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TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

PLENO JURISDICCIONAL
EXPEDIENTE 0002-2020-CC/TC
PODER EJECUTIVO

SENTENCIA
DEL PLENO JURISDICCIONAL DEL
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

En Lima, a los 10 días del mes de diciembre de 2020, el Tribunal


Constitucional, en sesión del Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los
magistrados Ledesma Narváez (presidenta), Ferrero Costa (vicepresidente),
Miranda Canales, Blume Fortini, Ramos Nuñez, Sardon de Taboada y Espinosa-
Saldaña Barrera; y los votos singulares de los magistrados ----------- y -------------,
pronuncia la siguiente sentencia.

I ANTECEDENTES

A PETITORIO CONSTITUCIONAL.
…………………
B DEBATE CONSTITUCIONAL
…………………
C AMICUS CURIARE
…………………

II FUNDAMENTOS

§1 NATURALEZA DEL CONFLICTO COMPETENCIAL DE AUTOS

1. El proceso competencial resulta de importancia justamente para dirimir las


controversias que se susciten en torno a las atribuciones asignadas
directamente por la Constitución o las leyes orgánicas que delimiten los
ámbitos propios de los poderes del Estado y, en consecuencia, el desarrollo
del sistema democrático requiere que los casos como el presente sean
deliberados y resueltos por este órgano de control de la Constitución.

1
2. En efecto, resulta evidente que una controversia que gira en torno a la
vacancia de la Presidencia de la República, Jefe de Estado y personifica a la
Nación (artículo 110 de la Constitución) por “permanente incapacidad
moral”, en uno de los más importantes y urgentes conflictos constitucionales
que podrían ser materia del proceso de competencias establecido en el inciso
3 del artículo 202 de la Constitución.
3. Así, este Tribunal, como órgano de cierre de la interpretación constitucional
en nuestro ordenamiento jurídico, evaluará la actuación del Poder
Legislativo a fin de determinar si en el presente caso la vacancia de la
Presidencia de la República por “permanente incapacidad moral”, como
representante del Poder Ejecutivo, fue dispuesta en concordancia con las
competencias de los poderes involucrados y de conformidad con la
Constitución.
Para adoptar dicha decisión, este Tribunal analizará el principio de
separación de poderes en nuestro sistema constitucional, así como las
relaciones entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, dentro de las
cuales se encuentran la institución de la “vacancia” de la Presidencia de la
Republica por permanente incapacidad moral; y la acreditación de los
derechos fundamentales de la persona del Presidente de la Republica y
formas de su implementación con el debido proceso.

§2 EL PRINCIPIO DE SEPARACIÓN DE PODERES


4. Nuestra Constitución señala en su artículo 43, que da inicio al Título II
referido al Estado y la Nación, que: "(1)a República del Perú es democrática,
social, independiente y soberana. El Estado es uno e indivisible. Su gobierno
es unitario, representativo y descentralizado, y se organiza según el principio
de la separación de poderes".

5. Como puede apreciarse, la idea de los "checks and balances", “equilibrio de


poderes” sirve para que los diferentes poderes (compuestos por diferentes
personas) al tener intereses contrapuestos, se controlen entre sí, lo que
llevará a la limitación y equilibrio del poder como garantía de los derechos y
libertades de las personas. Pero que a ambos poderes, se les debe exigir la
“eficiencia”, en el sentido que es inmoral el desperdicio de recursos, por lo
que se hace necesario crear los incentivos, motivos, necesarios para que se
junten para cumplir con su objetivo principal de ambos Poderes, el
maximizar bienestar social de la sociedad, realizar un análisis de costo-
beneficio ya previsto en el Reglamento del Congreso.

6. Al respecto, este Tribunal ha señalado que la existencia de este sistema de


equilibrio y de distribución de poderesi, con todos los matices y correcciones
que impone la sociedad actual, constituye, en su idea central, una exigencia
ineludible en todo Estado Constitucional. La separación de estas tres
funciones básicas del Estado, (Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial)
2
limitándose de modo recíproco, sin entorpecerse innecesariamente,
constituye una garantía para los derechos constitucionalmente reconocidos e,
idénticamente, para limitar el poder frente al absolutismo y la dictadura
[Sentencia 0023-2003-AI/TC, fundamento 5], ver también, [Sentencia 0006-
2018-PI/TC, fundamento 49, 43 y 56], [Sentencia 0005-2007-PI/TC,
fundamento 21], [Sentencia 0004-2004-CC/TC, fundamento 24], [Sentencia
0006-2003-AI/TC, fundamento 14], donde nuestra forma de gobierno tiene
los siguientes rasgos de identidad:

Principio de separación de poderes propiamente dicho: Hace referencia a la


autonomía funcional y a las diferentes competencias que cada poder estatal (y también
cada órgano constitucional autónomo) tiene, pero también a las distintas funciones
(sociales y políticas) que cada uno cumple tendencialmente (tales como representar,
legislar y fiscalizar en el caso del Legislativo, o de gobernar y hacer cumplir las leyes en
el caso del Ejecutivo). Este principio, desde luego, conlleva a reconocer las eventuales
tensiones que puedan surgir entre los poderes públicos.
Con base al principio de separación de poderes, es claro que nuestro modelo no aspira —
a diferencia de lo que ocurre en un régimen parlamentario— a la confusión o
subordinación entre los poderes, o a la asunción de que existe una suerte de un "primer
poder" del Estado. Se reconoce la división de poderes y se prevén formas razonables para
resolver o superar las diferencias entre ellos.
Principio de balance entre poderes: Se refiere a la existencia de mecanismos de
coordinación (tales como la delegación de facultades, el respaldo a políticas de gobierno
a través de la cuestión confianza, las coordinaciones o negociaciones políticas para la
aprobación del presupuesto público, la reglamentación de las leyes, la iniciativa
legislativa por parte del Poder Ejecutivo o los órganos constitucionales autónomos, etc.);
mecanismos de control recíproco (control jurídico y jurídico-político entre los poderes y
órganos constitucionales autónomos); y mecanismos de equilibrio entre poderes (respeto
a la autonomía de los otros poderes y órganos constitucionales autónomos, regulación de
las competencias y funciones ajenas sin desnaturalizarlas, debida asignación
presupuestaria para los poderes estatales u órganos constitucionales autónomos, etc.).
Además de que no hay poderes subordinados, a lo cual se refería el principio anterior, el
balance entre poderes permite destacar que en nuestro modelo constitucional los poderes
públicos se conciben en una dinámica de equilibrio o contrapeso, lo cual exige reconocer
y respetar los mecanismos de control constitucionalmente previstos.
Como corolario de lo anterior, se tiene que la regulación, el ejercicio e incluso la
interpretación de los alcances de los mecanismos de coordinación, de control recíproco o
de equilibrio entre poderes no pueden realizarse alterando o desnaturalizando el balance
que ha buscado asegurar la Constitución, y que es parte medular de nuestro modelo.
Principio de cooperación: Conforme a este principio, las competencias y funciones de
los poderes y órganos constitucionales autónomos deben estar orientadas al cumplimiento
de los fines del Estado (artículo 44 de la Constitución), a la concreción del conjunto de
bienes y valores constitucionales (pudiéndose mencionar, a modo de ejemplo, lo señalado
en los artículos 1, 3, 38, 43 o 45 de la Constitución), y siempre teniendo como horizonte
la defensa de la persona humana y el respeto a su dignidad (artículo 1 de la Constitución).
De esta manera, entre los poderes públicos resulta de aplicación el principio de "lealtad
constitucional", el cual, además del respeto a las competencias y funciones ajenas, orienta
el comportamiento de los actores estatales hacia la consecución del bien común, que debe
ser el fin último de la política. (…)
Principio de solución democrática: Este principio pone de relieve que frente a un
entrampamiento o crisis política o institucional que no puede superarse a través de los
medios institucionales habituales debe preferirse, en primer lugar, las salidas deliberadas,
es decir, mediante el diálogo institucional o a través de los espacios de deliberación

3
pertinentes y adecuados para enfrentar los conflictos políticos. (STC N°. 0006-2019-
CC/TC, con excelente exposición histórico de los conflictos inter poderes).

7. A pesar de la común ruptura general, de parte del Poder Ejecutivo, también


se da dicha ruptura, de parte del Congreso, «Fj. 66. Es sintomático, al menos
para el análisis histórico de las relaciones entre Ejecutivo y Legislativo, que,
poco tiempo después de la proclamación de José de San Martín, el Perú haya
presenciado el "motín de Balconcillo", episodio que permitió a José de la
Riva Agüero hacerse del poder con apoyo de los militares. Y, si a ello se
agrega que, en plena conflicto con España, se dispuso su retiro del cargo por
parte del Congreso de la República, es posible ver en qué medida esta
fricción pudo tener consecuencias catastróficas para la causa de la
independencia. La destitución de Riva Agüero a través de un decreto del
Congreso de la República no fue acatada, ya que, según él entendía, las
atribuciones de los congresistas habían permanecido en suspenso luego de la
última sesión en el Callao, así como por el traslado a Trujillo del mismo
órgano legislativo y de los tribunales. Parece ser que, en todo caso, se trató
de una medida para propiciar el ingreso de Simón Bolívar a territorio
nacional. [Paz Soldán, Mariano Felipe (1972). Historia del Perú
Independiente su independencia. Antología. Volumen III, p. 81]. Es
importante destacar que la figura de la vacancia presidencial no se
encontraba regulada en la Constitución de 1823, la cual solamente hacía una
referencia supuestos en lo que ello procedería». STC N°. 0006-2019-CC/TC,
fj.66

8. Sigue en la STC N°. 0006-2019-CC/TC: Fj. 67, «Por otro lado, en nuestra
historia republicana han existido numerosos pasajes en los que, mediante el
uso de herramientas y procedimientos constitucionales, se materializó esta
pugna. Uno de los primeros momentos se presenció en el célebre discurso de
"Yo debo acusar, yo acuso" de Francisco de Paula Gonzáles Vigil, realizado
el 7 de noviembre de 1832. Se debatía en ese entonces en la Cámara de
Diputados la acusación al Presidente de la República, Agustín Gamarra. En
aquella oportunidad, y en virtud del artículo 22 de la Constitución de 1828
—que facultaba a dicha cámara de acusar ante el Senado al Presidente de la
República por las infracciones de la Constitución—, el conocido clérigo
tacneño fue consciente de la magnitud de lo que se decidía en el Congreso de
la República, pues se trataba de una ocasión histórica en la que podía
reconocerse límites a las aparentemente ilimitadas atribuciones del
Presidente. En ese sentido, sostuvo que felicitaba a su patria por las
"honorables personas de sus representantes por hallarse ocupada la Cámara
en una discusión que debe contarse entre los progresos del sistema
americano". [El discurso se puede consultar en: Bákula, Cecilia
(compiladora). Textos y testimonios para comprender el Perú en el
Bicentenario. Lima: Fondo Editorial del Congreso del Perú, pp. 377-383]. La
4
acusación fue rechazada por la mayoría de votos del Senado». STC N°.
0006-2019-CC/TC.

