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Arte Románica o Estilo Románico – siglos IX a XIII

La llamada pintura mural, es decir la que cubría los muros de los templos, se
basaba en la preparación de la pintura a base de pigmentos coloreados diluidos
en agua de cal. Este tipo de pintura se aplicaba sobre la superficie mural a la que
previamente se había añadido una capa de enlucido para alisarla (yeso, estuco...).
La aplicación se hacía cuando el enlucido estaba aún húmedo. Al secarse, el
conjunto adquiría gran dureza y resistencia.

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Al igual que la escultura románica, la pintura mural se integra con la arquitectura y
sigue las reglas del "marco arquitectónico y esquema geométrico". Es decir, no se
rige por imitación de la naturaleza sino por una conceptualización racional. Esto
hace que las figuras sean planas, alargadas y sin perspectiva. Los personajes se
escalonan y adoptan diferentes tamaños en función de su relevancia. Los ojos y
manos adquieren desproporcionada dimensión pues son las partes de la anatomía
humana más expresivas espiritualmente hablando.
Los colores empleados son intensos y brillantes (rojo, amarillo, naranja y azul) y se
disponen en franjas contiguas de colores muy contrastadas entre sí. El color negro
servía para perfilar las figuras. Probablemente lo más cierto que se pude decir de
la pintura románica española y en general europea es que, en origen, se basaba
en un concepto y generaba una impresión estética completamente diferente a la
que tenemos ahora del románico.
Tras siglos de circunstancias azarosas y restauraciones basadas en conceptos
erróneos, la pintura románica en los países europeos ha terminado casi por
desaparecer dejando paso a la visión de los muros románicos completamente
desnudos y el color de la piedra o ladrillo como único representante cromático.
Si la comunidad donde se construía el templo tenía capacidad económica, se
contrataba a talleres que creaban completos programas iconográficos. En caso
contrario la decoración era más sumaria y se esperaba a que en años posteriores
se pudiera emprender trabajos más ambiciosos.
Algo que aún puede sorprender más es que también la superficies exteriores de
los muros eran enfoscada y pintadas.
A pesar de ello, el panorama actual es que un número mínimo de edificios
conservan pinturas murales aceptablemente conservadas.
Afortunadamente, algunas de estas pinturas, especialmente las de los ábsides que
solían ser las más cuidadas, están saliendo a la luz poco a poco tras retirar los
retablos colocados en siglos posteriores y eliminar las capas de revocos y
encalados superpuestos y añadidos en épocas de epidemias.
De vez en cuando salta la noticia en los medios de comunicación y
progresivamente estas sorpresas irán aumentando, a medida que se realicen
restauraciones cuidadosas.
No obstante y como indicamos, la nómina actual es bastante pequeña y parcial
por lo que establecer relaciones estilísticas entre unas cuantas obras separadas
por cientos de kilómetros y decenas de años en su origen es cuando menos
arriesgado por lo que ciertas interpretaciones eruditas que se suelen encontrar en
los tratados de arte deben ser tomadas con mucha cautela.
Tradicionalmente, las diferentes muestras de pintura románica conservadas en
España se han afiliado a dos corrientes diferentes. La corriente bizantina y la
mozárabe. La corriente bizantina penetraría a España por Cataluña proveniente de
Italia o incluso de Inglaterra a través de miniaturistas que se forjaron en Sicilia,
mientras que la mozárabe es consustancial a todos los territorios españoles
cristianos, principalmente a Castilla y León.
San Quirce de Pedret
San Quirce de Pedret es una iglesia prerrománica decorada con pinturas
románicas a finales del siglo XI. En el ábside central parecen escenas de la
Apocalipsis, entre los que destacan los tres jinetes conservados que es donde
mejor se aprecia la ascendencia italiana y bizantina de estas pinturas.
San Clemente de Tahull (Sant Climent de Taüll)
Indudablemente, las pinturas que cubrían el ábside de San Clemente de Tahull y
hoy conservadas en el Museo de Arte de Cataluña, son una de las mejores obras
de este estilo en España y toda Europa.
La bóveda de horno del ábside se pintó con un maravillosos Cristo en Majestad
("Maiestas") de estilo bizantinante rodeado por cuatro ángeles que portan los
símbolos de los evangelistas. Por debajo corre un friso donde aparece parte del
colegio apostólico con la Virgen.
Dentro de las representaciones del tradicional "Pantocrátor" románico, sin duda
éste es de los más majestuosos, nobles y cargados de trascendente divinidad de
todos los representados en el románico internacional. A ello colabora la simetría
perfecta y concepción geométrica de su rostro y de toda su figura.
El Cristo de Tahull demuestra cómo el arte románico buscó y encontró la
trascendencia simbólica a través del orden lógico y geométrico de su arte.
Panteón de los Reyes de San Isidoro de León
El Panteón de los Reyes de la basílica de San Isidoro de León conserva
probablemente la obra cumbre de la pintura románica europea por lo que se le ha
llamado la "Capilla Sixtina" del románico.
La "Capilla Sixtina" de la pintura románica: San Isidoro de León, no existe
seguridad sobre sus fechas, pues aunque aparece un rey Fernando pintado,
podría aludir al fundador de la construcción lo que permitiría fechar las pinturas de
manera temprana a comienzos d siglo XII o podría ser Fernando II lo que
retrasaría la obra a finales de ese siglo.
En cualquier caso las escenas pintadas son soberbias, con todo un ciclo de la vida
de Cristo desde la Anunciación hasta la crucifixión y la posterior Apocalipsis con
