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INSTITUTO BÍBLICO “RAAH” CENTRAL

IGLÉSIA APOSTÓLICA Y PROFÉTICA

“LA PEÑA DE HOREB”

TAREA: BIOGRAFÍAS DE LOS REFORMADORES


CRISTIANOS
*JUAN CALVINO
*JACOBO ARMINIO
*MARTÍN LUTERO

MATERIA: TEOLOGÍA SISTEMÁTICA II

INSTRUCTOR: PASTOR ADALBERTO PÉREZ

ESTUDIANTE : HNO. LUIS MIGUEL MORALES

CICLO: III

FECHA : DOMINGO 26 DE MARZO DE 2023

Los entendidos resplandecerán como el firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las
estrellas a perpetua eternidad. Daniel 12:3
JUAN CALVINO

Juan Calvino (1509-1564) fue un reformador francés, pastor y


teólogo, considerado entre los más grandes reformadores
protestantes, junto con Martin Lutero (1483-1546) y Huldrych Zwingli
(1484-1531). Calvino sintetizó las diferentes perspectivas del
protestantismo, entre ellas la suya, en su obra La institución de la
religión cristiana, considerada como una de las más importantes de
la teología.

Calvino es reconocido como uno de los reformadores más


influyentes debido a que La institución de la religión
cristiana sistematizó la visión y postulados de varias sectas
protestantes fundados por Lutero, Zwingli y otros más. Después de
la muerte de Zwingli en 1531, Heinrich Bullinger (1504-1575) tomó
el liderazgo de la iglesia reformada, actuando como un puente entre
el movimiento de Zwingli y el de Calvino mientras que, al mismo tiempo, Calvino era influenciado
directamente por Lutero y Philip Melanchthon (1497-1560), así como por los reformadores Guillaume
Farel (1489-1565) y Martin Bucer (1491-1551). El resultado es una visión completa de las expresiones
más tempranas de la cristiandad protestante, claramente sintetizadas por Calvino y su propia teología.

Aunque Calvino es más reconocido hoy en día, Bullinger fue más influyente en su tiempo, contribuyó
con varios conceptos asociados con trabajos posteriores de Calvino, entre ellos la teología de la Alianza,
mientras que el concepto de la predestinación, también asociado con Calvino, fue sugerido inicialmente
por Lutero. Aún así, fue Calvino quien eventualmente llegó a ser el más influyente, al punto donde los
protestantes eran frecuentemente llamados calvinistas. Los calvinistas en Inglaterra se convirtieron en
los separatistas que se opusieron a la iglesia anglicana y eventualmente llevaron el calvinismo a través
del océano Atlántico, cuando establecieron la colonia de Plymouth en 1621. Después de ello, el
calvinismo se convirtió en la doctrina cristiana dominante en Nueva Inglaterra, ejerciendo una
significativa influencia en los primeros años de los Estados Unidos que se ha extendido hasta el
presente.

Infancia, educación y conversión: Calvino nació en Noyon, Picardy, reino de Francia, el 10 de julio de
1509, bajo el nombre de Jehan Cauvin. Su padre, Gerard Cauvin, era un notario en la corte eclesiástica,
mientras que su madre, Jeanne le Franc, murió cuando Calvino tenía doce años. Tuvo al menos tres
hermanos, a los que Gerard animó a estudiar para llegar a ser sacerdotes. A la edad de 12 años, a
Calvino se le otorgó un estipendio para estudiar en París (al igual que su hermano mayor), y aprendió
latín antes de inscribirse en el colegio de Montaigu para estudiar filosofía.

Alrededor de 1525, Gerard tuvo un enemistamiento con la catedral de Noyon. Desalentó a Calvino de
continuar sus estudios eclesiásticos y lo inscribió en la universidad de Orléans como estudiante de leyes.
A lo largo de sus estudios, entró en contacto con los conceptos del teólogo humanista, erudito y filósofo
Desiderius Erasmus (1466-1536), así como con otros humanistas y escritores, entre ellos el jurista
Andrea Alciato (1492-1550), fundador de la escuela humanista jurista francesa.

El humanismo hace énfasis en los derechos y obligaciones del individuo, enfocándose en el presente, a
diferencia de las enseñanzas de la iglesia que ponen el énfasis en lo divino y en la vida después de la
muerte. Aunque Erasmus siguió siendo miembro de la iglesia católica toda su vida, alentaba la visión
humanista, la cual incluía la inmersión en la literatura de los clásicos griegos y romanos. Calvino recibió
su título en derecho en 1532 pero entonces empezó a perder el interés en la profesión y se sintió cada
vez más atraído por la teología. Se trasladó a París para continuar sus estudios de latín, griego y las
obras clásicas. Todo indica que aplicó los conceptos humanistas a las enseñanzas de la iglesia lo que,
probablemente, haya causado la crisis espiritual que dijo haber experimentado antes de su conversión
al protestantismo. El erudito Marck P. Holt comenta:

En algún momento [en 1533] Calvino experimentó una conversión a la Reforma y abandonó la Iglesia
Católica. Los detalles de su conversión son escasos, ya que Calvino solo decidió comentarla muy
brevemente mucho tiempo después del acontecimiento en cuestión. Al mismo tiempo, abandonó toda
idea de ejercer la abogacía durante el resto de su vida y se orientó hacia la teología, aunque no hacia la
teología escolástica de la Iglesia medieval.

Aunque Holt menciona, esta crisis pudo haber ocurrido en 1530 o antes. Las enseñanzas de Lutero ya
habían sido traducidas y llegado a París en 1521, y censuradas como heréticas, lo que causó la quema
de sus libros. Pudo ser esta la época en que Calvino leyó por primera vez a Lutero, pero esto no es
seguro. Calvino eligió enfocar sus trabajos casi completamente en el cristianismo, sin dar muchas pistas
biográficas.

