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El arte gótico: características generales de la escultura y la

pintura. Las portadas (León y Burgos). La pintura: Giotto y


los primitivos flamencos (Van Eyck y Van der Weyden).
Contexto general

A principios del siglo XIII tuvo lugar una profunda revolución en las relaciones políticas
y socioeconómicas; los señores feudales y los campesinos pusieron en marcha una intensa
explotación agraria con excelentes resultados económicos. La acumulación de riquezas
repercutió en las ciudades, donde se habían instalado los señores de la tierra, dando lugar al
crecimiento de las mismas, casi abandonadas, con escasas excepciones, desde época romana.
A las ciudades acudieron los comerciantes y los artesanos, contribuyendo a una verdadera
cultura urbana. Por tanto, frente al Románico, que es un arte rural, el Gótico se desenvuelve
en las ciudades, núcleos de población que experimentan en estos siglos un vertiginoso
crecimiento en torno a los burgos, barrios en los que se asentaban los burgueses, gentes que
se enriquecieron gracias a su trabajo, la mayor parte de las veces de carácter artesanal. Si la
nobleza impulsó en su momento un arte rural y jerarquizado como era el románico, la
burguesía urbana, la nueva clase triunfante, desarrollará un arte urbano, impregnado además
de un nuevo sentimiento religioso (más humano y emotivo) y de una sensibilidad más realista
y que en el arte se manifiesta de forma más naturalista.
Paralelamente, los monasterios perdieron poder de atracción y surgió un cada vez más
numeroso clero urbano, en torno al obispo y al centro espiritual de la ciudad: la catedral, es
decir, la iglesia sede de la cátedra del obispo.
El gótico será el estilo artístico imperante en esta Europa durante los siglos XIII, XIV y
XV a partir de la aparición de estos, y otros cambios de orden cultural, político y social. El arco
cronológico y espacial en el que se desarrolla el gótico es muy amplio y por ello resulta
bastante complicado establecer sus límites.
Francia es el lugar en el que se produjo su nacimiento a mediados del siglo XII, como
expresión del poder de la monarquía y de la iglesia de este país. Desde aquí se extenderá a la
mayor parte de los países europeos, en los que se llevará a cabo una interpretación propia del
estilo con unas características que son el reflejo del pasado artístico y de la personalidad de
cada uno de estos lugares.
El Císter es otro importante elemento a la hora de establecer los orígenes del Gótico:
se trata de una orden monástica que surge en Francia al amparo de la personalidad de san
Bernardo, quien arremetió contra la orden cluniacense y condenó los excesos decorativos y
la suntuosidad de algunos edificios románicos. Afirmaba que los monstruos que ornaban los
capiteles distraían al fiel e impedían la concentración en sus rezos. Los edificios de la
arquitectura cisterciense son sobrios, carecen de elementos decorativos, emplean con
frecuencia la bóveda de crucería (este es uno de los elementos que han invitado a considerar
la arquitectura cisterciense como el antepasado directo de la gótica) y amplios ventanales de
una luz blanca y pura, que no multicolor como sucede en la arquitectura gótica.
En el campo de la filosofía se sustituyen las ideas platónicas, que tanto defendió san Agustín,
por la teoría de Aristóteles, de la que se hizo eco santo Tomás de Aquino. Surgen figuras como

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san Francisco de Asís al que seguirá el franciscano san Buenaventura, que aportarán grandes
cambios en el ámbito de la espiritualidad, dando origen a las llamadas órdenes mendicantes.
Aparece de este modo una nueva visión de la religión que no está fundamentada en el temor
imperante a partir del año 1000, sino en valores como la pobreza, la humildad y la compasión.
Estos cambios trajeron consigo una nueva visión de Dios, alejada ya de la imagen de Dios
justiciero que ofrecía el Románico. Durante el Gótico, éste aparece como un ser mucho más
bondadoso y próximo al hombre. La mentalidad formada en estos factores hacía coincidir
racionalismo y realidad. Un optimismo teológico radical era la imagen de este sentimiento que
identificaba lo lógico con la verdad, lo físico con lo ideal y, en el fondo, el mundo de la riqueza
con el espíritu.
En definitiva, podemos afirmar que el gótico es el resultado de una serie de cambios,
no sólo técnicos y constructivos, sino cambios en la mentalidad, la cultura, la economía y la
sociedad del momento. Esta creciente secularización que tuvo lugar durante los siglos del
Gótico preparó el camino para la llegada del Renacimiento.

