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CAPITULO I

1.1 CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS

La Corte Interamericana de Derechos Humanos es uno de los dos órganos que creó
la Organización de los Estados Americanos para supervisar el cumplimiento de los
derechos humanos en el continente americano. El otro es la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos.

La CIDH es un órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados


Americanos (OEA) encargado de la promoción y protección de los derechos
humanos en el continente americano. Está integrada por siete miembros
independientes por un periodo de seis años que se desempeñan en forma personal
y tiene su sede en Washington, D.C. Éstos sólo pueden ser reelectos una vez.

La Corte se creó en virtud del Artículo 33b de la Convención Americana sobre


Derechos Humanos para salvaguardar los derechos consagrados en ésta. Su
sede, en San José, Costa Rica, fue creada por la OEA en 1959 y, en forma
conjunta con la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH), instalada
en 1979, es una institución del Sistema Interamericano de protección de los
derechos humanos (SIDH).

El SIDH se inició formalmente con la aprobación de la Declaración Americana de


los Derechos y Deberes del Hombre en la Novena Conferencia Internacional
Americana celebrada en Bogotá en 1948, en el marco de la cual también se
adoptó la propia Carta de la OEA, que proclama los "derechos fundamentales de
la persona humana" como uno de los principios en que se funda la Organización.

El pleno respeto a los derechos humanos aparece en diversas secciones de la


Carta. De conformidad con ese instrumento, "el sentido genuino de la solidaridad
americana y de la buena vecindad no puede ser otro que el de consolidar en este
Continente, dentro del marco de las instituciones democráticas, un régimen de
libertad individual y de justicia social, fundado en el respeto de los derechos
esenciales del hombre". La Carta establece la Comisión como un órgano principal
de la OEA, que tiene como función promover la observancia y la defensa de los
derechos humanos y servir como órgano consultivo de la OEA en dicha materia.

La CIDH realiza su trabajo con base en tres pilares de trabajo:

• el Sistema de Petición Individual;

• el monitoreo de la situación de los derechos humanos en los Estados


Miembros, y

• la atención a líneas temáticas prioritarias.

A través de este andamiaje, la Comisión considera que, en el contexto de la


protección de los derechos de toda persona bajo la jurisdicción de los Estados
americanos, es fundamental dar atención a las poblaciones, comunidades y
grupos históricamente sometidos a discriminación. En forma complementaria,
otros conceptos informan su trabajo: el principio pro personae – según el cual la
interpretación de una norma debe hacerse de la manera más favorable al ser
humano - la necesidad de acceso a la justicia, y la incorporación de la perspectiva
de género a todas sus actividades.

1.1.1 La función que brinda la Corte Interamericana de Derechos Humanos


en casos de responsabilidad internacional
La CIDH tiene la función principal de promover la observancia y la defensa de los
derechos humanos en las Américas. De conformidad con el artículo 106 de la Carta
de la Organización.

El papel de la Corte es doble:

Por un lado, interpreta los artículos de la Convención Americana, así como de


otros instrumentos internacionales de derechos humanos, para proporcionar una
orientación más minuciosa sobre las disposiciones de los artículos y sobre cómo los
Estados pueden ponerlos en práctica. Esta es la parte consultativa de su trabajo.

Por otro lado, su función contenciosa le permite tomar decisiones y medidas


cautelares, así como dictar sentencias sobre casos en los que se haya producido
una violación de los derechos humanos a nivel individual o interestatal. Sin
embargo, sólo puede hacer esto si el Estado concernido ha aceptado previamente
la autoridad de la Corte para regular dichos casos. En el supuesto de que el Estado
concernido no haya aceptado la jurisdicción de la Corte, el caso sólo podrá ser
tratado por la Comisión Interamericana. Si el Estado no ha ratificado la Convención
Americana, la Comisión aplicará la Declaración Americana de los Derechos y
Deberes del Hombre.

Un Estado puede aceptar la jurisdicción contenciosa de la Corte más tarde, o sobre


una base ad hoc en un caso particular. Esto significa que, al ratificar la Declaración
Americana, acepta que la Corte regule ciertos casos. La declaración de aceptación
puede tener carácter incondicional o condicional y puede aplicarse a un caso
específico o a un periodo de tiempo limitado.

1.2 CORTE PENAL INTERNACIONAL

La Corte Penal Internacional (CPI), llamada también Tribunal Penal Internacional,


es un tribunal de justicia internacional permanente cuya misión es juzgar a las
personas acusadas de cometer crímenes de genocidio, guerra, agresión y lesa
humanidad. Es importante no confundirla con la Corte Internacional de Justicia,
órgano judicial de Naciones Unidas, ya que la CPI tiene personalidad jurídica
internacional, y no forma parte de las Naciones Unidas, aunque se relaciona con
ella en los términos que señala el Estatuto de Roma, su norma fundacional. Tiene
su sede en la ciudad de La Haya, en los Países Bajos.

La Corte Penal Internacional es un órgano de justicia internacional independiente,


de carácter permanente, cuyo objetivo es asegurar que los más graves crímenes
internacionales como el genocidio, los crímenes de lesa humanidad, los crímenes
de guerra y los crímenes de agresión, no permanezcan impunes. (CABRERA, 2010)

En su artículo 1 nos dice la Corte Penal Internacional (“la Corte”). La Corte será una
institución permanente, estará facultada para ejercer su jurisdicción sobre personas
respecto de los crímenes más graves de trascendencia internacional de
conformidad con el presente Estatuto y tendrá carácter complementario de las
jurisdicciones penales nacionales. (Roma, 2011, pág. 2)
Creada por iniciativa de la ONU el 17 de julio de 1998 mediante el Estatuto de Roma,
la Corte Penal Internacional entró en vigor el 1 de julio de 2002. El nacimiento de
una jurisdicción independiente constituye un paso histórico hacia la universalización
de los derechos humanos.

La comunidad internacional alcanzó un hito histórico cuando 120 Estados


adoptaron, el 17 de julio de 1998, el Estatuto de Roma, el instrumento constitutivo
de la Corte Penal Internacional (CPI), que entró en vigor el 1 de julio de 2002, tras
su ratificación por 60 países, entre ellos España (el 24 de octubre de 2000). En la
actualidad ya son 123 los países que han ratificado el Estatuto de Roma.
La CPI, con sede en La Haya (Países Bajos), es un organismo internacional
independiente que no forma parte de la estructura de las Naciones Unidas, con la
que firmó un acuerdo el 4 de octubre de 2004 que regula la cooperación entre ambas
instituciones. Se financia principalmente a través de los Estados miembros, pero
también con aportaciones voluntarias de gobiernos, organizaciones internacionales,
particulares, sociedades y otras entidades.

1.2.1 La función que cumple la Corte Penal Internacional en casos de


responsabilidad internacional
Investigar y juzgar a personas que hayan cometido las violaciones más graves del
derecho internacional contempladas en el Estatuto de Roma: genocidio (Artículo 6),
crímenes de guerra (Artículo 8) y crímenes de lesa humanidad (Artículo 7).

La CPI tiene competencia únicamente respecto de crímenes cometidos después de


la entrada en vigor del Estatuto (1 de julio de 2002). Si un Estado hubiese ratificado
su Estatuto después de esta fecha, la Corte podrá ejercer su competencia
únicamente con respecto a los crímenes cometidos después de la entrada en vigor
del Estatuto respecto de ese Estado, a menos que éste haya hecho una declaración
aceptando la competencia de la Corte desde el 1 de julio de 2002.
En los casos de crímenes en los que el ejercicio de la competencia de la Corte
hubiese sido activado por un Estado Parte o bien por la Fiscalía, la Corte sólo podrá
ejercer su competencia si el Estado en cuyo territorio haya tenido lugar la conducta
de que se trate, o bien el Estado del que sea nacional el acusado del crimen, es
parte del Estatuto de Roma, o bien, no siéndolo, consiente en aceptar dicha
competencia mediante declaración expresa.
El art. 27 del Estatuto establece que éste es aplicable por igual a todos sin distinción
alguna basada en el cargo oficial. En particular, el cargo oficial de una persona, sea
Jefe de Estado o de Gobierno, miembro de un gobierno o parlamento, representante
elegido o funcionario de gobierno, en ningún caso la eximirá de responsabilidad
penal ni constituirá por sí mismo motivo para reducir la pena. Asimismo, las
inmunidades y las normas de procedimiento especiales que conlleve el cargo oficial
de una persona, con arreglo al derecho interno o al derecho internacional, no
impedirán que la Corte ejerza su competencia sobre ella.
Los crímenes de competencia de la Corte no prescriben. La CPI sólo puede imponer
penas máximas de 30 años de prisión y, de forma excepcional, cadena perpetua si
la extrema gravedad del caso lo justifica, pero nunca puede condenar a muerte.
En la Conferencia de Revisión del Estatuto de Roma celebrada en Kampala
(Uganda) en 2010 fueron adoptadas por consenso dos enmiendas que amplían la
definición de los crímenes de guerra y tipifican el crimen de agresión, definiéndolo
y estableciendo las condiciones de ejercicio de la jurisdicción de la Corte respecto
del mismo. La nueva definición del crimen de agresión establece que una persona
comete dicho crimen “cuando, estando en condiciones de controlar o dirigir
efectivamente la acción política o militar de un Estado, planifica, prepara, inicia o
realiza un acto de agresión que por sus características, gravedad y escala
constituya una violación manifiesta de la Carta de las Naciones Unidas”. A
continuación, se enumeran una serie de supuestos que son considerados actos de
agresión.
1.2.2 Estructura de la Corte Penal Internacional
Está compuesta por:
- Una Presidencia, integrada por tres magistrados;
- la División Judicial con tres secciones (Casos Preliminares, Primera Instancia
y Apelaciones) a cargo de 18 jueces;
- la Oficina del Fiscal y el Registro.
Actualmente ostenta el cargo de presidente el juez Chile Eboe-Osuji, de Nigeria, y
el de fiscal, Fatou Bensouda, de Gambia. Aproximadamente 700 personas de 90
países trabajan para la Corte, que cuenta con 6 oficinas sobre el terreno.

