Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
En el embarazo nos surgen muchísimas dudas y casi todas tienen que ver con la alimentación. Ya os estuvimos
hablando de la diabetes gestacional y hoy vamos a resolver otra de las grandes dudas de las embarazadas: ”¿Qué
alimentos son peligrosos en el embarazo?”. En este artículo os diré cuáles son y cuándo los debéis evitar.
El embarazo es una experiencia única y no se suele repetir muchas veces a lo largo de la vida, así que tenemos que
aprovecharlo, disfrutarlo, y por supuesto darle al futuro hijo una alimentación sana.
El pescado es fundamental en la dieta de la embarazada, ya que es fuente de Yodo y omega 3, dos elementos
imprescindibles para el feto. Pero debemos tener cuidado con algunos de ellos.
Como ya dijimos en el monográfico del pescado azul, las embarazadas deben abstenerse de comer atún rojo (suele ser
el fresco fileteado), tiburón, pez espada y emperador, ya que los niveles de mercurio de estos pescados son muy
elevados y pueden afectar el sistema nervioso del bebé. Si estáis planeando un embarazo también deberíais evitarlos.
La listeriosis es una infección que se puede producir si se comen alimentos contaminados con Listeria (puede crecer en
temperaturas de refrigeración). La Listeriosis no suele afectar gravemente a la embarazada, pero si a su bebé (entre
otros problemas, meningitis e infecciones sanguíneas). Para evitar riesgos hay que seguir una serie de pautas:
La Toxoplasmosis en el embarazo.
La toxoplasmosis es causada por el toxoplasma, un parásito que puede estar en la carne cruda, en la verdura o fruta
mal lavada y los excrementos de los gatos.
En la analítica del primer trimestre os harán la prueba de la toxoplasmosis, si os sale positiva, no debéis preocuparos,
pero si sale negativa tenéis que tomar ciertas precauciones:
Prescindid de los embutidos que no han sido cocinados (sobre todo artesanales).
No comáis carne cruda (carpaccios, steak tartare…) ni poco hecha.
No comáis huevos crudos, deben estar bien hechos (cuidado con la yema de los huevos fritos).
Si tenéis gato evitad limpiar su cajón.
Pelad, lavad y/o desinfectad frutas y verduras que vayáis a consumir crudas.
Cafeína en el embarazo:
En el primer trimestre es recomendable no tomar más de 2 tazas de café o té al día, ya que dosis altas de cafeínaestán
relacionadas con abortos espontáneos y defectos de nacimiento. Cuidado también con el chocolate y las bebidas de
cola. Mejor optar por cafés descafeinados y bebidas sin cafeína.
Puede aumentar el riesgo de parto prematuro. Se debe evitar la sacarina. El edulcorante más recomendable para el
embarazo es el aspartamo.
Tened en cuenta que los refrescos llevan una cantidad importante de edulcorantes. Es mejor evitarlos.
Alcohol y embarazo:
No hay nivel seguro de alcohol en el embarazo, así que se aconseja no beber nada. Es perjudicial sobretodo en el
primer trimestre que es cuando el cerebro del feto está en pleno desarrollo, pero en el segundo y tercer trimestre el
sistema nervioso del bebé también puede quedar dañado. El síndrome alcohólico fetal tiene graves consecuencias
físicas y psíquicas para el bebé.
Es un hecho que el tabaco modifica las condiciones en las que se desarrolla el bebé. Estos bebés suelen presentar
menos peso que los bebés de madres no fumadoras, tienen más probabilidades de sufrir muerte súbita. Está
demostrado que las madres fumadoras son más propensas a tener partos prematuros, abortos espontáneos y
complicaciones en el embarazo y el parto.
Tanto la nicotina como el monóxido de carbono provocan una hipoxia en el feto (ve reducido el aporte de oxigeno).
Otros problemas asociados al tabaco en el embarazo son: estrabismo, labio leporino, hiperactividad y problemas de
conducta.
Vísceras y embarazo:
Las vísceras son una fuente importante de colesterol y grasas saturadas. En el embarazo debéis evitarlas
especialmente, ya que contienen mucha cantidad de vitamina A (sobretodo el hígado). Tenemos reservas de vitamina
A, ya que se almacena en el hígado y el tejido graso, por eso tenemos que procurar no hacer un abuso de esta vitamina
en el embarazo (cuidado también con los suplementos vitamínicos).
Un exceso de vitamina A puede producir abortos, malformaciones de cara y cráneo, alteraciones del sistema nervioso
y del timo y anomalías cardiacas.