Todo parece indicar que Calvino experimentó una crisis existencial en la cual se cuestionó el valor de
todo lo que hasta ese momento había hecho en su vida, así como la validez de las enseñanzas de la
iglesia. En 1533, Nicholas Cop (1501-1540), un amigo cercano, dio un discurso inaugural en la
universidad de París donde abogó por las reformas, después de lo cual fue acusado de la herejía del
luteranismo. Tal parece que Calvino estuvo implicado en este evento, por lo que tuvo que huir a Basilea,
Suiza, para evitar ser aprehendido.

Estrasburgo y Ginebra: El argumento central de Lutero era que las escrituras por sí solas eran la fuente
de la verdad y que el individuo debería ser juzgado solamente en base a su fe en Dios, no en función de
sus actos ni siguiendo las enseñanzas de la iglesia católica. Calvino se sumó a este mensaje en Basilea
cuando escribió su primera versión de La institución de la religión cristiana (que habría de revisar y
corregir varias veces a lo largo de su vida), donde amplía la visión de Lutero y algunas veces contradice
sus afirmaciones. Publicó su trabajo en 1536 antes de viajar a Italia; después, de regreso a Francia, se
dio cuenta de que los poderes procatólicos dominaban allí y que el protestantismo no era bienvenido.

Dejó París para ir a Estrasburgo pero fue desviado a Ginebra, donde planeaba pasar solamente una
noche. El reformista francés Guillaume Farel, quien en ese tiempo promovía el movimiento reformista
en la ciudad, lo convenció de que había sido llamado por Dios para estar allí y ayudar en dicho
movimiento, con lo que Calvino accedió a quedarse. Como lo menciona Holt:

Aunque Calvino era un autodidacta en teología y no tenía ninguna formación eclesiástica, Farel lo
nombró "Profesor de la Santa Escritura" en Ginebra. Para ser justos, la educación humanista de Calvino,
así como sus estudios bíblicos en París, le habían dado una base muy sólida para sus ideas teológicas.
Tampoco hay duda de que tanto Farel como Bucer, sus mentores, consideraban al joven Calvino
superior a ellos en términos de su conocimiento de las Escrituras. (Rublack, 217)

Farel y Calvino hicieron un progreso importante al principio, pero su insistencia en que las cosas se
hicieran a su manera, sin ceder en nada, dieron por resultado que el concejo de la ciudad los hiciera
abandonar la ciudad en 1538. El reformista Martin Bucer invitó a Calvino a predicar a la ciudad de
Estrasburgo, donde fue nombrado pastor de una iglesia de franceses protestantes refugiados. Allí hizo
una revisión de La institución de la religión cristiana y la amplió de 6 a 17 capítulos; asimismo escribió
su primer interpretación bíblica al Libro de los Romanos (eventualmente, haría una interpretación de casi
cada libro de la biblia); del mismo modo, impartía su clase en la academia todos los días, mientras que
cada domingo predicaba dos sermones.

En 1540 Calvino se casó con la viuda Idelette de Bure (1500-1549), quien tenía dos hijos de su
matrimonio previo. Idelette apoyó su ministerio, sellando un matrimonio feliz. El periodo que Calvino
pasó en Estrasburgo fue muy importante ya que fue allí donde su visión tomó forma, directamente
influenciado por Bucer en la forma en que se debía practicar el cristianismo, en lugar de enfocarse en
detalles teológicos. En lugar de lo abstracto, Bucer se enfocaba en la aplicación práctica de las
enseñanzas de Jesucristo en la vida diaria de las personas. El énfasis de Bucer en "la reforma del
laicidad" se observa claramente en los trabajos de Calvino.

En 1541 el gobierno de Ginebra mandó llamarlo de regreso ya que el impulso de la Reforma había
decaído y la asistencia a las iglesias había disminuido. Calvino se negó pero, después de que le
prometieron que solo se trataba de una asignación temporal por seis meses, cedió y regresó a Ginebra
con su esposa y familia. Idelette murió de una enfermedad en 1549, pero Calvino nunca volvió a casarse.
Permaneció en Ginebra por el resto de sus días, donde publicó sus más importantes interpretaciones,
revisó La institución de la religión cristiana, llegó a ser conocido como el defensor del cristianismo y
desarrolló a profundidad la teología que llegaría a ser conocida como calvinismo.

Los cinco puntos del calvinismo

Calvino afirmaba que Dios era quien daba significado a la vida del ser humano, ya que nadie proviene
de la nada, y con ello, al reconocer a Dios como el origen de nuestro ser, uno encuentra el propósito
verdadero de la vida. Dios le había proporcionado al individuo los medios para conocer esta verdad, por
lo que la intermediación de la iglesia ya no era necesaria, ya que lo único que requería eran las escrituras
y su fe personal para comulgar directamente con lo divino. En el capítulo 1.1 de La institución, escribe:

Casi toda la suma de nuestra sabiduría, que de veras se deba tener por verdadera y sólida sabiduría,
consiste en dos puntos: a saber, en el conocimiento que el hombre debe tener de Dios, y en el
conocimiento que debe tener de sí mismo. Mas como esos dos conocimientos están muy unidos y
enlazados entre sí, no es cosa fácil distinguir cuál precede y origina al otro, pues, en primer lugar, nadie
se puede contemplar a sí mismo sin que al momento se sienta impulsado a la consideración de Dios, en
el cual vive y se mueve; porque no hay quien dude que los dones, en los que toda nuestra dignidad
consiste, no sean en manera alguna nuestros. Y aún más: el mismo ser que tenemos y lo que somos no
consiste en otra cosa sino en subsistir y estar apoyados en Dios. Además, estos bienes, que como gota
a gota descienden sobre nosotros del cielo, nos encaminan como de arroyuelos a la fuente. Asimismo,
por nuestra pobreza se muestra todavía mejor aquella inmensidad de bienes que en Dios reside; y
principalmente esta miserable caída, en que por la trasgresión del hombre caímos, nos obliga a levantar
los ojos arriba, no solo para que, ayunos y hambrientos, pidamos de allí lo que nos haga falta, sino
también para que, despertados por el miedo, aprendamos humildad (...) Así, por el sentimiento de
nuestra ignorancia, vanidad, pobreza, enfermedad, y finalmente perversidad y corrupción propia,
reconocemos que en ninguna otra parte, sino en Dios, hay verdadera sabiduría, firme virtud, perfecta
abundancia de todos los bienes y pureza de justicia; por lo cual, ciertamente nos vemos impulsados por
nuestra miseria a considerar los tesoros que hay en Dios. Y no podemos de veras tender a Él, antes de
comenzar a sentir descontento de nosotros.
En este y otros pasajes Calvino parece sugerir que toda persona es capaz de reconocer su naturaleza
pecadora y acudir a Dios arrepentido para asegurar su salvación pero, para ser exactos, lo que él creía
era que solamente aquellos llamados por Dios para arrepentirse eran elegidos por Él para ser salvados.
Los cinco puntos del Calvinismo han sido popularizados en nuestros tiempos por el acrónimo en inglés
TULIP, que significa:

• Depravación total
• Elección incondicional
• Expiación limitada
• Gracia irresistible
• Perseverancia de los santos

Debe aclararse que el mismo Calvino nunca usó el acrónimo TULIP, este es un recurso nemotécnico
reciente, pero los conceptos sí fueron desarrollados por Calvino, como parte de las enseñanzas
calvinistas. La depravación total insiste en la inherente pecaminosidad del ser humano, quien es incapaz
de volverse hacia Dios por sí mismo debido a que, después de que Adán y Eva cayeron de su gracia en
el jardín del Edén, el pecado llegó al mundo para regir cada aspecto de la vida humana.

La elección incondicional establece que solo aquellos escogidos por Dios pueden ser salvados, ya que
toda la humanidad está muerta espiritualmente por el pecado y solamente la voluntad de Dios puede
despertarla, no puede por sí sola. Estamos predestinados por Dios ya sea para ser salvados o
condenados, y no hay nada que podamos hacer para cambiarlo. De tal manera que, esta limitada
posibilidad de redención significa que no todos serán salvados, solo aquellos a los que Dios ha elegido,
mientras que la gracia irresistible se refiere al poder del Espíritu Santo, que irradia de una manera tan
poderosa sobre los elegidos que no tienen otra elección más que aceptar su relación con Dios.

La perseverancia de los santos, para ser exactos, se refiere a la perseverancia de Dios, no aquellos
elegidos, para mantener a aquellos que han sido salvados. Una vez que somos llamados por Dios, no
podemos perder nuestra salvación, no importa cómo nos comportemos, ya que no es el espíritu
individual el que trabaja por la persona el que gana la salvación, sino un regalo que Dios ha decidido
conceder, mismo al que no podemos negarnos.

Los libertinos y Servetus: Este regalo establece un pacto entre la humanidad y Dios (una alianza) que
las personas estaban obligadas a honrar, en un concepto conocido como una alianza teológica,
desarrollado por Bullinger. Debido a que no había nada que uno pudiera hacer para ganar su salvación,
lo único que uno podía hacer era vivir una vida de gratitud por dicho regalo a través de nuestras obras.
Lo que hicimos o lo que dejamos de hacer no influye en nuestra salvación; nuestras obras son solamente
el medio por el cual honramos el regalo de Dios, y viviendo una vida devota, proclamamos nuestra
salvación, aún y cuando no supiéramos a ciencia cierta si efectivamente estábamos salvados.

LA AFIRMACIÓN DE CALVINO DE QUE LA SALVACIÓN NO PODÍA PERDERSE, DIO LUGAR AL


MOVIMIENTO QUE ÉL LLAMÓ LOS LIBERTINOS.
Sin embargo, no todos entendían la perseverancia de los santos de la misma manera. La afirmación de
Calvino de que la salvación no podía perderse, acrecentó el movimiento por el llamado los libertinos.
Este movimiento fue liderado por las clases altas, poderosos, ciudadanos que afirmaban que, ya que
habían sido salvados por la gracia de Dios, podían hacer lo que quisieran sin temor de alguna
consecuencia civil o eclesiástica. Cuando Calvino los reprendió, ellos lo acusaron de enseñar
falsamente, y cuando les presentó su renuncia, se la rechazaron porque pensaron que podían controlarlo
mejor estando en su puesto actual, asimismo tampoco tenían el respaldo suficiente como para
desterrarlo de la ciudad. Calvino batalló contra los libertinos por algún tiempo sobre temas políticos y
eclesiásticos hasta que un evento inesperado los unió.

La fortuna de Calvino cambió con la persecución del polímata español Miguel Servetus (c. 1509-1553),
un erudito que había mantenido correspondencia con Calvino y quien había criticado severamente La
institución de la religión cristiana, causando el fastidio de Calvino. Servetus había sido condenado por
herejía en Francia por negar la Trinidad Cristiana y por haber rechazado el bautizo de los infantes,
teniendo que huir a Italia, cuando hizo una parada en Ginebra para visitar a Calvino. Allí fue arrestado y
hecho prisionero, después, los libertinos y Calvino unieron fuerzas para condenarlo. Servetus fue
quemado en la hoguera en Ginebra en octubre de 1553.