1.3 CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS

La Convención Americana sobre Derechos Humanos (también llamada Pacto de


San José de Costa Rica) fue suscrita, tras la Conferencia Especializada
Interamericana de Derechos Humanos, el 22 de noviembre de 1969 en la ciudad
de San José en Costa Rica y entró en vigencia el 18 de julio de 1978. Es una de
las bases del sistema interamericano de promoción y protección de los derechos
humanos.

Si el ejercicio de tales derechos y libertades no estuviese ya garantizado


por disposiciones legislativas o de otro carácter, los Estados partes están obligados
a adoptar medidas legislativas o de otro carácter que fueren necesarias para
hacerlos efectivos.

Además, establece la obligación, para los Estados partes, del desarrollo progresivo
de los derechos económicos, sociales y culturales contenidos en la Carta de
la Organización de los Estados Americanos, como medios de protección de los
derechos y libertades, establece dos órganos para conocer de los asuntos
relacionados con el cumplimiento de la Convención: la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

1.3.1 Países que conforman la Convención Americana sobre Derechos


Humanos
A la fecha, veinticinco naciones se han adherido a la Convención:

Argentina, Barbados, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Dominica,


Ecuador, El Salvador, Granada, Guatemala, Haití, Jamaica, México, Nicaragua,
Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Suriman, Trinidad y Tobago,
Uruguay y Venezuela
Trinidad y Tobago denunció a la Convención Americana sobre Derechos Humanos
por medio de un comunicado dirigido al Secretario General de la OEA el 26 de mayo
de 1998. Igualmente lo hizo Venezuela en el 2012.

Entre otros instrumentos, ha sido complementada con:

• Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos


(Protocolo de San Salvador), de 1988
• Protocolo a la Convención Americana sobre Derechos Humanos relativo a la
abolición de la pena de muerte, de 1990

Estos protocolos cuentan con diversos grados de ratificación por parte de los
Estados.

1.3.2 Creación de la Convención Americana sobre Derechos Humanos

Previo al "Pacto de San José de Costa Rica", se habían establecido otras piezas
legales para la protección de los derechos del hombre, entre estos podemos
destacar la Conferencia Interamericana sobre los Problemas de la Guerra y de la
Paz, está el texto oficial de dicha conferencia celebrada en México en los meses de
febrero y marzo de 1945, se proclama la adhesión de las repúblicas americanas a
los principios consagrados para la vigencia de los derechos esenciales del hombre
y se encomendó al comité Jurídico Interamericano la redacción de un ante proyecto
de declaración de los derechos y deberes internacionales del hombre. Este comité
presentaría el fruto de su trabajo durante la Novena Conferencia Internacional
Americana y sería aprobada la Declaración Americana de los Derechos y Deberes
del Hombre como un instrumento de carácter no obligatorio, como una mera
declaración.

También la conferencia aprobó la resolución número XXXI mediante la cual


recomendó que el Comité Jurídico Interamericano elaborara un proyecto de
Estatuto para la creación y funcionamiento de una Corte Interamericana destinada
a garantizar los derechos del hombre, "ya que no hay derecho propiamente
asegurado sin amparo de un tribunal competente". Esta es la primera vez en la
historia de los derechos humanos en el continente americano en la cual se
menciona de manera directa un organismo jurídico para regular los derechos
humanos. En la quinta reunión de consulta de ministros de Relaciones Exteriores,
se creó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, organismo que estaría
reafirmado y con funciones más claras en la redacción de la Convención.

La Conferencia Interamericana Especializada sobre derechos Humanos, nacería


en San José, Costa Rica, del 7 al 22 de noviembre de 1969, adoptando la
Convención Americana sobre Derechos Humanos o "Pacto de San José de Costa
Rica". La promoción y protección internacional de los derechos humanos de la
población americana era el trabajo de instrumentos de naturaleza declarativa por lo
que ninguna acción de dichos instrumentos u organismos era realmente vinculante
para los estados. Luego de la entrada en vigor de la Convención Americana el año
1978, la evolución normativa del sistema de protección de los derechos humanos
en América se vería completa. Ya no lo hará sobre instrumentos de naturaleza
declarativa si no que lo hará sobre instrumentos que tendrán una base convencional
y obligatoria.

1.3.3 Estructura de la Convención Americana sobre Derechos Humanos

Conforme a lo que en ella ha estipulado, la Convención entró en vigor el 18 de


julio de 1978. En su redacción actual consta de 82 artículos agrupados en tres
partes y estas a su vez en once capítulos. El artículo 1 compromete a los Estados
signatarios a reconocer los derechos regulados en la Convención “a toda persona
sujeta de su jurisdicción”, lo que supone que no se limita a los ciudadanos ni a los
residentes.

Primera Parte Deberes de los Estados y derechos protegidos

• El Capítulo I (artículos 1 y 2) aparte de comprometer a los estados a respetar


lo estipulado en la Convención les insta a crear leyes acordes a lo establecido.
• El Capítulo II (artículos 3 al 25) enumera los derechos civiles y políticos y
sociales
• El Capítulo III (artículos 26) este artículo cita el compromiso de los estados a
crear legislaciones “que se derivan de las normas económicas, sociales y
sobre educación, ciencia y cultura, contenidas en la Carta de la Organización
de los Estados Americanos”.
• El Capítulo IV (artículos 27 al 31) explica la suspensión de garantías, la
interpretación y la aplicación de todo lo establecido en la Convención.
• El Capítulo V (artículo 32) establece los deberes de las personas.
Segunda Parte Medios de protección

• El Capítulo VI (artículo 33) crea los órganos responsables por velar por la
protección y promoción de los Derechos Humanos: la Comisión Interamericana
de los Derechos Humanos y la Corte Interamericana de los Derechos
Humanos.
• El Capítulo VII (artículos 34 al 51) dicta la organización, funciones,
competencia y procedimiento de la Comisión Interamericana de los Derechos
Humanos.
• El Capítulo VIII (artículos 52 al 69) dicta la organización, funciones,
competencia y procedimiento de la Corte Interamericana de los Derechos
Humanos.
• El Capítulo IX (artículos 70 al 73) menciona las disposiciones generales de
ambas instituciones, como dar la inmunidad diplomática, según el derecho
internacional, a los miembros de ambos organismos.
Tercera Parte Disposiciones transitorias

• El Capítulo X (artículos 74 al 78) sobre la firma, ratificación, reserva, enmienda,


protocolo y denuncia.
• El Capítulo XI (artículos 79 al 82) Disposiciones Transitorias
CAPITULO II
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS
HUMANOS

Es un mecanismo de promoción y protección de derechos humanos que depende


de la estructura, organigrama y presupuesto de la Organización de los Estados
Americanos (OEA). Son los Estados americanos miembros de la OEA los que
crearon los tratados internacionales sobre derechos humanos que conforman ese
sistema regional, en los cuales se reconocen todo tipo de derechos que los Estados
deben respetar a todos sus habitantes, sin ningún tipo de discriminación, en sus
territorios.

El principal tratado regional es la Convención Americana sobre Derechos Humanos


o Pacto de San José de Costa Rica de 1969, la cual reconoce derechos civiles y
políticos y, de manera muy tenue, derechos colectivos en su artículo 26 (derechos
económicos, sociales y culturales). (Rodríguez Rescia, 2009)

Órganos de protección del Sistema Interamericano

El Sistema Interamericano se ha desarrollado en el marco de la Organización de los


Estados Americanos1 en la segunda mitad del siglo XX, replicando el movimiento
iniciado a nivel universal y europeo de crear mecanismos internacionales de
protección de derechos humanos. Actualmente, se basa en la labor de dos órganos:
la Comisión y la Corte Interamericanas.

