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1) NÚCLEO PATÓGENO
Es un núcleo compuesto por los recuerdos en los que ha culminado el factor traumatico. En
torno a este núcleo hallamos material mnémico de diversa índole que en el análisis es preciso
reelaborar. Al principio es totalmente inútil tratar de penetrar el núcleo de la organización
patógena, dado que el enfermo no sabría que hacer con el esclarecimiento.. El avance se
produce superando resistencias. La intensidad del síntoma crece a medida que nos acercamos
al núcleo patógeno. A medida que se producen esclarecimientos, el paciente se siente aliviado.
Las representaciones que vienen de la profundidad máxima (NP) son las que con mayor
dificultad reconoce el enfermo como recuerdos.
c) ordenamiento según el contenido del pensamiento: Por último nos encontramos con un
tercer ordenamiento según el contenido del pensamiento según el cual, el enlace por los hilos
lógicos que llegan hasta el núcleo puede corresponder a un camino irregular y de múltiples
vueltas. Este ordenamiento tiene un carácter dinámico, en el que se pueden presentar puntos
nodales que los que coinciden dos o más hilos.
Uno de los obstáculos que pueden surgir en análisis consiste en la perturbación de la relación
transferencial entre médico y paciente. Esto sucede cuando la enferma se atemoriza al ver que
transfiere a la persona del médico representaciones displacientes emergidas de un deseo
durante el análisis. La transferencia al médico se lleva a cabo por medio de un falso enlace. La
labor analítica consiste en hacer consciente en la enferma el obstáculo. Ej: siempre quiso ser
besada por un hombre, y al ver al médico siente ese deseo (que en realidad no es hacia el
médico, sino que es transferido hacia él).
A esta particular relación, Freud la llama "transferencia por falso enlace" y la explica a partir
del ejemplo de una paciente, para la cual el origen del síntoma histérico había sido el deseo de
que el hombre con quien estuviera conversando se aprovechara de ella y le estampara un
beso, la transferencia por falso enlace se llevo a cabo cierta vez que ese deseo reapareció en la
enferma con relación a la persona de Freud, apareció en ella el deseo de que Freud se
aprovechara de ella y le estampara un beso. La explicación que encuentra a esto es la
siguiente: Primero había aparecido en la conciencia de la enferma el contenido del deseo, pero
sin las circunstancias colaterales que podrían haberlo resituado en el pasado, y en virtud de la
compulsión a asociar, el deseo, ahora presente fue enlazado mediante falso enlace con la
persona del médico (el afecto tomo una representación diversa de la originaria, el analista
pasa a ser para el
enfermo un representante psíquico mas por falso enlace). Concluye Freud, que el camino
apropiado para tratar a este síntoma neoproducido ( es la re-creación de un viejo síntoma), del
mismo modo que se trataría a un síntoma antigua, con el modelo antiguo, teniendo como
primera meta el hacerle ver a la enferma el obstáculo.
A medida que nos acercamos a aquellos recuerdos más cercanos al núcleo patógeno la
resistencia opera más fuerte. Si nos alejamos a la periferia no se encuentran mayores
dificultades en la labor analítica.
En el caso de transferencia de mociones icc de tipo erótico se produce un falso enlace que
constituye un obstáculo si no se hace Cc.
Freud ubica en la tarea del análisis dos tipos de obstáculos, uno interno, que corresponde a la
interpretación, las resistencias y el levantamiento de estas, y el segundo es un obstáculo
externo. Este resulta para Freud uno de los obstáculos mas enojosos y consiste en la relación
del paciente con el médico. Para llevar a cabo el proceso terapéutico se necesita la confianza
del paciente en el medico. Cuando esto no sucede esta relación se ve perturbada y se
convierte en un obstáculo. Aquí la paciente deniega su buena disposición, cuando el medico
quiera averiguar la siguiente idea patógena, a la enferma se le cruzara en la conciencia los
cargos acumulados contra èl. Este obstáculo sobreviene en tres casos principales:
Una enajenación personal. Cuando la enferma cree relegada, menospreciada, afrentada, o ha
escuchado cosas desfavorables sobre el médico y el método de tratamiento. Este obstáculo se
supera fácilmente por vía de la declaración y el esclarecimiento.
Acostumbramiento a la persona del médico. Esto sucede cuando la enferma es prese del
miedo de perder autonomía frente al médico y hasta caer en dependencia sexual de èl. Aqui el
médico debe tener un cuidado terapéutico. En este caso la enferma tiene una resistencia, se
quejara a menudo de dolor en la cabeza cuando se emprenda el procedimiento de la presión
en la frente. Su motivo de resistencia permanece las mas de las veces inconciente, y lo
exterioriza mediante un síntoma histérico de nueva producción.
Transferencia como falso enlace. Cuando la enferma se espanta por trasferir a la persona del
médico las representaciones penosas que afloran desde el contenido del análisis, por lo cual se
producirá la trasferencia sobre el medico como enlace falso.
Se deben remover las resistencias de estos tres obstáculos para seguir con el proceso analítico.
La primera tarea es volverle consiente al enfermo ese obstaculo, de este modo queda
removida la primera dificultas, pero debemos todavía mover a la enferma a comunicar donde
entraban en cuenta unas relaciones en apariencia personales, done coincidía la tercera
persona con la del médico. A partir de esto podemos decir que esa trasferencia no supone un
considerable recargo de trabajo, para la paciente sigue siendo el mismo trabajo, superar el
afecto penoso por haber podido abrigar semejante deseo por un momento y para el éxito del
trabajo parecía indiferente que ella tomara como tema esa repulsión psíquica en el caso
histórico o en el reciente con el médico.
En el epílogo, Freud dice que la sexualidad constituye la clave para el problema de las
psiconeurosis, así como de las neurosis en general. Dice que los síntomas no desaparecen
mientras dura el trabajo psicoanalítico, pero sí un tiempo después, cuando se han disuelto los
vínculos con el médico.
Freud habla sobre las transferencias, y dice que son reediciones, recreaciones de las mociones
y fantasías que a medida que el análisis avanza no pueden menos que despertarse y hacerse
conscientes; pero lo característico de todo el género es la sustitución de una persona anterior
por la persona del médico. Toda una serie de vivencias psíquicas anteriores no es revivida
como algo pasado, sino como vínculo actual con la persona del médico.
La transferencia es algo necesario y no hay forma de evitarla, pero es preciso combatir a esta
última creación de la enfermedad como se lo hace con todas las formaciones anteriores. Y esta
es la parte más difícil.
Freud cree que así tal vez hubiera surgido algo, algún detalle en su propia persona que fuera
análogo con K, y que mediante la solución de esa transferencia el análisis hubiera conducido
hacia nuevo material mnémico.
Freud omitió esa advertencia y así fue sorprendido por la transferencia y, a causa de esa
incógnita por la cual él le recordaba a K, ella se había vengado de él abandonándolo del mismo
modo (dejando el tratamiento).
-Un como complemento a la interpretación de los sueños, sobre como puede aplicarse al
descubrimiento de lo escondido y lo reprimido en el interior de la vida anímica; además, a raíz
del análisis de los dos sueños, se tomó en consideración a la técnica de la interpretación de
sueños, como parecida a la técnica psicoanalítica.
-Demostrar que la sexualidad presta la fuerza impulsora para cada síntoma singular y para
cada exteriorización singular de un síntoma.
Represión: Mecanismo fundamental de las neurosis. Algo que fue consciente por algún motivo
es reprimido y entran en conflicto las instancias psíquicas. Esta operación, por medio de la cual
el sujeto intenta rechazar o mantener en el inconsciente representaciones (pensamientos,
imágenes, recuerdos) ligados a una pulsión (susceptibles de procurar por sí misma placer)
ofrecería el peligro de provocar displacer en virtud de otras exigencias.
“Hay fuego en la casa. El padre de Dora acudió a su alcoba para despertarla y está de pie al
lado de su cama. Dora se viste apurada. Su madre quiere poner a salvo el alhajero con sus
joyas, pero el padre protesta diciéndole que no quiere que por culpa de ese alhajero ardan él y
los chicos. Bajan corriendo. Y al salir a la calle se despierta”
Ese sueño lo tuvo Dora tres noches consecutivas durante su estadía con los K (lugar donde
ocurrió su escena con K). Luego volvió a tener el sueño una noche atrás ya en Viena.
Los sueños de repetición tienen que ver con la vida infantil, con lo traumático.
Los elementos más importantes a tener en cuenta en este sueño son: el fuego y el alhajero.
- Dora dice que su madre y su padre discutieron las últimas noches porque ella se empeña en
cerrar con llave el comedor, y su marido no quiere tal cosa puesto que así quedaría encerrado
el hermano de Dora y podría ocurrir algo que los obligara a salir de urgencia por la noche.
· Dora cuenta que ella y K regresaron del paseo del lago. Y que después de almorzar ella se
recostó en un sofá de la alcoba del matrimonio K. Y de pronto Dora despertó y lo vio a K de pie
junto al sofá (de igual modo que vio a su padre en el sueño de pie junto a su cama).
Dora después de eso pidió la llave del cuarto a la señora K, pero luego la llave desapareció y
ella estaba segura que el señor K la había quitado. (Ella no podría entonces dormir tranquila
hasta que saliera de aquella casa, y justamente en el sueño cuando ella sale de la casa es que
logra despertar).
· Dora cuenta de una discusión entre su padre y su madre por una joya. Dice que su padre no le
regaló a su madre la joya que esperaba sino otra, y su madre entonces le dijo que se la dé a
quien quiera pero que ella no la quería. (Freud interviene aquí preguntándole a Dora si ella
acaso no pensó que ella sí aceptaría la joya de su padre, y ella le contestó que no sabía si lo
había pensado).
· Dora cuenta que K le había regalado poco antes un alhajero precioso. (Freud le hace ver que
ese nombre “alhajero” se utiliza para denominar al genital femenino. Y ella dice que lo sabía).
El sueño era una reacción a aquel suceso en el lago con el señor K. Estos sueños fueron efecto
inmediato del suceso con K. En el sueño, ella reemplazaba a K por su padre.
Freud interpreta que: Ella con el sueño se dijo que K andaba detrás de ella, que su “alhajero”
corría peligro, y que si sucedía algo la culpa seria de su padre. Y Freud dice que en ese sueño
todo se transforma en su contrario y que por eso, finalmente en el sueño, es su padre quien la
salva.
Dora había estado dispuesta a “dar” a su padre lo que su madre le negaba (y esto es lo
relacionado a la “joya” y más precisamente con lo que esta representaba). Esto nos habla de
una conflictiva edípica sin resolver típica en la histeria.
Y de la misma manera estaba dispuesta a dar a K lo que su mujer le negaba (y esta idea ha de
ser reprimida con tal esfuerzo que transforma todos los elementos en sus contrarios).
El deseo que crea el sueño proviene de la infancia: quiere volver la infancia a la realidad,
corregir el presente conforme al modelo de la infancia.
El componente del fuego tambien es muy significativo y se relaciona con lo sexual. Su madre
quiere salvar el alhajero para que no se queme, y en los pensamientos oníricos se trataría de
que el alhajero no se moje.
El sueño, traducido a lo consciente, diría: “tengo que salir de esta casa donde corre peligro mi
virginidad”.
El propósito de huir de la casa no es por si solo suficiente para producir un sueño, y solo
adquiere esa capacidad al agregarle otro apoyado en deseos infantiles. Y es el deseo de
reemplazar a K por el padre el que proporciona la energía productora del sueño.
Es decir que además de la idea diurna, es necesario un deseo de lo inconsciente que corra con
el gasto psíquico necesario para la formación del sueño.
Dora se identificó durante algunos días en ciertos síntomas y singularidades con su madre, lo
que le dio ocasión a mostrarse particularmente insoportable. Y dijo que pasaría una
temporada en el balneario de Franzensbad. Allí había ido anteriormente con la madre. La
madre tenía catarro genital (enfermedad que obtuvo por contagio sexual con su marido),
síntomas que aconsejaban esa agua. Y la persistencia en la identificación de Dora con su madre
lo llevo as Freud a pensar que Dora debía tener también una afección genital (que en efecto
existía). Dora tenia flujo blanco, enfermedad que en las jóvenes solteras en realidad se atribuía
a la masturbación más que a otras cosas.
En una oportunidad Dora llevó un bolsito pequeño a terapia, con el que jugaba metiendo en el
sus dedos mientras hablaba. Esto era un acto sintomático (actos sintomáticos: actos que los
sujetos realizan automática e inconscientemente, sin darse cuenta de ellos, como jugando, y a
los que niegan toda
significación, declarándolos indiferentes y casuales cuando se los interroga sobre ellos. Esto
actos exteriorizan ideas inconscientes).
Ese bolsito era una representación de su genital femenino, y el acto de jugar con el constituía
una exteriorización mímica de la masturbación.
La tos de Dora tuvo seguramente su origen en un catarro real insignificante. Pero constituía
además una imitación compasiva del padre enfermo del pecho. Pero esa tos en Dora
expresaba además que ella era hija de su padre, que tenía como el un catarro, que la había
contagiado como antes la contagio a su madre.
Dora dijo que cada vez que tuvo ese sueño, al despertar advirtió olor a humo. Su padre y K, al
igual que Freud eran fumadores empedernidos. Freud deduce que en algún punto del
tratamiento, debido a una transferencia, Dora debió desear que él la besase. Esta podría ser la
repetición del sueño al estar ya en Viena y probablemente el motivo por el cual Dora
abandonara la cura.
“Dora paseaba como extranjera por una ciudad que le era desconocida hasta llegar a la casa en
la que supuestamente vivía. Sube a la sería su habitación y sobre la cama encuentra una carta.
La carta es de su madre, donde le dice que el padre de Dora murió y que si quiere puede
ir.Dora entonces va a buscar la estación y pregunta unas cien veces ‘dónde está la estación’.
Sólo le responden ‘cinco minutos’. Luego ve un bosque, entra en él y encuentra a un hombre a
quien le pregunta, y este le contesta ‘todavía 2 horas y media’. Se ofrece a acompañarla. Ella lo
rechaza y se va. Luego de pronto ya se halla en casa, no sabe cómo. Llega a la portería, y la
muchacha le dice que la madre y los otros ya están en el cementerio”.
En este sueño se explicará el motivo que la llevó a Dora a sentirse tan ofendida por el cortejo
de K.
En el sueño aparecen muchos componentes producto de restos diurnos, como por ejemplo:
- Para Navidad le habían enviado un álbum con postales de una ciudad alemana y justo un día
anterior al sueño lo había vuelto a ver.
- Para las fiestas había recibido la visita de un primito a quien debió mostrarle la ciudad de
Viena.
- El primo le trajo a la memoria una breve estadía en Dresde, donde deambuló como
extranjera.
- Otro primo, que estaba con ellos, quiso hacer de guía por la galería y ella lo rechazó. Se fue
sola y se detuvo frente a la Sixtina, donde se detuvo 2 horas. Lo que más le gustó de allí fue la
Madonna (la virgen).
- El día anterior, el padre le pidió que le buscara coñac, ella le pidió a la madre la llave del lugar
donde este se guardó pero no recibió respuesta. Tuvo que decirle a la madre: “Te he
preguntado unas cien veces”. (Para Freud, la pregunta por la lleve se relaciona con los
genitales. La llave la relaciona con el correspondiente masculino de la cajita en la mujer).
- La carta del sueño nos remite a otra carta, la de Dora en donde atemorizaba a su padre con la
idea de un suicidio para que así su padre se horrorizara y renunciara a la señora K. (Es
importante ver lo siguiente: la
carta que en la realidad dejó al padre, procuraba que dejara con eso a la señora K o en su
defecto mortificarlo a modo de venganza. Y en el sueño, justamente, ella estaba en el
extranjero, lejos de casa, y el padre había muerto probablemente de nostalgia por su ida. Aquí
entonces la venganza estaría cumplida, y este sería entonces un cumplimiento de deseo de
este sueño. Recordemos que los sueños son siempre un cumplimiento de deseos.).
- La frase “si tu quieres” que figura en la carta que le envía en el sueño su madre, se relaciona
con una carta que le envío la señora K cuando la invitó a su estadía con ella y su esposo (al
lugar donde se dio la escena del lago). En esa carta, la señora K le dice que puedes ir “si tu
quieres” (y coloca allí un signo de interrogación que le llamó la atención a Dora, razón por la
cual esta frase fue recordada). De aquí se desprende que aquel 2º sueño estaba también
relacionado con la escena en el lago. Y Freud aprovecha para pedirle que le cuente en detalle
la escena del lago, dado que nunca comprendió cuál era realmente el motivo por el cual ella se
ofendió tanto con K en la escena en el lago. Ella le contó que K comenzó a hacerle una
propuesta y que de inmediato le dio una bofetada. Dice que sólo recuerda que K dijo: “no me
importa nada de mi mujer”. (El motivo real se aclarará más adelante).
- Luego del incidente en el lago, ella se fue sola y preguntó a un hombre qué distancia había y
este le respondió 2 horas y media.
- El bosque junto al lago por donde ella se fue era similar al del sueño, y para Freud se trataba
de una geografía sexual simbólica.
- En el sueño el padre había muerto (y si esto hubiera sido así, ella hubiera podido amar como
quisiese à nuevamente cumplimiento de deseos).
Si el primer sueño dibujaba el apartamiento del hombre amado y el refugio en el padre, vale
decir, la huida de la vida hacia la enfermedad, el segundo sueño anunciaba que se desasiría del
padre y se recuperaría para la vida.
Todo síntoma histérico requiere de la contribución de las dos partes. No puede producirse sin
cierta solicitación (transacción somática) brindada por un proceso normal o patológico en el
interior de un órgano del cuerpo, o relativo a ese órgano. Pero no se produce más que una sola
vez y está en el carácter del síntoma histérico la capacidad de repetirse, si no posee un
significado psíquico: UN SENTIDO. El síntoma histérico no trae consigo este sentido, sino que le
es prestado, soldado con él, y en cada caso puede ser diverso de acuerdo con la naturaliza de
los pensamientos sofocados que pugnan por expresarse.
1896: CARTA 52
1896: CARTA 52
El material psíquico presenta una estratificación sucesiva, porque las huellas mnémicas
experimentan un reordenamiento según nuevos nexos, una retranscripción (retranscribir):
consiste en reordenar las huellas mnémicas según nuevos nexos.
2) La segunda trascripción es en el inconsciente (Icc), ordenada por otros nexos. Las huellas Icc
son recuerdos de conceptos, inaccesibles a la conciencia.
Hay una tendencia a la nivelación cuantitativa: cada reescritura posterior inhibe la anterior y
desvía de ella el proceso excitatorio.
Hay también una defensa normal entre trascripciones de la misma variedad, a causa de un
displacer, y una patológica (represión) contra una huella todavía no traducida de una fase
anterior. Que la defensa termine en represión no depende de la magnitud del
desprendimiento de displacer, ya que un suceso que despierta cierto displacer cuanto más a
menudo se lo recuerde más inhibido quedará el displacer durante la trascripción-recuerdo.
Pero si el recuerdo al despertar desprende mayor displacer que el que tuvo en su momento, el
recuerdo se comporta como algo actual y no es inhibible en la fase posterior. Esto sólo es
posible en sucesos sexuales, porque las magnitudes de excitación que ellos desprenden crecen
por sí solas con el tiempo (con el desarrollo sexual).
Las zonas erógenas son partes del cuerpo que reciben un desprendimiento sexual. El ataque
histérico no es un aligeramiento, sino una acción: es un medio para la reproducción de placer.
El ataque de vértigo, el espasmo de llanto, todo ello cuenta con el otro, pero las más de las
veces con aquel otro inolvidable al que nadie igualará.
Interpretar un sueño significa indicar su sentido, sustituirlo por algo que se inserte como
eslabón en el encadenamiento de las acciones anímicas. El método podría definirse como
descifrado ya que trata al sueño como una escritura cifrada en que cada signo ha de traducirse
por una clave fija. En el procedimiento de Freud no se traduce con una clave establecida ya
que en diversas personas y contextos diferentes el mismo contenido onírico puede encubrir un
sentido diferente. El trabajo de interpretación no se dirige a la totalidad del sueño, sino a cada
uno de sus fragmentos.
Freud utiliza al sueño como un síntoma y aplica el método de la interpretación elaborado para
los síntomas. Para esto se necesitan dos cosas del paciente, que intensifique su atención para
sus percepciones psíquicas y que suspenda la crítica hacia sus pensamientos. En el trabajo
psicoanalítico el hombre que reflexiona difiere del que se observa a si mismo, ya que en la
reflexión entra en juego una acción psíquica y una crítica a consecuencia de la cual desestima
una parte de las ocurrencias que le viene, en cambio, el que se observa a si mismo sofoca la
crítica y de esa manera salen a su conciencia una multitud de ocurrencias que se otro modo
habrían permanecido inaprensibles. Con ayuda de este material se puede realizar la
interpretación de las ideas patológicas y de las formaciones oníricas. En el estado que se utiliza
para el análisis de los sueños y de las ideas patológicas, el sujeto renuncia al adormecimiento
donde emergen las representaciones involuntarias y la energía psíquica ahorrada se aplica a la
persecución atenta de los pensamientos involuntarios que afloran y conservan su carácter de
representaciones. Muchas personas encuentran difícil adoptar esta actitud porque los
pensamientos involuntarios suelen desatar resistencia, la idea es que las representaciones
involuntarias se vuelvan involuntarias.
“La inyección de Irma”, probablemente, es el sueño más famoso en la historia del psicoanálisis,
pues fue soñado e interpretado por el autor. Fue el primer sueño que utilizó para desarrollar
su teoría de la satisfacción de los deseos. A partir de éste, emergió la tesis sobre la
interpretación de los sueños. Freud soñó
“hay una reunión festiva en la residencia de Freud, éste se encuentra con Irma, una ex
paciente que presentaba un cuadro de histeria. Irma, se queja de dolor de garganta, estómago
y abdomen. En la recepción también está presente un médico, quien examina a Irma y le
diagnostica algo como difteria y le explica que esto se debe a que un amigo de Freud le ha
colocado una inyección con la jeringa sin esterilizar”. Freud interpretó que Irma reunía
características de varias mujeres reticentes a su método psicoanalítico. Sin embargo, atrás de
la trama del sueño, reconoce su deseo de no sentir culpa de los padecimientos de su ex
paciente. Ese mismo deseo de no sentirse culpable, es lo que lo llevó a culpar al colega, en el
sueño, ya que él como psiquiatra, no podría ser responsable de una dolencia orgánica. El día
anterior al sueño, Freud se había encontrado con ese amigo médico y había tenido una
diferencia de opinión con él. Éste le contó a Freud, que ahora él estaba atendiendo a Irma y
ella seguía mucho mejor. Freud entendió este comentario, como una crítica hacia su terapia y
como para justificar este reproche esa misma noche escribió la historia clínica de Irma. En el
sueño atribuye la responsabilidad de los problemas de Irma a su colega, pero, en realidad es él
quien se siente culpable. Por lo tanto el contenido del sueño es la realización de un deseo.
CAP VII:
- DUDA: por ejemplo, que se manifiesta como incertidumbre sobre si un elemento pertenece o
no al sueño. Es efecto de la censura, hay una resistencia a la irrupción de los pensamientos
oníricos en la conciencia, es un genuino retoño e instrumento de la resistencia psíquica. La
resistencia es todo aquello que perturba la labor analítica, es decir la asociación libre.
- OLVIDO: se ve reflejado en las lagunas o cuando se tiene un vago recuerdo del sueño.
También se explica por la resistencia. Pero como dije anteriormente, aún cuando se recuerden
pocos elementos, la interpretación se puede realizar
Tienen la característica de ser presentes, no existe el optativo (quizás u ojalá). No existe el “no”
(el principio de la no contradicción), el pensamiento se trasmuda en imágenes sensoriales
(vivenciar alucinatorio-exclusivo del sueño) y la regresión (no es exclusiva de los sueños): el
pensamiento recibe un tratamiento regresivo. El aparato psíquico está construido como un
aparato de reflejos. En lo relativo al aparato psíquico (anímico): El aparato reflejo tiene una
dirección, parte de estímulos (internos o externos), y termina en inervaciones (transmisión de
energía a los nervios o un sistema eferente, para descargar energía). Hay un extremo sensorial
y uno motor. En el sensorial se encuentra un sistema que recibe las percepciones, y en el
motor otro que abre las esclusas de la motilidad. El aparato psíquico de reflejos es de la
siguiente manera:
El APARATO PSÍQUICO tiene una localidad psíquica (no anatómica) y está compuesto por
elementos llamados instancias o sistemas que no tienen un ordenamiento espacial sino una
secuencia fija que se establece por el recorrido de la excitación dentro de una determinada
serie temporal. Extremo sensorial del aparato psíquico: El sistema perceptivo recibe los
estímulos perceptivos, pero nada conserva de ellos, por lo tanto carece de memoria; de lo
contrario no podría desempeñar su tarea.
que sólo puede acceder a la conciencia tras modificaciones que recibe el proceso de excitación
por medio del Preconsciente. El sistema inconsciente es el punto de partida para la formación
del sueño (deseo inconciente, infantil, sexual, reprimido), con pensamientos oníricos que
pertenecen al Preconsciente (restos diurnos) y un deseo de dormir prcc (percepción y
motilidad están fuera del aparato)
2do tramo: el carácter alucinatorio del sueño se explica porque la excitación, en lugar de
propagarse hacia el extremo motor lo hace hacia el perceptivo, tiene carácter regrediente,
(desde el pensamiento hasta el material en bruto de las huellas mnémicas). Durante el sueño
las intensidades adheridas a las representaciones son trasferidas de una a otra por obra del
trabajo del sueño (desplazamiento). Los recuerdos están cargados con una alta vivacidad
sensorial funcionando como polos de atracción para la excitación La regresión significa que la
representación vuelve a mudarse en la imagen sensorial de la que alguna vez partió, regresa el
material en bruto. Lo que posibilita el camino regrediente de la excitación es que las la esclusas
de la motilidad están cerradas, el rechazo de la censura de la conciencia y la atracción de las
huellas mnémicas investidas. Entonces, la regresión es repulsión (por la censura de la
conciencia) y atracción (por el inconciente). Permite una total investidura alucinatoria de los
sistemas perceptivos. La mudanza de los pensamientos en imágenes es consecuencia de la
lucha que ejerce con la censura el recuerdo inconciente para expresarse. Por lo tanto, el sueño
puede ser un sustituto de la escena infantil alterado por transferencia a lo reciente. La escena
infantil no puede imponer su renovación, debe conformarse con regresar como sueño. El
sueño es una reanimación de la infancia del soñante, de las mociones pulsionales que lo
gobernaban, y los modos de expresión que disponía. Conserva la antigüedad del alma y se
refresca una excitación visual que alguna vez fue actual y ahora es recuerdo
3er tramo: el camino es progrediente porque el sueño despierta la conciencia (yo veo lo que
estoy soñando)
ACERCA DEL CUMPLIMIENTO DE DESEO: Los elementos para la formación del sueño son: deseo
onírico inconciente que proviene de un deseo infantil sexual reprimido, los restos diurnos son
deseos preconcientes, mociones psíquicas de cualquier otra índole, impresiones recientes y un
deseo prcc de dormir. El sueño, como continuador del trabajo diurno, lleva a término una
tarea irresuelta de la vigilia. Durante el sueño, lo inconciente, ofrece la fuerza pulsionante
(energía) para un cumplimiento de deseo. La naturaleza psíquica del desear se relaciona con el
alucinar. Ficción de un aparato psíquico y tiempos de formación: Punto 1: Principio de
constancia. El primer método que utilizaba Freud era el método catártico. Se suponía que el
sujeto no había abreaccionado determinado afecto y cuando éste alcanzaba cierto umbral,
debía ser descargado (afán de mantenerse libre de estímulos, evitar la acumulación de la
excitación para mantener la homeostasis). De esta manera en su primera construcción, adoptó
el esquema del aparato reflejo: descargar
por vías motrices, una excitación sensible que le llegaba desde fuera. Estamos antes un plano
instintivo con la mera satisfacción de la necesidad. No hablamos de aparato psíquico todavía
Punto 2: Apremio de la vida (son los primeros momentos en la vida). A partir de una necesidad
corporal (hambre en un bebé) se impone una excitación que busca descargarse vía motilidad
(instinto-llora o patalea). Pero la situación se mantiene inmutable, porque la excitación que
parte de una necesidad interna (el hambre) corresponde a una fuerza continúa. Aparece un
cambio cuando por algún camino se hace la experiencia de la vivencia de satisfacción que
cancela el estímulo interno. Como resultado, nos quedan dos huellas: una huella mnémica
(recuerdo) de la excitación producida asociada a una imagen mnémica (percepción) de aquello
que satisfizo tal necesidad (hambre-teta). La vivencia de satisfacción es una hipótesis que F
construye para explicar la lógica del deseo: el aparato como un máquina de desear (del mismo
modo que se apoya en la hipótesis auxiliar para explicar el mecanismo de la defensa)
La próxima vez que sobrevenga esa necesidad, se suscitará una moción psíquica de restablecer
la situación de la satisfacción primera. Esta moción es el DESEO, la reaparición de la percepción
es el cumplimiento del deseo. Como primer actividad psíquica, el desear termina en alucinar
como búsqueda de una identidad perceptiva: una tendencia a repetir la vivencia de
satisfacción, alucinar esa huella y volver a investirla (este es un primer modo de desear, un
desear regresivo). La alucinación implica un gran gasto energético para el aparato, está más
cerca de la percepción. La identidad perceptiva pertenece al sistema inconciente: investidura
libre, móvil, susceptible de desplazamiento y condensación (proceso primario). A partir de la
vivencia de satisfacción podemos hablar de aparato psíquico. El aparato comienza a funcionar
a deseo y el sujeto está movido por la realización de un deseo. El deseo es una corriente que
parte del displacer y apunta al placer, es dinámico. (estatuto conceptual del deseo: primer
intento de formalización del deseo) ,por lo tanto el aparato está regulado por las percepciones
de placer y displacer. La acumulación de la excitación es percibida como displacer y debe ser
descargado.