Lavarse las manos siempre que vayamos a cocinar y después de haber tocado alimentos crudos.
Mantener una buena higiene de tablas de cocina, trapos y bayetas ya que son un foco de infección.
Refrigerar o congelar los alimentos después de la compra lo antes posible.
Nunca dejar los alimentos más de 2h sin refrigeración.
Recordad, el embarazo es un acto de compartir, y más en el tema de la nutrición. No podéis controlar los genes
pero sí lo que coméis o bebéis durante los 9 meses en los que se está formando vuestro bebé, de eso
dependerá gran parte de su desarrollo físico y mental, de ahí la importancia de la alimentación durante el
embarazo
2. Dieta especial
Es muy recomendable que limites la comida chatarra, porque tiene muchas calorías, pero pocas de las vitaminas y
minerales que necesita tu bebé. Sin embargo, comer mejor no significa comer más o mucho más. La creencia de
que durante el embarazo hay que comer por dos, se descartó hace tiempo.
Si tienes un peso adecuado al inicio de tu embarazo, no necesitarás calorías extras durante el primer trimestre.
Durante el segundo trimestre, tu bebé sólo necesita que añadas 300 calorías más por día (y 300 calorías no son
grandes cantidades de comida, por ejemplo, un jugo, una tortilla y un poco de arroz ya las completan) y alrededor
de 450 calorías adicionales por día durante el tercer trimestre.
Si tienes sobrepeso o de lo contrario, estás baja de peso, no te bases en el número de calorías arriba indicadas. Eso
dependerá de la meta que tengas para controlar tu peso. Habla con tu doctor al respecto.
Hay ciertas bacterias que crecen con facilidad en los alimentos que no están cocinados. Estas bacterias pueden causarte
una enfermedad llamada listeriosis, que es peligrosa para el bebé. Por ejemplo, el ceviche y el marisco
crudo (incluyendo las ostras y el sushi no cocinado), la leche que no esté pasteurizada o los quesos blandos, como el
queso fresco, panela, de hoja y asadero, junto con otros como el brie o el camembert, pueden contener estas bacterias
que pueden afectar a tu bebé.
También hay que tener precaución con los embutidos, así como con chorizos, perros calientes (hot dogs), jamón serrano
y con las carnes crudas o poco hechas. Por otro lado, cuando prepares vegetales, es muy recomendable que los laves
bien porque pueden tener bacterias que producen listeriosis, salmonella y otras infecciones.
Hay algunos pescados que contienen mercurio, un metal con el que hay que tener bastante precaución porque se cree
que puede afectar el desarrollo del feto. La Agencia de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos recomienda limitar el
consumo de atún y otros pescados a unas 12 onzas (unos 300 gramos) por semana que es el equivalente a cerca de dos
porciones. (Encontrarás respuestas a todas tus preguntas sobre qué alimentos son poco recomendables durante el
embarazo aquí).
Beber alcohol, aunque sea solamente un vaso de vino con la comida, tampoco es recomendable. El alcohol tiene
consecuencias serias para la salud del bebé (defectos físicos, problemas de aprendizaje y problemas emocionales). Por
eso, muchos médicos recomiendan abstenerse del alcohol durante todo el embarazo.
Hay algunas bebidas latinas muy saludables, como las aguas frescas (sin azúcar o con poca azúcar), que puedes utilizar
como alternativas para los tragos con alcohol.
La cafeína es también algo con lo que hay que ser prudente. Si te gusta mucho el café, intenta tomar sólo un par de
tacitas al día, y asegúrate de que no esté muy cargado, o de que sea descafeinado. Algunos estudios sugieren que las
mujeres que consumen más de 200 miligramos (0,2 gramos) de cafeína al día (lo que equivale a 0,35 litros) tienen más
probabilidad de tener un aborto que una mujer que no consume cafeína.
Algunos casos en los que el bebé nace con bajo peso o incluso nace sin vida, se han vinculado a las grandes cantidades
de cafeína que tomaba la mamá.
Pero recuerda que la cafeína no está sólo en el café. También está en el té, las sodas, el chocolate y en algunas bebidas
latinas como el mate o el guaraná. Muchas de estas bebidas las puedes comprar sin cafeína. Mejor todavía, puedes
reemplazar estos productos con alimentos saludables como leche descremada, jugo de fruta natural o agua con unas
gotas de limón.