La Comisión Interamericana fue creada en 1959, en la Quinta Reunión de Consulta


de Ministros de Relaciones Exteriores, celebrada en Santiago de Chile. Por su parte,
la Corte Interamericana fue creada, en 1969, como órgano jurisprudencial y de
supervisión judicial sobre la vigencia de los derechos humanos al adoptarse la
Convención Americana2.

La Comisión y la Corte están compuestas por siete expertos/as cada una, que
actúan a título personal y son propuestos/as y elegidos/as por los Estados de

1
En adelante OEA.
2
La Convención Americana –en adelante Pacto de San José, Convención o CADH - fue suscrita en San José de Costa Rica el 22 de noviembre de
1969.
acuerdo con lo establecido en los respectivos Estatutos de la Comisión y de la Corte
y en la propia Convención Americana3

Los/as miembros de la CIDH, conocidos como comisionados, son elegidos por todos
los países miembros de la OEA, y los/as jueces de la Corte son elegidos
exclusivamente por los países que han ratificado la Convención Americana (los
llamados Estados partes en el tratado). Una de las exigencias establecidas por las
normas respectivas es que los/as miembros de la Comisión y de la Corte sean
personas de alta autoridad moral y reconocida trayectoria en derechos humanos; a
su vez, los jueces/as de la Corte tienen el requisito adicional de ser abogados/as
que, según lo dispuesto por la Convención, deben reunir las condiciones para
desempeñar las más altas funciones judiciales4.

La duración del mandato de los/las miembros de la Comisión es de 4 años y pueden


ser reelectos por una única vez; los/las jueces de la Corte ejercen su mandato por
períodos de 6 años y también pueden ser reelectos por una vez 5. Ni la Comisión ni
la Corte sesionan de manera permanente; tanto una como la otra sesionan en los
países que les sirven de sede: la Comisión, en Washington D.C., Estados Unidos,
y la Corte, en San José, Costa Rica. Normalmente, los órganos del SI tienen dos o
tres períodos de sesiones ordinarias, que se extienden por aproximadamente dos o
tres semanas y, en ocasiones, celebran sesiones extraordinarias6.

La Comisión y la Corte actúan de acuerdo con las facultades otorgadas por distintos
instrumentos interamericanos de derechos humanos. En el derecho internacional
los Estados están obligados a respetar los tratados que han ratificado, la costumbre
internacional y el jus cogens. Ello implica que en el sistema interamericano existen
Estados que han asumido diversos niveles de protección internacional de los
derechos de sus habitantes. Así, mientras que algunos países han ratificado casi la
totalidad de los tratados interamericanos, otros lo han hecho sólo respecto de

3
Cfr., Artículo 2 del Estatuto de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (respecto de todos los Estados miembros de la OEA); artículo
34 y 52 de la Convención Americana (vincula a quienes ratificaron el tratado exclusivamente) y artículo 4 del Estatuto de la Corte Interamericana.
4
Cfr., Artículo 52 de la Convención Americana y artículo 4 del Estatuto de la Corte.
5
Cfr., artículos 34, 36 y 37 de la Convención Americana, respecto de la Comisión; y artículos 52, 53 y 54 de la Convención Americana, respecto
de la Corte.
algunos, y pocos no han ratificado ningún tratado interamericano de derechos
humanos6

A. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos

La Comisión ha desarrollado la función de tutelar los derechos humanos a través de


actividades de promoción o incidencia en derechos humanos, así como mediante el
tratamiento de casos individuales, en virtud de los poderes que le conceden la Carta
de la OEA15, la Declaración Americana, su estatuto y reglamento, la Convención
Americana y demás convenciones interamericanas de derechos humanos16.

En consecuencia, con dichas atribuciones, la Comisión puede realizar diversas


actividades de protección tales como la publicación de informes de distinta índole,
la realización de visitas a los países o la emisión de comunicados de prensa. De la
misma manera, puede tramitar y resolver casos individuales de violación de
derechos humanos y, en caso de incumplimiento de sus recomendaciones por parte
del Estado demandado, puede someter el caso a la jurisdicción de la Corte.
Adicionalmente, en ejercicio de este mandato, la Comisión puede ordenar la
adopción de medidas cautelares en casos graves y urgentes, o solicitar a la Corte
la adopción de medidas provisionales; también puede celebrar audiencias sobre
diferentes aspectos relacionados con el trámite de los casos, la situación de los
derechos humanos en un país determinado o cualquier otro tema que sea de su
interés.

En efecto, la Comisión ha desarrollado una importantísima labor en la tutela de los


derechos de las personas en el hemisferio, desempeñando un papel cada vez más
activo como órgano de protección a través del procesamiento de casos individuales
y del perfeccionamiento de sus estrategias de promoción17.

B. La Corte Interamericana de Derechos Humanos

Es un tribunal de derechos humanos creado por un tratado internacional llamado


“Convención Americana sobre Derechos Humanos” o Pacto de San José de Costa

6
Argentina, Costa Rica, Colombia y Perú están entre los países que han ratificado el mayor número de
tratados de derechos humanos; por su parte, EEUU y Canadá se encuentran entre los que no lo han hecho.
Rica de fecha 1969. Esta Corte está conformada por siete jueces y juezas que
deben ser nacionales de algún país americano, y que son elegidos por los países
que han aceptado, mediante la aprobación de una ley (ratificación), aquella
Convención Americana.

Como su nombre lo indica, su ámbito de acción es interamericano y solo respecto


de los Estados que han aceptado su competencia contenciosa. Como su mandato
lo establece, este tribunal verifica que los Estados no violen derechos humanos
contenidos en los distintos artículos de la Convención Americana y que,
normalmente, coinciden en sus contenidos con derechos constitucionales. También
puede declarar violaciones de derechos humanos contemplados en otros tratados
interamericanos que le otorgan esa competencia (Convención contra la Tortura,
Protocolo de San Salvador, por ejemplo). La sede de la Corte Interamericana está
en San José, Costa Rica y entró en funciones en 1979, cuando fueron elegidos sus
primeros magistrados.

La Corte Interamericana no es un tribunal permanente, solo se reúne dos o tres


veces al año por una o dos semanas, según el presupuesto se lo permita. Su
presupuesto depende de la Organización de los Estados Americanos y no
sobrepasa los dos millones de dólares, lo que resulta claramente insuficiente para
cumplir de manera amplia con su mandato. Quizás por esa limitación de recursos,
la Corte ha instaurado como práctica la realización de sesiones extraordinarios en
países que le invitan para esos efectos y que sufragan los gastos de esas sesiones.
Claro está, con el fin de mantener su independencia, el tribunal no agenda casos
relacionados con el Estado invitante. Aún con esas limitaciones, tanto la Corte,
como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, cumplen con uno de los
más importantes mandatos de la OEA que es la promoción y protección de los
derechos humanos, lo que ha permitido establecer parámetros regionales sobre las
obligaciones que tienen los Estados americanos de respetar los derechos humanos
de sus habitantes.

En lo que concierne a la Corte IDH, únicamente resuelve casos concretos donde


personas que se sienten afectadas por violaciones a derechos humanos acuden a
ella para obtener una sentencia internacional que les reconoce sus derechos y les
permite reclamar la reparación integral de los daños ocasionados. El principal
requisito es que antes hayan agotado los recursos legales en su país y hayan
planteado su caso ante la Comisión Interamericana. Una vez hecho eso –lo cual
implica un transcurso importante de tiempo– es la misma CIDH la que puede
plantear la demanda ante la Corte Interamericana. No lo pueden hacer las personas
afectadas directamente porque la Convención Americana establece que “solo los
Estados Partes y la Comisión Interamericana” pueden someter casos al
conocimiento de la Corte Interamericana.

Cuando la persona afectada –conocida como víctima– no puede plantear ella misma
su petición ante la Comisión Interamericana, lo pueden hacer sus familiares,
conocidos o cualquier otra persona, aunque no tengan ningún vínculo afectivo;
incluso pueden hacerlo organizaciones de las sociedad civil o grupos de personas.
Así fue como ocurrió en el caso que analizaremos a lo largo de este documento
(Caso de los Niños de la Calle contra Guatemala), en que una conocida ONG que
trabaja el tema de la niñez en Centroamérica (Casa Alianza), presentó el caso ante
el Sistema Interamericano en asocio con otra conocida organización que litiga casos
de violaciones de derechos humanos ante el SIDH (Centro para la Justicia y el
Derecho Internacional – CEJIL).

La Corte fue creada por la Convención Americana con el objeto de supervisar, de


manera complementaria a la Comisión, el cumplimiento de las obligaciones
asumidas por los Estados al ratificar la Convención, principalmente a través del
sistema de casos individuales. La Corte tiene una doble competencia: contenciosa
y consultiva.

A través de su competencia contenciosa, la Corte Interamericana se pronuncia


sobre los casos y medidas provisionales que son sometidos a su conocimiento por
la Comisión Interamericana o por los Estados. Si bien tanto la CIDH como los
Estados pueden tomar la decisión de presentar los casos ante la Corte, hasta ahora
sólo lo ha hecho la Comisión. En el proceso de adopción de esta decisión, la
Comisión ha creado una etapa formal donde le da la posibilidad a la víctima o a sus
representantes de exponer su parecer.
Por otra parte, en ejercicio de la competencia consultiva, la Corte interpreta la
Convención Americana y otros tratados internacionales relacionados con la
protección de los derechos humanos en los países americanos.

