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Mini Resumen- D. y T.

de Adultos
Estudios Sobre la histeria 1895 Tomo II
En la neurosis se tropezó con 2 problemas:
1) no eran hipnotizables todas las personas son hipnotizables que muestran
síntomas histéricos
2) y que caracteriza la histeria a diferencia de tras neurosis
Freud se volvía insistente en los paciente que “no recordaban” ya que así afloraban
nuevos y remotos recuerdos. Un mero esforzar podía hacerse salir a la luz las
representaciones pató genas. Este esforzar sugería la interpretació n de tener que
superar resistencias. La tarea del terapeuta consistía en superar esas resistencias
mediante un trabajo psíquico. El enfermo solo se libera del sintoma histérico
reproduciendo las imá genes patoló gicas causadoras y declará ndolas bajo una
exteriorizació n de afecto.
La histeria se genera por la represió n de una representació n inconciliable, de la
representació n reprimida permanece como huella mnémica débil, y el afecto que se
le arranco es empleado para una inversió n somá tica: conversió n de la excitació n.
Por la representació n se vuelve causa de un síntoma patoló gico, pató gena ella
misma. Esto se denomina histeria de defensa.
No se tiene un ú nico síntoma histérico, sino un conjunto de ellos en parte
independientes entre si y en parte enlazados. No se debe esperar un ú nico recuerdo
traumá tico ni una ú nica representació n patoló gica.
El material psíquico de una histeria es un producto multidimensional de por lo
menos de triple estratificació n.
En primer lugar estuvieron presentes un nú cleo de recuerdos de vivencias o de
ilaciones de pensamientos, en los cuales ha culminado el momento traumá tico. En el
aná lisis es preciso reelaborar y presentar un triple ordenamiento.
1. realizar un ordenamiento lineal y cronoló gico
2. ordenamiento está n estratificados de manera concretica en torno al nú cleo
pató geno
3. segú n el contenido del pensamiento, el enlace de hilos ló gicos que llegan
hasta el nú cleo.
Puede aparecer un primer obstá culo donde en el lugar donde se investiga no hay
nada para recoger, el otro obstá culo es tropezar con la resistencia, que solo mas
tarde se podrá vencer, el tercer obstá culo es cuando el vinculo del enfermo con el
medio se perturba. Esto sucede en 3 casos principales:
1. enajenamiento persona, cree ser menos preciada
2. es presa al miedo de acostumbrarse demasiado a la persona del medico y
perder autonomía
3. cuando la enferma se espanta por transferir a la persona del medico las
representaciones penosas.
Interpretación de los sueños 1900 – Tomo IV
El sueñ o es la vía de regresió n al inconsciente. Todo sueñ o parte de un resto diurno,
lo usa para elaborar los pensamientos del sueñ o y trasponerlos en imagines.
En un sueñ o hay contenido manifiesto y contenido latente. El contenido manifiesto
es el relato acerca de las imagines del sueñ o y por ese relato accede al sueñ o (relata
lo que recuerda). El contenido latente es todo el conjunto de asociaciones que hace
el paciente respecto a los fragmentos del sueñ o. A través de esas asociaciones hay
que llegar a los pensamientos del sueñ o. Estos pensamientos son deseos del sueñ o.
El trabajo del sueñ o lleva un labor de condensació n. El producto del sueñ o es un
producto al que se llego trasponiendo palabras o pensamientos a imagines. El
soñ ante introduce cierta coherencia al sueñ o que no tuvo, por eso también es
desfigurado.
El estado de dormir introduce una cancelació n en el preconsciente, un retiro de las
investiduras respecto del mundo exterior.
Los sueñ os deben ser leídos desde la perspectiva de síntoma. No todos los sueñ os
son en base al cumplimiento de deseo. Cuanto as cerca esta el sueñ o de cumplir un
deseo infantil y reprimido, mas se acerca a una pesadilla, ya que cumplir eso no es
gratificador para el yo y por eso estaba reprimido.

Capitulo 2- el método de la interpretación de los sueños


Interpretar un sueñ o significa indicar su sentido. EL trabajo de interpretació n no se
dirige a la totalidad del sueñ o, sino cada uno de sus fragmentos.
Freud utiliza al sueñ o como un síntoma y aplica el método de la interpretació n
elaborada para los síntomas. Necesita que el paciente intensifique su atenció n para
sus percepciones psíquicas y que suspenda la critica hacia sus pensamientos. Con la
ayuda de este material se puede realizar la interpretació n de las ideas patoló gicas de
la formació n onírica.
Utiliza el sueñ o de la inyecció n de Irma para poder demostrar que el contenido de
un sueñ o es la realizació n de un deseo.

Capitulo 6- El trabajo del sueño (A,B,C)


El contenido del sueñ o aparece como una transferencia de los pensamientos del
sueñ o a otro modo de expresió n.
Condensació n: contenido de los sueñ os y los pensamientos oníricos hay una
desproporció n que lleva a inferir que en la formació n del sueñ o se efectuó una
amplia condensació n del material psíquico.
Algunas conexiones de pensamiento se engendran durante aná lisis pero estas se
establecen entre pensamientos que ya está n ligados.
Desplazamiento: el contenido esencial ni siquiera necesita estar presente en el
sueñ o. Se produce por la influencia de la censura. Como segunda condició n de los
elementos que llegan al sueñ o es la sustracció n de la Resistencia.
El sueñ o solo refleja una desfiguració n del deseo onírico del inconsciente.
La censurara causa la trasposició n que hace que el sueñ o parezca ajeno e
incomprensible.
En la interpretació n de los sueñ os habrá que restaurar la trama que el trabajo del
sueñ o aniquilo.
El sueñ o tomo paulatinamente la misma importancia que los síntomas neuró ticos al
ser también una formació n del inconsciente.
El trabajo del sueñ o consiste en convertir el contenido latente que son
pensamientos oníricos relacionados con lo ambiguo e infantil en contenido
manifiesto que es donde se relata la vivencia.
En la formació n del sueñ o :
1. condensació n- que implica la comprensió n de varias ideas u objetos en una.
2. Desplazamiento- consiste en trasladar las características d en objeto a otro.
(la condensació n y el desplazamiento configuran el sueñ o, se dan juntos y
operan en la mudanza del material de los pensamientos latentes al contenido
manifiesto.)
La elaboració n secundaria tiene que ver con el preconsciente, es la ultima parte de
elaboració n del sueñ o donde se llena las lagunas y se le da ló gica. Es lo primero que
se olvida y es por eso porque el sueñ o va quedando sin coherencia.

Caso Dora 1901 (Solo parte teórica)


Freud Quiso mostrar que el arte de la interpretació n de los sueñ os podía servir para
descubrir lo mas escondido de la vida anímica. También quiso demostrar que hay
representaciones inconciliables para la conciencia que la técnica hace consiente.
Este caso se interrumpió . Freud explica que esto fue porque no domino la
transferencia a tiempo.
Cuando se comienza una cura analítica la neurosis cesa la neo formació n de síntoma,
pero no su productividad porque se advierten transferencias.

Transferencia son reediciones, recreaciones, reimpresiones de mociones y de


fantasías. Lo característico es que se sustituye una persona anterior por la del
medico. La persona da cuenta de esto. Entonces una seria de vivencias psíquicas
anteriores no se reviven como algo pasado, sino como un vinculo actual con el
medico. La transferencia es necesariamente e inevitable. Con la transferencia la
persona repite y no recuerda.