Asegúrate de que las vitaminas que estás tomando contengan ácido fólico. Necesitarás 400 mcg de ácido fólico todos
los días antes de quedar embarazada y una vez que descubras que estás embarazada, aumenta tu consumo diario de
ácido fólico a un mínimo de 600 mcg. La falta de ácido fólico se ha relacionado con defectos del tubo neural como la
espina bífida.
Algunos investigadores además indican que existe uno nutriente importante que puede prevenir los defectos del tubo
neural. Éste es la colina, un nutriente poco conocido pero que se considera esencial para el organismo humano.
Necesitarás tomar 450 mcg de colina diarios. La gran mayoría de vitaminas prenatales no contienen este nutriente así
que lo tendrás que obtener por medio de alimentos.
La colina está presente en los huevos, los cacahuates, el germen de trigo, la remolacha (el betabel), la soya, los
garbanzos, las lentejas y el arroz, entre otros.
Más adelante, puede que el médico te recomiende tomar hierro o calcio para asegurarse de que tienes una cantidad
suficiente de estos minerales claves. Otros especialistas también recomiendan que tomes vitamina D durante el
embarazo.
Si eres vegetariana estricta (no tomas ni huevos ni leche) o tienes diabetes, diabetes del embarazo, o anemia, o si has
tenido una historia previa de bebés nacidos con poco peso, debes hablar con tu médico acerca de tu alimentación y las
vitaminas extra que puedes necesitar.
Ten presente que más cantidad de vitaminas no quiere decir mejor: evita las megadosis de todo tipo de vitaminas o
minerales ya que podrían hacerle daño al bebé. Tampoco tomes suplementos a base de hiervas sin antes consultarlo con
tu médico.
Las mujeres que comen bien y aumentan una cantidad adecuada de peso tienen menos complicaciones. Por eso, si estás
comiendo frutas y vegetales frescos, proteínas magras, granos integrales, y estás aumentando de peso, puedes estar
tranquila, porque todo va bien.
Y si tenías sobrepeso al comienzo del embarazo, debes intentar poner unas poquitas libras menos, entre 15 y 25 libras (7
y 11 kg). Si padecías obesidad antes de quedar embarazada, se recomienda no subir más de 15 libras (7 kg).
La forma en la que subes de peso es tan importante, o incluso más, como la cantidad total que aumentes. Es muy
probable que lo que aumentes de peso durante el primer trimestre sea lo menos que subas durante todo tu embarazo,
aproximadamente entre 1 y 5 libras en total (entre 0,9 y 2 kg). Después, en el segundo y tercer trimestre, aumentarás
más o menos una libra por semana (o medio kilo).
Si mides menos de 5' 2", (1,60 m), eres una adolescente, o esperas más de un bebé, debes hablar con tu doctor sobre el
peso que debes aumentar, porque será diferente a las cantidades indicadas arriba. También si tienes sobrepeso o estás
por debajo de tu peso normal al inicio de tu embarazo. Por ejemplo, si tienes sobrepeso, tu meta podría ser aumentar
sólo media libra (0,45 kg) por semana durante el segundo y tercer trimestre en lugar de una libra. Y si esperas mellizos,
el peso que debes aumentar es más que el de las mamás que esperan a un bebé.
Está bien si comes botanas saludables o bajas en calorías, las cuales proporcionan no más de 150 calorías por porción.
Las más adecuadas son los alimentos naturales, como las frutas, los vegetales y los productos lácteos como el yogur.
Recuerda que es muy recomendable que limites la comida chatarra, porque tiene muchas calorías, pero pocas de las
vitaminas y minerales que necesita tu bebé.
Come algo dulce de vez en cuando
Las comidas procesadas y los postres con mucho azúcar no deberían formar parte de tu dieta. Sin embargo, no se trata
de decirle adiós a todos los dulces por estar embarazada, los puedes comer en ocasiones especiales. No te atormentes
que una galleta o un pedazo de pastel de chocolate de vez en cuando no le harán daño a tu bebé.
3. Que debe comer la madre gestante
Una madre gestante debe consumir una variedad de alimentos que contengan todos los nutrientes que necesita para
esta etapa, hablamos de:
Alimentos que aporten PROTEINAS para el desarrollo y el crecimiento del feto, y reparación de tejidos de la
madre, estos lo encontramos en las carnes (pollo, pescado, res, etc.) de preferencia carnes blancas y magras.
Alimentos que aporten CARBOHIDRATOS para cubrir el aporte energético, estos lo encontramos en los granos y
cereales (quinua, arroz, fideos, trigo, panes, etc.) de preferencia integrales.
