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PLENO JURISDICCIONAL
EXPEDIENTE 0002-2020-CC/TC
PODER EJECUTIVO
SENTENCIA
DEL PLENO JURISDICCIONAL DEL
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
I ANTECEDENTES
A PETITORIO CONSTITUCIONAL.
…………………
B DEBATE CONSTITUCIONAL
…………………
C AMICUS CURIARE
…………………
II FUNDAMENTOS
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2. En efecto, resulta evidente que una controversia que gira en torno a la
vacancia de la Presidencia de la República, Jefe de Estado y personifica a la
Nación (artículo 110 de la Constitución) por “permanente incapacidad
moral”, en uno de los más importantes y urgentes conflictos constitucionales
que podrían ser materia del proceso de competencias establecido en el inciso
3 del artículo 202 de la Constitución.
3. Así, este Tribunal, como órgano de cierre de la interpretación constitucional
en nuestro ordenamiento jurídico, evaluará la actuación del Poder
Legislativo a fin de determinar si en el presente caso la vacancia de la
Presidencia de la República por “permanente incapacidad moral”, como
representante del Poder Ejecutivo, fue dispuesta en concordancia con las
competencias de los poderes involucrados y de conformidad con la
Constitución.
Para adoptar dicha decisión, este Tribunal analizará el principio de
separación de poderes en nuestro sistema constitucional, así como las
relaciones entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, dentro de las
cuales se encuentran la institución de la “vacancia” de la Presidencia de la
Republica por permanente incapacidad moral; y la acreditación de los
derechos fundamentales de la persona del Presidente de la Republica y
formas de su implementación con el debido proceso.
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pertinentes y adecuados para enfrentar los conflictos políticos. (STC N°. 0006-2019-
CC/TC, con excelente exposición histórico de los conflictos inter poderes).
8. Sigue en la STC N°. 0006-2019-CC/TC: Fj. 67, «Por otro lado, en nuestra
historia republicana han existido numerosos pasajes en los que, mediante el
uso de herramientas y procedimientos constitucionales, se materializó esta
pugna. Uno de los primeros momentos se presenció en el célebre discurso de
"Yo debo acusar, yo acuso" de Francisco de Paula Gonzáles Vigil, realizado
el 7 de noviembre de 1832. Se debatía en ese entonces en la Cámara de
Diputados la acusación al Presidente de la República, Agustín Gamarra. En
aquella oportunidad, y en virtud del artículo 22 de la Constitución de 1828
—que facultaba a dicha cámara de acusar ante el Senado al Presidente de la
República por las infracciones de la Constitución—, el conocido clérigo
tacneño fue consciente de la magnitud de lo que se decidía en el Congreso de
la República, pues se trataba de una ocasión histórica en la que podía
reconocerse límites a las aparentemente ilimitadas atribuciones del
Presidente. En ese sentido, sostuvo que felicitaba a su patria por las
"honorables personas de sus representantes por hallarse ocupada la Cámara
en una discusión que debe contarse entre los progresos del sistema
americano". [El discurso se puede consultar en: Bákula, Cecilia
(compiladora). Textos y testimonios para comprender el Perú en el
Bicentenario. Lima: Fondo Editorial del Congreso del Perú, pp. 377-383]. La
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acusación fue rechazada por la mayoría de votos del Senado». STC N°.
0006-2019-CC/TC.
9. «Fj. 68. Otro asunto que supuso una fuerte tensión entre el Poder Legislativo
y el Poder Ejecutivo se presenció durante el mandato de Ramón Castilla en
1859. El Congreso de la República había acordado que el Consejo de
Ministros debía acudir con el propósito de escuchar la lectura del acta
respectiva de la sesión en la que sus miembros habían dejado constancia de
su deferencia al Legislativo, cuestión que no fue acatada. Ello generó fuertes
reacciones en el Congreso de la Republica, y una de ellas fue un pedido de
vacancia del Presidente de la República firmado por Toribio Casanova,
Fernando Casós, Manuel C. Torres, Luciano Benjamín Cisneros y Manuel
Seminario Vascones, el cual, sin embargo, fue rechazado por 42 votos en
contra y 33 a favor. [Basadre, Jorge (1969). Historia de la República del
Perú. Tomo IV. Lima: Editorial Universitaria, p. 196]». STC N°. 0006-2019-
CC/TC.
