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LOS CONSEJOS
EVANGELICOS
Los consejos evangélicos
camino de santidad sacerdotal
«Son varios los consejos evangélicos que Jesús propone en el
Sermón de la Montaña (cf. Mt 5-7), y entre ellos los consejos
evangélicos, íntimamente relacionados entre sí, de obediencia,
castidad y pobreza: el sacerdote está llamado a vivirlos según el
estilo, es más, según las finalidades y el significado original que
nacen de la identidad propia del presbítero y la expresan».
(PDV 27)
Celibato y castidad sacerdotal
«En la virginidad y el celibato, la castidad mantiene su significado
original, a saber, el de una sexualidad humana vivida como
auténtica manifestación y precioso servicio al amor de
comunión y de donación interpersonal». (PDV 29).
« A esta luz se pueden comprender y apreciar más fácilmente los
motivos de la decisión multisecular que la Iglesia de Occidente
tomó y sigue manteniendo —a pesar de todas las dificultades y
objeciones surgidas a través de los siglos—, de conferir el orden
presbiteral sólo a hombres que den pruebas de ser llamados
por Dios al don de la castidad en el celibato absoluto y
perpetuo». (PDV 29).
https://www.youtube.com/watch?v=EZFlrgqqtLo
«El celibato tiene mucha conformidad con el sacerdocio. Porque
toda la misión del sacerdote se dedica al servicio de la nueva
humanidad, que Cristo, vencedor de la muerte, suscita en el
mundo por su Espíritu, y que trae su origen "no de la sangre, ni de
la voluntad carnal, ni de la voluntad de varón, sino de Dios" (Jn. 1,
13).
Los presbíteros, pues, por la virginidad o celibato conservado por el
reino de los cielos, se consagran a Cristo de una forma nueva y
exquisita, se unen a El más fácilmente con un corazón indiviso, se
dedican más libremente en El y por El al servicio de Dios y de los
hombres, sirven más expeditamente a su reino y a la obra de
regeneración sobrenatural, y con ello se hacen más aptos para
recibir ampliamente la paternidad en Cristo.
Celibato sacerdotal
De esta forma, pues, manifiestan delante de los
hombres que quieren dedicarse al ministerio
que se les ha confiado, es decir, de desposar a
los fieles con un solo varón, y de presentarlos a
Cristo como una virgen casta, y con ello evocan
el misterioso matrimonio establecido por Dios,
que ha de manifestarse plenamente en el
futuro, por el que la Iglesia tiene a Cristo como
Esposo único.
Se constituyen, además, en señal viva de aquel
mundo futuro, presente ya por la fe y por la
caridad, en que los hijos de la resurrección no
tomarán maridos ni mujeres» (PO 16)
Celibato sacerdotal
En el Antiguo Testamento:
• El celibato era considerado un contravalor en el pueblo
elegido, que espera al Mesías prometido y considera, por
tanto, que el matrimonio está ligado a su llegada al mundo:
renunciar voluntariamente a la maternidad y a la paternidad
por motivos religiosos es incomprensible. (Jer 16,1-4; Jue
34,40)
Celibato sacerdotal
Sólo el querer de Dios, manifestado
explícitamente, lleva a aceptarlo.
Por tanto, el hecho de que la Virgen haya
tomado la decisión de vivir la virginidad no
puede deberse a los usos y costumbres,
sino a la buena disposición para recibir un
don de Dios, otorgado en orden a la
especialísima maternidad a la que estaba
destinada y que Ella desconocía.
Celibato sacerdotal
• Por otro lado, la virginidad, el celibato
«por el Reino de los cielos», era habitual
entre los cristianos corrientes en la Iglesia
desde el siglo II, y se estimaba como el
principal testimonio de santidad después
del martirio.
• En la tradición cristiana se pone de
manifiesto su dimensión de disponibilidad
para seguir a Cristo a donde quiera que
vaya, ocuparse de las cosas del Señor, tratar
de agradarle con la conducta diaria e ir a su
encuentro poniendo toda la vida en sus
manos. Cristo mismo invita a algunos a
seguirle así.
En el Nuevo testamento:
• El celibato es una novedad ligada a la Encarnación del Verbo,
que Cristo asume en su vida al llegar «la plenitud de los
tiempos» (Gal 4,4).
• Cuando nace Cristo, que lleva a plenitud todo lo humano y
todo lo cristiano, lo elige para sí mismo, mostrando un modo
de vida necesario en sus planes redentores para relacionarse
de manera peculiar con Dios y ser instrumento de salvación
para los demás.
Jesús no permite, sin embargo, que nadie
interprete el celibato como huida de los
compromisos y las dificultades del matrimonio
(Mat 19,11-12).
No se trata de una huida, decía, sino de una
opción libre y voluntaria, hecha siempre por un
motivo sobrenatural –por el Reino de Dios– y
como respuesta a un don que Él otorga; no por
miedo a la entrega en el matrimonio o por el
egoísmo de quien no quiere – que son diversas
maneras de no saber amar - sino precisa y
únicamente por amor. Un amor que reclama, a
quien ha sido así llamado, asumir ya en su
existencia terrena un estilo de vida que, en cierto
modo, anticipa en su historia personal lo que se
dará plenamente en la otra vida.