Características de la Escultura gótica

La escultura del gótico experimenta una profunda evolución que viene marcada, en
primer lugar, por su progresiva independización de la arquitectura. De este modo, alcanza un
mayor volumen, emerge de la misma, mientras que durante el Románico, la escultura aparece
acomodada en la fachada y absolutamente sometida a ella. Aunque no deben separarse, por
su función simbólica, del conjunto, ya no forman una unidad indivisible con el marco
arquitectónico como ocurría en el románico. No obstante, la escultura seguirá, en su mayor
parte, siendo monumental, es decir, estará ligada a la arquitectura durante todo el siglo XIII.
En un segundo aspecto, el cuerpo humano se representa de un modo más naturalista,
con una mayor fidelidad a la realidad. Frente a la figuración conceptualizada del arte románico
que ponía el mensaje, la expresión, por encima de la forma, el arte gótico recuperaba, después
de muchos siglos, el afán por lograr el parecido entre las formas naturales y las formas
artísticas (realismo y detallismo que se manifestaba en los propios ropajes de los personajes,
vestidos a la época, para reflejar su cercanía al espectador. En este sentido, el canon es ahora
más estilizado y los rostros intentan reflejar los sentimientos, al tiempo que los personajes se
miran y se sonríen entablando un diálogo. En escultura se a través de una serenidad, gracia y
amabilidad nuevas.
Los temas comienzan a sufrir algunas variaciones. Se siguen representando en las
portadas Cristos en majestad que muestran las llagas de su Pasión. Pero el Cristo, rodeado de
la Virgen y san Juan, se ha convertido en un ser más próximo a los hombres y a su sensibilidad,
menos alejado de la humanidad que el Cristo románico. Ese Dios todopoderoso y justiciero que
se impone por el temor tiende a desaparecer. Será pues el “Cristo de la pasión” el protagonista
de la escultura (de hecho, se constata un mayor interés por el Nuevo Testamento, y más
concretamente por los Evangelios, que antes). Cristo fue entonces sobre todo el dios
crucificado, cuyo evidente dolor debía mover a la piedad de los fieles.
Relacionado con el nuevo papel de la Virgen en la vida de Cristo, la mujer experimenta
una importante revalorización: deja de ser símbolo del pecado para convertirse en fuente de
inspiración y también, sobre todo al principio, en reflejo de un mundo utópico que huye del
dolor y sufrimiento. Por un lado, se repiten los temas marianos como la Asunción,
Anunciación, Desposorios o Coronación de la Virgen, y por otro, se la interpreta como
personificación de la Iglesia. Será frecuente encontrarla en la escultura exenta con el Niño
Jesús en los brazos, en el parteluz de una iglesia, no como simple trono de Dios, sino como
madre que entabla un diálogo con su hijo, que emana dulzura y sensibilidad.
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En la escultura exenta se repiten los esquemas generales y así, sus dos temas
principales son el Cristo crucificado y la Virgen con el Niño. El crucificado del Gótico se sujeta a
la cruz con tres clavos y no con cuatro como se hacía durante el Románico, y comienza a dar
muestras de sufrimiento adquiriendo una dimensión más humana. En lo que se refiere a la
Virgen, su representación como Madre de Dios. Jesús se manifiesta ya en su naturaleza
humana, y no divina, y se presenta como un niño atento a su madre y en una actitud de
comunicación con ella, ambos juegan o se acarician, lo que, a la vez permite un mayor juego
formal frente al estatismo del románico.
Los materiales que el artista del gótico utiliza son: la piedra de diversos tipos, para la
imaginería exterior; la madera policromada, para imágenes exentas, retablos, sepulcros y la
sillería de los coros; y mármol y alabastro, utilizados frecuentemente en los conjuntos
sepulcrales y ocasionalmente en retablos. Digamos también que toda esta escultura aparece
pintada, no sólo la de madera, sino también la hecha en piedra o alabastro, acentuando con
ello sus rasgos de realismo.
En cuanto a su localización, la escultura está presente en las fachadas de las iglesias,
en los retablos de los altares, en las sillerías de los coros y en los sarcófagos. En el siglo XIII,
destacará especialmente la escultura ubicada en las fachadas de los templos, sobre todo en las
puertas, siguiendo registros horizontales unas veces, alineadas al arco otras, o adosadas a las
columnas.

