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Universidad Nacional de las Artes

Área Transdepartamental de Formación Docente

Problemáticas de la Psicología y del Sujeto

Director de cátedra: Juan Mayol

Comisión/ Docente: Amalia Güell

Disciplina Artística: Profesorado de Artes en Artes Visuales

Primer cuatrimestre, 2020

Evaluación integradora

Alumnos:

Abril Jasinowicz DNI: 40757486 Mail: ajota1330@gmail.com

Agustín Murias DNI: 33010221 Mail:agustinmurias9@gmail.com


“Dos pastorcillos con perros que luchan” (1783) – Thomas Gainsborough
La identificación con la Bestia.

Este trabajo gira en torno a un análisis de la iconología presente en esta pintura


y articula posibles interpretaciones con los textos de los teóricos propuestos por la
cátedra. El rol protagónico que encarnan los personajes en la composición y su
relación con la otredad generan una clara tensión que corresponde ilustrativamente a
la teoría de las pulsiones propuestas por Freud un siglo y medio más tarde, estando
aún vigente en nuestra contemporaneidad como una herencia ancestral. Detenerse en
esta escena supone una pequeña reflexión acerca de un aspecto más de nuestras
formas de interacción con el mundo tanto espectadores pasivos como activos,
evitando el juicio moral sobre la actitud de las posturas. No posee verdades absolutas
ni respuestas a cuestiones existenciales, simplemente intenta brindar un aporte a la
capacidad de seguir preguntándonos cosas desde nuestra finitud como seres
humanos ante la inmensidad.
¿Dónde termina la naturaleza? ¿Dónde comienza la cultura? 1
En los orígenes, el hombre convivía con la bestia. Tuvieron que pasar milenios
antes de que pudiese extender su dominio por el mundo y, en lo que fue el corazón de
uno de los imperios más grandes de Europa, la bestia rugía, enjaulada, para dar un
espectáculo de acción (circo romano): bestias contra guerreros, guerreros contra
guerreros, bestias contra bestias. Este arquetipo es una reliquia que persiste en
nuestra psique, entremezclado con una trama de creencias que surgen una y otra vez
en los relatos y por supuesto, en las artes.
Según Bruner: “La narración resulta un vehículo tan natural para la psicología
popular. La narración trata […] del tejido de la acción y la intencionalidad humanas.
Media entre el mundo canónico de la cultura y el mundo más idiosincrático de las
creencias, los deseos, y las esperanzas”2
Los protagonistas3 en la pintura no son leones ni gladiadores, sino dos simples
perros de campo. Es esta tensión la que se da con claridad entre ambos personajes
mientras es convertida en un espectáculo sensorial. A simple vista la pelea simboliza
la eterna lucha, la ley del más fuerte en la naturaleza, lo que ha existido siempre más
allá de todo relato o representación. Se trata de fuerzas caóticas que se oponen y se
trenzan, generando una intimidad momentánea, un mundo aparte que devendrá en la
resolución inevitable: un vencedor y un vencido. En congruencia con lo expresado,
podemos establecer una analogía con el pensamiento de Cassirer, quien sostiene que

1
Levy- Strauss, (1949) Estructuras elementales del parentesco, p.2
2
Bruner, J. (1995), Actos del significado, p. 63
3
La palabra “protagonista” se ajusta al sentido de esta imagen en particular porque significa origen
(proto) de la agonía (tensión entre la vida y la muerte).
los animales pueden expresarse a través del lenguaje emotivo (El deseo, el terror, la
rabia, la satisfacción, etc.)4
Casi como detrás de un telón aparecen dos niños con distintas intenciones.
Uno de ellos (A) se presenta frustrado por la situación, dispuesto a interrumpir la
acción de ambos animales armado con una vara. Mientras el otro niño (B) estaría
dispuesto a dejar que la acción continúe.
La situación que se genera alrededor de la lucha supera lo emocional para
transferirse hacia lo racional.5
La interacción entre ambos personajes frente a la inevitable contienda nos da
una pauta acerca de cómo ilustraríamos, en parte, el funcionamiento de la psique:
“…La actividad del aparato psíquico, aún del más desarrollado, está sometida al
principio de placer, es decir, es regulada de manera automática por sensaciones de la
serie placer-displacer…”6 El estímulo externo genera en el niño (A) displacer y por
consiguiente tiene una pulsión de destrucción de la riña entre los animales; en cambio,
al niño (B) dicha situación le causa placer.
El niño (A) se acerca aún más a lo moral y éticamente correcto, impuesto al yo
por el superyó: “Una de las instancias de la personalidad, descripta por Freud en su
segunda teoría del aparato psíquico: su función es comparable a la de un juez o
censor con respecto al yo. Freud considera la conciencia moral, la auto-observación, la
formación de ideales, como funciones del superyó. Clásicamente el superyó se define
como el heredero del complejo de Edipo; se forma por interiorización de las exigencias
y prohibiciones parentales”7.
El superyó que tutela al yo como regulador, se relaciona de forma directa con
nuestro mundo simbólico particular, es decir, el mundo cultural que nos afecta y nos
diferencia del mundo animal.
El niño (A) utiliza una vara para la culminación de la escena que le produce
disgusto, realiza una acción por la conservación de lo ajeno y por su propia seguridad,
por lo que considera correcto y por él mismo.
El niño (B) parece actuar de manera perversa, disfrutando de la contienda: “El
Ello como una reserva de energía psíquica inconsciente que lucha todo el tiempo para
satisfacer impulsos básicos de agresividad, supervivencia y reproducción. Es decir que
el Ello opera según el principio del placer: si no se ve restringido por la realidad, busca
gratificación inmediata”8