Se produce la ruptura del principio de constancia por el principio de placer: tendencia natural
al placer y evitación del displacer (satisfacción inmediata). El placer no está en la descarga, sino
en el desear con una tensión constante. El deseo es por definición insatisfecho
-una inhibición (disminución) de la investidura: energía ligada a contenidos prcc que fluye en
forma controlada, quiescente, ya que si no se detienen el desplazamiento y la condensación no
se podría pensar en forma ordenada y coherente.
La censura entre el Pcc y el Icc es el guardián de nuestra salud mental. Cuando dormimos,
están cerradas las puertas de la motilidad, son permitidas cuantas mociones de lo Icc quieran
aparecer, y son inofensivas porque no ponen en funcionamiento el aparato motor.
El Icc conoce la única meta de cumplir deseos, y la única fuerza de las mociones de deseos.
Los pensamientos oníricos se engendran durante el día (no durante el dormir) (restos diurnos),
pasando inadvertidos para nuestra conciencia. Son susceptibles de conciencia: el devenir
conciente está relacionado con la función psíquica de la atención. [Poniendo atención algo
seguimos un determinado camino, una determina ilación de pensamientos].
Por lo tanto, los pensamientos oníricos pertenecen al sistema PRECONCIENTE, están formados
de acuerdo al proceso secundario pero son tratados como elementos del inconciente porque
sufren condensaciones y desplazamientos (proceso primario). Es decir, tienen conexión con los
restos diurnos (que son preconcientes) y con el deseo inconciente.
[Representación meta: es lo que guía una ilación de pensamientos]. Es decir, desde una
representación meta, una cantidad de energía de investidura móvil (magnitud de excitación) se
desplaza a lo largo de las vías asociativas. Una ilación de pensamientos que fue descuidada no
posee carga de investidura, y si fue sofocada o desestimada, ésta fue retirada. Una ilación de
pensamientos investida con una meta puede atraer la atención de la conciencia y recibir una
sobreinvestidura.
Establece una equivalencia entre el trabajo del sueño y la producción de un síntoma histérico:
de la misma forma que un síntoma es una formación sustitutiva producto de la defensa ante
una representación sexual infantil reprimida; en el sueño también es una formación sustitutiva
producto de deseos inconcientes infantiles y reprimidos que constituyen el genuino motor
para la formación de él. Como ambos son formaciones del inconcientes están sujetos a las
leyes del proceso primario: condensación y desplazamiento. La contraparte de la vivencia de
satisfacción es la vivencia de terror frente a algo exterior (primer abordaje de la
conceptualización del afecto). Se produce cuando actúa un estímulo de excitación dolorosa.
Por lo tanto, el aparato buscará se sustraerse de la percepción y del dolor (movimiento de
huida). No queda inclinación a reinvestir la percepción, sino a abandonar de nuevo la imagen
mnémica penosa cuando se evoque de algún modo. Este extrañamiento del aparato respecto
del recuerdo penoso es el primer ejemplo de represión psíquica (esfuerzo de desalojo). A
consecuencia del principio de placer, el sistema Icc es incapaz de incluir algo desagradable en
las ilaciones de pensamientos. No puede hacer otra cosa que desear. El sistema Pcco inviste el
recuerdo displacentero para inhibir la acción motriz, que llevaría al displacer. El Pcc sólo puede
investir una representación si está en condiciones de inhibir el desarrollo de displacer que
parte de ella.
Al proceso que ocurre en el primer sistema se llama proceso primario, y a aquel que ocurre en
el segundo por la inhibición impuesta proceso secundario. En el Icc hay energía móvil o libre, y
en el Pcc ligada. El proceso primario apunta a la identidad de percepción; el secundario a la
identidad de pensamiento, pensar como un todo, que equivale a un rodeo desde el recuerdo
de satisfacción que se toma como representación meta, hasta la investidura idéntica del
recuerdo a través de las vías que conectan representaciones.
En este txt Freud inicia su relato distanciándose del método de Breuer. Recomienda a los
pacientes que comuniquen todo aquello en cuanto se les pase por la cabeza, aunque no les
parezca importante, pide con énfasis que no excluyan de la comunicación pensamiento ni
ocurrencia alguna, por mas que les resulte vergonzoso o penoso hacerlo.
Infiere que las amnesias son el resultado de un proceso de regresión y cuyo motivo es el
sentido del displacer. Cree que las fuerzas psíquicas que han originado esta respuesta se
registran en la resistencia: “retoños de los productos psíquicos reprimidos”. Desfigurados estos
últimos provocados por la resistencia que se opone a la reproducción. Cuanto mayor es la
resistencia, mayor es la deformación.
Objeto de trabajo son las ocurrencias, también los sueños (que brindan la via de acceso mas
directa al icc), las acciones no deliberadas, los deslices que comete en las operaciones de la
vida cotidiana.
Puede decirse que la tarea de la cura es suprimir las amnesias. Deben deshacerse todas las
represiones, volver asequible lo icc a la cc, lo cual se logra venciendo las resistencias. (primer
paradigma o punto clínico del psicoanálisis).
Freud considera que la psicoterapia es el método de efecto más penetrante y que más permite
avanzar y por el cual se consigue la modificación mas amplia del enfermo. Es tb el único
método que nos enseña sobre la génesis y la trama de los fenómenos patológicos.
Freud realiza una distinción entre el método sugestivo hipnotico y el método catártico al que
llama analítico. La técnica sugestiva no busca el origen, la fuerza y la significación de los
síntomas patológicos, sino que sobrepone algo: la sugestion. En cambio el método analítico, no
quiere agregar nada, no quiere introducir nada, sino por el contrario, quiere extraer algo, y con
este fin se preocupa por la génesis de los síntomas patológicos y de las conexiones de la idea
patógena que se propone hacer desaparecer.
El tto implica exigencias tanto para el enfermo (ttos largos, costosos, y el sacrificio de confesar
lo que prefiere callar) como para el médico.
-no son asequibles de tto pacientes psicóticos o con estado de confusión mental y de
melancolía profunda
Son pausibles de tto todas las formas crónicas de la histeria, las neurosis obsesivas y otras
perturbaciones análogas.
El tratamiento psicoanalítico poder ser considerado como una segunda educación encaminada
al vencimiento de las resistencias internas. La necesidad de esta 2da educación se hace sentir
especialmente en cuanto al elemento anímico de su vida sexual. La privación y la abstinencia
sexuales son uno de los factores en el mecanismo de las neurosis. El otro factor es la
repugnancia sexual, su incapacidad para amar (el rasgo psíquico llamado represión). Solo a
partir del conflicto de entre ambas aspiraciones se produce la contracción de las neurosis
(deseo y la defensa).
1910: LAS PERSPECTIVAS FUTURAS DE LA TERAPIA PSICONALITICA
aspectos contratransferenciales, dado que ningún psicoanalista llega más allá en cuanto se lo
permiten sus propios complejos y resistencias, por lo que es necesario el autoanálisis.
El conjunto de estas conferencias son las que Freud realiza en estados unidos, son un
compendio de los conocimientos psiconaliticos hasta 1910. Gran marketinero Freud!!!!
Conferencia III
En los enfermos en tto ejercen su acción eficaz dos fuerzas encontradas: el afán cc de traer a la
ccia lo olvidado presente en su icc, y la consabida resistencia que se presenta contra ese
devenir consciente de lo reprimido o de sus retoños. Si la resistencia es mínima lo olvidado
deviene consciente sin desfiguración. Por lo que la desfiguración es mayor cuando mas fuerte
es la resistencia. Por ello las ocurrencias son una formación sustitutiva de lo reprimido.
Existen diferentes recursos técnicos para descubrir lo icc: las ocurrencias, la interpretación de
los sueños, los actos fallidos, las acciones sintomáticas, los chistes, la transferencia.
Conferencia IV
La etiología de los síntomas se halla en la vida amorosa infantil de los enfermos. Por ende, el
trabajo analítico no se detiene en las vivencias actuales ni en las que contrajo la enfermedad,
sino que se remonta siempre hasta la primera infancia y pubertad.
Existe una sexualidad infantil dado que el niño tiene sus pulsiones y quehaceres sexuales desde
el nacimiento. En ppio la pulsión sexual se descompone en elementos que provienen de
diversas fuentes y son independientes de la función reproductora. Obedece a la ganancia de
diversas clases de sensaciones placenteras que reunimos bajo el titulo de placer sexual. En esta
primera fase de la vida sexual infantil la satisfacción se halla en el cuerpo propio
(autoerotismo) y prescinde de objeto ajeno. Las zonas erógenas son todos los lugares
significativos para la ganancia de placer sexual.
Desde muy temprano se exteriorizan en el niño aquellos componentes pulsionales del placer
sexual o de la libido que tienen por premisa una persona ajena en calidad de objeto. Estas
pulsiones se presentan en pares opuestos, como activas y pasivas. Los exponentes mas
importantes de este grupo son:
La vida sexual del niño en la que una de las pulsiones se procura placer casi
independientemente de todas las otras experimenta una síntesis y una organización en dos
direcciones principales: 1) por una parte las pulsiones singulares se subordinan al imperio de la
zona genital, por cuya vía toda la vida sexual entra al servicio de la reproducción y la
satisfacción; y 2) la elección de objeto promueve la satisfacción de todos los componentes de
la pulsión sexual en la persona amada.
En el desarrollo de la función sexual no todos los individuos llegan a esta organización. Pueden
aparecer secuelas, anormalidades o predisposiciones a contraer enfermedad mas tarde por el
camino de la involución (regresión).
La elección primitiva de objeto del niño de sus deseos eróticos son sus padres, pero sobre todo
uno de ellos (el de sexo opuesto). Los sentimientos que despiertan en estos vínculos entre
progenitores e hijos no son solo de naturaleza positiva y tierna, sino tb negativa y hostil. El
complejo asi formado esta destinado a una pronta represión , pero sigue ejerciendo desde lo
icc un efecto grandioso y duradero, que constituye el complejo nuclear de toda neurosis.
Conferencia V
Los seres humanos enferman cuando a consecuencia de obstáculos externos o de un defecto
interno de adaptación, se les deniega la satisfacción de sus necesidades eróticas en la realidad.
Vemos que luego se refugian en la enfermedad para hallar con su auxilio una satisfacción
sustitutiva de lo denegado.
Los síntomas patológicos contienen una parte de la actividad sexual del sujeto o a veces su
vida sexual entera.
La realidad es frustrante, por ello, los hombres nos refugiamos en fantasías en las cuales
compensamos los defectos de la realidad. En estas fantasías se contiene el núcleo de la
genuina naturaleza constitucional de la personalidad y también de sus mociones reprimidas de
la realidad efectiva. Donde esto fracasa a consecuencia del mundo exterior y la debilidad del
individuo, surge el apartamiento de la realidad, el individuo se retira a su satisfactoria fantasía
y en el caso de la enfermedad convierte su contenido en
síntomas. Hay sujetos que pueden transformar por medio de la sublimación sus fantasías en
creaciones artísticas.
Cuáles son los destinos de los deseos icc liberados por el psicoanálisis? El resultado más
frecuente es que ya durante el tto sean dominados, la represión es sustituida por un juicio
adverso llevado a cabo con los mejores medios. El yo, que había llevado a cabo anteriormente
una represión xq en dicho momento no se hallaba bien organizado y era débil, en su actual
madurez y fuerza puede dominar lo que le es hostil. También pueden ser sublimados, por lo
cual no queda perdida la energía de los deseos infantiles, sino que quedan elevados a un fin
mayor. Y por ultimo, puede suceder también que cierta parte de los impulsos libidinosos
reprimidos tenga derecho a una satisfacción directa y debe hallarla en la vida.
1911: FORMULACIONES SOBRE LOS DOS PPIOS DEL ACAECER PSIQUICO
Los procesos psíquicos primarios (icc) obedecen al principio del placer. La actividad psíquica se
retira de los actos que pueden llegar a causar displacer, o sea, se produce la represión. Luego
el principio del placer, resulta interceptado por el principio de la realidad. Este principio, va a
traer algunas consecuencias:
a. La realidad exterior cobró mayor importancia y también con ella, los órganos sensoriales.
Entonces surge en lugar de la represión, el fallo imparcial, que decidirá si una representación
es verdadera o falsa, o sea, si está o no en consonancia con la realidad (esto lo hace por
comparación con las huellas mnémicas de la realidad). La suspensión de la acción fue
procurada por el proceso del pensar. El pensar fue dotado de algunas propiedades que
posibilitaron al aparato anímico soportar la tensión de estímulo elevada.
d. El yo placer desea, trabaja para ganar placer. El yo realidad aspira a beneficios y se asegura
contra los perjuicios. Se abandona por lo tanto un placer momentáneo, solo para ganar por el
momento un placer seguro que vendrá después.
e. La educación puede decirse que incita a vencer el principio del placer, y a sustituirlo por el
de la realidad.
g. El yo es quien recorre el camino desde el yo placer hacia el yo realidad; mientras tanto, las
pulsiones sexuales van desde el autoerotismo inicial, hasta el amor de objeto al servicio de la
función de reproducir.
Para el tratamiento es necesario tomar noticia cada vez de la superficie psíquica del enfermo y
mantenerse orientado hacia los complejos y las resistencias por el momento puedan moverse
en su interior, y hacia la eventual reacción consciente que guiara su comportamiento frente a
ello.
Uno debe conformarse con la interpretación que puede obtener en una sesión aun si no
alcanzo a discernir por completo el contenido del sueño. En la sesión siguiente no se prosigue
el trabajo interpretativo sino solo si se nota que entretanto ninguna otra cosa se ha esforzado
en el enfermo hacia el primer plano.
Si sobrevienen sueños nuevos antes que haya acabado el anterior uno se detendrá sobre estas
nuevas producciones y no con las más antiguas. No hay que darle demasiada importancia a la
interpretación de los sueños ya que por lo contrario se corre el riesgo de guiar la resistencia
hacia la producción onírica y provocar una derrota de los sueños. Hay que educar más bien al
analizado en la convicción de que el análisis en cualquier caso hallara material para continuar
aun si el aporto o no sus sueños. En casos graves de neurosis es imposible por principio
solucionar por completo una producción onírica extensa ya que una producción así se edifica a
menudo sobre el material patógeno del caso en su conjunto, material del que aún no tiene
noticia ni el medico ni el paciente. Estos se llaman sueños programáticos o biográficos. En el
momento de Interpretar un sueño tal, todas las resistencias presentes y todavía intactas
entraran en actividad poniendo un límite a la interpretación. Por lo tanto no se renuencia a
nada posible cuando se resigna el propósito de la interpretación completa de un sueño.
Tampoco se pierde nada si se interrumpe la interpretación de un sueño más antiguo por uno
más reciente ya que varias escenas sucesivas del mismo sueño pueden tener idéntico
contenido. Cada moción de deseo que hoy se procura y se lo retomara en otro momento
mientras no sea entendida ni se sustraiga del imperio de lo inconsciente así, el mejor camino
para la interpretación de un sueño consistirá en dejarlo para consagrarse el nuevo sueño, que
retoma el mismo material en una forma más accesible.
Los sueños iniciales son ingenuos ya que revelan muchísimo más a quien los escucha, en esto
se parece a los sueños de los hombres sanos. Mientras más haya aprendido el paciente sobre
la práctica de la interpretación de los sueños, tantos más oscuros se volverán sus sueños
ulteriores
En este texto Freud nos asiste con indicaciones acerca de cómo conducirnos como analistas.
Entre ellas podemos decir:
-No utilizar recurso auxiliar, como tomar notas extensas. Dado que esto implicaría fijar la
atención en cuestiones particulares y debemos mantener una ATENCION PAREJA FLOTANTE.
Esta es una de reglas fundamentales: escuchar y no hacer caso si se fija en algo, sino prestar
atención a todo lo que escucha. Por su parte, el analizado debe acatar otra de las reglas
fundamentales: la ASOCIACION LIBRE.
- Acerca de los sueños, Freud prefiere que los escriba el propio paciente.
-Todo aquel que conduzca un análisis debe también someterse a un análisis con un experto
-El analista no debe poner en juego su propia individualidad revelando defectos y conflictos. La
confianza no es una técnica del psicoanálisis.
-No debe haber actividad pedagógica. No se deben prescribir metas a los deseos del paciente.
Es preciso ser tolerantes frente a las debilidades del enfermo.
-Es incorrecto dictar al analizado deberes: como recopilar recuerdos, reflexionar sobre cierta
época de su vida, etc. Uno deberá mostrarse inflexible ante los pacientes que reflexionan
mucho sobre su estado, ahorrándose asi el hacer algo para llegar a dominarlo.
-Freud acepta a los nuevos enfermos provisoriamente en periodo de prueba. Este periodo
tiene una motivación diagnostica, que es evaluar si el paciente puede someterse a un análisis.
- Está contraindicado que médico y paciente tengan una relación previa: vínculos amistosos,
trato social o familiar.
-Se debe desconfiar de aquellos que quieran comenzar la cura con una postergación
-Respecto al tiempo: se asigna un horario a cada paciente aun si no lo utilice, es necesario ser
estricto con las inasistencias.
-Respecto al dinero: debe tratarse el tema con la misma naturalidad en que pretenden tratarse
los asuntos de la vida sexual. Dado que se suelen tratar los temas de dinero de la misma forma
que los temas sexuales, es decir con mojigatería e hipocresía, el analista se sincerará respecto
al tema del dinero. No se aconseja el tto gratuito
-Se recomienda el uso del diván, mientras el paciente se recuesta, el analista se sienta atrás, de
modo que él no lo vea. De esta manera no permanece el analista bajo la mirada fija, ni distrae
al paciente con sus gestos.
-Una vez reguladas las condiciones de la cura se plantea la pregunta acerca de con que
material debe comenzar el tto. Y no hay un material específico. Se debe indicar al paciente:
“cuénteme, por favor lo que
sepa de Ud. mismo” “Diga cuanto se le pasa por la mente, no olvide nunca que ha prometido
absoluta sinceridad y nunca omita algo con pretexto de que por alguna razón le resulte
desagradable comunicarlo”
-No permitir que los pacientes preparen su relato previo a la sesión, dado que lo hacen para
protegerse del afloramiento de ocurrencias indeseables.
-Mientras las comunicaciones y ocurrencias del paciente fluyan sin detención, no hay que tocar
el tema de la transferencia.
-Cuando debemos empezar a realizar comunicaciones? No antes de que se haya establecido en
el paciente una transferencia operativa, un rapport en regla. El paciente enlaza al médico en
una imago de personas de las que recibió amor. El analista por tanto, no debe tomar un lugar
moralizante ni subrogante de una parte. Debemos ser cautelosos en la comunicación antes de
que se produzca una transferencia operativa, ya que solo se generaría un atraso en el tto.
Puesto que el sujeto no puede conectar la interpretación desde el recuerdo traumático
reprimido, y aumenta la resistencia. Cuando se comunica, el paciente debe estar próximo a
descubrirlo por si mismo.
-El tto analítico procura la energía necesaria para el vencimiento de las resistencias,
movilizando las energías preparadas para la transferencia, informándole le señala los caminos
por los que debe dirigir tales energías. La transferencia logra suprimir muchas veces por si
misma los síntomas patológicos, pero solo provisionalmente. Las nuevas fuentes de energía
que el analista procura al enfermo nacen de la transferencia y de la instrucción de sus procesos
psíquicos. Mas para iniciar esta ultima deberá esperar la aparición de la transferencia, esta es
la razón por la que debemos retener nuestra primera comunicación hasta establecer una
fuerte transferencia.
De este modo, la transferencia que surge en la cura analítica se nos muestra siempre, al ppio,
como el arma más poderosa de la resistencia y podemos deducir la conclusión de que la
intensidad y la duración de la transferencia son efecto y manifestación de la resistencia. El
mecanismo de la transferencia queda explicado con su referencia a la disposición de la libido,
que ha permanecido fijada a imagos infantiles. Pero la explicación de su actuación en la cura
no la conseguimos hasta examinar sus relaciones con la resistencia.
NO LO REPRODUCE COMO RECUERDO, SINO COMO ACCIÓN. LO REPITE SIN SABER LO QUE
HACE. Ejemplo: no recuerda haber sido desafiante con el padre y ahora lo es con el analista.
En general la cura empieza con una repetición así, y aunque uno comunica la regla
fundamental, el paciente calla y afirma que no se le ocurre nada. Mientras el sujeto
permanece sometido al tratamiento no se libera de esta compulsión de repetir, y
comprendemos que este fenómeno es su manera especial de recordar.
Son reediciones, recreaciones de las mociones y fantasías que a medida que el análisis avanza
no pueden menos que despertarse, y hacerse conscientes; pero lo característico de todo el
género es la sustitución de una persona anterior x la persona del médico. Estas son vividas
como un vínculo actual con el analista. Algunos son vividas sin cambio alguno, otras son
sublimadas, sufren un cambio de contenido. Solo después de resolverse puede obtenerse en el
enfermo la sensación de convencimiento, en cuanto a la corrección de los nexos construidos.
La transferencia destinada a ser el máximo escollo para el psicoanálisis, se convierte en su
auxiliar más poderoso cuando se logra colegirla en cada caso y traducírsela al enfermo.
6) “A primera vista, parece una gigantesca desventaja metódica del psicoanálisis que en él la
transferencia, de ordinario la más poderosa palanca de éxito, se mude en el medio más
potente de la resistencia”. Despliegue las consecuencias de esta cita freudiana.
el analista pasa a ser a quien se le destina el amor, a quien se considera como objeto de amor
edipico en calidad de objeto total (como la madre y el padre) y tambien como un objeto parcial
de la líbido. (Objeto chupable, tocable, mirable). No se puede comprender el empleo de la
transferencia como resistencia sino se la piensa como una transferencia positiva por un lado, y
una transferencia negativa por el otro. Durante una cura analitica, la transferencia positiva se
presenta como motor para la misma. El paciente dirige mociones tiernas hacia el medico y
colabora durante el proceso. La transferencia como resistencia se evidencia cuando la
transferencia positiva se muda en transferencia positiva erótica o negativa hostil (La
transferencia positiva auto-erótica o negativa hostil sobreviene como repetición de fragmentos
de la vida penosos para el paciente. Según Freud, en el texto "Repetir, Recordar, Reelaborar",
estos son sucesos de la vida infantil que el enfermo no ha podido entender en el transcurso de
infancia, que no han sido olvidados y se manifiestan como rasgos patológicos de su carácter
con efecto retardado). En el caso de la transferencia auto-erótica, se encuentra el clásico caso
de la paciente que se enamora de su médico y parece no importarle nada más que su amor por
él sin tener miramientos por su enfermedad, y en el caso de la transferencia hostil el paciente
abandona su tratamiento. Sin embargo, a partir del fenómeno de la transferencia, la neurosis
originaria se muda en neurosis de transferencia y desde esta posición se encuentra el camino a
la cura. En esta neurosis, el analista ocupa un lugar ventajoso debido a que se encuentra en el
centro de la enfermedad ocupando el lugar de objeto, ya que la líbido que se encontraba
retrotraida en los objetos de la fantasía ahora se dirige a él. El analista ahora está dentro de la
enfermedad, cancelando los síntomas vía transferencia. Esta alteración de los síntomas
constituye la dimensión de la cura, ya que dicha alteración, sigue en pié aún cuando la
transferencia fué desmontada.
En este txt Freud comenta los cambios que había experimentado la técnica. Orientada en un
principio a abreaccionar, es decir, liberar una descarga emocional, con la cual el enfermo
liberaba el afecto ligado al recuerdo de un acontecimiento traumático a través de la hipnosis o
sugestión. Luego, renunció a estos, y pasó a primer plano la tarea de colegir desde las
ocurrencias del enfermo aquello que él denegaba recordar. Se quería sortear la resistencia
mediante el trabajo interpretativo y la comunicación de sus resultados al enfermo. En este
trabajo el médico pone al descubierto las resistencias, dominadas ellas el paciente narra con
facilidad los nexos olvidados. Todo esto significa a nivel descriptivo: “llenar las lagunas de
recuerdos” y a nivel dinámico “vencer las resistencias de la represión”.
NO LO REPRODUCE COMO RECUERDO, SINO COMO ACCIÓN. LO REPITE SIN SABER LO QUE
HACE. Ejemplo: no recuerda haber sido desafiante con el padre y ahora lo es con el analista.
En general la cura empieza con una repetición así, y aunque uno comunica la regla
fundamental, el paciente calla y afirma que no se le ocurre nada. Mientras el sujeto
permanece sometido al tratamiento no se libera de esta compulsión de repetir, y
comprendemos que este fenómeno es su manera especial de recordar.
Qué es lo que repite un paciente? Repite sus inhibiciones, actitudes inviables, rasgos
patológicos de carácter, todos sus síntomas. Reproduce lo reprimido, reproduce su pasado.
3) dar tiempo que el enfermo ELABORE la resistencia hasta ahora desconocida por él. En
enfermo debe elaborarla y dominarla continuando el tto conforme a la regla fundamental. Solo
al culminar la labor llegamos a descubrir en colaboración con el analizado las mociones
pulsionales reprimidas que alimentaban la resistencia. En la práctica, la REELABORACIÓN de las
resistencias puede constituir una penosa labor para el analizado, pero también constituye la
labor que ejerce mayor efecto y acción modificadora.