Alimentos que aporten VITAMINAS Y MINERALES para protección y mecanismos de absorción de los nutrientes,
estos lo encontramos en casi todos los alimentos pero principalmente en frutas y verduras (sobre todo vitamina
A y C).
Alimentos que aporten grasas, para cubrir los procesos metabólicos del organismo y especialmente el
desarrollo neuronal del feto (ácidos grasos esenciales).
Fundamentalmente debemos enfatizar el aporte de una variedad de alimentos ya que cada uno tiene
nutrientes diversos y el éxito está en la complementación para lograr un aporte adecuado y equilibrado.
El número de comidas está en función al aporte total, si hay una madre que puede consumir todo el requerimiento en
tres comidas está bien, de lo contrario de acuerdo a la tolerancia puede complementarse con adicionales, recordemos
que el aporte es individualizado según la etapa de gestación y la actividad de la madre.
4. Como equilibrar una dieta en cantidad y variedad
El principio básico del cuidado nutricional de la embarazada y la madre que amamanta es promover una buena
nutrición de por vida. Sin embargo, una madre puede amamantar aún si su dieta no es óptima, puesto que el estado
nutricional de la madre que amamanta influye muy poco en la satisfacción de las necesidades calórico - proteicas de los
niños, ya que se ha demostrado que las madres con cuadros de desnutrición producen leche con características
proteicas similares a las mujeres que no sufren de desnutrición, excepto en situaciones de desnutrición extrema, en que
la producción de leche, tanto en cantidad como en calidad, se afectan significativamente.
MICRONUTRIENTES
Vitaminas:
Las vitaminas son sustancias alimentarias orgánicas sin carga calórica que requiere el organismo en cantidades
pequeñas y que contribuyen a la regulación de los procesos metabólicos.
Las vitaminas liposolubles (A, D, E,K) se almacenan en tejidos grasos, mientras que las hidrosolubles (B y C) no se
almacenan por largos periodos y requieren ser suplementados en la dieta frecuentemente.
Cuando la ingesta de vitaminas hidrosolubles por la madre aumenta, el nivel de éstas en la leche materna puede
aumentar pero hasta un límite, que no se supera así se den dosis suplementarias adicionales.
A pesar de que la vitamina K es liposoluble, los niveles que se alcanzan en el calostro pueden ser menores a los
requerimientos y provocar una enfermedad hemorrágica del recién nacido, por lo que se recomienda administrar un
suplemento IM al nacimiento CEPREN/ Red Peruana de Lactancia Materna Área de Formación y Desarrollo de Recursos
Humanos Curso Virtual de Actualización en Lactancia Materna
(dosis única) para evitar problemas de sangrado en los recién nacidos; en aquellos niños cuyos padres no deseen que se
les coloque la dosis parenteral, la alternativa es proporcionarle suplemento oral.
Los niveles de las vitaminas hidrosolubles están asociados con la dieta materna o la ingesta de suplementos. Por
ejemplo la concentración de vitamina B6 en la leche de madres con dietas bajas de esta vitamina tienen menor
secreción por la leche, que mejora con la suplementación adecuada.
Las vegetarianas estrictas necesitan consumir de por vida suplementos de vitamina B12, incluso las ovo – lacto
vegetarianas.
Las madres que amamantan debieran ingerir al menos 400 microgramos de folato, o ácido fólico, diariamente, para
prevenir defectos en su futuro bebé y asegurar un
desarrollo normal del mismo.
Minerales:
Los minerales son sustancias inorgánicas que son parte constituyente de los tejidos del organismo y además activan,
regulan y controlan los procesos metabólicos, cumpliendo además función de neurotransmisores.
• CALCIO
No existe un consenso acerca de la cantidad exacta de suplemento de calcio que requiere la madre lactante; la
recomendación actual es de 1000 a 1200 mg/día que pueden ser alcanzados si se consume una dieta adecuada rica en
calcio.
Existe un miedo infundado en relación al desarrollo de osteoporosis en las madres lactantes; la densidad ósea se
restaura luego del destete, si hay un aumento leve en la desmineralización ósea durante el tiempo de la lactancia.
Durante la lactancia se produce una pérdida fisiológica del 3 al 7% de calcio óseo, que se recupera espontáneamente a
partir del sexto mes. En general, el nivel de calcio en la leche materna se mantiene constante a pesar de una ingesta
deficientes de calcio.
• SODIO, POTASIO Y CLORO
La concentración de iones (sodio, potasio, cloro) en la leche está determinada por un gradiente eléctrico en las células
secretorias, más que por el estado nutricional de la madre. Sin embargo, la concentración de sodio es la más variable de
todos los minerales.
