Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
UNIVERSITARIO ADVENTISTA
ADVENTISTA DE SAGUNTO
DE TEOLOGÍA
ASIGNATURA
CRECIMIENTO DE IGLESIA
Doctor en Ministerio
Trabajo
presentado en cumplimiento parcial
de los requisitos de la
asignatura…
Asignatura: Historia de la Reforma
Juan Calvino encarna una de las principales figuras de la Reforma protestante que
modifica la cara religiosa de Europa en el siglo XVI. Calvino, un predicador talentoso y
el autor de la suma teológica protestante por excelencia, “La Institución de la religión
cristiana”, es uno de los principales difusores del protestantismo inspirado en las
primeras tesis de Martín Lutero (1483-1546). Dedica toda su vida al establecimiento de
un modo de vida y pensamiento conforme a las Escrituras. Es un excelente escritor que
sabe jugar con las palabras para adaptar su discurso a todos los estratos, e innova al
traducir íntegramente sus tratados latinos al francés para asegurarse de que su difusión
sea mayor. Organizador de la Reforma, trabaja en el establecimiento, en primer lugar,
de la Iglesia de Ginebra y, después, de las Iglesias reformadas en Europa. Así, participa
en los debates políticos de la época, especialmente en lo relativo a la separación de los
poderes de la Iglesia y el Estado. Aunque su influencia es innegable y su autoridad
reconocida, Calvino no gusta a todo el mundo y se enfrenta a numerosas reacciones
hostiles.1
Juan Calvino es un personaje al que no le gusta “perder el tiempo”, su sentido de misión
supera todos los obstáculos de la época y en sus 55 años de vida deja una profunda
huella en el mundo del cristianismo.
1
Aude Cirier, Juan Calvino, La Reforma Protestante en 50 minutos, ed. Epublibre, trad. Laura Bernal
Martín (2016), 5.
NACIMIENTO Y PRIMEROS AÑOS DE JUAN CALVINO
Juan Calvino nació en 1509 en el pueblo de Noyon (Picardía, a unos cien kilómetros al
norte de París, Francia) y era hijo de Gérard Cauvin y Jeanne Lefranc.
El centro del pueblo no ha cambiado mucho desde que el padre de Calvino trabajó como
un gerente de negocios para la catedral que todavía domina la pequeña ciudad. El padre
de Calvino, reconociendo que su hijo era muy inteligente, deseaba que avanzara en la
sociedad. Hizo arreglos para que el joven Juan se asociara con los hijos de nobles y
tuviera la mejor educación para convertirse en un abogado. Juan estudió la cultura
renacentista en Orleans, Bourges, y París.2
2
Donald D. Smeeton, La iglesia: De la Reforma al Presente: Libro de texto de estudio independiente , ed.
Guido Féliz, trad. Norma Reed, Segunda edición (Springfield, MO: Global University, 2006), 34.
espíritu humanista, Calvino no sentía simpatía hacia la elegancia vacua que
frecuentemente se posesionaba de algunos de los más famosos humanistas.3
En la Europa del siglo XVI no era fácil el acceso a la Universidad, sin duda Juan
Calvino tuvo este privilegio y supo aprovecharlo.
3
Justo L. González, Historia del cristianismo: Tomo 2, vol. 2 (Miami, FL: Editorial Unilit, 2003), 71–72.
4
Justo L. González, Historia del cristianismo: Tomo 2, vol. 2 (Miami, FL: Editorial Unilit, 2003), 73.
CALVINO EN CONTACTO CON LA REFORMA
No se sabe con certeza cuándo ni cómo fue su mudanza, pero el primero de noviembre
de 1533 ocurrió un accidente que muestra un cambio drástico en sus convicciones
religiosas. El rector de la Universidad de la Sorbona, en París, Nicolás Cop, amigo de
Calvino, pronunció un discurso en ocasión de la apertura del año académico; pero más
que eso, fue un sermón que mostraba una clara influencia tanto de Erasmo como
de Martín Lutero. En este sermón, Cop defendió la doctrina de la justificación por los
méritos de Cristo, a la vez que protestó contra los ataques y persecuciones de que eran
objeto los que disentían de la Iglesia de Roma: «Herejes, seductores, impostores
malditos, así tienen la costumbre el mundo y los malvados de llamar a aquellos que pura
y simplemente se esfuerzan en insinuar el evangelio en el alma de los fieles (...) Ojalá
podáis, en ese periodo infeliz, traer la paz a la Iglesia más bien con la palabra que con la
espada».