8) Cómo fundamenta Freud, que la pieza decisiva del mecanismo de la curación se ejecuta
cuando en transferencia se crean versiones nuevas del viejo conflicto. Desarrolle
Es esencial para superar las resistencias la relación que se establece con el analista en
transferencia: se crean nuevas versiones del conflicto viejo en las que el enfermo querría
comportarse como lo hizo anteriormente, mientras que el médico, reuniendo todas las fuerzas
anímicas disponibles del paciente lo obliga a tomar otro tipo de resoluciones. Se crea entonces
durante el vínculo que se establece con el terapeuta en el lugar de la enfermedad propia del
paciente una transferencia artificial: en lugar de los diversos tipos de objetos libidinales
irreales, aparece un único objeto también fantaseado: la persona del médico. Cuando la libido
se desliga del objeto provisional que es la persona del médico ya no puede volver a sus viejos
objetos y queda finalmente a disposición del yo. Hasta entonces, el enfermo no se liberará de
la compulsión de repetición ya que es su forma de recordar: ésta compulsión de repetir con la
transferencia, que en sí no es más que una pieza de repetición del pasado olvidado, se expresa
tanto en el médico como en todos los otros ámbitos de la situación y vínculos presentes que
transcurren simultáneamente en su vida.
Cuanto mayor sea la resistencia, mayor será la sustitución del recordar por el actuar. Si la cura
está liderada por una transferencia positiva, suave, se podrá alcanzar una profundización del
recuerdo en cuyo transcurso callan los síntomas patológicos. En cambio, si la transferencia se
vuelve hostil y se necesita de represión el recordar será inmediatamente reemplazado por el
actuar. Por lo tanto, se puede identificar que el tipo de transferencia da cuenta de las
resistencias que comandan la secuencia de lo que se repetirá. Lo que se repite es todo cuanto
desde las fuentes de su reprimido se pueden manifestar: sus inhibiciones, actitudes inviables y
rasgos patológicos del carácter además de todos los síntomas. Debido a que el hacer repetir en
el curso del tratamiento analítico equivale a convocar un fragmento de la vida real, no en
todos los casos es inofensivo ni carente de peligro: es por ello que suele ser inevitable que en
el transcurso de la terapia se produzca un “empeoramiento de la cura”. Partiendo de esta
fundamentación, se debe tratar la enfermedad no como un episodio histórico sino como un
poder actual, lo que da cuenta de que el trabajo del analista junto con el paciente consiste en
una reconstrucción al pasado. El médico queda enlazado en el centro de la cadena de las
representaciones en forma de un falso enlace del enfermo y le da a éste la posibilidad de
direccionar el tratamiento. Es por ello que Freud argumenta que la neurosis de transferencia
que surge en el analizado es la pieza fundamental que nos propicia las herramientas para
conducirlo hacia la cura.
“Con ayuda de una fantasía de transferencia vivenció como nuevo y presente lo que había
olvidado del pasado, o lo que sólo inconscientemente había discurrido en él. De un período
oscuro y difícil en el trabajo de tratamiento resultó, finalmente, que había designado como mi
hija a una muchacha con quien se topó en la escalera de mi casa. Ella excitó su complacencia, e
imaginó que yo era tan amable con él y le tenía tan inaudita paciencia sólo porque lo deseaba
para yerno, a raíz de lo cual elevó la riqueza y nobleza de mi casa hasta el nivel que tenía por
arquetipo. (…) Reproduzco uno de sus sueños de ese período para dar un ejemplo del estilo de
su figuración: El ve ante sí a mi hija, pero tiene dos emplastos de excremento en lugar de los
ojos. Para todo el que comprenda el lenguaje de los sueños, la traducción resultará fácil: Se
casa con mi hija, no por sus lindos ojos, sino por su dinero”
“Una vez relató un sueño que contenía la representación del mismo conflicto transferido a mi
persona. Mi madre había muerto. El sujeto quería darme el pésame, pero temía echarse a reir
impertinentemente al expresarme su condolencia, cosa que ya le había sucedido otras veces.
Prefirió entonces dejarme una tarjeta con las iniciales “p.c.” (pour condoler) escritas en ella,
pero al escribirlas se convirtieron en “p.f.” (pour feliciter)” Este sueño ofrece la explicación que
se ve tan frecuentemente en situaciones de duelo y que se le considera como una reacción
disculpable.
2) ¿Cómo alcanza el Hombre de las Ratas el convencimiento del papel que ocupa su padre en
la raíz de su enfermedad?
Sólo por el camino de la transferencia pudo el Hombre de las Ratas adquirir el convencimiento
de que su padre era quien ocupaba la raíz de su enfermedad.
En base a estos datos de la actuación, Freud aventura una construcción: de niño, a los 6 años,
su padre le había prohibido el onanismo. El paciente recuerda una escena donde su padre le
había hecho una reprimenda y él lo había desafiado e insultado. Ante la magnitud de esa ira se
vuelve cobarde, y sentía gran angustia ante situaciones de violencia. Una renovada
averiguación ante la madre, recuerda que fue castigado entre los 3 y 4 años por haber mordido
a alguien.
Se instaló desde una época muy temprana una ambivalencia afectiva (ira contra su padre
amado), devenida latente. Transferencialmente se comportaba con Freud como lo había hecho
con su padre: lo insultaba, lo apreciaba, temía que le pegara, etc. Quedó así el camino abierto
para comprender la representación de las RATAS. Recordemos que él había reaccionado
violentamente a dos dichos del capitán checo: la tortura de las ratas que despierta su erotismo
anal, y su reclamación de devolver el dinero a A. Se había identificado con su padre, también
militar por las palabras del capitán "Debes devolver el dinero al teniente A" que le sonaron
como una alusión a una deuda que una vez contrajo su padre jugando a las cartas ("spielratte"
es jugador empedernido o rata de juego).
En cuanto a la representación del castigo con las ratas, ésta despertó pulsiones y recuerdos
que adquirieron varios significados simbólicos: Las ratas equivalían a gusanos, a penes y a
hijos. La relación rata=pene lleva a que el castigo era una representación del coito anal; la
relación rata=hijo lleva a pensar que la rata era una representación de sí mismo pues él, como
las ratas, había mordido a alguien y era perseguido y castigado por ello, sintió, cuando el
capitán contó el castigo, que este era su padre que lo amenazaba con el mismo. También hay
una relación con la dama con quien iría a casarse (heiraten) y con quien no podía tener hijos. El
castigo de las ratas, donde estas entran en el ano, es una inversión defensiva, una
desfiguración de la entrada de las ratas=penes en el ano, fantasía basada a su vez en dos
teorías sexuales infantiles: que los hijos nacen por el ano, y que los varones pueden tener hijos
como las mujeres. Había blasfemado como su padre y su amada, a quienes amaba. Esto pedía
un castigo: imponerse un juramento imposible de cumplir, o sea,
devolver el dinero al teniente A. En el fondo de todo esto parece estar el conflicto entre
obedecer al padre y permanecer fiel a su amada.
Historial Clínico: Se presenta un joven universitario que acude a Freud diciendo que tiene
representaciones obsesivas desde sus cuatro años, y que en este último tiempo se le han
vuelto notoriamente intensas. Estas representaciones son en relación a que le suceda algo
malo a dos de las personas a quien el ama su padre y su amada. Además de esto, manifiesta
sentir impulsos obsesivos (por ejemplo cortarse el cuello con una navaja), y producirse todo el
tiempo prohibiciones producir prohibiciones con todo tipo de cosas. También en el comienzo
describe aspectos en relación a su vida sexual, manifestando que su primer coito fue
tardíamente, a la edad de los 26 años.
Recuerda también que a los 6 años espiaba a la señorita Lina cuando se desnudaba, y que
tiempo después había escuchado de dicha señorita un comentario hecho delante de otras
personas donde lo menospreciaba en relación con su sexualidad. Tambien remarca el hecho de
que a temprana edad ya tenía erecciones y que acudió a su madre para quejarse. Con esto
surge en el la idea enfermiza que sus padres sabrían sus pensamientos, cosa explicable por
habérselos declarado sin oírlos él mismo. En esto P ve el comienzo de su enfermedad.
Las palabras «Revelo en voz alta mis pensamientos sin darme cuenta» suenan como una
proyección al exterior de nuestra propia hipótesis de que el sujeto entraña pensamientos de
los que nada sabe; esto es, como una percepción endopsíquica de lo reprimido.
Se encuentra el niño bajo el imperio de un componente pulsional sexual, el placer de ver, cuyo
resultado es el deseo, que aflora siempre de nuevo y con mayor intensidad cada vez, de vez
desnudas a personas del sexo femenino que le gustan. Este deseo corresponde a la posterior
idea obsesiva. Este deseo es acompañado de un afecto penoso. Toda vez que piensa algo así,
es forzado a temer que suceda algo terrible, por ejemplo: “si tengo el deseo de ver desnuda a
una mujer, mi padre tiene que morir”. Es una pulsión erótica y una
sublevación contra ella, un deseo y un temor que lo contraría, un afecto penoso y un esfuerzo
hacia acciones de defensa.
-un deseo, aún no obsesivo (porque el yo aún no se ha puesto en pleno en contradicción con
él, y un temor, ya obsesivo, que lo contraría;
-una formación delirante: que sus padres sabrían sus pensamientos por haberlos declarado él
mismo sin oírlos. Esto revela la existencia de procesos inconcientes: 'digo mis pensamientos sin
oírlos' suena como una proyección hacia afuera de nuestro propio supuesto, a saber, que él
tiene unos pensamientos sin saber nada de ellos, como una percepción endopsíquica de lo
reprimido.
Es importante saber que antes del sexto año de vida hubieron vivencias traumáticas, conflictos
y represiones que cayeron bajo amnesia, pero dejaron como residuos ese temor obsesivo…
B. El gran temor obsesivo: En la tercer sesión sale a luz la experiencia que lo llevó a consultar,
la misma había ocurrido durante las maniobras militares en X, en las que durante las
maniobras perdió sus anteojos. Ahí mismo conoce a Un capitán, le cuenta un castigo que se
hace en Oriente donde sobre el trasero de la persona se penetran ratas 'por el ano'. y le
comenta que mientras escuchaba el relato surgió en el un miedo terrible de que ese castigo lo
sufrieran su padre y su amada… Durante el relato de la escena Freud nota en el hombre una
expresión de horror y a la vez fascinación…que el traducirá como el “goce anal”, ignorado por
él mismo. Al día siguiente es el mismo capitán que le comento el relato quien se le acerca con
un paquete del correo y le dice que el teniente A había pagado el reembolso por los lentes y
que debía devolvérselos.( las palabras del capitán fueron para el, una ilusiona la deuda impaga
del padre) En ese instante se le impuso una idea: “No devolver el dinero, de lo contrario
sucede aquello” (es decir, la fantasía de las ratas se realiza en el padre y la amada). Esta
sanción enseguida se elevó en un mandamiento a modo de juramento: “Tu debes devolverle al
teniente primero A las 3,80 coronas.” Frente a esto, El paciente intento varias veces devolver
el dinero implementando toda una serie de tortuosas acciones destinadas a devolverlo a pesar
de todo En esta sesión explicó también que desde un principio, y ya en los primitivos temores
de que les ocurriese algo a las personas de su particular afecto, había situado tales castigos no
sólo en lo temporal, sino también en la eternidad, Hasta los catorce o los quince años había
sido muy religioso, evolucionando desde entonces hacia su actual incredulidad.
En la sesión siguiente P mostró gran interés por las explicaciones de Freud y le surge la duda de
cómo puede tener efecto curativo la conciencia de la culpa, Freud le indica que el efecto
curativo pasa por descubrir el contenido ignorado al cual pertenece el reproche y la culpa, es
decir, por unir conciente e inconciente .El paciente relaciona la conciencia con la persona ética
y lo inconciente con el mal…e intuye acertadamente el vínculo de lo inconciente con lo infantil.
Freud le confirma esto diciendo que lo inconciente es aquella parte de la persona que una vez
reprimió (suplantó) y no acompañó su ulterior desarrollo.
En la sesión siguiente relata un relata otro hecho de su infancia a los doce años, el amaba a la
hermanita de una amigo pero ella no era con el lo que el esperase que fuera entonces es
cuando se le ocurre la idea de que una niña conocida le demostraría amor si a él le ocurría una
desgracia: la muerte de su padres se asombra de esto ya que eso para el era mas bien un
temor y no un deseo. Su padre para el era el hombre mas amado… Freud le dice que su
intenso amor al padre es la contrapartida del odio reprimido hacia él: conciente e inconciente
son opuestos. Es el mismo amor que impide al odio mantenerse conciente. El deseo de
eliminar al padre como perturbador es muy antiguo, y anterior al sexto año, que es cuando se
instala el recuerdo en forma continuada.
En la séptima sesión, recoge el sujeto nuevamente el mismo tema. No podía creer haber
abrigado jamás aquel deseo hostil al padre. P dice que la enfermedad se acrecentó luego de la
muerte de su padre: el duelo por él es la principal fuente de la intensidad de la enfermedad, y
halló en esta su expresión patológica (un duelo normal no tiene, como aquí, duración
ilimitada). Hasta aquí queda relatada la parte expositiva del tratamiento, que abarcó unos
once meses.
- El impulso suicida del paciente, el cual perdió semanas en el estudio a causa de la ausencia de
la dama que había partido de viaje a cuidar a su abuela que estaba enferma. Frente a esto se le
ocurrió el mandato de cortarse el cuello con una navaja de afeitar, luego cambio de parecer y
surgió el mandamiento de viajar hasta donde estaba su dama y matar a la anciana, y seguido a
este el mandamiento que le surge es el de mátate a ti mismo como autocastigo por
semejantes concupiscencias de furia y de muerte…
- La idea obsesiva de adelgazar, que le vino durante las vacaciones, donde comienza a hacer
sosas peligrosas que podían ocasionarle la muerte, para cumplir con su objetivo
Ambas ideas suicidas surgen como reacción frente a la ira contra una persona que resulta
perturbadora en el amor, ya que al paciente se le había ocurrido que su amada se podía
encontrar en ese lugar de vacaciones con su primo de quien estaba muy celoso.
- Otra vez, durante una tormenta, se le impuso la obsesión de llegar a contar hasta 40 ó 50
entre el relámpago y el trueno, sin saber en absoluto por qué había de hacerlo. El día en que su
amada se marchó, el sujeto tropezó en una piedra de la calle y tuvo que apartarla a un lado
porque se le ocurrió que, al cabo de pocas horas, pasaría por allí el coche de su amada y podía
tropezar y volcar en aquellas piedras. Pero minutos después pensó que todo aquello era un
disparate, y tuvo que volver y colocar de nuevo la piedra en el lugar que antes ocupaba en
medio de la calle.
vez: «¿Qué has dicho?» Y cuando se lo repetían pretendía que la primera vez habían dicho otra
cosa y permanecía insatisfecho.
Todos estos productos de la enfermedad dependen de un suceso que dominaba por entonces
sus relaciones con su amada
F. El ocasionamiento de la enfermedad: En la neurosis obsesiva, las ocasiones recientes de la
enfermedad se encuentran conservadas en la memoria. La represión ha utilizado aquí un
mecanismo diferente y, en realidad, más sencillo. En lugar de olvidar el trauma, le ha
despojado de su carga de afecto, de manera que en la consciencia queda tan sólo un
contenido ideológico indiferente y juzgado insignificante.
Así, el neurótico obsesivo tiene noticia de su trauma pues no lo olvidó, pero no tiene noticia
porque no discierne el significado de lo recordado.
En su familia existía un plan, el cual había sido la causa de la enfermedad del paciente … la
madre de P había sido criada en una familia de mucho dinero, dueños de una gran empresa
industrial, su padre al casarse con su madre entro a trabajar a esa empresa y obtuvo por el
pacto matrimonial una mejor situación económica… pero por “chistes” que solían hacerse sus
padres P supo que antes de conocer a su madre, su papa habia estado enamorado de una
muchacha pobre y linda , de familia modesta. Luego de la muerte de su padre a P le comunican
que le habrían arreglado un matrimonio entre sus familiares y le entregarían a una chica de
muy a buena posición cuando este terminara sus estudios y así se le abrirían extraordinarias
posibilidades.
Este es así el plan que desencadena el conflicto en P de que si debía mantenerse fiel a su
amada pobre o seguir las huellas de su padre y casarse con la chica de dinero… A este conflicto
entre el amor y el efecto de la voluntad del padre P lo soluciona “enfermando”…así se evita la
tarea de solucionarlo en la realidad…
En esta sesión le manifiesta a Freud un sueño que había tenido…En las escaleras de la casa de
Freud, P se había topado con una chica que pensó seria la hija de Freud… imagino que el buen
trato que Freud tenia para con él se debía a que este lo quería como yerno…a raíz de esto P
soñó con la chica (hija de Freud) en las escaleras pero en lugar de ojos tenía dos emplasto de
excremento. A lo que Freud interpreto de este sueño: Se casa con mi hija no por sus lindos
ojos sino por su dinero.
Lo que se interponía entre padre e hijo era algo del orden de la sexualidad: el padre había
entrado en oposición con el temprano erotismo del hijo. Sus ideas obsesivas infantiles se ven
cuando años después de la muerte del padre, cuando conoció por vez primera el placer del
coito, surgió en él la idea de que aquel goce era algo tan extraordinario, que merecía la pena
de asesinar a su padre para conseguirlo.
Poco tiempo antes de su muerte, el padre había tomado ya una actitud opuesta a la inclinación
que más tarde hubo de dominar a su hijo. Observó que buscaba la compañía de aquella
señora, y le aconsejó que se alejase de ella, diciéndole que de otro modo sólo conseguiría
ponerse en ridículo.
Un dato a destacar es que el paciente no desarrollo ningún onanismo en la pubertad, sino que
esto apareció en el recién a los 21 años, después de la muerte de su padre, ya que de niño su
padre le dio una reprimenda por realizar esta conducta, poniéndole fin al onanismo en P y
fijando así al padre como perturbador del goce sexual.
Poco a poco el paciente comprendía que se había instalado desde una época muy temprana
una ira contra su padre amado, devenida luego latente. Transferencialmente se comportaba
con Freud como lo había hecho con su padre: lo insultaba, lo apreciaba, temía que le pegara
etc.
Quedó así el camino abierto para comprender la representación de las ratas. Recordemos que
P había reaccionado violentamente a dos dichos del capitán checo: la tortura de las ratas, y su
reclamación de devolver el dinero a A: algún contenido inconsciente habrá sido tocado.
P se había identificado con su padre, también militar. Las palabras del capitán 'Debes devolver
el dinero al teniente A' le sonaron como una alusión a una deuda que una vez contrajo su
padre, y que había quedado impaga. El padre había pedido dinero pues lo perdió jugando a las
cartas ('spielratte' es jugador empedernido o rata de juego).
En cuanto a la representación del castigo con las ratas, ésta despertó el erotismo anal del
paciente, que en su infancia había desarrollado importante papel. Las ratas equivalían para P a
gusanos, a penes y a hijos. La relación rata=pene lleva a que el castigo era una representación
del coito anal, y la relación rata=hijo lleva a pensar que la rata era una representación de sí
mismo pues él, como las ratas, había mordido a alguien y era perseguido y castigado por ello. P
sintió, cuando el capitán contó el castigo, que este era su padre que lo amenazaba con el
mismo. También hay una relación con la dama con quien iría a casarse (heiraten) y con quien
no podía tener hijos pues había sido operada de los ovarios.
1915: LO INCONSCIENTE
1915: LA REPRESION
Siendo la pulsión, como la definiera Freud, “un concepto limítrofe entre lo psíquico y lo
somático” -es decir un fenómeno biológico con una representación psíquica- no la vamos a
poder conocer en la conducta manifiesta del sujeto, sino a través de sus equivalentes
psíquicos: los deseos, tendencias, excitaciones, representaciones y fantasías. De esta manera,
deformado, transformado, llega a la conciencia e incita al Yo a actuar para ser descargado en el
mundo exterior, logrando así la satisfacción que busca. Los pacientes, según Freud, al no
recordar los sucesos reprimidos los repiten en su vida cotidiana, causándose a sí mismos
mucho dolor. A esta conducta, que constituye uno de los principales fenómenos clínicos que
fundamentan su teoría, la llama compulsión a la repetición y asegura que no está regida por el
principio de placer.
A. Instinkt es un comportamiento animal fijado por la herencia que aparece en una forma casi
idéntica en todos los individuos de una misma especie, preformado en su desenvolvimiento y
adaptado a su objeto para cumplir un fin determinado. Corresponde a la noción clásica de
“instinto animal” que maneja la etología.
B. Trieb, en cambio, significa literalmente empuje y puede ser bien traducido por “impulso o
pulsión” queriendo significar con ello el proceso dinámico (energético, factor de motilidad)
originado en una excitación corporal (estado de tensión que hace que un organismo tienda a
descargarse, según el principio de constancia y que constituye el resorte del funcionamiento
del aparato psíquico).
primer aporte es señalar que en la pulsión sexual se verifican algunos de los caracteres de la
pulsión en general, que la diferencian del instinto, a saber:
a. Su objeto no está predeterminado biológicamente.
En 1910 Freud enuncia lo que seguirá siendo central en su primera teoría: pulsiones sexuales y
pulsiones de conservación, o del Yo. Aparecen aquí las pulsiones de autoconservación
asimiladas a las pulsiones del Yo; estas serían especialmente aptas para funcionar según el
principio de realidad, a diferencia de las pulsiones sexuales que actuarían siguiendo el principio
de placer.
En 1914 en “Introducción al narcisismo” introduce una distinción suplementaria: libido del Yo,
o narcisista, y libido objetal. En 1915 en “Las pulsiones y sus destinos” dice que la
autoconservación o amor a sí mismo refiere a la libido del Yo y la pulsión sexual al amor de
objeto. En 1920 en “Más allá del principio del placer” se plantea una nueva distinción: Instintos
o pulsiones de vida e instintos o pulsiones de muerte.
Freud intenta primero situar las pulsiones sexuales dentro de las pulsiones de vida, pero para
eso tenía que hacer coincidir las pulsiones del Yo con las pulsiones de muerte. Entonces llegó a
afirmar que las pulsiones de conservación son parciales y están destinadas a asegurar al
organismo su camino hacia la muerte. Finalmente Freud concluye en que los instintos sexuales
y de conservación tienen ambas pulsiones: de vida y de muerte. Y que si bien estas pulsiones
tienen su origen en el Ello, el Yo es el verdadero y primitivo depósito de la libido. Ambas
pulsiones de vida y de muerte pueden verse actuar en todas y cada una de las instancias. En
1938 denomina instinto a las fuerzas que suponemos actuando tras las tensiones causadas por
las necesidades del Ello.
En su ensayo “Las pulsiones y sus destinos”, Freud trata de definir la pulsión con sus
características esenciales. “En ella podemos distinguir una fuente, un objeto y un fin”, dice.
“Por fuente se entiende aquél proceso somático que se desarrolla en un órgano y es
representado en la vida anímica por la pulsión”. “El objeto de la pulsión es por medio del cual
ella alcanza su satisfacción”. No es necesariamente algo exterior al sujeto sino que puede ser
una parte cualquiera de su propio cuerpo y puede ser sustituido por otro durante la vida. El fin
de una pulsión es siempre la satisfacción, que sólo puede ser alcanzada por la supresión del
estado de excitación de la fuente.
En “Tres ensayos sobre una teoría sexual” Freud dice que tanto respecto al objeto como al fin
existen múltiples desviaciones. Por ejemplo: los destinos por los cuales pasan las pulsiones en
el curso del desarrollo y de la vida nos los podemos representar como modalidades de la
defensa contra ellas, y por lo que respecta a los fines, la transformación en lo contrario es una
de las defensas más complejas, cuyo análisis implica la transición de una pulsión desde la
actividad a la pasividad. Uno de los ejemplos de esto son los pares antitéticos sadismo-
masoquismo, dado que el masoquismo no es sino un sadismo dirigido contra el propio Yo.
Surge la comprensión de un nuevo destino de las pulsiones: la orientación contra la propia
persona. El masoquismo comparte el goce activo de la agresión a su propia persona. Más
adelante verá Freud en los fenómenos del sadomasoquismo una prueba de la existencia y
particular fusión de las pulsiones de vida y muerte.
Por impulso o empuje de la presión también lo denomina carga, presión, intensidad, montante
de energía, perentoriedad de la pulsión. Freud dice que cada pulsión es una magnitud de
actividad, pero cuando habla de pulsiones de pasividad, pone por ejemplo la de la satisfacción
pasiva del masoquista.
a. Pulsión de vida o Eros: Eros “intenta aproximar y mantener reunidas las partes de la
sustancia viva, y los llamados generalmente instintos sexuales aparecieron como la parte de
este “eros” dirigida hacia el
objeto. La especulación hace actuar a Eros, desde el principio mismo de la vida, como “pulsión
de vida”, opuesto a la “pulsión de muerte” surgida por la animación de lo anorgánico, e intenta
resolver el misterio de la vida por la hipótesis de estas dos pulsiones que desde el principio
luchan entre sí”. En el “Compendio” del 38, subraya: “La primera de dichas pulsiones básicas
persigue el fin de establecer y conservar unidades cada vez mayores, es decir, tiende a la
unión”.
Las pulsiones de vida abarcan no sólo las pulsiones sexuales, como se vio, sino también las
pulsiones de autoconservación: “La antítesis entre las pulsiones de autoconservación y de
conservación de la especie, así como aquella otra entre el amor yoico y el amor objetal, caen
todavía dentro de los límites de Eros”.
b. Pulsión de muerte o destrucción: Thánatos, que significa muerte en griego, es una palabra
que no aparece en los escritos de Freud. La pulsión de destrucción busca la disolución de las
conexiones, destruyendo así las cosas. Su fin último es el de reducir lo viviente al estado
inorgánico, por eso se denomina también, pulsión de muerte. “La libido tropieza en los seres
animados con la pulsión de muerte -en ellos dominante- que tiende a descomponer a estos
seres celulares y a conducir cada organismo elemental al estado de estabilidad anorgánica. A
esta libido se le plantea la labor de hacer inofensiva esta pulsión destructora orientándola en
su mayor parte hacia afuera, contra los objetos del mundo exterior. Una parte de ella queda
puesta al servicio de la función sexual, este es el sadismo propiamente dicho. Otra parte no
colabora con esta trasposición hacia el exterior y pervive en el organismo y queda fijada allí,
libidinosamente. En ella hemos de ver el masoquismo primitivo erógeno.”
¿Cuáles son los motivos más manifiestos que indujeron a Freud a establecer la existencia de
una pulsión de muerte? En primer lugar la compulsión a la repetición. Los diversos fenómenos
de repetición difícilmente pueden reducirse a la búsqueda del placer o de una satisfacción
libidinal, o a una tentativa de dominar las experiencias displacenteras. Por el contrario, son
vividas por el individuo como extremadamente penosas. ¿Pero qué es lo que se repite? Según
Freud, son experiencias manifiestamente displacenteras y resulta difícil comprender qué
instancia del sujeto podría hallar satisfacción en ellas.
“En la vida anímica existe realmente una obsesión de repetición que va más allá del principio
de placer y a la cual nos inclinamos ahora a atribuir los sueños de los enfermos de neurosis
traumáticas y los juegos de los niños”. La obsesión de repetición y la satisfacción instintiva
directa y acompañada de placer parecen confundirse aquí en una íntima comunidad. Los
fenómenos de la transferencia se hallan claramente al servicio de la resistencia por parte del
Yo que, obstinado en la represión y deseo de no quebrantar el principio de placer, llama en su
auxilio a la obsesión de repetición. Esta parece ser más primitiva, elemental e instintiva, que el
principio de placer al que sustituye.
