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El documento discute las contradicciones entre la "ley de arrastre" y los decretos 230 de 2002 y 1290 de 2009 en las políticas educativas colombianas. La ley de arrastre solo permite que el 5% de los estudiantes reprueben, mientras que los decretos enfatizan el seguimiento del progreso de cada estudiante. Esto crea un conflicto cuando muchos estudiantes tienen dificultades para alcanzar las metas, impidiendo que sus derechos sean garantizados. Además, promover a estudiantes
Descripción original:
Título original
Del plan de mejoramiento a la ley de arrastre y deseducación
El documento discute las contradicciones entre la "ley de arrastre" y los decretos 230 de 2002 y 1290 de 2009 en las políticas educativas colombianas. La ley de arrastre solo permite que el 5% de los estudiantes reprueben, mientras que los decretos enfatizan el seguimiento del progreso de cada estudiante. Esto crea un conflicto cuando muchos estudiantes tienen dificultades para alcanzar las metas, impidiendo que sus derechos sean garantizados. Además, promover a estudiantes
El documento discute las contradicciones entre la "ley de arrastre" y los decretos 230 de 2002 y 1290 de 2009 en las políticas educativas colombianas. La ley de arrastre solo permite que el 5% de los estudiantes reprueben, mientras que los decretos enfatizan el seguimiento del progreso de cada estudiante. Esto crea un conflicto cuando muchos estudiantes tienen dificultades para alcanzar las metas, impidiendo que sus derechos sean garantizados. Además, promover a estudiantes
Del plan de mejoramiento a la ley de arrastre y deseducación
Según las políticas de educación colombianas todas las instituciones educativas
deben estar cobijadas por un sistema de evaluación, el cual tiene como objetivo hacer un seguimiento constante de la calidad del acto educativo que imparte cada establecimiento. Para ello, el Ministerio Nacional de Educación ha establecido unos lineamientos básicos que todos deben seguir, estos están contemplados en los decretos 230 del 2002 y el 1290 del 2009, donde se hace hincapié en los procesos de promoción de los estudiantes. Cada institución debe contemplar la inclusión de un currículo, el cual hace referencia a todo el conjunto de criterios, planes de estudio, metodologías y procesos que contribuyen a la formación integral” (Decreto 230 del 2002); así mismo, dentro del currículo, la institución debe dictar planes de estudio que sirvan para alcanzar los objetivos y metas propuestas para cada una de las áreas, tanto obligatorias como complementarias, de tal modo que se garantice a los estudiantes su derecho a recibir un seguimiento constante que le permita fortalecer su proceso formativo y superar sus debilidades en el aprendizaje. (Decreto 1290 del 2009, artículo 12) Para garantizar las medidas tomadas en ambos decretos, es importante tener en consideración la autonomía de la que goza cada institución para manejar sus procesos internos, puesto que la tan conocida “ley de arrastre” contemplada en el decreto 230 del 2002, sólo permite que un 5% de la población estudiantil repruebe, promoviendo aquellos casos menos graves. Si se espera ser congruente con los derechos del estudiante que menciona el decreto 1290 del 2009, podríamos entender que, un estudiante que pese haber sido asesorado y acompañado no logra superar sus dificultades, debe ser tomado en cuenta dentro de otros procesos más rigurosos, sin embargo, si hay muchos otros en su misma situación, la ley impediría que los mismos derechos que esta cobija sean garantizados, ya que no tiene ningún sentido promover a un estudiante al grado siguiente cuando no ha alcanzado los logros y metas propuestas del anterior, significando un desnivel que, en años posteriores podría agudizarse. Conclusión Las lógicas del sistema educativo colombiano deberían ser un llamado de atención para todos los ciudadanos, puesto que el acto de enseñanza nos concierne a todos, desde el más pequeño hasta el más grande, todos hemos pasado por un establecimiento educativo. Estas formas contradictorias de la ley generan obstáculos para el desarrollo del país, es decir, un niño que cada vez se va quedando atrás en su proceso formativo, podría significar un joven que tendrá dificultades para acceder a la formación superior, de no contar con garantías educativas, muy probablemente tampoco contará con garantías laborales, contribuyendo así al tan arraigado analfabetismo y alto índice de desempleo o trabajo informal con el que ya cuenta nuestra querida Colombia.