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Pedroza Yaquelina.
4°psicopedagogia.
Materia: práctica profesional.
Prof: Graciela Bischoff
Las elecciones vocacionales de los jóvenes escolarizados.
Proyectos expectativas y obstáculos.
Introducción
Objetivos generales
• Conocer y analizar las características principales de las elecciones vocacionales
que efectúan los jóvenes que están cursando el último año de escolaridad media
en instituciones públicas y privadas de diferentes localidades de nuestro país.
• Comparar los datos recogidos con la investigación realizada en ocho escuelas de
sectores populares de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en 2002. 2
• Comparar los datos recogidos con otras poblaciones de la República Argentina. 3
Otros objetivos propuestos por el equipo de trabajo
• Revisar los discursos y las prácticas de la orientación vocacional para procurar
dar respuestas a las exigencias propias de la época que vivimos.
• Proponer líneas de acción concretas en el campo de las políticas públicas.
• Estimular a las autoridades educativas de las diferentes jurisdicciones y de nivel
nacional para instituir este tipo de estudios de manera periódica y sistemática en el
sistema educativo.
Para explorar los proyectos, las expectativas y los obstáculos de los jóvenes
escolarizados del último año, se administró una encuesta -durante octubre y
noviembre de 2006- a 4323 jóvenes (2160 varones y 2163 mujeres)
Observaciones
El estudio en el nivel nacional permitió realizar algunas observaciones.
En primer lugar, queremos destacar la fuerte intención de los jóvenes por encarar
proyectos futuros, tan contrastante con el discurso que los presenta como sujetos
apáticos, desinteresados, desganados. Indudablemente, advertimos la diferencia
entre la intención de los estudiantes sobre sus proyectos futuros y la concreción
de éstos. Es probable que las expresiones de desinterés o abulia que muchas
veces los jóvenes manifiestan sean formas fallidas de resistencia a un sistema que
no les ofrece posibilidades de desarrollo. Nos parece importante poder metaforizar
estos enunciados antes que tomarlos literalmente, reforzando de este modo los
procesos de estigmatización. Frente al discurso pretendidamente homogeneizador
de “no hay futuro”, los miles de jóvenes encuestados respondieron con intenciones
de proyectos futuros.
Un aspecto importante del estudio realizado está asociado con el papel de la
familia como institución productora de subjetividad. En este sentido, podríamos
decir que una población con estudios, produce proyectos de estudios. De acuerdo
con los datos aportados por esta muestra de más de 4000 encuestados, pareciera
que los estudiantes que logran finalizar el colegio secundario son aquellos cuyos
padres también pudieron terminarlo. Recordemos que el 70% de los padres de los
jóvenes encuestados había completado la escolaridad secundaria.
A su vez, la apuesta al estudio se prolonga una vez finalizada la escolaridad. Más
del 90% de los estudiantes manifiesta su intención de estudiar a través de
variadas respuestas. Algunos tienen la intención de estudiar solamente, otros de
estudiar y trabajar, y por último, de estudiar, trabajar y desarrollar otros proyectos.
En la investigación vuelve a aparecer el papel del trabajo como posibilitador para
la continuidad en los estudios superiores. La intención de trabajar, estudiar y hacer
otros proyectos en un 70% estaría indicando, en coincidencia con otros estudios
(Kaplan, Kantarovich, Gluz, 2002; Aisenson, 2002; Rascovan 2005), que los
jóvenes en la actualidad se plantean el trabajo como condición necesaria para
poder seguir estudiando. No se trata de trabajar para tener experiencia, para hacer
algo afín a lo estudiado o a lo que estudiarán, sino básicamente para garantizar
las condiciones que les permitan proseguir los estudios. Esto es, ayudar
económicamente en su casa para costear sus gastos en general o sus actividades
académicas en particular.
Otro rasgo relevante es la alta correlación entre estudios secundarios cursados y
elección de carrera terciaria y/o universitaria. La presente investigación, con una
muestra muy representativa, refuerza dicha línea de análisis que se había
constatado en estudios anteriores (Rascovan, 2005). Además de las carreras
tradicionales ubicadas en los primeros cinco lugares (contador público, abogacía,
psicología, administración y medicina), aparecen carreras como profesorado de
educación física, diseño gráfico y comunicación, asociadas a las orientaciones que
tenían las escuelas de enseñanza media. Podríamos sostener que el dispositivo
pedagógico muestra –al menos en este aspecto- cierta eficacia de su misión, en
tanto aparece como productor de subjetividad, por ejemplo, en la construcción de
representaciones de proyectos futuros.