Parece que no se pudiera encontrar coherencia en esta explicación teórica si no se vincula esta
obsesión de repetición con la pulsión de muerte. La repetición debe relacionarse, en último
análisis, con lo que existe de más pulsional, de demoníaco: la tendencia a la descarga que
ilustra el concepto de pulsión de muerte.
retrotrae lo vivo al estado inorgánico. De la pugna de ambas surgen los fenómenos de la vida a
los que la muerte pone fin.
Las transferencias son reimpresiones, reproducciones de las mociones y de los fantasmas, que
deben ser desvelados y hechos concientes a medida que avanza el analisis: lo caracteristico de
ellas es la sustitución de una persona anteriormente conocida por la persona del medico. La
neurosis de transferencia es una reedicion de la vieja enfermedad del enfermemo, es una
nueva enfermedad en la que los conflictos de las pulsiones infantiles se mudan a esa situación
de transferencia con el analista. Recaen sobre este las investiduras libidinosas de los objetos
prohibidos de la infancia, se ‘transfieren ’ a la persona del medico, creando asi nuevos
síntomas como satisfacciones libidinosas sustitutivas, que tienen que ver con la resistencia que
es opuesta por el enfermo a la cura, y que se manifiesta a partir de esta desfigurando las
mociones pulsionales reprimidas de la infancia, deplazadamente, a traves de la situación
transferencial.
Narcisismo secundario: designa ese mismo estado cuando reaparece por el retorno al yo de las
investiduras de objeto, es decir, designa una vuelta sobre el yo de la libido, retirada de sus
catexis objetales. “La libido retirada al mundo exterior ha sido aportada al yo, de manera que
aparece una actitud que podemos denominar narcisismo. Pero el delirio de grandeza en sí no
es creado de la nada; como sabemos, por el contrario, es la amplificación y la manifestación
más clara de un estado que ya había existido antes. Nos vemos entonces llevados a concebir
como un estado secundario, construido sobre la base de un narcisismo primario oscurecido
por múltiples influencias, a este narcisismo que ha aparecido reintroduciendo las investiduras
de objeto”. Esto significaría que el yo constituye el reservorio de la libido, desde el cual ésta se
distribuiría sobre los objetos exteriores, con retorno al lugar de origen si estos objetos no
brindan satisfacción.
El yo no es una dato biológico, sino un acto psíquico que se construye en la vida del sujeto y no
se da sin identificación. En otras palabras, para que ese yo se constituya, y más aun para que
aspire a tener la mejor imagen de si-mismo como yo-ideal (como imagen unificada de mí
mismo) es necesaria una instancia previa que es formulada en introducción al narcisismo como
ideal del yo.
El ideal del yo, se constituye a partir de la identificación primaria e implica el primer lazo
afectivo con otra persona (padres o sustitutos) que es tomada como instancia simbólica en
tanto ”como el padre quiere ser” en la cual la ligazon afectiva recae sobre los sujetos a
diferencia del Edipo en el que se trata de una elección de objeto en tanto “al padre quiero
tener” y a diferencia del narcisismo primario (anterior a toda identificación) en la cual el propio
si-mismo fue su propio ideal.
En resumen, puede decirse que el ideal del yo es una instancia de la personalidad que resulta
de la convergencia de un narcisismo primario (idealización del yo) y las identificaciones con sus
padres, sustitutos y los ideales colectivos, que constituye el modelo al que el sujeto intenta
ajustarse, para alcanzar su yo ideal como aquello a lo que aspira en tanto imagen unificada de
si mismo, o como instancia en la cual recae ahora el amor sobre si mismo que en la infancia
gozo el yo real.
6) Freud plantea que la represión es un proceso que se da en tres tiempos. Explique cadauno y
la relación entre ellos.
Es necesario empezar por entender cómo se da la represión y sus tres tiempos (represión
primaria, represión secundaria, retorno de lo reprimido).
7) Diferencie las neurosis narcisistas y las de transferencia según la Conferencia 26, articulando
narcisismo, fijación libidinal y síntomas.
Freud describe que la libido adherida a los objetos para ganar una satisfacción por medio de
ellos, puede también abandonarlos y regresar al yo. El nombre de esta colocación de la libido
es narcisismo. Como instancia previa a este se encuentra el autoerotismo, que se satisface con
objetos parciales, y consiste en la investidura libidinal del yo. El narcisismo es lo que permite la
posterior elección del objeto amoroso. Freud utiliza ejemplos de la vida cotidiana en que se ve
claramente cómo la libido abandona a los objetos invistiendo al yo: el enamoramiento, el
estado de dormir, la enfermedad orgánica y la hipocondría. La introducción del concepto de
narcisismo es lo que permite a Freud resolver el enigma de las neurosis narcisistas. En
condiciones normales la libido yoica se traspone sin impedimentos en libido de objeto, y esta
puede recogerse de nuevo en el interior del yo. Distinto es cuando un proceso violento es el
que obliga a quitar la libido de los objetos y regresar al yo, sin poder encontrar su camino de
vuelta hacia los objetos. Este obstáculo a la libido se vuelve patógeno. Parecería que la
acumulación de libido narcisista en el interior del yo se tolera hasta cierta medida, y por eso se
llega a la investidura del objeto, para evitar su estasis y evitar la patología.
En todas las neurosis narcisistas se supone la existencia de una fijación libidinal en fases muy
anteriores del desarrollo que en el caso de las neurosis de transferencia. Freud distingue entre
las neurosis narcisistas a la esquizofrenia, la paranoia y el estado de melancolía. Los síntomas
en estas neurosis nacen por el esfuerzo de alejar la libido de los objetos y acumularla en el
interior del yo, y por el intento de restitución de la libido a los objetos. En cuanto a la
esquizofrenia per sé, sucede por un regreso de la libido al autoerotismo, y la paranoia, al
narcisismo. Freud reúne esquizofrenia y paranoia por su similaridad, y habla de la parafrenia,
cuyos los síntomas son: delirio de grandeza, de persecución, de amor, de celos, etc. Estos
serían consecuencia de un aumento del yo por recogimiento de las investiduras libidinosas del
objeto. En el caso de la melancolía, los síntomas son autorreproches que en verdad están
dirigidos a otras personas, al objeto sexual perdido. De ahí puede inferirse que se ha quitado la
libido del objeto y por la “identificación narcisista” ha erigido el objeto dentro del yo.
En cuanto a las neurosis de transferencia, estas son libido de objeto que regresa a la fantasía, a
objetos edípicos, que fueron reprimidos. En estas neurosis hay posibilidad de transferencia(lo
que no se da en las neurosis narcisistas). Disminuye el sector de libido en la conciencia, vuelta
hacia la realidad, y aumenta el sector de ella que es inconsciente. Este tipo de neurosis nacen
del conflicto entre pulsiones sexuales y de autoconservación. En la neurosis de transferencia la
libido inviste a objetos de la fantasía, entre los cuales está el analista, que se ve así investido
libidinalmente.
Freud había estado usando el término “narcisismo” mucho antes de 1914. Ya en 1909, Freud
declaraba que el narcisismo era un estadio intermedio entre el autoerotismo y el amor de
objeto.
El término narcicismo designa aquella conducta por la cual cada individuo da a su cuerpo
propio un trato parecido al que daría al cuerpo de un objeto sexual; vale decir, la mira con
complacencia sexual, lo acaricia, lo mima, hasta que gracias a estos manejos alcanza la
satisfacción plena. En este cuadro el narcisismo cobra el significado de una perversión que ha
absorbido toda la vida sexual de la persona.
Un motivo para considerar la imagen de un narcisismo primario y normal surgió a raíz del
intento de incluir bajo la teoría de la libido el cuadro de la demencia precoz (Kraepelin) o
esquizofrenia (Bleuler). Los enfermos parafrénicos tienen dos rasgos fundamentales de
carácter: El delirio de grandeza y El entrañamiento de su interés respecto del mundo exterior
(personas y cosas). Esto último los vuelve incurables. También el histérico y el neurótico
obsesivo han resignado (hasta donde los afecta su enfermedad) el vínculo con la realidad. Pero
no han cancelado el vínculo erótico con personas y cosas. Lo conservan en la fantasía. Han
sustituido los objetos reales por objetos imaginarios de su recuerdo o los han mezclado con
estos por un lado, y por otro, han renunciado a emprender las acciones motrices que les
permitirían conseguir sus fines en esos objetos. Este estado de la libido se llama introversión.
Otro es el caso de los parafrénicos. Parecen haber retirado realmente su libido de las personas
y cosas del mundo exterior, pero sin sustituirlas por otras en su fantasía. Y cuando esto último
ocurre, parece ser algo secundario y corresponder a un intento de curación que quiere
reconducir la libido al objeto. ¿Cuál es el destino de la libido sustraída de los objetos en la
esquizofrenia? El delirio de grandeza, entendido como la amplificación y el despliegue de un
estado que ya antes había conducido al yo y así nació una conducta llamada narcisismo. El
narcisismo nace por replegamiento de las investiduras de objeto como narcisismo secundario
que se edifica sobre la base de otro, primario, oscurecido por múltiples influencias.
Es posible decir entonces que Freud parte de la patología para postular la idea de narcicismo.
En 1911 el descubrimiento del narcisismo condujo a Freud a establecer (en el Caso Schereber),
la existencia de una fase de la evolución sexual intermedia entre el autoerotismo y el amor
objetal. El sujeto comienza a tomándose a sí mismo, a su propio cuerpo, como objeto de amor,
lo que permite una primera unificación de las pulsiones sexuales. (Laplanche)
El narcisismo primario es una libidinización primaria del yo. A partir de esta carga libidinal el yo
puede investir a los objetos. Freud introduce una diferenciación en la libido de acuerdo a la
localización: si está en el yo es libido yoica o narcisista, si está en el objeto es libido objetal.
Con narcisismo secundario designa ese mismo estado cuando reaparece por el retorno al yo de
las investiduras de objeto, es decir, designa una vuelta sobre el yo de la libido, retirada de sus
catexis objetales. “La libido retirada al mundo exterior ha sido aportada al yo, de manera que
aparece una actitud que podemos denominar narcisismo. Pero el delirio de grandeza en sí no
es creado de la nada; como sabemos, por el contrario, es la amplificación y la manifestación
más clara de un estado que ya había existido antes. Nos vemos entonces llevados a concebir
como un estado secundario, construido sobre la base de un narcisismo primario oscurecido
por múltiples influencias, a este narcisismo que ha aparecido reintroduciendo las investiduras
de objeto”. Esto significaría que el yo constituye el reservorio de la libido, desde el cual ésta se
distribuiría sobre los objetos exteriores, con retorno al lugar de origen si estos objetos no
brindan satisfacción.
La enfermedad orgánica: la persona afligida por un dolor orgánico y por sensaciones penosas,
resigna su interés por todas las cosas del mundo exterior que no se relacionen con su
sufrimiento; mientras sufre, retira de sus objetos de amor el interés libidinal, cesa de amar.
Así, las dos pulsiones tienen el mismo destino y se vuelven otra vez indiscernibles.
La vida amorosa del ser humano: los seres humanos tienen abiertos frente a sí dos caminos
para la elección de objeto: elección de objeto del apuntalamiento y elección de objeto
narcisista; tiene dos objetos sexuales originarios: él mismo y la mujer que lo crió; y, además, se
presupone en cada ser humano el narcisismo primario. - Elección de objeto del apuntamiento:
se elige el posterior objeto de amor según el modelo de la madre o sustituto, es decir, la
persona que cuidó y protegió al niño. El pleno amor de objeto según el tipo de apuntalamiento
es característico del hombre, el cual exhibe una sobreestimación sexual del narcisismo
originario del niño; esa sobreestimación da lugar a la génesis del enamoramiento,
empobrecimiento de libido al yo en beneficio del objeto.
- Elección de objeto narcisista: se elige el posterior objeto de amor según el modelo de la
propia persona, es decir, se buscan a sí mismo como objeto de amor. En la mujer, con el
desarrollo puberal, por la conformación de los órganos sexuales femeninos hasta entonces
latentes, sobreviene un acrecimiento del narcisismo originario, el cual es desfavorable a la
constitución de un objeto de amor. Este es el tipo de elección de objeto narcisista
“Ideal del yo” Freud lo utiliza para designar una formación intrapsíquica relativamente
autónoma que sirve de referencia al yo para apreciar sus realizaciones afectivas. Su origen es
principalmente narcisista: “lo que el hombre proyecta ante sí como su ideal es el substitutivo
del narcisismo perdido de su infancia; en aquel entonces él mismo era su propio ideal”. Este
estado narcisista, es abandonado, especialmente a causa de la crítica que los padres ejercen
acerca del niño. Se observará que ésta, interiorizada en forma de una instancia psíquica
particular, instancia de censura y de autoobservación, se distingue, a lo largo de todo el texto,
del ideal del yo: ella “observa sin cesar al yo actual y lo compara con el ideal”. La institución de
la conciencia moral fue en el fondo una encarnación de la crítica de los padres, primero y
después de la crítica de la sociedad, proceso semejante al que se repite en la génesis de una
inclinación represiva nacida de una prohibición o un impedimento al comienzo externa. Las
voces y esa multitud que se deja indeterminada son traídas ahora a la luz por la enfermedad, a
fin de reproducir en sentido regresivo la historia genética de la conciencia moral.
Freud sostiene que el YO no está presente desde el comienzo en el individuo sino que tiene
que constituirse, es decir, para que el Yo se constituya es necesaria una carga libidinal. En este
sentido dice que las pulsiones autoeróticas son primordiales, iniciales y que por lo tanto tiene
que agregarse al autoerotismo una nueva instancia psíquica (el YO) para que el Narcisismo se
constituya (en el autoerotismo las pulsiones son parciales, cada una se autosatisface en su
zona erógena; en cambio en el Narcisismo se necesita una unidad hacia la cual la libido pueda
dirigirse y en la cual pueda satisfacerse. Por ello se constituirá el YO como primer objeto a
investir libidinalmente, Narcisismo 1º) El Yo no esta dado de entrada cuando llegamos al
mundo, sino que este se constituye, pero no lo hace por el simple paso del tiempo, sino que
algo debe ocurrir ¿Que es esto? Que haya una carga libidinal, en entonces, un proceso libidinal
el que permite que el yo se constituya…ahora de donde viene esta libido? Si llamamos
narcisismo primario a la libido concentrada en el yo ¿antes donde estaba esta libido? Esa libido
no esta originariamente en el niño, sino que proviene de los padres, más precisamente, del
narcisismo de los padres, narcisismo que alguna vez fue primario en los padres y que con el
paso del tiempo va dejando de ser narcisismo, dejando de ser libido yoica para empezar a ser
libido objetal, que puede cargar a los objetos del mundo. Así, el niño bebe se convierte para
los padres en el objeto fundamental del mundo, el niñito es para los padres “su majestad el
bebe”. “Su majestad el bebé” según Freud es la imagen del bebé que los padres forman
atribuyéndole características de perfección, idealizándolo, colocándolo en una posición en la
que no se enfrenta con ningún tipo de restricción, en un lugar ajeno a las leyes de la sociedad,
de la cultura. Los padres fantasean que ese hijo no va a vivir las penurias que ellos vivieron,
que va a tener una vida sin sufrimiento y que va a lograr lo que ellos no pudieron y de algún,
mediante este movimiento los padres transfieren su narcisismo al niño (hay algo del
narcisismo que permite relacionar una generación con otra). Lo que se traslada es ficticio e
ideal, pero igualmente, el yo necesita necesariamente de eso para poder constituirse. Dicho
movimiento es interesante porque coloca en el lugar del hijo un ideal, los padres piensan que
la vida del hijo va a ser ideal comparada con la vida de ellos, pero a la vez ese ideal que
trasladan el hijo es la imagen del propio Yo de ellos cuando eran chiquitos, si se tiene en
cuanta lo que dijo Freud, que lo que estos padres proyectan es su propio narcisismo: “…
Cuando yo fui chiquito mis padres me idealizaron, después yo no logre ser eso en la vida pero
tuve hijos y los idealicé. Es como si esos ideales se fueran transmitiendo de generación en
generación y junto con ellos una cierta carga libidinal que hace que este ideal adquiera un
valor a los ojos de la generación anterior y hasta a veces a los ojos de toda la familia…”. Luego
el yo del niño va trasladando esa libido a los distintos objetos del mundo, los va catetixando,
los va libidinizando, es decir, cuanta más libido se pone en el mundo menos libido hay en el Yo,
llegando al punto extremo del enamoramiento (que seria la contrapartida de la megalomania).
Ese momento en el cual ante el valor otorgado a el objeto amado el Yo queda totalmente
empobrecido. Por eso Freud habla de “servidumbre amorosa” en el sentido de que el Yo se
coloca en el lugar de siervo antes el objeto adquiere este valor totalmente libidinizado. Así es
como comienza a formarse el YO (Yo ideal). Freud señala que esta actitud de los padres
responde al renacimiento y reproducción de su propio Narcisismo 1º, el cual tuvieron que
abandonar cuando atravesaron el Complejo de Edipo. Como consecuencia del CE se vieron
obligados a someterse a las leyes de la cultura y en su Yo se produjo una escisión: el Yo infantil
va a ser conservado en la instancia psíquica Ideal del Yo (aspiraciones, lo que quisiera ser y ya
no es: el centro del universo, el mejor del mundo) y a partir de ese momento el Yo va a ser
comparado con ese ideal.
Libido del Yo
Libido de Objeto
- Narcisismo secundario - Hay ligadura - Investidura de objetos externos - Circuito libre - Orden
del deseo
-Meta: a dónde quiere llegar, la satisfacción. Pulsiones con meta inhibida con satisfacción
parcial.
-Objeto: aquello por lo cual alcanza la meta.Mismo objeto para varias pulsiones se llama
entrelazamiento de pulsiones. Lazo intimo entre pulsión y objeto se acusa como fijación de
aquella.
-Fuente de Pulsión: proceso somático interior a un órgano o a una parte del cuerpo que
representa el estimulo en la vida anímica de la pulsión.
Tipos de Pulsiones
-Pulsiones sexuales: Son numerosas, de múltiples fuentes orgánicas, actúan con independencia
unas de otras. La meta de cada una de ellas es el logro del placer de órgano, tras haber
cumplido con la función de reproducción. Hay operaciones que están alejadas de meta
originaria y lo hacen a través de la sublimación. En neurosis de transferencia se concluyo que
en la raíz de todas las afecciones venían detrás de un conflicto del yo y reclamos sexualidad.
4 Destinos de Pulsión:
Represión
Sublimación
-Biológica: Activo
La paciente, cuando se enamora del médico pierde inteligencia e interés por el tratamiento,
quiere sólo hablar de amor, demanda que este sea correspondido, resigna o desprecia los
síntomas, incluso se declara sana. Es como si súbitamente irrumpiera una realidad. Al médico
que vivencia esto por primera vez le resulta difícil llevarlo y cree que el tratamiento ha llegado
a su término. Luego se orienta y recuerda que todo lo que estorba la cura puede ser la
exteriorización de una resistencia, y en esta demanda de amor participa mucho la misma. El
cambio de transferencia tierna, inteligencia, docilidad, comprensión a estar enamorada y no
intelegir nada sobreviene regularmente en el punto q había sido alentada a q recuerde o
admita un fragmento penoso y reprimido de su biografía. El enamoramiento existía desde
mucho antes, peor ahora la resistencia se sirvió de él para no proseguir la cura.
También se diría que el analista debe exhortar a que ella sofoque lo pulsional, renuncie al
amor, sublime. Eso sería un obrar sin sentido. Sería llamar a la conciencia lo reprimido para
reprimirlo de nuevo. Además contra las pasiones de poco sirven unos sublimes discursos. Debe
afirmarle que la ternura es correspondida, pero a la vez esquivar a todo quehacer corporal y
tratar de llevar la relación por un camino más calmo. Esto va en contra de la veracidad la cual
es un fundamento donde se edifica el psicoanálisis. Uno pone en juego su autoridad integra si
finge o miente, y además la técnica analítica no acierta/funciona si se usa la mentira. Además
dejarse llevar por la ternura hacia la paciente puede terminar en cualquier cosa. La técnica
analítica impone al médico denegarle a la paciente la satisfacción amorosa. La cura tiene que
ser realizada en la abstinencia. Con esto no s refiere a privación corporal o d todo lo que el
paciente quiera ya que nadie lo toleraría esto. Freud postula un principio de abstinencia, que
busca mantener las aspiraciones y necesidades como las fuerzas que impulsan al trabajo y al
cambio, y evitar apaciguarlas con subrogados o sustitutos.
Si el medico corresponde al amor y sacia su ternura creyendo que esto libera a la paciente de
la neurosis se equivoca, ya que ella habrá logrado su meta de amor y él no habrá logrado la
cura. Ella habrá conseguido repetir/actuar algo que solo debía recordar, reproducir como
material psíquico y conservar en un ámbito psíquico. Repetirá sus inhibiciones y reacciones
patológicas sin poder rectificar nada de ellas, terminará arrepentida y reforzando la represión.
La relación amorosa de ambos imposibilita el influir del tratamiento. Uno no debe ni consentir
ni sofocar la demanda de amor. Uno retiene el amor de transferencia, lo trata como una
situación no real por la que se atraviesa en la cura, que debe ser reorientada a sus orígenes
inconcientes. Si uno está a salvo de toda tentación, la paciente se sentirá segura para traer a
luz sus fantasías sexuales y condiciones de amor, para así poder ir a los fundamentos infantiles
de su amor. Este intento de mantener el amor de transferencia sin satisfacerlo fracasara con
una clase de mujeres, las cuales no toleran subrogados, que no pueden tomar lo psíquico por
lo material, con quienes la abstinencia fracasa, uno debe retirarse sin éxito. Ni
correspondiéndoles en su amor ni cargando con su demanda tendrán ellas interés en la cura.
Con otras mujeres menos violentas, uno les insiste en la participación de la resistencia en ese
amor. Ellas, en vez de tener mejor voluntad, se muestran indóciles y sin interés por la cura. Y
producen una resistencia con la manifestación del enamoramiento, para luego vengarse del
médico que se rehúsa sustrayéndose de la cura. El amor de transferencia no conlleva nada
nuevo que brote de la situación presente, es todo repeticiones, calcos de reacciones
anteriores, incluso infantiles. El médico requiere paciencia. Se proseguirá muchas veces con un
enamoramiento atemperado o a cuestas y se descubrirán las fantasías y elección de objeto
infantil. La participación de la resistencia en el amor de transferencia es indiscutible y muy
considerable. Sin embargo la resistencia no ha creado este amor, sino que se sirve de él y
exagera sus exteriorizaciones. El carácter esencial de todo enamoramiento consta de
reediciones de rasgos antiguos y repite modelos infantiles, sólo que el del amor de trasferencia
muestra con mayor nitidez esa repetición.
La situación analítica es decisiva para el obrar del médico. Por motivos éticos, técnicos y
morales, el médico no puede sacar ventaja del amor de transferencial, ya que la mujer puede
alcanzar la libre disposición para amar cuando la vida real después del tratamiento se lo
demande. Ella tiene que aprender del médico a vencer al principio de placer, renunciar a la
satisfacción inmediata, a favor de una satisfacción distante, más social, debe recorrer épocas
primordiales de su desarrollo anímico para adquirir la libertad anímica que la actividad
conciente tiene sobre la inconciente.
Es una lucha triple del analista contra los poderes que en su interior lo harían bajar del análisis,
fuera del análisis contra los oponentes que impugnan la significatividad de las pulsiones
sexuales y en el análisis contra sus pacientes que primero actúan como los oponentes y luego
aprisionan al médico con una sobreestimación de la vida sexual que los domina.
El sueño no es un fenómeno somático sino psíquico. Es una operación y una manifestación del
soñante que no comprendemos. Ello significa que se debe investigar al soñante con respecto al
significado de su sueño (como se hacía con respecto a las operaciones fallidas). El propio
soñante debe decirnos lo que su sueño significa. Si el soñante dice no saber nada del sueño, no
hay ninguna posibilidad de averiguarlo. Es muy posible que el soñante sepa lo que el sueño
significa, solo que no sabe que lo sabe y por eso cree que no lo sabe. Lo mismo sucede con la
persona que es hipnotizada. El sueño también es un fenómeno anímico.
En este punto se nos enfrenta con dos supuestos el primero es que el sueño es un fenómeno
psíquico. El segundo, que en el hombre hay cosas anímicas que él sabe sin saber que las sabe.
Este ya fue demostrado previamente (actos fallidos) y simplemente ha sido transferido al
problema del sueño.
Aquel que ha sido hipnotizado no tiene recuerdos de aquello que hizo y, sin embargo, luego de
insistencias hechas por Bernheim los hipnotizados empezaban a recordar poco a poco hasta
que la totalidad de la vivencia se manifestaba sin lagunas. Este mismo caso es conjeturado con
respecto al soñante. Así, si alguien “cree no saber nada de ciertas vivencias cuyo recuerdo, no
obstante, lleva en el interior de sí, ya no es tan
improbable que tampoco sepa nada de otros procesos anímicos que ocurren en su interior”.
Consecuentemente, el soñante tiene un saber acerca de su sueño, sólo que no le es accesible
razón por la cual no cree tenerlo.
La objeción que surge en este punto es que el soñante al preguntarle sobre un elemento del
sueño puede no ocurrírsele nada se le insistirá asegurando que tiene que tener alguna
ocurrencia y, al fin, se la obtendrá. No importara qué ocurrencia se le venga. Las informaciones
históricas suelen comunicarse con particular facilidad y se verá que los anudamientos de los
sueños a impresiones de los últimos días son más frecuentes de lo pensado. Así, “a partir del
sueño el soñante se acordará de acontecimientos lejanos, y eventualmente incluso de un
pasado muy remoto”.
La ocurrencia sobre el elemento onírico estará determinado por el trasfondo psíquico de ese
mismo elemento, el cual “no nos es conocido”. Para tratar de explicar este punto pone como
ejemplo el olvido de nombres propios. A veces uno se olvida un nombre específico pero sabe
en el interior con certeza de que si lo sabe y, aún así, el nombre olvidado es inaccesible. A
pesar de ello, en todos los casos se nos pueden ocurrir uno o varios nombres sustitutivos.
Todos estos nombres sustitutivos que aparecen tanto espontáneamente como evocados por la
persona, mantienen un vínculo con el olvidado y estaban determinados por él. Debería
poderse lograr lo mismo en el sueño que con el olvido de nombres, a saber: “volver accesible
lo genuino retenido, mediante asociaciones anudadas a partir de un sustituto. Siguiendo el
ejemplo del olvido de nombres, podemos suponer que las asociaciones sobre el elemento
onírico estarán determinadas tanto por este último cuanto por lo genuino inconsciente que le
corresponde”.
Gracias al estudio de las operaciones fallidas hemos adquirido dos cosas: una concepción sobre
el elemento onírico y una técnica para la interpretación de sueños. He aquí la concepción del
elemento onírico: es algo no genuino, un sustituto de otra cosa, de algo desconocido para el
soñante, como lo era la tendencia de la operación fallida.
Si transferimos nuestra concepción del elemento singular a todos los sueños tenemos
entonces que el sueño como un todo es el sustituto desfigurado de algo diverso, de algo
inconciente, y la tarea de la interpretación de los sueños es la de hallar ese inconciente. Ahora
bien, de aquí se siguen enseguida tres importantes reglas que debemos observar en el curso
del trabajo de interpretación de de los sueños. La primera dice que no hay que hacer caso de
lo que parece decir el sueño, aunque sea confuso, absurdo, comprensible o claro, porque eso
que parece decir no es lo que quiere decir el inconsciente. Luego dice que hay que restringir el
trabajo a recordar, para cada elemento, sin recapacitar sobre ellas, sin inspeccionar las para
averiguar si contienen algo correcto, sin hacer caso si alejan al que está analizando el sueño,
de éste. Por último marca la importancia de la permanencia hasta que lo inconsciente oculto
aparezca y se instale por sí solo. El sueño recordado no es lo genuino, sino su sustituto
desfigurado. Nos ayudara, por evocación de otras formaciones sustitutivas, acercarnos a lo
genuino, a ser conciente lo inconciente
Generalmente se tropieza con resistencias cuando desde ese substituto que constituye el
elemento onírico se quiere avanzar hacia su inconsciente oculto. Las resistencias pueden ser
mayores o menores, y cuando la resistencia es escasa, el sustituto no está muy alejado de lo
inconsciente, y una resistencia mayor aguanta mayores desfiguraciones de lo inconsciente y
una mayor distancia desde el sustituto hasta lo inconsciente.
