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Freud llega a adjudicar a Breuer el título de creado del psicoanálisis. Breuer dista
mucho de tal apreciación, ya que rechaza su principio fundamental: la sexualidad. Sin
embargo, se puede pensar que la estimación de Freud se debe a lo que aprende de lo
que Breuer le transmite acerca del famoso caso Anna O. El considera que que la
sexualidad lo aprende de de tres personas: Breuer, Charcot y su ginecólogo Chrobak.
Jones relata que conoce por medio de Freud un relato mas extenso que el que aparece
en sus obras acerca de las circunstancias en que termina el tratamiento. Breuer
experimenta un interés cada vez mas creciente por su paciente; habla de ella todo el
tiempo y esto provoca celos en su mujer. Perturbado, sintiéndose culpable, decide
poner fin al tratamiento en un momento en que Anna está mejor y en que han
desaparecido muchos síntomas. Se lo hace abre y se despiden. La calma dura poco. A
la tarde recibe una llamada y halla a la paciente en un estado de gran excitación, peor
que nunca. ÉL, que siempre la ha considerado un ser sexual, no puede negar el cuadro
que se le presenta: un embarazo histérico que lo implica. El encuentro de Breuer con la
sexualidad y con la transferencias lo hace abandonar el terreno del que es precursor.
Más tarde, cuando Freud quiere reanimar el interés de Breuer por los problemas de la
histeria y quiere inducirlo a mostrar el mundo su descubrimiento, encuentra una
resistencia cuya raíz se localiza en la inquietante experiencia con Anna. Freud le cuenta
que a él le ha ocurrido lo mismo y le dice que esas situaciones embarazosas son parte
de los fenómenos transferenciales. Este comentario conmueve tanto a Breuer que
Freud, al preparar la redacción de "Estudios sobre la histeria", considera que los
fenómenos transferenciales son lo mas importante que los dos deben comunicar al
mundo.
Freud considera, a propósito del embarazo histérico de Anna, que Breuer tiene la clave
en sus manos y que la deja caer, por creer que estaba dirigido hacia él.
Lo que impide que la neurótica ame es que solo un sector de las mociones
determinantes de la vida amorosa ha reconocido el pleno desarrollo psíquico. Otra parte
de las mociones pulsionales sólo se despliega en la fantasía. Este sector, llamado por
Freud factor rezagado, apartado, es el que produce el amor de transferencia. La misma
constitución de la transferencia implica, entonces, que ese sector retirado del resto del
psiquismo se juegue con relación al analista.
Al comienzo del análisis del paciente, la transferencia funciona como apertura del
inconsciente, favoreciendo el despliegue asociativo. Luego, aparece claramente
delimitado el momento en que toma otro matriz, revelándose, según las palabras de
Freud, como el arma mas poderosa de la resistencia. Estos dos aspectos de la
transferencia han sido considerados en la teoría psicoanalítica bajo el nombre de
transferencia como motor y como obstáculo.
"La cura analítica alberga un querer por ello, Freud nos dice que esta
quiere "pillar" la libido para ponerla al servicio de la realidad objetiva.
Este querer es relativo a un deseo, el del analista, como deseo
ligado a un nuevo destino de la libido."
Así Lacan, resuelve el atolladero freudiano. Recordemos que Freud se pregunta cuál es
la especificidad de la transferencia en la cura analítica. Esta es la palanca poderosa del
éxito fuera del tratamiento. Afirma que su particularidad en el tratamiento analítico es la
de constituir el arma mas poderosa de la resistencia. Pero para pensar la resistencia
hay que partir de la noción de sujeto supuesto saber, ya que la resistencia se abre a ese
campo de significación. Así, la resistencia nos indica que hay un límite en el saber, que
hay un tope en la significación.
El deseo del analista es un deseo que se funda mas allá del ideal amoroso narcisista,
mas allá del reconocimiento y de la reciprocidad imaginaria.
*El camino que tomará el analista que al no tener precedentes en la vida real, se liga al
acto como fundación de lo que no estaba. Este camino es el trazo del deseo del analista
como deseo inédito. Notemos hasta qué punto este trazo se diferencia de las distintas
alternativas que propondrían la moral común. Esto está maravillosamente desplegado
en el texto freudiano. En él, el creador del psicoanálisis hace aparecer las variadas
opciones que el sentido común pensaría acerca de cómo resolver la cuestión amorosa
entre el medico y el paciente.
El amor de transferencia es pensado por Freud como una repetición pero,gracias al
camino que tomará el analista ese amor tendrá un desenlace con relación al cual "la
vida real no ofrece modelos".
El deseo del analista no se deja engañar por el amor o la agresión resistencial que
mantienen a la pulsión en una forma de satisfacción monótona, rezagada, repetida. El
deseo del analista libera a la pulsión de su destino fantasmal. No se trata de que el
sujeto se libere de las pulsiones, sino de que ellas se liberen del recorrido fijado. Por
ello, para Freud, lo determinante de la cura está en el destino de as pulsiones. Solo se
puede pensar en un nuevo destino, entendiendo como el deseo del analista... contraría
el amor de transferencia. El psicoanálisis no es una cura por amor porque el amor es
una resistencia. El nuevo amor del que habla Lacan al final del seminario no debe
pensarse como el amor en la cura sino como un efecto de ella.
En pocas palabras: El sujeto supuesto saber indica que el análisis supone como
condición que el paciente crea que hay que saber que ignora y que lo implica, y que
será develado en el encuentro con el analista.