En el marco de la competencia consultiva, la Corte ha establecido importantes


pautas que giran en torno a su propia autoridad, sobre los límites de las acciones
de los Estados, la discriminación, y algunos otros temas cruciales para la efectiva
protección de los derechos humanos, tales como: el hábeas corpus, las garantías
judiciales, la pena de muerte, la responsabilidad internacional de los Estados, la
igualdad y la no discriminación, la colegiación obligatoria de periodistas, la
exigibilidad del derecho de rectificación o respuesta, los derechos de los/las
trabajadores/as migrantes y los derechos de los/las niños/as, entre otros. (2006)

ORGANOS DEL SITEMAS INTERAMERICANO

Corte Interamericana de Derechos Humanos


Comision Interamericana de Derechos Humanos 7 miembros - jueces
7 mienbros - comisionados elegidos por estados Partes de la CADH
elegidos por la asmblea general de la OEA. Elegidos por estados Partes de la CADH
Actuan independientemente Actua independientemente
Mandato de 4 años - una reeleccion Mandato de 6 años - una reeleccion
Funciones: funciones:
- Promover y estimular los derechos humanos - contenciosa: resolucion de casos individuales y
- Elaborar estudios sobre la situacion de los derechos medidas provisionales.
humanos en estados miembros de la OEA - procesar - consultiva: competencia para interpretar la
casos individuales. convencion y otros instrumentos de derechos
humanos.
Obligaciones internacionales de los Estados en el Sistema Interamericano

Los países de América están comprometidos a respetar los derechos plasmados en


la Carta de la OEA y la Declaración Americana. Por su parte, los Estados que han
ratificado la Convención Americana u otros tratados interamericanos, se
comprometen específicamente a respetar los derechos y libertades protegidos en
aquellos.

La Convención Americana reafirma este deber al establecer que los Estados partes
se obligan a respetar y a garantizar el pleno y libre ejercicio de los derechos que el
instrumento comprende a toda persona bajo su jurisdicción, sin discriminación
alguna. Esto implica que los Estados se comprometen a erradicar acciones
violatorias de los derechos garantizados, así como a realizar determinadas
acciones, a fin de permitir el efectivo goce de tales derechos.

Los Estados tienen la obligación de “organizar todo el aparato gubernamental y, en


general, todas las estructuras a través de las cuales se manifiesta el ejercicio del
poder público, de manera tal que sean capaces de asegurar jurídicamente el libre y
pleno ejercicio de los derechos humanos”.

Ello es especialmente importante, teniendo en cuenta que los actos u omisiones de


un agente del Estado vinculado a cualquiera de sus órganos -ejecutivo, judicial,
legislativo o cualquier otro poder establecido institucionalmente en un Estado22-,
puede generar su responsabilidad internacional, aun cuando actúe fuera del marco
de sus funciones o sin ampararse en su calidad de autoridad. La Corte
Interamericana ha establecido que “[e]s un principio básico del derecho de la
responsabilidad internacional del Estado, recogido por el Derecho Internacional de
los Derechos Humanos,” que todo Estado es internacionalmente responsable por
todo y cualquier acto u omisión “de cualquier poder, órgano o agente estatal,
independientemente de su jerarquía, que violen los derechos internacionalmente
consagrados”.

Asimismo, dicha responsabilidad puede surgir por actos u omisiones de la persona


que actúe con la complacencia o tolerancia de las autoridades estatales. Por
ejemplo, un miembro de un grupo paramilitar que quema la vivienda de un supuesto
colaborador de la guerrilla.

De las obligaciones de respeto y garantía de los derechos surge el deber del Estado
de “prevenir, investigar y sancionar toda violación de los derechos reconocidos por
la Convención y procurar, además, el restablecimiento, si es posible, del derecho
conculcado y, en su caso, la reparación de los daños producidos por la violación de
los derechos humanos”.

Esta obligación incluye la adecuación de la legislación interna, el esclarecimiento de


las violaciones a los derechos humanos y la sanción de los responsables, entre
otras medidas. La Convención Americana en su artículo 2 reafirma la obligación de
los Estados partes del tratado de adecuar la legislación interna a los parámetros
establecidos en la Convención, comprometiendo a los Estados a adoptar aquellas
disposiciones legislativas o de otro carácter que fueran necesarias para hacer
efectivos los derechos y libertades protegidos en dicho tratado.

La Corte ha reconocido el valor transformador de la verdad al establecer que el


esclarecimiento de los crímenes denunciados permite a las sociedades que los
toleraron, prevenir situaciones similares en el futuro25. Asimismo, la Corte ha
derivado de la obligación de garantía, el deber del Estado de capacitar a sus
funcionarios/as (y de modo general a sus agentes) en el respeto de los derechos
humanos.

La obligación de investigar las violaciones de los derechos humanos y de castigar


a los responsables debe realizarse diligentemente; en palabras de la Corte “debe
emprenderse con seriedad y no como una simple formalidad condenada de
antemano a ser infructuosa”. En este sentido, los Estados tienen que garantizar que
sus sistemas judiciales -es decir, los sistemas internos encargados de impartir
justicia en cada país- estén organizados de tal manera que aseguren el
cumplimiento de esta obligación internacional. Tanto los instrumentos
interamericanos de derechos humanos como la jurisprudencia de la Corte ponen
especial énfasis en la garantía de castigo efectivo de las violaciones de derechos
humanos. Así, la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura
exige que se impongan penas acordes con la gravedad del delito28; y la Convención
de Belém do Pará también requiere el castigo de los responsables29.

Por su parte, la jurisprudencia de la Corte Interamericana demanda la eliminación


de obstáculos jurídicos que puedan impedir el castigo efectivo de las violaciones
graves a los derechos humanos, como las amnistías o la prescripción de los delitos,
y el establecimiento de excluyentes de responsabilidad que pretendan impedir la
investigación o sanción de dichos crímenes30.

La reparación es otro compromiso que asumen los Estados al obligarse


internacionalmente. Esto es, el Estado asume que si viola los derechos que se
comprometió a proteger, debe realizar aquellos actos que borren o eliminen las
consecuencias del acto u omisión ilícitos31. Así, debe remediar la violación
restituyendo íntegramente a la víctima a la situación anterior al acto lesivo, y si ello
no es posible, indemnizar pecuniariamente y adoptar todas aquellas otras medidas
de reparación adecuadas a fin de remediar el daño causado. La reparación de los
daños está también destinada a prevenir que hechos como los denunciados vuelvan
a repetirse.

El incumplimiento de esta obligación constituye una falta contra la Convención: por


ejemplo, si en un país se ejecuta a un sindicalista y posteriormente se investiga y
se castiga a los culpables, pero no se indemniza pecuniariamente a los familiares
de la víctima, el Estado no está cumpliendo sus compromisos internacionales.

La Ruta para Obtener una Sentencia de la Corte Interamericana

Para lograr una sentencia de la Corte Interamericana, se requiere del agotamiento


de una ruta procesal compleja que inicia con una denuncia ante los órganos
administrativos y judiciales del país, la cual supone un proceso que incluye la
interposición de recursos de apelación hasta llegar al último paso procesal que
podría ser el recurso de casación, o en otros casos, la resolución de un recurso de
amparo o de tutela ante la justicia constitucional.

Si aun así no se obtiene una sentencia favorable a la víctima en la justicia interna,


se abre la opción –siempre de carácter subsidiario– de plantear el caso ante el
Sistema Interamericano, iniciando con una petición ante la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, en Washington D.C. y, si prospera, puede ser luego enviado
el caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos en San José, Costa Rica.

El proceso interamericano culminaría con una sentencia definitiva de la Corte


Interamericana cuya estructura y contenido se analiza acontinuacion

Procedimiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos

De lo establecido en la Convención Americana de Derechos Humanos, principal


instrumento de la región en materia de protección de los derechos humanos, así
como de lo contenido en los Reglamentos de los mencionados órganos del Sistema
Interamericano es posible diferenciar las etapas que deben atravesar las denuncias
contra los Estados antes de culminar con una sentencia por parte de la Corte IDH.

a) Presentación de la petición ante la Comisión

El proceso en el Sistema Interamericano se inicia con la presentación de una


petición ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Cualquier
persona, grupo de personas o entidad no gubernamental –reconocida por lo menos
en uno de los Estados miembros de la OEA– puede presentar una petición a nombre
propio o de terceros.

En la petición deberá invocar la violación de alguno de los derechos humanos


reconocidos en la Convención Americana sobre Derechos Humanos o en la
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre. Asimismo, podrá
alegarse la violación de los derechos a la educación y a la sindicación, reconocidos
por el Protocolo de San Salvador.