5
Aude Cirier, Juan Calvino, La Reforma Protestante en 50 minutos, ed. Epublibre, trad. Laura Bernal
Martín (2016), 7.
dirigía al Parlamento para responder el sumario en su contra, un amigo diputado le
envió una nota advirtiéndole que debía escapar por su vida, pues el Parlamento era
presionado por la Corona para que fuese condenado. Calvino y Cop escapan de París. 6
Tras este hecho hay un antes y un después en la vida de Calvino, para entonces, este
joven de tan sólo 24 años comienza a sumergirse en los textos cristianos. Su primer
tratado, escrito en 1534, aborda el tema del sueño del alma entre la muerte y el Juicio
Final, un tema que apoyará y retomará bajo el título Psychopannychia (El sueño del
alma, 1542). También comienza a escribir la primera versión de su Christianae
religionis institutio, publicada en Basilea en marzo de 1536, su futura Institución de la
religión cristiana.
Juan Calvino fue finalmente convertido, como él dijo, “de la superstición a Cristo”.
Calvino no reveló mucho sobre su experiencia de conversión, pero dijo esto: “Dios
sujetó y trajo mi corazón a la docilidad. Estaba más endurecido contra tales asuntos de
lo que se esperaba en un hombre tan joven.” Después de su conversión, Calvino no sólo
salió de la iglesia católica romana, sino que también huyó de su tierra para vivir en el
exilio. Él sabía que los creyentes necesitaban un fundamento teológico basado en las
Escrituras. En 1536, publicó la primera edición de sus Instituciones de la religión
cristiana. Él reeditó este libro muchas veces, algunas en francés y otras en latín. Con
cada nueva edición el libro creció, al ir tratando nuevos asuntos que surgieron7.
6
Calvino, Juan, prefacio del Comentario al Libro de los salmos (trad. de James Anderson), v. 1 (Grand
Rapids: Eerdmans, 1948), pp. xl–xli, citado en Cottret, 2000, p. 67.
7
Donald D. Smeeton, La iglesia: De la Reforma al Presente: Libro de texto de estudio independiente, ed.
Guido Féliz, trad. Norma Reed, Segunda edición (Springfield, MO: Global University, 2006), 34.
Una vez más un refugiado, Calvino fue a Estrasburgo. Allí, con el aliento de Bucer,
se ocupó en la ministración de los refugiados de habla francesa en la ciudad de habla
alemana. Calvino se casó con una viuda de antecedente anabaptista que había huido de
su nativa Liège por la seguridad de Estrasburgo8.
En el verano de 1538, Calvino acepta la invitación de un reformador alsaciano,
Martín Bucero (1491-1551). En Estrasburgo se convierte en pastor y maestro de una
escuela. Por otra parte, reanuda el estudio de los textos bíblicos, redacta numerosos
comentarios sobre el Antiguo y el Nuevo Testamento, y amplía su Institutio,
presentando una segunda edición en 1539. Su objetivo es claro: «Preparar y educar en el
estudio de la Sagrada Escritura a los candidatos a la teología sagrada, de manera que
puedan acceder fácilmente y avanzar sin toparse con obstáculos9.
En Estrasburgo pudo llevar una vida en paz, sin peligro, condicionado a su forma de
practicar la religión cristiana, en la que podía darse diálogos pacíficos entre luteranos,
anabaptistas y zwinglianos. En esta ciudad permanecerá durante tres años, con mucha
tranquilidad y sin evidente peligro.