9. «Fj. 68. Otro asunto que supuso una fuerte tensión entre el Poder Legislativo
y el Poder Ejecutivo se presenció durante el mandato de Ramón Castilla en
1859. El Congreso de la República había acordado que el Consejo de
Ministros debía acudir con el propósito de escuchar la lectura del acta
respectiva de la sesión en la que sus miembros habían dejado constancia de
su deferencia al Legislativo, cuestión que no fue acatada. Ello generó fuertes
reacciones en el Congreso de la Republica, y una de ellas fue un pedido de
vacancia del Presidente de la República firmado por Toribio Casanova,
Fernando Casós, Manuel C. Torres, Luciano Benjamín Cisneros y Manuel
Seminario Vascones, el cual, sin embargo, fue rechazado por 42 votos en
contra y 33 a favor. [Basadre, Jorge (1969). Historia de la República del
Perú. Tomo IV. Lima: Editorial Universitaria, p. 196]». STC N°. 0006-2019-
CC/TC.

10. También, más adelante, en el «Fj. 81. La tensión encuentra uno de sus puntos
más álgidos en el mes de diciembre de ese mismo año (2017). El día 15 se
difunde, en diversos medios de comunicación, información relacionada con
los pagos, efectuados por parte de la empresa Odebrecht a la consultora
Westfield Capital, de diversas asesorías realizadas entre los años 2004 y
2007 por una suma total ascendiente a 782.000 dólares. Según las fuentes
que propalaron dicha información, la consultora era propiedad del entonces
Presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski. Por ello, el Congreso de
la República decidió iniciar el debate para la destitución del Jefe de Estado,
al que se le atribuyó, según consta en los registros de los debates,
"incapacidad moral permanente"». STC N°. 0006-2019-CC/TC.

11. «Fj. 82. El día 21 de diciembre de 2017, el Congreso de la República


procedió a la votación respectiva. La solicitud de vacancia presidencial fue
rechazada. La cantidad de votos no fue suficiente para cumplir con la
mayoría exigida por la constitución debido a que diez congresistas del
partido político Fuerza Popular, entre ellos, Kenji Fujimori Higuchi,
decidieron no votar a favor de la propuesta de su agrupación. (…)». STC N°.
0006-2019-CC/TC.

12. «Fj. 83. En el año 2018 continuaron las fricciones políticas. Es así que, el día
7 de marzo del año, distintos congresistas decidieron presentar una nueva
solicitud de vacancia presidencial por permanente incapacidad moral en
contra de Pedro Pablo Kuczynski por supuestas nuevas evidencias respecto
de sus vínculos con la empresa Odebrecht. Por otra parte, el 20 de marzo
fueron revelados ante la opinión pública unos videos en los que, a juicio del
congresista de Fuerza Popular Moisés Mamani, se acreditaría que le
5
ofrecieron obras para no votar a favor de la vacancia presidencial. (…)».
STC N°. 0006-2019-CC/TC.

13. «Fj. 84. Ante estos hechos, se incrementaron los pedidos para que el
Presidente de la República presentara su renuncia. Esto generó que, el día 21
de marzo, Pedro Pablo Kuczynski dimitiera a su cargo. Al hacerse operativa
la renuncia, asumió la presidencia Martín Vizcarra el día 23 de ese mismo
mes (…)». STC N°. 0006-2019-CC/TC.

14. «Fj. 85. Mientras estos eventos se desarrollaban, el día 9 de marzo de 2018
se publicó en el Diario Oficial El Peruano la Resolución Legislativa 007-
2017-2018-CR, a través de la cual el Congreso de la República dispuso la
reforma de su reglamento con la finalidad de restringir los supuestos en los
que el Poder Ejecutivo podía presentar la cuestión de confianza. De
conformidad con la modificación efectuada, no procedía la interposición
cuando la misma "esté destinada a promover, interrumpir o impedir la
aprobación de una norma o un procedimiento legislativo o de control
político". El Tribunal Constitucional, a través de la Sentencia 0006-2018-
PI/TC, de fecha 6 de noviembre de 2018, declaró, por unanimidad, que esta
reforma era contraria a la Constitución».

15. Lo último, es que ante una posición del Presidente de la Republica de


decretar la disolución constitucional del Congreso de la Republica, por doble
solicitud de confianza ministerial negadas, este Tribunal Constitucional, por
STC No. 0006-2019-CC/TC, declaro, infundada la solicitud del Presidente
de la Comisión Permanente del Congreso.

16. Hoy, y a diferencia de los momentos históricos que se han reseñado en esta
sentencia, este Tribunal tiene la oportunidad y la responsabilidad de resolver
esta controversia y, con ello, apuntar a un futuro que permita la
consolidación de las instituciones democráticas, dentro de los cuales está el
objetivo comun de la búsqueda del bienestar de la sociedad. Para ello, nos
toca evaluar si es que el Congreso de la Republica ha obrado o no dentro del
marco de lo constitucionalmente posible o, por el contrario, lo ha hecho de
forma contraria al espíritu y literalidad de la Constitución de 1993 y la
consideración de los derechos fundamentales de Martín Vizcarra a cargo de
la Presidencia de la Republica y en el cumplimiento de sus derechos
fundamentales y al debido proceso.

