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Corrosión erosiva
La corrosión erosiva puede ser definida como la aceleración en la velocidad
de ataque corrosivo al metal debida al movimiento relativo de un fluido
corrosivo y una superficie del metal. Cuando el movimiento relativo del
fluido corrosivo es rápido, los efectos del desgaste mecánico y abrasión
pueden ser severos. La corrosión erosiva está caracterizada por la aparición
en la superficie del metal de surcos, valles, hoyos, agujeros redondeados y
otras configuraciones dañinas de la superficie del metal, las cuales
generalmente se presentan en la dirección de avance del fluido corrosivo.
Existen tres mecanismos mediante los cuales se retarda la corrosión al aplicar la protección
catódica y son los siguientes:
1.- Reducción del potencial de la reacción del metal, de tal manera que el proceso catódico se
desarrolla en todas las áreas del mismo o sea que, se evita la reacción: Feo--- Fe++ + 2e
2.- El electrólito adyacente a la superficie del cátodo se vuelve más alcalino debido a las
reacciones de reducción del oxígeno y/o los iones hidrógeno; este incremento en el pH
reducirá el gradiente de potencial de la celda de corrosión.
3.- El incremento en el pH, producirá la precipitación de algunas sales insolubles, por ejemplo;
carbonato de calcio (CaCO3) e hidróxido de magnesio, Mg(OH)2, que se depositan sobre el
metal produciendo una incrustación calcárea que lo protege.
Protección anódica.
La protección anódica está fundamentada en la pasivación de un metal
anódico cuando se le somete a un potencial más positivo que el de E 0 de
corrosión. Para ciertos metales y electrolitos sucede que al aumentar el
potencial aumenta fuertemente la oxidación hasta alcanzar una intensidad
máxima imax. A partir de este punto y para pequeños incrementos de E la
densidad de corriente disminuye hasta la i pasiva, que indica unos bajos
valores de corrosión. Este bajo nivel de oxidación se mantiene para valores
de la tensión mayores a Epp, pero no tanto para llegar a la destrucción de la
capa pasiva, transpasiva.
Los electrolitos que pueden proteger a cada metal o aleación son
seleccionados, de acuerdo con la tabla de iones que los pasivan formando
una película pasiva protectora en la superficie. Así el acero puede protegerse
anódicamente por los iones sulfúrico, fosfórico o álcalis; pero no con los
iones cloro. Sin embargo el titanio puede protegerse por los iones cloro.
La protección anódica se aplica a aleaciones que se pasivan con rapidez
para pequeñas densidades de corriente.