• Se trata, además, de un don de Dios dotado de una especial
«fecundidad» ya aquí, en este mundo, y que hace felices a quienes
corresponden fielmente.
• El celibato configura en este mundo el «estilo» de vida de Dios
encarnado, que alcanza su plenitud en el Cielo, donde todo será por
Cristo, con Él y en Él: amando sin reservas, fundidos en Dios, pero
singulares.
• El don del celibato es anticipación e imagen real de lo que será esa
redención plena en la eternidad.
• El celibato es, en efecto, un don total y sincero de sí, respuesta a un
particular amor de Cristo, que ama de esa manera y otorga la
capacidad de quererle en exclusiva, con la exclusividad con la que se
aman marido y mujer.
• Al dar esa capacidad a las personas célibes, les hace partícipes de su
amor eterno y pleno, abriendo así su corazón y su vida a la entrega
con plena disponibilidad para que «todos los hombres se salven y
lleguen al conocimiento de la verdad» (1 Tim 2,4).
• Esto puede resultar ininteligible en una cultura actual en la que se da,
una exaltación del sexo y en la que, para muchas personas, el placer
sexual se ha convertido en un aspecto esencial de la realización
personal, del que no se puede ni se debe prescindir.
• En este contexto, el celibato se presenta como algo difícil, por no
decir imposible.
• De ahí la apasionante tarea pedagógica cristiana, a todos los
niveles, que supone mostrar la sexualidad como un don de Dios
que tiene su sentido en: la donación interpersonal plena y
exclusiva.
• Tarea que resulta imprescindible para que se entienda la
maravilla del don del celibato.
• La afirmación tradicional de que Dios se entrega con más
plenitud a quienes acogen fielmente el don del celibato, no debe
entenderse de modo que oscurezca o contradiga la verdad de la
llamada universal a la santidad, es decir, en el sentido de que las
personas casadas no puedan alcanzar o incluso superar la
intimidad con Dios. Esto no sería cierto, ya que la santidad es
consecuencia de la fidelidad en la correspondencia a los dones
de Dios que cada uno ha recibido.
Celibato sacerdotal
Argumentos teológicos
• Es el ejemplo de Cristo.
• Cristo es el sacerdote único, modelo de todos los demás.
• Para Jesús, ser célibe es estar desposado con toda la humanidad y
plantearse un amor superior que debe alimentar y sostener el
amor de todos los matrimonios.
• El estado sacerdotal es una participación visible en el sacerdocio de
Cristo y una imitación, en lo posible, de su clase de vida.
• Los apóstoles, elegidos por Cristo, aunque casados casi todos,
cuando llegó la hora de comprometerse por el reino, lo
abandonaron todo. (Mt 19,27-30).
Tomado de la encíclica: SACERDOTALIS CAELIBATUS DE SU SANTIDAD PABLO VI SOBRE EL CELIBATO SACERDOTAL
http://www.vatican.va/content/paul-vi/es/encyclicals/documents/hf_p-vi_enc_24061967_sacerdotalis.html
• Autoridad de la Iglesia: La Iglesia tiene la libertad de determinar la forma
de vida de sus sacerdotes.
• El Concilio de Trento dijo del celibato que es el camino «mejor y más
santo», siguiendo el ejemplo de las bienaventuranzas.
• El celibato es una ley aprobada y confirmada por el Vaticano II (PO 16):
“La perfecta y perpetua continencia por el reino de los cielos, recomendada
por nuestro Señor, aceptada con gusto y observada plausiblemente en el
decurso de los siglos e incluso en nuestros días por no pocos fieles cristianos,
siempre ha sido tenida en gran aprecio por la Iglesia, especialmente para la
vida sacerdotal. Porque es al mismo tiempo emblema y estímulo de la caridad
pastoral y fuente peculiar de la fecundidad espiritual en el mundo…. Eligen el
celibato como un don de la gracia, el celibato tiene mucha conformidad con el
sacerdocio. Porque toda la misión del sacerdote se dedica al servicio de la
nueva humanidad, que Cristo, vencedor de la muerte, suscita en el mundo por
su Espíritu, y que trae su origen "no de la sangre, ni de la voluntad carnal, ni
de la voluntad de varón, sino de Dios" (Jn. 1, 13).
Celibato sacerdotal
Argumentos teológicos
• Los episcopados de la casi totalidad de los países se han colocado
alrededor del Papa.
• Las campañas contra el celibato no son más que un medio para debilitar
la autoridad del Papa.
• Es Fidelidad al compromiso: San Pablo (1 Cor 7): «Cada cual
permanezca en el estado a que fue llamado». Ser infiel al celibato
significa perder uno de los valores humanos más elementales: el
respeto a la palabra dada. ¿Será menos grave el compromiso para con
Dios que para con un semejante?
• Aunque de manera diferente, la fidelidad al compromiso sacerdotal se
roza con la fidelidad al compromiso de los esposos.