17. En el que el catálogo de postulantes a la Presidencia de la Republica, como a


los miembros del Congreso, el sistema operativo de agregación de
preferencia para la toma de decisiones de los votantes ciudadanos, sistema
que no asegura la elección de los mejores y correctos, pero que nos sirve en
el transcurso de las elecciones para no volverlos a elegir, y aprender en el
6
proceso, mejorar la búsqueda de información de las personas por la que
pretendemos votar. La democracia a pesar de sus imperfecciones es la única
que nos permite asegurar nuestra vida, libertad y seguridad.

§3 ANÁLISIS DE LA VACANCIA PRESIDENCIAL POR


PERMANENTE INCAPACIDAD MORAL.

17. Por resolución del Congreso No. 001-2020-CR, se declara la permanente


incapacidad moral de la Presidencia de la Republica, señor Alberto Martin
Vizcarra Cornejo, según lo establecido en el inciso 2 del artículo 113 de la
Constitución Política del Perú. Y los hechos sobrevinientes sobre esta
destitución y los futuros nombramientos en dicho cargo, tomados por los
representantes del Congreso.

18. La Constitución ha establecido una serie de atribuciones, inmunizaciones y


mecanismos de protección tanto al Presidente de la Republica, Concejo de
Ministros, el Congreso de la Republica como a sus integrantes. Como lo
dispuesto en los artículos 113, sobre Vacancia de la Presidencia de la
Republica y el 114 sobre suspensión del ejercicio de la Presidencia. Y la
Excepción a la inmunidad presidencial del artículo 117.

El Presidente de la Republica no puede ser removido discrecionalmente, ni


injustificada, irracional, ni desproporcionado o prejuiciosamente, dado las
normas constitucionales principios que sirven de base a las normas jurídicas,
distinción hecha por Robert Alexy, expuestas en las STC No. 0008-2003-
AI/TC, 0006-2003-AI/TC.

En el igual sentido, los poderes públicos, al momento de ejercer sus


funciones y competencias, solo pueden actuar conforme a lo que nuestra
Norma Fundamental ha establecido. En este orden de ideas, cualquier
distorsión o trasgresión del modelo de gobierno adoptado
constitucionalmente, a través de actos normativos (mediante la dación de
normas, básicamente legales) o de actos materiales (mediante trasgresiones
de hecho), deberá reputarse como inconstitucional.

19. La denominación “vacancia”, tiene un significado según la Real Academia


de la Lengua Española: “cargo o empleo sin proveer”, “dignidad, cargo o
empleo sin ocupar”, “puesto o, cargo o responsabilidad, de carácter laboral o
institucional que se encuentra sin puesto o, cargo o responsabilidad, de
carácter laboral o institucional que se encuentra sin proveer (en el derecho
peruano)”, “es el acto de dejar a disposición un cargo u ocupación”.

7
Otro significado: poner fin, extinguir, y que sobre los hechos no existe
retroceso o puedan no desaparecer, así en una interpretación al absurdo o
contrario tenemos:

1. Regreso de la muerte. Después de la vacancia resucito.

2.a. No incapacidad moral, permanente después de la vacancia, sigue


manteniendo el mismo estado civil y emocional. Siendo que la moralidad, es
un concepto personal, interno y pertinencia individual. Lo que lo distingue
de las normas jurídicas imperativas, que regula conductas externas, visibles.
Es en la actualidad interpretarse como incapacidad psicológica, es decir
sufrir de una enfermedad mental permanente, o incurable. No existe nada
llamado incapacidad moral, y que según la percepción de este Tribunal, solo
existen incapacidad permanente física o psicológica. Previo diagnostico
legal.

2.b. No incapacidad física permanente, supuestamente después de la


vacancia sigue disfrutando de la vida, con la plenitud física. Por lo menos, se
tendría que realizar un exhaustivo examen físico y, fundamentalmente
intelectual, si tiene conciencia de sus actos, porque incluso parapléjico,
podría seguir en el cargo, sea antes o después de su elección.

El agente activo para declarar las mencionadas vacancias por este caso y no
otro caso, es el Congreso, ya que no es producto de la naturaleza.

3. Retracto de la renuncia aceptada, ya presentada no es posible retirarla.


Siempre y cuando se realice ante el órgano competente.

4. Salió o no salió, regreso o no regreso, al territorio, es una evidencia,


simple constatación. No requiere explicaciones ni evaluaciones, ni exámenes
físicos químicos. Salvo excepciones (por ejemplo, imposibilidad de salir del
país de destino por una emergencia, etc.)

5. No sancionado por infracción de alguna causal del artículo 117,

El constitucionalista Samuel Abad precisa que el concepto de incapacidad


moral permanente es amplio, ambiguo, impreciso. No hay en ningún texto,
una relación de supuestos que definan qué es incapacidad moral. Al tratarse
de una construcción meramente política, la decisión podría tomarse sin tener
el más mínimo respaldo jurídico o legal. «No se habla de una conducta
delictiva, sino moral y dependerá de si el presidente convence o no a quienes
van a decidir»1, añade el especialista. Que este Tribunal conviene en aclarar,
1
El hecho de que una norma constitucional pueda ser analizada a partir de su contenido textual, no
significa que la función del operador del Derecho se agote con un encasillamiento elemental o
8
pues afecta esta incertidumbre la situación de un titular de un Poder del
Estado, y que tal hecho a su vez afecta la incertidumbre social y económica.

