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Bronquiolitis
La bronquiolitis es una infección viral aguda de las vías respiratorias inferiores que afecta a
niños < 24 meses y se caracteriza por dificultad respiratoria, sibilancias y estertores
crepitantes. El diagnóstico se sospecha por la anamnesis, incluida la presentación durante
una epidemia identificada; la causa principal, el virus sincitial respiratorio , puede
detectarse mediante una prueba rápida. El tratamiento es de sostén, con oxígeno e
hidratación. Por lo general, el pronóstico es excelente, pero algunos pacientes presentan
apnea o insuficiencia respiratoria.
A menudo, la bronquiolitis aparece en epidemias y afecta, en su mayoría, a niños < 24 meses,
con una incidencia máxima entre los 2 y los 6 meses. La incidencia anual en el primer año de vida
es de alrededor de 11 casos/100 niños. En el hemisferio norte templado, la mayoría de los casos
se producen entre noviembre y abril, con una incidencia máxima entre enero y febrero.
Etiología
La mayoría de los casos de bronquiolitis son causados por
Virus sincitial respiratorio (RSV)
Rinovirus
Signos y síntomas
Por lo general, el lactante afectado presenta síntomas de infección de las vías respiratorias
superiores con dificultad respiratoria progresiva caracteriza por taquipnea, retracciones y tos
sibilante o perruna. Los lactantes pequeños (< 2 meses) y los recién nacidos prematuros pueden
presentar episodios de apnea recurrentes, seguidos por la resolución de la apnea y el comienzo
de signos y síntomas más típicos de bronquiolitis en 24 a 48 h. Los signos de dificultad
respiratoria son cianosis perioral, retracciones cada vez más profundas y sibilancias audibles.
Suele haber fiebre, aunque no siempre. Al principio, los lactantes impresionan en buen estado y
no comprometidos pese a la taquipnea y las retracciones, pero pueden tornarse cada vez más
letárgicos a medida que progresa la infección. La hipoxemia es la regla en los lactantes con
compromiso más grave.
Los vómitos y la disminución de la ingesta oral pueden causar deshidratación. Con el cansancio,
las respiraciones pueden volverse superficiales e ineficaces, lo que lleva a la acidosis respiratoria.
La auscultación revela sibilancias, espiración prolongada y, a menudo, estertores finos. Muchos
niños presentan otitis media aguda asociada.
Diagnóstico
Evaluación clínica
Oximetría de pulso
Hay cierta evidencia de que los corticoides sistémicos son beneficiosos cuando se administran en
etapas evolutivas tempranas de la enfermedad o en niños con cuadros de base que responden a
corticoides (p. ej., displasia broncopulmonar, asma), pero no existe beneficio en los lactantes que
previamente estaban sanos.
No deben usarse antibióticos a menos que sobrevenga una infección bacteriana secundaria (una
secuela rara).
Los broncodilatadores no son uniformemente eficaces, pero un subgrupo sustancial de niños
puede responder con mejoría a corto plazo. Esto es de particular validez en lactantes con
sibilancias previas. Es probable que no se acorte la hospitalización.
La ribavirina, un fármaco antiviral activo in vitro contra RSV, virus de la gripe y virus del
sarampión, probablemente no es clínicamente eficaz y ya no se recomienda excepto para los
niños inmunodeficientes con una infección grave por RSV; asimismo, conlleva toxicidad potencial
para el personal del hospital. Se ha probado una inmunoglobulina anti-RSV, pero es ineficaz.
La evaluación clínica suele ser adecuada para el diagnóstico, pero los niños más
gravemente enfermos deben tener oximetría de pulso, radiografía de tórax y pruebas de
antígeno rápido de RSV.
La traqueítis bacteriana es rara y puede afectar a niños de cualquier edad. La mayoría de las
veces, participan Staphylococcus aureus y estreptococos beta-hemolíticos grupo A .
La mayoría de los niños tienen síntomas de infección respiratoria viral durante 1 a 3 días antes de
la aparición de síntomas graves de estridor y disnea. En unos pocos niños, el comienzo es agudo
y se caracteriza por estridor respiratorio, fiebre alta y, a menudo, secreciones purulentas
abundantes. En raras ocasiones, se desarrolla traqueítis bacteriana como complicación de
una laringotraqueobronquitis viral o de la intubación endotraqueal. Al igual que en los pacientes
con epiglotitis, el niño puede presentar toxicidad y dificultad respiratoria marcadas, que pueden
progresar rápidamente y requerir intubación.
Las complicaciones de la traqueítis bacteriana incluyen hipotensión, paro cardiorrespiratorio,
bronconeumonía y sepsis. La estenosis subglótica secundaria a intubación prolongada es
infrecuente. La mayoría de los niños tratados apropiadamente se recuperan sin secuelas.
Diagnóstico
Evaluación clínica
Laringoscopia directa
Tratamiento
Asegurar una vía aérea adecuada
Etiología
Los patógenos más frecuentes son
Virus parainfluenza , en especial el tipo 1
Las causas menos frecuentes son el virus sincitial respiratorio (RSV) y los adenovirus, seguidos
de virus influenza A y B, enterovirus, rinovirus, virus del sarampión y Mycoplasma pneumoniae .
La laringitis estridulosa causada por gripe puede ser particularmente grave y puede afectar a
niños de un rango etario más amplio.