• HIERRO
La concentración de hierro en la leche materna no está influenciada por el contenido de éste en la dieta o los niveles
séricos de la madre. La concentración de hierro en la leche no aumenta tras la suplementación en la dieta materna.
La madre no anémica no requiere suplemento de hierro durante la lactancia. La DRI (ingesta dietética de referencia)
para el hierro disminuye durante la lactancia de 18 mg/día para la mujer adulta a 9mg/día para la mujer que lacta,
debido a las pérdidas disminuidas de este elemento por la amenorrea. Por tanto, la madre que lacta ahorra hierro.
• YODO
Las necesidades de yodo aumentan hasta 290 microgramos/día durante el embarazo y la lactancia. Es recomendable el
consumo permanente de sal yodada.
Alimentos Recomendados
No existe ningún alimento indispensable, y la producción de leche no depende de la dieta, sino de las demandas del
niño o niña. Lo importante es recordar balancear la dieta con productos de la región. Alimentos Prohibidos
Como concepto básico, toda madre puede ingerir cualquier alimento. El recién nacido está habituado a los alimentos de
la dieta de la madre, porque su olor ya impregna el líquido amniótico. Algunos alimentos pueden conferir un cambio
de sabor a la leche materna. Como la ingesta de cantidades mayores de ajo en la dieta materna, hace que la leche huela
a ajo, sin embargo se observó en un estudio, que los bebés succionaron por tiempo más prolongado. Lo mismo ocurre
con la ingesta de vainilla.
Los alimentos o bebidas que contienen cafeína son cuestionadas para las madres que amamantan, especialmente a
bebés prematuros o enfermos.
Dietas Vegetarianas
Las personas que por cualquier razón son vegetarianas y no puede alterar su dieta deben conocer ciertos detalles.
La leche materna de madres vegetarianas es adecuada desde el punto de vista nutricional, sin embargo aquéllas
vegetarianas estrictas pueden producir leche con niveles menores de calcio, magnesio y vitamina B12; las veganas, que
son aquellas personas vegetarianas puras, tienen menos producción de taurina en la leche materna.
Alergias y Lactancia
Algunos niños alimentados exclusivamente con leche materna desarrollan alergia a la leche de vaca ingerida por la
madre. Otros productos que pueden desencadenar alergia son el chocolate, el maíz, gaseosas, cítricos, trigo y maní.
Sí. Con excepción de los casos más extremos, las madres malnutridas pueden seguir las mismas recomendaciones que el
resto de las mujeres en lo que respecta a la lactancia materna. Entre dichas recomendaciones se encuentran
amamantar de forma exclusiva al bebé1 a demanda durante seis meses, y a partir de entonces introducir alimentos
complementarios en la dieta de éste.
Existe el error común de pensar que la malnutrición reduce en gran manera la cantidad de leche que produce la madre.
Si bien es cierto que puede afectar la calidad de la leche, los estudios realizados demuestran que la cantidad de leche
producida depende principalmente de la frecuencia con que el bebé succiona el pecho. Si una madre produce de forma
temporal
menos leche de la que necesita el bebé, este responde chupando con más fuerza y más frecuencia, o durante más
tiempo cada vez que se le amamanta, lo que estimula la producción láctea. Cuando la madre que amamanta está
desnutrida, es más prudente, más fácil y menos caro darle más alimentos a ella que exponer al lactante de menos de
seis meses al riesgo que supone darle sucedáneos de la leche materna u otros alimentos.
7. Puede incrementarse la producción de leche alimentando mas a la madre
Existen indicios de que sí. Se han realizado por el momento dos pruebas aleatorias (en Birmania y Guatemala) para
contestar a esta pregunta. En ambos estudios la administración de alimentos adicionales a las mujeres malnutridas que
estaban amamantando dio lugar a un
pequeño incremento en la ingestión de leche por el lactante. En otro estudio en Indonesia, dicha alimentación adicional
durante el embarazo elevó el ritmo de crecimiento del lactante,
probablemente debido a un incremento en la producción de leche materna. Por todo ello, si bien la malnutrición de la
madre no se considera un importante impedimento para la lactancia
materna en la mayoría de los casos, la administración de alimentos adicionales a la mujer durante el embarazo y la
lactancia puede contribuir a elevar su producción de leche y de seguro mejorará su estado nutricional y le dará más
energía para cuidar de sí y de su familia.