La prevalencia de las carreras tradicionales (abogacía, contador, medicina, etc.)
podría relacionarse con factores sociohistóricos ya que han sido, por muchos
años, las que garantizaron (aunque hoy no sea necesariamente así) inclusión y
ascenso social.
Una observación coincidente de los distintos equipos que participaron de esta
investigación fue la notoria desinformación que los jóvenes tenían sobre la oferta
educativa, los campos profesionales y las relaciones entre carreras y profesiones.
Este aspecto reforzó la voluntad de los investigadores de insistir en la necesidad
de incluir espacios formalizados de orientación vocacional en los colegios
secundarios, cuyo objetivo debería ser promover el análisis crítico de la educación
de nivel superior, incorporando diversos contenidos conceptuales, actitudinales y
procedimentales propios de los procesos de transición a la vida adulta.
El análisis de los datos en el nivel nacional permitió hipotetizar sobre la relevancia
que para los jóvenes encuestados tienen los aspectos subjetivos con respecto a
los sociales. Si tomamos en cuenta los factores que ayudarían a cumplir
expectativas, observamos un fuerte predominio de las variables individuales por
sobre las macrocontextuales. Por ejemplo, el porcentaje de mayor importancia
corresponde a la motivación, el compromiso, la constancia, e incluso la estabilidad
económica personal y/o familiar. En este rubro, las políticas públicas no fueron las
más valoradas como factores que ayuden al logro de las expectativas. A su vez, la
falta de empleo y la inestabilidad social, económica y política del país son
consideradas como importantes y muy importantes sólo por el 55% de los
estudiantes encuestados.
Esto permitiría aventurar una tendencia a la culpabilización individual por los
fracasos ocurridos y, al mismo tiempo, a una exaltación singular por los logros
obtenidos. Posiblemente sea ésta una de las maneras en las que el discurso
neoliberal produjo formas de subjetivación en los últimos años. Al respecto
debemos recordar que es el propio discurso neoliberal el que propone pensar la
subjetividad por fuera del contexto socio-económico de época.
En sintonía con el predominio de los rasgos individualistas en nuestra civilización,
obtener satisfacción personal fue considerada la expectativa más importante, un
atributo que ilustra una de las características sobresalientes de la cultura
dominante de estos tiempos. La satisfacción personal pareciera estar ligada a
conseguir un empleo y obtener dinero y no tanto a otros aspectos, como por
ejemplo, a cambiar ciertos tópicos de la realidad social, o a inventar – descubrir
algo
Es posible, también, advertir acerca de la dificultad que podrían tener los jóvenes
que participaron de la muestra para registrar los obstáculos frente a sus propias
expectativas de futuro. Los mismos factores, cuando son presentados como
elementos que ayudarían a cumplir las expectativas y no como obstáculos, son
considerados más importantes. Por ejemplo, el factor situación económica,
personal y/o familiar asciende al 82% de las respuestas como facilitador, mientras
que cuando se lo presenta como obstáculo desciende al 65%. Esto podría estar
indicando cierta conducta defensiva de los jóvenes encuestados con respecto a
los posibles obstáculos que potencialmente podrían encontrar en su proceso de
transición.
Se desprende del presente estudio, la necesidad de instituir espacios para la
transición de los jóvenes a la vida adulta de manera obligatoria en las instituciones
educativas, tanto de enseñanza media como de nivel superior (universidades e
institutos terciarios no universitarios). En un caso se trata de las instituciones
encargadas de despedir a los jóvenes y, en el otro, de las que deben recibirlos, en
un proceso cargado de vulnerabilidad social y potencialmente de exclusión.
La implementación de políticas públicas tendrá como principal objetivo ubicar al
Estado como garante de los procesos de transición de los jóvenes, evitando
responsabilizarlos de manera exclusiva de la gestión de sus vidas.