Los brotes estacionales son frecuentes. Los casos secundarios a virus paragripales tienden a
aparecer en el otoño; los causados por RSV y virus de la gripe, en el invierno y la primavera. Por
lo general, la transmisión es a través del aire o por contacto con secreciones infectadas.
Fisiopatología
La infección causa inflamación de la laringe, la tráquea, los bronquios, los bronquiolos y el
parénquima pulmonar. Se produce obstrucción causada por tumefacción y exudados
inflamatorios, que se torna pronunciada en la región subglótica. La obstrucción aumenta el
trabajo respiratorio; rara vez, el agotamiento determina hipercapnia. Pueden observarse
atelectasias concurrentes si hay una obstrucción de los bronquiolos.
Signos y síntomas
Por lo general, la laringitis estridulosa es precedida de síntomas de infección de las vías
respiratorias superiores. Después, aparece tos perruna, a menudo espasmódica, y ronquera, en
general a la noche; también puede haber estridor inspiratorio . El niño puede despertarse de
noche con dificultad respiratoria, taquipnea y retracciones. En los casos grave, puede aparecer
cianosis con respiraciones cada vez más superficiales a medida que el niño se fatiga.
La dificultad respiratoria evidente y el estridor inspiratorio áspero son los hallazgos físicos más
notorios. La auscultación revela espiración prolongada y estridor. También puede haber
estertores, que indican compromiso de las vías respiratorias inferiores. En caso de atelectasia,
puede haber disminución del murmullo vesicular. Alrededor de la mitad de los niños presenta
fiebre. El estado del niño puede parecer mejor por la mañanA menudo, se denomina laringitis
espasmódica a los episodios recurrentes. La alergia o la reactividad de la vía aérea pueden
desempeñar un papel en la laringitis espasmódica, pero sus manifestaciones clínicas no pueden
diferenciarse de las de la laringitis viral. La laringitis espasmódica también puede ser
desencadenada por una infección viral; sin embargo, no suele hallarse fiebre.a, pero vuelve a
empeorar por la noche.
Diagnóstico
Presentación clínica (p. ej., tos perruna, estridor inspiratorio)
Por lo general, el diagnóstico de la tos ferina es evidente por el carácter perruno de la tos.
La epiglotitis , la traqueítis bacteriana , un cuerpo extraño en la vía aérea, la difteria y un absceso
retrofaríngeo pueden causar un estridor inspiratorio similar. La epiglotitis, el absceso
retrofaríngeo y la traqueitis bacteriana tienen un comienzo más rápido y causan un aspecto más
tóxico, odinofagia y menos síntomas de las vías respiratorias superiores. Un cuerpo extraño
puede provocar dificultad respiratoria y una tos típica de laringitis, pero no hay fiebre ni
infección de las vías respiratorias superiores precedente. La difteria se descarta por los
antecedentes de vacunación adecuada y se confirma por identificación del microorganismo en
cultivos de raspados de una membrana diftérica grisácea típica.
Si el diagnóstico es dudoso, deben tomarse radiogradías de cuello y de tórax, de frente y perfil; la
estenosis subepiglóptica (signo del campanario) observada en la radiografía de cuello de frente
avala el diagnóstico. Los pacientes con cuadros graves, en los que preocupa la posibilidad de una
epiglotitis, deben ser explorados en el quirófano por especialistas capaces de establecer una vía
aérea (ver Epiglotitis : Tratamiento ). Debe establecerse la oximetría de pulso y, en los pacientes
con dificultad respiratoria, determinación de gases en sangre arterial.
Tratamiento
En pacientes ambulatorios, aire frío humidificado y, posiblemente, una dosis única de un
corticosteroide de larga duración
Conceptos clave
El crup es una infección vírica aguda de las vías respiratorias que afecta a los recién
nacidos de 6 a 36 meses y por lo general es causada por virus parainfluenza
(principalmente de tipo 1).
Una tos perruna y a menudo espasmódica, y a veces estridor inspiratorio (causado por
el edema subglótico) son los síntomas más prominentes; los síntomas suelen empeorar
por la noche.
El diagnóstico habitualmente es clínico, pero una radiografía anteroposterior de cuello
y de tórax, de frente y perfil que muestran la estenosis subepiglóptica típica (signo del
campanario) avala el diagnóstico.
Administrar aire u oxígeno humidificado y fresco, y en ocasiones corticosteroides y
adrenalina racémica nebulizada.
Referencia general
1. Taussig LM, Wright AL, Holberg CJ, et al : Tucson Children's Respiratory Study: 1980 to
present. J Clin Immunol alérgicos 111:661–675, 2003. doi: 10.1067/mai.2003.162.
Etiología
En algunos niños pequeños, los episodios de sibilancias recurrentes son las manifestaciones
iniciales de asma, y estos niños continuarán con sibilancias durante la infancia o la adolescencia.
En otros niños, los episodios de sibilancias se interrumpen a los 6 a 10 años, y no se cree que
representan el asma. En los lactantes y los niños pequeños, la aparición de sibilancias en
enfermedades virales, particularmente las causadas por el virus sincitial respiratorio y rinovirus,
humano se asocia con un mayor riesgo de desarrollar asma infantil (1). Un diagnóstico eventual
del asma es más probable en niños que tienen síntomas atópicos, episodios de sibilancias más
graves o antecedentes familiares de atopia o asma.