Escultura gótica española.

Siglo XIII.
Será a partir del segundo cuarto del siglo XIII cuando se introduzcan las formas de la escultura
francesa a través de las intensas relaciones políticas y culturales con Francia. En el siglo XIII
destacaron dos talleres en torno a las catedrales de Burgos y León.
 En Burgos destacan la puerta del Sarmental, la Puerta de la Coronería o de los
Apóstoles y la Puerta del claustro. En todas estas obras observamos mayor
naturalismo, elegancia en el ropaje, diálogo, comunicación de sentimientos y
composiciones escénicas con movimiento.
 En León también es importante la fachada occidental de la catedral con el tema del
Juicio Final. En el tímpano aparece la imagen de Cristo mostrando las llagas.

Siglo XIV

La escultura gótica evoluciona paulatinamente hacia un mayor naturalismo, en el que la


captación de lo anecdótico, la representación de los sentimientos y de la expresión de los
mismos, comienzan a cobrar mayor importancia. El principal foco de interés es la Corona de
Aragón.

Siglo XV

Es el momento culminante de la escultura española por la abundancia de obras y por


su calidad. La nota más característica el modo naturalista de interpretar los rostros, que
desembocó en ocasiones en auténtico patetismo o bien de melancolía, y en los pliegues de las
vestiduras. Por otro lado, se debe mencionar la gran importancia que van a comenzar a tener
los retablos y las sillerías de coro.
Uno de los escultores más activos de Cataluña fue Pere Johan, autor del medallón que
contiene la representación de san Jorge en el Palacio de la Generalitat de Barcelona.
El Reino de Castilla es el foco en el que se hacen más evidentes las influencias
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borgoñona y flamenca. En Burgos nos encontramos con dos excepcionales creadores: Juan de
Colonia y Diego de Siloé. El retablo de la Cartuja de Miraflores es la obra que mejor representa
su modo de trabajar la madera. En el centro de la composición se encuentra Cristo crucificado
sujeto por el Padre y por el Espíritu Santo, alrededor los Padres de la Iglesia y escenas de la
Pasión. De semejante calidad es la fachada del Colegio de San Gregorio de Valladolid.

Escultura funeraria y exenta

Durante la Edad Media se produjo un acrecentamiento del interés por la muerte, lo


que va a ir ligado al deseo de algunos miembros de la nobleza y de la jerarquía eclesiástica de
enterrarse en el interior de los monasterios, iglesias o catedrales. Este podía ser exento o bien
adosado a la pared, cobijándose bajo un arco denominado “arcosolio” que se recubría con los
motivos decorativos. Al siglo XV pertenece, por ejemplo, el sepulcro de don Martín López de
Arce conocido como «el doncel», en Sigüenza. En este último, el difunto no aparece yacente
sino recostado sobre un haz de heno, como símbolo de la fugacidad de la vida, y leyendo un
libro, posiblemente una de las actividades que debió practicar en vida
La escultura exenta estuvo representada por los crucificados y las Vírgenes con el Niño.
Entre las vírgenes se encuentra la de la catedral de Toledo, conocida como la Virgen Blanca,
singular por la influencia francesa que muestra. Sonríe al tiempo que el Niño toca su cara con
un gesto de dulzura. El artista consigue expresar una bella relación entre madre e hijo en la
que predomina la ternura.

Características de la pintura gótica.