Sí. El amamantar tiene muchos efectos positivos para la salud materna. Uno de los más importantes es la infertilidad
temporal. Ello tiene lugar en el período de tiempo después del parto en que la madre no queda embarazada debido al
efecto hormonal que la lactancia tiene en su propio cuerpo. Existen estudios que muestran que dicho efecto es mayor
cuando el bebé succiona más frecuentemente y no ingiere otra cosa que la leche de la madre. El dejar más espacio
entre un hijo y otro es positivo para la mujer y los niños. Al tener menos embarazos se reduce el riesgo de desgaste
nutricional y muerte materna
El hierro es vital durante la gestación ya que el bebé dispone de las reservas de la madre para crear las suyas propias,
que utilizará durante los primeros meses de vida. Además, por lo general, durante el embarazo el volumen sanguíneo
aumenta en un 50 por ciento, y se requiere una gran cantidad de hierro para producir esos glóbulos rojos adicionales.
Para satisfacer el aumento de las necesidades durante la gestación, deberemos tomar unos 30 miligramos diarios.
Las necesidades de hierro son aún más importantes en la segunda mitad del embarazo. De hecho, la mayoría de las
mujeres no necesita aportes complementarios de hierro durante el primer trimestre; esto es una ventaja ya que en
muchos casos el hierro aumenta los síntomas de náuseas y vómitos, puede irritar el estómago y causar estreñimiento.
La ganancia ponderal en el embarazo, por término medio, debe cifrarse entre 11,5 y 16 kilogramos. Cabe apuntar que
deberá ser mayor en gestantes delgadas y en embarazos gemelares y menor en mujeres ligeramente obesas o con claro
sobrepeso.
La necesidad de que el aumento de peso durante los meses de gestación sea el adecuado para cada caso en
particular queda reflejada en la relación existente entre su exceso y el desarrollo de obesidad a medio y largo plazo en
las mujeres en edad fértil, en los trastornos que puede provocar (fatiga, hipertensión, preclampsia, diabetes
gestacional, debilidad del suelo pélvico...) y en el mayor riesgo que conlleva en cuanto a que el parto se
produzcapretérmino o requiera la práctica de una cesárea.
De igual modo, las deficiencias de una ganancia de peso por debajo de lo preciso pueden apreciarse en la aparición
de anemia o problemas de desnutrición e incluso acidosis en la madre, situaciones que afectan al feto y que pueden
ocasionar un retardo en su crecimiento intrauterino y posteriores retrasos neurológicos y psicomotores.
Un embarazo sano, con una alimentación equilibrada, algo de ejercicio y los adecuados controles, suele llevar
aparejado un aumento de peso apropiado. Recuperar en la báscula los registros anteriores a la gestación no debe ser
una obsesión para la madre.
De hecho, a los pocos días del parto es frecuente experimentar una pérdida de entre cinco y ocho kilogramos motivada
por la desaparición del peso del bebé, la placenta y el líquido amniótico, por la disminución del tamaño del útero y por
la redistribución del exceso de líquidos. El mayor gasto calórico que tiene lugar cuando la madre decide dar el pecho, el
progresivo regreso a la actividad cotidiana y la práctica de ejercicio físico, contribuyen a hacer que la mujer vuelva a su
peso habitual.
La suma del lógico aumento de peso con los efectos del parto sobre la musculatura perineal puede llegar a tener una
gran influencia en el posterior estado del suelo pélvico, responsable de la sujeción de la vejiga, el útero y el recto en la
posición adecuada para su normal funcionamiento. Su debilitamiento, tanto por un exceso de peso prolongado en el
tiempo como por otros factores como el trabajo de parto, la vida sedentaria o el mero paso de los años, puede provocar
la aparición de problemas como las pérdidas de orina, el dolor pélvico o el prolapso de los órganos genitales.
Los programas personalizados de actividad física, como los programas a domicilio de Usandizaga Preparación al Parto,
son una opción ideal para que la mujer se mantenga activa durante el embarazo. Su práctica permite preparar el
organismo para el momento del parto y facilita su posterior recuperación, previniendo además posibles alteraciones del
suelo pélvico provocadas por el exceso de peso, el propio trabajo de parto o el sedentarismo.
El 67,7% de las embarazadas no toma ácido fólico antes de la concepción pese a reducir el riesgo de malformación
congénita, según evidencia el estudio 'GestMujer', promovido por Adamed Mujer y la Fundación para el Progreso de la
Educación y la Salud (FPES).
A tenor de este trabajo realizado mediante una encuesta a más de un millar de mujeres embarazadas, el jefe de
Servicio de Ginecología del Hospital Santiago Apóstol de Vitoria, el doctor Iñaki Lete, quien pertenece al Grupo de
Investigación en Salud (GIS) de la Fundación, ha asegurado que una de las causas de ello es que los embarazos"no se
planifican".