A Estrasburgo empezarán a llegar numerosas cartas de Ginebra, pidiendo la vuelta
de Calvino, porque la ciudad se encontraba en una eterna revuelta. El 21 de septiembre
de 1540 los magistrados ginebrinos decidieron llamar al reformador. Ginebra estaba en
una situación indeseable e incontrolable por sus administradores, por ello mucha gente
quería la vuelta del reformador. Calvino era la última esperanza de una ciudad
anárquica. En una de las cartas de Calvino, esté les pide que, si le desean como Pastor,
tendrían que corregir los desórdenes de sus vidas. Por fin en 1541 Calvino se
convencería de que su vuelta sería eficaz para él, y para los ginebrinos, pensando que
actuaba conforme a los designios divinos, para la salvación de aquella comunidad.
Él aceptó la invitación y pasó el resto de su vida tratando de establecer la disciplina
moral allí. Muchas personas resintieron los cambios, pero Calvino mismo se entregó a
la predicación y enseñanza10.
De regreso a Ginebra en 1541, Calvino reanuda sus funciones pastorales y pide
permiso para «poner orden en la Iglesia de Ginebra». Entonces redacta tres textos
fundamentales:
8
Donald D. Smeeton, La iglesia: De la Reforma al Presente: Libro de texto de estudio independiente, ed.
Guido Féliz, trad. Norma Reed, Segunda edición (Springfield, MO: Global University, 2006), 34.
9
Aude Cirier, Juan Calvino, La Reforma Protestante en 50 minutos, ed. Epublibre, trad. Laura Bernal
Martín (2016), 9.
10
Donald D. Smeeton, La iglesia: De la Reforma al Presente: Libro de texto de estudio independiente,
ed. Guido Féliz, trad. Norma Reed, Segunda edición (Springfield, MO: Global University, 2006), 34.
- Las Ordenanzas eclesiásticas (adoptadas el 20 de noviembre de 1541)
- La forma de las oraciones y la manera de administración del sacramento de
acuerdo con la usanza de la iglesia antigua (publicado en febrero/marzo de 1542)
- El Catecismo (cuya primera versión también se publica en febrero/marzo de
1542).
Su objetivo es simple: dotar a la nueva Iglesia de estructuras eclesiásticas necesarias
para su organización, según el dogma reformado que consiste en «vivir según el
Evangelio». La nueva estructura eclesiástica descansa en cuatro pilares, cuatro
ministerios:
- los pastores, encargados del culto;
- los doctores, encargados de la educación;
- los diáconos, responsables de los enfermos y de la distribución de limosnas;
- los ancianos que, elegidos de entre los miembros de la comunidad, son, junto
con los jueces y los pastores, los que se encargan de la aplicación de la disciplina en el
seno de la comunidad11.
Calvino murió el día 27 de mayo de 1564, dejando como legado lo que sería el
calvinismo, una doctrina que se manifestó a través de la educación, la organización
ciudadana y la actividad práctica que impregnaba toda la vida cotidiana12 .
11
Aude Cirier, Juan Calvino, La Reforma Protestante en 50 minutos, ed. Epublibre, trad. Laura Bernal
Martín (2016), 15,16.