Al modo de expresión (lenguaje figural, referencia simbólica) del trabajo onírico, lo llamamos
arcaico o regresivo. La prehistoria a que el trabajo del sueño nos reconduce es doble: la
infancia: que es la prehistoria individual y la filogenético: en la medida que cada individuo
repite abreviadamente en su infancia, el desarrollo de la especie humana.
Por los sueños infantiles averiguamos que el trabajo del sueño se propone eliminar, mediante
el cumplimiento de deseo, un estimulo anímico perturbador del dormir. El cumplimiento del
deseo no puede ser evidente en los sueños desfigurados, hay que buscarlo primero, por eso
solo puede ubicarse con la interpretación del sueño. El deseo de los sueños desfigurados son
deseos prohibidos, rechazados por la censura; su presencia fue la causa de esa desfiguracion.
Factores por los cuales no logran cumplirse plenamente el cumplimiento del deseo:
1) Sueños penosos: una parte del afecto penoso de los pensamientos oníricos queda
pendiente y aflora en el sueño manifiesto. El análisis demuestra que esos pensamientos
oníricos eran más penosos todavía que el sueño conformado a partir de ellos. El trabajo del
sueño no ha logrado su fin, tal como en el sueño de beber, provocado por un estímulo de sed,
no logra el propósito de extinguirla, uno sigue sediento y se ve forzado a despertarse para
beber. No obstante es un sueño cabal, porque no resigna nada de su esencia. En el trabajo
del sueño es mucho más difícil alterar el sentido de los afectos que el de los contenidos. (El
cumplimiento del deseo debería ser satisfactorio para el soñante, pero el deseo que es placer
para el inconciente es displacer para el preconciente. En la neurosis contenido y placer están
separados).
3) El soñante que se revuelve contra sus deseos es equiparable a la sumación de dos personas
separadas, pero conectadas estrechamente de algún modo, es concebible de que por vía de un
cumplimiento de deseo pueda producirse algo muy displacentero: una punición. Los opuestos
se sitúan próximos entre si en la asociación y coinciden en el inconciente. Sueño del Teatro (a
través del análisis se llega a la sexualidad infantil)
Restos diurnos: son pensamientos que vienen de días previos, recientes e indiferentes. Son
solo partes de los pensamientos latentes. A éstos se les suma algo se les suma algo que
también pertenecía al inconciente: una moción de deseo intensa pero reprimida y esta sola es
la que ha posibilitado la formación del sueño. En toda empresa se necesita un capitalista que
sufrague los gastos y un empresario que tenga la idea para llevarla a cabo. En la formación del
sueño se necesita el papel del capitalista que solo lo desempeña el inconciente que presta y la
energía psíquica para la formación del sueño, y el empresario es el resto diurno que decide
acerca de ese gasto (prcc).
Todo síntoma posee un sentido y se halla enlazado a la vida psíquica del enfermo. Los síntomas
neuróticos se conciben como manifestaciones de ideas inconcientes que dominarían a los
enfermos.
El enfermo no puede hacer otra cosa que desplazar o sustituir su obsesión, reemplazando una
idea absurda por otra, cambiando de precauciones y prohibiciones o variando sus ceremonias,
esto lo logra gracias a que a raíz que duda se da cuenta de que ese ritual es una pavada y
cambia a otro. Pero aunque pueda desplazar esa presión ejercida para forzar su voluntad o su
conducta, no podrá suprimirla.
Esta capacidad de desplazamiento de los síntomas constituye uno de los principales caracteres
de la neurosis obsesiva.
El ceremonial patológico del obsesivo, carece de flexibilidad, sabe imponerse al precio de los
mayores sacrificios, ocultándose detrás de fundamentos en apariencia racionales, y examinado
superficialmente, no parece diferenciarse del ceremonial normal sino por una exagerada
precisión. Pero el ceremonial patológico trae consigo requisitos que ninguna razón justifica y
otros francamente irracionales.
El sentido de un síntoma reside en un vínculo con el vivenciar del enfermo. Hay que descubrir
la situación inicial en la que la idea sin sentido estaba justificada y la acción carente de fin,
respondía a un fin. El descubrimiento del sentido del síntoma es lo único que puede hacer que
se cure.
Todos estos enfermos de neurosis obsesiva poseen una tendencia a repetir determinados
actos, aislándolos de los restantes de su vida cotidiana dándoles un ritmo distinto. La mayoría
de ellos muestran un excesivo afán de limpieza. Cada enfermo presenta sus condiciones
individuales o fantasías. Estos síntomas típicos son los que nos sirven de guía para fijar el
diagnostico.
Entre las dos categorías de síntomas individuales y típicos, no puede existir una diferencia
fundamental. Demostrado que los síntomas individuales dependen incontestablemente de los
sucesos vividos por el enfermo, podemos admitir que también los síntomas típicos pueden ser
reducidos a su vez a sucesos igualmente típicos; esto es comunes, a todos los hombres. Los
rasgos restantes que observamos regularmente en las neurosis pueden ser reacciones
generales que la naturaleza misma de las alteraciones patológicas impone al enfermo, tales
como la repetición y la duda de la neurosis obsesiva.
Freud saca de los dos casos anteriores (Conferencia 17), dos de las conclusiones más
importantes que presenta como paradigmas.
Entonces toda neurosis tiene como base una fijación de un hecho del pasado, pero no toda
fijación tiene como consecuencia la neurosis.
2) El nexo entre la escena de la noche de bodas y la acción obsesiva permanecía oculto para
ella y fue destrabado bajo la influencia del trabajo de la cura, el cual costó mucho esfuerzo al
igual que el caso de la muchacha que separaba la almohada del respaldo. Ese nexo es el que
proporciona lo que hemos llamado el «sentido» de la acción obsesiva, el cual generalmente es
desconocido para el quien los tiene, por tanto se pude decir que son procesos que quizás algún
momento fueron conscientes, pero la necesidad de un trabajo analítico para interpretarlos
para hacerlos concientes, hacen suponer que sean inconscientes Por tanto reconoce la
importancia de Breuer, del descubrimiento de que los síntomas desparecen al llegar a hacer
concientes las precondiciones inconscientes, o sea, mudar al conciente lo inconsciente, aunque
contra esto se encuentra la amnesia que hace olvidar el nexo entre ambos, tal como en estos
casos. Para ello es importante el desde donde y el para que de los síntomas.El desde donde, se
resuelve en impresiones provenientes del exterior, que fueron concientes alguna vez y que
pueden haber pasado a ser inconscientes y el para que de un síntoma es un proceso
endopsicológico, que pudo nunca haber sido conciente y haber permanecido inconsciente.
que pueda tener en ese estado, es la secuencia en que emergen dentro de él. Se le dice que
siga solo la superficie de su conciencia y que omita toda critica. Por la técnica de interpretación
de los sueños se sabe que las ocurrencias que por las cuales se elevan esos reparos contienen
el material que encamina para el descubrimiento del inconciente. Es raro tropezar con un
enfermo que no intente tropezar para si algún ámbito a fin de defenderlo que la cura.
Los neuróticos obsesivos se destacan para hacer casi inutilizable la regla técnica, lo hacen
sobre impidiéndole su escarbada conciencia moral y sus dudas. Al final a fuerza de decisión y
tenacidad se logra arrancarle a la resistencia una cuota de obediencia a la regla técnica y ella
se vuelca a otro ámbito. En estos casos hay que estar preparados para una táctica especial de
la resistencia donde el análisis recorre su camino y logra entender algunos enigmas de su
enfermedad, pero al final este esclarecimiento no logra ningún debilitamiento de los síntomas,
de esta manera se deduce que la resistencia se ha atrincherado en la duda de la neurosis
obsesiva y desde esta posición nos combate con éxito.
Muchos pacientes en ligar de recordar repiten aptitudes y mociones afectivas de su vida que
por medio de la transferencia pueden emplearse para resistirse al médico y a la cura. En los
hombres es común que tengan una transferencia paterna hacia el medico intentando como lo
hacía en su infancia superarlo o igualarlo. En el caso de las mujeres existe una transferencia
tierna, erótica. En ambos casos, estas situaciones hacen q se pierda todo interés por la cura.
Estos materiales se ponen al servicio de la resistencia y adelantan su fachada hostil al
tratamiento. El vencimiento d estas resistencias es la operación esencial del análisis y nos
asegura haber conseguido algo con el enfermo.
Si al paciente no le viene algo bien puede defenderse contra eso con agudeza y aparecer muy
crítico. Si critica es la auxiliar de sus actitudes afectivas y está dirigida por su resistencia.
En la formación del síntoma tiene que haber ocurrido algo que ahora podemos reconstruir por
las experiencias que hacemos en su solución. La existencia del síntoma tiene como premisa
que algún proceso anímico no fue llevado hasta el final normalmente de manera que pudiera
devenir conciente. El síntoma es un sustituto de lo que se intercepto, sustituto de algo que fue
estorbado por la represión. Se produjo una violenta resistencia a que el proceso anímico
cuestionado penetrase hasta la conciencia. Esa misma resistencia se opone durante la cura
analítica al esforzó por volver a trasportar lo inconciente a lo conciente. El proceso patógeno
que la resistencia revela es la represión. La represión es la precondición de la formación del
síntoma.
Las mociones que están dentro del inconciente quedan sustraídas a la mirada de la conciencia.
Cuando ya se abrieron paso hasta el umbral y fueron refrenadas son inadmisibles en la
conciencia, fueron reprimidas. Pero la mociones que no fueron refrenadas, no por eso han
devenido concientes, pueden llegar a serlo si logran atraer sobre ellas la mirada de la
conciencia, a este segundo espacio lo llamamos el preconciente.
La resistencia parte de unas fuerzas del yo, de unas propiedades del carácter conocidas y
latentes. También son estas las que procuraron la represión o participaron en ella.
En la histeria prevalece el carácter positivo del cumplimiento del deseo mientras que en la
neurosis obsesiva prevalece el negativo, escénico.
Dentro de la sexualidad perversa, todas las acciones presionan hacia una meta y una pulsión
parcial tiene la primacía, o bien es la única o bien ha sometido a las otras a sus propósitos, por
eso no hay entre la sexualidad perversa y la normal más diferencia que la diversidad de las
pulsiones parciales dominantes y de las metas sexuales. En cambio la sexualidad infantil carece
de semejante organización, sus diversas pulsiones parciales tienen iguales derechos y cada una
persigue el logro de placer.
Tanto la sexualidad perversa como la normal han nacido de lo infantil. Hay casos de sexualidad
perversa que presentan una semejanza mayor con la infantil, son aquellos en que pulsiones
parciales han impuesto sus metas con independencias unas de otras, de esta manera se habla
más bien de infantilismo de la vida sexual que de perversión.
Ya en el niño pequeño existe una vida sexual. El carácter sexual se agrega justamente cuando
los genitales empiezan a desempeñar el papel que les corresponde, lo sexual coincide con lo
genital.
En la histeria es común que fenómenos de estimulación, sensaciones e inervaciones que son
propios de los genitales se desplacen a otras regiones del cuerpo alejadas de estos.
Se llama sexual a las a las interminables practicas placenteras de la primer infancia porque el
camino del análisis lleva a ellas desde los síntomas pasando por un material sexual.
Ya desde el tercer año de vida de la sexualidad del niño empiezan a excitarse los genitales y a
veces se produce un periodo de masturbación infantil.
El carácter perverso de alguna de estas metas depende de la inmadurez constitucional del niño
quien no ha descubierto aun la meta del coito.
Entre el sexto y octavo año de vida, se observa una detención y un retroceso en el desarrollo
sexual, periodo de latencia. Las vivencias y mociones anímicas anteriores al advenimiento de
este periodo, son victimas de la amnesia infantil que ocultan nuestros primeros años de vida.
En todo psicoanálisis se plantea la tarea de recobrar en el recuerdo ese periodo olvidado, los
comienzos de la vida sexual, contenidos en él, proporcionaron el motivo de ese olvido, seria un
resultado de la represión.
Desde el tercer año de vida, la sexualidad del niño muestra semejanza con la del adulto, pero
se diferencia por la falta de una organización bajo el primado de los genitales, por los
inevitables rasgos perversos y por la intensidad mucho menor de la aspiración en su conjunto.
En esta prehistoria hay una organización pregenital. La oposición entre masculino y femenino
no desempeña todavía papel, ocupa su lugar la posición entre activo y pasivo.
En esta fase las pulsiones parciales no carecen de objetos pero estos no necesariamente
coinciden en uno solo. La organización sádico anal es la etapa que procede a la fase del
primado genital. Por detrás de esta fase se obtiene una donde la zona erógena de la boca
desempeña un papel principal. La vida sexual no
emerge como algo acabado sino que recorre una serie de fases sucesivas que no presentan el
mismo aspecto.
El punto de cambio de ese desarrollo es la subordinación de todas las pulsiones parciales bajo
el primado de los genitales y con éste el sometimiento de la sexualidad a la función de la
reproducción.
El primer objeto de los componentes orales d la pulsión sexual es el pecho materno q satisface
la necesidad de nutrición.
El objeto luego se abandona y se sustituye por un lugar del propio cuerpo. La pulsión oral se
vuelve autoerótica.
Luego, el resto del desarrollo tiene dos metas, abandonar el autoerotismo y permutar el objeto
situado en el cuerpo propio a uno ajeno y unificar los diferentes objetos de las pulsiones
singulares, sustituirlos por un objeto único. Esto a la vez se puede lograr cuando dicho objeto
único es a su vez un cuerpo total parecido al propio.
Cuando en la primera infancia el proceso alcanza cierto cierre el objeto hallado suele resultar
casi idéntico al primer objeto de la pulsión placentera oral. Si no es el pecho materno, al
menos es la madre quien es el primer objeto de amor.
El varón quiere tener a la madre para él solo, siente como molesta la presencia del padre.
Simultáneamente, a menudo el mismo niño muestra en otras oportunidades, ternura hacia el
padre, solo que estas actitudes afectivas opuestas, ambivalencia, generarían conflicto en el
adulto pero en el niño coexisten durante largo tiempo.
La conducta del varón responde a motivos egoístas ya que la madre cuida de todas las
necesidades de él y por eso éste tiene interés en que ella no haga caso de ninguna otra
persona. El interés egoísta ofrece el apuntalamiento al cual se anuda la aspiración erótica. La
actitud tierna de la niña hacia el padre y la necesidad de eliminar a la madre y ocupar su
puesto dan por resultado una imagen encantadora.
El complejo se amplía hasta convertirse en un complejo familiar cuando aparecen otros niños,
el perjuicio egoísta proporciona un nuevo apuntalamiento para que esos hermanitos sean
recibidos con antipatías y sean eliminados en el deseo. Esto permanecerá como recuerdo en el
adulto.
Cuando estos hermanos crecen la actitud con ellos sufre mudanzas, el chico puede tomar a la
hermana como objeto d amor en sustitución d la madre infiel. La niña encuentra en el
hermano mayor un sustituto del padre quien ya no se ocupa d ella con la ternura d los
primeros años, o toma a una hermanita menor como sustituto del bebé q deseo del PP.
En la época de la pubertad, cuando la pulsión sexual plantea sus exigencias por primera vez en
toda su fuerza, los viejos objetos familiares e incestuosos son retomados e investidos de nuevo
libidinosamente.
La elección infantil de objeto no fue sino una débil introducción de la elección de objeto en la
pubertad. En esta se despliegan procesos afectivos muy intensos que siguen el mismo rumbo
del complejo de Edipo o se alinean es una reacción frente a él. Por el hecho de que sus
premisas se han vuelto insoportables estos procesos tienen que permanecer alejados de la
conciencia.
Desde esta época el individuo tiene que hacer la tarea de despegarse de sus padres para dejar
de ser niño y convertirse en miembro de la comunidad social. Para el niño la tarea consiste en
separar de la madre sus deseos libidinosos a fin de emplearlos en la elección de un objeto de
amor ajeno, real, y en reconciliarse con el padre si siguió siéndole hostil o en liberarse de su
presión si se lo sometió como reacción frente a la
sublevación infantil. Los neuróticos no alcanzan esta solución, el hijo permanece toda la vida
sometido a la autoridad del padre y no esta en condiciones de transferir su libido a un objeto
sexual ajeno. De esta manera el complejo de Edipo es considerado como el núcleo de la
neurosis.
En los sueños los deseos que lo forman son de naturaleza perversa, incestuosa o delatan una
insospechada hostilidad hacia parientes próximos y queridos. Son unas colocaciones de la
libido y unas investiduras de objeto de la primera infancia las que durante la noche
demuestran estar aun presentes y ser capaces de operar.
Los normales también han recorrido la vía de desarrollo que pasa por las perversiones y las
investiduras de objeto del complejo de Edipo, esa vía es la del desarrollo normal pero los
neuróticos lo muestran aumentados.
Los síntomas son la esencia de la enfermedad, y curarse equivale a suprimirlos. Son actos
perjudiciales, inútiles que conllevan displacer y el enfermo se queja de ellos. Su principal
perjuicio consiste en el gasto anímico que conllevan para formarse y para combatirlos, y esto
empobrece a la persona. Las condiciones para formar síntomas puede verse también en
personas normales, todos somos neuróticos.
Pero sería inconcebible que la libido regresase con tanta regularidad a la infancia si no hubiera
nada que pudiera ejercer una atracción sobre ella. Las fijaciones que suponemos en ciertos
puntos cobran valor si las hacemos consistir en la inmovilización de un determinado monto de
energía libidinosa.
El síntoma es un sustituto para la satisfacción frustrada y ese sustituto lo hace por medio de
una regresión de la libido a épocas anteriores a esta regresión va ligado un retroceso a
estadios anteriores de elección de objeto. El neurótico quedó adherido a un punto en el
pasado dichoso de satisfacción.
El síntoma repite la modalidad d satisfacción d la temprana infancia. La persona se queja y no
lo siente como una satisfacción, lo sufre, le opone resistencia. Casi siempre los síntomas
prescinden de objeto y resignan vínculo con la realidad exterior.
El síntoma es una nueva modalidad de satisfacción pulsional. Las dos fuerzas que se han
enemistado vuelven a coincidir en el síntoma. Por eso el síntoma es tan resistente; esta
sometida desde ambos lados, uno de estos es la libido insatisfecha, rechazada por la realidad,
que ahora tiene que buscar otro camino para satisfacerse.
La diferencia entre el síntoma y el sueño es que la situación del dormir esta menos amenazada.
A través del análisis del síntoma podemos ver las vivencias infantiles en que la libido está
fijada. Pero estas escenas no siempre son verdaderas, sino que muchas veces se oponen a la
realidad. Estas son fantasías del enfermo. Lo mismo pasa con recuerdos infantiles aislados que
los hombres llevan en su interior con conciencia. Lo importante es la realidad psíquica que si
poseen estas fantasías, en vez de realidad material. En el mundo de las neurosis la realidad
psíquica es la decisiva.
La observación del comercio sexual de los padres, la seducción por una persona adulta y la
amenaza de castración son acontecimientos que siempre retornan en la historia juvenil del
neurótico. Son las tres fantasías primordiales que pertenecen al patrimonio filogenético del
hombre. El niño llena sus lagunas d la verdad individual con una verdad prehistórica.
Tales hechos d la infancia son d alguna manera necesarios para la neurosis. La fuente de toda
esta creación son las pulsiones.
El hombre es educado para obedecer al principio de realidad, y para ello debe renunciar a
objetos y metas de placer, lo cual es difícil y para poder lograrlo recurre a la fantasía. En la
fantasía el hombre sigue gozando de la libertad respecto de la compulsión del mundo exterior.
Los objetos de fijación de la libido no habían sido resignados del todo, sino que son retenidos
por representaciones de la fantasía. Entonces cuando la libido inviste a esas fantasías, estas
cobran mucha energía y esto hace que, por ofensivas, intolerables, sean sometidas a la
represión por parte del yo, y una vez que están en el inconsciente encuentran sus lugares de
fijación originales. El punto de vista económico, es decir, la cantidad, la magnitud de las
energías que entran en juego es importante en la etiología de la neurosis. No basta sólo el
punto de vista dinámico, lo cualitativo.
La represión mostró que las pulsiones yoicas y sexuales pueden entrar en oposición recíproca,
y entonces las pulsiones sexuales son sometidas y obligadas a procurarse satisfacción por
rodeos regresivos.
Además ambas no recorren el mismo camino de desarrollo ni entran en idéntico vínculo con el
principio de realidad.
Las pulsiones sexuales se enlazan con el estado afectivo de la angustia mucho más
íntimamente que las pulsiones yoicas. La insatisfacción del hambre y de la sed
(autoconservación) nunca tiene por consecuencia su vuelco en angustia.
Ambas pulsiones se nos presentan como unas designaciones de fuentes enérgicas del
individuo.
En las neurosis de transferencia las pulsiones sexuales entran en pugna con las de
autoconservación. El hiperdesarrollo de su libido y la conformación de una vida anímica
articulada parecen crear las condiciones para que se engendre un conflicto de esa índole.
A las investiduras enérgicas que el yo dirigía a los objetos de sus aspiraciones sexuales la
llamamos libido, a todas las otras que son enviadas por las pulsiones de autoconservación las
llamamos interés.
En la dementia praecox (incluida en la psicosis) hay una falla de investidura libidinal en los
objetos. La libido es revertida al yo y esa reversión es la fuente del delirio de grandeza. Esto es
equivalente a lo que sucede en el enamoramiento.
Este narcisismo podría ser un estado universal y a partir del cual solo más tarde se formó el
amor de objeto sin que por eso debiera desaparecer aquel.
El estado del dormir es un estado en el cual todas las investiduras de objeto, las libidinosas y
egoístas, son resignadas y retiradas al interior del yo. En el durmiente libido e interés yoico
habitan unidos e inseparables en el interior del yo.
La elección de objeto que se efectúa tras el estadio narcisista puede producirse según dos
tipos: el narcisista, en el que el yo propio es remplazado por otro que se le parece en todo lo
posible, o el tipo de apuntalamiento en que las personas que han adquirido valor por haber
satisfecho las otras necesidades de la vida son escogidas como objeto también por la libido.
Una fuerte fijación libidinal en el tipo narcisista ha de computarse en la disposición a la
homosexualidad manifiesta. Los autorreproches de los melancólicos están dirigidos a otra
persona, el objeto sexual a quien han perdido o se les ha desvalorizado por culpa de ella. El
melancólico ha retirado su libido del objeto por un proceso de identificación narcisista ha
proyectado el objeto en el interior de su propio yo. En el existen sentimientos de ambivalencia.
Con el análisis del delirio de observación se llega a la conclusión de que en el interior del yo
existe una instancia que observa, critica y compara y se contrapone a otra parte del yo. La
persona siente en el interior de su yo el reinado de una instancia que mide su yo actual y cada
una de sus actividades con un yo ideal (conciencia moral), que él mismo se ha creado en su
desarrollo.
El conflicto patógeno de los neuróticos es una disputa entre poderes de los cuales uno alcanzo
el estadio de lo preconciente y conciente, mientras que el otro fue contenido en la
inconciente. Al hacer que lo inconciente prosiga hasta lo conciente cancelamos las represiones,
eliminamos las condiciones para la formación de síntoma y mudamos el conflicto patógeno en
un conflicto normal que tiene que hallar de alguna manera su solución.
El neurótico curado ha devenido en realidad otro hombre, tiene en el interior de si algo menos
del inconciente y algo más de conciente que antes. Para hacer conciente lo inconciente es
preciso rebuscar en su recuerdo el lugar en que eso se produzco por obra de una represión. Si
esta represión se elimina la sustitución de lo inconciente por lo conciente puede consumarse,
para lograr esto, hay que eliminar la resistencia que la mantiene, a ésta se la remueve
sacándola y representándosela al paciente. La resistencia brota de una represión, es producida
por la contrainvestidura que se estableció para reprimir la moción chocante. La resistencia no
pertenece al inconciente, sino al yo.
Contamos con las fuerzas pulsionales del paciente para lograr esto, es en primer lugar la
aspiración a sanar y con la ayuda de su inteligencia, que se refuerza con su interpretación.
En los neuróticos hay una lucha empeñada en el terreno psicológico entre los motivos que
quieren mantener la contrainvestidura y los que están prestos a resignarla. Los primeros son
los motivos viejos, lo que en un tiempo impusieron la represión, entre los segundos se
encuentran lo nuevos que han venido a agregarse y que decidirán el conflicto a favor del
trabajo. Pero existen otras formas de enfermedad en las que el procedimiento terapéutico
nunca alcanza éxito. Los paranoicos, los melancólicos y los aquejados de dementia praecox
permanecen inmunes a la terapia psicoanalítica. Los pacientes a los que no les interesa sino
encontrar una salida para sus conflictos patológicos, desarrolla un interés particular hacia la
persona del medico, todo lo que tiene que ver con esa persona le interesa mas que sus propios
asuntos y lo distrae de su condición de enfermo.
Al buen entendimiento durante el trabajo analítico le corresponde una mejoría objetiva del
estado patológico. Pero a la vez esto puede derivar en una situación peligrosa, se podría estar
frente a una resistencia, ya que el paciente ha transferido sobre el medico intensos
sentimientos de ternura. Se trata de una transferencia de sentimientos sobre la persona del
medico. Estaba preparada en el enfermo y con oportunidad del tratamiento analítico se
trasfirió sobre la persona del medico. En las mujeres la trasferencia puede presentarse como
un reclamo de amor o en formas mas atenuadas. Muchos se las arreglan para sublimarla y
modelarla hasta que cobra una forma de viabilidad, otros la expresan de manera cruda y
originaria. En el caso de los hombres se observa una transferencia hostil y negativa.
La transferencia surge desde el comienzo del tratamiento y es el resorte impulsor del trabajo
pero si esta se muda en resistencia modifica su relación con la cura bajo dos condiciones
diferentes. En primer lugar cuando en calidad de inclinación tierna se ha hecho tan fuerte, y en
segundo lugar cuando consiste en mociones hostiles en vez de mociones tiernas. Los
sentimientos hostiles salen a la luz más tarde que los tiernos y resultan de la ambivalencia de
sentimientos que rige en la mayoría de los vínculos de los seres humanos.
La enfermedad del paciente no es algo terminado sino que sigue creciendo. La iniciación del
tratamiento no pone fin a ese desarrollo pero cuando la cura se ha apoderado del enfermo
toda la producción nueva de la enfermedad se concentra en la relación con el médico, con la
trasferencia. No se está tratando con la enfermedad anterior del paciente sino con una
neurosis recién creada y recreada que sustituye a la primera.
El hombre en que la relación con el medico ha pasado a ser normal y libre del efecto de las
mociones pulsionales reprimidas, sigue siéndolo también en su vida propia cuando el medico
se haya hecho a un lado.
La terapia hipnótica usa la sugestión para prohibir los síntomas, refuerza la represión, deja
intactos los procesos que han llevado a la formación de síntoma; la terapia analítica llega hasta
los conflictos de donde nacen los síntomas, se sirve de la sugestión para modificar el desenlace
de ellos; impone un difícil trabajo para cancelar las resistencias internas. Se trabaja con la
transferencia resolviendo lo que se contrapone. La superación de los conflictos se logra si se le
han dado las representaciones-expectativa que coinciden con su realidad interior. La
transferencia es objeto de tratamiento, es descompuesta en su manifestación. El éxito del
tratamiento se produce por superación de las resistencias.