También podrán admitirse las peticiones derivadas de la Convención de Belém do


Pará, la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas, el
Protocolo relativo a la Abolición de la Pena de Muerte, así como de la Convención
Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura.

b) Informe de admisibilidad de la petición

Para la admisibilidad de la petición deben reunirse una serie de requisitos: indicar


el nombre de la persona o personas denunciantes y en el caso de entidades no
gubernamentales el nombre de su representante; el hecho o situación denunciada,
con especificación del lugar y fecha de las violaciones alegadas; de ser posible, el
nombre de la víctima, así como de cualquier autoridad pública que haya tomado
conocimiento del hecho o situación denunciada; el agotamiento de los recursos
disponibles en la jurisdicción interna; y, que el asunto materia de la petición no se
encuentre pendiente de resolución en otro procedimiento en sede internacional.

Se exceptuará la necesidad de agotar los recursos internos cuando en la legislación


del Estado no exista un debido proceso para la protección de los derechos que han
sido violados, así como cuando de existir se deniegue a la víctima la posibilidad de
acceder a ellos o exista retardo injustificado en su resolución.

Las peticiones deben presentarse dentro de los seis meses de haberse notificado a
la presunta víctima la decisión que agota los recursos internos o dentro de un plazo
razonable, a consideración de la Comisión, cuando concurra alguna de las
excepciones antes indicadas.

Tras recibir la petición, la Comisión analiza si esta cumple con los requisitos
indispensables a fin de darle trámite y, de ser así, la remite al Estado que tendrá
tres meses –prorrogables– para presentar su respuesta. Finalmente, la Comisión
emite su decisión sobre la admisibilidad o no de la petición, la cual es pública y se
incluye en su Informe Anual a la OEA. De admitirse la petición, esta será registrada
como caso y se iniciará el procedimiento sobre el fondo.

c) Informe sobre el fondo y recomendaciones de la Comisión

Con la apertura del caso, la Comisión fijará un plazo de cuatro meses para que los
peticionarios presenten sus observaciones adicionales sobre el fondo. Las partes
pertinentes de dichas observaciones serán transmitidas al Estado en cuestión a fin
de que presente sus observaciones en igual plazo.

La Comisión deliberará sobre el fondo del caso, a cuyo efecto preparará un informe
en el cual examinará los alegatos, las pruebas suministradas por las partes, y la
información obtenida durante audiencias y observaciones in loco, esto es, visitas al
país a fin de tener contacto directo con las personas afectadas.
Si establece una o más violaciones, se preparará un informe preliminar con las
proposiciones y recomendaciones que la Comisión juzgue pertinentes y lo
transmitirá al Estado en cuestión. En tal caso, fijará un plazo dentro del cual el
Estado deberá informar sobre las medidas adoptadas para cumplir las
recomendaciones.

Si la Comisión considera que no ha cumplido las recomendaciones del informe


sobre el fondo, y el Estado ha aceptado la jurisdicción de la Corte Interamericana,
someterá el caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

d) Sometimiento del caso a la Corte

El procedimiento ante la Corte se divide en tres etapas: escrita, oral y de


deliberación. En un primer momento se presenta el escrito de la demanda que
incluirá las pretensiones, las partes, las resoluciones emitidas por la Comisión, las
pruebas ofrecidas, los fundamentos de Derecho y las conclusiones pertinentes.

Seguidamente, la demanda es notificada al Estado demandado y a la presunta


víctima, o sus representantes. Dentro de dos meses de notificada la demanda la
presunta víctima deberá remitir un escrito de solicitudes, argumentos y pruebas.

El demandado contestará la demanda y el escrito de la víctima dentro del plazo de


dos meses de su notificación. En su contestación, el Estado puede presentar
excepciones preliminares que podrán ser rebatidas por las partes en un plazo de
treinta días.

e) Procedimiento oral ante la Corte

Culminada la etapa escrita, se dará inicio al procedimiento oral fijándose las


audiencias que sean necesarias. Para ello, la Corte solicitará a las partes que
remitan su lista de testigos y peritos; así como que establezcan cuáles declararán
en la audiencia pública.

En esta etapa es posible recusar peritos, así como objetar la participación de


testigos. Debe tenerse en cuenta que el listado final debe basarse en lo indicado en
la demanda, en los argumentos de las presuntas víctimas y en la contestación de la
demanda. El Presidente de la Corte fijará la fecha de la audiencia pública y será
quien dirigirá el debate. El desarrollo de la audiencia queda registrado en las actas
que se anexan al expediente del caso.

f) Emisión de la sentencia

Tras culminar la etapa oral, las partes remiten por escrito sus alegatos finales.
Seguidamente, la Corte deliberará en privado y aprobará la sentencia que será
notificada a las partes. Usualmente la sentencia contiene la determinación de los
hechos, las conclusiones de las partes, los fundamentos de derecho, la decisión
sobre el caso y el pronunciamiento sobre las reparaciones correspondientes.

El fallo de la Corte será definitivo e inapelable. En caso de desacuerdo sobre el


sentido o alcance del fallo, cualquiera de las partes podrá solicitarse su
interpretación, siempre que dicha solicitud se presente dentro de los noventa días a
partir de la fecha de la notificación del fallo.

g) Supervisión de cumplimiento de la sentencia

La labor de la Corte no culmina tras la emisión del fallo en que determina si el Estado
es responsable internacionalmente o no por la violación de los derechos de las
presuntas víctimas. La Corte supervisará el cumplimiento de la sentencia a través
de la presentación de informes estatales y de las correspondientes observaciones
a dichos informes por parte de las víctimas.

A su vez, la Comisión deberá presentar sus observaciones al informe del Estado y


a las observaciones de las víctimas. Asimismo, la Corte requerirá las pericias e
informes que considere oportuna e incluso podrá convocar a las partes a una
audiencia de supervisión.

Conformación de la Corte Interamericana de Derechos Humanos

La Corte se compone de siete jueces, nacionales de los Estados miembros de la


OEA, elegidos a título personal de entre juristas de la más alta autoridad moral, de
reconocida competencia en materia de derechos humanos, que reúnan las
condiciones requeridas para el ejercicio de las más elevadas funciones judiciales,
conforme a la ley del Estado del cual sean nacionales o del Estado que los postule
como candidatos.
No puede haber más de un juez de la misma nacionalidad.

Composición actual: Desde 2020, la Corte se compone así:

Cargo NOMBRE PAIS DE PERIODO


PROCEDENCIA
JUEZ Humberto Sierra Porto Colombia 2013–2024
VICEPRECIDENTE Patricio Pazmiño Freire Ecuador 2020–2021
PRESIDENTA Elizabeth Odio Benito Costa Rica 2020–2021
JUEZ Eduardo Vio Grossi Chile 2016–2021
JUEZ Eugenio Raúl Zaffaroni Argentina 2016–2021
JUEZ Eduardo Ferrer Mac-Gregor México
Poisot 2013–2024
JUEZ Ricardo Pérez Manrique Uruguay 2019–2024

Partes de la Sentencia Emitidas por la Corte Interamericana de Derechos


Humanos

Las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos1 representan la


etapa última del esfuerzo –cuando no “lucha”– que inicia una persona por el
reconocimiento de sus derechos humanos, luego de haber tenido que hacer
reclamaciones legales en su país (agotamiento de recursos internos), pasando por
una primera fase de reclamo ante el Sistema Interamericano de Protección de
Derechos Humanos2 en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos3

. Finalmente, culmina con aquella sentencia declaratoria de derechos que, además,


establece reparaciones integrales por el daño causado que emite la Corte IDH. Si
bien estas sentencias internacionales son un triunfo particular, porque están
definidas para proteger a las personas por las violaciones cometidas en su perjuicio
por actos de los Estados, también representan un referente general, porque cada
caso o situación resuelta puede tener efectos generales en algunos casos, más allá
de la solución del conflicto particular. Como se sabe, las violaciones a los derechos
humanos son actos cometidos por los Estados por sus funcionarios (llamados
agentes), y esos actos podrían ser realizados por acciones materiales; por
omisiones –cuando el Estado no realiza actos que debería haber hecho–; por
aprobación y aplicación de leyes violatorias a los derechos humanos; por actos o
políticas públicas inadecuadas, o por cualquier otra circunstancia que afecte a la
población en general o a parte de ella, y que es cuestionado en el marco de en un
caso concreto.

Como se aprecia, una sentencia, no solo podría beneficiar a la persona que


demandó al Estado, sino a otras personas y comunidades que podrían encontrarse
en una situación similar. Lo mismo puede ocurrir con otros países que tengan
situaciones generadoras de violaciones de derechos humanos similares a la del
Estado condenado.

Todo ello, genera un interés hemisférico por las sentencias de la Corte


Interamericana, ya que permiten ilustrar y promover mejoras a los derechos
humanos a partir de la resolución de casos concretos que cuestionan actuaciones
estatales que deben ser censuradas y evitadas.

