Lecturas: Denis Crouzet, Ausencias, Alexandre Ganoczy, La vida de Calvino y Émile Leonard, Calvino, fundador de una civilización
La historia del notable y reconocido reformador: Juan Calvino, ciertamente se le ha
dado un matiz de grandeza y de un sublime carácter, que puede llevar a todo creyente, de las corrientes protestantes tradicionales, a poner este siervo de Dios en un peldaño que él nunca anhelo o quiso alcanzar. Sin embargo, ¿Qué es lo que ha llevado a este hombre a ser un punto de referencia en la teología reformada, a pesar de sus intentos de causar el enfoque contrario? ¿Calvino tenía cierta intencionalidad indirecta de que su teología y su tipo de administración trascendiera hasta nuestros días? La realidad es que mucho se escrito de Calvino, pero solo retomaremos algunos puntos indispensables de su vida que nos puedan, no solo informar sobre la obra, y el trabajo notable de este reformador, sino que puedan explicarnos el carácter de como el hubiera querido ser expuesto. Vida y obra. A pesar de que este reformador llega a opacar a otras figuras de la reforma, el pertenece a la segunda generación de reformadores, puesto que nace el 10 de julio de 1509, es decir, él era realmente joven cuando se dan los sucesos de reforma con Martín Lutero. Sin embargo, su particular alcance y avance, puede notarse desde muy joven al estudiar en dos grandes instituciones de Francia; el Colegio de Mache en París en donde pudo acceder a la edad de 14 años, y el Colegió Montaigu. Ciertamente su educación fue bastante decorosa, al tal punto que estuvo rodeado de la aristocracia, y su padre, al ser un hombre jurisconsulto y financiero, pudo abrirle ciertas puertas para acceder a dicha educación, aunque no nos adelantemos, el joven Calvino supo aprovechar muy bien tales oportunidades, puesto que, a la edad de 18 años, pudo concluir varios de sus estudios en estas instituciones, además; de licenciarse en ambos derechos en 1529 en la Universidad de Orleans y así continuar sus estudios en la Universidad de Bourges. Juan Calvino nació en una época idónea para ser un auténtico humanista, a pesar de que varias de sus instituciones pudieran tener matices para poder enseñar cuestiones ajenas a los Evangelios, el ambiente educativo estaba pasando por una revolución de ideas expresadas por varios de los seguidores de Erasmo y Lefèvre, hombres por los que Calvino está muy influenciado. Además, de que esta última universidad tuvo recientes cambios por Margarita de Angulema, en donde esto, llevó a tener un corpus educativo donde el espíritu de la reforma era bien recibido. Realmente se puede apreciar que hay un movimiento finamente Fernando Portillo García Pensamiento Calvinista
acomodado para que Calvino tuviera la formación adecuada para el
fortalecimiento de la reforma en Europa, pero también no podemos omitir que hubo un esfuerzo e interés del reformador, por involucrarse en textos tradicionales como; la Biblia, Padres y filósofos de la antigüedad y colecciones jurídicas romanas y medievales, sin olvidar, un estudio obligado de los idiomas originales para entender tales textos. De manera que, podemos ver a un hombre interesado y con hambre de conocer a Dios en una palabra libre de toda deformación, algo que fue inevitable ver en las enseñanzas populares de la cristiandad manifiesta. Así como fue inevitable seguir el camino del espíritu reformador, fue inevitable caer en las consecuencias públicas de las mismas, debido a su formación humanista en busca del bien común, su inconformismo a la tiranía que hay en la sociedad lo llevó a denunciar tales esferas y a generar un sentido cívico en el reformador desde muy joven, lo expreso en una carta a Francisco I, pero lo que pudiera considerarse como el parteaguas para señalar a Calvino como un disidente de Roma, fue el sermón de Nicolás Cop en 1533, en donde es muy probable que Calvino haya participado en su elaboración, y aunque ciertamente no hay una persecución directa, si hubo represalias inquisitoriales, esto aunado a el asunto de los pasquines, llevaron a Calvino a abandonar Paris y posteriormente ser ayudado por su amigo Lois du Tillet, en donde aprovecho el ambiente de tranquilidad y extensos materiales que