Teoría de la libido: el neurótico es incapaz de gozar y producir porque la libido no está dirigida
a objetos reales, y porque tiene que gastar gran parte de la energía en mantener la libido
reprimida y defenderse de ella. La terapia consiste en desasir la libido de sus provisionales
ligaduras sustraídas al Yo para ponerla al servicio de él. La libido del neurótico está ligada a los
síntomas, que le procuran la satisfacción sustitutiva. Por eso es necesario resolverlos; para esto
hay que remontarse hasta su génesis, renovar el conflicto del que surgieron, llevarlo a otro
desenlace con el auxilio de fuerzas no disponibles en ese momento, pero no en las huellas
mnémicas de los sucesos que originaron la represión sino en transferencia, creando versiones
nuevas del viejo conflicto. La transferencia es el campo de batalla en el que se reencuentran
las fuerzas que combaten. Toda la libido converge en la relación con el médico, los síntomas
quedan despojados de libido. La transferencia aparece en lugar de la enfermedad. En lugar de
los objetos libidinales irreales, aparece un único objeto fantaseado: el médico. Cuando la libido
vuelve a desasirse del objeto provisional no puede volver atrás a sus primeros objetos, sino
que queda a disposición del Yo. Se libró batalla con la repugnancia del Yo hacia ciertas
orientaciones de la libido (inclinación a reprimir.
Hay dos fases en el tratamiento: de los síntomas a la transferencia, y librar a éste nuevo objeto
de la libido, para eliminar la represión, de suerte que no pueda sustraerse más la libido del Yo.
Bajo la influencia de la sugestión se produce un cambio en el Yo; el Yo es engrosado por lo
inconsciente que se hace conciente, se reconcilia con la libido, se le concede alguna
satisfacción y se reduce el horror ante sus reclamos por la posibilidad de neutralizar un monto
de ella por sublimación.
Los límites están en la falta de movilidad de la libido que no quiere abandonar sus objetos, y en
la rigidez del narcisismo, que no permite que la transferencia sobrepase cierta frontera.
Los sueños, así como los actos fallidos y ocurrencias libres sirven para colegir el sentido de los
síntomas y descubrir la colocación de la libido. Nos muestran los deseos que cayeron bajo la
represión y los objetos a los cuales quedó aferrada la libido sustraída al Yo.
El sano también ha realizado represiones y hace un cierto gasto para mantenerlas, su Icc oculta
mociones reprimidas, investidas de energía y una parte de su libido no está disponible para su
Yo. La persona sana es virtualmente neurótica. La diferencia entre salud y neurosis se
circunscribe a lo práctico, y se define por el resultado, si le ha quedado a la persona capacidad
para gozar y producir; el sano puede poseer innumerables formaciones de síntoma, aunque
mínimas y carentes de importancia práctica. La diferencia es de índole cuantitativa, los montos
de energía que han quedado libres y ligados por represión.
Freud da cuenta de una fantasía de base para todos los neuróticos, tanto hombres como
mujeres. Esta fantasía o fantasma se encuentra por fuera del contenido de la neurosis pero la
determina. Esta fantasía la llamaremos fantasma "pegan a un niño", es universal da cuenta del
campo de la neurosis, y es universal, pero cada uno tiene su versión singular de ser golpeado
por el padre. Este fantasma se encuentra dentro del núcleo del síntoma, y constituye una
satisfacción pulsional. Tiene una dimensión simbólica, una dimensión imaginaria y una
dimensión real: Freud distingue tres fases:
La fantasía de base de esta primera fase será "El padre golpea a un niño odiado por mi", esta
fantasía es sádica y se profiere en voz activa. Freud la orienta en el sentido de los celos. El
padre le pega, golpea, castiga al niño odiado, celado, por mí. Por ejemplo, en el nacimiento de
un hermanito.
La fantasía de la segunda fase no aconteció nunca como tal, sino que se construye en análisis
"Soy golpeado por el padre", esta fantasía es masoquista y produce un cambio: en vez de
profiere en voz activa se profiere en voz pasiva, esto indica que la acción del verbo recae sobre
el sujeto. Freud la orienta en el sentido del sentimiento de culpa por celar a otro niño y que el
padre le pegue. Esta segunda fase implica, el sentimiento de culpa inconsciente, culpa por
desear que el padre golpee al niño odiado, y el padre le pega como castigo de ese deseo hostil.
Por otro lado, al "hacerse golpear" se obtiene una satisfacción erótica con el padre, en forma
regresiva. “Soy golpeado” en la línea de la regresión a la fase sádico-anal, “soy golpeado” es
“soy amado”, “soy gozado por el padre”. La segunda fase del fantasma “pegan a un niño”
también se corresponde con el masoquismo erógeno en la línea del “soy golpeado”. “Soy
golpeado”, en el sentido de: “soy atado”, “soy amordazado”, “soy dejado”, etc. Y por vía del
sentimiento de culpa se entra en conexión con el masoquismo moral. Entonces el “soy
golpeado” tiene una doble vertiente: castigo por la culpa por los celos y lo regresivo, un modo
de satisfacción.
La fantasía de la tercera fase será "El padre golpea a otro niño", esta fantasía a diferencia de la
segunda, es masoquista pero implica una desfiguración y se profiere en voz activa. Este
carácter sádico, en realidad tiene un lado masoquista porque el padre golpea a otro niño y ese
niño es la representación de si mismo, se identifica con él. El sujeto se halla por lo tanto en los
dos lugares. Por eso situamos la importancia del campo de la mirada en relación con el
fantasma “pegan a un niño”.
En la construcción que Freud devuelve a su paciente, cuando el niño de año y medio despertó
debió observar el coito entre sus padres, realizado “a tergo” tres veces, lo que le permitió
observar los genitales de ambos.
El niño habría comprendido muy bien el significado de lo que veía a pesar de su corta edad.
Pero lo que la pesadilla revela es que el sujeto que sueña no ha alcanzado la simbolización
suficiente de la diferencia sexual, y por tanto su representación en una escena primaria, que
impida que el hecho de ver desaparecer los genitales de su padre en el interior de su madre,
no signifique, sencillamente, que en el lance el padre es devorado por ella.
El sueño del hombre de los lobos, si tal fue el suceso y no una alucinación o una simple imagen
hipnagógica, sería desde este punto de vista el intento de elaboración simbólica de tal escena;
aunque algo debió fallar a juzgar por el fracaso de la función simbólica que revela la angustia
de la pesadilla que detiene el sueño.
Por lo que respecta a los rasgos de estructura que la elaboración del sueño desvela, el padre
no consigue quedar definitivamente arriba, es decir, encaramado al árbol, por oposición al
lobo, que debería permanecer abajo.
Como en algunos cuentos infantiles, los lobos estarían aquí más próximos a la representación
de una madre primitiva, devoradora y fálica, que a la amenaza castradora del padre.
Freud se encontró con que todo los pacientes neuróticos le traían una versión de la fantasía
“pegan a un niño” y que esta, como todo fantasía producía una elevada satisfacción sexual,
Freud refiere que las primeras fantasías de esta clase se cultivaron muy temprano anterior a la
edad escolar, con lo cual lo situa en la logica del complejo de Edipo.
Freud descompone la fantasía en la niña en las siguientes tres fases, de las cuales las primera y
tercera son susceptibles de recuerdo, pero no así la segunda
Primera fase: “el padre le pega a un niño” Esta primera fantasía Freud la llama sádica, puesto
que el niño azotado nunca es el fantaseador, luego se dejara traslucir la fantasía completa “el
padre pega al niño que yo odio”, de ese modo, el niño fantaseador se convierte en el niño
amado por el padre Segunda fase: “yo soy azotado por el padre” Esta segunda fase, tiene un
indudable carácter ,masoquista en tanto que el placer se deriva de ser golpeado el mismo (el
niño fantaseador) por la persona amada (el padre). Esta fase de la fantasía nunca es recordada
por el paciente y Freud atribuye que se trata de una construcción del análisis.
Tercera fase: “alguien golpea al niño” El texto se parece al de la primera fase, parece sádica,
pero Freud dice que es masoquista, en tanto que se trata de que hay una desfiguración, el
sujeto se hace representar en ese otro que es golpeado por ese “alguien” que representa al
padre, es sustituido por ese otro, es masoquista porque el padre golpea a ese otro, pero ese
otro es una representación de si- mismo.
Pero vayamos al segundo tiempo de esta fantasía freudiana, donde la represión de los deseos
incestuosos y la culpa, unidos a la regresión de la organización genital a la pre-genital anal-
sádica, hacen su aparición, y donde, dicho rápidamente, la fórmula cambia a "Yo soy azotado
por el padre", encontrándonos con el carácter marcadamente masoquista, y la identificación a
un rival degradado. Esta es la fase que Freud considera más importante y grávida en
consecuencias, teñida de un gran placer que logra la conjunción entre culpa y erotismo,
aunque "se trata de una construcción del análisis", ya que nunca logrará "devenir consciente".
Los enamoramientos incestuosos sucumbirán a la represión a raíz de desengaños externos, o
tal vez a consecuencia de la falta de un cumplimiento largamente anhelado, siempre
acompañada por el sentimiento de culpa.
Nos detendremos en el período al que pone término el traumático sueño de los lobos, pero
agreguemos que sólo pone término parcial, hay un resto que persiste, imprimiéndole su
carácter a la nueva fase fóbica que el sueño inaugura, como así también a la tercera fase, la
neurosis obsesiva de contenido religioso. Es decir
que la estructura del sujeto estará dominada por los rasgos de esta primera fase, no se
encuentra en el historial ninguna idea de evolución superadora.
¿Cómo describe Freud lo que aquí nos interesa remarcar?. “Había sido al comienzo un niño
dócil y apacible, pero al regresar sus padres de vacaciones lo hallaron completamente
cambiado. Se mostraba descontento, excitable, y rabioso. Todo lo irritaba y en tales casos
gritaba y pataleaba. Se había producido una alteración del carácter en el niño. A partir de estos
accesos de cólera, y susceptibilidad se volvió insoportable, e hizo de la Chacha el objeto de su
sadismo”. Freud aún considera, según lo que ha desarrollado en “Pulsiones y sus destinos”,
que dicho sadismo es primario. Pero a partir justamente del recuerdo de fantasías de
flagelación se produce un cambio en la interpretación de esa cólera, en estas fantasías se
trataba de niños que eran objetos de malos tratos, consistentes especialmente en golpearles el
pene. “La personalidad de tales objetos quedó facilitada por sueños diurnos en, la que el
heredero del trono era fustigado y encerrado, el heredero del trono era el sujeto mismo.
Resultaba que en tales fantasías el sadismo primario se había vuelto hacia el propio sujeto
transformándose en masoquismo”. Se ha producido entonces un viraje del sadismo al
masoquismo, un cambio de fin, de activo a pasivo y un cambio de objeto sexual, de la Chacha
al padre. “El padre volvió a ser el objeto de su tendencia pasiva. Cuando el padre regresó los
accesos de cólera hallaron una nueva finalidad, contra el padre servían para propósitos
masoquistas, exteriorizando su maldad obligaba al padre a castigarle y pegarle, esto es a
procurarle la tan mentada satisfacción masoquista, así los accesos de cólera no eran sino
tentativas de seducción”.
Repasemos brevemente algunas cuestiones que nos van a servir en nuestra argumentación:
partiendo del análisis en sujetos femeninos su forma consciente como ya hemos visto, es “Un
niño es pegado”. Hay una constante, el niño pegado siempre es otro, cuando se quiere
preguntar sobre el sexo del niño o sobre quien pega, la respuesta es siempre la misma: “No
sé... pegan a un niño”. Queremos señalar que éste “no sé...” no es el mismo “no sé” de
Psicoterapia..., ni tampoco el “no sé” de la Interpretación de los sueños, se acerca, para buscar
otra referencia en los escritos de Freud, al “no sé” de Juanito. Cuando al niño se le pregunta
por el objeto de la angustia el pequeño dice “no sé”, y aquí Freud comenta dándole la razón a
Juanito, que el “niño no sabe qué lo angustia”. El objeto de la angustia está fuera del saber, la
angustia es ante un objeto, “algo” carente de representación. Las preguntas sobre el sujeto de
la fantasía o sobre quien pega, chocan contra algo que también está fuera del saber. Hay aquí,
en los términos de Freud, una “ignorancia absoluta”. Lo cual quiere decir que hay un límite
absoluto a lo que la asociación libre ha llegado. A “eso” de lo que se trata sólo es “posible”
alcanzarlo por las construcciones.
El tiempo recordado (“su forma consciente”), es sustentáculo de un intenso placer que culmina
en satisfacciones onanistas.
Hay un primer tiempo, también preconsciente, donde ya se puede reconocer la figura del
pegador y la del pegado, como en el tiempo anterior, en éste el pegado es otro, el que pega es
el padre: “Mi padre pega al niño odiado por mí”.
Con los materiales de estos dos tiempos preconscientes, Freud construye el tercero, que
corresponde a la segunda fase de la fantasía: “Yo soy pegado por mi padre”
De este segundo tiempo Freud dice que “en realidad nunca existió, nunca fue olvidado, jamás
fue consciente”. Sin embargo es a éste al que le da el estatuto de necesario, su necesidad es
sin lugar a dudas una necesidad lógica, ya que sin el tiempo construido no sería posible la
articulación lógica entre los otros dos y sin él nada justificaría la insistencia compulsiva del
tercero.
Este argumento inconsciente, ahora podemos decirlo, es el que insiste en repetirse en los
actos de repetición, quizás ahora estemos en mejores condiciones de comenzar a entender por
qué conllevarían éstos un peligro. Es en El Problema económico del Masoquismo que va a
plantear que el masoquismo conlleva un peligro real para el sujeto. La compulsión a la
repetición está ya ubicada más allá del principio del placer, y lo que se satisface es realmente
mortificante.
Freud plantea que por medio de estas fantasías es posible incluir a las perversiones en el
complejo nodular de las neurosis, pero digamos nosotros que el nódulo de ese complejo tiene
el estatuto de lo no reconocido, lo imposible de reconocer, lo imposible de recordar. Sólo
puede ser construido.
El sujeto se ofrece, como objeto, en la escena del fantasma, al cuerpo del padre, un padre que
podemos reconocer en textos posteriores su real carácter, cuando Freud habla de la relación
del Yo con Super yo, volvemos a encontrar esa relación imposible de complementariedad
entre el sadismo (del padre) y el masoquismo (del hijo), que encontramos en el fantasma de
flagelación. ¿pero qué dice además Freud allí de esa instancia paterna, de ese resto, del
complejo del Edipo que es el Super Yo “es la eternización del Padre de esa primera
dependencia infantil, es su monumento conmemorativo, de carácter cruel y severo, y no ajena
a estas características que “sabe” de las satisfacciones del ello, allí donde el Yo desconoce,
para el Super Yo no hay pensamientos secretos. Hemos llegado con el Super Yo a descubrir en
él que no sólo hay saber de la satisfacción sino que hay una satisfacción del saber que no es
ajena a los sufrimientos del sujeto.
Son tentativas fracasadas por una vía que no es la de la rememoración porque, como ya
dijimos, este padre de la satisfacción no existió en la realidad, y por lo tanto es inmemorable,
es por medio de esos actos de sacrificio, (podemos llamar con un término freudiano actos
conmemorativos a los actos de repetición), que el sujeto intenta alcanzar, en tanto objeto
pasivizado, el objeto de la satisfacción del cuerpo del padre, intenta recuperar una satisfacción
perdida y no hace más que repetir esa pérdida. Ese argumento construido en el análisis insiste
en la escena transferencial como actos de repetición. Por la vía del acto sacrificial se intenta
hacer existir, darle consistencia a un padre que sabe de la satisfacción, allí donde cada padre
no es sino él mismo un padre castrado. Quizás convenga entonces agregar que el sujeto en los
actos de repetición intenta alcanzar por la vía de la identificación al objeto fantasmático, ese
objeto imposible y perdido. Respecto de sus repetidos fracasos, convenga leer desde Freud,
articulándolas, las afirmaciones de Lacan, que tanto estupor han producido, de que “el suicidio
es el único acto exitoso” y aquella otra de que “el amor al padre conduce a lo peor”.
En el capítulo VII del caso, “El erotismo anal y el complejo de castración”, explora Freud la
relación entre el erotismo anal de su paciente y la escena primordial que ha derivado como
origen del sueño. Reconoce entonces un fondo homosexual a su posición femenina en relación
al padre.
Cuando más adelante expongamos las últimas soluciones de los síntomas de nuestro paciente,
quedará demostrado nuevamente cómo sus trastornos intestinales se habían puesto al
servicio de la corriente homosexual y habían expresado su actitud femenina con respecto al
padre.
…El excremento, el niño y el pene forman así una unidad, un concepto inconsciente -sitvenia
verbo-: el del 'pequeño' separable del cuerpo. Por estos caminos de enlace pueden
desarrollarse desplazamientos e intensificaciones de la carga de libido, muy importantes para
la Patología, y que el análisis descubre. (Cap. VII El erotismo anal y el complejo de castración.
El relato debiera comenzar por narrar el cataclismo. Y sin embargo, Freud parece argumentar
en torno a la imposibilidad de su paciente para simbolizar la castración y, por tanto, para
acceder a una auténtica inscripción inconsciente de su identidad sexual.
De modo que Freud parece estar exponiendo aquí como dominante el mecanismo de la
desmentida, considerado más tarde –en El fetichismo, 1927- el mecanismo esencial de la
estructura perversa, es decir, el
rasgo diferencial de la tercera estructura –la última en diferenciarse, tras las psicosis, a partir
de la primitiva teoría de las neurosis.
El primer mecanismo descrito, la negativa a hacerse cargo de la castración haciendo
inexistente un dato de experiencia, será considerado por Freud el más grave, y caracterizado
en El fetichismo como propiamente psicótico en caso de mantenerse más allá de la infancia.
Pero Freud continúa manteniendo que su paciente no se detiene en esta primera reacción
infantil y avanza hacia otra posición en la que el mecanismo fundamental parece
evidentemente perverso: dos corrientes antitéticas; una afirma y otra niega simultáneamente,
ya que la negación es aquí al mismo tiempo reconocimiento de lo que se niega.
Mecanismo estructural que sirve para explicar cómo el hombre de los lobos puede disfrutar de
cierta satisfacción erótica en posición pasiva, es decir, identificado de algún modo a la madre
fálica.
De este mismo paciente he relatado en otro lugar una alucinación que tuvo a los cinco años, y
a la que añadiré aquí un breve comentario: «Teniendo cinco años jugaba en el jardín, al lado
de mi niñera, tallando con una navajita en la corteza de uno de aquellos nogales, que
desempeñaban también un papel en mi sueño Rectificación en un relato posterior: «No; no
tallaba con la navajita en el árbol. Este detalle pertenece a otro recuerdo, falseado también
por una alucinación, y según la cual, una vez que hice un corte con el cortaplumas en un árbol,
brotó sangre de la hendidura»). De pronto observé, con terrible sobresalto, que me había
cortado el dedo meñique de la mano (¿derecha o izquierda?) de tal manera, que sólo
permanecía sujeto por la piel. No sentía dolor ninguno, pero sí un miedo terrible. No me atreví
a decir nada a la niñera, que estaba a pocos pasos de mí, me desplomé en el banco más
próximo y permanecí sentado, incapaz de mirarme el dedo. Por último, me tranquilicé, me
miré el dedo y vi que no tenía en él herida alguna.»
Del mismo modo la ausencia de dolor junto a la presencia terrorífica del miedo apuntaría a la
negativa misma a aceptar la castración como un hecho físico, material, denotando en cambio
un manejo metonímico por parte del sujeto en el que un desplazamiento incesante de la
diferencia no admite falta.
De los 6 casos en los que está basado el estudio sobre la fantasía sádica de “Pegan a un niño”
-cuatro mujeres y dos varones-, uno correspondía a una neurosis obsesiva gravísima, otro a
una neurosis obsesiva menos grave, un tercer caso apenas mostraba rasgo alguno de este tipo
de neurosis, mientras el resto pertenecía a categorías menos graves de neurosis2.
La fantasía de “Pegan a un niño” es interpretada por Freud como parte relativamente normal
del desarrollo de la fantasía femenina que representa la escena sexual edípica en términos de
una fantasía anterior que satisfacía la rivalidad con algún hermanito.
De este modo, la idea “el padre me ama”, de contenido edípico y genital, adoptaría una forma
de representación regresiva en ese “El padre me pega (yo soy pegado por el padre)”.
Podría tener en parte un contenido masoquista que diera satisfacción a la culpabilidad por el
deseo hacia el padre, pero sobre todo, argumenta Freud, sería la sustitución regresiva de la
fantasía, que retrotrae la excitación libidinosa del contenido genital conflictivo para procurar
una satisfacción onanista.
Característica fundamental de la fantasía esencial -“yo soy pegada por el padre”-, además de
su carácter inconsciente.
Dice Freud: “No puedo indicar por qué en uno de mis seis casos (uno masculino) era [la
escena] recordada conscientemente”. Freud prefiere, además, limitarse a la exposición de los
cuatro casos femeninos porque le parece que las fantasías de flagelación de los varones
enlazan con otro tema que no quiere abordar en el presente trabajo.
Las fantasías de flagelación en las mujeres le parecen, por otro lado, un suceso típico, nada
raro, correspondiente a una época infantil muy temprana.
En el análisis de esta fantasía en las niñas, Freud concluye que no tiene un carácter
propiamente sádico ni masoquista. Se trata siempre, eso sí, del padre de la niña. La fantasía
podría expresarse con la proposición: El padre pega a un niño -odiado por mí.
Podríamos pensar que se trata de una fantasía fálica en la que el padre impone la castración a
un pequeño rival, “un niño”, en el que no se ha inscrito todavía la diferencia sexual: no es
todavía niño o niña, sino sólo “un niño”.
Que sueña, porque la fantasía en esta segunda fase permanece inconsciente y no puede en
ningún caso ser recordada.
Es la fantasía más importante de todas, y Freud va más allá: no sólo no ha sido recordada
jamás sino que no puede acceder a la conciencia.
Constituye por eso una necesidad del análisis reconstruir tal escena cuya importancia capital,
así como su necesaria inconsciencia, apuntan a su relación con la escena primaria.
En la tercera fase la fantasía adopta una forma semejante a la primera. La persona que pega ya
no es nunca el padre, aparece más bien como un subrogado paterno –ha tenido efecto la
represión, que muestra en el desplazamiento y la condensación su eficacia.
La fantasía porta ahora una gran carga de excitación que procura inequívocamente una
satisfacción onanista.
Freud no oculta que la sucesión de las tres fantasías y su mutua relación continúa resultando
incomprensible.
A Freud le causa cierto estupor que uno de sus pacientes, un hombre ya en plena madurez
hubiera conservado con toda claridad en la conciencia el recuerdo de haber utilizado para fines
onanistas la representación de ser pegado por su madre.
Freud ensaya una explicación por la vía de una solución menos defensiva. Quizá, argumenta, la
represión esté determinada en el caso de las niñas por una culpabilidad mayor causada por la
fantasía masoquista –como mayor es su conciencia de dicha posición.
En el caso de los niños, por el contrario, podría ser suficiente una ocultación menor: la
sustitución de actividad por pasividad y del padre por la madre en lo que constituiría una doble
inversión.
En los varones la culpabilidad eludiría la represión, sustituida por un mecanismo de regresión.
También podría entenderse a la inversa: la utilización de mecanismos más primitivos excluiría
la represión.
Pero a Freud no le satisface una explicación que no de cuenta del hecho de que el caso del
varón no sea el menos grave, cuestionando incluso el hecho de que la satisfacción sustentada
por su fantasía hubiera sido propiamente genital.
La Escena inconsciente
Ahora bien, ¿qué determina que la fantasía inconsciente permanezca consciente en el caso del
varón adulto que sufría, seguramente, una gravísima neurosis obsesiva?
Podría decirse que no ha tenido lugar la fundación del mecanismo defensivo característico de
la neurosis, es decir, la represión primaria.
Quizá por ello Freud enlaza la fantasía de flagelación en los varones y un tipo de
susceptibilidad propia de la manía de litigar paranoica.
Niega de hecho que los dos varones que presentaban fantasías de flagelación fueran
perversos, y concluye más bien que su masoquismo correspondía a una actitud femenina.
Freud encuentra una solución para evitar concluir que el sujeto cuya fantasía primaria era
consciente había de ser por fuerza un psicótico.
La única posibilidad sería que dicha fantasía, cuyo contenido era ser golpeado por la madre,
fuera en realidad secundaria a una fantasía primaria anterior, de la que daría cuenta la
proposición Yo soy amado por mi padre. Es decir, lo primario sería una escena inconsciente de
contenido homosexual, en la que el paciente se coloca en la posición del objeto amado,
transformada por regresión en una escena perversa pero consciente.
La opción de Freud será postular la existencia en su paciente de una escena primaria reprimida
en la que la representación de la relación sexual no termina de inscribir la diferencia, ya que el
sujeto se coloca como primer eslabón de una cadena de desmentida, por medio de
desplazamientos sucesivos, de la castración.
Una fantasía de flagelación de contenido sexual y finalidad onanista en la que el sujeto puede
adoptar la posición pasiva frente a una madre de atributos fálicos.
Tanto si el deseo inconsciente era, según la explicación ofrecida por Freud en “Pegan a un
niño”, el de ser azotado por el padre, como si no existía escena inconsciente alguna, la escena
primaria ofrecida por Freud como construcción necesaria consigue anudar todos los síntomas
de la neurosis obsesiva de su paciente y, más aún, situar un sujeto del deseo anclado en el
espacio y el tiempo a partir del cual empezar a tramar el relato. Como al mismo Freud no se le
escapa, la escena primaria que ofrece al hombre de los lobos tiene más de prótesis simbólica
que de recuerdo recobrado.
Elaboración hecha por el psicoanalista con el fin de volver a encontrar lo que el sujeto ha
olvidado y no puede recordar, cuya comunicación al paciente actuaría en la cura
paralelamente a la interpretación. La cuestión de la construcción, a la que Freud dedica un
artículo importante al final de su vida, puede dar ocasión a una reflexión de conjunto sobre la
naturaleza misma del- proceso psicoanalítico. En su artículo Construcciones en el análisis
(1937), Freud recuerda que el analista desea, en su trabajo, levantar la amnesia infantil ligada
a la represión, obtener «una imagen fiel de los años olvidados por su paciente». Pero
precisamente porque este no puede rememorar todo, el analista se ve conducido a construir lo
olvidado. El psicoanalista procede, dice Freud, como el arqueólogo que reconstruye las
paredes de un edificio de acuerdo con los pedazos de muro que permanecieron en pie,
recupera el número y el lugar de las columnas de acuerdo con las cavidades del suelo, o
restaura las decoraciones desde simples vestigios. Se ve lo lejos que esta metáfora nos puede
llevar de la representación del trabajo psicoanalítico que tendríamos centrando las cosas en la
cuestión de la interpretación. Esta, recuerda en efecto Freud, recae siempre sobre el detalle
(acto fallido, idea perturbadora, etc.). y en ese mismo texto da el ejemplo de una
interpretación que se había basado en la pronunciación de una letra en una palabra. La
construcción, en cambio, buscaría reconstruir y luego comunicar al «analizado» un panorama
mucho más vasto, «un período olvidado de su prehistoria». Este tema de la construcción
seguramente puede plantear problemas en la medida en que aparece sobre el fondo de
preocupaciones técnicas que llevaron a privilegiar el «análisis de las resistencias». Al principio
de la historia del psicoanálisis, en efecto, el «material» parecía tener que estar siempre
disponible para la interpretación, ya sea que volviese directamente en el recuerdo, o que, por
ejemplo, se trasparentase a través de los sueños. Luego, el inconsciente pareció en cierto
modo «cerrar -se». La resistencia, que traducía en la cura la represión del deseo inconsciente,
pareció más esencial, y así se pudo pensar que había que analizarla prioritariamente, como si
fuese la única vía de acceso al deseo inconsciente mismo. El tema de la construcción parece
desarrollarse en efecto sobre el fondo de esta decepción. En todo caso, atestigua una
percepción de los límites de la interpretación.