De forma resumida, y aunque en pintura gótica es más difícil hablar de características


generales, ya que se suele analizar las diversas escuelas y tendencias, podemos señalar las
siguientes:
 Las técnicas empleadas son variadas según los soportes: temple y óleo, en pintura
sobre tabla, y el fresco en las pinturas murales.
 El dibujo tiene una gran importancia: delimita formas, marca modelados, crea
ritmos compositivos.
 Importancia del modelado, desde tonos planos al juego de contraluces
 La luz contribuye a destacar el volumen, pero en general no es una luz real y puede
tener contenido simbólico
 El color es un elemento clave, se utiliza en gamas ternarias, con frecuencia es un
colorido irreal lleno de contenido simbólico (dorados)
 El interés por la perspectiva también evoluciona, aparece la preocupación por el
espacio pictórico a partir del siglo XIV, con los pintores italianos y el gótico internacional
 La composición tiene muy en cuenta el eje de simetría, con los elementos
orientados hacia el centro teórico del cuadro.
 Las formas de expresión reflejan un nuevo ideal estético hacia un naturalismo
idealizado individual y expresivo, al igual que en la escultura.
 La temática religiosa, y en menor escala también la profana
 Tiene un carácter narrativo y finalidad didáctica y devocional.

La pintura dejó de ser mural para pasar a retablos situados en los altares de las
iglesias, y empezó a desarrollarse la pintura en lienzo, al temple o al óleo. Se sucedieron cuatro
estilos pictóricos:

• Gótico lineal o franco-gótico: se desarrolló desde el siglo XIII hasta principios del XIV,

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caracterizado por el dibujo lineal, el fuerte cromatismo, un naturalismo de líneas sencillas y el
idealismo de los temas representados.
• Gótico itálico o “Trecento”: surgido en el siglo XIII en Italia, se caracteriza por la
aproximación realizada a la representación de la profundidad –que cristalizará en el
Renacimiento con la perspectiva lineal–, los estudios sobre anatomía y el análisis de la luz para
conseguir la matización tonal. Destacan dos escuelas:
 La florentina (Cimabue, Giotto, Andrea Orcagna). Tiene en Giotto a su máximo
representante. Este rompe con los convencionalismos del estilo bizantino. Su naturalismo no
es sólo una exigencia de sus temas, sino una actitud personal de estimación de la realidad. La
monumentalidad de las figuras inicia el camino que van a recorrer en el Renacimiento
Massacio y Miguel Ángel. El dramatismo señala una observación de los rostros. El movimiento
anuncia un estilo nuevo, más vivo y más humano. En Florencia, Giotto acudió a la tradición
clásica para crear un estilo pictórico en el que la investigación sobre la tridimensionalidad fue
el rasgo dominante. dejó de pintar «a la bizantina» para fundar una pintura diferente, más
sólida, de volúmenes simples y bien definidos, sobria. Trata de sugerir la tridimensionalidad
con la insinuación del volumen lo que implicaba la necesidad de sombras y gradaciones, por lo
que se abandona el color plano para introducir la gradación tonal de los colores o, por otro
lado, el tratamiento de los ropajes que empiezan a traslucir el cuerpo que llevan debajo y su
movimiento. Su propósito era pues la inserción de las figuras en un espacio real, que intenta
ser tridimensional. Su deseo es el de integrar figuras, animales y paisaje en un espacio
homogéneo, de percepción simultánea. Además el esquema de composición de la obra es
extraído de la observación real de la escena y no deudor de un plan estético previamente
dado. Es por ello Giotto considerado el antecedente directo del Renacimiento posterior. En lo
que se refiere a sus trabajos, participó en la decoración de la iglesia alta de Asís. Además,
realizó la pintura mural de las capillas de los Scrovegni, en Padua, y de los Bardi y de los
Peruzzi, en la iglesia de Santa Croce de Florencia.
 La sienesa (Duccio, Simone Martini, Ambrogio Lorenzetti). Destaca por su
delicadeza y elegancia. Sintetiza el arte de Bizancio con el nuevo lenguaje propuesto por
Giotto. Belleza de líneas y proliferación de figuras y de temas que complican enormemente la
composición y el carácter decorativo del color.
 El estilo itálico-gótico en España tuvo enorme repercusión en Cataluña, donde
destacan Ferrer Bassa y Pedro Serra.