12
Andrew Peltegree, Alastair Duke and Gillian Lewis, Calvinism in Europe, 1540-1620, Cambrigge
University Press, 1994.(visto el 31-01-22)
Antes de morir, dicta como parte de su testamento las siguientes palabras: “En el
Nombre de Dios, yo Juan Calvino, siervo de la Palabra de Dios en la Iglesia de Ginebra,
debilitado por muchas enfermedades…doy gracias a Dios por haberme mostrado no
solo misericordia, a mí su pobre criatura, y por haberme soportado en todos los pecados
y debilidades y lo que es mucho más por haberme hecho participe de su gracia para
servirle por medio de mi obra…Doy testimonio de que vivo y me propongo morir en
esta fe que Dios me ha dado por medio de su Evangelio, y que no dependo de nada más
para la salvación que la libre elección que Él ha hecho de mí”. “Acepto la gracia que se
me ha ofrecido en nuestro Señor Jesucristo y acepto los méritos de su sufrimiento y
muerte ya que por medio de ellos han sido sepultados todos mis pecados; y
humildemente le suplico que me lave y purifique con la sangre de nuestro gran
Redentor, que fue derramada por todos los pobres pecadores de modo que yo, cuando
me presente delante de su rostro, pueda mostrarme semejante a Él”. “Además, declaro
que me he esforzado en enseñar su Palabra incontaminada y en explicar la Sagrada
Escritura fielmente, según la medida de la gracia que Él me ha dado. En todas las
discusiones que he tenido contra los enemigos de la verdad, no emplee ni astucias ni
sofismas, sino que he luchado por su causa con honestidad. Pero, oh mi voluntad, mi
celo fueron tan fríos y flojos que me reconozco culpable en todos los aspectos; sin su
infinita bondad, todos mis esfuerzos apasionados serían humo, más aún, la gracia misma
que me dio me haría resultar más culpable; por ello mi única confianza es que el Padre
de misericordia quien como tal desea revelarse a mí, miserable pecador”. “En cuanto a
lo demás, deseo que después de la muerte mi cuerpo sea sepultado según la forma
acostumbrada en espera de la bendita resurrección”. 13
14
Donald D. Smeeton, La iglesia: De la Reforma al Presente: Libro de texto de estudio independiente,
ed. Guido Féliz, trad. Norma Reed, Segunda edición (Springfield, MO: Global University, 2006), 35.
15
Donald D. Smeeton, La iglesia: De la Reforma al Presente: Libro de texto de estudio independiente,
ed. Guido Féliz, trad. Norma Reed, Segunda edición (Springfield, MO: Global University, 2006), 36.
Calvino se sentía llamado a dedicarse al estudio y las labores literarias. Su propósito
no era en modo alguno llegar a ser uno de los jefes de la Reforma, sino más bien
encontrar un lugar tranquilo donde estudiar las Escrituras y escribir acerca de la nueva
fe. Poco antes de llegar a Basilea, había escrito un breve tratado acerca del estado de las
almas de los muertos antes de la resurrección. Según él concebía su propia vocación, su
tarea consistiría en escribir otros tratados como ése, que sirvieran para aclarar la fe de la
iglesia en una época de tanta confusión.
Por lo pronto su principal proyecto era un breve resumen de la fe cristiana desde el
punto de vista protestante. Hasta entonces, casi toda la literatura protestante, llevada por
la urgencia de la polémica, había tratado exclusivamente acerca de los puntos en
discusión, y había dicho poco acerca de las otras doctrinas fundamentales del
cristianismo, tales como la Trinidad, la encarnación, etc. Lo que Calvino se proponía
entonces era llenar ese vació con un breve manual al que le dio el título de Institución
de la religión cristiana. La primera edición de la Institución cristiana apareció en Basilea
en 1536. Era un libro de 516 páginas, pero de formato pequeño, de modo que cupiera
fácilmente en los amplios bolsillos que se usaban entonces, y pudiera por tanto circular
disimuladamente en Francia. Constaba de sólo seis capítulos. Los primeros cuatro
trataban acerca de la ley, el Credo, el Padrenuestro y los sacramentos. Los dos últimos,
de tono más polémico, resumían la posición protestante con respecto a los “falsos
sacramentos” romanos, y a la libertad cristiana.
El éxito de esta obra fue inmediato y sorprendente. En nueve meses se agotó la
edición que, por estar en latín, resultaba accesible a lectores de diversas nacionalidades.
A partir de entonces Calvino continuó preparando ediciones sucesivas de la
Institución, que fue creciendo según iban pasando los años. Las diversas polémicas de la
época, las opiniones de varios grupos que Calvino consideraba errados, y las
necesidades prácticas de la iglesia, fueron contribuyendo al crecimiento de la obra, de
tal modo que, para seguir el curso del desarrollo teológico de Calvino, y de las
polémicas en que se vio envuelto, bastaría comparar las ediciones sucesivas de la
Institución. Puesto que no podemos hacer tal cosa aquí, nos limitaremos a hacer constar
las fechas e idiomas de las diversas ediciones aparecidas en vida de Calvino, para
terminar con un breve resumen de la última. Tras la edición de 1536, en latín, apareció
en Estrasburgo la de 1539, en el mismo idioma. En 1541 Calvino publicó en Ginebra la
primera edición francesa, que es una obra maestra de la literatura en ese idioma. Puesto
que las ediciones latina y francesa de 1559 y 1560 fueron las últimas producidas en vida
de Calvino, son ellas las que nos dan el texto definitivo de la Institución.