En la histeria el deseo es insatisfecho porque la histeria se ubica en situaciones que


pone en juego el deseo y luego lo sustrae quedando ella insatisfecha o los otros. La
histeria no es tanto el síntoma somá tico sino por la ocasió n de excitació n sexual le
produce exclusiva o predominante displacer.
El método psicoanalítico de Freud 1904- Tomo VII
La génesis del síntoma no participa una impresió n traumá tica, sino casi siempre una
seria de ellas.
Freud emprendió un Segundo camino y abandono la hipnosis. Invitaba a sus
paciente a tenderse sobre un sofá con la espalda hacia el analista. Se le pide que
cierren los ojos y eviten todo contacto que pudiera recordar a la hipnosis. Una
sesió n de esta clase transcurre como una conversació n entre dos personas
igualmente alertas.
La renuncia de una hipnosis aseguro la aplicabilidad del procedimiento a un numero
irrestricto de enfermos.
Freud incita a los enfermos a que se dejen ir en su comunicaciones. No excluyan de
la comunicació n pensamientos u ocurrencias alguna por mas que los avergü ence o
les resulte penoso hacerlo. Ya en el relato del historial clínica salen a reducir lagunas
en el recuerdo del enfermo.
Las amnesias son el resultado de un proceso de represió n y cuyo motive es el
sentimiento de displacer. Las fuerzas psíquicas que han originado esa represió n se
las registra en las resistencias e oponen a la reproducció n.
La tarea del método psicoanalítico es suprimir la amnesia. Para ello deben
deshacerse de todas las representaciones. Se trata de volver accesible lo
inconsciente a la conciencia, lo cual se logra venciendo las resistencias.

Sobre La Psicoterapia 1905 Tomo VIII


En la Histeria hay efectos por los traumas psíquicos a través de la retenció n de
afectos, los síntomas histéricos son resultados de una excitació n trasladado de lo
anímico a lo corporal.
Al psicoaná lisis se preocupa por la génesis de los síntomas patoló gicos y la trama
psíquica de la idea pató gena, cuya eliminació n se propone como meta. El
tratamiento psicoanalítico plantea exigencias al enfermo.
La psicoterapia analítica se basa en la intelecció n de que unas representaciones
inconscientes son la causa inmediata de los síntomas patoló gicos. El descubrimiento
y la traducció n del inconsciente se realizan bajo una permanente resistencia de
parte del enfermo. La emergencia de ese inconsciente va unida a un displacer y por
eso el enfermo la rechaza.

A propósito de un caso de neurosis obsesiva: El hombre de las


ratas 1909 Tomo X (solo parte teórica)
Falso enlace: no es el afecto exagerado, el afecto esta justificado, la conciencia de la
culpa pertenece a otro contenido de representació n que no es consabido (no es
consciente). No estamos habituados a registrar en nosotros afectos intensos sin
contenido de representació n y por eso, cuando este falta, acogemos como
subrogado, reemplazo, otro que de algú n modo convenga. Solo el hecho del enlace
falso puede explicar la importancia del trabajo ló gico contra la interpretació n
torturante.
Hay una oposició n entre la persona ética y en el mal en el obsesivo. Es lo mismo que
decir que la persona ética es lo consiente, la mala es lo inconsciente. El cará cter
principal del inconsciente es un vinculo con lo infantil, lo reprimido para el niñ o no
rige responsabilidad, por eso lo educan, La ética se instala con la castració n. Los
retoñ os de eso inconsciente que lo sostiene al pensar involuntario en que consiste el
padecer de el.
Semejante angustia corresponde a un deseo que alguna vez se tuvo y que ahora esta
reprimido. Mecanismo de defensa de la neurosis obsesiva es la transferencia del
contrario. El amor intenso es la condició n de odio reprimido.
Las representaciones obsesivas aparecen inmotivadas o bien sin sentido. Esto se
consigue relacionadas con el vivenciar del paciente o sea explorando cuando
emergió por primera vez y bajo que circunstancias externas.
Utiliza el impulso reprochable y la invierte.
Las acciones obsesivas son de 2 tiempos, cuyo primer tiempo es cancelado por el
segundo tiempo. El pensar consciente del enfermo incurre en un malentendido
entonces la racionaliza. Su significado real y efectivo reside en la figuració n del
conflicto entre 2 mociones opuestas de magnitud aproximadamente igual y se trata
siempre de la oposició n de amor y odio. El paciente no ve la relació n entre ellas y los
justifica mediante una racionalizació n.
Para distinguir entre ambas variedad de represió n (neurosis obsesiva y neurosis
histérica, respectivamente) uno tiene la sensació n de haberlo sabido siempre uno, y
de tener olvidado lo otro desde hace mucho tiempo.
La neurosis obsesiva “tiene noticia” de sus traumas como que “no tiene noticia” de
ellos. No se los ha olvidado, pero no tiene noticia de ellos puesto que no discierne su
significado.

Las perspectivas Futuras de la Terapia Psicoanalítica 1910 Tomo XI


Ahora la cura consta de 2 partes, lo que el medico colige y dice al enfermo y el
procesamiento del enfermo.
El sujeto descubrirá en su mismo la representació n-inconsciente reprimida. Otro
mecanismo es la utilizació n de la transferencia.
2 objetivos, ahorrar esfuerzo al medico y abrirle al enfermo un acceso irrestricto a
su inconsciente. El trabajo se dirige hacia el hallazgo y la superació n de las
resistencias.
La enfermedad no siempre es subjetiva. Todas las energías que se gastan en la
producció n de síntoma neuró ticas al servicio de un mundo de fantasías aislado de la
realidad contribuirá n a reforzar la queja que demanda nuestra cultura.
Cinco conferencias sobre psicoanálisis 1910 Tomo XI
Tercera conferencia
Recursos técnicos para la descubrir lo inconsciente:
 Ocurrencias libres (después lo va a llamar asociació n libre)a dejar al enfermo
decir lo que quiere, y considerar que todo lo que se le ocurre apunta
indirectamente al complejo (grupo de elementos de representació n
investidos de afecto) buscado. El enfermo bajo el influjo de la resistencia
puede no encontrar nada para decir ya que hace a un lado la ocurrencia
percibida por hacer un juicio acerca de su valor. Para evitarlo hay que pedirle
que no haga caso a esa crítica. Cuando finalmente renuncia a la selecció n
critica el paciente va a decir todo lo que se le paso por la cabeza, aunque lo
considere incorrecto o desagradable. Este es el material que no lleva a los
complejos reprimidos

 Interpretació n de los sueñ os: vía para el conocimiento de lo inconsciente y el


fundamento má s seguro del psicoaná lisis. Los sueñ os de los niñ os siempre
son sobre deseos no cumplidos del día anterior. Los sueñ os adultos suelen
tener un contenido incompresible porque han sufrido una desfiguració n.

El contenido manifiesto del sueñ o es tal como lo recordamos a la mañ ana y el


pensamiento onírico latente que es el significado inconsciente del relato.
Contenido manifiesto ha sustituto desfigurado de los pensamientos oníricos
inconscientes. La desfiguració n es obra de la resistencia, de fuerzas defensoras del
yo que no permiten que el inconsciente acceda en estado de vigilia y que en el
estado de dormir conservan la fuerza para desfigurarlo.
La desfiguració n onírica es comparable con la creació n de síntomas histéricos.
El aná lisis de los sueñ os coincide con la técnica psicoanalista, es decir se le da
importancia a la trama aparente de los elementos dentro del sueñ o, y considerar
cada ocurrencia que se obtiene de cada elemento onírico mediante asociació n libre.
Trabajo de sueñ o es un proceso que produce al desfiguració n de los pensamientos
oníricos inconscientes en el contenido manifiesto del sueñ o.
Idéntico a aquel trabajo de desfiguració n que muda los complejos reprimidos en
síntomas a raíz de esfuerzo de desalojo fracasado
En él se pueden estudiar los procesos psíquicos que se dan entre el consciente y el
inconsciente: condensació n y desplazamiento.
-En el aná lisis de los sueñ os se descubre la importació n de las vivencias de la
infancia
-En el aná lisis de los sueñ os se halla que en el inconsciente se sirve en particular
para la figuració n de complejos sexuales, a través de un simbolismo
- La angustia es una reacció n des autorizadora del yo frente a los deseos reprimidos
que han alcanzado intensidad. Los sueñ os de angustia, son aquellos que se forman
demasiado al servicio del cumplimiento de esos deseos reprimidos.
-Conclusió n: “la interpretació n de los sueñ os cuando no es demasiado estorbada por
la resistencia, lleva a conocimiento de los deseos reprimidos y los complejos de los
que estos se alimentas”
Actos fallidos: Acto en el cual no se obtiene el resultado explícitamente perseguido,
sino que se encuentra reemplazado por otro. El concepto alude a aquellas conductas
que el individuo habitualmente es capaz de realizar con éxito, y cuyo fracaso tiene a
atribuir a la falta de atenció n o al azar, incluidas las acciones y gestos ejecutados sin
advertencia. Para Freud tienen pleno sentido en la situació n que acontece. Deben
ser considerados síntomas, porque expresan impulsos que son escondidos de la
conciencia y que provienen de las mociones de deseos y complejos reprimidos.

