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“Como Educar hoy en Etica, Valores y Moral”

Gonzalo Morales,
Edit. Copy Right. 2005

ORIGEN Y SENTIDO DE LA ÉTICA, LOS VALORES Y LA MORAL

¿De dónde provienen la Ética y la Moral?, ¿Existen tomalmente los Valores?, ¿Tiene sentido
hablar hoy de Etica", "Valores" y "Moral"? La respuesta a estas reguntas no es fácil; prueba
de ello son las diversas escuelas éticas y morales, así como las distintas corrientes axiológicas
que durante siglos han contado construir un discurso coherente y válido en diferentes
culturas. En la actualidad, muchos estudiosos de lá Ética, la Axiología y la Moral comparten
la observación según la cual la Ética, los valores y la Moral provienen de tres fuentes
principales: Natural, Cultural, Trascendental. De estas fuentes atribuyen especial
importancia a la segunda (la cultural), apoyándose en el hecho de que el ser humano es el
creador de la cultura. Creemos sin embargo, que el factor cultural no debe ser desligado del
natural y trascendental, a fin de no caer en un relativismo extremo que, a la postre, terminaría
en un escepticismo paralizante de la razón y de la vida.

2.1.1. La Fuente natural


Entendemos por "fuente natural" la estructura subyacente a los estados y procesos de los
fenómenos tipificados por las ciencias físicas, biológicas y humanas como "materia
inorgánica", "materia viviente" y "materia pensante". Las dos primeras podrían ser
denominadas "naturaleza impersonal", y la tercera "naturaleza personal". De acuerdo con lo
anterior, podemos decir, en primer lugar, que la Ética y los Valores brotan de las mismas
leyes naturales.

En efecto, el plurisecular proceso evolutivo de la materia y de la vida, ha dejado en el mundo


conocido por el ser humano huellas estratigráficas, que le han permitido a la inteligencia
humana ordenar, jerarquizar y sistematizar un cúmulo de percepciones,informaciones y
evidencias procedentes de la realidad exterior a ella.

En este sentido, un "valor" se entiende como el grado de riqueza en información,


estructuración y ordenamiento de la materia en sus distintas configuraciones. Los filósofos
griegos llamaron "riqueza de ser" a esta "riqueza en información" y la convirtieron en criterio
de valor para establecer los "grados de ser" que percibieron en el cosmos.

Desde el punto de vista biológico es claro el hecho de que, por ejemplo, una mariposa que se
posa en un guijarro es "más valiosa" en la escala evolutiva que el guijarro en sí, porque su
organismo es más complejo (posee mayor información) que el de un simple fragmento de
roca.

A nivel natural, los Valores y la Ética se fundan pues en las leyes físicas, que se
estructuran a partir de las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza (nuclear
fuerte, nuclear débil, gravitacional y electromagnética), y que reunidas generan lo que
podríamos denominar el "código cuántico" de la materia. Los Valores emergen de este
ordenamiento primordial y originario, que, ai convertirse en la base estructural de la materia,
crean un "deber ser" para todo fenómeno físico, resultando de allí una especie de "ética
material".

En efecto, "en la esfera química existen ciertos fenómenos que se hallan en la base de lo que
aparece como valor en ei nivel de los seres vívientes.
Hablamos, y no por casualidad, de "valencias químicas": de la capacidad mayor o menor de
los átomos para unirse, ordenarse, reaccionar o interactuar constituyendo moléculas. El
concepto de "valencìa" supone la apertura hacía la conjugacíón de; moléculas y la
organización de sistemas emergentes de nivel superior, como los biológicos. Aunque el
entorno tienda al desorden o entropía positiva, los sistemas permanecen en régimen de
equilibrio dinámico, e incluso crecen y se autoorganízan, lo que cabe considerar como
tendencia hacia una meta que comparten todos los seres naturales y que se muestra en la
historia de la evolución" (Rafael Rodríguez).

En el plano natural encontramos tambíén la "matería viva", perteneciente al mundo de


la Bioquímica, y que se configura a partir dei "código genético", compuesto por
nucleótidos y ácidos nucleicos (ADN y ARN). Este código no solo permite estructurar el
concepto de "vida", sino también formar juicios de valor, como lo muestran las Ciencias
Bioéticas.