Las sibilancias suele ser el resultado de broncoespasmo que puede ser agravado por la
inflamación de las pequeñas y medianas vías respiratorias que provoca edema y más
estrechamiento de las vías respiratorias. Un episodio de sibilancias agudas en lactantes y niños
pequeños es generalmente causado por infecciones virales respiratorias, pero la inflamación de
las vías respiratorias también puede ser causada (o empeorada) por alergias o irritantes
inhalados (p. ej., el humo del tabaco). Las sibilancias recurrentes pueden ser causadas por
infecciones virales respiratorias frecuentes, alergias o asma. Las causas menos frecuentes de
sibilancias recurrentes incluyen disfagia crónica que causa la aspiración recurrente, reflujo
gastroesofágico, malacia de la vía aérea, un cuerpo extraño aspirado retenido, o insuficiencia
cardíaca. A menudo, la causa de sibilancias recurrentes no está clara.
Referencia de la etiología
1. Sigurs N, Bjarnason R, Sigurbergsson F, et al : Respiratory syncytial virus bronchiolitis in
infancy is an important risk factor for asthma and allergy at age 7. Am J Respir Crit Care
Med 161:1501–1507, 2000. doi: 10.1164/ajrccm.161.5.9906076.
Signos y síntomas
Las sibilancias suelen ir acompañadas de tos seca o productiva recurrente. Otros síntomas
dependen de la etiología y pueden incluir fiebre, secreción nasal (infección viral), y dificultades
con la alimentación (p. ej., debido a la insuficiencia cardiaca o disfagia).
En el examen, las sibilancias se manifiestan principalmente en la expiración, a menos que el
estrechamiento de las vías respiratorias sea grave, en cuyo caso las sibilancias se puede auscultar
en la inspiración. Otros hallazgos que se presentan con enfermedad más grave pueden incluir
taquipnea, aleteo nasal, intercostal o retracciones subxifoideas y cianosis. Los niños con
infecciones respiratorias pueden tener fiebre.
Diagnóstico
La radiografía de tórax para el episodio inicial grave y a veces para episodios atípicos
o recurrentes
Para un primer episodio de sibilancias graves, la mayoría de los médicos hacen una
radiografía de tórax para detectar signos de un cuerpo extraño aspirado, neumonía o
insuficiencia cardíaca y la oximetría de pulso para evaluar la necesidad de oxigenoterapia. La
presencia de hiperinsuflación generalizada en radiografías simples sugiere atrapamiento de
aire difuso como se ve en el asma, mientras que los hallazgos localizados indican anomalías
estructurales o aspiración de cuerpo extraño. La radiografía de tórax también puede indicar
la presencia de un anillo vascular como causa de sibilancias (p. ej., arco aórtico derecho).
Para los niños con episodios recurrentes, las exacerbaciones normalmente no requieren
pruebas a menos que existan signos de dificultad respiratoria. Las pruebas, como estudios de
deglución, esofagrama con contraste, TC o broncoscopia, pueden ser útiles para los pocos
niños con exacerbaciones o síntomas frecuentes o graves que no responden a los
broncodilatadores u otros medicamentos para el asma.
Pronóstico
Tratamiento
Para los niños con episodios de sibilancias graves frecuentes, prueba de terapia de
mantenimiento (p. ej., corticosteroides inhalatorios) como se utiliza para el asma
Los lactantes y los niños pequeños con sibilancias agudas reciben broncodilatadores
inhalatorios y, si las sibilancias son graves, corticosteroides sistémicos (véase Tratamiento de
la exacerbación aguda ).
Los niños que tienen pocas probabilidades de desarrollar asma persistente, como los niños
que no tienen atopia o antecedentes familiares de atopia o asma, y cuyos episodios de
sibilancias son relativamente leves y poco frecuentes por lo general puede ser controlados
solamente con broncodilatadores inhalados intermitentes utilizados según sea necesario. La
mayoría de los niños pequeños con episodios de sibilancias más frecuentes o graves se
benefician de la terapia de mantenimiento con broncodilatadores y fármacos
antiinflamatorios (p. ej., corticosteroides inhalatorios) como se usan para el asma
(ver Asma : Tratamiento). Sin embargo, aunque el uso crónico de un modificador de
leucotrienos o un corticosteroide inhalado en baja dosis disminuye la gravedad y la
frecuencia de los episodios de sibilancias, no altera la historia natural de la enfermedad.
Generalidades sobre la insuficiencia respiratoria
El aparato respiratorio oxigena la sangre y elimina CO2 de la sangre venosa. Una clasificación
útil de insuficiencia respiratoria consiste en determinar si la anormalidad principal es
una oxigenación inadecuada o una eliminación inadecuada de dióxido de carbono (lo que
implica una ventilación inadecuada ); muchas afecciones alteran ambos procesos. Si bien
existen medidas temporarias, la insuficiencia respiratoria con frecuencia requiere ventilación
mecánica invasiva o no invasiva.
Etiología
SDRA
El SDRA se divide en 3 categorías de gravedad: leve, moderado y grave en base a defectos de
oxigenación y criterios clínicos (ver Definición de Berlin de síndrome de dificultad
respiratoria aguda (SDRA) ). La categoría de leve corresponde a la categoría antes denomina
lesión pulmonar aguda (LPA).