Cuarta conferencia
Cuando hace lo estudios de la histeria no tenia esta teoría
Ninguno de nosotros puede revelar francamente su erotismo a los otros, pero
cuando el paciente sienta que puede serlo en la terapia y a partir de ahí se puede
trabajar.
Síntomas son por vivencias traumá ticas (y no sexuales) pero solo las vivencias de la
infancia explican la susceptibilidad para posteriores traumas, y haciendo consiente
esas huella mnémicas (olvidadas) se puede eliminar síntoma.
Las mociones de deseo reprimidas de la infancia son las que dan pie a la formació n
de síntoma(sin esta, la reacció n frente a la situació n traumá tica hubiera discurrido
por caminos normales). Esas mociones de deseo son sexuales: El niñ o tiene
pulsiones sexuales, y atreves de etapas llega a la sexualidad normal del adulto. (son
independientes de la funció n reproductiva).
Placer sexual: El placer sexual infantil es la apropiada excitació n de ciertos lugares
del cuerpo particularmente estimularles(genitales, labios piel,etc) zonas
eró genas(lugares significativos para la ganancia de placer sexual)
Primera fase de la vida sexual –autoerotismo- satisfacció n en el cuerpo propio
(masturbació n).
Elecció n de un objeto: no hay deferencia de sexos, homosexualidad
2 cambios: las pulsiones se subordinan a la zona genital, que queda al servicio de la
reproducció n. Se abandona el autoerotismo, se elige un objeto.
Antes de la pubertad se imponen a mediante de la educació n, represiones de ciertas
pulsiones y se establecen poderes anímicos (como la vergü enza, el asco). “En la
pubertad cuando sobreviene la marea de la necesidad sexual, halla en esas
formaciones anímica reactivas o de resistencia unos diques que le prescriben su
discurrir por los caminos llamados normales”
El proceso de desarrollo sexual puede no recorrerse estrictamente por los caminos
de la normalidad: predisposició n a contraer enfermedades por el camino de la
involució n o regresió n.1) perversió n: Las pulsiones sexuales no se someten a la zona
genital, algunas pulsiones quedan independientes(no se supera el autoerotismo).2)
conservació n de la homosexualidad infantil que puede llevar a una inclinació n
homosexual adulta incluso exclusiva. La neurosis es lo negativo de la perversió n, ya
que posee métodos de represió n que no permiten que esas pulsiones se lleven a
cabo en la vida real.
Complejo de Edipo: El niñ o tomo a los padres, sobre todo a uno de ellos como objeto
de deseo eró tico. El padre por regla general prefiere a la hija mujer y la madre al hijo
varó n. El niñ o reacciona deseando reemplazar al progenitor del mismo sexo. Es el
complejo nuclear de toda neurosis y es reprimido pero sigue ejerciendo desde lo
inconsciente. En la época de definició n del objeto sexual se tomara como arquetipo a
esos objetos primeros
Cuando no está reprimido todavía el niñ o pone su intelectualidad al servicio de los
intereses sexuales (investiga de donde vienen los niñ os etc.)Teorías sexuales
infantiles.

Conferencia 5
Es una tendencia de la neurosis el enfermar cuando les se deniega la satisfacció n de
las necesidades eró ticas en la realidad. Se refugian en la enfermedad como
satisfacció n sustitutiva. La curació n es compleja porque el yo del enfermo y las
pulsiones sexuales no quieren renunciar a la satisfacció n sustitutiva.
La huida de la realidad insatisfactoria a la enfermedad se concreta por las vías de la
regresió n, el regreso a fases de la vida sexual anteriores que en su momento dieron
placer. Es doble: temporal, porque es un retroceso de estadios en el tiempo y formal
porque para exteriorizar la necesitada eró tica se emplean medios primitivos de la
expresió n psíquica.
-El hombre encuentra por regla general insatisfactoria la realidad y por eso
mantienen una vida de fantasías, para compensar las carencias de la realidad. “El
hombre energético y exitosos es aquel que logra trasponer en el trabajo sus
fantasías de deseo en realidad”(sublimació n). Cuando se posee un talento artístico
se pueden trasponer la fantasías en creaciones artísticas en lugar de síntomas (si el
talento no alcanza se produce neurosis).
La neurosis no posee un contenido psíquico que no se encuentre también en los
sanos; enferman a raíz de los mismos complejos con lo que también luchan los
sanos.
Transferencia: transfiere al analista una parte de su vida sentimental de la que no
puede evocar recuerdo. Se produce de manera espontanea en todas las relaciones
humanas :
Destinos de los deseos inconscientes liberados por el psicoaná lisis:
1) La represió n es sustituida por un juicio adverso
2) sublimació n: Sublimar consistiría en mudar el fin pulsional hacia una actividad
desexualizada, intentando su realizació n, por ejemplo mediante tareas creativas o
de prestigio social: arte, religió n, ciencia, política, tecnología.
3)Que las pulsiones libidinosas encuentren una satisfacció n directa que deben hallar
en la vida

El uso de la interpretación de los sueños en Psicoanálisis 1911


Tomo XII
Uno debe conformarse con la interpretació n que puede obtener en una sesió n aun si
no alcanzo a discernir por complete el contenido del sueñ o.
No hay que darle demasiada importancia a la interpretació n de los sueñ os ya que
por lo contrario se corre el riesgo de guiar la Resistencia hacia la producció n onírica
y provocar una derrota de los sueñ os.
En caso de neurosis graves puede haber una producció n onírica que se edifica a
menudo sobre el material pató geno del caso en su conjunto, material que aun no
tiene noticia ni el medico ni el paciente. Estos se llaman sueñ os programá ticos o
biográ ficos. En el momento de interpretar un sueñ o tal, todas las resistencias
presentes y todavía intactas en actividad poniendo en actividad un limite a la
interpretació n.
Tampoco se pierde nada si se interrumpe la interpretació n de un sueñ o mas antiguo
por uno mas reciente ya que varias escenas sucesivas del mismo sueñ o pueden
tener idéntico contenido.
El mejor camino para la interpretació n de sueñ os consistió en dejarlo para
consagrarse el nuevo sueñ o, que retoma el mismo material en una forma mas
accesible.

Sobre la dinámica de la transferencia 1912 tomo XII


Todo ser humano por efecto conjugado de disposiciones innatas e influjos de la
infancia, adquiere una especificidad determinada para el ejercicio de la vida
amorosa. Esto da por resultado uno o varias clises que se repitiera en funció n de las
circunstancias exterior y la naturaleza de los objetos de amor asequibles. Pero no se
mantiene inmutable.
Solo una parte de estas mociones determinante de la vida amorosa han recorrido
desarrollo psíquico pleno. Ese sector esta vuelto hacia la realidad objetiva y esta
disponible para la personalidad consciente. Otra parte solo pudo desplegarse en la
fantasía o permaneció enteramente en lo inconsciente. Si la necesidad de amor no
puede ser satisfecha en la realidad uno se volcara con unas representació n
expectativa libidinosas hacia cada nueva persona.
Es normal entonces que en alguien que esta parcialmente insatisfecho la investidura
libidinal de vuelve hacia el medico. Se anudara uno de los clises preexistentes de la
persona, o bien insertara al medico en una de las series psíquicas que haya formado
hasta ese momento.
La transferencia surge como resistencia en el psicoaná lisis. La libido en toda o en
parte se ha internado en el camino de la regresió n y reanima los imagos infantiles.
La cura analítica quiere sustraerla, volver de nuevo asequible a la consciencia y
ponerla de nuevo al servicio de la realidad objetiva. Todas las fuentes que causaron
la regresió n de la libido se elevan como resistencias para conservar el nuevo estado.
Para liberarla hay que vencer esa atracció n de lo inconsciente cancelando la
represió n de las pulsiones inconscientes y de sus producciones.
Este proceso se repite innumerable veces en un aná lisis. Siempre que uno se
aproxima a un complejo pató geno, primero se adelanta hasta la consciencia la parte
del complejo susceptible de ser transferida y es defendida con la má xima tenacidad.
Es decir que en la cura analítica la transferencia se nos aparece siempre, en un
primer momento, como el arma mas poderoso de la resistencia. El mecanismo de la
transferencia se averigua reconociéndolo a disposició n de la libido que ha
permanecido bajo posesió n de imagos infantiles.
Para entender la transferencia como resistencia, hay que pensar en una
transferencia positiva y negativa.
La positiva se descompone en la de sentimientos amistosas o ternos que son
susceptibles de consciencia y la de sus continuaciones en lo inconsciente (que se
remontan fuentes eró ticas).
La transferencia sobre el medico solo resulta apropiada como resistencia dentro de
la cura cuando es una transferencia negativa o positiva de mociones eró ticas
reprimidas.
Las mociones inconscientes no quieren ser recordadas en la cura sino que aspiran a
repetirse.
Hay una lucha entre medico y paciente, o sea, entre intelecto y vida pulsional.