¿Cómo se elabora una sentencia de la Corte Interamericana?

A lo largo de este documento hemos utilizado como sinónimos “sentencia” y “fallo”.


El término técnico es sentencia y se refiere a un documento internacional emitido
por la Corte Interamericana, donde se sustenta la historia procesal de un reclamo
por violaciones de derechos humanos en perjuicio de una persona, que culmina con
una decisión judicial con valor jurídico internacional incuestionable.

Una vez agotados los procedimientos internos en el país, finalizado el proceso ante
la Comisión Interamericana y llevado el caso por ésta ante la Corte Interamericana,
se deben agotar los procedimientos escritos y orales ante este tribunal. Después de
finalizada la audiencia pública sobre el fondo del caso ante la Corte, se agenda
fecha para deliberación y resolución en sesiones privadas para redactar y votar la
sentencia final, la cual se sustenta en un proyecto de sentencia redactado bajo la
supervisión de un juez redactor o instructor.

Luego de una lectura general del proyecto de sentencia y de su debate, el


presidente somete a votación los puntos resolutivos de la sentencia cuando no ha
habido consenso. Si algún juez disiente del fallo así lo debe informar durante la
deliberación, para lo cual deberá redactar su voto separado (ver infra X. Los votos
separados).

Una vez emitido, el fallo es notificado a las partes para lo procedente. Las
sentencias de la Corte Interamericana son “vinculantes”, es decir, obligatorias en
cuanto a su acatamiento, para lo cual se le otorga a los Estados un plazo de
cumplimiento. Si no son cumplidas, la Corte IDH puede señalarlo así en su informe
anual dirigido a la Asamblea General de la OEA para los efectos pertinentes, por
ejemplo, para que se emita una resolución de la OEA conminando al Estado a acatar
la sentencia.

La Estructura o Partes de una Sentencia de la Corte Interamericana

La siguiente, es una estructura general de una sentencia de la Corte Interamericana


de Derechos Humanos:

I. Encabezado: Es el título de la sentencia con la información básica, incluyendo la


fecha, el tipo de sentencia (si es de excepciones preliminares, el fondo,
reparaciones o interpretación de sentencia), así como la composición de la Corte
que conoció y resolvió el caso y los nombres de los secretarios del Tribunal.

II. Introducción: Es la explicación general de cómo fue sometido el caso a la


consideración de la Corte Interamericana. Normalmente, es la Comisión
Interamericana la que somete la demanda ante el tribunal y, excepcionalmente,
podrían hacerlo los Estados, por ejemplo, cuando un Estado demanda a otro Estado
(queja interestatal), lo que todavía no ha ocurrido ante la Corte. Además, también
se puede observar el petitorio de las partes

En la introducción, se relata lo siguiente: La fecha de sometimiento del caso ante la


Corte. La importancia que tiene la fecha es determinar si la demanda se presentó
dentro de los tres meses después de haberse emitido el informe de la Comisión
Interamericana. En la introducción también van indicados los artículos de la
Convención Americana que la CIDH considera que han sido violados por el Estado
demandado y que pide a la Corte que así sea declarado en sentencia
III. Antecedentes procesales (trámite ante la Comisión y la Corte
Interamericana):

La verificación de los nombres de peticionarios y víctimas de la petición ante la


Comisión Interamericana y luego ante la Corte Interamericana. En este caso, los
peticionarios son dos organizaciones de la sociedad civil (Casa Alianza y CEJIL),
lo que muestra la apertura del Sistema Interamericano por recibir peticiones de la
manera más amplia posible, sin que sea estrictamente necesario comparecer a las
víctimas directas o a sus familiares.

- La constatación de las fechas de los principales actos procesales para determinar


si la petición fue planteada ante la Comisión Interamericana dentro de los seis
meses posteriores al agotamiento de los recursos internos en el país; o si la
demanda ante la Corte fue interpuesta por la Comisión dentro de los tres meses
siguientes a la emisión de su informe del artículo 50 de la Convención Americana.

- Analizar si hubo algún tipo de procedimiento de resolución no adversarial del caso,


mediante una solución amistosa ante la Comisión Interamericana donde haya
habido algún acuerdo parcial del caso y de las reparaciones (no lo hubo en este
caso).

- Verificar si dentro del proceso se adoptaron medidas precautorias o provisionales


para proteger la vida e integridad personal de las víctimas, familiares y testigos del
caso (no sucedió en este caso). - Constatar las recomendaciones que hizo la
Comisión Interamericana al Estado en su informe del artículo 50 de la Convención
Americana, y verificar si el Estado cumplió con algunas de ellas o no.

IV. Sistematización y valoración de la prueba: En este apartado, la sentencia


de la Corte sistematiza la prueba según su naturaleza, en:

- Prueba documental. Son todos los documentos presentados junto con la


demanda de la Comisión Interamericana o con el escrito independiente que
presentan las víctimas, o con los primeros escritos de contestación del Estado.
Esos documentos deben ser admitidos o rechazados según hayan sido
presentados oportunamente y no hayan sido cuestionados, controvertidos u
objetados en cuanto a su legitimidad.
- Prueba testimonial, Esta prueba se refiere a los testigos que tanto la Comisión
como las víctimas y peticionarios y el Estado demandado ofrecen para ser
escuchados en una audiencia pública, que se realiza normalmente en la sede
de la Corte Interamericana. Excepcionalmente, la Corte puede hacer audiencias
fuera de su sede en sesiones extraordinarias.
- Prueba pericial. Es prueba técnica porque supone el rendimiento de un
dictamen escrito y oral de un profesional en alguna materia específica, el cual
da su opinión científica y objetiva sobre lo que se le pregunta o sobre el tema al
que fue convocado a opinar.
- Valoración de la prueba, La sentencia de la Corte dedica un apartado a definir
las reglas de valoración de toda la prueba incorporada en el expediente, tanto
documental como pericial y testimonial

V. Hechos probados: Desde el punto de vista sustantivo de una sentencia, esta es


una de sus partes más importantes, ya que dependiendo de los hechos que el
tribunal tenga por demostrados, con base en las reglas de la valoración de la prueba
arriba descritos, así será el alcance de la sentencia. De los hechos probados
dependerán dos cosas: a. los derechos humanos que se considera violados
conforme al articulado de la Convención Americana, y b. las reparaciones que se
deben exigir al Estado por la violación de esos derechos.

VI. Derechos violados: aquí se determinará los derechos que han sido violados,
por ejemplo, Derecho a la vida, Derecho a la integridad personal, Derecho a la
nacionalidad, Reconocimiento progresivo de derechos colectivos, Derecho a la
igualdad y a la no discriminación. etc.

VII. Parte resolutiva (Por tanto): El fallo de la Corte Interamericana finaliza con lo
que se conoce como parte resolutiva o el “por tanto”. Esto es lo primero que
normalmente se acostumbra leer de una sentencia. De alguna manera, es una
forma de eliminar la “ansiedad” cuando estamos a la espera de una sentencia:
queremos ver qué fue lo que se resolvió y después, buscamos los argumentos para
haber llegado a esas conclusiones. La parte resolutiva es un resumen de las
violaciones que el tribunal determinó y, en algunas ocasiones, también se
mencionan las reparaciones que el Estado debe cumplir para restituir los derechos
violados o indemnizar por los daños ocasionados por esas violaciones

VIII. Firma: Finalmente, como parte de la formalidad y de la legitimidad de la


sentencia de la Corte Interamericana, es un requisito indispensable que todos los
jueces y juezas que participaron en las audiencias y en el conocimiento integral del
caso, así como en las deliberaciones privadas para su discusión y redacción, firmen
la sentencia. Inmediatamente después de las firmas, tanto el presidente del Tribunal
como el secretario suscriben el “ejecútese” del fallo, que es la forma de señalar el
punto final del proceso para iniciar la diligencia de la notificación de la sentencia a
las partes

IX. Fecha de la sentencia: Es una formalidad y un requisito de legitimidad indicar


la fecha en que fue emitida y suscrita la sentencia de la Corte Interamericana. Su
importancia, además de su legitimidad, es que se usa esa fecha como un referente
necesario cuando es citada oficialmente. Para efectos de interposición del recurso
de interpretación o del cumplimiento de la sentencia, no tiene ninguna relevancia la
fecha de suscripción, ya que se utiliza siempre la fecha de la notificación oficial a
las partes.

X. Votos separados: La única sentencia de la Corte IDH que genera obligaciones


para el Estado es la sentencia de fondo votada por unanimidad o por mayoría de
votos. Esa es la sentencia válida, legítima y exigible. Por lo tanto, también es la
única que genera jurisprudencia. Sin embargo, cuando uno o varios jueces o juezas
de la Corte Interamericana están en desacuerdo total o parcialmente con los puntos
resolutivos del fallo, pueden emitir su propio voto separado, pero ello no constituye
jurisprudencia ni tiene validez jurídica alguna desde el punto de vista de las
obligaciones internacionales que debe asumir el Estado.