En el síndrome de dificultad respiratoria aguda, la inflamación pulmonar o sistémica produce
la liberación de citocinas y otras moléculas proinflamatorias. Las citocinas activan a los
macrófagos alveolares y reclutan neutrófilos hacia los pulmones, lo que a su vez libera
leucotrienos, oxidantes, factores de activación plaquetaria y proteasas. Estas sustancias
dañan el endotelio capilar y el epitelio alveolar, y alteran las barreras entre los capilares y los
espacios aéreos. Líquido de edema, proteínas y restos celulares inundan los espacios aéreos
y el intersticio, lo cual produce pérdida de surfactante, colapso de la vía aérea, alteración de
la ventilación-perfusión, cortocircuitos e hipertensión pulmonar. El colapso del espacio aéreo
se produce con mayor frecuencia en zonas pulmonares declive.
Las causas del SDRA (ver Causas de síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA) )
pueden incluir
Lesión pulmonar directa (p. ej., neumonía, aspiración de ácido)
Lesión pulmonar indirecta (p. ej., sepsis, pancreatitis, transfusión masiva de sangre,
traumatismos no torácicos).
Hipoxemia refractaria
En ambos tipos de insuficiencia respiratoria hipoxémica aguda, los espacios aéreos
inundados o colapsados no permiten la entrada de gas, y la sangre que perfunde a los
alvéolos tiene una contenido de oxigeno similar al de la sangre venosa mixta, aunque la
fracción de O2 inspirada (FIO2) sea elevada. Este efecto produce una mezcla constante de
sangre desoxigenada dentro de la vena pulmonar y, por lo tanto, una hipoxemia arterial. En
cambio, la hipoxemia debida a una menor ventilación que perfusión en los alvéolos (es decir,
una baja relación ventilación/perfusión, como ocurre en el asma o la enfermedad pulmonar
obstructiva crónica y, en alguna medida, en el síndrome de dificultad respiratoria aguda) se
corrige con suplemento de oxigeno
Signos y síntomas
Los signos de edema pulmonar hipertensivo son un tercer ruido cardíaco, distensión venosa
yugular y edema periférico en el examen físico, y la presencia de un infiltrado central difuso,
cardiomegalia y un pedículo vascular anormalmente ancho en la radiografía de tórax. Los
infiltrados bilaterales difusos del síndrome de dificultad respiratoria aguda suelen ser más
periféricos. Los infiltrados focales son causados por una neumonía lobar, una atelectasia o
una contusión pulmonar. Si bien el electrocardiograma puede mostrar una disfunción
ventricular izquierda, que implicaría un origen cardíaco, este hallazgo no es específico dado
que la sepsis también puede reducir la contractilidad miocárdica.
Pronóstico
Tratamiento
Etiología
El paro respiratorio (y el deterioro de la respiración que puede progresar al paro
respiratorio) puede ser causado por
Afecciones neuromusculares
Cansancio
Signos y síntomas
En caso de paro respiratorio, el paciente está inconsciente o casi inconsciente.
Los pacientes con hipoxemia pueden estar cianóticos, aunque la cianosis puede
estar enmascarada por una anemia o por una intoxicación con monóxido de carbono
o cianuro. Los pacientes tratados con oxígeno de alto flujo pueden no presentar
hipoxia ni cianosis o desaturación hasta después de que cesa la respiración durante
algunos minutos. Por el contrario, los pacientes con enfermedad pulmonar crónica y
policitemia pueden presentar cianosis sin paro respiratorio. Si no se corrige el paro
respiratorio, puede producirse un paro cardíaco a los pocos minutos de comenzada
la hipoxemia o la hipercarbia.
Los lactantes, en especial si son < 3 meses pueden presentar una apnea súbita sin
previo aviso, debida a una infección masiva, a una afección metabólica, o a fatiga
respiratoria. Los pacientes con asma o con otras enfermedades pulmonares crónicas
pueden presentar hipercarbia y fatiga luego de períodos prolongados de dificultad
respiratoria y repentinamente obnubilarse y volverse apneicos sin previo aviso, a
pesar de una adecuada saturación de oxígeno.
Diagnóstico
Evaluación clínica
Tratamiento
Limipieza de la vía aérea
Ventilación mecánica
Enfermedad pulmonar
Los pacientes típticos son mujeres de edad mediana o mayores con bronquiectasias,
escoliosis, tórax en embudo o prolapso mitral, pero sin malformaciones pulmonares
subyacentes documentadas. El CMA también produce enfermedad pulmonar en
hombres de raza blanca de edad mediana o mayor con antecedentes de problemas
pulmonares como bronquitis crónica, enfisema, TBC
curada, bronquiectasias o silicosis. No siempre está claro si el CMA causa
bronquiectasia, o si la bronquiectasia conduce a la infección por CMA. En mujeres
mayores, delgadas, con tos crónica no productiva, este síndrome se suele llamar
síndrome de Lady Windermere; su frecuencia parece ser más alta por razones que se
desconocen.
Los pacientes suelen presentar tos y expectoración, a menudo asociadas con
cansancio, pérdida de peso y fiebre no muy elevada. La enfermedad puede avanzar
lentamente o permanecer estable durante períodos prolongados. También pueden
aparecer insuficiencia respiratoria y hemoptisis persistente. Los infiltrados nodulares
detectados en la radiografía de tórax se asemejan a los asociados con la TBC
pulmonar, pero las cavidades tienden a tener paredes delgadas y el derrame pleural
es infrecuente. Los infiltrados conocidos como "en forma de árbol y brotes", que se
observan en la TC de tórax, también son característicos de la enfermedad por CMA.
Linfadenitis
En los niños de entre 1 y 5 años, la linfadenitis cervical submaxilar y submandibular
crónica suele deberse al CMA o a M. scrofulaceum. Es probable que esta infección se
contagie a través de la ingestión de microorganismos presentes en la tierra.