Sobre la Indicación del tratamiento 1912 Tomo XII


Freud toma provisoriamente a paciente por 1 o 2 semanas para decidir si son aptos
o no para aná lisis. Desde un principio se siguen todas las reglas de aná lisis.
En el comienzo de la cura analítica hay que hacer estipulaciones sobre el tiempo y el
dinero. En relació n al tiempo hay que controlar una determinada hora de sesió n.
En caso de afecciones orgá nicas donde no hay interés psíquico, se interrumpirá y
retomara al paciente cuando se restablezca.
El psicoaná lisis requiere siempre lapsos prolongados. Los cambios profundos son
lentos, los procesos inconscientes son atemporales.
Para el analista no hay divisió n, todo es material de aná lisis. No hay que tocar el
tema de transferencia mientras que las comunicaciones del sujeto fluyan sin
detenció n. No se debe comunicar al paciente antes de que haya rapport o
transferencia operativa por mas que uno haya colegido soluciones, no debe
arrojarse en la primera entrevista.
Es mejor que un paciente pueda el solucionar un síntoma o traducir un deseo, si el
analista hace esto, puede surgir una fuerte resistencia o gran alivio que pone un fin
al tratamiento.
El motor de la terapia es el padecer del paciente y su deseo de sanar. Las energías de
la transferencia se movilizan contra las resistencias, y las comunicaciones del
enfermo le muestra el camino por donde guiar esas energías.

Consejos al medico sobre el tratamiento psicoanalítico 1912


Tomo XII
No debe fijarse en nada en particular y en prestart a todo cuanto uno escucha una
atenció n flotante. Esto ahorra esfuerzo de atenció n y evita el peligro de fijarse
deliberando.
La atenció n flotante es la regla fundamental, el paciente debe referirse a todo cuanto
se le ocurra, sin critica ni selecció n previas. Si el analista no obedece a la atenció n
flotante aniquila la ganancia de la regla fundamental.
El medico no debe ser transparente para el analizado, sino solo mostrar lo que le es
mostrado. Hay que darse por contento si ha recuperado la capacidad de producir y
gozar.

Recordar Repetir y Reelaborar, Nuevos consejos sobre la técnica


del psicoanálisis 1914 Tomo XII
El psico aná lisis paso a colegir desde las ocurrencias libres del analizado aquello que
el denegaba recordar. Por un lado se siguió con el enfoque de la situació n de
formació n de síntoma.
Se paso a estudiar la superficie psíquica, discernir las resistencias y hacer las
conscientes. EL medico pone al descubierto las resistencias, una vez dominadas
ellas, el sujeto narra con facilidad los nexos olvidados.
Todo esto significaba en termino descriptiva llenar las lagunas del recuerdo y en
termino diná mico vencer las resistencias de la represió n.
La amnesia infantil esta contrabalanceada en su totalidad por los recuerdos
encubridores que conservan todo lo esencial de la vida infantil.
Aquí sucede muchas veces que se recuerda algo que nunca había sido olvidado
porque no había sido consiente.
En la neurosis obsesiva lo olvidado se manifiesta la mas de las veces como
disolució n de nexos, desconocimiento de consecuencias y aislamiento de recuerdos.
El signo distintivo de esta nueva técnica es que el analizado no recuerda, en general
nada de lo olvidad y reprimido, sino que lo actú a. No lo reproduce como recuerdo,
sino como acció n, lo repite sin saber que lo hace.
No se libero de esta compulsió n de repetició n porque esta es su manera de recordar.
Lo importante es la relació n entre compulsió n de repetir con la transferencia y la
resistencia, en todas las actividades y vínculos de la vida de la compulsió n a la
repetició n sustituye el recordar. Esta situació n de actuar por recordar será mayor
cuanto mayor sea la resistencia.
Hay que arrancarle pieza por pieza a la resistencia que a traves de la transferencia
se defiende el recuerdo actuando.
El sujeto repite todo cuanto desde las fuentes de su reprimido ya se ha abierto paso
hasta su ser manifiesto.
Mientras lo vivencia como algo real-objetivo y actual, el aná lisis conduce al pasado.
El hacer repetir en el tratamiento equivale a convocar un fragmento de la vida real.
Si la transferencia es viable, el tratamiento impide al enfermo llevar a cabo las
acciones de repetició n mas significativas y el enfermo retiene como material de
trabajo aquello que quería llevar hacia lo motor.
El manejo de la transferencia es el principal recurso para dominar la compulsió n a la
repetició n y transformarla en un motivo para recordar. La transferencia es el á mbito
donde la represió n es tolerada, donde el sujeto se despliega con libertad y escenifica
el pulsional pató geno. Se sustituye la neurosis ordinaria por la neurosis de
transferencia, donde se le da a los síntomas un nuevo significado transferencial y
donde se puede trabajar para la cura. La neurosis de transferencia es una
enfermedad artificial, intermedia entre la enfermedad y la vida.
Vencer resistencia implica: que el medico la ponga al descubierto, que la comunique.
Dar tiempo para que el enfermo elabore la resistencia, la venza prosiguiendo el
trabajo en desafío a ella y obedeciendo la regla fundamental. En el apogeo de la
resistencia se descubre las mociones pulsionales reprimidos que la alimentan. La
reelaboració n de la resistencia es la pieza que mas efecto produce.

Puntualizaciones sobre el amor de transferencia 1915 Tomo XII


Si la paciente se enamoro hay diferentes desenlaces posibles: el consentimiento de
la unió n legitima y permanente; la separació n de las personas y el abandono de la
terapia; una relació n amorosa ilegitima.
La paciente cuando se enamora del medico pierde inteligencia e interés por el
tratamiento. Todo lo que estorba la cura puede ser la exteriorizació n de una
resistencia y en esta demanda de amor participa mucho la misma.
La paciente aprovecha la declaració n de amor para poner a prueba al analista la
resistencia acrecienta y exagera el enamoramiento.
Ella logro repetir/ actuar algo que solo debería recordar, reproducir como material
psíquico y conservar un á mbito psíquico. Repetirá sus inhibiciones y reacciones
patoló gicas sin poder rectificar nada de ellos.
Uno retiene el amor de transferencia, lo trata como una situació n no real por la que
se atraviesa en la cura, que debe ser reorientada a sus orígenes inconscientes.
La resistencia no ha creado este amor sino que se sirve de el y exagera sus
exteriorizaciones. Todo enamoramiento consta de reediciones de rasgos antiguos y
repite modelos infantiles, solo que el amor de transferencia muestra con mayor
nitidez esta repetició n.
Hay 3 rasgos singulares de este amor:
1. es provocado por la situació n analítica
2. la resistencia lo exagera, lo empuja para arriba.
3. Y es mas ciego e imprudente y es menos cuidadoso.
Ella tiene que aprender del medico y vencer el principio de placer, renunciar la
satisfacció n inmediata, a favor de una satisfacció n distante, mas social, debe
recorrer épocas primordiales de su desarrollo anímico para adquirir la libertad
anímica que la actividad consiente tiene sobre lo inconsciente.