Lo que nos lleva a la conclusión, de la recopilación o catálogo restrictivos,


exclusivos de hechos o constataciones del artículo 113 de la Constitución,
consisten en situaciones, de “simple constataciónii”. En el mismo sentido los
dispuesto sobre temporalidad del artículo 114. En el que además, de la falta
de causalidad, razonabilidad y justificación, como violación de los derechos
fundamentales como persona del Presidente de la Republica.

20. Las Constituciones democráticas modernas contienen dos tipos o categorías


de normas. A la primera pertenecen las que constituyen y organizan los
poderes legislativo, ejecutivo y judicial, es decir el Estado; aquí lo central es
la atribución de poder (Ermächtigung). En la segunda se incluyen las que
limitan y dirigen el poder estatal.
21. El Tribunal Constitucional considera oportuno enfatizar que la Constitución
de un Estado constitucional y democrático no es únicamente una norma de
naturaleza política sino también –y recalcando lo obvio– una de carácter
jurídico. Por ello, los poderes constituidos se someten tanto a los valores
superiores –como la justicia, la igualdad, el pluralismo, competencia
económica, la tolerancia, entre otros– como a los principios constitucionales
de supremacía jurídica y fuerza normativaiii que la Constitución consagra
(artículo 51°), y, por supuesto, también a los derechos fundamentales
reconocidos en ella.
22. En efecto, al identificar las obligaciones, prohibiciones y permisos que se
derivan de nuestra norma suprema, este Tribunal ha desarrollado distintos
principios de interpretacióniv que no solamente pretenden desarrollar su
contenido normativo, sino que también tienen la función elemental de
impedir que las funciones o responsabilidades que la Constitución ha
asignado a las entidades estatales se desvirtúen. Así, a través del principio de
corrección funcionalv, se ha exigido al juez constitucional —y este Tribunal
no puede ser una excepción— que, "al realizar su labor de interpretación, no
desvirtúe las funciones y competencias que el Constituyente ha asignado a
cada uno de los órganos constitucionales" [Sentencia 05854-2005-PA/TC,
fundamento 12.C].

particularizado, en el que se ignoren o minimicen los contenidos de otros dispositivos constitucionales,


tanto más cuando resulta claro que aquellos resultan siendo no un simple complemento sino, en muchos
casos, una obligada fuente de referencia, por su relación o implicancia con el dispositivo examinado. Lo
cierto es que las consideraciones sobre un determinado dispositivo constitucional solo pueden darse cuando
se desprenden de una interpretación integral de la Constitución, y no de una parte, o de un sector de ella,
como parecen entenderlo, en forma por demás errónea, los jueces de la jurisdicción ordinaria (STC No.
00131-2004-AA/TC).
9
De hecho, hemos sido enfáticos en sostener que "son notas distintivas de la
democracia representativa, de un lado, que los representantes no son meros
portavoces de sus representados, sino conformantes de un órgano con
capacidad autónoma e independiente de decisión, previa deliberación; y de
otro, que lo son no de simples intereses particulares (policys), sino generales
(politics)" [Sentencia 0030-2005- PI/TC, fundamento 7].

§4 VIOLACION DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DEL


PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPUBLICA

23. Todas las disposiciones restrictivas de derechos, deben ser interpretadas


restrictivamente. Y solo pueden desarrollarse conforme a la tipicidad
prevista por el derecho sancionador mediante la “reserva y tipicidad de la
ley”.
24. Aunque la regla constitucional del “debido proceso” se halla en la parte
referente a la potestad jurisdiccional del Estado (artículo 130, inciso 3 de la
Constitución), nuestra jurisprudencia constitucional ha determinado que el
“debido proceso” es exigible en todo tipo de procedimiento, proceso judicial
o político, incluido el administrativo. STC. No. 0085-2001-AA/TC.
25. E incluso el Tribunal Constitucional, ha considerado que cuando se trata del
“debido proceso” sancionador o disciplinario, en donde este ultimo las
seguridades se deben ser más estrictas. STC No. 2050-2002-AA/TC.
26. Todo actuación del Estado (parte del cual es también el Congreso), el
ejercicio de sus competencias tiene que ser “razonable, proporcional y
motivado”. Estos tres elementos unos con otros: la razón y la proporción dan
calidad al acto y la motivación las expresa a terceros de manera suficiente,
tanto para que se entienda lo hecho, como para que haya información y se
pueda vigilar la manera como se ejercita el poder (del Congreso). STC. No.
0013-2003-CC/TC: “considerando la [razonabilidad], como el acto estatal
debe encontrar su justificación lógica y axiológica en los sucesos o
circunstancias que la generan. En ese sentido, la doctrina exige que exista
una consonancia entre el hecho antecedente “creador” o “motivador” del
acto estatal y el hecho consecuente derivado de aquel. En consecuencia, la
“razonabilidad” implica una adecuada relación lógica-axiológica entre la
circunstancia motivante, el objeto buscado y el medio empleado”.

