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La conciliación debía hacerse ante un tercero imparcial nombrado de común acuerdo entre
ambas partes, el cual no debía cumplir con mayores exigencias, simplemente debía ser
colombiano, tener conocimiento en negocios y ser mayor de 21 años; la función de este
conciliador era procurar un arreglo equitativo y conveniente para las partes en conflicto, el
cual debía lograrse dentro de las cuarenta y ocho horas siguientes a su nombramiento como
conciliador
las recomendaciones hechas por el conciliador no eran de obligatoria aceptación para las
partes, pero una vez se llegara a un acuerdo y este constara en un acta, dicha acta era
equivalente a un contrato.
Si no era posible llegar a un acuerdo, la diferencia podía ser sometida a arbitrajes, los cuales
debían estar integrados por tres árbitros, uno escogido por cada una de las partes y el tercero
podía ser escogido de común acuerdo o por los árbitros que ya habían sido escogidos; el
tribunal de arbitramento tenía que decidir dentro de los ocho días siguientes a su
nombramiento y su decisión era de obligatorio cumplimiento para las partes.
4. La siguiente ley procesal expedida en Colombia, fue la Ley 10 de 1934, mediante la cual,
entre otras disposiciones, se definen los conceptos de trabajador y patrono, se establecen
los requisitos para el contrato de trabajo, se le ordena a la Oficina General del Trabajo la
creación de un modelo de contrato de trabajo, se crea la jornada máxima de 8 horas
diarias y se establecen algunos beneficios para los trabajadores, tales como las vacaciones,
un auxilio de enfermedad y un auxilio de cesantía, una vez más, hasta ahora solo normas
sustanciales, pero en el artículo 18, el legislador establece que mientras se crea la
jurisdicción especial del trabajo, los conflictos que se deriven del contrato de trabajo, se
tramitaran por el procedimiento verbal, consagrado en la Ley 105 de 1931, es decir, el
Código Judicial, que regulaba el procedimiento civil.
De lo anterior se pueden concluir dos cosas importantes, primero que el legislador ya había
encontrado la necesidad de crear una legislación especial o diferente de la civil para los asuntos
que se derivaban de la relación existente entre un trabajador y su empleador y segundo, que
como el derecho laboral apenas estaba naciendo en Colombia y se iba legislando en la medida de
las necesidades de la extensión de esa rama del derecho, el legislador aún no distinguía entre
leyes de carácter procesal y sustancial, sino que una vez creada una nueva norma laboral de
carácter sustancial, decidía en esa misma ley, quien sería el juez competente para resolver los
conflictos que se derivaran de esa norma y a través de que procedimiento, señalando claro esta y
como ha quedado evidenciado hasta ahora, uno de los procesos y jueces ya existentes en ese
momento (los civiles en todos los casos).