10. También, más adelante, en el «Fj. 81. La tensión encuentra uno de sus puntos
más álgidos en el mes de diciembre de ese mismo año (2017). El día 15 se
difunde, en diversos medios de comunicación, información relacionada con
los pagos, efectuados por parte de la empresa Odebrecht a la consultora
Westfield Capital, de diversas asesorías realizadas entre los años 2004 y
2007 por una suma total ascendiente a 782.000 dólares. Según las fuentes
que propalaron dicha información, la consultora era propiedad del entonces
Presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski. Por ello, el Congreso de
la República decidió iniciar el debate para la destitución del Jefe de Estado,
al que se le atribuyó, según consta en los registros de los debates,
"incapacidad moral permanente"». STC N°. 0006-2019-CC/TC.
12. «Fj. 83. En el año 2018 continuaron las fricciones políticas. Es así que, el día
7 de marzo del año, distintos congresistas decidieron presentar una nueva
solicitud de vacancia presidencial por permanente incapacidad moral en
contra de Pedro Pablo Kuczynski por supuestas nuevas evidencias respecto
de sus vínculos con la empresa Odebrecht. Por otra parte, el 20 de marzo
fueron revelados ante la opinión pública unos videos en los que, a juicio del
congresista de Fuerza Popular Moisés Mamani, se acreditaría que le
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ofrecieron obras para no votar a favor de la vacancia presidencial. (…)».
STC N°. 0006-2019-CC/TC.
13. «Fj. 84. Ante estos hechos, se incrementaron los pedidos para que el
Presidente de la República presentara su renuncia. Esto generó que, el día 21
de marzo, Pedro Pablo Kuczynski dimitiera a su cargo. Al hacerse operativa
la renuncia, asumió la presidencia Martín Vizcarra el día 23 de ese mismo
mes (…)». STC N°. 0006-2019-CC/TC.
14. «Fj. 85. Mientras estos eventos se desarrollaban, el día 9 de marzo de 2018
se publicó en el Diario Oficial El Peruano la Resolución Legislativa 007-
2017-2018-CR, a través de la cual el Congreso de la República dispuso la
reforma de su reglamento con la finalidad de restringir los supuestos en los
que el Poder Ejecutivo podía presentar la cuestión de confianza. De
conformidad con la modificación efectuada, no procedía la interposición
cuando la misma "esté destinada a promover, interrumpir o impedir la
aprobación de una norma o un procedimiento legislativo o de control
político". El Tribunal Constitucional, a través de la Sentencia 0006-2018-
PI/TC, de fecha 6 de noviembre de 2018, declaró, por unanimidad, que esta
reforma era contraria a la Constitución».
16. Hoy, y a diferencia de los momentos históricos que se han reseñado en esta
sentencia, este Tribunal tiene la oportunidad y la responsabilidad de resolver
esta controversia y, con ello, apuntar a un futuro que permita la
consolidación de las instituciones democráticas, dentro de los cuales está el
objetivo comun de la búsqueda del bienestar de la sociedad. Para ello, nos
toca evaluar si es que el Congreso de la Republica ha obrado o no dentro del
marco de lo constitucionalmente posible o, por el contrario, lo ha hecho de
forma contraria al espíritu y literalidad de la Constitución de 1993 y la
consideración de los derechos fundamentales de Martín Vizcarra a cargo de
la Presidencia de la Republica y en el cumplimiento de sus derechos
fundamentales y al debido proceso.
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Otro significado: poner fin, extinguir, y que sobre los hechos no existe
retroceso o puedan no desaparecer, así en una interpretación al absurdo o
contrario tenemos:
El agente activo para declarar las mencionadas vacancias por este caso y no
otro caso, es el Congreso, ya que no es producto de la naturaleza.
“CONSIDERANDO:
Que, con fecha 20 de octubre de 2020, se presentó la Moción de Orden del
Día 12684, que propone la vacancia de la Presidencia de la República por
la causal prevista en el inciso 2 del artículo 113 de la Constitución Política
del Perú, con la cual se inició el trámite previsto en el artículo 89-A del
Reglamento del Congreso.