La participación de Calvino en este hecho lo elevó al status de "defensor de la fe", ganando gran respaldo
entre el consejo de la ciudad. Cuando un grupo de candidatos de la facción de Calvino ganó la elección
al consejo en 1555, los libertinos perdieron su poder político. Después de llamar a la resistencia, que las
autoridades civiles interpretaron como un intento de golpe de estado, los libertinos fueron denunciados
y desterrados. Calvino respaldó la propuesta de ejecutar a cualquiera que permaneciera en Ginebra,
después de lo cual llegó a ser la autoridad indiscutible en materia eclesiástica, que en aquel tiempo
también tenía gran influencia en temas civiles. Desde 1555 hasta su muerte en 1564, Calvino fue la
figura más importante en lo político y religioso en Ginebra, así como la figura más reconocida de todos
los primeros reformadores.

Conclusión Calvino murió de una enfermedad a la edad de 54, el 27 de mayo de 1564. De acuerdo con
su voluntad, fue enterrado en una tumba sin nombre para que ninguno de sus seguidores la usara como
lugar de peregrinaje, ya que el mismo Calvino era de la idea que esto incitaría a la idolatría. Después de
su muerte, sus obras (que ya habían sido traducidas a las lenguas vernáculas de muchos otros países),
se difundieron ampliamente y se hicieron muy populares. Mientras vivía, las obras de Bullinger eran más
populares en Inglaterra, pero con la muerte de Calvino eso cambió, ya que su visión, en gran medida
debida a Lutero, Melanchthon, Bullinger, Bucer, y otros, llegó a ser considerada la máxima expresión de
la visión protestante.

Desde Ginebra, el calvinismo se expandió a Holanda, Francia, Inglaterra, Italia y Escocia, donde fue
impulsado y desarrollado aún más por John Knox (c. 1514-1572). En Inglaterra, los calvinistas abogaron
por el uso de la biblia de Ginebra, publicada en 1560 bajo la autorización de Calvino. Después de la
muerte de Calvino, el liderazgo pasó al teólogo y erudito francés Theodore Beza (1519-1605), quien
mantuvo, entre otros aspectos del calvinismo, la afirmación de Calvino de que la biblia de Ginebra era
la traducción más precisa. Ya que este trabajo había sido completado y aprobado por el propio Calvino,
era natural que apoyara su teología. La creencia de que el calvinismo y la biblia de Ginebra eran la
expresión verdadera del cristianismo, incentivó la disidencia religiosa de los puritanos y separatistas de
Inglaterra aún antes de que la biblia de Ginebra fuera traducida al inglés en 1576.

Los disidentes rechazaban los dogmas de la iglesia anglicana así como la biblia del rey James de 1611
y declaraban que, al igual que la iglesia católica, estos eran inventos humanos que separaban al creyente
de la comunión directa con Dios. Eventualmente los separatistas llevarían la biblia de Ginebra con ellos
a Norteamérica en 1621, estableciendo la colonia de Plymouth, dispuestos a recibir en dicho territorio a
futuros inmigrantes puritanos y separatistas, que se adherían también a la teología de Calvino. Desde
1621 hasta c. 1700, el calvinismo fue el estándar por el que se medía el "verdadero cristianismo" en el
llamado Nuevo Mundo, e incluso las sectas que rechazaban la doctrina calvinista siguieron siendo
influenciadas por su visión, al igual que en la era moderna en su aceptación o rechazo de los principios
calvinistas.
JACOB HARMENSZOON

Jacob Harmenszoon, (en latín : Jacobus Arminius y castellano


: Jacobo Arminio, (1560–1609) fue un teólogo holandés,
escritor y profesor de la Universidad de Leiden. Padre del
movimiento denominado ARMINIANISMO.

Arminio nació en Oudewater, provincia de Utrecht, el 10 de


octubre de 1560. Su padre murió cuando era niño, quedando
sólo con su madre. El clérigo Theodorus Aemilius lo adoptó y lo
matriculó en una escuela en la ciudad de Utrecht. Su madre fue
asesinada durante la masacre de Oudewater, cometida por los
españoles en 1575. Por entonces Arminio fue enviado a
estudiar Teología en la Universidad de Leiden con el patrocinio
de amigos.

Arminio permaneció en Leiden desde 1576 hasta 1582. Entre


sus profesores estuvieron Lambertus Danaeus, Johannes Drusius, Guillaume Feuguereius, y
Johann Kolmann. Kolmann creía que el calvinismo presenta a Dios como un tirano y un
verdugo. Bajo esta influencia, Arminio plantó la semilla de lo que sería la controversia con las
tesis de los seguidores de Juan Calvino. Arminio llegó a estudiar sin embargo bajo la dirección
de Theodore Beza en Ginebra en 1582. Fue ordenado en 1588 y nombrado pastor en
Amsterdam, adquiriendo muy buena reputación en el ejercicio de su ministerio. En 1590 se casó
con Lijsbet Reael. En 1603 fue nombrado professor de Teología en Leiden, donde murió el 19
de octubre de 1609.

Arminio es mejor conocido como el fundador de la escuela protestante anti-Calvinista. Se dice


que en 1589 Arminio debía defender la doctrina calvinista de la predestinación contra el punto
de vista de Dirck Volckertszoon Coornhert, pero Arminio concluyó que el punto de vista
calvinista era insostenible e introdujo modificaciones al mismo.