“CONSIDERANDO:
Que, con fecha 20 de octubre de 2020, se presentó la Moción de Orden del
Día 12684, que propone la vacancia de la Presidencia de la República por
la causal prevista en el inciso 2 del artículo 113 de la Constitución Política
del Perú, con la cual se inició el trámite previsto en el artículo 89-A del
Reglamento del Congreso.
Que, conforme al procedimiento previsto en el artículo 89-A del
Reglamento del Congreso, en la sesión virtual del Pleno del 23 de octubre

10
de 2020 se dio cuenta de la referida moción y en la siguiente sesión virtual
del 2 de noviembre del año en curso, previa deliberación, el Pleno aprobó
su admisión, acordándose que el debate y la votación del pedido de
vacancia se efectuaría el 9 de noviembre a las 10 horas.
Que, en la sesión virtual del Pleno del Congreso del 9 de noviembre de
2020, el presidente de la República, señor Martín Alberto Vizcarra
Cornejo, ejerció personalmente su derecho de defensa conforme a lo
previsto en el Reglamento del Congreso, respetándose de esta manera el
derecho constitucional al debido proceso.
Que, en la referida sesión virtual, el Pleno ha debatido con amplitud los
fundamentos, argumentos y razones que sustentan el pedido de vacancia
propuesto mediante la Moción de Orden del Día 12684, así como los
descargos formulados por el señor Martín Alberto Vizcarra Cornejo,
presidente de la República, conforme obra en el diario de los debates del
Parlamento”.

Pero en ninguna parte de dicha Resolución Congresal, se señala cuáles son


los fundamentos de hecho, pruebas, y sustentos, que prueben una relación de
causalidad o de conexidad, violando los derechos fundamentales del
Presidente de la Republica, a la debida motivación, razonada y justa.
27. “En un sentido moderno y concreto, la “arbitrariedad” aparece como lo
carente de fundamentación objetiva; como lo incongruente y contradictorio
con la realidad que ha de servir de base a toda decisión. Es decir, como
aquello desprendido o ajeno a toda razón de explicarlo. STC. No. 0090-
2004-AA/TCvi. Y otros como: STC. No. 0006-2003-AI/TC, fj. 9; STC. No.
18-2004-AA/TC, STC. No. 0421-98-AA/TCvii.
28. El derecho fundamental al “principio de presunción de inocencia”, se señala,
que las conductas sancionables deben estar precisadas y detalladas expresa e
inequívocamente como tales. La tipificación va de la mano con la
prohibición de la analogía en materia penal y con la interpretación estricta de
los tipos sancionable. STC. No. 0332-96-AA/TC. La presunción de
inocencia traslada la carga de la prueba de culpabilidad al que acusa. STC.
No. 0238-2002-AA/TC. La persona no tiene que probar su inocencia, ni
autoincriminarse. STC. No. 01351-2003-AA/TC, STC. No. 2050-2002-
AA/TC.
29. La consecuencia de la violación de los derechos fundamentales materiales y
procesales, hace que se haya producido una arbitrariedad, del cual este
Tribunal Constitucional, debe impedir la “interdicción de la arbitrariedad” viii,
es un principio:
a) En un sentido clásico y genérico, la arbitrariedad aparece como el
reverso de la justicia y el derecho.
b) En un sentido moderno y concreto, la arbitrariedad aparece como
lo carente de fundamentación objetiva; como lo incongruente y
contradictorio con la realidad que ha de servir de base a toda

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decisión. Es decir, como aquello desprendido o ajeno a toda razón de
explicarlo.
En consecuencia, lo arbitrario será todo aquello carente de vínculo natural
con la realidad. STC. No. 0090-2004-AA/TC.
La interdicción de la arbitrariedad es un principio que autoriza a los órganos
de control de legalidad y constitucionalidad a ejercer su poder para invalidar
decisiones que vayan contra el derecho, la justicia y, en general, la falta de
vinculación entre la decisión tomada y la realidad en la que ella se produce.
La arbitrariedad en la sanción será, así, la ilegalidad, la injusticia o la falta de
correspondencia de la sanción con el hecho al cual dicha sanción va
dirigidaix.
30. Al final todo se resume si considerar la norma suprema como, “un papel con
tinta” o un mandato imperativo para ordenar el cumplimiento de las distintas
funciones de sus organismos, en búsqueda del bienestar general.

III. FALLO

Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le


confiere la Constitución Política del Perú,

HA RESUELTO

PRIMERO. Declarar FUNDADA la demanda competencial interpuesta por el


Presidente de la Republica, don Alberto Martin Vizcarra Cornejo, en
representación del Poder Ejecutivo, por lo que es inconstitucional la declaratoria
de vacancia presidencial por la causal de permanente incapacidad moral, la cual
debe entenderse como “permanente incapacidad psicológica”, declarada por una
terna médica, por vulnerar los derechos fundamentales y los de la debido proceso,
previstos en la Constitución.

SEGUNDO. De conformidad con el artículo 113 del Código Procesal


Constitucional, se declaran nulos todos los actos posteriores, conexos y
sobrevinientes a la supuesta declaración de vacancia expedida por el Congreso de
la Republica en la primera o segunda vacancia, debiendo restituirse al estado
anterior, ya que no existe ningún hecho irreparable o se haya extinguido ningún
derecho fundamental.

TERCERO. Se exhorta al Congreso de la Republica, que dentro de sus funciones


no se encuentran ni en forma directa o indirecta la administración de la cosa
pública, finanzas públicas o bienes públicos, que dicha función es propia de quien
la administra, en este caso el Poder Ejecutivo, quien debe maximizar los recursos
escasos para el bienestar de todos los ciudadanos.