"En un nivel elemental el comportamiento de plantas y animales sugiere la aparíción de un


valor general de lo vìviente, que se confunde con las propias tendencias universales a la
existencia. El valor biológico supremo es la conservación de la vida. Pero a veces entran en
conflicto la conservación de individuo y la del grupo, lo que se resuelve mediante un proceso
decisorio que concede la primacía al ser aislado o a la colectividad (...) No es verosímil que
plantas y animales tengan conciencia del valor de lo que hacen y, desde luego, no poseen
ninguna teoría axiológica. Pero su comportamiento es valioso par su vida individual o para la
de sus grupos, según, podemos deducir de los resultados de sus acciones (Rafael Rodríguez).

Continuando el ascenso en la escala evolutiva alcanzamos el punto de la noosfera, o sea,


de "materia pensante", que es "la naturaleza que tomado conciencia de sí misma"
(Marx). La naturaleza consciente constituye la base del mundo personal, estructurado a
partir de necesidades y aspiraciones.

Dos son las aspiraciones fundamentales del ser humano:


 EI deseo de trascendencia, es decir, de sentido y proyección de la propia existencia, y;
 EI deseo de unidad o armonía consigo mismo(a), con otros seres humanos, con la
naturaleza y con Dios.

Las necesidades y aspiraciones humanas, justamente por el hecho de estar a la base de


cualquier actividad y proyecto, del ser humano, representan los componentes fundamentales
del "código ético" diseñado y aprobado en cada cultura.

Sin embargo, la Ética y los Valores no sólo se han configurado evolutivamente por
medio de ciertos "códigos" (cuántico, genético y ético), sino que , también se han
jerarquizado en torno al mundo personal. En efecto, "todo lo que no es persona está
ordenado a la persona" (Rosmini), porque hasta; cierto punto "el hombre es la medida de
todas las, cosas" (Protágoras). Este hecho lo han puesto de relieve las culturas orientales al
describir con lenguaje mítico al ser humano como aquel que le pone nombre a los animales y
a las cosas.

Sin embargo, esta indiscutible "superioridad" o "metanaturalidad" de los humanos sobre los
demás seres de la naturaleza no debe entenderse como arrogancia, apropiación y dominación,
sino más bien como capacidad de unir, integrar y administrar con sensatez los inmensos
recursos naturales renovables y no renovables.

De modo que el ser humano es, en definitiva, la principal fuente natural de la Ética y los
Valores (y también de los antivalores y la antiética), porque es el único ser que le puede
conferir significado y dirección (positiva o negativa) al complejo sistema de relaciones
observable en el mundo que conocemos (principio antrópico).

2.1.2. La Fuente Cultural


La "cultura" es el universo simbólico compartido por un grupo de individuos; es decir, el
conjunto de nexos materiales (bienes) y espirituales (pensamiento vivo), que el ser humano
establece con la naturaleza en un determinado tiempo y lugar para proteger, conservar,
enriquecer y disfrutar la vida. Dicho de otro modo, la cultura es el conjunto, de
conocimientos, valores y símbolos que orientan y guían las vidas humanas.

La cultura es, por tanto, la matriz principal en la que se gestan los valores que tos miembros
de una comunidad aprenden mediante el proceso de socialización (endoculturación).
De dicha matriz cultural proceden a su vez los distintos "códigos éticos y morales" que
regulan el comportamiento de los individuos en las sociedades. Estos códigos se establecen
culturalmente con una doble finalidad: en primer lugar, para promover la; "transformación
personal" de los miembros del grupo, entendida ésta como una liberación de los deseos
egoístas o tendencias individualistas que puedan atentar contra la armonía comunitaria o los ''
valores compartidos por todos; y, en segundo lugar, para garantizar la "transformación
social", es decir, la, búsqueda conjunta dei bien común y el libre, desarrollo de los
individuos.

La rica diversidad de códigos éticos, morales y religiosos en distintas culturas es un


testimonio vivo y elocuente de la pluralidad de intereses, motivaciones y expectativas
que persiguen los seres humanos, así como del inmenso potencial valorativo latente en
las personas y en las comunidades. La constatación de este hecho nos hace ser
respetuosos con los valores de otras culturas, respeto que incluye lógicamente el diálogo
reflexivo y crítico.