Las estrategias y los dispositivos a desarrollar deberían ofrecer, como aspecto
sobresaliente, la colaboración para mitigar las dificultades que los estudiantes
presentan en los primeros años de estudios superiores, cuyos datos de abandono
son alarmantes. A su vez, ayudar en el ingreso al mercado laboral, donde la
prevalencia del desempleo juvenil es muy alta con respecto a los porcentajes de
desempleo en general.
Hasta aquí algunos de los datos obtenidos y las posibles lecturas sobre ellos. A lo
largo de la obra, el lector podrá acercarse a las particularidades locales–regionales
donde se aplicó el estudio y tomar contacto con diferentes nudos problemáticos
que los autores eligieron como centros de interés para profundizar.
Sergio Rascovan
La crisis barrio con a representación del progreso que sostenía que el mañana
sería mejor que el hoy y que se podía confiar en el futuro.
Los jóvenes en un mundo sin amarras.
Vivimos en un mundo dislocado, desordenado, inquietante y perturbador.la
perdida de la certeza que el mundo moderno ofrecía se ha vuelto contra los
sujetos, aquellos indicadores externos, sociales, firmes y seguros, sobre los cuales
se consolidaba la subjetividad hoy emiten una luz tenue. La reproducción de
proyectos futuros se halla interrogada, ya que los jóvenes se encuentran
desanclados de referentes y emblemas históricos sólidos.
Hoy esas significaciones de la modernidad, han comenzado a corroerse,
disolverse y transformarse en categorías zombis, a partir de la redistribución y
reasignación de los “poderes de disolución” de la modernidad misma.las
categorías de trabajo vocación carrera, profesión. Flotan hoy desustancializadas,
sin un anclaje preciso, ni muertas ni vivas, haciendo imposible emanciparlas de la
sensación de incertidumbre y vacio.
La posibilidad de proyecto se encuentra cercenada fundamentalmente por la caída
de las instituciones donadas de sentido.
El modelo social fundado durante la modernidad temprana hundía sus raíces en el
trabajo y en la ética que de este emanaba.
Las elecciones que el sujeto debía realizar estaban orientadas a la conformación
de ser, a la presión por ser alguien y el imperativo categórico principal era: ¡Tú
debes!
La etapa presente de esta modernidad tardía, liquida, impone a sus miembros la
obligación de ser consumidores, configurándose la una sociedad de
consumidores, donde los proyectos de vida se construyen sobre las opciones de
consumo y no sobre el trabajo y la educación.
La elección ha adquirido el status de obligatoria. Se nos presenta una nueva
obligación (obligación de elegir) como libertad de opción. Vivimos una época
histórica asediada por la acuciante necesidad de hacer elecciones, de decidir, sin
el respaldo del otro que legitime o asuma sus consecuencia incluso,” el acto de
elegir una carrera al terminar el colegio secundario se ha se ha convertido en un
acto de consumo”
Las transiciones de los jóvenes a la madurez están sufriendo un proceso de
desestandarización, mientras las instituciones y políticas orientadas a facilitar tales
transiciones siguen operando bajo el supuesto de un mundo lineal del curso de la
vida, en el que l integración social es equivalente a la integración en el mercado
laboral.la transición desde la etapa juvenil a la vida adulta ha dejado de ser un tipo
de “trayectoria lineal”, o concebida como una trayectoria de final conocido, donde
el eje de la transición fue el paso de la educación al trabajo. Actualmente, este
transito esta mas vinculado con un fase imprevisible, vulnerable, de incertidumbre
mayor que en las trayectorias tradicionales o lineales.
Frente a todo este panorama, Carina Kaplan brinda un par de interesantes
interrogantes:
“¿Seria muy osada plantear que los jóvenes que apuestan hoy por la
educación son una suerte de Quijotes contemporáneos?”
“¿Qué grado de influencia ejercen las instituciones de educación y las
políticas de inclusión en la conformación de posibilidades para la inserción
cultural y social y para el despliegue del proceso de subjetivación?”
Jóvenes y educación secundaria.
“la escuela no es simplemente un lugar donde se aprenden cosas, saberes,
técnicas, es también una institución que otorga títulos es decir derechos y confiere
al mismo tiempo aspiraciones. El antiguo sistema escolar producía menos
confusión que el sistema actual con sus ramificaciones complicadas, que provocan
que las personas tengan aspiraciones mal ajustadas a sus oportunidades reales.