Pulsión y destino de Pulsión


La pulsió n es una fuerza constante que tiene una necesidad que se cancela con la
satisfacció n. La actividad del aparato psíquico esta sometida al principio de placer
regulada por placer displacer. El sentido del displacer tiene que ver con un
incremento del estimulo y del placer con la disminució n.
La pulsió n tiene 4 elementos:
1. esfuerzo: empuje o cantidad de gasto para el aparato psíquico
2. meta: buscar la satisfacció n cancelado el estimulo de donde origino. La
sublimació n es la modificació n de la meta y el cambio de la vía del objeto.
3. Objeto: aquello por el cual se puede alcanzar la meta
4. Fuente: proceso somá tico interior cuyo estimulo es representado por la
pulsió n, tiene un representante en lo psíquico para alcanzar satisfacció n.
Hay 2 grupos:
-pulsiones yoicas (de auto conservació n)
- sexuales
al principio los dos van unidos y luego se divide. En su primer aparició n de apuntan
a la conservació n y luego la meta es el placer del ó rgano
hay 4 destinos de pulsió n:
1. Trastorno hacia lo contrario: se cambia la meta y se pasa de activo a pasivo
2. Vuelta hacia la persona propia donde cambia el objeto externo por uno
mismo
3. Represió n: es el logro posterior del psiquismo
4. Sublimació n: buscar la satisfacció n de la pulsió n a través de un fin
desexualizado.

Conferencias de introducción al psicoanálisis 1915-1917


Conferencia XVII- El sentido de los síntomas
Todo síntoma posee un sentido y se halla enlazado a la vida psíquica del enfermo.
En al neurosis obsesiva los impulsos extrañ os a su personalidad se ven obligados a
efectuar actos que no les proporcionan placer y su pensamiento se halla fijo a ideas
ajenas a su interés. Tales ideas suelen ser totalmente absurdas. Hay una intensa
actividad mental que agota al enfermo.
El enfermo no puede hacer otra cosa que desplazar o sustituir su obsesió n,
reemplazando una idea absurda por otra.
Pero aunque pueda desplazar esa presió n ejercida para forzar su voluntad, no
podría suprimirla.
Esta capacidad de desplazamiento de los síntomas constituye uno de los principales
caracteres de la neurosis obsesiva.
El sentido de un síntoma reside en un vinculo con el vivenciar del enfermo. Hay que
descubrir la situació n inicial en la que la idea sin sentido estaba justificada y la
acció n carente de fin, respondía a un fin.

Conferencia XIX- Resistencia y Represión


Se opone una fuerte Resistencia que se mantiene Durante todo el tratamiento.
La Resistencia tiene varias formas de manifestarse. Por la técnica de interpretació n
de los sueñ os se sabe que las ocurrencias que por las cuales se eleven esos reparos
contienen el material que encamina para el descubrimiento del inconsciente.
Muchos pacientes en lugar de recordar repiten aptitudes y mociones afectivas de su
vía que por medio de la transferencia pueden emplearse para resistirse al medico y
la cura.
El vencimiento de estas resistencias es la operació n esencial del aná lisis y nos
asegura haber conseguido algo con el enfermo. La resistencia aumenta cada vez que
nos aproximamos a algo nuevo.
En formació n del síntoma tiene que hacer ocurrido alfo que ahora podemos
reconstruir por las experiencias que hacemos en su solució n. La existencia del
síntoma tiene como premisa que algú n proceso anímico no fue llevado hasta el final
normalmente de manera que pudiera devenirse consiente. El síntoma es un
sustituto de lo que se intercepto, sustituto de algo que fue estorbado por la
represió n. Se produjo una violenta resistencia. Esa misma resistencia se opone
durante la cura analítica al esforzarlo por volver a transportar lo inconsciente a
consciente. El proceso pató geno que la resistencia revela es la represió n. La reprises
es la precondició n de la formació n de síntoma.
Los que han devenido conscientes, pueden llegar a serlo si logran atraer sobre ellas
la mirada de la consciencia a este segundo espacio llamamos el preconsciente.
La resistencia parte de unas fuerzas del yo, de unas propiedades del cará cter
conocidos y latentes. También son estas las que procuran la represió n o participan
en ella.
En la neurosis de transferencia se ve que enferman a raíz de una frustració n cuando
la realidad les restringe la satisfacció n de sus deseos sexuales. Por ello afirman que
los síntomas se comprenden como una satisfacció n sexual sustitutiva.

Conferencia XX!- Desarrollo libidinal y organizaciones sexuales


Se llama sexual a las interminables practicas placenteras de la primera infancia
porque el camino del aná lisis llega a ellas desde los síntomas pasando por un
material sexual.
Entre el sexto y octavo añ o de vida, se observa una detenció n y un retroceso en el
desarrollo sexual (periodo de latencia).
Las vivencias y mociones anímicas anteriores al advenimiento de este periodo, son
victimas de la amnesia infantil que ocultan nuestros primeros añ os de vida.
En todo psicoaná lisis se plantea la tarea de recobrar en el recuerdo ese periodo
olvidado. En esta prehistoria hay una organizació n pre genital.
El resto del desarrollo tiene 2 metas, abandonar el autoerotismo y permutar el
objeto situado en el cuerpo propio a uno ajeno y unificar los diferentes objetos de
las pulsiones singulares, sustituido por un objeto ú nico.
Luego sucede el complejo de Edipo
La primera elecció n de objeto es incestuosos. En la época de pubertad, cuando la
pulsió n sexual plantea sus exigencias por primera vez en toda su fuerza, los viejos
objetos familiares e incestuosos son remontados e investidos de nuevo
libidinosamente.
La elecció n infantil del objeto no fue sino una débil introducció n de la elecció n de
objeto en la pubertad.
Desde esta época el individuo tiene que hacer la tarea de despegarse de sus padres
para dejarse de ser niñ o y convertirse en medio de comunidad social.
Los neuró ticos no alcanzan esta solució n, el hijo permanece toda la vida sometida a
la autoridad del padre y no está n en condiciones de transferir su libido a un objeto
sexual ajeno. De esta manera el complejo de Edipo es considerado como el nú cleo de
la neurosis.
Los normales también han recorrido la vía del desarrollo que pasa por las
perversiones y las investiduras de objeto del complejo de Edipo, pero los neuró ticos
los muestran aumentados.

Conferencia XXIII: Los caminos de formación de síntoma


La escapatoria de la libido bajo las condiciones de frustració n es posibilitada por la
preexistencia de fijaciones.
Estas fijaciones está n en vivencias y practicas de sexualidades infantil, en objetos
parciales resignados en la niñ ez. En el periodo infantil se manifiesta por primera vez
las pulsiones innatas. en la situació n neuró tica la libido ha vuelto a las vivencias
infantiles regresivamente después de que fue expulsada de sus posiciones mas
tardías.
El síntoma repite la modalidad de satisfacció n de la temprana infancia.
El síntoma es una nueva modalidad de satisfacció n pulsional. Las dos fuerzas que se
han estimado vuelven a coincidir en el síntoma. Una de estos es la libido
insatisfecha, rechazado por la realidad, que ahora tiene que buscar otro camino para
satisfacerse.
A través del aná lisis del síntoma podemos ver las vivencias infantiles en que la libido
esta fijada. Pero estas escenas no siempre son verdaderas, sin no que muchas veces
se oponen a la realidad. Estas son fantasías del enfermo.
La observació n del comercio sexual de los padres, la seducció n de una persona
adulta y amenazas de castració n son acontecimientos que siempre retornan en la
historia juvenil del neuró tico. Son las 3 fantasías primordiales que pertenecen al
patrimonio filogenético del hombre.
El hombre es educado para obedecer al principio de realidad, para eso debe
renunciar a objetos y metas de placer cual es difícil y para poder lograrlo recurre a
la fantasía. En la fantasía el hombre sigue gozando de la libertad respecto a la
compulsió n del mundo exterior.
Cuando la libido inviste a esa fantasía, esta cobra mucha energía y esto hace que por
ofensivas intolerables sean sometidas a la represió n por parte del yo, y una vez que
está n en el inconsciente encuentran lugares de fijació n originales.