• Gótico internacional: corresponde a finales del siglo XIV y primera mitad del XV, suponiendo
una fusión de los estilos anteriores. Se caracteriza por la estilización de la figura y el
predominio de la línea curva, el detallismo técnico y el naturalismo simbólico de la narración.
En España destacan los pintores Bernat Martorell y Lluís Borrassà en Cataluña y Nicolás
Francés y Dello Delli en Castilla.
• Gótico flamenco: surgió en Flandes a principios del siglo XV, predominando a lo largo de ese
siglo en la mayor parte de Europa –excepto Italia, donde ya descollaba el Renacimiento–. El
desarrollo urbano de las ciudades flamencas (Bruselas, Gante, Amberes, Brujas, todas ellas
dependientes del ducado de Borgoña) fruto del desarrollo artesanal y comercial favoreció el
crecimiento de una “burguesía” mercantil de gran poder económico que se convirtió en una de
las principales comitentes de las nuevas obras. Esto condicionaría desde el tamaño de las
obras, adaptadas para ser colgadas en las casas y por tanto de formato pequeño, hasta la
temática con el desarrollo del retrato. Su principal aportación es la técnica al óleo, que da
colores más brillantes y permite su gradación en diversas gamas cromáticas, a la vez que
permite mayor minuciosidad en los detalles. Cabe destacar a Jan y Hubert van Eyck, Rogier van
der Weyden, Hans Memling, y El Bosco; en el resto de Europa, Lluís Dalmau, Jaume Huguet,
Bartolomé Bermejo, Fernando Gallego, etc. Con frecuencia se trata de trípticos en los que la
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cara exterior está pintada en tonos grises que imitan el efecto de la escultura. Principales
características:
 Minuciosidad. Obras de pequeño tamaño
 Naturalismo. No encontramos idealización física.
 Amor al paisaje. Cuando la escena es en una habitación el paisaje aparece a través
de una ventana o puerta.
 Deleitación en la reproducción de los objetos. No es infrecuente la representación
de la arquitectura, pero en general se prefiere detenerse más en las cosas pequeñas que llenan
la vida cotidiana. Muchos temas religiosos se conciben como escenas burguesas, en un hogar
plácido.
 El material utilizado es la tabla. Se introduce la técnica del óleo.
 Composición muy elaborada y planificada, aunque con escasa relación entre las
figuras.
 En el manejo de las luces y en la pasión por el paisaje, Flandes anticipa valores de la
pintura renacentista, aunque todavía las formas estáticas, la escasa relación entre las figuras y
el predominio de los detalles sobre el conjunto nos sitúan en la última etapa del gótico.
 REPRESENTANTES.
 Inician el estilo los hermanos Van Eyck (Tríptico del cordero místico) entre los que
destaca Jan Van Eyck, el gran retratista de la escuela (El matrimonio Arnolfini), constituyendo
la búsqueda de la verdad el norte de sus retratos.
 Roger Van Der Weyden es el pintor del dolor, introduce una preocupación por los
sentimientos. En el Descendimiento coloca un fondo de oro, en lugar del paisaje, para que el
espectador contemple, sin detalles que le distraigan, las emociones que expresan los rostros
de los personajes.
 Brujas es la sede de un grupo de maestros con personalidad propia como Memling.
Su mundo es la antípoda de Van Der Weyden; el silencio, la quietud envuelve sus figuras. En la
Arqueta de Santa Úrsula demuestra una gran sensibilidad para las luces nostálgicas.
 Paisaje es dimensión inexcusable, pero en Brueghel se convierte en género, en el
tema mismo, encontrando una dimensión dinámica del paisaje. El más original de todos es El
Bosco, que en las formas de su concepción del paisaje crea un mundo extraño. Sus temas son
alegóricos y están tratados con ironía. Su obra es un antecedente del surrealismo del siglo XX.
Su pintura más ambiciosa fue el tríptico El jardín de las delicias. Pintor onírico y satírico, se dejó
llevar por el realismo social de su época.
 En España, dentro de este estilo, destacan en Cataluña: Jaime Huguet y Luis Dalmau;
en Aragón Bartolomé Bermejo y en Castilla Fernando Gallego.

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