El diagnóstico suele requerir biopsia por escición.
Enfermedad cutánea
El granuloma de las piscinas es una enfermedad granulomatosa y ulcerosa
superficial autolimitada pero prolongada que, en general, se debe a la infección
por M. marinum que se contagia en piscinas contaminadas o durante la limpieza de
un acuario doméstico contaminado. A veces, también se encuentran M. ulcerans y M.
kansasii. Las lesiones son tumores rojizos que aumentan de tamaño y viran al color
violáceo; se localizan sobre todo en los miembros superiores o las rodillas. La
cicatrización puede ser espontánea, pero la administración de 100 a 200 mg de
minociclina o doxiciclina por vía oral 1 vez al día, 500 mg de claritromicina por vía
oral 2 veces al día o RIF con EMB durante 3 a 6 meses es capaz de combatir el M.
marinum.
La úlcera de Buruli, causada por M. ulcerans, aparece en las zonas rurales de > 30
países tropicales y subtropicales; la mayoría de los casos ocurre en África occidental
y central. Comienza como un nódulo subcutáneo indoloro, una amplia zona indurada
e indolora o una inflamación indolora difusa de las piernas, los brazos o la cara. La
infección progresa hasta causar una extensa destrucción de la piel y los tejidos
blandos; pueden formarse grandes úlceras en las piernas o los brazos. La resolución
puede causar contractura, formación de cicatrices y deformidad. Para el diagnóstico
se debe utilizar PCR. La OMS recomienda 8 semanas de tratamiento combinado 1 vez
al día con 10 mg/kg de rifampicina por vía oral más 15 mg/kg de estreptomicina
intramuscular, 7,5 mg/kg de claritromicina por vía oral (preferido durante el
embarazo), o bien 400 mg de moxifloxacina por vía oral.
Imipenem 1 g IV cada 6 h
500 mg de levofloxacina por vía intravenosa u oral 1 vez al día
Claritromicina 500 mg por vía oral 2 veces al día
Trimetoprima/sulfametoxazol (TMP/SMX) 1 comprimido de doble potencia
por vía oral 2 veces al día
Doxiciclina 100 a 200 mg por vía oral 1 vez al día
Cefoxitina 2 g IV cada 6 a 8 h
Amikacina 10 a 15 mg/kg IV 1 vez al día
Enfermedad diseminada
El CMA causa con frecuencia enfermedad generalizada en pacientes con sida
avanzado y ocasionalmente en pacientes con otros estados de inmunodeficiencia,
como sometidos a trasplantes de órganos y con leucemia de células peludas. En los
pacientes con sida, la enfermedad generalizada por el CMA suele desarrollarse en un
estadio avanzado de la enfermedad (a diferencia de la TBC, que aparece en un
estadio temprano), junto con otras infecciones oportunistas.
Los pacientes infectados por HIV no diagnosticado que se presentan con infección
diseminada por CMA, deben recibir 2 semanas de tratamiento contra micobacterias
antes de comenzar la terapia antirretroviral, para disminuir el riesgo de desarrollar
el síndrome inflamatorio de reconstitución inmunitaria (IRIS).
Los pacientes infectados por HIV con recuento de CD4 <100 células/µL requieren
profilaxis contra el desarrollo de enfermedad generalizada por el CMA con 1,2 g de
azitromicina por vía oral 1 vez a la semana o 500 mg de claritromicina por vía oral 2
veces al día.
Más información
Gruñidos
Aleteo nasal
Hipotensión
Fisiología
Hay varias diferencias significativas entre la fisiología del aparato respiratorio de los
recién nacidos y lactantes y la de los niños mayores y adultos. Estas diferencias son
Evaluación
Bronquitis aguda
La bronquitis aguda es la inflamación del árbol traqueobronquial,
comúnmente después de una infección de las vías aéreas superiores,
que se produce en pacientes sin trastornos pulmonares crónicos. La
causa es casi siempre una infección viral. El patógeno rara vez es
identificado. El síntoma más común es la tos, con fiebre o sin ella, y
tal vez la producción de esputo. El diagnóstico se basa en los
hallazgos clínicos. El tratamiento es sintomático; los antibióticos
generalmente no son necesarios. El pronóstico es excelente.
Signos y síntomas
Diagnóstico
Evaluación clínica
Tratamiento
Alivio de los síntomas (p. ej., paracetamol, hidratación, tal vez antitusivos)
Perlas y errores
Conceptos clave
La bronquitis aguda es viral en > 95% de los casos, a menudo parte de
una infección de las vías aéreas superiores.
Tos en adultos
La tos se define como una maniobra espiratoria explosiva que se realiza de manera
refleja o deliberada para limpiar las vías aéreas. Es uno de los síntomas más
frecuentes que lleva a los pacientes a consultar al médico. (Véase tambiénTos en los
niños).
Las causas probables de la tos (ver Algunas causas de tos ) difieren de acuerdo con si
el síntoma es agudo (presente < 3 semanas) o crónico.
Las causas más frecuentes de tos aguda son
Infección de las vías respiratorias superiores (que incluye la bronquitis aguda)
Goteo posnasal
Exacerbación de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica
Neumonía
Las causas más frecuentes de tos crónica son
Bronquitis crónica
Goteo posnasal
Vía aérea hiperrespondedora después de la resolución de una infección
respiratoria, viral o bacteriana (es decir, tos posinfección)
Reflujo gastroesofágico
Las causas de tos en los niños son similares a las de los adultos, si bien el asma y la
aspiración de un cuerpo extraño podrían ser más frecuentes en los niños.