Diferentes estudios muestran como a lo largo de los últimos años se ha producido
un importante crecimiento de la educación secundaria, si bien la equidad y la
cálida construyen un tema controvertido.
Hay cierta obligatoriedad social o subjetiva y a esto se le suma la obligatoriedad
legal.
¿Para que obtener un título? La mayoría de los jóvenes que finalizan la escuela
secundaria construyen un sentido positivo acerca de ella. En muchos casos,
apuestan con ellos a expectativas de construir itinerarios laborales, de estudio y
sociales que superen las referencias familiares de origen. También se asocia a la
construcción subjetiva de ser alguien desde el querer evitar trabajos poco
calificados o estigmatizados, considerando que la continuidad de estudios
permitirá un mejor posicionamiento en el mercado laboral y su inserción futura a
través de poseer una mayor credencial educativa. Esto otorga a la escuela un
sentido instrumental y el de ser una instancia de pasaje, de puente para
escenarios futuros.
Los jóvenes y el acceso a la educación superior.
En América latina, cuatro de cada diez jóvenes entre 18 y 24 años finalizaron sus
estudios secundarios y de ellos, la mitad cursa alguna carrera en el nivel superior.
A su vez, aclara que un factor que influye en la continuidad de los estudios
superiores es el peso de la tradición familiar, esto es haber nacido en hogares con
adultos que hayan cursado estudios superiores conlleva a una naturalización del
nivel de instrucción. En el último caso, pareciera ser que la posibilidad de pensar
carreras terciarias constituye una opción, para las generaciones jóvenes, de
ruptura y superación con respecto a la instrucción de sus padres.
Los jóvenes y sus elecciones vocacionales.
“La vocación es simplemente la transfiguración ideológica de la relación objetiva
que se establece entre una categoría de agentes de un estado de la demanda
objetiva o, si se quiere, del mercado de trabajo.”
“Un determinado tipo de condiciones objetivas, que implican un cierto tipo de
posibilidades objetivas es interiorizado por una categoría de agentes y produce en
ellos un sistema de disposiciones, a través de las cuales, su relación objetiva con
el mercado de trabajo se traduce en una carrera.”
Pierre bourdieu opina que le “principio unificador y generador de todas las
practicas y en particular de las orientaciones habitualmente descriptas como
elecciones de la voca-cion o directamente como efectos de la toma de conciencia,
no es otro que el habitus, sistema de disposiciones inconscientes producido por la
interiorización de estructuras objetivas. Como lugar geométrico de los
determinismos objetivos y las esperanzas subjetivas, el habitus tiende a producir
practicas,- y en consecuencias cerreras-objetivamente adherentes a las
estructuras objetivas”.
Aspiraciones de estudiar y/o trabajar.
“Esta misma representación conforma un efecto de realidad, y colabora en realizar
una predicción basada en condicionamientos sociales”
Hoy, la opción para los jóvenes dejo de ser estudiar o trabajar para constituirse en
estudiar y trabajar. Mientras existe una tendencia a seguir estudiando entre los
jóvenes encuestados, no todos piensan esa actividad aislada de un trabajo.la
mayoría de los jóvenes piensan que pueden sostener un estudio superior
trabajando. Mientras que un sector cada vez más pequeño de jóvenes piensa que
podrán seguir sus estudios sin la necesidad de trabajar.
Clima educativo.
Otro dato significativo que podemos estimar es que el nivel de estudios de los
padres es una de las variables que, en términos generales, esta mas asociada al
éxito o al fracaso escolar, y que influye en las expectativas futuras.
Reflexiones finales.
Frente a las intenciones futuras de estudio y trabajo de estos jóvenes, podemos
aseverar que muy a pesar de encontrarse en un entorno contemporáneo de gran
dispersión apuesta, a construir proyectos y aunque de manera frágil en su
configuración, invisten objetos vocacionales, buscan sentidos provisionales frente
a la diversificación de los itinerarios de transición a la vida adulta, intenta realizar
un proceso de negociación de lo que serán sus trayectorias. Aunque en términos
generales su capacidad de negociar su transición a la vida adulta, el rumbo que en
este tomen, dependerá sustancialmente de los capitales económicos sociales y
culturales del que dispongan para apostar, como así también de los apoyos que
les puedan proporcionar o de las oportunidades que puedan delinear.