Conferencia XXVI- La teoría de la libido y el narcisismo


Pulsiones yoicas sexuales pueden entrar en oposició n reciproca y entonces las
pulsiones sexuales son sometidas y obligadas a procurarse satisfacciones por rodeo
regresivo.
Ambas pulsió n nos presentan como fuentes enérgicas del individuo.
La libido son las fuerzas pulsió n de la vida sexual. En las neurosis de transferencia
las pulsiones sexuales entran en pugna con las de auto conservació n.
A las investiduras energéticas que el yo dirija a los objetos de sus aspiraciones
sexuales la llamamos libido, a todas las otras que son enviadas por la pulsió n de
auto conservació n las llamamos interés
Las pulsiones sexuales al comienzo se satisfacen en el cuerpo propio, el
autoerotismo es la base que permite el retraso de la sexualidad en el proceso de
educarse en el principio de realidad.
El estado del dormir es un estado en la cual todas las investiduras está n retraídas al
interior del yo.
La libido en el narcisista, no puede hallar el camino de regreso hacia los objetos, es
ese obstá culo a su movilidad el que pasa a ser pató geno.
En la paranoia hay diferentes delirios: de grandeza, de persecució n de amor y de
celos. El delirio de grandeza es la consecuencia de un aumento del yo por
recogimiento de las investiduras libidinosas de objeto. Con el delirio persecutorio el
sujeto se defiende de una moció n homosexual que se ha vuelto hipertensa la
elecció n homosexual de objeto esta má s cerca del narcisista que el heterosexual.
Los auto reproches de los melancó licos está n dirigidos a otras personas, el objeto
sexual a quien ha perdido o se les ha desvalorizado por culpa de ella. El melancó lico
ha retraído su libido del objeto por un proceso de identificació n ha proyectado el
objeto en el interior de su propio yo. En el existen sistemas de ambivalencia.

Conferencia XXVII – La transferencia


Al hacer que lo inconsciente prosiga hasta lo consiente cancelamos las represiones
eliminamos las condiciones para la formació n de síntoma y mudamos el conflicto
pató geno en un conflicto normal que, tiene que hallar de alguna manera su solució n.
Para hacer consciente lo inconsciente es preciso rebuscar en su recuerdo el lugar en
que eso se produzca por obra de represió n. La Resistencia brota de una represió n,
es producida por la contra investidura que se estableció para reprimir la moció n
chocante. La Resistencia no pertenece al inconsciente sino al yo.
Durante el trabajo analítico le corresponde una mejoría objetiva del estado
psicopatoló gico, pero también se podría enfrentar a una Resistencia ya que el sujeto
ha transferido sobre el medico intensos sentimientos de ternura.
En las mujeres la transferencia puede presentarse como un reclamo de amor o en
formas atenuadas. En el caso de los hombres se observa una transferencia hostil y
negativa.
La transferencia surge desde el comienzo del tratamiento pero si esta se muda,
modifica su relació n con la cura bajo 2 condiciones diferentes: tierna se ha hecho
fuerte o cuando hay moniciones hostiles en lugar de tiernos.
Superamos la transferencia cuando le demostramos al enfermo que sus
sentimientos no provienen de la situació n presente y no valen para la persona del
analista, sino que repiten lo que le ha ocurrido una vez con anterioridad. Entonces la
transferencia, que pareciera significar una amenaza para la cura se convierte en el
mejor instrumento de ella.
Todos los hombre normales tienen la capacidad de dirigir investiduras libidinosas
se objetos sobre personas. Los que padecen de neurosis narcisista no tienen
ninguna capacidad de transferencia.

Conferencia XXVIII- La terapia analítica


Al terapia analítica hinca mas hacia la raíz, llega hasta los conflictos de los que ha
nacido los síntomas y se sirve de la presió n en la cabeza para modificar el desenlace
de esos conflictos. Impone al medico y al enfermo un difícil trabajo que es preciso
realizar para cancelar las resistencias internas.
No se considera terminado el aná lisis si no se han esclarecido las ocurrencias del
caso, llenando las lagunas del recuerdo y descubriendo las oportunidades.
Para finalizar de una cura analítica, la transferencia misma tiene que ser
desmontada y superar las resistencias.
Sanaría si el conflicto entre su yo y su libido llegase a su fin y yo pudiera disponer de
nuevo de su libido. Consiste en separar la libido de las presió nales ligaduras
sustraídas al yo, para ponerla de nuevo al servicio de este. La libido del neuró tico
esta ligada a los síntomas que le procuran la satisfacció n por lo tanto es preciso
apoderarse de los síntomas.
En el trabajo se ejecuta cuando en la transferencia se crean versiones nuevas de
aquel viejo conflicto. Todo la libido converge en la relació n con el medico y por lo
tanto es inevitable que los síntomas quedan despojados de libido, en lugar de la
enfermedad propia del paciente aparece la de transferencia.
El trabajo terapéutico hay 2 fases:
1. en la primera toda la libido es esforzada o pasar de los síntomas a la
transferencia
2. se trabaja en torno a este nuevo objeto y otra vez se libera de el a la libido.

Pegan a un Niño 1919


La fantasía de azote:
Fase 1: el niñ o azotado , en efecto es el fantaseador; lo regular es que lo sea otro
niñ o, como un hermano. El niñ o que fantasea nunca es el que le pega.
Fase 2: la persona que pega sigue siendo la misma, el padre, pero el niñ o azotado ha
devenido por otro (si mismo). La fantasía se ha teñ ido de placer en alto grado. Tiene
un indudable cará cter masoquista.
Fase 3: padre golpea a otro niñ o. Al fondo ese otro niñ o es ellos, es la representació n
del si mismo y el sujeto se identifica con el.
Cuando la represió n afecta la organizació n recién alcanzada, no solo el amor se
reprime sino también la organizació n experimenta un rebajamiento regresivo. El
padre me ama se transforma en el padre me pega.
La perversió n es parte del proceso de desarrollo normal del niñ o.
El masoquismo no es una exteriorizació n pulsional primaria sino una reversió n del
sadismo hacia el yo por regresió n del objeto al yo.
Se muda en masoquismo bajo el influjo de la consciencia de culpa durante la
represió n. Los efectos de esta son: vuelve inconsciente el resultado de la
organizació n genital; le provoca la regresió n al estado sá dico anal; muda su sadismo
en el masoquismo pasivo.
Ser azotado es un ser amado en el sentido genial el cual se degrada vía regresió n.
Entonces la fantasía inconsciente no es “soy azotado por el padre” sino “soy por el
padre”.

Mas allá del principio de placer 1920 Tomo XVIII


La persona se ve forzada a repetir lo reprimido como vivencia (presencian) presente
en vez de recordarlo como fragmento del pasado. Esta reproducció n tiene siempre
por contenido un fragmento de la vida sexual infantil, del complejo de Edipo, lo cual
se escenifica en el terreno de transferencia. Cuando el tratamiento llega a este punto
se dice que la anterior neurosis es sustituido por la neurosis de transferencia.
Para hallar la compulsió n a la repetició n que se exterioriza es preciso liberarse de la
resistencia de lo inconsciente.
La resistencia del sujeto parte de su yo.
Se puede adscribir la compulsió n a la repetició n a lo reprimido inconsciente. La
resistencia del yo consciente y preconsciente esta al servicio del principio de placer,
quiere ahorrarse el displacer que se excitaría por la liberació n de lo reprimido,
nosotros nos empeñ amos en conseguir que ese displacer se tolere involucrando el
principio de realidad. Lo que es displacentero para un sistema puede ser al mismo
tiempo satisfactorio para el otro.
En la vida anímica existe una compulsió n a la repetició n que se instaura mas allá del
principio de placer.
Freud descubrió una regularidad curiosa en las experiencias desagradables: el
sujeto tendía a querer repetirlas o recrearlas. Esto parecía violar el "principio del
placer", impulso por el cual un individuo minimiza su displacer. Freud encontró esta
repetició n de eventos desagradables incluso en las circunstancias má s ordinarias
consideró la existencia de una pulsió n de muerte que balanceaba la tendencia de los
organismos a hacer ú nicamente lo que les resultaba placentero. Los organismos, de
acuerdo a esta idea, sentían el impulso de volver a su estado inanimado y pre-
orgá nico, pero querían consumar tal objetivo cada uno a su manera.
Lo que intenta designar Freud como pulsió n de muerte es su elemento fundamental
que es la tendencia a retornar al estado anterior de reposo absoluto de lo
inorgá nico.
El yo y el Ello
Apartado 1 – Conciencia e Inconciencia 1923
Se ha obligado a considerar la consciencia como una cualidad de lo psíquico que
puede añ adirse otras cualidades o faltar.
Ser consciente es una expresió n descriptiva que invoca la precepció n mas inmediata
y segura. Lo inconsciente coincide con lo latente y susceptible de consciencia.
Tales representaciones no pueden ser conscientes porque cierta fuerza se resiste a
ellos, esto es la represió n. Lo reprimido es el modelo de lo inconsciente. Por lo tanto
existe 2 clases de inconciencia, lo latente susceptible de consciencia y lo reprimido
en si. El preconsciente es lo latente que es solo inconsciente descriptivamente, el
inconsciente es lo reprimido inconsciente diná micamente.
El yo es representació n de una organizació n coherente de los procesos anímico de la
persona. De este yo depende la consciencia, el gobierna los accesos a la motilidad,
descarga las excitaciones en el mundo exterior. También en el yo hay algo
inconsciente.
Todo lo reprimido es inconsciente pero no todo lo inconsciente es reprimido.