En muy raras oportunidades, un tapón de cerumen o un cuerpo extraño en el
conducto auditivo externo activa el reflejo de la tos a través de la estimulación de la
rama auricular del nervio vago. La tos psicógena es aún más rara y es un diagnóstico
de exclusión.
Evaluación
Anamnesis
Antecedentes de la enfermedad actual: debe interrogarse acerca de la duración y
las características de la tos (p. ej., si es seca o produce esputo o sangre y si se
acompaña de disnea, dolor torácico o ambos). Puede resultar útil preguntar sobre
factores desencadenantes (p. ej., aire frío, olores fuertes) y cuándo se produce la tos
(p. ej., especialmente por la noche).
Revisión de aparatos y sistemas: deben buscarse síntomas de la posible causa,
como rinorrea y dolor de garganta (infección de las vías respiratorias superiores ,
secreción crónica mucosa postnasal), fiebre, escalofríos y dolor torácico pleurítico
(neumonía), sudoración nocturna y pérdida de peso (tumor, tuberculosis), pirosis
(reflujo gastroesofágico ) y dificultad para deglutir o episodios de ahogo al comer o
beber (aspiración).
Antecedentes personales: deben registrarse infecciones respiratorias recientes (es
decir, en 1 a 2 meses anteriores), antecedentes de alergias, asma, enfermedad
pulmonar obstructiva crónica y enfermedad por reflujo gastroesofágico , factores de
riesgo (o conocidos) para tuberculosis o infección por HIV , y los antecedente de
tabaquismo. Los antecedentes farmacológicos deben señalar específicamente el uso
de inhibidores de la ECA. Debe interrogarse a los pacientes con tos crónica acerca de
la exposición a posibles irritantes o alérgenos respiratorios y viajes o residencia en
regiones con enfermedad micótica endémica.
Examen físico
Debe enfocarse en los signos vitales para determinar la presencia de taquipnea y
fiebre.
Signos de alarma
Los siguientes hallazgos son de particular importancia:
Disnea
Hemoptisis
Pérdida de peso
Fiebre persistente
Factores de riesgo para tuberculosis o infección por HIV
Estudios complementarios
Se debe realizar oximetría de pulso y radiografía de tórax en pacientes con hallazgos
que representan signos de alarma como disnea o hemoptisis y aquellos en quienes
la sospecha de neumonía es elevada. Se debe realizar una radiografía de tórax y
pruebas para detectar la infección tuberculosa y por HIV en pacientes con pérdida de
peso o factores de riesgo para esas infecciones.
En muchos pacientes sin signos de alarma, los médicos pueden basar el diagnóstico
en la anamnesis y los hallazgos del examen físico y comenzar el tratamiento sin
realizar estudios complementarios. En pacientes sin una causa clara pero sin signos
de alarma, muchos médicos comienzan el tratamiento empírico para las secreciones
crónicas mucosas postnasales (p. ej., combinaciones de antihistamínicos y
descongestivos, corticoides nasales en aerosol o antagonistas muscarínicos en
aerosol) o para el reflujo gastroesofágico (p. ej., inhibidores de la bomba de
protones, bloqueantes H 2). Usualmente, una respuesta adecuada a estas
intervenciones descarta la necesidad de una evaluación ulterior.
Debe realizarse una radiografía de tórax en los pacientes con tos crónica en quienes
el tratamiento presuntivo es ineficaz. Si los hallazgos radiológicos no son
significativos, muchos médicos realizan pruebas secuenciales para asma (pruebas de
la función pulmonar con prueba de provocación con metacolina si la espirometría
convencional es normal), enfermedad de los senos (TC de senos) y reflujo
gastroesofágico (monitorización del pH esofágico).
El cultivo de esputo es útil para los pacientes con una posible infección lenta o
silenciosa, como la tos ferina, la tuberculosis o las infecciones micobacterianas no
tuberculosas.
Debe indicarse una TC de tórax y tal vez una broncoscopia en pacientes en quienes
se sospecha cáncer de pulmón u otro tumor bronquial (p. ej., aquellos con un
antecedente de tabaquismo de larga duración, signos generales inespecíficos) y en
quienes fracasó el tratamiento empírico y presentan hallazgos no concluyentes en
los estudios complementarios preliminares.
Tratamiento
Hay poca evidencia que apoye el uso de antitusivos o agentes mucolíticos. La tos es
un mecanismo importante para eliminar las secreciones de las vías aéreas y colabora
en la recuperación de las infecciones respiratorias. Por consiguiente, aunque los
pacientes a menudo solicitan antitusígenos o expectorantes, este tratamiento debe
darse con precaución y reservarse para los pacientes con una infección de las vías
respiratorias superiores y para los que reciben tratamiento por la enfermedad de
base en los que la tos es perturbadora. Los antitusígenos pueden ayudar a algunos
pacientes con tos crónica que tienen un reflejo o un componente psicógenoo que
desarrollan lesiones de la mucosa bronquial.
Conceptos clave
Signos de peligro son la dificultad respiratoria, la fiebre crónica, la
pérdida de peso y la hemoptisis.
El diagnóstico clínico suele ser adecuado.
Debe recordarse el reflujo gastroesofágico oculto como una causa
posible.