-la interpretación
-la construcción
La interpretación, por su parte, no apunta a reconstruir algo de la historia olvidada, sino mas
bien, busca deducir por medio de la investigación analítica, el sentido latente o inconsciente de
las manifestaciones. La construcción, en cambio, consiste en que, al analizado se le presente
una pieza de su prehistoria olvidada.
El si del analizado puede indicar dos cosas. Por un lado que reconoce la construcción como
correcta, en este caso el si posee valor cuando el paciente produce recuerdos que
complementan y amplían la construcción. Por el otro, puede resultar un modo de la resistencia
para seguir encubriendo la verdad todavía no descubierta.
1923: EL YO Y EL ELLO
2) EXPLICAR DESDE EL TXT MÁS ALLA DEL PPIO DEL PLACER PULSIÓN Y COMPULSIÓN A LA
REPETICIÓN
DEFINICION DE PULSION: Fuerza inherente a todo ser vivo que busca repetir (reproducir) un
estado anterior. (1ra vivencia, su repetición es única, se inscribe en lo imposible y por ende se
repite)
En algún momento por una intervención de fuerzas, se suscitaron en la materia inanimada las
propiedades de la vida. La tensión así generada en el material hasta entonces inanimado
pugnó después por nivelarse; así nació la primera pulsión, la de regresar a lo inanimado. La
pulsión es un esfuerzo, inherente a lo orgánico vivo, de reproducción de un estado anterior
que lo vivo debió resignar bajo el influjo de fuerzas perturbadoras externas. Todas las
pulsiones quieren reproducir algo anterior (son conservadoras, pues aspiran a restablecer un
estado perturbado por la génesis de la vida), adquiridas históricamente y dirigidas a la
regresión. La meta de toda vida es la muerte. Se sustituye el falso dualismo libido de objeto y
libido yoica (introducido en Introducción al Narcisismo), por el dualismo pulsiones de vida
(Eros o pulsiones sexuales) y pulsiones de muerte (Tánatos). Si bien ambas pulsiones son
conservadoras, la pulsión de muerte intenta reconducir al ser vivo al estado inerte por el
camino más rápido, mientras que el Eros persigue la meta de complicar la vida mediante la
reunión, la síntesis, de la sustancia viva dispersada en partículas, y esto para conservar la vida.
Así se genera la paradoja de que el organismo vivo lucha con la máxima energía contra peligros
que podrían ayudarlo a alcanzar su meta vital por el camino más corto. Las mociones que
parten de las pulsiones obedecen al proceso primario, es decir, al proceso libremente móvil
que esfuerza en pos de la descarga. El proceso primario corresponde al modo de
funcionamiento del Inconsciente. En cada fragmento de sustancia viva están activas las dos
pulsiones, en mezclas desiguales; pero la vida misma sería un compromiso entre estas dos
aspiraciones. Como consecuencia de la unión que produjo el Eros, se consiguió neutralizar a la
pulsión de muerte de las células singulares, y desviarla en parte hacia el mundo
“las peligrosas pulsiones de muerte son tratadas en el individuo de muy diversos modos. Parte
de ellas queda neutralizada por su mezcla con componentes eróticos; otra parte es proyectada
hacia el exterior como agresión, y una tercera, la más importante, continúa libremente su
labor interior”.
Primacía de la pulsión de muerte. Hemos visto que a través de los fenómenos de repetición
Freud fue descubriendo una idea que lo condujo a “ver en la pulsión de muerte la pulsión por
excelencia”.
Evidentemente que “a quienes creen en los cuentos de hadas no les agrada oír mentar la
innata inclinación del hombre hacia “lo malo”, a la agresión, a la destrucción, y, con ello,
también a la crueldad y a la muerte, aun cuando aparece sin propósitos sexuales, en la más
ciega furia destructiva”.
“La tendencia agresiva es una disposición pulsional innata y autónoma del ser humano que
actúa desde los comienzos de la existencia humana, pasa por todas las fases evolutivas de la
libido y toma de ella sus distintos aspectos psíquicos: el miedo de ser devorado por el animal
totémico (el padre); el deseo de ser maltratado por el padre (fase sádico-anal); las fantasías
masoquistas introducidas en la fase fálica de la organización; la castración y, más tarde, las
situaciones femeninas - características del ser objeto pasivo del coito- y parir –en la primera
forma, femenina, de masoquismo-.”
De esta manera Freud llega a describir a la pulsión de muerte como “la expresión privilegiada
del principio más radical del funcionamiento psíquico, que liga indisolublemente –en la medida
que es lo que hay de más pulsional”- todo deseo agresivo o sexual, al deseo de muerte”.
Con "Análisis terminable e Interminable'' podemos afirmar que si antes se trataba de llenar las
lagunas mnémicas -consideración descriptiva del inconsciente-, después de levantar la
resistencia -consideración dinámica-, ahora se trata de la puesta en causa de la Resistencia al
levantamiento de las resistencias -consideración estructural- en lo que resta, de la compulsión
a la repetición, en la transferencia. La función de esta Resistencia en la transferencia no implica
de ninguna manera que la meta freudiana de llenar las lagunas mnémicas sea dejada. Ese
objetivo que resta como referente la resistencia de transferencia, vale decir, el lugar del
analista, es ahora fundamento y razón de tales lagunas mnémicas, dándole lugar a las
"Construcciones en el análisis" y a la gramática de "Pegan a un niño".
Una estética de inspiración económica, comenta Freud, debería ocuparse de estos casos y
situaciones que desembocan en "una ganancia de placer de otra índole", que "proviene de
otra fuente", que se exterioriza "de manera primaria e independiente del principio del placer"'.
- Masoquismo erógeno: Placer en el dolor como condición de excitación sexual. Cae por
completo la idea de que el sadismo es originario, ya que lo primario es el placer en el dolor
contra sí mismo, el sujeto es tomado como objeto. El fundamento de este es la mezcla entre la
pulsión de vida y la pulsión de muerte. Freud supone que en la constitución del sujeto, se
produce una expulsión hacia el exterior de grandes cantidades de pulsión de muerte y lo que
resta de esta operación es la ligadura, por lo tanto esa mezcla es el fundamento. Podemos
agregar que el masoquismo erógeno es el que “crea” a los otros dos masoquismos. -
Masoquismo Femenino: Lo nombra femenino debido a que su modo de satisfacción es de
meta pasiva, en donde el sujeto se pone en posición de objeto (ser atado, amordazado, etc.),
está ligado a las fantasías inconscientes y masoquistas.
- Masoquismo Moral: Este tipo de masoquismo es mudo en comparación con el femenino, por
otro lado, muchas veces se lo confunde con un rasgo de carácter, por ejemplo los que
delinquen por consciencia de culpa (debido a la necesidad de castigo). Es una instancia híper-
moral, y se la describe como sentimiento inconsciente de culpa que se ubica clínicamente
como reacción terapéutica negativa (RTN), en donde el paciente no quiere abandonar su
condición de enfermo. Este masoquismo está ubicado en el yo, la moral es resexualizada, lo
que implica una reanimación del complejo de Edipo y la distinguimos de la consciencia moral
debido a que es consciente, la cual produce la desexualizacion del complejo de Edipo.
Freud refiere en “el yo y el ello” que hay personas que cuando el medico les muestra en el
trajo analítico que las cosas marchan bien y les da esperanza de que se encuentran en buen
camino para alcanzar la cura, parecen por regla general insatisfechos y por regla general su
estado empeora. Toda solución parcial les provoca un refuerzo momentáneo de su padecer.
La explicación a este modo de reacción que tan a menudo presentan los pacientes, Freud la
encuentra en un factor moral, en un sentimiento inconsciente de culpa que no quiere
renunciar al castigo de del padecer, el paciente que no quiere sentirse culpable se siente
enfermo.
El superyo como heredero del complejo de Edipo y de la ley paterna, es aquella instancia
crítica frente a los deseos incentuosos y parricidas que tuvo el sujeto en su infancia, había un
prohibición y esta dice “no”, por ello el sujeto se siente culpable por esos deseos y tiene una
necesidad de castigo para pagar esa culpa, el superyo lo critica y el sujeto paga con el
padecimiento porque es culpable por esos deseos. Ahora bien, lo que encuentra Freud es que
hay una satisfacción porque el yo es masoquista y el superyo hiperintenso, se abate contra el
yo como si se hubiera apoderado de todo el sadismo disponible en el individuo, el yo necesita
el castigo y el superyo le dice “sos culpable”, la cura, si llegara a alcanzarse, implicaría par el
sujeto tener que abandonar este paradójico modo de satisfacer su necesidad de castigo en el
padecimiento.
En 1930 había señalado Freud: “[…] en la tarea terapéutica nos vemos precisados muy a
menudo a combatir al superyó y a rebajar sus exigencias”. Pocos años después citaría como
objetivo del tratamiento psicoanalítico “[…] fortalecer al yo, hacerlo más independiente del
superyó […]” Cómo puede lograrse esto último? Ampliando el yo preconsciente-consciente
(por ende enriquecido y fortalecido por la labor analítica), lo que permite al analizando tomar
consciencia del accionar de un superyó sádico, que lo hace objeto de denigración, acusaciones,
reproches, amenazas, engaños y/o castigos, y al que su yo, masoquista y preso de un
sentimiento –a menudo inconsciente- de culpabilidad, debe enfrentarse.
Freud nos habla de “desmontar” un superyó (por medio de la labor analítica), lo que
entrañaría, a mi juicio, una desidentificación, dado que el superyó, siguiendo al propio Freud,
sería producto del “montaje” de diversas identificaciones. Esta acción desidentificatoria puede
sustentarse no sólo en el análisis de la transferencia y depende en esencia de volver
conscientes las identificaciones patógenas- básicamente inconscientes-, así como los factores
desiderativos y defensivos que determinan su génesis y permanencia. Estas identificaciones se
hallan a menudo fuertemente arraigadas en el superyó y/o en el yo del sujeto. El laborioso
trabajo de desidentificación está comprendido dentro del trabajo elaborativo del proceso
psicoanalítico y tiene, más específicamente, semejanzas con el trabajo de duelo
El problema de las psicosis es que la libido no se enlaza a ningún objeto ya sea externo como
en las personas neuróticas, ni tampoco a un objeto de la fantasía (la imagen de alguien tomada
realidad) , es decir, si el tratamiento consiste en exteriorizar la libido con la transferencia y solo
se puede hacer si esta enlazada a algo, ya sea uno objeto externo o uno de la fantasía, pero
como la psicosis no está puesta en ningún objeto sino en sus delirios de grandeza propios del
psicótico se hace dificultosa la tarea por psicoanálisis.
que resta en la compulsión a la repetición -tercer momento- dicho deseo habla de su causa
perdida y dicho fracaso habla de lo que no puede ser ligado, el factor cuantitativo de la
intensidad pulsional.
Con el complejo de castración como estructura la energía de la libido se conecta con la cicatriz
de la represión, el genuino núcleo de las neurosis, vale decir, el límite de la significación fálica.
En el momento de la resistencia de la censura, restan las resistencias estructurales del discurso
ya que la transferencia es igual a la repetición y el inconsciente se despliega en la cadena
asociativa. En el momento de la resistencia de transferencia, con el cierre del inconsciente,
resta una pregunta ya que la transferencia por el amor que despierta tensa la resistencia, no
coincide con la repetición y excede al inconsciente. En el momento de la compulsión a la
repetición, queda para Freud la puesta en causa de la "Resistencia al descubrimiento de
resistencias" en lo que empuja en dicha compulsión.
RTA 2: Lo cuantitativo, a nivel psicológico, está dado por el afecto, en este caso por el monto
de angustia. Si ésta es demasiado intensa el yo tenderá a estar aferrado con más intensidad a
los mecanismos de defensa logrados. Pero también la angustia, lo cuantitativo, tendrá a su vez
sus diferencias cualitativas: angustia de desamparo (biológica o de nacimiento), de pérdida de
objeto, de castración (y/o miedo a la pérdida del amor de los progenitores) y del miedo al
superyo (o sentimiento de culpa). Las angustias que caracterizan a los procesos neuróticos, de
los que acá se ocupa Freud, son la de castración y del miedo al superyo. Las angustias de
nacimiento o de pérdida de objeto son las que se dan predominantemente en los derrumbes
del yo (acá hablo de predominancia, ya que todos estamos expuestos a los diversos tipos de
angustia): son aquellos casos que Freud plantea como no accesibles al tratamiento
psicoanalítico y en los que actualmente la farmacología actúa disminuyendo el factor
cuantitativo (la angustia) poniendo al yo en mejores condiciones para ser abordado por la
psicoterapia, llámese a ésta psicoanálisis (tal vez el término análisis en estos casos no sea el
más adecuado ya que en general no contamos con una estructura psíquica a analizar, o sea a
descomponer) o psicoanálisis aplicado a la terapia de las psicosis.
8) ¿Cuáles son los tres referentes que Freud toma para introducir el “Más allá del Principio del
placer”? En “Más allá del principio de placer” Freud se cuestiona acerca de la hegemonía del
principio de placer que hasta entonces regia para el aparato psíquico y según el cual, desde un
punto de vista económico, ante una tensión displacentera el aparato psíquico se ponía en
marcha para disminuir esa situación de displacer. Por lo tanto, esta sería la tendencia general
del aparato psíquico sustentada en la hipótesis de que el aparato psíquico tiende a mantener
lo más baja posible o al menos constante la cantidad de excitación presente en él (principio de
constancia).
Ahora bien, Freud encuentra que la experiencia refuta este supuesto, se encuentra con que
hay circunstancias capaces de impedir el imperio del principio de placer, en este sentido, arriba
a la conclusión de que si bien existe una fuerte tendencia al principio de placer, existen otras
fuerzas que se oponen a una tendencia al placer.
Los tres referentes que toma Freud para introducir el “Más allá del principio de placer” son: -
El juego de Fort-Da.
- El sueño traumático.
- La repetición en la transferencia.
9) Explicite la concepción de trauma que se postula en “Más allá del Principio del Placer”. ¿Cuál
sería la “reacción” del aparato psíquico frente al trauma?
Al principio de su obra Freud considera al trauma como un episodio, como experiencia sexual
prematura traumática, la cual en sí misma no produce ningún efecto sino que se re-significa,
cuando ésta huella entra en conexión asociativa con un representante psíquico luego de un
período de latencia. Debido a la conexión
asociativa entre los representantes psíquicos, el trauma es concebido como algo perdido e
irrecuperable que adquiere un sentido.
A partir del texto de 1920 Freud ya no va a referir al trauma como un acontecimiento, sino que
lo va a referir directamente como una exigencia pulsional, precisamente a la exigencia de la
pulsión de muerte. Ahora el trauma es considerado quantum (cantidad) de excitación
suficientemente grande como para romper la barrera anti-estímulo. La función de la barrera es
afrontar los estímulos exteriores y absorber o dejar pasar solo pequeñas cantidades que son
tolerables para la materia viva que se encuentra en el interior. La función de la barrera se ve
abolida cuando se rompe dicha barrera con grandes cantidades de energía, provocando así el
ingreso de esta energía que inunda económicamente al aparato psíquico dejándolo
desprotegido. La reacción del aparato frente a la irrupción pulsional es la angustia traumática.
El peligro de la angustia traumática es la perturbación económica y pone en acción todos los
medios de defensa, es lo que Freud llama un incremento de las magnitudes de estímulos. El
principio del placer es abolido en un primer momento, y el objetivo es ahora dominar el
estímulo ligando sus volúmenes para alcanzar una tramitación. La angustia traumática se
generó entonces como reacción a un aumento de tensión frente a la cual el sujeto es
impotente. El incremento de las magnitudes de estímulo en la espera de tramitación implica el
peligro de lo que Freud llama “desvalimiento psíquico”. En la situación traumática frente a la
cual se está desvalido coinciden el peligro externo e interno.
10) ¿Cómo piensa Freud el núcleo inconsciente del yo? ¿Cuál es su lugar en la 2° tópica y cuál
es el valor para pensar la cura?
El núcleo inconsciente del Yo, su parte inconsciente, es el ello. El Yo no es más que una parte
modificada del ello por la influencia del mundo exterior, con mediación del sistema Perceptivo-
Cc. Ahora bien, el Yo no está separado tajantemente del ello, sino que confluye con él. Como
también lo reprimido es una parte del ello, aún cuando esté segregado del Yo por las
resistencias de represión, puede comunicar con el yo a través del ello. El yo se empeña en
hacer valer sobre el ello el influjo del mundo exterior, así como sus propios propósitos; se
afana por reemplazar el principio de placer, que rige en el ello, por el principio de realidad.
Para el Yo, la percepción cumple el papel que en el ello corresponde a la pulsión. Freud nota,
durante el análisis, que tras vencer la resistencia yoica, aún así el Yo sigue teniendo
dificultades para deshacer las represiones, y que éstas requieren de una ulterior reelaboración.
El factor dinámico que vuelve necesaria dicha reelaboración es que, tras cancelar la resistencia
yoica, es precisa todavía superar el poder de la compulsión de repetición, la atracción de los
arquetipos inconsciente sobre el proceso pulsional reprimido. Así postula la resistencia
proveniente del ello, como responsable de la necesidad de esa reelaboración. Es que el ello no
quiere abandonar sus fijaciones y se aferra al beneficio primario de la enfermedad, y en el
análisis se debe lograr superar la compulsión de repetición, lograr una rectificación en la vía de
satisfacción. Durante el análisis, no sólo se lucha contra la repulsa del yo hacía ciertas
orientaciones de la libido, sino también contra la viscosidad de la libido, que no quiere
abandonar los objetos que una vez invistió. Se debe desasir la libido de sus provisionales
ligaduras sustraídas al yo, para ponerla de nuevo al servicio de éste. La libido en los neuróticos
está ligada a los síntomas, que le procuran la satisfacción sustitutiva. En la transferencia se
renuevan los conflictos que desembocaron en los síntomas, y se intenta llevarlos a otro
desenlace, con el auxilio de fuerzas impulsoras que en su momento no estaban disponibles. Es
la transferencia, entonces, lo que permite generar no la neurosis del paciente, sino una
neurosis de transferencia, y poder luchar en ésta como en un campo de batalla.
12) ¿Qué implica que Freud plantee que el superyó es un subrogado del ello frente al YO? El
YO se forma en buena parte desde identificaciones que toman relevo de investiduras del ello,
resignadas (de los objetos edípicos). Estas identificaciones se comportan como una instancia
particular dentro del YO, se contraponen al Yo como Superyó. Esta instancia, debe su posición
particular dentro del yo a un factor que se debe apreciar desde dos lados: es la identificación
inicial, ocurrida cuando el yo era todavía endeble, y se mantiene como monumento
recordatoria de la endeblez del yo en aquella época; es el heredero del Complejo de Edipo, y
por tanto introdujo en el YO los objetos más grandiosos. Conserva a lo largo de la vida su
carácter de origen, proveniente del complejo paterno: la facultad de contraponerse al YO y
dominarlo. El
hecho de descender de las primeras investiduras de objeto de ello y, por tanto, del Complejo
de Edipo, pone al Superyó en relación con las adquisiciones filogenéticas del ello y lo convierte
en reencarnación de anteriores formaciones yoicas, que han dejado sus sedimentos en el ello.
Por eso el Superyó mantiene duradera afinidad con el ello, y puede subrogarlo frente al Yo. El
Superyó subroga la misma función protectora y salvadora que al comienzo recayó sobre el
padre, y después sobre la Providencia o el Destino. Se atribuye al Superyó la función de la
consciencia moral, y reconocemos en el sentimiento de culpa la expresión de una tensión
entre éste y el Yo. El Yo reacciona con sentimiento de culpa (angustia de la consciencia moral)
ante la percepción de que no está a la altura de los reclamos que dirige su ideal, el superyó. El
Superyó es el subrogado tanto del ello como del mundo exterior. Debe su génesis a que los
primeros objetos de las mociones libidinosas del ello, la pareja parental, fueron introyectados
en el yo, a raíz de lo cual el vínculo con ellos fue desexualizado, experimentó un desvío de las
metas sexuales directas. De esta manera se posibilitó la superación del Complejo de Edipo.
Pero esas mismas personas, que eran objetos de las mociones libidinosas del ello, pertenecen
además al mundo exterior, ya que de éste fueron tomadas.
Primero, Freud postula el Inconsciente Descriptivo, como todo aquello que alguna vez fue
consciente, ahora es inconsciente y, con un poco de ayuda, puede devenir consciente
nuevamente. El Inconsciente Descriptivo es, en realidad, el Preconsciente. Posteriormente, se
postula el Inconsciente Dinámico, que equivale a Inconsciente Reprimido (no hay inconsciente
anterior a la represión, sino que ésta lo funda). A partir de la segunda tópica, Inconsciente deja
de ser sinónimo de Reprimido, y YO deja de ser equivalente de Consciencia. En primer lugar, el
YO también posee una parte inconsciente, de la cual parten resistencias, por ejemplo. Se
postula el Inconsciente Estructural, que es igual al Ello. Si bien todo lo reprimido es también
una parte del Ello y, por tanto, inconsciente; no todo lo inconsciente es reprimido. El ello es
planteado como reservorio pulsional, cuyo contenido carece de R-palabra (preconscientes), y
por tanto no puede devenir nunca consciente (sólo puede devenir consciente aquello que
alguna vez lo fue, por conexión con sus respectivas R-palabra preconscientes, exceptuando las
sensaciones de procesos que, proviniendo del interior, pueden hacerse conscientes sin
conexión con R preconscientes; no se puede recordar lo que nunca fue olvidado). Si bien la
resistencia mantiene alejado de la consciencia a lo reprimido, lo reprimido comunica con el YO
a través del ello (del cual el YO no es más que una parte modificada), demostrando ser todavía
eficaz sobre éste. Mientras el contenido reprimido, que forma parte del ello, puede devenir
nuevamente consciente, los contenidos no ligados del ello no pueden devenir conscientes
nunca. La reformulación resulta necesaria para Freud, tras descubrir que las resistencias no
sólo son yoicas (como antes había pensado), sino que también parten de otros lugares, a
saber: 3 resistencias yoicas (de represión, de transferencia y beneficio secundario del síntoma),
1 resistencia del ello (responsable de la necesidad de reelaboración; se aferra al beneficio
primario del síntoma), y 1 resistencia del Superyó (es la resistencia al levantamiento de las
resistencias, y se aferra a la enfermedad como castigo).
Freud nota en el análisis de sus pacientes, que éstos ofrecen resistencias a la cura, y que estas
resistencias y sus motivos se mantienen inconscientes para el paciente. El motivo de esa
resistencia se encuentra en una intensa necesidad de castigo, que se puede clasificar entre los
deseos masoquistas. Esa necesidad de castigo es el peor enemigo del empeño terapéutico, y se
satisface con el padecimiento que la neurosis conlleva, y por eso se aferra a la condición de
enfermo y se opone a la cura. Este factor, la necesidad de castigo o sentimiento inconsciente
de culpa, interviene en toda contracción de neurosis. Esta resistencia, que es una de las cinco
existentes, proviene del Superyó. El Superyó sabe de las mociones reprimidas que se
encuentran en el ello, y castiga al Yo Ahora bien, ese sentimiento de culpa es inconsciente para
el enfermo, quien no se siente culpable, sino sólo enfermo. Gran parte del sentimiento de
culpa tiene que ser normalmente inconsciente, porque la génesis de la consciencia moral se
enlaza de manera íntima al Complejo de Edipo,
que pertenece al inconsciente. El sentimiento de culpa normal, consciente (consciencia moral),
descansa en la tensión entre el YO y el Ideal del Yo, es la expresión de una condena del YO por
su instancia crítica.
1) Desarrolle la nueva relación entre represión y angustia que Freud considera en Inhibición,
Síntoma y Angustia. Freud basándose en el estudio de las fobias, particularmente en el caso de
Juanito y del hombre de los lobos, va a dar cuenta de que el motor de la represión es para
ambos casos la angustia de castración. Es decir, los contenidos angustiantes, ser mordido por
el caballo o ser devorado por el lobo, son sustitutos desfigurados de la castración. Por lo tanto,
a partir de estas observaciones Freud nos dirá que la angustia crea la represión y no como
consideraba antes que la represión a la angustia.
Freud en inhibición síntoma y angustia nos dice que había sustentando la tesis de que por obra
de la represión la agencia de representantes de la pulsión es desfigurada, desplazada. En tanto
que la libido de la moción pulsional es mudada en angustia. Pero a partir de las indagaciones
en las fobias, observo que esto no se corroboraba y sino que se contradecía.
Por lo tanto la angustia de las zoofobias es la angustia de castración del yo. La mayoría de las
fobias se remontan a una angustia del yo frente a las exigencias de la libido, en ellas la actitud
angustiada del yo es siempre lo primario y la impulsión de la represión. La angustia nos va a
decir Freud nunca proviene de la libido reprimida.
2) Explique las "resistencias de otra índole" que Freud establece en Análisis terminable e
interminable y su presentación clínica.
Freud observa en la práctica clínica que ciertos pacientes parecen querer eternizarse en
análisis, entonces comienza a buscar las causas de estas resistencias a la curación. Estas son las
resistencias estructurales, “Las resistencias de otra índole”, que son las resistencias del ello, y
las resistencias del superyó. Las resistencias del ello tienen que ver con varios factores. Su
manifestación clínica es la compulsión de repetición. Las causas de esta compulsión pueden
ser:
- Inercia psíquica: La pulsión parece estar fijada, quedando inmutable, petrificada y esto puede
deberse al peso que ejercen las costumbres.
- Mecanismos de defensa: A partir de estos se produce la alteración del yo, que se presenta
como una repetición estereotipada de los mecanismos de defensa ante un peligro, se trata de
una fijación en el núcleo del yo (el ello), en los cuales también se encuentra una satisfacción
pulsional, la cual se niega la persona a resignar. Por otro lado, podemos encontrar la
resistencia del superyó, la cual se manifiesta clínicamente como la reacción terapéutica
negativa (RTN), que se debe al sentimiento inconsciente de culpa, debido a la necesidad de
castigo. Esta es una fuerza que se defiende de todos los medios de la curación, y que a toda
costa quiere aferrarse de la enfermedad y el padecimiento. En estos casos el paciente ante el
progreso en el análisis, ante la cancelación de una forma de padecimiento neurótico, lo
sustituye por otro, o por una enfermedad somática, porque el paciente ante todo quiere
padecer, sentirse miserable. Esto es otra forma de
satisfacción, a partir del masoquismo moral se satisface la pulsión de muerte, es decir existe
una satisfacción en el síntoma, el padecimiento y que por lo tanto el paciente se niega a
abandonar.
3) Desarrolle los dos factores que Freud ubica en “Esquema del psicoanálisis “, como fuente de
la resistencia.
4) ¿Cuáles son las cinco resistencias de las que habla Freud en “Inhibición, síntoma y
angustia”? Desarrolle. Freud plante en “Inhibición, síntoma y angustia” que las resistencias
provienen del: Yo, Ello y Superyó. El yo es la fuente de 3 formas de resistencias, las cuales son
diversas por su dinámica. Estas son las resistencias denominadas yoicas y son:
- Resistencia de represión.
