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LA TRANSFERENCIA:

Concepto fundamental para el psicoanálisis: resorte de la cura, principio de su poder,


condición de su eficacia. La entrada en el análisis supone su instauración, y el fin atañe
también a su resolución y a su destino. El poder del analista depende del poder que la
transferencia le concede y la dirección de la cura está sujeta al uso que el analista haga
de ese poder. Por ello es imposible hablar de la resolución de la transferencia en un
análisis sin incluir el deseo del analista. El diagnóstico en psicoanálisis se diferencia del
diagnóstico psiquiátrico porque, al basarse en la transferencia, incluye al analista en el
campo que delimita.

Freud llega a adjudicar a Breuer el título de creado del psicoanálisis. Breuer dista
mucho de tal apreciación, ya que rechaza su principio fundamental: la sexualidad. Sin
embargo, se puede pensar que la estimación de Freud se debe a lo que aprende de lo
que Breuer le transmite acerca del famoso caso Anna O. El considera que que la
sexualidad lo aprende de de tres personas: Breuer, Charcot y su ginecólogo Chrobak.

Es muy importante recordar recordar la formación racionalista y científica de estos


hombres, ya que es crucial para situar ese encuentro entre la histeria y ese discurso
donde no tenia lugar. Tanto así que Breuer no quiere dar a conocer el tratamiento de
Anna O. porque este no obedece a las reglas de esa formación. Anna es una paciente
de 21 años que padece determinados síntomas: parálisis, contracturas, anestesias,
complicadas perturbaciones en la vista, incapacidad para alimentarse, tos nerviosa, etc.
Para gran asombro de Breuer, cuando ella relata los detalles de la aparición de ciertos
síntomas, estos desaparecen. La misma Anna bautiza tal procedimiento con el nombre
de "cura de conversión" o "limpieza de chimenea".

Jones relata que conoce por medio de Freud un relato mas extenso que el que aparece
en sus obras acerca de las circunstancias en que termina el tratamiento. Breuer
experimenta un interés cada vez mas creciente por su paciente; habla de ella todo el
tiempo y esto provoca celos en su mujer. Perturbado, sintiéndose culpable, decide
poner fin al tratamiento en un momento en que Anna está mejor y en que han
desaparecido muchos síntomas. Se lo hace abre y se despiden. La calma dura poco. A
la tarde recibe una llamada y halla a la paciente en un estado de gran excitación, peor
que nunca. ÉL, que siempre la ha considerado un ser sexual, no puede negar el cuadro
que se le presenta: un embarazo histérico que lo implica. El encuentro de Breuer con la
sexualidad y con la transferencias lo hace abandonar el terreno del que es precursor.

Más tarde, cuando Freud quiere reanimar el interés de Breuer por los problemas de la
histeria y quiere inducirlo a mostrar el mundo su descubrimiento, encuentra una
resistencia cuya raíz se localiza en la inquietante experiencia con Anna. Freud le cuenta
que a él le ha ocurrido lo mismo y le dice que esas situaciones embarazosas son parte
de los fenómenos transferenciales. Este comentario conmueve tanto a Breuer que
Freud, al preparar la redacción de "Estudios sobre la histeria", considera que los
fenómenos transferenciales son lo mas importante que los dos deben comunicar al
mundo.
Freud considera, a propósito del embarazo histérico de Anna, que Breuer tiene la clave
en sus manos y que la deja caer, por creer que estaba dirigido hacia él.

En "Sobre la dinámica de la transferencia" (Freud, 1912.), especifica el lugar de la


transferencia en la cura:
Primero parte de la idea de que es un mecanismo general deslindado por la lógica del
desciframiento; para él, es un falso enlace: el analista sustituye a otra figura. Luego
intenta determinar su sitio en el tratamiento. Nos dice que el neurótico no puede amar ni
dirigir su libido hacia los objetos del mundo exterior porque la libido está volcada hacia
objetos de la fantasía. La libido (en su totalidad o en parte) se ha internado por el
camino de la regresión y reanima los imagenes infantiles. Y bien, hasta allí la sigue la
cura analítica, que quiere volverla de nuevo asequible a la conciencia y, por último,
ponerla al servicio de la realidad objetiva. Cada vez que la investigación analítica
tropieza con la libido retirada en sus escondrijos, no puede menos que estallar un
combate; todas las fuerzas que han causado la regresión de la libido se elevarán como
"resistencias" al trabajo para conservar ese nuevo estado. Primeramente podemos decir
que Freud parte de una frustración de la satisfacción. En términos lacanianos, no hay
relación sexual, el goce está malogrado y neurótico suple ese vacío con la fantasía.

Lo que impide que la neurótica ame es que solo un sector de las mociones
determinantes de la vida amorosa ha reconocido el pleno desarrollo psíquico. Otra parte
de las mociones pulsionales sólo se despliega en la fantasía. Este sector, llamado por
Freud factor rezagado, apartado, es el que produce el amor de transferencia. La misma
constitución de la transferencia implica, entonces, que ese sector retirado del resto del
psiquismo se juegue con relación al analista.

Al comienzo del análisis del paciente, la transferencia funciona como apertura del
inconsciente, favoreciendo el despliegue asociativo. Luego, aparece claramente
delimitado el momento en que toma otro matriz, revelándose, según las palabras de
Freud, como el arma mas poderosa de la resistencia. Estos dos aspectos de la
transferencia han sido considerados en la teoría psicoanalítica bajo el nombre de
transferencia como motor y como obstáculo.