Los antitusivos y los expectorantes deben ser usados en forma selectiva.
Estridor
El estridor es un ruido de tono alto, sobre todo inspiratorio. Se asocia con mayor
frecuencia con trastornos agudos, como aspiración de cuerpo extraño, pero puede
deberse a trastornos más crónicos, como traqueomalacia.
Fisiopatología
Etiología
Casi todas las causas se manifiestan en forma aguda, si bien algunos pacientes
presentan síntomas crónicos o recidivantes (ver Algunas causas de estridor ).
La causas agudas suelen ser infecciosas, salvo en el caso de cuerpo extraño y alergia.
Niños
Las causas más comunes de estridor agudo en niños son
Adultos
Causas frecuentes en adultos son
Evaluación
Anamnesis
Antecedentes de la enfermedad actual: en primer lugar, debe identificarse si los
síntomas son agudos o crónicos y si son transitorios o intermitentes. Si son agudos,
se registran los síntomas de infección de las vías respiratorias superiores (rinorrea,
fiebre, dolor de garganta) o alergia (prurito, estornudos, edema facial, exantema,
posible exposición al alérgeno). La intubación reciente o la cirugía de cuello se
evidencia por la clínica. Si son crónicos, se determinan la edad de comienzo (p. ej.,
desde el nacimiento, desde la infancia, sólo en la adultez) y la duración, así como si
los síntomas son continuos o intermitentes. En este último caso, se investigan los
factores que los provocan o que los exacerban (p. ej., posición, exposición al
alérgeno, frío, ansiedad, alimentación, llanto). En todos los casos, los síntomas
asociados importantes son la tos, el dolor, el babeo, la dificultad respiratoria, la
cianosis y la dificultad para alimentarse.
Revisión por aparatos y sistemas: debe buscar los síntomas que sugieran los
trastornos causales, como pirosis u otros síntomas de reflujo (laringoespasmo),
sudoración nocturna, pérdida de peso y cansancio (cáncer), cambio en la voz,
deglución dificultosa y aspiración recidivante (trastornos neurológicos).
Antecedentes personales: en los niños, deben cubrir los antecedentes perinatales,
sobre todo respecto de la necesidad de intubación endotraqueal, la presencia de
anomalías congénitas conocidas y los datos sobre vacunación (sobre todo, HiB). En
los adultos, deben registrarse los antecedentes de intubación endotraqueal,
traqueostomía, infecciones respiratorias recidivantes, tabaquismo y consumo de
alcohol.
Examen físico
El primer paso consiste en determinar la presencia y el grado de dificultad
respiratoria mediante la evaluación de los signos vitales (que incluye la oximetría de
pulso) y la realización de un examen breve. Los signos de dificultad respiratoria
grave incluyen cianosis, disminución del nivel de conciencia, valores bajos de
saturación de oxígeno (p. ej., < 90%), disnea, uso de músculos accesorios
inspiratorios y dificultad para hablar. Los niños con epiglotitis pueden estar sentados
erectos con las manos sobre las piernas o la camilla, inclinados hacia adelante y el
cuello hiperextendido con la mandíbula hacia adelante y la boca abierta en un
intento de aumentar la entrada de aire (posición de trípode). La dificultad
respiratoria moderada está indicada por la taquipnea, el uso de músculos accesorios
de la respiración y la retracción intercostal. Si la dificultad es grave, el examen se
difiere hasta que se disponga del equipamiento y el personal necesario para el
manejo de urgencia de la vía aérea.
El examen bucofaríngeo de un paciente (sobre todo de un niño) con epiglotitis puede
provocar ansiedad, lo que conduce a una obstrucción funcional y la pérdida de la vía
aérea. Por lo tanto, ante la sospecha de epiglotitis no debe colocarse un bajalenguas
ni otro instrumento en la boca. Cuando la sospecha es baja y los pacientes no
presentan dificultad respiratoria, pueden ser sometidos a estudios por la imagen;
otros deben ser enviados al quirófano para la realización de una laringoscopia
directa, que debe ser realizada por un otorrinolaringólogo con el paciente
anestesiado.
Si los signos vitales y la vía aérea del paciente son estables y no se sospecha una
epiglotitis aguda, debe explorarse de manera meticulosa la cavidad bucal para
evaluar la presencia de secreciones, amígdalas hipertróficas, induraciones, eritema o
cuerpos extraños. La palpación del cuello se realiza para determinar la presencia de
masas y una desviación de la tráquea. La auscultación cuidadosa de la nariz, la
bucofaringe, el cuello y el tórax permite discernir la localización del estridor. Los
lactantes deben ser examinados con especial atención en la morfología craneofacial
(para buscar signos de malformaciones congénitas), permeabilidad de las fosas
nasales y anomalías cutáneas.
Signos de alarma
Los siguientes hallazgos son de particular importancia:
Babeo y agitación
Posición de trípode
Cianosis o hipoxemia en la oximetría de pulso
Disminución del nivel de conciencia
Estudios complementarios
Los estudios complementarios deben incluir la oximetría de pulso. En pacientes con
dificultad respiratoria mínima, pueden resultar útiles las radiografías de los tejidos
blandos del cuello. Una epiglotis o un espacio retrofaríngeo agrandado pueden verse
en la incidencia lateral; el estrechamiento subepiglótico de la
laringotraqueobronquitis (signo de la aguja) puede observarse en la incidencia
anteroposterior. Las radiografías también permiten identificar objetos extraños en el
cuello o el tórax.