El yo y el Ello 1923
La consciencia es la superficie del aparato psíquico (anímico) es el primer sistema
de contacto desde el mundo exterior. La diferenciació n efectiva entre una
representació n inconsciente y una preconsciente. Consiste en que las primeras se
consuma en algú n material que permanece no conocido, mientras que en la segunda
se añ adía una conexió n con representació n palabra.
Solo devenir consciente lo que ya alguna vez fue preconsciente y lo que desde
adentro quiere devenir consciente, tiene que tratar de transportarse en
percepciones exteriores.
Podemos hacer preconsciente algo reprimido restableciendo, mediante el trabajo
analítico.
Para traer a consciencia la representació n inconsciente es preciso procurarle
eslabones de conexió n.
El yo es la escancia que parte del sistema perceptivo que es primero preconsciente.
El ello es lo otro psíquico en que el yo continua y se comporta como inconsciente. El
yo no envuelve al ello por completo, sino solo en la extensió n en que el sistema
perceptivo forma la superficie del yo.
Pero también lo reprimido confluye con el ello, no es mas que una parte del ello. Lo
reprimido solo es separado tajantemente del yo por las resistencias de represió n,
pero puede comunicarse con el yo a través del ello. EL yo es la parte del ello alterada
por la influencia directa del mundo exterior por mediació n de percepciones
conscientes. Busca reemplazar el principio de placer que rige en el ello por el
principio de realidad. El ello contiene las pulsiones y el yo es representante de la
razó n y prudencia.
Neurosis y Psicosis 1924 tomo XIX
La diferencia genérico entre la neurosis y la psicosis es que la neurosis es el
resultado de un conflicto entre el yo y su ello. Mientras que la psicosis es la
perturbació n en los vínculos entre el yo y el mundo exterior.
La neurosis de transferencia se generan porque el yo no quiere proteger a una
moció n pulsional poderosa en el ello. El yo se defiende de aquello mediante el
mecanismo represivo. Lo reprimido se resuelve contra ese destino y se procura una
subrogació n sustitutiva que se impone al yo por vía de compromiso, esto es el
síntoma.
El yo ha entrado en conflicto con el ello al servicio del sú per yo y de realidad.
La psicosis es la frustració n (el no cumplimiento de uno de aquellos deseos de la
infancia), depende de lo que haga el yo en esa conflictiva, si permanece fuel a su
dependencia con el mundo exterior y procura al ello, o si es sometido por el ello y
así se deja arrancar de la realidad.
Melancolía -> conflicto entre el yo y el sú per yo
Neurosis-> conflicto entre el yo y el ello
Psicosis-> conflicto entre el yo y el mundo externo

La perdida de la realidad en la neurosis y la psicosis 1924 Tomo


XIX
En la neurosis el yo, en dependencia de la realidad sofoca un fragmento del ello. El
yo al servicio del ello, se retira de un fragmento de la realidad. Lo decisivo para la
neurosis seria la hiperpotencia del influjo objetivo y para la psicosis la
hiperpotencia del ello. La perdida de la realidad estaría dada de antemano en la
psicosis, en cambio en la neurosis evita la realidad.
En primer momento de la neurosis, el yo al servicio de la realidad emprende la
represió n de una moció n pulsional, el segundo momento hay una compensació n a
los sectores perjudiciales del ello.
En la psicosis también hay 2 pasos, en el primero se arranca el yo de la realidad, en
el segundo el cará cter de la reparació n quiere compensar la perdida de la realidad y
crea una realidad nueva.
Tanto la neurosis como la psicosis expresan la rebelió n del ello contra el mundo
exterior.
En la neurosis se evita al mundo externo, hay una huida de un fragmento de la
realidad, mientras que en la psicosis se lo reconstruye.
La neurosis no desmiente la realidad, se limita a no querer saber nada de ella.
La neurosis le falta intentos para sustituir la realidad posibilitada por la extensió n
de un mundo de fantasía, que satisface el yo y al ello.
Fantasía de a psicosis quiere reemplazar la realidad exterior, en cambio en la
neurosis gusta de apuntalarse.
La neurosis no puede crearse un sustituto para la pulsió n reprimida y la
subrogació n de la realidad no se deja verter en los modelos de las formas
satisfactorias. En la psicosis el acento cae sobre el primer paso que es en su
patoló gica y solo puede llevar a la enfermedad, en la neurosis recae en el segundo.

Observaciones sobre la teoría y la Practica de la interpretación


de los sueños 1923 Tomo XIX
El trabajo de interpretació n puede proceder con un alto o baja presió n de las
resistencias. Solo cuando la resistencia se mantiene dentro de los limites se puede
hacer un trabajo de interpretació n, hay que considerar que primero las asociaciones
divergen mucho de los elementos manifiestos, hasta que después una segunda serie
de asociaciones convergen hacia los pensamientos oníricos buscados.
La interpretació n de un sueñ o se descompone en 2 fases: su traducció n y su
apreciació n o valoració n

Inhibición síntoma y angustia


Inhibició n no necesariamente designado algo patoló gico, es una limitació n normal
de una funció n. El síntoma equivale a un inicio de un proceso patoló gico. Una
inhibició n también puede ser un síntoma. La inhibició n es una simple rebaja de
funció n y de síntoma donde hay una desacostumbrada variació n de ella o de una
nueva operació n.
La inhibició n se liga a una funció n y para eso es necesario indagar diferentes
funciones del yo.
-Inhibició n de la funció n sexual
-Inhibició n funció n nutricia
-Inhibició n locomociones
La histeria fuerza la interpretació n del trabajo produciendo pará lisis de ó rgano. La
neurosis obsesiva lo perturba mediante una distracció n continua y perdida de
tiempo. El concepto de inhibició n expresa una limitació n funcional del yo que a su
vez puede tener diversas causas.
EL yo renuncia a estas funciones que le competen a fin de no verse precisado a
emprender una nueva represió n, a fin de evitar un conflicto con el ello.
Otras inhibiciones se producen manifiestamente al servicio de la auto punició n. El
yo no tiene permitido hacer esas cosas porque le proporcionarían provecha y éxito
que el sú per yo ha denegado. Entonces el yo renuncia a esas operaciones a fin de no
entrar en conflicto con el sú per yo.

Adenda – Apéndice
Resistencia y contracarga: LA defensa contra el instinto exige un esfuerzo
permanente: la Resistencia. Esta implica una contracarga, es decir una reacció n del
yo opuesta al impulse. En la neurosis obsesiva estas contracargas afectan a los
rasgos de cará cter, pero en la histeria mas bien se circunscriben a relaciones muy
especiales.
Profundizando el aná lisis, encontramos 5 tipos de Resistencia, 3 de las cuales
provienen del yo y las otras del ello y del sú per yo. Las resistencias del yo son las
resistencias de la represió n, la Resistencia de la transferencia y la Resistencia
derivada del beneficio de la enfermedad. LA Resistencia de ello es lo que antes
habíamos llamado resistencias de lo inconsciente y la Resistencia del sú per yo, lo
mas invencible, parece provenir de la consciencia de culpabilidad o necesidad de
castigo.