No consultar con un experto en la materia supone que muchas mujeres desconozcan "los beneficios del uso de ácido
fólico preconcepcional". Incrementar la ingesta del mismo durante los meses previos a la concepción reduce el riesgo de
malformación congénita hasta evitar "dos de cada tres casos", declara Lete.
A su juicio, la mujer que esté pensando quedarse embarazada debe tomar determinadas cantidades de ácido fólico, ya
que ayudan "a la prevención de los defectos congénitos del tubo neural". Entre ellos, destaca, "fundamentalmente, la
espina bífida y los fetos anencefálicos".
Para evitarlo, apuesta por el consumo de esta vitamina desde dos o tres meses antes de la concepción hasta la misma.
Ésta se encuentra en las hojas verdes, como la lechuga, las espinacas o las acelgas pero, para conseguir las dosis
suficientes como para hacer un efecto protector, "se deberían comer cantidades que son imposibles de ingerir cada
día", explica.
Por ello, y recogiendo las recomendaciones de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), aconseja "un
suplemento con dosis muy bajas de ácido fólico", las cuales cifra en 0,4 miligramos.
La consulta médica previa al embarazo se centra en "descartar patologías crónicas que pueden complicarlo y exigir
cuidados especiales", indica Lete. Además, se estudian los hábitos de vida de la mujer, insistiendo en la importancia de
un buen cuidado nutricional.
Trata de tomar diariamente ocho vasos grandes de agua (aproximadamente de 8 onzas o 250 mililitros). Además de un
vaso del mismo tamaño por cada hora de actividad ligera que realices.
Los jugos, la leche así como las bebidas con o sin cafeína pueden contribuir a tu ingestión de líquidos. Sin embargo, ten
presente que los jugos o las bebidas endulzadas también te proporcionan calorías adicionales, así es no las tomes
mucho.
Además es recomendable limitar el consumo de cafeína (incluyendo los tés y los refrescos) a menos de 200 miligramos
por día (equivalente a una taza de café grande, de 12 onzas). Esta recomendación se basa en un estudio publicado en
marzo de 2008, en la revista American Journal of Obstetrics and Gynecology, el cual mostró que las mujeres
embarazadas que tomaban más de 200 mg de cafeína cada día, tenían el doble de riesgo de sufrir un aborto,
comparado con las que no tomaban cafeína.
Por otro lado, el que las bebidas con cafeína te deshidraten, es un mito. Es verdad que te hacen orinar más. Sin
embargo, la pérdida de líquidos que causa el efecto diurético de las bebidas con cafeína, es mínima.
Es muy recomendable que no te abstengas de tomar agua u otros líquidos porque te preocupa retener agua. Aunque
pueda parecer contradictorio, cuanta más agua bebas durante tu embarazo, menos agua retendrá tu cuerpo. Así es que
te ayudará tomar agua, si tus pies y tobillos están hinchados.
El agua desempeña muchos papeles vitales en un embarazo sano. Piensa en el agua como el sistema de transporte de tu
cuerpo: lleva los nutrientes al bebé a través de tu sangre. Beber suficiente agua también evita la deshidratación, algo
especialmente importante durante el tercer trimestre, cuando la deshidratación puede ocasionar contracciones que
lleven al parto prematuro.
El agua también puede evitar algunos problemas comunes del embarazo como elestreñimiento y las hemorroides. Si
bebes suficiente agua, tu orina permanecerá diluida, reduciendo así el riesgo de infección.
Si necesitas tomar más líquidos, pero temes consumir calorías adicionales y no te gusta el sabor del agua, prueba a
agregarle una rodaja de lima o de limón, o un poquito de jugo para que le dé sabor. Si no estás segura de cuánta agua
bebés diariamente, llena un recipiente con la cantidad que es recomendable tomar y trata de acabártela antes de que
termine el día.
La próxima vez que veas una fuente, párate y bebe un poco. El agua que tomas te ayuda a tener un embarazo sano.
Fase 1: Esta etapa comienza en el segundo trimestre (meses 4 a 6) del embarazo. Hormonas (sustancias
químicas en su cuerpo) son liberadas que le dicen a sus glándulas mamarias que comiéncen a producir leche.
En las primeras 24 a 48 horas después del parto, sus pechos producen una pequeña cantidad de calostro. Esta
sustancia espesa es la primera leche que su cuerpo produce para su bebé.