La teología arminiana fue plenamente desarrollada después de su muerte, en 1610, por los
primeros seguidores holandeses de Arminio, en un documento de cinco puntos de divergencia
con el calvinismo clásico, titulado Remonstrants (memorial o pliego de protesta). Estos puntos
fueron tomados y estudiados por los seguidores de Calvino donde finalmente los refutaron con
5 puntos que llegaron a llamarse «los cinco puntos del calvinismo» los cuales llegaron a ser
más adelante una base para las denominaciones reformadas con las cuales estos cinco puntos
los separan de las denominaciones de origen arminianas, formándose con la doctrina calvinista.
Como reacción contra el nombramiento del teólogo arminiano Simón Episcopius, principal
discípulo de Arminio, como profesor de Leiden fue convocado el Sínodo de Dort (1618–1619)
que condenó la teología arminiana y a sus seguidores con el anatema. Episcopius fue
condenado al destierro durante ocho años.
Los bautistas John Smyth y Thomas Helwys, exiliados en Ámsterdam entre 1606 y 1612 fueron
influenciados por el arminianismo y sus seguidores son hoy conocidos como Bautistas
Generales, por su convencimiento de que Jesús murió para salvar a todos los hombres que
crean en Él. Por su parte, los menonitas holandeses encontraron afinidades con los arminianos
tanto en su rechazo a la persecución religiosa, como en la oposición la concepción calvinista de
la predestinación.
Las obras de Arminio (en latín) fueron publicadas en Leiden en 1629, y
en Frankfort en 1631 y 1635. En sus Disputaciones, que fueron publicadas parcialmente
durante su vida y tras su muerte, Arminio había dejado clara su posición. En conjunto esos
escritos son un buen testimonio de su saber y agudeza. La doctrina de la predestinación
pertenecía a las enseñanzas fundamentales de la Iglesia reformada, pero Arminio no quería
hacer suya tal doctrina según había sido explicada por Calvino y sus partidarios, no pudiendo
seguir una línea que le parecía hacer a Dios autor del pecado y la condenación de los hombres.

En consecuencia enseñó la predestinación condicional y dio un lugar de mayor importancia a la


fe. No negó la omnipotencia de Dios ni su libre gracia, pero pensaba que era su deber salvar el
honor de Dios subrayando la libre voluntad del hombre y la verdad de la doctrina del pecado.
En esos asuntos estaba más cerca de Lutero que de Calvino y Beza, pero no puede negarse
que expresó otras opiniones que fueron fuertemente contestadas, al ser contempladas como
desviaciones de la confesión de fe y del catecismo.

Los seguidores de Arminio manifestaron sus ideas en los famosos cinco artículos que
propusieron ante los Estados. A consecuencia de su firme postura fueron
denominados remonstrantes, pues nunca quisieron ser llamados arminianos John
Wesley (1703-1791), fundador del Metodismo, adhirió a la teología arminiana, de la que se hizo
propagador destacado. También fue adoptada la teología arminiana en el siglo XIX por el
movimiento restauracionista de los Discípulos de Cristo e Iglesias de Cristo. Actualmente las
tesis arminianas han llegado a tener aceptación entre cristianos de diferentes denominaciones
de varios países.
MARTÍN LUTERO

Martín Lutero (1483-1546) fue un sacerdote, monje y teólogo


alemán, figura central del movimiento religioso y cultural conocido
como la Reforma protestante. Aunque otros reformadores
anteriores ya habían expresado los mismos puntos de vista que
Lutero, su personalidad carismática y el uso eficiente de la imprenta
estimularon la aceptación generalizada de su visión
del cristianismo.

Nació en el seno de una familia de la clase baja, que esperaba que


él llegara a ser banquero, pero su insistencia en definir verdades
incuestionables, junto con una llamada al auxilio divino que hizo
durante una tormenta, le llevaron a convertirse en un monje agustino.
Era un devoto, aunque inconformista, sacerdote de la iglesia católica
en Wittenberg, Alemania, hasta que su indignación por la política de
la Iglesia, especialmente por la venta de indulgencias, le llevó a cuestionar la autoridad de la Iglesia.

La intención inicial de Lutero no era desafiar la jerarquía eclesiástica ni al papa. Sus 95 Tesis de 1517
fueron una invitación a discutir las políticas y las prácticas de la Iglesia que él encontraba conflictivas y
en contra de la Biblia. El documento original, escrito en latín, iba dirigido a una audiencia eclesiástica,
pero fue traducido al alemán por sus amigos y seguidores y, gracias a la llegada de la imprenta alrededor
de 1440, sus tesis se difundieron por toda Alemania y otras naciones, lo que puso en marcha la Reforma
protestante.

Los primeros años y el juramento

Lutero nació en 1483 en Eisleben, en la actual Alemania, por aquel entonces parte del Sacro Imperio
Romano. Sus padres eran campesinos acomodados porque, aunque su padre no estaba vinculado a la
tierra como granjero, poseía varias minas de cobre. El académico Roland H. Bainton comenta:

Su padre, Hans Luther, y su madre, Margaretta, eran [campesinos] alemanes fornidos y de tez morena.
No se dedicaban a la labranza porque, como hijo sin herencia, Hans había cambiado la granja por las
minas. En las entrañas de la tierra, había prosperado con la ayuda de Santa Ana, la patrona de los
mineros, hasta que llegó a convertirse en propietario de media docena de fundiciones; aunque no era
suficientemente rico, y su mujer tenía que ir al bosque a recoger leña para su casa. El ambiente en la
familia era el de los campesinos: duro, áspero, a veces grosero, crédulo y devoto. El viejo Hans rezaba
junto a su hijo y Margaretta era una mujer devota. (10-11)

LUTERO TUVO DIFICULTADES EN SUS ESTUDIOS Y ABANDONÓ LA CARRERA DE DERECHO,


QUE FINALMENTE CONSIDERÓ SIN SENTIDO.

Lutero era el mayor de varios hermanos, y su padre pensó que, al tener una buena educación, podía
llegar a ser abogado y ascender en la jerarquía social a una posición más acomodada. Lutero estudió
primero en Magdeburgo y Eisenach, antes de entrar en la universidad de Erfurt en 1501, con 17 años
de edad. Según sus escritos posteriores, Lutero tuvo dificultades en sus estudios y abandonó la carrera
de derecho, que finalmente consideró sin sentido.
Su búsqueda de significado de la vida, algo concreto e invariable, le condujo a la filosofía, aunque
tampoco la encontró satisfactoria, porque sintió que se basaba en la razón e interpretación humanas de
circunstancias cambiantes, en las que no se podía confiar, porque el razonamiento intelectual fallaba ya
que, forzosamente, los seres humanos estaban a merced de interpretaciones subjetivas de sus
experiencias. Creía en Dios como la verdad última pero no tenía idea de cómo alcanzar una comunión
significativa o duradera. Había crecido en el temor de Dios, como un juez estricto e implacable, y no
podía concebir otra imagen de la divinidad.