- Resistencia de transferencia.
Por otro lado, la resistencia del ello, es la responsable de la necesidad de reelaboración. Esta
tiene un carácter compulsivo del síntoma, es un modo de satisfacción una resistencia
estructural que se vincula con el “Masoquismo femenino” y fantasma " pegan a un niño". Esta
resistencia se presentará como mecanismo de defensa, y toman a la cura misma como un
peligro. La curación pasa a ser un peligro.
Por último, la resistencia del superyó parece brotar de la conciencia de culpa o necesidad de
castigo que se opone a todo éxito y por ende a la curación mediante el análisis, en donde se
presenta como reacción terapéutica negativa y amenaza con dejar al sujeto sin la satisfacción
paradójica del superyó que lo maltrata. El sujeto se va a defender del análisis ya que este
amenaza con dejarlo sin masoquismo moral
5) Qué se refiere Freud cuando considera la castración como "roca de base" del análisis.
Desarrolle y justifique.
Los análisis tienen un límite ya que por más análisis que hagamos queda lo que Freud llama
una roca de base ¿Cuál es la roca de base, lo que no puede concluirse que siempre queda un
resto? En las mujeres la envidia del pene, en los varones una modalidad que se sostiene de la
amenaza de castración, o sea, la revuelta como protesta masculina a quedar en posición pasiva
respecto a otro hombre, incluso el propio analista: deberle la curación al analista, dejaría al
sujeto en una posición pasiva y se revelan de esto.
Ahora, es cierto –como Freud mismo lo dice–, que lo que aparece como protesta masculina a
quedar en posición pasiva (como límite del análisis de los varones), es una cuestión respecto a
otros varones; pero puede, al mismo tiempo, tomar gustoso la posición pasiva respecto a la
mujer: tales hombres suelen exhibir una conducta masoquista hacia la mujer, una lisa y llana
servidumbre. El hombre sólo se defiende de la pasividad frente al hombre, no de la pasividad
en general. En otras palabras: la «protesta masculina» no es de hecho otra cosa que una
angustia de castración.” Ser castrado por el padre (masculino) (“Análisis terminable...) O sea,
que puede tomar una posición de servidumbre y pasividad en el lazo con una mujer, y al
mismo tiempo, estar tomados por la protesta masculina respecto a otro hombre. Ahora bien,
tenemos la roca de base de la castración: en las mujeres la envidia del pene, en los varones la
revuelta contra la actitud pasiva; y recuerden el complejo de castración tal como lo hemos
trabajado, teniendo el Edipo como operador, el complejo de castración vela, encubre, oculta,
rechaza la castración estructural, el encuentro con la castración en el otro materno. ¿Por qué?
Las dos respuestas son rechazo de la castración estructural. Por un lado, una mujer –para
decirlo sencillo– en tanto envidia del pene, rechaza saber que el hombre, aún teniendo el
instrumento fálico, está castrado tanto como ella. No es que la posesión del instrumento fálico
implique no estar afectado por la castración; está afectado por la castración tanto como la
mujer. Por otro, en el varón la revuelta contra la pasividad por otro hombre, también es un
rechazo a la castración, porque para poder creer que el otro lo va a tomar como objeto pasivo
para su goce, para poder creer que el otro lo está amenazando de la castración, necesita
rechazar que ese otro también está castrado. Por lo tanto, hay que diferenciar complejo de
castración de castración estructural. El complejo de castración puede implicar la dimensión de
la amenaza de castración por prohibición paterna, edípica; pero la prohibición edípica con la
amenaza de castración permite al neurótico la construcción de la creencia de que podría
alcanzar el objeto perdido si no estuviera prohibido por el padre. Cuando en verdad, el objeto
perdido está perdido por estructura, lo que se perdió como primera experiencia de satisfacción
es irrecuperable. Este es un nombre de la castración estructural, o sea, que el objeto prohibido
es imposible de recuperar. El padre al prohibir la madre funda la creencia neurótica de que si
no fuera por la prohibición, podría alcanzar el objeto prohibido.
Recuerden que no hay satisfacción plena de la pulsión pero no es por prohibición sino por un
obstáculo interno para la satisfacción absoluta. Siempre hay una distancia entre los que
buscamos y lo que hallamos, siempre hay un agujero. ¿Por qué? Porque el objeto está perdido.
La prohibición y la amenaza de castración hace creer que sería posible la satisfacción plena de
la pulsión.
Hombres y mujeres –en el campo de la neurosis– rechazan lo femenino en tanto es –tal como
lo formula Freud en “El tabú de la virginidad”– lo radicalmente otro, lo radicalmente ajeno, lo
que no pertenece al significado fálico. Desautorizar y desestimar la feminidad, es el otro
nombre paradigmático del rechazo a la castración, esto por parte de varones y mujeres.
Incluso, que alguien tenga cuerpo de mujer y que, además, le gusten los varones, no quiere
decir que no haya ahí un rechazo a la feminidad como desautorización. Freud no se está
refiriendo a homosexualidad. O sea, tenemos una histérica a la que le gustan los hombres pero
a las histéricas también le gustan las mujeres –no necesariamente en la vía del lazo amoroso
homosexual, aunque pueda ser–, porque se preguntan ¿qué es una mujer?, ¿qué tiene esa
otra? La envidia del pene como
roca de base, que puede presentarse de muchas maneras en la vida de una mujer, es creer que
el varón no está castrado, es la desestimación de la feminidad. Desde un varón, menospreciar
a una mujer, idealizarla, tomarla como un semejante, también es rechazo de la feminidad. Y lo
femenino, es con lo que hay que saber arreglárselas, para poder concluir un análisis.
6) De acuerdo con el cap. VII de "Análisis terminable e interminable" ¿cómo explica Freud el
advenimiento de nuevos analistas?
Porque, no se adviene analista por la línea del saber: estudiando psicoanálisis, donde se
adviene analista es en un análisis. Por lo tanto si alguien no se analiza, no se ha analizado, ahí
no hay un analista, aunque pueda tener títulos y estudios en cantidad. Pero no es una
formalidad curricular. No se trata de que la meta sea alcanzar una normalidad esquemática o
ideal de acuerdo a alguna cultura, ni la eliminación de las pasiones, ni la eliminación del
conflicto. Este es el articulador central. Los análisis tienen un límite ya que por más análisis que
hagamos queda lo que Freud llama una roca de base ¿cómo adviene alguien analista? Y
plantea dos cosas. La primera, es cuando se logra instilar en un sujeto la firme convicción en la
existencia del inconsciente. La segunda, es que Freud se pregunta por la aptitud del analista
que implica una conmoción de los mecanismos de defensa. ¿Por qué? Recuerdan que los
mecanismos de defensa se asientan en la resistencia del ello, y que eso se relaciona con pegan
a un niño y con masoquismo femenino. Por lo tanto, si no hay conmoción de los mecanismos
de defensa, alguien puede ocupar el lugar del analista dirigiendo las curas desde sus propios
mecanismos de defensa, y si es así, lo que hace es un ejercicio del poder de su lugar de
analista.
Dice Freud que a veces, nos encontramos con saldos lamentables del análisis de los analistas,
que implican que no han sido conmovidos los mecanismos de defensa como respuesta
estereotipada, y por lo tanto ese sujeto – aun teniendo la instilación de la convicción en la
existencia del inconsciente–, puede ocupar el lugar de analista profesionalmente, pero dirigir
la cura desde sus propios mecanismos de defensa, desde sus propios modos de satisfacción
pulsional, desde su propio inconsciente o desde sus propios ideales. Ahí no hay analista.
Freud refiere que el analizar sería la tercera de las profesiones imposibles, junto con el
gobernar y el educar. Puesto que no se le puede pedir a las personas que quieran ejercer esta
profesión que sean perfectos, para poder aproximar se a la aptitud ideal que les hace falta,
deberán realizar un análisis propio que sea didáctico con el que comienza su preparación para
la actividad futura.
Una de las funciones principales de este análisis didáctico, será que el didacta juzgue si se lo
puede admitir al candidato para su ulterior formación. Eso dependerá de que se instile en el
aprendiz la firme convicción de la existencia de lo inconsciente, le proporcione las increíbles
percepciones de si por la percepción de sus propias represiones y será a su vez, una primera
aproximación a la técnica del psicoanálisis aunque claro que únicamente esto no será válido
como instrucción.
A su vez, todo nuevo y viejo analista será objeto de análisis periódicamente, puesto que el
hecho de ocuparse constante mente de lo reprimido y las particulares condiciones del trabajo
analítico se verá estorbado para ver de manera correcta las constelaciones del paciente y en la
manera de reaccionar a ellas, despertara en el todas aquellas exigencias pulsionales que de
ordinario sería capaz de mantener en sofocación. 7) En "Análisis terminable e interminable"
Freud ubica tres elementos decisivos para el curso y la terminación de un análisis. Coméntelos.
analítica, esto ocurrió porque el paciente ya no sufre a causa de sus inhibiciones y síntomas y
porque el analista considero que el trabajo ha llegado a un punto tal en el que no se repetirán
los procesos patológicos. Ahora bien, Freud busca saber si es posible el final de análisis pero en
este otro sentido, más profundo que el primero que implique que se ha alcanzado en el
paciente un nivel de normalidad psíquica absoluta de manera tal que no se pueda producir
ninguna otro alteración ulterior, porque la pulsión a sido definitivamente domeñada. Un
análisis con tan feliz desenlace se explica porque el yo del paciente no estaba alterado de una
manera muy notable y la etiología de la perturbación era esencialmente traumática, si bien la
etiología de todas las perturbaciones es mixta y se trata de una acción conjugada de factores
constitucionales y accidentales, cuanto mayor predominio tenga el primero, la intensidad
constitucional de la pulsión y la alteración perjudicial del yo adquirida en las luchas defensivas
de la primera infancia, serán capaces de prolongar la duración del análisis hasta lo inconcluible,
puesto que la hiperintensidad de la pulsión atribuye una hiperintensidad de la fijación (con el
objeto de la pulsión) y la tarea del analista será remover esa fijación, tanto más fácil será la
tarea, cuanto menos intensa sea la pulsión, es decir, menos refractaria a su domeñamiento.
Mediante el domeñamiento de la exigencia pulsional el analista consigue aquello de lo que es
magistralmente capaz: merced a un fortalecimiento del yo, sustituir la decisión deficiente que
el paciente trae desde su temprana edad por otra decisión que le permita una tramitación
acertada de la pulsión, dice Freud que solo en un caso así se puede hablar de un análisis
terminado definitivamente. El objeto de la cura no es hacer desaparecer la exigencia de la
pulsión, esto no solo es imposible sino que además es no deseable, se trata de domeñar la
pulsión, esto es, que pueda ser admitida dentro del yo en armonía y ya no siga ,mas su camino
propio a la satisfacción, implica someter sectores no gobernados del ello al yo de la personal,
integrarlos en la síntesis del yo, en este sentido, el analista trabajara para producir una nueva
alteración del yo, y en este sentido, dice Freud que el objeto del análisis es intercambiar una
decisión defiende por una nueva y más acorde para tramitar la exigencia pulsional.
8) Desde "Inhibición, síntoma y angustia", cuáles son los recursos de los que dispone el Yo para
defenderse de la moción pulsional.
En inhibición, síntoma y angustia Freud justifica lo que él llama su “restauración del antiguo
concepto de defensa” por la necesidad de poner un concepto global que incluya, además de la
represión otros métodos de defensa que utiliza el yo.
A esta lucha defensiva Freud la llama secundaria y muestra sus dos rostros en apariencia
contradictorios. Por un parte, el yo en virtud de su aspiración a la ligazón y a la unificación
intenta cancelar la ajenidad y el aislamiento del síntoma aprovechando toda oportunidad para
ligarlo de algún modo a si e incorporarlo a su organización. El síntoma según Freud es para el
yo algo ajeno e íntimo al mismo tiempo, y el yo se esfuerza por volver íntimo y familiar eso que
es extranjero del síntoma, a saber, su modalidad de satisfacción pulsional. Así el síntoma es
encargado de subrogar importantes intereses, se fusiona cada vez más con el yo y se vuelve
cada vez más indispensable para este, de todos estos nexos resulta lo que llamo Freud
“ganancia secundaria de la enfermedad” que se presentara luego cuando se quiere prestar
ayuda analítica al yo, del bando de las resistencias.
9) Explique por qué el síntoma no es sólo una formación sustitutiva sino que a la vez es una
satisfacción sustitutiva. El Complejo de Castración es motor de la defensa, referente del
síntoma y, por tanto, núcleo de la neurosis. El síntoma está relacionado con la represión. El
síntoma, en cierto punto en que fracasa la represión, viene a sustituir a aquella representación
inconciliable -de carácter sexual- por otra representación que constituye el síntoma, como
formación sustitutiva. Posteriormente, Freud, también agrega que el síntoma es una
satisfacción sustitutiva -paradójica y parcial-. El síntoma también está relacionado con la
ganancia primaria
Hay dos “paradigmas clínicos”, dos “concepciones” que Freud tuvo de la clínica. Cada
paradigma clínico tiene un diseño diferente del “aparato psíquico” o “tópica”.
Entre el trauma y el síntoma Freud ubica al inconsciente. En el icc los recuerdos se articulan,
elaboran, ligan, y en algún momento hay un efecto, un producto, que es el síntoma. Para
entender el producto hay que desandar todo el proceso de elaboración. Freud quiere volver a
esos recuerdos y darles sentido; dice que el síntoma histérico tiene sentido, y que al menos
uno de los sentidos del síntoma tiene carácter sexual. Lo que no significa que no pueda tener
otros sentidos el síntoma. El sentido sexual tiene directa relación con el trauma. El trauma es,
entonces, sexual, y es el trauma el que da el sentido sexual al síntoma. El sujeto, en la primera
época, tenía que traer a conciencia recuerdos de la infancia, acceder al archivo de recuerdos
que era el inconsciente. El acceso al recuerdo se lograba porque, entre otras cosas, se
levantaban las represiones. Se iba a la búsqueda de los recuerdos traumáticos
En “Estudios sobre la histeria” Freud hipotetiza que los recuerdos están agrupados, según su
grado de resistencia, en forma de capas concéntricas alrededor de un núcleo central patógeno;
durante el tratamiento, cada vez que se pasa de un círculo a otro más cercano al núcleo,
aumenta proporcionalmente la resistencia. Freud aquí ya considera a la resistencia
considerándola de dos formas: como una repulsión proveniente de lo reprimido, y también
como una fuerza ejercida por el yo contra las representaciones penosas. Freud, en su primera
etapa, quiere “llenar las lagunas de recuerdos”. Debían surgir recuerdos para poder explicar el
sentido oculto de los síntomas.
En “Pegan a un niño” descubre que hay elementos que nunca fueron conscientes y por ellos no
fueron reprimidos. En el relato de muchos pacientes encuentra la frase “pegan a un niño”, que
tiene carácter de fantasía consiente donde el paciente logra alcanzar la satisfacción sexual (le
gusta ver que le peguen a un
niño), es por ello que trata de ver cuáles son los fundamentos icc de esta fantasía, encuentra
como constante la tercer fase de la construcción de esta fantasías: (1era) “recuerdos
infantiles” (por ej, ver q alguien le pegaba a un niño), (2da) deriva del complejo de Edipo y es
de carácter masoquista, a esta fase se accede por construcción (esta fase no es recordable, es
reprimida, hay que construirla, la frase de este deseo es “soy golpeado por mi padre”, aparece
el sujeto de la fantasía). Con esto, en fin, Freud ve que en las fantasías icc hay un goce
masoquista.
Uno de los obstáculos es esto de que “no todo se puede recordar”. Hasta entonces el
psicoanálisis había sido el arte de interpretar, pero ahora empieza a no ser lo único. Otro
obstáculo se dio en la primera tópica era difícil situar de qué estrato proviene la resistencia
porque: por un lado el icc no resiste, sino que insiste en realizarse, pero tampoco podemos
decir que la resistencia venga de la conciencia xq las resistencias son icc; del preconciente
tampoco, porque es fácilmente cc. Entonces, como no puede ubicar a las resistencias q era un
tema importante, diseña la segunda tópica.
El segundo paradigma: “Donde ello era, el yo debe advenir”. “Más allá del principio del placer
(1920)” provoca un quiebre en la concepción clínica, Freud se enfrenta a los obstáculos que se
oponen a la curación.
De la pregunta ¿cómo cura el psicoanálisis? se pasa a ¿cuáles son los obstáculos que se
oponen a la curación?
Desde el punto de vista clínico intenta responder a la pregunta por qué los sujetos no buscan
su propio bien, el placer. Hasta ese momento el aparato psíquico estaba regido por el principio
de placer alejado del displacer. El principio de realidad es una prolongación del principio de
placer, busca prolongar el placer.
Por medio de pruebas descubre que el aparato psíquico no está dominado por el principio de
placer ya que domina una instancia que está más allá del principio de placer que opera en la
subjetividad. El principio de placer es homeostático, busca la armonía y el equilibrio pero por
las diferentes pruebas, sueños traumáticos, de guerra, de angustia, se ve el más allá del
principio de placer.
En este texto habla del TRAUMA, este sirve de polo de atracción para que el sujeto repita
vivencias que no son placenteras sino traumáticas, cada trauma es singular en cada sujeto y
este se ve obligado a repetirlo. Hay personas que buscan repetir en la transferencia vivencias
donde se van a sentir humilladas, maltratadas.
En el texto redefine la pulsión como una tendencia inherente a todo lo vivo, es de naturaleza
conservadora y apunta a repetir un estado anterior. Separa la repetición del recuerdo donde
decía que el paciente repite en vez de recordar, pero repetir es su forma de recordar. La
repetición queda vinculada a la pulsión, la pulsión como estímulo tiende a repetir un estado
anterior placentero o displacentero. No deja de lado el concepto límite ente lo psíquico y lo
somático sino que lo extiende con el concepto de recuerdo.
Freud considera que las neurosis de la infancia enseñan lo que más tarde se discierne con una
investigación exhaustiva. Lo mismo espera de las enfermedades de siglos anteriores. Es decir
que Freud por medio de este caso puede encontrar más claro lo que en otras neurosis es más
difícil de pesquisar, esto es el sustituto del padre. También hace notar que el contenido, las
vestiduras de las neurosis varía con el tiempo (son epocales) pero no así su estructura, es decir
aquellos procesos que hacen posible su surgimiento (léase por ejemplo el Complejo de Edipo).
Dice Freud que en el siglo XVII las neurosis aparecen con vestiduras demonológicas, se tratan
de posesiones. Esto sucede con el caso de Haizmann, quien tenía alucinaciones y convulsiones
(tuvo también parálisis en las piernas cuando se le presentaron figuras sagradas). Por lo tanto
podría hablarse de una conversión histérica. Los demonios son deseos malos, desestimados,
retoños de mociones pulsionales rechazadas (es decir que se trata de una moción pulsional
cuyo representante representativo es inconsciente, la pulsión es dinámica).
Freud considera que Haizmann tenía una depresión melancólica con inhibición del trabajo y
preocupación por su futuro económico (había caído en un estado de tristeza, no podía
trabajar, le preocupaba no poder ganarse el sustento). Su padre había muerto y por eso habría
caído en un estado de melancolía; luego le vende el alma al Diablo para liberarse de una
depresión. El Diablo se obliga a sustituirle al pintor, por nueve años, al Padre perdido.
Freud dice que evidentemente Haizmann razona que por la muerte de su padre se le han
estropeado su talente y su capacidad de trabajo, entonces si obtiene un sustituto del padre,
reconquistará lo perdido.
El diablo, para Haizmann, es un sustituto del Padre. Al principio aparece como la figura de un
venerable ciudadano. Es decir que en la cadena simbólica del lenguaje, el significante del padre
y del Diablo aparecieron asociados, lo cual permitió que el Diablo sustituya al Padre.
También Dios es un sustituto del padre, un padre enaltecido, tal cual como se lo vio en la
infancia (también en la prehistoria pasó lo mismo con el padre de la horda primordial).
Después el individuo vio al padre más pequeño, pero la imagen-representación infantil se
conservó, se fusionó con la huella nmémica (la cual se define como la forma en la cual se
inscriben los acontecimientos en la memoria, es decir la forma en que queda inscripta la letra
en el inconsciente) del padre primordial para formar en el individuo la representación de Dios.
El vínculo con ese padre fue ambivalente. La ambivalencia se define como la presencia
simultánea, en la relación con un mismo objeto, de tendencias, actitudes y sentimientos
opuestos, especialmente de la serie amor-odio. Se la encuentra en los conflictos en los cuales
el componente positivo y el negativo de la actitud afectiva se hallan simultáneamente
presentes, son indisolubles, y constituyen una oposición no dialéctica, insuperable para el
sujeto.
Esta misma ambivalencia gobierna el vínculo de la especie humana con su divinidad. A partir
del antagonismo no resuelto entre la añoranza del padre y la angustia y negatividad del hijo se
explican las características de las religiones.
En algún momento se originaron el tótem y el tabú. Dentro de una horda primitiva, el macho
más fuerte dominaba a las mujeres y expulsaba a los hijos que alcanzaban la adultez. Los hijos
se unieron, mataron y devoraron al padre y tomaron a sus madres y hermanas como esposas.
La culpa y el remordimiento (debido a la ambivalencia a la que en líneas anteriores se hizo
referencia) hizo que renunciaron a las mujeres, y a la ingestión del animal totémico en que se
había desplazado la figura paterna.
Las restricciones impuestas en la fase totémica instauraron la primera ley, caracterizadas por
disposiciones y prohibiciones que consistían en renuncias pulsionales: adoración del tótem
(prohibido dañarle o matarle);
Esto se repite en el desarrollo del individuo, es decir que la ontogenia repite la filogenia. Se
trata siempre de la renuncia a la satisfacción directa de la pulsión por la autoridad que
substituye y es una prolongación de la del padre.
El Demonio es pensado como contraparte de Dios. Sin embargo, los dioses pueden convertirse
en demonios cuando nuevos dioses los suplantan. Este proceso es aquel por el cual una
representación de contenidos contrarios (ambivalentes) se descompone en dos opuestos
nítidamente contrastantes.
Las contradicciones con respecto a Dios, se tratan de la misma ambivalencia del vínculo del
individuo con su padre personal. El Dios bueno y justo es sustituto del padre, pero Satán
también expresa la actitud hostil. El significante padre sería el significante primordial individual
con el cual se enlazarían los significantes Dios y Diablo.
Para justificar esta última afirmación, Freud utiliza aquellos rasgos que considera importantes
del material disponible.
Considera al número nueve, porque es nueve la cantidad de años por el cual es concertado el
pacto. También por nueve meses Haizmann dice haber resistido las tentaciones del Diablo
antes de ceder. En psicoanálisis el número nueve se refiere a los nueve meses de gestación de
embarazo, cabe aclarar que aquí aparecen nueve años, pero debido a diferentes
encadenamientos entre significantes, por medio de metonimias y metáforas, el número es
conservado y su denominador se permuta.
También aparece el Diablo con senos femeninos, lo cual no falta en ninguna aparición.
El duelo del padre perdido y el acrecentamiento de añoranza de él, funcionaron como factores
desencadenantes que reactivaron la fantasía de embarazo, de la cual se defiende mediante
una neurosis y una degradación del padre. Es decir que pese a la alucinación, lo cual es
bastante característico de la psicosis, Freud defiende que este caso se trata de una neurosis,
cuya forma de defensa es la represión (es decir algo que queda inscripto en el aparato, y lo que
aparecerá en la consciencia será una formación del inconsciente), y no así una psicosis,
caracterizada por la forclusión (rechazo primordial de un significante fundamental, significante
del nombre del padre, fuera del universo simbólico del sujeto). La forclusión se diferencia de la
represión en dos sentidos: 1) los significantes forcluidos no se encuentran integrados en el
inconsciente del sujeto; 2) no retornan desde el interior, sino desde el seno de lo real,
especialmente en la alucinación.
La actitud femenina hacia el padre cayó bajo la represión al comprender que la competencia
con la mujer por el amor del padre tenía como condición resignar su genital masculino, o sea la
castración. La desautorización de la actitud femenina es la consecuencia de la revuelta frente a
la castración. Esto quiere decir que, en el caso de los dibujos de Haizmann, los pechos del
Diablo son una proyección (entendida como aquella operación por la cual el sujeto expulsa de
sí y localiza en el otro, persona o cosa, cualidades, sentimientos, deseos y objetos, que no
reconoce o que rechaza en sí mismo) de la propia feminidad al
sustituto del padre. También considera Freud que los pechos tienen la significación de que la
ternura infantil se desplazó de la madre al padre, por lo tanto hay una intensa fijación a la
madre, fijación que es responsable de una parte de la hostilidad hacia el padre.
Esto querría decir que no hubo una salida edípica adecuada, es decir que la función de corte
paterna fracasó; en cambio, si se tratara de una psicosis, no habría función paterna. Por que se
trata de una neurosis, en Haizmann se produce un retorno de lo reprimido.
Según detallan los escritos sobre Haizmann con los cuales trabaja Freud, se producen tres
fases en el desarrollo de este caso: En un primer momento ocurren las primeras apariciones
con sus tentaciones de dinero, de pintura, etc. Luego se produce un efecto contrario, una
reacción ascética, es decir la aparición de Cristo. El pintor sufrió más con estas sagradas
apariciones que con las del Diablo. Entonces, las fantasías de tentación en Haizmann son
reveladas por las ascéticas. Pero en un tercer momento, todo esto es revelado por fantasías de
castigo, en las cuales se producen nuevas convulsiones.
Luego vuelve a la Orden para informar sobre un segundo pacto, el pacto le es devuelto y queda
curado.
El pintor había entregado su alma al Diablo porque tras la muerte de su padre no podía
trabajar, y temía no poder obtener el sustento. Estos factores, depresión, inhibición para el
trabajo y duelo por el padre, se enlazan en el hecho de que las apariciones del Diablo fueron
abundantemente dotadas de pechos porque debía ser su padre nutricio. La esperanza no se
cumplió, es decir que se trata de un hombre a quien nada le sale bien.
Dice Freud que la clase de tentación que las visiones piadosas tienen para ofrecerle a
Haizmann quieren que escoja una forma de existencia que lo eximiría de toda preocupación
por el diario sustento.
Hay algo identificado al objeto a, el cual se define como lo que resta de irreductible en la
operación del advenimiento del sujeto en el lugar del Otro, este resto es caída de la operación
subjetiva. Este objeto perdido se encuentra por una parte en el deseo y por la otra en la
angustia, primero aparece en esta última y en un segundo momento en el deseo. Sin embargo,
en esta operación, falta el acceso al Otro, tiempo que Lacan nombra con una X, este es el
tiempo del goce, es decir el designio en el cual el sujeto tiene que plantearse. Luego aparece el
sujeto del deseo: $. Así aparece la función decisiva del resto de sujeto, el sujeto como real. El
goce solo conocerá al A por medio del resto, del objeto a. El objeto a es el fundamento del
sujeto deseante. El objeto a es el objeto de la angustia.
Se hizo referencia al deseo, el cual puede definirse como uno de los polos del conflicto: el
deseo inconsciente tiende a realizarse restableciendo, según leyes del proceso primario, los
signos ligados a las primeras experiencias de satisfacción.
Se volvió hacer hincapié en el tema del conflicto, lo cual es más que importante en la vida
humana, ya que gracias a ello es posible que los seres humanos puedan realizar formaciones
del inconsciente, las cuales pueden aparecer como placenteras, si presentan satisfacción para
el sujeto, por ejemplo por medio del arte, del estudio, etc., o pueden generar sufrimiento en el
sujeto, como por ejemplo en la formación de síntomas, como es el caso de Haizmann. En este
caso se dan forclusiones parciales, las cuales se caracterizan por no se refieren al significante
del nombre del padre.