Hay varios tipos de votos separados en la práctica de la Corte Interamericana:

a) El voto “salvado” o voto “disidente”. Es cuando un juzgador no suscribe


uno o la totalidad de los puntos resolutivos, por lo tanto, no está de acuerdo
con la sentencia votada por la mayoría en todo o en parte. Este juez debe
explicar antes, en sesión privada, cuando se votaron los puntos resolutivos,
los motivos de su disidencia. Además, indica que redactará su voto y lo
someterá al conocimiento del Tribunal solo para efectos de información, no
para su consideración, ya que es su opinión personal del caso.
b) La opinión separada. No es un voto salvado o disidente. Es cuando un juez
está de acuerdo con los puntos resolutivos de la sentencia, pero tiene una
argumentación distinta o más amplia para haber llegado a esa conclusión.
En ese caso, si bien suscribe la sentencia, se le permite adicionar a la
sentencia su argumentación por separado.
c) El voto “concurrente”. No es ni voto salvado ni opinión separada. Es
cuando un juez está de acuerdo con los puntos resolutivos y con la
argumentación de la sentencia, pero desea ampliar los argumentos o las
razones que tuvo para justificar su voto, de manera tal que opta por hacer
una explicación paralela más amplia –no discordante– con los motivos para
sus valoraciones jurídicas. En el Caso de los Niños de la Calle, los Jueces
Cançado Trindade y Abreu Burelli hicieron conocer a la Corte su voto
concurrente conjunto.
3.1. SENTENCIA DE LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS
HUMANOS.

Entre los casos resueltos por la Corte Interamericana de Derechos Humanos


tenemos:

Corte Interamericana de Derechos Humanos

Caso Barrios Altos Vs. Perú


Sentencia de 14 de marzo de 2001

LA CORTE,

DECIDE:

Por unanimidad,
1. Admitir el reconocimiento de responsabilidad internacional efectuado por el
Estado.
2. Declarar, conforme a los términos del reconocimiento de responsabilidad
internacional efectuado por el Estado, que éste violó:
a) El derecho a la vida consagrado en el artículo 4 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, en perjuicio de Placentina Marcela
Chumbipuma Aguirre, Luis Alberto Díaz Astovilca, Octavio Benigno
Huamanyauri Nolazco, Luis Antonio León Borja, Filomeno León León,
Máximo León León, Lucio Quispe Huanaco, Tito Ricardo Ramírez Alberto,
Teobaldo Ríos Lira, Manuel Isaías Ríos Pérez, Javier Manuel Ríos Rojas,
Alejandro Rosales Alejandro, Nelly María Rubina Arquiñigo, Odar Mender
Sifuentes Nuñez y Benedicta Yanque Churo;
b) El derecho a la integridad personal consagrado en el artículo 5 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, en perjuicio de
Natividad Condorcahuana Chicaña, Felipe León León, Tomás Livias
Ortega y Alfonso Rodas Alvítez; y
c) El derecho a las garantías judiciales y a la protección judicial
consagrados en los artículos 8 y 25 de la Convención Americana sobre

3. Declarar, conforme a los términos del reconocimiento de responsabilidad


efectuado por el Estado, que éste incumplió los artículos 1.1 y 2 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos como consecuencia de la
promulgación y aplicación de las leyes de amnistía Nº 26479 y Nº 26492 y
de la violación a los artículos de la Convención señalados en el punto
resolutivo 2 de esta Sentencia.
4. Declarar que las leyes de amnistía Nº 26479 y Nº 26492 son incompatibles
con la Convención Americana sobre Derechos Humanos y, en
consecuencia, carecen de efectos jurídicos.
5. Declarar que el Estado del Perú debe investigar los hechos para determinar
las personas responsables de las violaciones de los derechos humanos a
los que se ha hecho referencia en esta Sentencia, así como divulgar
públicamente los resultados de dicha investigación y sancionar a los
responsables.
6. Disponer que las reparaciones serán fijadas de común acuerdo por el Estado
demandado, la Comisión Interamericana y las víctimas, sus familiares o sus
representantes legales debidamente acreditados, dentro de un plazo de tres
meses contado a partir de la notificación de la presente Sentencia.
7. Reservarse la facultad de revisar y aprobar el acuerdo señalado en el punto
resolutivo precedente y, en caso de que no se llegue a él, continuar el
procedimiento de reparaciones.
CAPITULO III
3.1. ESBOZO HISTÓRICO DEL ESTATUTO PENAL DE ROMA

En los años 1993 y 1994, el Consejo de Seguridad de la Organización de las


Naciones Unidas creó los Tribunales Penales Internacionales para el juzgamiento
de los presuntos responsables por graves violaciones a los derechos humanos en
la ex Yugoslavia y en Ruanda, “[…] dejando en evidencia la imposibilidad de que
sociedades en transición pudieran administrar justicia por sus propios medios”.
Finalmente, el 17 de julio de 1998, en la Conferencia Diplomática de
Plenipotenciarios de las Naciones Unidas, se aprobó el Estatuto de Roma de la
Corte Penal Internacional cuyo artículo primero establece que “será una institución
permanente, […] facultada para ejercer su jurisdicción sobre personas respecto de
los crímenes más graves de trascendencia internacional […]” con “carácter
complementario de las jurisdicciones penales nacionales.”
El Estatuto de Roma entró en vigor el 01 de julio del 2002 y representa el
primer tratado multilateral por el que se reconoce que actos cometidos en conflictos
armados no internacionales pueden constituir crímenes de guerra. (Otazu, 2007)

3.2 PERU EN LA CORTE PENAL INTERNACIONAL

El Perú suscribió el Estatuto de la Corte el 7 de diciembre del 2000, ratificado


por el Congreso de la República el 10 de noviembre del 2001. El Estatuto de Roma
es un documento vinculante para el Estado peruano.

3.3 ESTRUCTURA DEL ESTATUTO DE ROMA

El Estatuto se estructura de la siguiente forma:

• Preámbulo
• Parte I: Del establecimiento de la corte (artículos 1- 4)
• Parte II: De la competencia, la admisibilidad y el derecho aplicable (5 -
21)
• Parte III: De los principios generales de derecho penal (22 - 33)
• Parte IV: De la Composición y administración de la corte (34 - 52)
• Parte V: De la investigación y el enjuiciamiento (53 - 61)
• Parte VI: Del Juicio (62 - 76)
• Parte VII: De las Penas (77 - 80)
• Parte VIII: De la Apelación y la revisión (81 - 85)
• Parte IX: De la cooperación internacional y la asistencia judicial (86 -
105)
• Parte X: De la ejecución de la pena (103 - 111)
• Parte XI: De la Asamblea de los estados partes (112)
• Parte XII: De la financiación (113 - 118)
• Parte XIII: Cláusulas finales (119 - 128)

3.4 CRÍMENES DE LA COMPETENCIA DE LA CORTE

(Compendium.3rd.SPA, 2015)La competencia de la Corte se limitará a los


crímenes más graves de trascendencia para la comunidad internacional en su
conjunto. La Corte tendrá competencia, de conformidad con el presente Estatuto,
respecto de los siguientes crímenes:
1. El crimen de genocidio: Son los actos perpetrados con la intención de
destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso
como tal:
➢ Matanza de miembros del grupo.
➢ Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del
grupo.
➢ Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que
hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial.
➢ Medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo.
➢ Traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo.

2. Los crímenes de lesa humanidad: Son actos que se cometen como


parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil
y con conocimiento de dicho ataque:
➢ Asesinato
➢ Exterminio
➢ Esclavitud
➢ Deportación o traslado forzoso de población
➢ Encarcelación u otra privación grave de la libertad física en violación
de normas fundamentales de derecho internacional.
➢ Tortura
➢ Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado,
esterilización forzada o cualquier otra forma de violencia sexual de
gravedad comparable.
➢ Persecución de un grupo o colectividad con identidad propia fundada
en motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales,
religiosos, de género u otros motivos universalmente reconocidos
como inaceptables con arreglo al derecho internacional, en conexión
con cualquier acto mencionado en el presente párrafo o con cualquier
crimen de la competencia de la Corte.
➢ Desaparición forzada de personas.
➢ El crimen de apartheid.
➢ Otros actos inhumanos de carácter similar que causen
intencionalmente grandes sufrimientos o atenten gravemente contra
la integridad física o la salud mental o física.

