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Jesús Martín-Barbero: Heredando el futuro.

Pensar la
educación desde la comunicación
Con una larga cita, de Margaret Mead, se despliega el sentido del título y se sintetiza el
propósito de este texto:

La autora propone que los adultos viven ligados al pasado, por ende les cuesta encajar en una
era tecnológica; pero cuestión distinta les sucede a los jóvenes quienes vienen dotados de esa
capacidad de manejar estas nuevas tecnologías. De otro lado, invita a los adultos y a los
jóvenes a entenderse mutuamente para reconstruir una cultura donde el pasado sea beneficio
y no violento, y el futuro esté cerca para ser intervenido.

También plantea tres tipos de cultura:

Postfigurativa: a aquella cultura en la que el pasado de los adultos es el futuro de cada nueva
generación.

Cofigurativa: cultura en la que el modelo de vida lo constituye la conducta de los


contemporáneos.

Prefigurativa: es aquella en que los pares reemplazan a los padres instaurando una ruptura
generacional.

Barbero divide el texto en cuatro partes: (los destiempos en la educación, descentramiento del
libro y desordenamiento cultural, de la magia de la imagen al pensamiento visual y la escuela:
entre el palimpsesto y el hipertexto). Se refiere a un futuro que balbucean los relatos de
ciencia-ficción en los que los jóvenes encuentran su experiencia de habitantes de un mundo
cuya compleja heterogeneidad no se deja decir en “las secuencias lineales que dictaba la
palabra impresa” y que remite a un aprendizaje fundado menos en la dependencia de los
adultos que en la propia exploración que los jóvenes habitantes del nuevo mundo
tecnocultural hacen de la visión, la audición, el tacto o la velocidad[1].

Los destiempos en la educación

Básicamente indaga acerca de los problemas que ha tenido la educación en América Latina
resumidos en 2 grupos. El primero; “las deudas del pasado” que obedece a la incapacidad del
Estado para brindar educación básica gratuita, hecho que ha disparado los índices de
deserción y desmejorado la calidad de la educación. El segundo; la precaria “producción de
ciencia y tecnología” y el desinterés por la producción de conocimiento.
Estos destiempos tiene sus raíces en las recesiones económicas y las políticas neoliberales, que
entre las dos le han dado un golpe al derecho a la educación y a su vez dando pasos
agigantados en la privatización de la educación la cual es un modelo que potencia el
aprendizaje individual, donde la creatividad está supeditada a la institución que lo controla.
“Modelo mecánico y unidireccional al que responde la lectura pasiva que la escuela fomenta
prolongando la relación del fiel con la sagrada escritura que la Iglesia instaurara”.

De otro lado, Ese modelo de comunicación pedagógica se niega a aceptar el descentramiento


cultural; ignora el alcance de las nuevas tecnologías de la sociedad en cuanto a transmisora de
conocimientos (dispositivos de almacenamiento, clasificación, difusión y circulación muchos
más versátiles); atribuye la crisis de la lectura de libros entre los jóvenes a la seducción
causada por la tecnología de la imagen y no a las distintas formas de lecturas: orales, visuales,
musicales, audiovisuales, telemáticos; y el impedimento la interacción con las tecnologías y
otras formas de adquirir conocimientos.

Descentramiento del libro y desordenamiento cultural

La nueva cultura, se ha apartado de los hábitos existentes que imponía la cultura anterior,
adaptándose a los nuevos contextos facilitándose captar los nuevos “idiomas de la tecnología”.
La televisión toma parte en el desordenamiento de la cultura al poner al descubierto a los
jóvenes las cosas que los adultos tardaron siglos en ocultar. “pues los padres juegan en la
realidad papeles que la televisión desenmascara: en ella los adultos mienten, roban, se
emborrachan, se maltratan…”.

Los protagonistas de la nueva cultura descubren la realidad cruda, la cual al ser comparada con
lo que los libros presentan resulta ser diferente, porque la vida práctica está saturada
fealdades y defectos; los adultos son cúmulo de seres llenos de errores y defectos, que van a la
guerra, se asesinan entre sí, tienen relaciones sexuales, etc. y son estos mismos adultos los que
les quieren enseñar lo bueno y lo malo, pero si fuera poco les quieren mostrar cómo vivir sus
vidas.

La propuesta de Barbero es indagar a partir de dónde se puede retomar el camino y abrirse la


oportunidad para dejar de poner a la escuela Vs medios audiovisuales, porque los tiempos han
pasado de un extremo a otro, la cultura ha evolucionado, por ende la enseñanza ha cambiado
y así mismo la forma de “leer el mundo”; entonces la educación debe ir a la par de estos
cambios.

De la magia de la imagen al pensamiento visual

En esta parte, se hace un recorrido por la Historia, en la cual hombre dentro de sus procesos
de evolución ha tratado explicar el mundo, y procura ponerle sentido a todo lo que lo rodea,
donde para unos lo primero fue la palabra, para otros el gesto o la imagen, pero que en suma
las cosas se nos han revelado a través de las imágenes y a partir de esto ha ocurrido una
transición en la que el pensamiento reconoce el saber del ver, es decir, el mundo se nos revela
sólo si aprendemos a verlo.
La escuela: entre le palimpsesto y el hipertexto

“El problema de fondo es cómo insertar la escuela en un ecosistema comunicativo, que es a la


vez experiencia cultural, entorno informacional y espacio educacional difuso y descentrado…
donde el proceso de aprender guarde su encanto”.

La sociedad indudablemente ha cambiado y la educación no se puede quedar relegada, porque


la tecnología introdujo en nuestra cultura un nuevo mundo que muestra otras maneras de
sentir, de percibir, nuevas formas de interactuar con los demás tanto en tiempo como en
espacio; pero es a partir de la apropiación del conocimiento de las nuevas tecnologías “como
dimensión estrategia” de la cultura la escuela puede inmiscuirse en los procesos de cambio de
nuestra sociedad.

Para lograrlo es necesario crear un vinculo entre el palimpsesto y el hipertexto, hacer un uso
formativo y crítico de los medios, donde la escuela cambie su modelo y su práctica de
comunicación; “la figura y el oficio del educador, que de mero retransmisor de saberes se
convierte en formulador de problemas, provocador de interrogantes, coordinador de equipos
de trabajo, sistematizador de experiencias, memoria viva de la institución que hace relevo y
posibilita el diálogo entre generaciones. Y es ahí, en la complicidad/ compenetración entre
esas dos culturas –oral y visual– por donde pasa la especificidad de la experiencia colectiva de
modernidad en Latinoamericana”.

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