguir o a la que se deben ajustar las operaciones.
El concepto de normal no tiene un carácter genérico, condicionada por circunstancias que podrán
variar en cada caso, para cada actividad y empresa.
No obstante, creemos que el concepto está errado, pues el mismo podrá ser válido referido a la
capacidad, como recurso que permite cumplir con el objetivo de producir y vender, si por ciclo se
entiende un período extendido suficientemente en el tiempo para lograr la satisfacción de la demanda
total a la empresa; pero creemos que su determinación carece de validez práctica, al menos para tratar
la manera en que los costos de los distintos factores productivos, estructurales y operativos, se deben
transferir al costo de producción.
La actividad normal sería producto de una decisión vinculada fundamentalmente con el mercado, o sea, la
posibilidad de vender, pero referida al largo plazo, dada una política o estrategia empresaria determinada.
No hay un único concepto de actividad normal, aplicable en forma general a todas las empresas y
actividades.
Con lo que, la actividad normal sería aquella que en el largo plazo permite satisfacer una cierta
meta de utilidades y, a su vez, una rentabilidad considerada suficiente para la inversión efectuada,
tanto fija como circulante y no necesariamente debe ser la máxima posible sino la óptima según las
políticas de cada empresa, lo que convertiría lo “normal” en “deseable”.
Definida la actividad normal como uso de la capacidad conforme a los requerimientos previstos del
mercado en el largo plazo, se está definiendo también cuál será la capacidad ociosa para ese plazo.
Este nivel de actividad normal tiene en cuenta una predicción del volumen general del mercado y de
la participación en él de la empresa y se extiende más allá de un año.
Este concepto del nivel de actividad pretende vincular el uso de la capacidad con las fluctuaciones del
mercado en el corto plazo y pareciera más apto para mercados inestables o de tendencia no
claramente definida y para actividades muy afectadas por abastecimientos inestables o cambiantes.
Su determinación implica una opción respecto del tiempo de operación así como de la productividad
técnica y, además, respecto de los factores fijos operativos a incorporar al proceso.
Por la influencia distinta que tienen sobre la magnitud de los costos, lo que tiende generalmente a
modificarse es el tiempo de trabajo (días u horas) o las dotaciones (factor generalmente fijo de
operación).
Los partidarios de este criterio sostienen que el mismo es un criterio realista, dado el menor plazo de
anticipación en la previsión, pero podría producir de año en año, y aún en períodos más cortos,
alteraciones en los costos fijos unitarios, lo que dificultaría la comparación periódica, siempre y
cuando no se produzcan correlativamente modificaciones en los factores fijos operativos relacionados.
En cuanto a su magnitud, este nivel de actividad esperado puede ser mayor o menor que el
determinado para igual período, como consecuencia de adoptar el criterio de actividad normal,
aunque, será siempre inferior a la capacidad máxima práctica.
3.4.1.2.3. Conclusiones
De la comparación entre los dos extremos generalmente seguidos para fijar el nivel de actividad
previsto puede concluirse que:
1. Los dos criterios prescinden de considerar el distinto comportamiento de los dos grupos de
factores fijos que condicionan el proceso productivo: factores fijos estructurales y los fijos
operativos, usando una sola base (el nivel de actividad previsto) para determinar la tasa de
absorción de los costos generados por cada uno de ellos, en los costos de producción, por lo
cual los dos son incorrectos en cuanto a la determinación de la base.
2. La adopción del criterio de “actividad normal” genera mayores desvíos que el criterio de
“actividad a corto plazo”, sobre todo en períodos de grandes fluctuaciones del mercado o de
la oferta.
3. Para procesos de producción estacionales, en los que los factores fijos de operación sean más
controlables y donde las posibilidades de contar con insumos suficientes sólo son previsibles
con mayor certeza en cada oportunidad, resultaría más aconsejable el uso del criterio de corto
plazo que el criterio de normalidad.
4. Mientras no se tenga en cuenta el comportamiento diferente de los factores fijos, el uso único
de cualquiera de los dos criterios es erróneo.
qr = Tr Er
24 – LA CAPACIDAD DE PRODUCCIÓN Y LOS COSTOS (OSCAR M. OSORIO)
CAPACIDAD DE PRODUCCIÓN Y NIVEL DE ACTIVIDAD
en la que:
qr: Nivel de actividad o volumen de producción real
Tr: Tiempo real de actividad
Er: Productividad Técnica real
Es decir, la actividad real puede ser mayor o menor que la prevista pero menor que la máxima.
La producción real no necesariamente será menor a la prevista, sino que puede ser igual o mayor que
ella y hasta igual que la capacidad máxima, aunque esto sería excepcional.
En ocasiones, cuando circunstancias excepcionales de mercado requieren una actividad mayor que la
revista, pueden llegar a modificarse los factores fijos de operación, sobre todo cuando los tiempos
reales excedan los tiempos previstos.
Tr > Tp
Er > Ep
Pues ello significará un mejor uso de los factores fijos. El nivel de actividad real o volumen de
producción real es una magnitud “ex – post”.
La información que se tiene respecto del volumen real de producción se expresa en término de
unidades de producto; y cuando se trata de casos de poliproducción se hace necesaria su conversión a
la unidad de medida utilizada para expresar la capacidad y el nivel decidido de uso.
D
Capacidad ociosa operativa o
inactividad B’’’
C Nivel de actividad previsto
A’’’ A’’ A’ A
Si el tiempo no es igual para todos los productos, las unidades físicas no serán homogéneas como
unidad de medida por no reunir las cualidades que hemos indicado antes.
Por lo tanto, es necesario recurrir a otras unidades que permitan medir adecuadamente esa capacidad
y su uso en términos homogéneos.
Los distintos centros de actividad, por los que “pasa” un producto podrán tener unidades distintas
para medir su capacidad de producción, conforme a su estructura y a las características propias de
cada uno, pero en general podría sostenerse que ellas muestran o deben mostrar el tiempo e
intensidad con que se usan los factores fijos.
Supongamos que la unidad elegida es el m3 de gas de 6.000 calorías y las producciones posibles
fueran:
10.000 m3 de gas de 9.000 cal.
26 – LA CAPACIDAD DE PRODUCCIÓN Y LOS COSTOS (OSCAR M. OSORIO)
CAPACIDAD DE PRODUCCIÓN Y NIVEL DE ACTIVIDAD
4. En centros con bajo índice de mecanización, con una mayor intensidad de mano de obra
utilizada
En estos casos, la “hora – hombre” o la “hora – mano de obra directa” suele ser suficientemente
representativa.
Es válida en el área de construcción edilicia. En los trabajos de “patio”, tales como carga y descarga,
estibaje, etc., la capacidad del “centro” estaría dad por la mano de obra disponible y allí el uso de la
“hora – hombre” como unidad de medida sería conveniente.
La capacidad y su uso dependen, no sólo de las instalaciones sino fundamentalmente de la cantidad
de personal calificado disponible.
Ninguna magnitud monetaria, permite medir o reflejar la “capacidad” de ningún centro ni su uso o
grado de utilización mejor que las unidades concretas o abstractas pero vinculadas con el uso de los
factores productivos.
Más compleja resulta la medición del concepto capacidad en la función de comercialización.
No resulta aconsejable el uso del monto de ventas como indicador de la capacidad, aunque se trate en
la inmensa mayoría de los casos de múltiples productos no homogéneos y, por ende, de precios
distintos que es necesario homogeneizar.