Cristo en Majestad rodeada por el Tetramorfos.
La escena más conocida por su imaginación, sentido del movimiento y bucolismo
es la del Anuncio a los pastores. También es de gran valor el calendario agrícola.
El Cristo crucificado con los ojos abiertos y un rostro exento de dolor será muy
utilizado por el arte románico. Expresa su victoria sobre la muerte, de ahí que el
término de Cristo triunfante que se le suele aplicar. Presenta además la
particularidad de que se le represente clavado con cuatro clavos (uno para cada
mano y uno para cada pie). a partir del siglo XIV se tenderá a superponer ambos
pies, utilizando por tanto tres clavos. La imagen del Cristo de cuatro clavos será
recuperada por algunos pintores barrocos como Velázquez.
El arcángel San Miguel
Arte Gótica o Estilo Gótico – siglos XII al XV
El arte gótico es el que corresponde a la Baja Edad Media, en su mayoría el siglo
XIII, aunque comienza en el siglo XII y alcanza hasta el XIV, y en algunos países
hasta el XV. Este es un período dinámico desde el punto de vista socioeconómico,
muy variado, con intensos contactos con Oriente a través de las cruzadas y las
rutas comerciales, la burguesía nace en las ciudades. Es un estilo muy ligado a los
nuevos centros culturales, universidades, catedrales y ciudades en general. El
auge de las ciudades favorece la aparición de las órdenes mendicantes,
franciscanos (1209) y dominicos (1216). Las monarquías recuperan su poder poco
a poco, debilitando el sistema feudal.
El término gótico fue utilizado por primera vez en el siglo XVI por el italiano Giorgio
Vasari, gran historiador del arte. Con él quería definir el "oscuro" arte de la Edad
Media frente al glorioso pasado de la Antigüedad Clásica.
Según esta definición el arte gótico era sinónimo de bárbaro, cargándose de
connotaciones negativas. Esta actitud hacia el arte medieval se mantiene hasta las
primeras décadas del siglo XIX, cuando el movimiento romántico descubre con
asombrosa admiración la arrolladora fuerza y originalidad del Gótico, de manos del
joven Goethe.
Se sueña a partir de este momento con un renacimiento del arte medieval,
llenándose de nuevo contenido al termino gótico que empieza a distinguirse y
separarse claramente del románico.
El entusiasmo romántico y el historicismo, lleva a cabo amplias restauraciones de
edificios medievales, llegándose a establecer el estilo neogótico, arquitectura
realizada a imitación de la gótica medieval.
Actualmente como gótico entendemos un amplio período artístico, que según los
países y las regiones se desarrolla en momentos cronológicos diversos, pero que
de forma general podemos establecer desde mediados del siglo XII hasta
comienzos del XVI. Ofreciendo en su amplio desarrollo diferenciaciones profundas
de país en país.
Este arte se ha definido durante mucho tiempo de manera bastante superficial,
exclusivamente por la utilización de uno de sus elementos, el arco apuntado, al
que suele llamarse arco ojival; pero la utilización de un elemento no puede definir
un estilo de forma global, se trata de un problema más amplio, de una nueva etapa
histórica, una nueva concepción del arte y con él del mundo. Un elemento
estructural, por importante que sea, no puede resumir un concepto global sobre la
vida.
Los nuevos edificios religiosos se caracterizan por la definición de un espacio que
quiere acercar a los fieles, de una manera vivencial y casi palpable, los valores
religiosos y simbólicos de la época.
El emblema del arte gótico es la catedral, donde se dan cita todas las artes,
tendencia que viene del románico. Encontramos una humanización de los tipos
religiosos, que son mucho más naturales. Se pasa de la Virgen reina a la Virgen
madre, al Cristo doloroso en la cruz y a los adornos mundanos. Ahora se ve en la
naturaleza la obra de Dios, la creación, y la belleza nos acerca a Dios. Pero
también aparecen edificios civiles en las ciudades, los palacios, los ayuntamientos
y las lonjas. La catedral se va a llenar de luz, y es la luz la que conforma el nuevo
espacio gótico. Será una luz física, no figurada en pinturas y mosaicos, luz general
y difusa, no concentrada en puntos y dirigida como si de focos se tratase, a la vez
que es una luz transfigurada y coloreada mediante el juego de las vidrieras, que
trasforma el espacio en irreal y simbólico.
La luz está entendida como la sublimación de la divinidad. La simbología domina a
los artistas de la época, la escuela de Chartres considera la luz el elemento más
noble de los fenómenos naturales, el elemento menos material, la aproximación
más cercana a la forma pura.
El arquitecto gótico organiza una estructura que le permite, mediante una sabia
utilización de la técnica, emplear la luz, luz transfigurada, que desmaterializa los
elementos del edificio, consiguiendo sensaciones de elevación e ingravidez.
Durante este periodo se instala una nueva religiosidad, en la que destacará santo
Tomás de Aquino, la Escolástica. La filosofía de Aristóteles se interpreta a la luz
de la fe cristiana. Pero también se reinterpreta a Platón. El neoplatonismo será
fundamental para la aparición de una estética basada en la luz, ya que identificaba
a Dios con la luz, la luz celestial. San Benito, san Roberto y san Bernardo
pretenderán la reforma de la orden de Cluny, recuperando su esencia austera.
La orden del Císter fue la que creó y difundió el nuevo estilo, tras la reconstrucción
de la abadía de San Denis por el abad Suger. Era una arquitectura sobria, austera
y luminosa. En principio estaba exenta de motivos decorativos, proclamando su
aniconismo. No obstante, las catedrales se irán llenando de estatuas y pinturas. El
artista comienza a ser reconocido y en algunos casos firmará sus obras. Sobre
todo alcanzan gran prestigio los maestros de obra.