Necesidad de una cultura ética


Según Albert Einstein (1953), "la aniquilación de obstáculos no conduce por sí sola a un
ennoblecimiento de la vida social e individual. Pues junto a ello es decisivo el anhelo de
lucha en favor de una estructuración moral de nuestra vida comunitaria. En este punto
no hay ciencia que pueda salvarnos. Creo por supuesto que el excesivo énfasis en lo
intelectual -que suele dirigirse sólo hacia la eficacia y lo práctico- de nuestra educación, ha
conducido al debilitamiento de los valores éticos. No pienso tanto en los peligros que
conlleva el progreso técnico para la especie humana, como en la asfixia de la consìderación
mutua entre los hombres por un hábito de pensamiento inclinado al mero hecho, que se ha
extendido como un terrible congelamiento sobre las relaciones humanas (...) Tiene prioridad,
sin duda, la comprensión de nuestros semejantes. Mas esta comprensión sólo resulta fecunda
cuando Ia sustenta un sentimiento cordial y fraterno en la alegria y en la aflicción. El cultivo
de esta elevada fuente de acción moral es lo que queda de la religióh cuando ella se ha
purificado de los elementos supersticiosos: En este sentido, la religión constituye una parte
importante de la educación, en la que recibe una consideración muy escasa y poco
sistemática. El dilema aterrador que plantea situación política mundial está estrechame
relacionado con este pecado de omisión que nuestra civilización comete. Sin una "cultura
ética" no hay salvación para la humanidad" (Mis Creencias).

2.1.3. La Fuente Trascendental


Hablar de una "fuente trascendental" de la Ética y los Valores no significa buscar su
origen y sentido fuera de la realidad, sino por el contrario., hallar en el rnismo ser
humano una raíz más profunda que Ia cultura, que justifique la existencia de los valores y el
componente ético en la vida humana.

No cabe duda que el ser humano ha experimentado a lo largo de los siglos un impulso
interior que lo ha movido a salir de sí, a abandonar un territorio, a buscar repuestas a
preguntas vitales, a abrir nuevas perspectivas, a vislumbrar nuevos horizontes y a defender
ciertas cosas, que ha considerado tundamentales para su supervivencia y el desarrollo
individual y colectivo. Pues bien, este "impulso interior" o dinamismo existencial se ha
manifestado y continúa manifestándose en la humanidad de dos formas diferentes, pero
complementarias:

Como impulso ideativo, que motiva a un individuo a "darse a algo que es mayor que él
mismo, a ideas que son más grandes que su vida individual, ideal de su país, de la
humanidad, de Dios" (R. Tagore).

Como impulso valorativo, por el cual una persona tiende a encarnar en su vida ciertos
valores que llenan de sentido sus acciones cotídianas y enriquecen su existencias, ya que
"la riqueza de una vida personal es proporcional a la amplítud e intensidad de su cuadro de
valores" (G. Marquínez); o como dijo un escritor anónimo: "EI tamaño de un hombre se
mide por aquello que se atreve a hacer".

Ahora bien, este "impulso interior" con sus dos manifestaciones mencionadas provienen en
definitiva de (a estructura profunda dei ser humano, que es un ser abierto, insatisfecho,
expectante y religioso. En efecto, como "ser abierto", tiende al infinito, tanto en su
expresión física (océano infinito de energia o vacío cuántico) como psicológica (sentimiento
oceánico: "asombro extasiado ante la armonía de las leyes naturales": A. Einstein) y espiritual
(deseo de inmortalidad), buscando la verdad de las cosas y la vida.

Como "ser insatisfecho" no se contenta con ninguna de sus realizaciones históricas,


persigue con afán el sentido profundo de la vida, trata de colmar sus anhelos de
plenitud y armonía, que le conduzcan a la felicídad y la paz.

Como "ser expectante", corre tras utopías, es decir, tras ideales que le ayudan a criticar
lo que es y a buscar lo que todavia no es, pero que puede llegar a ser: "cuando pones la
proa visionaria hacia una estrella y tiendes el ala hacia tal excelsitud ínasíble, afanoso de
perfección y rebelde a la mediocridad, llevas en ti el resorte misterioso de un ideal... Sólo
vives por esa partícula de ensueño que te sobrepone a lo real" " (José Ingeníeros).

Como "ser religioso", tiene sed de algo o alguien absoluto que sustente su cuadro de valores
concreto y le aclare el misterìo de su existencia: "Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro
corazón estará inquieto hasta que descanse en ti" (San Agustin)."Es una muerte absoluta irse
de la existencia sin haberse compenetrado con la Verdad eterna de las cosas y de la vida" (R.
Tagore).

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