3. Los crímenes de guerra: La Corte tendrá competencia respecto de los


crímenes de guerra en particular cuando se cometan como parte de un
plan o política o como parte de la comisión en gran escala de tales
crímenes.
➢ El homicidio intencional
➢ La tortura o los tratos inhumanos, incluidos los experimentos
biológicos.
➢ El hecho de causar deliberadamente grandes sufrimientos o de
atentar gravemente contra la integridad física o la salud.
➢ La destrucción y la apropiación de bienes, no justificadas por
necesidades militares, y efectuadas a gran escala, ilícita y
arbitrariamente
➢ El hecho de forzar a un prisionero de guerra o a otra persona
protegida a servir en las fuerzas de una Potencia enemiga

4. El crimen de agresión: El estatuto señala que comete crimen de


agresión aquel que Estando en condiciones de controlar o dirigir
efectivamente la acción política o militar de un Estado, dicha persona
planifica, prepara, inicia o realiza un acto de agresión que por sus
características, gravedad y escala constituya una violación manifiesta de
la Carta de las Naciones Unidas.
➢ La invasión o el ataque por las fuerzas armadas de un Estado del
territorio de otro Estado, o toda ocupación militar, aún temporal, que
resulte de dicha invasión o ataque o toda anexión, mediante el uso
de la fuerza, del territorio de otro Estado o de parte de él.
➢ El bombardeo, por las fuerzas armadas de un Estado, del territorio
de otro Estado, o el empleo de cualesquiera armas por un Estado
contra el territorio de otro Estado.
➢ El bloqueo de los puertos o de las costas de un Estado por las fuerzas
armadas de otro Estado.
➢ El ataque por las fuerzas armadas de un Estado contra las fuerzas
armadas terrestres, navales o aéreas de otro Estado, o contra su flota
mercante o aérea.
➢ La utilización de fuerzas armadas de un Estado, que se encuentran
en el territorio de otro Estado con el acuerdo del Estado receptor, en
violación de las condiciones establecidas en el acuerdo o toda
prolongación de su presencia en dicho territorio después de
terminado el acuerdo.
➢ La acción de un Estado que permite que su territorio, que ha puesto
a disposición de otro Estado, sea utilizado por ese otro Estado para
perpetrar un acto de agresión contra un tercer Estado.
➢ El envío por un Estado, o en su nombre, de bandas armadas, grupos
irregulares o mercenarios que lleven a cabo actos de fuerza armada
contra otro Estado de tal gravedad que sean equiparables a los actos
antes enumerados, o su sustancial participación en dichos actos.

3.5 PROCESO ANTE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL

(RIVERA, 2018) El artículo 13 del Estatuto establece que la Corte ejerce


competencia, para conocer los crímenes antes mencionados, en tres supuestos:

i. Ante la solicitud de iniciar una investigación, presentada por un Estado


Parte del Estatuto.
ii. Por el pedido del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, de
iniciar una investigación.
iii. Por decisión de oficio del Fiscal de iniciar una investigación, “después
de la autorización de los jueces”. Ello sin perjuicio que el artículo 12.3
del Estatuto señala que los Estados pueden consentir que la Corte
ejerza competencia en el caso que el crimen se hubiera cometido en su
territorio (incluyendo a bordo de un buque o aeronave con matrícula de
dicho Estado) o que el acusado sea nacional de dicho Estado

A. EXAMEN PRELIMINAR
Se lleva a cabo para decidir si existe una base razonable para proceder con
una investigación. El Fiscal considera la competencia, la admisibilidad y el
interés de la justicia.
El Fiscal, luego de recibida la solicitud de un Estado Parte evalúa la
información para determinar: (i) la existencia de pruebas suficientes de la
comisión de delitos de contemplados en el Estatuto; (ii) la existencia de
competencia jurisdiccional nacional; y (iii) si el inicio de una investigación
sería útil para los intereses de la justicia y de las víctimas.

B. INVESTIGACIÓN

El “criterio de prueba para la iniciación de una investigación de una situación


con arreglo al Estatuto es fundamento razonable” (Corte Penal Internacional
b, 2013, pág. 2). Por ello, con la finalidad de reunir pruebas, la Fiscalía envía
misiones a los países involucrados en el tema para identificar los sucesos y
a los presuntos responsables, solicitando para ello la cooperación y
asistencia de los Estados y organizaciones internacionales.

En esta fase, se admite la ampliación de la investigación fiscal a todos los


hechos y las pruebas que sean pertinentes para determinar la
responsabilidad penal y el Fiscal puede realizar investigaciones en el
territorio de un Estado con autorización de la Sala de Cuestiones
Preliminares.

C. ETAPA PREVIA A LA PRUEBA

Esta fase comprende la realización de la Audiencia de Cargos, en la cual la


magistratura escucha a la Fiscalía, a la defensa y al representante de las
víctimas, para decidir si existen pruebas suficientes para el enjuiciamiento.

Luego de la entrega de la persona a la Corte o de su comparecencia


voluntaria ante aquella, la Sala de Cuestiones Preliminares celebra una
audiencia para confirmar los cargos66. En el supuesto que el acusado
hubiera renunciado a su derecho a estar presente, hubiera huido o no sea
posible ubicarlo, la audiencia se llevará a cabo en su ausencia

D. ETAPA DE LA PRUEBA

En esta fase ante la Sala de Primera Instancia, la Fiscalía debe probar más
allá de toda duda razonable la culpabilidad del imputado. Durante el juicio
se actuarán las pruebas pertinentes; emitiéndose el fallo correspondiente y,
de ser el caso, se ordenan las reparaciones para las víctimas. La sentencia
es apelable.

La Sala de Primera Instancia conocerá del proceso, de forma pública, salvo


que para proteger a las víctimas y a los testigos se autorice que una parte
del juicio se celebre «a puerta cerrada» o que se presenten «pruebas por
medios electrónicos u otros medios especiales.
E. ETAPA DE APELACIÓN

La Sala de Apelaciones conoce esta fase. Está compuesta por cinco (5)
jueces que pueden revisar la decisión y la sentencia85.
Son apelables los fallos de la Sala de Primera Instancia por vicio de
procedimiento, error de hecho o error de derecho por el Fiscal o el
condenado. El condenado o el Fiscal en su nombre, podrá apelar también
por cualquier otro motivo que afecte a la justicia o a la regularidad del
proceso o del fallo. La apelación será sin efecto suspensivo salvo que la
Sala de Primera instancia ordene lo contrario o cuando la duración de la
detención fuese mayor que la de la pena de prisión impuesta.

F. APLICACIÓN DE LA PENA

Lo prescrito con anterioridad no se entenderá en perjuicio de la aplicación


por los Estados de las penas prescritas por su legislación nacional ni de la
legislación de los Estados en que no existan las penas prescritas.

3.6 SENTENCIA DE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL

CORTE PENAL INTERNACIONAL

Sentencia del Caso Fiscalía vs Thomas Lubanga Dyilo

El 14 de marzo de 2012, la Sala I de Primera Instancia de la Corte Penal


Internacional (CPI) mediante Sentencia Nº ICC-01/04-01/06-2842, decidió por
unanimidad DECLARAR CULPABLE a THOMAS LUBANGA DYILO, a título de
coautor por el crimen de guerra tipificado en el artículo 8 literal 2 (e) (vii) del Estatuto
de Roma de la Corte Penal Internacional(1), dado que se probó que: LUBANGA
DYILO enlistaba a niños menores de 15 años de edad con el objeto de utilizarlos
activamente en conflictos armados desarrollados entre el 1 de septiembre 2002 y el
13 de agosto de 2003. Se trata de la primera sentencia emitida por una Sala de
Primera Instancia de la CPI. La CPI determinó que el reclutamiento fue cometido en
el contexto de un conflicto armado interno, que tuvo lugar en el distrito de Ituri (2)
(República Democrática del Congo) conflicto que contó con la participación bélica
de la Fuerza Patriótica para la Liberación del Congo (FPLC), dirigida por THOMAS
LUBANGA DYILO, en contra de la Congolaise, Ejército Popular y otras milicias,
incluida la Fuerza de Resistencia Patriótica de Ituri. LUBANGA DYILO era el
presidente de la Unión de Patriotas Congoleños (UPC), comandante y jefe de su ala
militar, y líder político del FPLC, ejerciendo un papel de coordinación general con
respecto a las actividades de la UPC / FPLC. Por otra parte, él, personalmente,
utilizó a niños por debajo de la edad de 15 años entre sus guardaespaldas,
estableciéndose también que los guardias de otros miembros del personal de la
UPC / FPLC tenían una edad promedio de 15 años. La Sala I conformada, por el
juez Adrian Fulford, la jueza Elizabeth Odio Benito y el juez René Blattmann,
consideraron que las pruebas presentadas por el Fiscal establecen más allá de toda
duda razonable que la intervención del señor LUBANGA DYILO era esencial en el
reclutamiento de menores para fines bélicos. A petición del Sr. LUBANGA DYILO,
y de conformidad con el artículo 76 (2) del Estatuto de Roma, la Cámara llevará a
cabo una audiencia de sentencia por separado. La Cámara, además, de establecer
la penalidad deberá establecer la forma por la cual se pagarán las reparaciones
civiles para las víctimas. La defensa tiene derecho a apelar la condena dentro de
los 30 días de recibir la traducción al francés de la Sentencia. Conjuntamente con
la sentencia se estableció mediante la resolución ICC-01/04- 01/06-2844 que la
lectura de sentencia con la pena a imponer se llevará a cabo el día 18 de abril a las
16:00 (3) horas, fundamento 3. (CEDPE , 2017)

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