En julio de 1505, mientras Lutero volvía por la carretera hacia la universidad, estalló una tormenta y un
rayo impactó en un árbol cercano. Asustado, gritó “¡Santa Ana, ayúdame, me haré monje!” (Bainton, 5).
Lo consideró un juramento solemne y, al llegar a la universidad, vendió sus libros y abandonó,
ingresando el mismo mes, el 17 de julio de 1505, en el monasterio de San Agustín, para gran disgusto
de su padre.

Crisis espiritual y revelación

Lutero se tomó tan en serio su juramento a Santa Ana porque tenía terror a la muerte, y atribuyó a la
santa su salvación aquel día de la tormenta. Su miedo a la muerte provenía directamente de su creencia
en Dios como un ser divino, todopoderoso y omnisciente, que veía en el interior de los corazones
humanos y les castigaba por sus fallos. Al reconocerse como un ser humano con muchos fallos, Lutero
no veía la forma de obtener el perdón divino y la vida eterna en el cielo, y solo imaginaba los tormentos
eternos del infierno.

Se marcó una disciplina estricta de oración, ayuno, confesión de los pecados casi permanente y estudio
de las Escrituras, pero aún así no podía concebir un Dios de amor y misericordioso. Más tarde, Lutero
escribió su visión de Dios en ese momento:

¿No es contrario a toda razón natural el hecho de que Dios, por su mero antojo, abandone a los hombres,
les haga sufrir penalidades, les maldiga, como si estuviera contento con los pecados y con los tormentos
eternos de los miserables, Él que es considerado tan bondadoso y misericordioso? Eso parece inicuo,
cruel e intolerable en Dios, algo por lo que muchos se han sentido ofendidos en todas las épocas. ¿Y
quién no lo estaría? Yo mismo, más de una vez, me vi abocado al abismo de la desesperación, deseando
no haber sido creado. ¿Amar a Dios? ¡Yo le odiaba! (Bainton, 44)

Lutero se quejaba de sus dificultades con su mentor, Johann von Staupitz, quizás con la esperanza de
ser liberado de la orden, pero, por el contrario, Staupitz lo instó a obtener el doctorado y conseguir su
cátedra de Biblia en la universidad de Wittenberg. Lutero no recibió con alegría ese consejo y alegó que
esa carrera acabaría con él, pero Staupitz le aseguró que encontraría mucho con qué ocupar su lugar
en el cielo.

Lutero recibió su doctorado en 1512, logró el puesto de Staupitz, pasó a ser miembro de la facultad
universitaria y, hacia 1513, tuvo una revelación relativa a la naturaleza de Dios mientras leía la epístola
de San Pablo a los romanos. El fragmento del pasaje de Romanos 1:17 que dice, “el justo vivirá por la
fe” le llegó muy adentro. Más tarde, escribiría sobre ese momento:

Yo reflexionaba noche y día, hasta que vi la conexión entre la justicia de Dios y la afirmación de que “el
justo vivirá por su fe”. Entonces entendí que la justicia de Dios es por la que, por medio de la gracia y la
misericordia verdadera, Dios nos justifica a través de la fe. Inmediatamente me sentí renacer y entrar
por las puertas abiertas en el paraíso. Toda la Escritura tomó un nuevo sentido y, mientras que antes la
“justicia divina” me llenaba de odio, ahora me resultó dulce en el amor, de manera inexpresable. Ese
pasaje de San Pablo se convirtió para mí en una puerta hacia el cielo. (Bainton, 51)

Esta experiencia también dejó impresa en Lutero la primacía de la Escritura sobre las enseñanzas de la
Iglesia, que había sido incapaz de ofrecerle nada significativo para superar sus dificultades espirituales,
mientras que el pasaje bíblico le abrió el camino para una comunión completa con la divinidad.

Las 95 Tesis

Una vez entendida la naturaleza de Dios revelada por la Escritura, Lutero comenzó a cuestionar
seriamente la visión de ese Dios promovida por la Iglesia medieval. Si uno se salvaba solamente
mediante la fe, pensaba, ¿qué objeto tenían todas las políticas, reglas y diezmos que la Iglesia imponía
sobre los creyentes? ¿En qué lugar de la Biblia había alguna base para la doctrina de la Iglesia sobre el
purgatorio, la zona intermedia entre el infierno y el cielo, donde los pecadores sufrían tormentos en el
fuego hasta que purgaban sus pecados y podían entrar en el paraíso? Incluso, ¿dónde estaba la
justificación bíblica para el papa?

LAS 95 TESIS NO TENÍAN LA INTENCIÓN DE SER UN DESAFÍO DIRECTO A LA IGLESIA, NI


TAMPOCO ERAN NADA NUEVO.

Las preguntas de Lutero se hicieron más urgentes en 1516, cuando el arzobispo de Maguncia, Alberto
de Brandenburgo, pidió permiso al papa León X para vender en su región indulgencias (loa documentos
por los que presuntamente se reducía el tiempo a pasar en el purgatorio). En aquel momento, Alberto
estaba fuertemente endeudado y acordó dividir el dinero de las indulgencias con León X, que lo
necesitaba para la reconstrucción de la Basílica de San Pedro en Roma. León X envió al fraile
dominico Johann Tetzel a la región, en 1516, y Lutero, que desconocía el pacto al que habían llegado
el arzobispo y el papa, protestó escribiendo su Cuestionamiento al poder y eficacia de las indulgencias,
conocida más tarde como sus 95 Tesis.