Que, conforme al procedimiento previsto en el artículo 89-A del
Reglamento del Congreso, en la sesión virtual del Pleno del 23 de octubre
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de 2020 se dio cuenta de la referida moción y en la siguiente sesión virtual
del 2 de noviembre del año en curso, previa deliberación, el Pleno aprobó
su admisión, acordándose que el debate y la votación del pedido de
vacancia se efectuaría el 9 de noviembre a las 10 horas.
Que, en la sesión virtual del Pleno del Congreso del 9 de noviembre de
2020, el presidente de la República, señor Martín Alberto Vizcarra
Cornejo, ejerció personalmente su derecho de defensa conforme a lo
previsto en el Reglamento del Congreso, respetándose de esta manera el
derecho constitucional al debido proceso.
Que, en la referida sesión virtual, el Pleno ha debatido con amplitud los
fundamentos, argumentos y razones que sustentan el pedido de vacancia
propuesto mediante la Moción de Orden del Día 12684, así como los
descargos formulados por el señor Martín Alberto Vizcarra Cornejo,
presidente de la República, conforme obra en el diario de los debates del
Parlamento”.
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decisión. Es decir, como aquello desprendido o ajeno a toda razón de
explicarlo.
En consecuencia, lo arbitrario será todo aquello carente de vínculo natural
con la realidad. STC. No. 0090-2004-AA/TC.
La interdicción de la arbitrariedad es un principio que autoriza a los órganos
de control de legalidad y constitucionalidad a ejercer su poder para invalidar
decisiones que vayan contra el derecho, la justicia y, en general, la falta de
vinculación entre la decisión tomada y la realidad en la que ella se produce.
La arbitrariedad en la sanción será, así, la ilegalidad, la injusticia o la falta de
correspondencia de la sanción con el hecho al cual dicha sanción va
dirigidaix.
30. Al final todo se resume si considerar la norma suprema como, “un papel con
tinta” o un mandato imperativo para ordenar el cumplimiento de las distintas
funciones de sus organismos, en búsqueda del bienestar general.
III. FALLO
HA RESUELTO
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CUARTO. Ofíciese al Ministerio Publico, la presente resolución para que en el
ejercicio de sus funciones, tome conocimiento y actué en el cumplimiento de sus
funciones, por los hechos que han permitido declarar fundada la demanda por
actos inconstitucionales que afectan el estado de derecho constitucional.
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Como el principio de unidad de la Constitución: Está exenta de toda interpretación aislada y literal, por el
contrario, su interpretación debe estar orientada a considerarla como un “todo” armónico y sistemático, a
partir del cual se organiza el sistema jurídico en su conjunto. Ver. STC. No. 1091-2002-HC/TC, fj. 4; STC
No.0006-2003-AI/TC, fj.5; STC. No. 0045-2004-HC/TC. Fj.3. Se orienta a conseguir que la Constitución
sea interpreta como un todo armónico y sistemático, a partir del cual se organiza el sistema jurídico en su
conjunto (Cf. STCP No. 5854-2005-PA/TC, fs 12). Será, en consecuencia, preciso identificar los principios
fundamentales de la parte dogmática, orgánica y económica de la Constitución. Cesar Landa Arroyo.
Constitución y Derecho Civil: una lectura constitucional del Título
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De acuerdo con el principio de función integradora el “producto” de la interpretación solo podrá ser
considerado valido si contribuye a integrar, pacificar y ordenar las relaciones de los poderes públicos entre
si y las de estos con la sociedad. (Cf. STC, No. 4596-2006PA/TC, fs. 21). Cesar Landa Arroyo.
Constitución y Derecho Civil: Una lectura constitucional del Título Preliminar del Código Civil. En:
Castillo Freyre, Luis. (2008) Libro Homenaje a Felipe Osterling Parodi, 3 vol, editorial Palestra, Lima, p
238. III. Eficacia horizontal de los derechos fundamentales y el Amparo contra particulares.
Tal concepción se tradujo en considerar a la Constitución sólo como un documento normativo a partir del
cual se regulaban las relaciones entre los individuos y el Estado, en tanto que las relaciones entre privados -
en principio, libres e iguales- debía realizarse a través del Código Civil, que de esta manera era presentado
como el estatuto jurídico fundamental de los particulares. Como eufemísticamente lo ha señalado Konrad
Hesse [Derecho Constitucional y Derecho Privado, Editorial Civitas, Madrid 1995, Pág. 37], el Código
Civil se convertía, así, en el «auténtico baluarte de la libertad».