Análisis terminable e interminable 1937 tomo XXIII


Cuando se realiza el fin del tratamiento psicoanalítico se refiere con una
terminació n natural de un aná lisis y si esto es posible “que el paciente ya no padezca
a causa de sus síntomas… también que el analista juzgue haber hecho en el paciente
consciente de lo reprimido… eliminando tanto las resistencias del interior y que ya
no tema que se repitan los procesos patoló gico en cuestió n.” Cuando esto no fue
posible se sugiere hablar de aná lisis imperfecto pero no terminado.
Este planteo utó pico obliga a pensar si puede existir en la practica un sujeto que
hubiese conseguido resolver todas las represiones sobrevenidas y que llenase todas
las lagunas del recuerdo.
Plantea 3 factores decisivos para la posibilidad de la terapia psicoanalítica: el influjo
de los traumas, la intensidad constitucional de las pulsiones y alteració n del yo.
No se puede pensar en la idea de que se haga desaparecer una pulsió n. Es por eso
porque se habla de “domeñ amiento” de la pulsió n, es admitida dentro de la armonía
total del yo que se vuelve asequible a toda clase de influjos por las otras
aspiraciones que hay que hay en el interior del yo y que no siguen mas su camino
hacia su propia satisfacció n. Este tema lo desarrolla en el problema econó mico del
masoquismo. “el placer o displacer no pueden ser referidos al aumento o
disminució n de la cantidad que llamamos tensió n de estimulo.”
Freud busca, no su eliminació n si no una domesticació n, una transformació n. El
domiñ amiento de la pulsió n refiere a esta posibilidad de orden cualitativo de
tramitar de forma duradera y definitiva la exigencia pulsional.
El aná lisis hace que el yo maduro y fortalecido emprenda una revisió n de estas
antiguas represiones.
Significa no poner metas de abreviació n sino mas bien ir en busca de una
profundizació n.

Construcción en Análisis
El propó sito del aná lisis es mover el paciente a que cancele represiones del
desarrollo temprano y que sustituya por reacciones correspondientes a la madurez
psíquica.
Los materiales con los que cuentan para conducir a recordar esas vivencias o
recuerdo son:
-recuerdos olvidados en sueñ os
-ocurrencias que le vienen en la asociació n libre de las cuales se sacan nexos con la
vivencia reprimida
- indicios de repeticiones de afectos pertenecientes a lo reprimido, dentro y fuera
del consultorio
el aná lisis siempre hay 2 piezas diferentes: el analista y el analizado.
El analista comunica una pieza de construcció n para que haga efecto sobre el
analizado, luego comunica otra pieza construida con otro material y así sigue.
La interpretació n se refiere a lo que uno emprende con un elemento singular del
material, una ocurrencia, un acto fallido. Cuando la construcció n fue erró nea ó sea
encuentra una mejor, la construcció n falsa cae por fuera.
Si la construcció n es falsa, no modifica nada en el paciente, si es acertada, reacciona
empeorando sus síntomas o estado general.

Esquema del Psicoanálisis, La técnica psicoanalítica 1938 Tomo


XXIII
El yo tiene la tarea de obedecer a sus tres vasallajes de la realidad objetiva, del ello y
del sú per yo, y también mantener su autonomía. La condició n de los estados
patoló gicos consiste en un debilitamientos del yo que imposibilita cumplir sus
tareas.
El yo esta debilitado por el conflicto interior y nosotros tenemos que acudir a su
ayuda. El medio analista y el yo debilitado del enfermo, apuntalados en el mundo
exterior objetivo deben unirse en contra de las exigencias pulsionales del ello y las
exigencias de la consciencia moral y sú per yo.
El papel de su yo no se limita a brindar el material pedido ya que la transferencia es
ambivalente, incluye actitudes positivas y negativas hacia el analista. Mientras es
positiva nos presenta los mejores servicios, el yo débil se vuelve fuerte, suspende
sus síntomas y se pone sano en apariencia solo por el amor al analista.
La transferencia nos brinda 2 ventajas:
1. Pone al analista en lugar de padre o madre, otorga también el poder que su
sú per yo ejerce sobre su yo.
2. Con ella escenifica ante nosotros un fragmento importante de su biografía,
puesto que en la transferencia reproduce el vinculo con los padre, asume
también su ambivalencia donde se repite el pasado.
La comunicació n del trabajo debe ser en el momento preciso cuando el este
preparado ya que sino provocara resistencias y estorbaría la continuació n del
trabajo. A esa resistencia que persiste durante todo el tratamiento se denomina
resistencia de represió n.
El trabajo del aná lisis es vencer esta resistencia y eliminar aquella alteració n del yo
que se había producido bajo el flujo del inconsciente.
Existe 2 factores como fuente de resistencia:
1. el sentimiento de culpa o consciencia de culpa, este sú per yo duro y cruel
contribuye a la resistencia, para defenderlo de esta debemos hacerla
consciente y desmontar poco a poco ese sú per yo hostil
2. pulsió n de auto conservació n ha experimentado un trastorno. En ellas han
sobrevenido grandes mezclas de pulsió n a consecuencia de las cuales han
liberado grandes cantidades de pulsió n de destrucció n vuelta hacia adentro.

El problema económico del masoquismo 1924


-PRINCIPIO DE NIRVANA: no es percibido por la consciencia; expresa la pulsió n de
muerte, es decir, tiene cará cter mudo, por esto el masoquismo no es consciente.
Es la tendencia a eliminar la excitació n del aparato psíquico. La tendencia del
aparato psíquico a transformar eso ajeno del origen en un signo donde no haya
equívocos; es un intento de anular la diferencia, la castració n.
-PRINCIPIO DE PLACER: implica un factor cualitativo, por lo cual será percibido por
la consciencia. El objeto le da cualidad a la pulsió n.

            Refiere que el masoquismo posee tres modos de expresarse:


1-Masoquismo erógeno: es la condició n para la excitació n sexual.
Está en  la base de los dos modos siguientes. Se trata para el aparato psíquico de
hacer inofensiva la pulsió n de muerte.
Implica que el sujeto quede ubicado como objeto. En el origen el niñ o es objeto del
Otro primario; ocupa el lugar de objeto en el inconsciente de la madre. Esta es la
marca necesaria para que devenga sujeto, de lo contrario, no hay sujeto. Es la marca
que deja el lugar del origen.
Cuando la pulsió n de muerte se liga al exterior queda un resto en el cuerpo que es el
masoquismo eró geno.
2- Masoquismo femenino: como expresió n de la naturaleza femenina debido a que
se produce en el hombre e implica ser tratado como un niñ o. Refiere que sería mejor
nombrarlo masoquismo infantil, en tanto posició n de objeto respecto del Otro.
Es la fantasía de ser golpeado por el padre, la cual se interpreta como la posició n
femenina de ser castrado ó poseído sexualmente.
Cuando esta fantasía es racionalizada aparece un sentimiento de culpa que lleva al
siguiente modo de expresió n del masoquismo.
3- Masoquismo moral: como una norma de conducta.
El sufrimiento proviene de personas indiferentes ó poderes impersonales como dios
ó el destino (distintas formas de nombrar al padre).
A partir de aquí, comienza a hablar de “necesidad de castigo” y no de sentimiento
inconsciente de culpa, ya que éste envuelve una contradicció n. Necesidad de castigo
en tanto modalidad de ser objeto para el Otro anulando la pregunta, el Che Vuoi?
Recae sobre:
A) el masoquismo del yo: pide castigo del superyo ó del exterior; es inconsciente y
tiene cará cter mudo, debido a esto, es donde má s cuesta responsabilizar al sujeto.
B) el sadismo del superyo: hiperseveridad de la consciencia moral. El yo se somete
al elevado sadismo del superyó .  Es má s apelable porque opera a través de las
formaciones reactivas posibilitando alguna pregunta.
En los dos casos el conflicto es entre el yo y el superyó y la solució n implica
padecimiento. Ambos se complementan y provocan las mismas consecuencias.
Sobrevienen de la “sofocació n cultural de las pulsiones”.
El masoquismo moral, es definido como el testimonio  de la mezcla de pulsiones.
Proviene del sector de la pulsió n de muerte que fue sofocado. Este, a su vez, tiene el
valor psíquico de un componente eró tico por lo cual “ni aú n la autodestrucció n de la
persona puede producirse sin satisfacció n libidinosa”.

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