Ese texto definitivo dista mucho de ser el pequeño manual de doctrina que Calvino
había tenido en mente al publicar su primera edición, pues los seis capítulos de 1536 se
han vuelto cuatro libros con un total de ochenta capítulos. El primer libro trata acerca de
Dios y su revelación, así como de la creación y de la naturaleza del ser humano, pero sin
incluir la caída y la salvación. El segundo libro trata acerca de Dios como redentor, y
del modo en que se nos da a conocer, primero en el Antiguo Testamento, y después en
Jesucristo. El tercero trata acerca de cómo, por el Espíritu, podemos participar de la
gracia de Jesucristo, y de los frutos que ello produce. Por último, el cuarto trata de “los
medios externos” para esa participación, es decir, de la iglesia y los sacramentos. En
toda la obra se manifiesta un conocimiento profundo, no sólo de las Escrituras, sino
también de los antiguos escritores cristianos, particularmente San Agustín, y de las
controversias teológicas del siglo XVI. Definitivamente, ésta fue la obra cumbre de la
teología sistemática protestante en todo ese siglo.16
Entre las obras y aportaciones de Juan Calvino podemos encontrar las siguientes:
16
Justo L. González, Historia del cristianismo: Tomo 2, vol. 2 (Miami, FL: Editorial Unilit, 2003), 73–
74.
- Una armonía sobre los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas
Desde Suiza, los seguidores de Calvino dieron voz al calvinismo, que se extendió por
gran parte del norte de Europa, América del Norte y África del Sur.
El calvinismo defiende la autoridad de Dios sobre todas las cosas, la doble
predestinación y la salvación solo por la fe.
En el siglo XX, el calvinismo original fue renovado por la prédica del teólogo suizo
Karl Barth (1886-1968), a quien se lo considera el creador de la teología dialéctica. En
la actualidad, las iglesias reformadas con inspiración calvinista tienen unos 75 millones
de seguidores alrededor del mundo.
Las principales características del calvinismo son las siguientes:
CONCLUSIÓN
En una época donde como cristianos damos por sentado muchos asuntos concernientes a
nuestra fe, nos vemos obligados, en honor a la verdad, a volver nuestros ojos a los
17
https://enciclopediadehistoria.com/calvinismo/. (visto el 01-02-22)
tiempos pasados, a las raíces de nuestra fe, ya que somos privilegiados por estar en el
lado favorable de la historia.
Sin duda, la vida de Juan Calvino marcó la historia de la Iglesia, junto con otros
reformadores de la época, cambiando el curso de la historia de la cristiandad, trayendo
luz a una época de oscuridad espiritual y sed de la Palabra de Dios.
Mientras Lutero fue el espíritu fogoso y propulsor del nuevo movimiento, Calvino fue
el pensador cuidadoso que dio coherencia al ideal Reformista. Además, Lutero se
enfocó más en las teorías de la salvación y la justificación por la fe, y Calvino, como
hombre de la segunda generación protestante, no permitió que la doctrina de la
justificación eclipsara el resto de la teología cristiana, y por ello le prestó mayor
atención a varios aspectos del cristianismo que habían quedado postergados. Además,
trató de acercar la Biblia al lenguaje del pueblo y desarrolló un fundamento de teología
bíblica.
En esta monografía hemos descubierto quien fue Juan Calvino, el hombre humilde que
vivió toda su vida en Cristo bajo el lema: “Soli Deo Gloria”, “Solo a Dios sea la
Gloria”.
BIBLIOGRAFÍA
- Justo L. González, Historia del cristianismo: Tomo 2, vol. 2 (Miami, FL: Editorial
Unilit, 2003)
- Andrew Peltegree, Alastair Duke and Gillian Lewis, Calvinism in Europe, 1540-
1620, (Cambrigge University Press, 1994).