Hoy, desde luego, los derechos fundamentales no son sólo derechos públicos subjetivos, esto es, libertades
que garantizan sólo un status negativus, la preservación de un ámbito de autonomía personal oponible al
Estado. A juicio del Tribunal Constitucional, al lado de la idea de los derechos fundamentales como
derechos subjetivos, también hay que reconocer en ellos el establecimiento de verdaderos valores
supremos, es decir, el componente estructural básico del orden constitucional, «en razón de que son la
expresión jurídica de un sistema de valores, que, por decisión del constituyente, ha de informar el conjunto
de la organización jurídica y política; (...) el fundamento del orden jurídico y de la paz social.» [STC de
España 53/1985, Fund. Jur. N°. 4].
Y es que, como lo ha sostenido el Tribunal Constitucional Federal de Alemania, la Constitución, que no
quiere ser un ordenamiento neutral, ha introducido con los derechos fundamentales un ordenamiento
valorativo objetivo, en el cual se encuentra la más importante consolidación de la fuerza de validez de
aquellos. Este sistema de valores, que encuentra su punto central en el libre desarrollo de la personalidad y
en la dignidad del ser humano, vale como una decisión constitucional fundamental para todos los ámbitos
del derecho: legislación, administración y jurisdicción reciben de ella sus líneas orientativas y su impulso
[BverfGE 7, 204 y ss].
Ello significa que los derechos fundamentales no sólo demandan abstenciones o que se respete el ámbito de
autonomía individual garantizado en su condición de derechos subjetivos, sino también verdaderos
mandatos de actuación y deberes de protección especial de los poderes públicos, al mismo tiempo que
informan y se irradian las relaciones entre particulares, actuando como verdaderos límites a la autonomía
privada.
Este especial deber de protección que se deriva de esta concepción objetiva de los derechos fundamentales,
impone como una tarea especial del Estado su intervención en todos aquellos casos en los que éstos
resulten vulnerados, independientemente de dónde o de quiénes pueda proceder la lesión. Con lo cual entre
los sujetos pasivos de los derechos ya no sólo se encuentra el Estado, sino también a los propios
particulares.
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Como se ha dicho, esta eficacia horizontal de los derechos fundamentales en las relaciones entre privados
se deriva del concepto de Constitución como Ley Fundamental de la Sociedad, que en nuestro
ordenamiento se encuentra plasmado a través del artículo 1° de la Constitución de 1993, que pone énfasis
en señalar que «La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la
sociedad y del Estado».
Se trata, además, de una consecuencia que se deriva, en todos sus alcances, del propio artículo 38° de la
Constitución, según el cual «Todos los peruanos tienen el deber (...) de respetar, cumplir (...) la
Constitución (...)». Con dicho precepto constitucional se establece que la vinculatoriedad de la
Constitución se proyecta erga omnes, no sólo al ámbito de las relaciones entre los particulares con el
Estado, sino también a aquéllas establecidas entre particulares. De manera que la fuerza normativa de la
Constitución, su fuerza activa y pasiva, así como su fuerza reguladora de las relaciones jurídicas, se
proyecta también a las establecidas entre particulares, por lo que cualquier acto proveniente de una persona
natural o persona jurídica de derecho privado, que pretenda conculcarlos o desconocerlos, deviene
inexorablemente en inconstitucional.
En suma, pues, los derechos constitucionales informan y se irradian por todos los sectores del
ordenamiento jurídico, pues ellos forman parte esencial del orden público constitucional.
B) La eficacia directa e indirecta de los derechos fundamentales
Fj. 6. Los derechos fundamentales tienen eficacia directa en las relaciones inter privatos cuando esos
derechos subjetivos vinculan y, por tanto, deben ser respetados, en cualesquiera de las relaciones que entre
dos particulares se pueda presentar, por lo que ante la posibilidad de que éstos resulten vulnerados, el
afectado puede promover su reclamación a través de cualquiera de los procesos constitucionales de la
libertad.
iii
Fuerza normativa: Se orienta a relevar y respetar la naturaleza de la Constitución como norma jurídica
vinculante para todos los poderes públicos y privados in toto y no solo parcialmente. Esta vinculación
alcanza a todo poder público (incluyendo, desde luego, a este Tribunal) y a la sociedad en su conjunto. (Cf.