“Adoración de los Reyes Magos”


Puerta de Sarmental (Catedral de Burgos)
Rosetón de Palma de Mallorca.

Gárgolas góticas
El árbol de la vida
Un bestiario o bestiario medieval, palabra que proviene del Latín bestiarum es un
compendio de bestias. Se hicieron muy populares durante la Edad Media en forma
de volúmenes ilustrados que describían animales, plantas o motivos orgánicos de
la naturaleza. La historia natural y la ilustración de cada una de estas bestias se
solía acompañar con una lección moral, reflejando la creencia de que el mundo
era literalmente la creación de Dios, y que por tanto cada ser vivo tenía su función
en él. Por ejemplo, el pelícano, del que se creía que se abría su propio pecho para
dar vida a sus polluelos con su propia sangre, era, a través de su sacrificio, una
viva representación de Jesucristo. El bestiario, por tanto, es también una
referencia al lenguaje simbólico de los animales en la literatura y el arte cristianos
de occidente.Dentro de los bestiarios encontramos bestiarios reales de signo
positivo, como las aves (palomas, cigüeñas, águilas) y leones, bestiarios de signo
negativo como serpientes, monos, liebres, cerdos, cabras, y bestiarios fantásticos,
dragones, arpías, sirenas, basiliscos, centauros, etc.
Procedentes del mundo grecorromano, bizantino y persa, popularizados en la
época medieval (siglo XII), los bestiarios mágicos, fantásticos o mitológicos, como
también se les conocía, fueron una colección de fábulas referentes a animales y
monstruos reales o quiméricos con descripciones, e imágenes que se generaban
por combinación de partes de animales diferentes, creando estampas, en
ocasiones, atroces... hablando y clasificando a las bestias de la más diversa ralea,
apoderándose rápidamente del mundo cristiano románico no sin resistencias y
críticas por pensadores de la época.
Pero el románico sacraliza esta estética pagana convirtiendo a los animales -tanto
reales como imaginarios- en portadores de virtudes o perversiones, por lo que su
aparición en capiteles, canecillos, metopas, tímpanos, etc., es reinventada y usada
con sentido de enseñanza y advertencia. Por lo que estos animales podían ser
representados solos o en lucha entre sí o con hombres indefensos, con el objetivo
de conmover y motivar al creyente en su esfuerzo por evitar las tentaciones y
renegar del pecado.
Aunque cualquier símbolo tiene dualidad de significados, incluso completamente
opuestos, el románico usó ciertos animales con predilección para manifestar el
bien y otros como formas del mal y del diablo. De esta forma nos encontramos con
dragones, basiliscos, fauna escatológica, demoníaca, estrambótica, alucinante,
grotesca y divertida..

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