precedieron a una de sus grande obras; “La institución de la Religión Cristiana” Esta obra fue publicada en 1536 y realmente se puede ver su apoyo exegético y una firme argumentación, además de retomar a varios teólogos de la primera generación de reformadores como; Lutero, Melanchton, Zwinglio y Bucero. Sin duda, este texto fue un ejemplar en el cambio de bando reformista y generando la oposición a la iglesia romana. Después de esta magnifica obra, Calvino busca regresar a Estrasburgo, pero Farel le pide apoyo para poder llevar a la reforma en Suiza, particularmente en Ginebra. Todo parecía ir en marcha, pero Calvino fue expulsado en 1538, por varias razones; una de ellas es el hecho de que Calvino no cedió ante las leyes dictadas para la iglesia, que tenían que ver con la liturgia y con la Cena y otra es la tutela a pastores, que genero cierta influencia política y no fue nada agradable. A partir de ese momento Calvino tiene un momento de incertidumbre, al no estar ser ordenado en ningún ligar y ser nuevamente orillado a salir de otra ciudad, pierde el sentido de la vocación, de no ser por su amigo Martín Bucero, no hubiera reconocido nuevamente la guía de Dios en su vida y a pesar de la separación con Ginebra, Calvino fue nuevamente llamado, puesto que Sadoleto, un obispo de Carpentras, buscaba la unificación nuevamente de Ginebra a la iglesia católica, sin embargo, la respuesta de Calvino y también la notable mediación de Sadoleto, Fernando Portillo García Pensamiento Calvinista
ayudaron a generar un ambiente recíproco de paz y el inicio del trabajo reforma
por Calvino en Ginebra en 1541. Es a partir de aquí donde el reformador comienza un intenso trabajo de preparación y la formalización de los ministros, las funciones diaconales y de ancianato, retomando la forma de gobierno que Pablo tenía en las comunidades de creyentes. Además, podemos a un Calvino que también dogmatiza su pensamiento. Aunque, esta construcción de la formación de una teología autónoma por parte del Calvino, pueda llevarnos a un gran logro para el avance de la teología reformada, la realidad es que las controversias pudieron haber impulsado un pensamiento intolerante en el reformador. Algunos de estos roces doctrinales más destacados, está el enfrentamiento Sebastián Castelio en 1543, Calvino hizo todo lo posible para evitar su ordenación al criticarle su interpretación del descenso a los infiernos, y negar la inspiración del Cantar de los Cantares. Otro también muy conocido fue el asunto Jerome Bolsec en 1551, quien contradijo su doctrina de la doble predestinación. Sin olvidar el famoso caso de Miguel de Servet en 1553, quien pensaba que la Trinidad eran tres formas de acción del Dios unitario. Al final este fue quemado en la hoguera, respaldados por varios cantones. A pesar de estos casos distinguibles que muestran el carácter de Calvino, no siempre expreso esta intolerancia ante dilemas eclesiásticos difíciles, como la doctrina de la Santa Cena, la redacción de una Confesión en Ginebra, el aporte de la pneumatología. Esto, sin mencionar, el gran trabajo al abrir la Academia de Ginebra en 1559, en donde Calvino busco vitalizar con lo mejor en profesores de educación, dando como resultado a otras figuras que impulsaron fuertemente los ideales de la reforma como, Gaspar Oleviano, quien fue co-autor del Catecismo de Heidelberg, y un gran conocido, el escoces Juan Knox, además de algunas personalidades que impulsaron la reforma en Holanda. Realmente Calvino fue, como el bien pensaba, un simple hombre en manos de un Dios misericordioso, aunque nunca recibió una ordenación, pudo hallar y cumplir el propósito de Dios, y al sentirse un simple hombre, evidentemente este también tuvo sus errores y situaciones donde se pudo actuar con un mayor comedimiento. Tal vez, no es controversial su manera de administrar una reforma en Suiza, pero si la administración de su cuerpo, puesto que, al exigirse demasiado, su salud se deterioró, y lo llevo a fallecer el 27 de mayo de 1564 a los 55 años. A pesar de ello, no podemos negar, que no necesito de bastante tiempo para llevar a cabo lo que más de una generación de teólogos pudiera ejecutar en las condiciones en que el reformador vivía.