4
Véase Cassirer, E. (1944), Antropología Filosófica, Capitulo 3, p. 29-30
5
(1944) p. 29-30
6
Freud, S. (1915), Pulsiones y destinos pulsionales, p.4
7
Laplanche, (1967), Diccionario del psicoanálisis, p.419
8
Myers, D. (2006), Psicología 7ma edición. Editorial Médica
Estas fuerzas representadas en el cuadro necesitan ser antagónicas para que
la obra cobre sentido, en el sujeto habitan las dos fuerzas que constantemente luchan
entre el placer, la satisfacción y el deber ser.
Al decir de Mayol, corresponde hacer hincapié en que “La “acción mediada”
permite recortar el desarrollo cultural dentro de lo que Vygotski llamará la línea cultural
del desarrollo en donde aparecen las funciones psicológicas superiores, para oponerlo
a la línea natural, que está constituida por las funciones psicológicas
elementales.”(...)”Pero como veremos ahora esta relación alienada al mundo natural se
transforma a partir de la vida colectiva y el uso de instrumentos y signos, estando los
primeros orientados al cambio del mundo natural o físico y los segundos al cambio
psicológico, primero hacia el otro y luego con uno mismo” 9
Esta obra nos lleva a reflexionar sobre situaciones de violencia, realidades que
nos generen displacer en la sociedad actual: ¿Cómo actuamos como individuos ante
esta situación? Nos encontramos con semejantes que han perdido su parte racional
dejándose llevar por su parte más primitiva.
Continuando con esta línea de análisis, Vygotski expresa: “El lenguaje, sin
embargo, es la función central de las relaciones sociales y de la conducta cultural de la
personalidad”10 y, de manera concordante, Cassirer sostiene: “La racionalidad es un
rasgo inherente a todas las actividades humanas”11
Entonces, en un contexto como el descripto, las reacciones son múltiples, pero
la que debería prevalecer sobre todas es la capacidad de comunicación. El lenguaje
debería actuar como mediador entre los hombres, ya que este nos separa del mundo
de las bestias.
Amalia Güell expresa: ”En los humanos se extiende al uso de herramientas, y
además se universaliza a través de las culturas”.12
El niño (A) en su intento de separar la riña, y al no poder hacerlo por medio del
uso del lenguaje, recurre a la utilización de una varilla, como herramienta, en su
intento de solución creativa frente a la situación que se desarrolla delante él. Además
de estar presente en el niño la figura del superyó, la mano del artista nos brindó una
minuciosa anatomía del personaje, en la cual podemos dar cuenta de una parte de su
inteligencia cinético-corporal.
Finalmente, siendo nosotros parte del paisaje frente a esta escena artística,
nos damos cuenta de que en la vida no estamos sobrevolando las situaciones para
vislumbrar las posibilidades y elegir la más adecuada, “sino en el corazón oscuro

9
Mayol, Juan de la Cruz, Acción mediada, p.1
10
Vygotski, L. (1995). Génesis de las funciones psíquicas superiores, Capitulo 5, p.148.
11
Cassirer, E. (1944), Antropología filosófica, capitulo 2, p.27
12
Güell, A. (2013) Inteligencia, creatividad y talento, p. 12.
donde se gesta la misma cuestión de la elección, que no vendrá en ningún más allá
donde habite la verdad, sino que emergerá desde el ahí más próximo, siempre
condicionado por encontrarse ya siempre en un lugar, bajo un estado de ánimo
concreto, comprendiendo las posibilidades que se abren desde allí y hablando de su
situación.”13

13
Leyte, A. (2015) Heidegger, El fracaso del ser, p. 57
Bibliografía:

 Bruner, J. (1995), Actos del Significado.

 Cassirer, E. (1944), Antropología Filosófica

 Freud, S. (1915), Pulsiones y destinos pulsionales. Recuperado de:

 Güell, A. (2013) Inteligencia, creatividad y talento. Recuperado de:

 Levy-Strauss, C (1949), Estructuras elementales del parentesco, Buenos Aires:


Paidós.

 Mayol, J. (2013). “Mente y cultura. La construcción del relato subjetivo”.

 Vygotski, L. (1995). Génesis de las funciones psíquicas superiores, Madrid:


Visor

Bibliografía complementaria:

 Laplanche J., (1967), Diccionario del Psicoanálisis, Buenos Aires: Paidós.

 Leyte, A. (2015) Heidegger, El fracaso del ser. Bonalletra Alcompas.

 Myers, D. (2006), Psicología 7ma edición. Editorial Médica. Recuperado de:

https://www.psyciencia.com/definicion-de-la-semana-ello-yo-y-superyo/

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