Según la tradición, Lutero clavó el documento en la puerta de la iglesia de Wittenberg el 31 de octubre


de 1517, víspera de la fiesta de Todos los Santos, aunque los académicos modernos lo ponen en duda.
La historia de Lutero y la puerta de la iglesia fue difundida más tarde por su colega y amigo Felipe
Melanchthon (1497-1560), quien ni siquiera estaba en Wittenberg en aquel momento. Sin embargo, los
expertos aceptan que clavar sus argumentos en la puerta de la iglesia es un gesto teatral por el que
Lutero sería conocido. Sus tesis fueron traducidas al alemán por sus seguidores, impresas y difundidas,
y provocaron desafíos generalizados a la autoridad eclesiástica en Alemania y, en una fase posterior,
en Inglaterra, Francia y otras regiones.

Sin embargo, las 95 Tesis no tenían la intención de ser un desafío directo a la Iglesia, ni tampoco eran
nada nuevo. Las 97 tesis de Lutero, presentadas solo un mes antes, en septiembre, planteaban sus
objeciones a la teología escolástica. Sus 95 Tesis, escritas en latín, solamente proponían 95 puntos de
diálogo a discutir, pero se convirtieron en el catalizador de la Reforma, una vez traducidas y distribuidas
porque, para la gente, cuestionaban la autoridad de la Iglesia.

Aunque fueron presentadas en la puerta de la iglesia de Wittenberg, Lutero envió las 95 Tesis a Alberto
de Brandenburgo, que las revisó por si implicaban herejía, y las remitió a Roma. El papa León X envió
diversas delegaciones para persuadir a Lutero de que estaba equivocado, especialmente en lo
relacionado con su solicitud de que el papa debería ser quien financiara la construcción de la Basílica
de San Pedro, en lugar de pedir dinero a los pobres.
Entre los delegados estaba el teólogo Johann Eck (1486-1543), un antiguo amigo de Lutero que, en la
disputa con este y su compañero reformista Andreas Karlstadt (1486-1541) en Leipzig, en 1519,
mantuvo la tesis de que, si no hubiera una autoridad central que interpretara la Escritura, cualquiera que
la leyera podría interpretarla por sí mismo, lo cual llevaría al caos, porque no todos pueden comprender
las Sagradas Escrituras correctamente. La Iglesia, según Eck, se basaba en una tradición de eruditos
(el propio Lutero se había quejado de eso en septiembre de 1517) para la interpretación de la Biblia, lo
que significaba que su comprensión era correcta y que las propuestas de Lutero relativas a la justificación
por la fe estaban equivocadas. Lutero rechazó retractarse y, en 1520, se emitió una bula papal
amenazándole con la excomunión, que Lutero quemó públicamente en Wittenberg, aquel diciembre.

Worms y Wartburg

Lutero fue excomulgado en enero de 1521, y su caso fue remitido a las autoridades seculares, que
convocaron a Lutero a una audiencia en la Dieta de Worms. Carlos V, emperador del Sacro Imperio
Romano, la presidió, y Johann Eck (diferente del citado antes) representó a la Iglesia, presionando
nuevamente a Lutero para que se retractara. Lutero recibió un salvoconducto, para ir y volver de la
audiencia, por parte de Federico III (el sabio, 1463-1525), un elector de Sajonia (uno de los nobles que
escogían al emperador), que simpatizaba con las opiniones de Lutero.

El 18 de abril de 1521, Lutero rechazó retractarse, con su famoso discurso, que incluía estas líneas:

A menos que me convenza por el testimonio de las Escrituras o por la razón diáfana (porque no confío
ni en el papa ni en los concilios por sí solos, porque es bien sabido que a menudo se han equivocado o
contradicho), estoy comprometido por las Escrituras que he citado y mi conciencia es cautiva de la
palabra de Dios. No puedo retractarme, ni voy a hacerlo, de nada, porque no es ni seguro ni correcto ir
contra la conciencia…no puedo hacerlo de otro modo, y aquí estoy, que Dios me ayude. Amén.(Roper,
172).
Se dice que, cuando acabó de hablar, levantó el brazo en el saludo tradicional del caballero después de
vencer en un combate. Igual que con las 95 Tesis, los académicos actuales cuestionan la inclusión de
su famosa frase “aquí estoy” en el discurso de Lutero en la Dieta de Worms, ya que solo aparece en
transcripciones posteriores de la audiencia, aunque en general es considerada auténtica.

Lutero fue condenado como delincuente el 25 de mayo de 1521, lo que significaba que cualquiera que
le ofreciera asistencia podía ser acusado, y que a él se le podía dar muerte sin consecuencias. Durante
su regreso a Wittenberg desde Worms, fue raptado por soldados de Federico III, disfrazados de
bandoleros para no levantar sospechas, quienes lo llevaron al castillo de Federico en Wartburg, donde
quedó bajo su protección. Durante su estancia allí Lutero no paró de escribir y tradujo el Nuevo
Testamento del latín al alemán, que rápidamente se convirtió en un éxito de ventas, gracias a la
velocidad y eficiencia de la imprenta.

Guerra de los campesinos

De hecho, la imprenta fue el arma secreta de Lutero que permitió no solamente la difusión rápida de sus
ideas, sino también las ilustraciones que lo mostraban como una figura heroica y un “hombre del pueblo”
que desafiaba a las autoridades, que mantenían políticas de desigualdad y tenían sumida a la gente en
la pobreza. Los llamados “protorreformistas” anteriores, como John Wycliffe en Inglaterra (1330-1384) y
Jan Hus en Bohemia (1369-1415) no tuvieron acceso a una tecnología como la imprenta, todavía no
inventada. Tenían que basarse en la impresión con planchas de madera, que costaba más tiempo y
producía textos de inferior calidad. La imprenta de la época de Lutero podía producir rápidamente
panfletos, pósters, libros, etc., y ponerlos a disposición del público.