"La cura analítica alberga un querer por ello, Freud nos dice que esta
quiere "pillar" la libido para ponerla al servicio de la realidad objetiva.
Este querer es relativo a un deseo, el del analista, como deseo
ligado a un nuevo destino de la libido."

EL SUJETO SUPUESTO SABER.


El paso de Lican consiste en definir la transferencia freudinada de una manera
completamente inédita hasta él, como una relación con el saber. Es decir, como
una relación epistémica. Pero no se trata como en otros ámbitos, de un amor al
saber por el saber mismo. El paciente que pide análisis se ha encontrado con algo
que le atañe y a lo que no puede darle una respuesta. Su posición es la del que no
sabe, y su amor a es saber icc que se desplega en el dispositivo parte de este
punto de ignorancia relativa a su síntoma.

Lo que el paciente dice en un análisis, sus asociaciones y recuerdos obtienen una


significación nueva, diferente de la habitual, y lo que posibilita que advenga esa
significación es la transferencia. Los dichos del paciente como materialidad, mas allá del
significado común, pueden ser gratificados como una cadena significante representada
por una línea. Por efecto del sujeto supuesto saber, esa cadena se duplica, y esto
implica que esos significantes signifiquen otra cosa. Esto significa que no es lo mismo
decir una cosa dentro de la sesión analítica o fuera de ella.

Aquello que permite tal efecto de resonancia del significante de la transferencia,


denominado por Lacan significante cualquiera. Reflexionemos acerca de la razón para
llamar así al significante de la transferencia. Cuanto mas se ofrezca el analista como
figura identificatoria, menos funcionará como causa de la nueva significación del
despliegue asociativo. En "Consejos al medico sobre el tratamiento psicoanalítico"
Freud nos dice que el analista no debe introducir su propia individualidad en el
tratamiento y que debe renunciar a su ambición educativa. Es decir, que como analista
no es sujeto ni amo. tal principio, llamado en psicoanálisis "principio de neutralidad
analítica, es el que favorece el lugar del analista como causa del despliegue de la
cadena asociativa.

Así Lacan, resuelve el atolladero freudiano. Recordemos que Freud se pregunta cuál es
la especificidad de la transferencia en la cura analítica. Esta es la palanca poderosa del
éxito fuera del tratamiento. Afirma que su particularidad en el tratamiento analítico es la
de constituir el arma mas poderosa de la resistencia. Pero para pensar la resistencia
hay que partir de la noción de sujeto supuesto saber, ya que la resistencia se abre a ese
campo de significación. Así, la resistencia nos indica que hay un límite en el saber, que
hay un tope en la significación.

El deseo del analista es un deseo que se funda mas allá del ideal amoroso narcisista,
mas allá del reconocimiento y de la reciprocidad imaginaria.

En "puntualizaciones sobre el amor de transferencia". Freud dice "consentir la apetencia


amorosa de la apetencia amorosa de la paciente es tan funesto como sofocarla. El
camino del analista es diverso. En este texto se pone en juego:

*El amor de transferencia como repetición, al modo de reedición de rasgos antiguos.

*El camino que tomará el analista que al no tener precedentes en la vida real, se liga al
acto como fundación de lo que no estaba. Este camino es el trazo del deseo del analista
como deseo inédito. Notemos hasta qué punto este trazo se diferencia de las distintas
alternativas que propondrían la moral común. Esto está maravillosamente desplegado
en el texto freudiano. En él, el creador del psicoanálisis hace aparecer las variadas
opciones que el sentido común pensaría acerca de cómo resolver la cuestión amorosa
entre el medico y el paciente.
El amor de transferencia es pensado por Freud como una repetición pero,gracias al
camino que tomará el analista ese amor tendrá un desenlace con relación al cual "la
vida real no ofrece modelos".

Lacan diferenciará este deseo de la transferencia. Recordemos que en los textos


freudianos la transferencia y el camino que toma el analista no siguen la misma
dirección. Lacan dice que la transferencia es lo que separa la pulsión de la demanda, y
el deseo del analista es lo que restablece la relación elidida. La transferencia separa la
demanda de la pulsión, ya que la demanda amorosa se dirige al ideal, desconociendo
las raíces pulsionales que la fundan. La paciente no quiere saber nada del "sector
rezagado", del resto, de lo sexual mas allá del amor. En este punto, el deseo del
analista va en contra de la transferencia porque reconduce la demanda a la pulsión EL
deseo del analista entra en consonancia con la pulsión como realidad sexual del icc.

La paradoja de la transferencia es que, al mismo tiempo que pone en acto la realidad


sexual del icc, repite el amor identidicario con que se encubrió el punto de encuentro
con lo sexual.

El deseo del analista no se deja engañar por el amor o la agresión resistencial que
mantienen a la pulsión en una forma de satisfacción monótona, rezagada, repetida. El
deseo del analista libera a la pulsión de su destino fantasmal. No se trata de que el
sujeto se libere de las pulsiones, sino de que ellas se liberen del recorrido fijado. Por
ello, para Freud, lo determinante de la cura está en el destino de as pulsiones. Solo se
puede pensar en un nuevo destino, entendiendo como el deseo del analista... contraría
el amor de transferencia. El psicoanálisis no es una cura por amor porque el amor es
una resistencia. El nuevo amor del que habla Lacan al final del seminario no debe
pensarse como el amor en la cura sino como un efecto de ella.

En pocas palabras: El sujeto supuesto saber indica que el análisis supone como
condición que el paciente crea que hay que saber que ignora y que lo implica, y que
será develado en el encuentro con el analista.

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