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CUARTO. Ofíciese al Ministerio Publico, la presente resolución para que en el
ejercicio de sus funciones, tome conocimiento y actué en el cumplimiento de sus
funciones, por los hechos que han permitido declarar fundada la demanda por
actos inconstitucionales que afectan el estado de derecho constitucional.

Publíquese y notifíquese SS. LEDESMA NARVÁEZ MIRANDA CANALES


RAMOS NÚÑEZ ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA.

i
Como el principio de unidad de la Constitución: Está exenta de toda interpretación aislada y literal, por el
contrario, su interpretación debe estar orientada a considerarla como un “todo” armónico y sistemático, a
partir del cual se organiza el sistema jurídico en su conjunto. Ver. STC. No. 1091-2002-HC/TC, fj. 4; STC
No.0006-2003-AI/TC, fj.5; STC. No. 0045-2004-HC/TC. Fj.3. Se orienta a conseguir que la Constitución
sea interpreta como un todo armónico y sistemático, a partir del cual se organiza el sistema jurídico en su
conjunto (Cf. STCP No. 5854-2005-PA/TC, fs 12). Será, en consecuencia, preciso identificar los principios
fundamentales de la parte dogmática, orgánica y económica de la Constitución. Cesar Landa Arroyo.
Constitución y Derecho Civil: una lectura constitucional del Título
ii
De acuerdo con el principio de función integradora el “producto” de la interpretación solo podrá ser
considerado valido si contribuye a integrar, pacificar y ordenar las relaciones de los poderes públicos entre
si y las de estos con la sociedad. (Cf. STC, No. 4596-2006PA/TC, fs. 21). Cesar Landa Arroyo.
Constitución y Derecho Civil: Una lectura constitucional del Título Preliminar del Código Civil. En:
Castillo Freyre, Luis. (2008) Libro Homenaje a Felipe Osterling Parodi, 3 vol, editorial Palestra, Lima, p
238. III. Eficacia horizontal de los derechos fundamentales y el Amparo contra particulares.
Tal concepción se tradujo en considerar a la Constitución sólo como un documento normativo a partir del
cual se regulaban las relaciones entre los individuos y el Estado, en tanto que las relaciones entre privados -
en principio, libres e iguales- debía realizarse a través del Código Civil, que de esta manera era presentado
como el estatuto jurídico fundamental de los particulares. Como eufemísticamente lo ha señalado Konrad
Hesse [Derecho Constitucional y Derecho Privado, Editorial Civitas, Madrid 1995, Pág. 37], el Código
Civil se convertía, así, en el «auténtico baluarte de la libertad».
Hoy, desde luego, los derechos fundamentales no son sólo derechos públicos subjetivos, esto es, libertades
que garantizan sólo un status negativus, la preservación de un ámbito de autonomía personal oponible al
Estado. A juicio del Tribunal Constitucional, al lado de la idea de los derechos fundamentales como
derechos subjetivos, también hay que reconocer en ellos el establecimiento de verdaderos valores
supremos, es decir, el componente estructural básico del orden constitucional, «en razón de que son la
expresión jurídica de un sistema de valores, que, por decisión del constituyente, ha de informar el conjunto
de la organización jurídica y política; (...) el fundamento del orden jurídico y de la paz social.» [STC de
España 53/1985, Fund. Jur. N°. 4].
Y es que, como lo ha sostenido el Tribunal Constitucional Federal de Alemania, la Constitución, que no
quiere ser un ordenamiento neutral, ha introducido con los derechos fundamentales un ordenamiento
valorativo objetivo, en el cual se encuentra la más importante consolidación de la fuerza de validez de
aquellos. Este sistema de valores, que encuentra su punto central en el libre desarrollo de la personalidad y
en la dignidad del ser humano, vale como una decisión constitucional fundamental para todos los ámbitos
del derecho: legislación, administración y jurisdicción reciben de ella sus líneas orientativas y su impulso
[BverfGE 7, 204 y ss].
Ello significa que los derechos fundamentales no sólo demandan abstenciones o que se respete el ámbito de
autonomía individual garantizado en su condición de derechos subjetivos, sino también verdaderos
mandatos de actuación y deberes de protección especial de los poderes públicos, al mismo tiempo que
informan y se irradian las relaciones entre particulares, actuando como verdaderos límites a la autonomía
privada.
Este especial deber de protección que se deriva de esta concepción objetiva de los derechos fundamentales,
impone como una tarea especial del Estado su intervención en todos aquellos casos en los que éstos
resulten vulnerados, independientemente de dónde o de quiénes pueda proceder la lesión. Con lo cual entre
los sujetos pasivos de los derechos ya no sólo se encuentra el Estado, sino también a los propios
particulares.