STC, No. 4596-2006-PA/TC, fs. 21). Cesar Landa Arroyo. Constitución y Derecho Civil: una lectura
constitucional del Título Preliminar del Código Civil. En: Castillo Freyre, Luis. (2008) Libro Homenaje a
Felipe Osterling Parodi, 3 v, editorial Palestra, Lima, p 239. Ver también, STC Exp.N° 0976-2001AA/TC,
fj, 5; Exp. N° 1124-2001-AA/TC, fj, 6
iv
. Como consecuencia de su supremacía, todas las restantes fuentes formales se subordinan a ella, esta
subordinación, expone el autor puede ser: “a. Subordinación de carácter formal que consiste en que las
otras fuentes formales deben ser creadas por los órganos y los procedimientos que la propia constitución
establece; y b. Subordinación material, es decir, que las restantes fuentes formales no pueden contradecir el
contenido material de la constitución
v
Además, del principio de corrección funcional: Este principio exige al juez constitucional que, al realizar
su labor de interpretación, no desvirtué las funciones y competencias que el constituyente ha asignado a
cada uno de los órganos constitucionales, de modo tal que el equilibrio inherente al Estado Constitucional,
como presupuesto del respeto de los derechos fundamentales, se encuentre plenamente garantizado. Este
principio se presenta en cada ocasión en la que este Tribunal delimita las competencias que la Constitución
ha conferido a los distintos órganos. Ver: STC No. 0020-2005-PI/TC; STC. No. 0021-2005-PI/TC-
acumulados.
vi
la razonabilidad es un criterio íntimamente vinculado a la justicia y está en la esencia misma del Estado
Constitucional de Derecho. Se expresa como un mecanismo de control o interdicción de la arbitrariedad en
el uso de las facultades discrecionales, exigiendo que las decisiones que se tomen en ese contexto
respondan a criterios de racionalidad y que no sean arbitrarias. Como lo ha sostenido este Colegiado, esto
“implica encontrar justificación lógica en los hechos, conductas y circunstancias que motivan todo acto
discrecional de los poderes públicos” (Cfr. Exp. Nº 0006-2003-AI/TC). Fj.12.
Al reconocerse en los artículos 3º y 43º de la Constitución Política del Perú el Estado Social y Democrático
de Derecho, se ha incorporado el principio de interdicción o prohibición de todo poder ejercido en forma
arbitraria e injusta. Este principio tiene un doble significado: (i) en un sentido clásico y genérico, la
arbitrariedad aparece como el reverso de la justicia y el derecho; (ii) en un sentido moderno y concreto, la
arbitrariedad aparece como lo carente de fundamentación objetiva, lo incongruente y contradictorio con la
realidad que ha de servir de base a toda decisión. Es decir, como aquello desprendido o ajeno a toda razón
de explicarlo (Cfr. Exp. Nº 0090-2004-AA/TC).
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Rubio Correa, Marcial, “El Estado Peruano según la Jurisprudencia del Tribunal Constitucional”.
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viii
STC 04101-2017-PA/TC, En esa línea, se ha agregado que "[1]o expuesto se fundamenta (...) en el
principio de interdicción o prohibición de la arbitrariedad, el cual surge del Estado Democrático de
Derecho (artículo 3 y 43 de la Constitución Política), y tiene un doble significado: a) en un sentido clásico
y genérico, la arbitrariedad aparece como el reverso de la justicia y el derecho; y b) en un sentido moderno
y concreto, la arbitrariedad aparece como lo carente de fundamentación objetiva; como lo incongruente y
contradictorio con la realidad que ha de servir de base a toda decisión" (cfr. Sentencia 0728-2008-PHC,
fundamento 9).
ix
Rubio Correa, Marcial, “El Estado Peruano según la Jurisprudencia del Tribunal Constitucional”, pag.
184.
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