Tratamiento
El tratamiento definitivo del estridor implica tratar la enfermedad de base.
Como medida para ganar tiempo en pacientes con dificultad respiratoria grave,
puede administrarse una mezcla de helio y oxígeno (heliox) que mejora el flujo de
aire y reduce el estridor en los trastornos de las vías aéreas de gran calibre, como el
edema laríngeo posextubación, la laringotraqueobronquitis y los tumores de la
laringe. Se considera que el mecanismo de acción se basa en la reducción de la
turbulencia del flujo como consecuencia de la menor densidad del helio comparada
con la del oxígeno y el nitrógeno.
Conceptos clave
El estridor inspiratorio suele ser una urgencia médica.
El primer paso consiste en la evaluación de los signos vitales y el grado
de dificultad respiratoria.
En algunos casos, puede ser necesario asegurar la vía aérea antes o al
mismo tiempo que el examen físico.
La epiglotitis aguda es infrecuente en los niños que han recibido vacuna
HiB.
Sibilancias
Las sibilancias son sonidos de tono relativamente alto y de carácter sibilante
producidos por el movimiento del paso del aire a través de las vías aéreas de
pequeño calibre estrechadas o comprimidas. Son un síntoma, así como un hallazgo
físico.
Fisiopatología
Etiología
Asma
Enfermedad pulmonar obstructiva crónica
Pero las sibilancias pueden aparecer en otros trastornos que afectan las vías aéreas
pequeñas, como insuficiencia cardíaca (asma cardíaca), anafilaxia e inhalación de
tóxicos. A veces, los pacientes sanos manifiestan sibilancias durante un episodio de
bronquitis aguda. En los niños existen también otras causas, como la bronquiolitis y
la aspiración de un cuerpo extraño (ver Algunas causas de sibilancias ).
Evaluación
Cuando los pacientes presentan dificultad respiratoria importante, debe realizarse la
evaluación y el tratamiento al mismo tiempo.
Anamnesis
Antecedentes de la enfermedad actual: deben determinar si las sibilancias son
nuevas o recidivantes. Si son recidivantes, se les pregunta a los pacientes acerca del
diagnóstico previo y si los síntomas actuales son diferentes en cuanto a las
características o la intensidad. En particular, cuando el diagnóstico es confuso debe
registrarse la forma de comienzo (p. ej., abrupto o gradual), los patrones temporales
(p. ej., persistente o intermitente, variaciones estacionales) y los factores que las
provocan o exacerban (p. ej., infección de las vías respiratorias superiores actual,
exposición a alérgeno, aire frío, ejercicio, alimentación en lactantes). Síntomas
asociados importantes son disnea, fiebre, tos y producción de esputo.
Anamnesis por aparatos: debe buscar signos y síntomas de los trastornos causales,
como fiebre, dolor de garganta y rinorrea (infección respiratoria); ortopnea, disnea
paroxística nocturna y edema periférico (insuficiencia cardíaca); sudoración
nocturna, pérdida de peso y cansancio (cáncer); congestión nasal, prurito ocular,
estornudos y exantema (reacción alérgica); vómitos, pirosis y dificultades en la
deglución (enfermedad por reflujo gastroesofágico con aspiración).
Antecedentes personales: debe interrogarse acerca de enfermedades que se sabe
causan sibilancias, sobre todo asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica e
insuficiencia cardíaca. A veces, el listado de fármacos que recibe el paciente puede
ser el único indicio de estos diagnósticos (p. ej., broncodilatadores inhalados y
corticoides en la enfermedad pulmonar obstructiva crónica; diuréticos e inhibidores
de la ECA en la insuficiencia cardíaca). A los pacientes con enfermedad confirmada se
los debe interrogar acerca de indicadores de la gravedad de la enfermedad, como
hospitalizaciones previas, intubación o ingreso en una unidad de cuidados
intensivos. Asimismo, se identifican las enfermedades que predisponen a la
insuficiencia cardíaca, como cardiopatía ateroesclerótica o congénita e hipertensión.
También deben registrarse el antecedente de tabaquismo y la exposición pasiva al
humo de cigarrillos.
Examen físico
Se evalúan los signos vitales para determinar la presencia de fiebre, taquicardia,
taquipnea y saturación baja de oxígeno.
Deben registrarse de inmediato todos los signos de dificultad respiratoria (p. ej., uso
de los músculos accesorios, retracciones intercostales, respiración con los labios
fruncidos, agitación, cianosis, disminución del nivel de conciencia).
Signos de alarma
Los siguientes hallazgos son de particular importancia:
Estudios complementarios
Los estudios complementarios buscan evaluar la gravedad, determinar el diagnóstico
e identificar las complicaciones.
Oximetría de pulso
Tratamiento
Las sibilancias en sí pueden ser aliviadas con broncodilatadores por vía inhalatoria
(p. ej., salbutamol [albuterol] 2,5 mg en solución nebulizada o dosis medida de 180
mg por inhalación). El control a largo plazo de las sibilancias persistentes asmáticas
puede requerir el uso de corticoides inhalados e inhibidores de leucotrienos.
Los bloqueantes H 2 inhalados (difenhidramina), los corticoides (metilprednisolona) y
la adrenalina racémica subcutánea e inhalada están indicados en casos de anafilaxia.
Conceptos clave
El asma es la causa más común, pero no todas las sibilancias se deben a
esta patología.