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Como se ha dicho, esta eficacia horizontal de los derechos fundamentales en las relaciones entre privados
se deriva del concepto de Constitución como Ley Fundamental de la Sociedad, que en nuestro
ordenamiento se encuentra plasmado a través del artículo 1° de la Constitución de 1993, que pone énfasis
en señalar que «La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la
sociedad y del Estado».
Se trata, además, de una consecuencia que se deriva, en todos sus alcances, del propio artículo 38° de la
Constitución, según el cual «Todos los peruanos tienen el deber (...) de respetar, cumplir (...) la
Constitución (...)». Con dicho precepto constitucional se establece que la vinculatoriedad de la
Constitución se proyecta erga omnes, no sólo al ámbito de las relaciones entre los particulares con el
Estado, sino también a aquéllas establecidas entre particulares. De manera que la fuerza normativa de la
Constitución, su fuerza activa y pasiva, así como su fuerza reguladora de las relaciones jurídicas, se
proyecta también a las establecidas entre particulares, por lo que cualquier acto proveniente de una persona
natural o persona jurídica de derecho privado, que pretenda conculcarlos o desconocerlos, deviene
inexorablemente en inconstitucional.
En suma, pues, los derechos constitucionales informan y se irradian por todos los sectores del
ordenamiento jurídico, pues ellos forman parte esencial del orden público constitucional.
B) La eficacia directa e indirecta de los derechos fundamentales
Fj. 6. Los derechos fundamentales tienen eficacia directa en las relaciones inter privatos cuando esos
derechos subjetivos vinculan y, por tanto, deben ser respetados, en cualesquiera de las relaciones que entre
dos particulares se pueda presentar, por lo que ante la posibilidad de que éstos resulten vulnerados, el
afectado puede promover su reclamación a través de cualquiera de los procesos constitucionales de la
libertad.
iii
Fuerza normativa: Se orienta a relevar y respetar la naturaleza de la Constitución como norma jurídica
vinculante para todos los poderes públicos y privados in toto y no solo parcialmente. Esta vinculación
alcanza a todo poder público (incluyendo, desde luego, a este Tribunal) y a la sociedad en su conjunto. (Cf.
STC, No. 4596-2006-PA/TC, fs. 21). Cesar Landa Arroyo. Constitución y Derecho Civil: una lectura
constitucional del Título Preliminar del Código Civil. En: Castillo Freyre, Luis. (2008) Libro Homenaje a
Felipe Osterling Parodi, 3 v, editorial Palestra, Lima, p 239. Ver también, STC Exp.N° 0976-2001AA/TC,
fj, 5; Exp. N° 1124-2001-AA/TC, fj, 6
iv
. Como consecuencia de su supremacía, todas las restantes fuentes formales se subordinan a ella, esta
subordinación, expone el autor puede ser: “a. Subordinación de carácter formal que consiste en que las
otras fuentes formales deben ser creadas por los órganos y los procedimientos que la propia constitución
establece; y b. Subordinación material, es decir, que las restantes fuentes formales no pueden contradecir el
contenido material de la constitución
v
Además, del principio de corrección funcional: Este principio exige al juez constitucional que, al realizar
su labor de interpretación, no desvirtué las funciones y competencias que el constituyente ha asignado a
cada uno de los órganos constitucionales, de modo tal que el equilibrio inherente al Estado Constitucional,
como presupuesto del respeto de los derechos fundamentales, se encuentre plenamente garantizado. Este
principio se presenta en cada ocasión en la que este Tribunal delimita las competencias que la Constitución
ha conferido a los distintos órganos. Ver: STC No. 0020-2005-PI/TC; STC. No. 0021-2005-PI/TC-
acumulados.
vi
la razonabilidad es un criterio íntimamente vinculado a la justicia y está en la esencia misma del Estado
Constitucional de Derecho. Se expresa como un mecanismo de control o interdicción de la arbitrariedad en
el uso de las facultades discrecionales, exigiendo que las decisiones que se tomen en ese contexto
respondan a criterios de racionalidad y que no sean arbitrarias. Como lo ha sostenido este Colegiado, esto
“implica encontrar justificación lógica en los hechos, conductas y circunstancias que motivan todo acto
discrecional de los poderes públicos” (Cfr. Exp. Nº 0006-2003-AI/TC). Fj.12.
Al reconocerse en los artículos 3º y 43º de la Constitución Política del Perú el Estado Social y Democrático
de Derecho, se ha incorporado el principio de interdicción o prohibición de todo poder ejercido en forma
arbitraria e injusta. Este principio tiene un doble significado: (i) en un sentido clásico y genérico, la
arbitrariedad aparece como el reverso de la justicia y el derecho; (ii) en un sentido moderno y concreto, la
arbitrariedad aparece como lo carente de fundamentación objetiva, lo incongruente y contradictorio con la
realidad que ha de servir de base a toda decisión. Es decir, como aquello desprendido o ajeno a toda razón
de explicarlo (Cfr. Exp. Nº 0090-2004-AA/TC).
vii
Rubio Correa, Marcial, “El Estado Peruano según la Jurisprudencia del Tribunal Constitucional”.

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viii
STC 04101-2017-PA/TC, En esa línea, se ha agregado que "[1]o expuesto se fundamenta (...) en el
principio de interdicción o prohibición de la arbitrariedad, el cual surge del Estado Democrático de
Derecho (artículo 3 y 43 de la Constitución Política), y tiene un doble significado: a) en un sentido clásico
y genérico, la arbitrariedad aparece como el reverso de la justicia y el derecho; y b) en un sentido moderno
y concreto, la arbitrariedad aparece como lo carente de fundamentación objetiva; como lo incongruente y
contradictorio con la realidad que ha de servir de base a toda decisión" (cfr. Sentencia 0728-2008-PHC,
fundamento 9).
ix
Rubio Correa, Marcial, “El Estado Peruano según la Jurisprudencia del Tribunal Constitucional”, pag.
184.

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