Aunque la mayoría de la población era analfabeta, podían acceder a esos materiales a través de la
lectura de otros, y Lutero se convirtió en un héroe para la gente que, animada por los líderes locales,
empezó a rebelarse en Wittenberg, dando inicio a la Guerra de los campesinos alemanes (1524-1525).
Los campesinos esperaban que Lutero apareciera como defensor de su causa pero, en lugar de eso,
denunció la violencia, citando a la Escritura al referirse a la importancia de obedecer a la autoridad
temporal y, en seis sermones pronunciados en Wittenberg, acabó con la revuelta.

Más tarde cambiaría de opinión y exhortaría a la resistencia contra la autoridad injusta, aunque al mismo
tiempo creía obedecer a su conciencia condenando la violencia y manteniendo el status quo. Los críticos
han señalado que, sin embargo, podría haber estado motivado por su relación con Federico III, cuyas
tierras y riquezas, y por consiguiente la protección de Lutero, estaban amenazadas por la revuelta.

Matrimonio y luteranismo

Lutero se casó en junio de 1525 con Catalina de Bora (1499-1552), una antigua monja que, en 1523,
había escrito a Lutero pidiéndole ayuda para liberarla a ella y algunas compañeras de su convento.
Lutero organizó un escape en un carro de barriles de arenque y encontró alojamientos adecuados para
todas, salvo para Catalina, que quiso casarse con él, quien ya había llegado a la conclusión de que no
había una base bíblica para el celibato de los clérigos. Tras algunas dudas iniciales, siguió adelante con
el matrimonio.

Lutero y Catalina eran muy próximos y su matrimonio sirvió de inspiración para que otros clérigos
siguieran su ejemplo. Catalina se encargó de la gestión de las tierras de Lutero, le dio seis hijos y lo
ayudó en la formulación de lo que se convertiría en el luteranismo. Entre 1526 y su muerte, Lutero,
Catalina, Felipe Melanchton y otros, se ocuparon de la organización y administración de la nueva iglesia,
se concentraron en la educación de la gente, de forma que pudiera interpretar las Escrituras de acuerdo
con su propia comprensión.

Lutero escribió en 1529 su Catecismo Mayor para educar a los sacerdotes y su Catecismo Menor para
los laicos, y en 1534 publicó la Biblia completa en alemán. También escribió numerosos himnos, todavía
populares en la actualidad (especialmente Una poderosa fortaleza es nuestro Dios), trabajos teológicos,
y participó en el Coloquio de Marburg, un intento de unificar los diversos movimientos protestantes
en Europa. En la conferencia, Lutero y el reformador suizo Ulrico Zuinglio (1484-1531) expresaron
opiniones diferentes en cuanto a la interpretación de la Eucaristía, a la vez que surgieron otras
diferencias infranqueables entre las diversas tendencias protestantes, a las que se dejó desarrollar sus
propias visiones.

Conclusión

Lutero murió de un ataque cerebral el 18 de febrero de 1546, a la edad de 62 años, en su ciudad natal
de Eisleben. Fue enterrado delante del púlpito de la iglesia del castillo de Wittenberg, la misma iglesia
en cuya puerta había publicado sus 95 Tesis, años antes. En el momento de su muerte era un héroe
internacional para las sectas protestantes y un diablo irredimible para los católicos, que lo veían como
un agente de Satanás que había roto la unidad de la Iglesia.
Incluso entre sus admiradores, Lutero fue objeto de críticas y censurado por su actuación en el escándalo
que implicó a Felipe I de Hesse, a quien Lutero aconsejó mentir sobre su bigamia, y por su rechazo a
comprometerse con otros líderes protestantes en Marburg. Lutero fue también un virulento antisemita,
publicó diversas obras en las que condenaba a los judíos como “los otros” y perpetuó su imagen como
“asesinos de Cristo” y un pueblo caído que ha rechazado la gracia divina.

Aunque los académicos modernos han ofrecido diversas apologéticas de ese aspecto de su carácter,
resulta imposible explicar fácilmente que Lutero fuera simplemente un “hombre de su tiempo”, ya que
fue claramente extraordinario en muchos aspectos. Su poderosa retórica y su habilidad como escritor
siguieron animando el antisemitismo y los crímenes de odio después de su muerte. De hecho, los
trabajos de Lutero fueron muy admirados por el partido nazi alemán en los años 30 y principios de los
40, y fueron utilizados como justificación del genocidio.

Su testarudez fue destacada por su amigo Melanchton y su actitud hacia el judaísmo parece un síntoma
de ella, porque una vez que tomaba una decisión sobre algo era poco probable que cambiara su postura.
No hay evidencias de que tuviera ninguna relación significativa con ninguna persona judía, y lo más
probable es que desarrollara su antisemitismo, igual que muchos lo hacen todavía hoy en día, sin
cuestionar lo que oyen sobre gente a la que nunca han conocido.

Este aspecto de su personalidad no concuerda con un hombre que no tenía miedo de cuestionar los
preceptos de la Iglesia, que se presentaban como la llave del cielo y el infierno. La historia, sin embargo,
presenta ejemplos de muchos grandes hombres y mujeres que, a pesar de sus logros, tenían sus puntos
débiles en mayor o menor grado y Martín Lutero no es la excepción.
INSTITUTO BÍBLICO “RAAH” CENTRAL
IGLÉSIA APOSTÓLICA Y PROFÉTICA

“LA PEÑA DE HOREB”

TAREA: 3 SALMOS MESIÁNICOS

MATERIA: LIBROS HISTÓRICOS

INSTRUCTOR: HNO SAMUEL LÓPEZ

ESTUDIANTE : HNO. LUIS MIGUEL MORALES

CICLO: III

FECHA : DOMINGO 26 DE MARZO DE 2023

Los entendidos resplandecerán como el firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las
estrellas a perpetua eternidad. Daniel 12:3

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