Fase 2: Esta etapa comienza después de unos 3 a 5 días de dar a luz, cuando llega su leche madura. Sus pechos
se sienten más completos, ya que aumenta la cantidad de leche que producen. Su leche se puede tardar de 6 a
10 días en llegar. Los problemas de salud como la diabetes o la obesidad (peso superior al sugerido por su
médico) pueden causar un retraso. Un parto por cesárea o los pezones planos o invertidos también puede
causar un retraso.
Fase 3: Esta etapa comienza cuando el bebé tiene unos nueve días de edad. Continúa hasta que deje de
amamantar. Durante la fase 3, usted debe extraer leche de sus senos periódicamente para que puedan seguir
produciendo leche. Retire la leche amamantando a su bebé o extrayéndola manualmente. Extraer es cuando se
saca la leche materna con sus manos o con un sacaleche.
Fase 4: Esta etapa dura aproximadamente 40 días después de su última sesión de lactancia. Durante esta
etapa, su producción de leche disminuirá lentamente y se detendrá.
La leche materna es el mejor alimento para su bebé. Contiene muchos nutrientes que ayudan a su bebé a crecer. La
leche materna también contiene anticuerpos (células que combaten las infecciones). Los anticuerpos ayudan a proteger
a su bebé contra los problemas de salud como diarrea, infecciones pulmonares e infecciones del oído.
El contenido de su leche materna cambia para satisfacer las necesidades de su bebé a medida que crece. El calostro
contiene altos niveles de proteínas, algunos minerales, y pequeñas cantidades de azúcar. El calostro también contiene
anticuerpos. La leche madura contiene una menor cantidad de proteína, y cantidades más altas de azúcar, vitaminas,
minerales y grasa. Su bebé recibe la mayor cantidad de nutrientes al final del período de lactancia. Amamante a su bebé
hasta que el flujo de leche se detenga para ayudar a su bebé a obtener la mayoría de los nutrientes.
El Virus de Linfotrópico Humano (HTLV-1) está contraindicada porque se transmite por la leche materna.
En pacientes que presenten Galactosemia también está contraindicada puesto que se acumula la galactosa y
puede producir daño neurológico.
Una enfermedad que requiera medicación regula. Tratamientos con Agentes de Quimioterapia,
Antimetabolitos o Isótopos radiactivos terapéuticos o diagnóstico, requieren suprimir la lactancia, por tiempo
variable, por su efecto en el metabolismo celular o daño tisular en el lactante.
Abuso de Drogas: las madres que consuman drogas como cocaína, anfetamina, marihuana y heroína, pues al
pasar la leche materna producen adicción en el lactante.
Inadecuado tejido glandular de los senos: Lesiones herpéticas mucocutáneas o activas en mamas, debido al
riesgo de transmisión viral, pudiendo reiniciarse la lactancia al mejorar la lesión.
No obstante, aunque tengas estas condiciones te animamos a que converses con tu médico tratante y estudien juntos la
posibilidad de hacer efectiva la lactancia materna una vez que tu hijo nazca.
Leche de fórmula por necesidad
No cabe duda que la leche materna es mejor alimento para el recién nacido y para tu bebé de forma exclusiva hasta
los 6 meses, ya que tiene vitaminas, minerales, proteínas, carbohidratos y grasas, lo que provoca un mejor desarrollo
intelectual, acelera la maduración de sus órganos y reduce el riesgo de contraer enfermedades infeccionas.
Sin embargo, las mamás que no producen leche o se ven imposibilitadas de amamantar a sus bebés deben acudir a la
leche de fábrica, la cual está hecha para suplir las necesidades nutricionales del bebé y contiene hidratos de carbono,
proteínas, grasas, vitaminas y minerales en forma similar a la leche materna.
Para las matronas de la Clínica Las Lilas, “la leche de fórmula, ha hecho grandesesfuerzos para asemejar al máximo los
componentes nutricionales que están presentes en la leche materna, pero no entregan el aporte inmunológico ni
psicológico que aporta adicionalmente este alimento”
Cuando el problema deja de ser fisiológico o deja de influir una enfermedad preexistente, es necesario entregar el
mayor apoyo posible a la madre durante su hospitalización, supervisando frecuentemente la técnica de lactante,
corrigiendo errores y desvirtuando mitos, para así espantar los temores o problemas psicológicos que puedan
presentarse.
Al igual que varias instituciones de la Región Metropolitana, Clínica las Lilas cuenta con la llamada Clínica de Lactancia,
un servicio ambulatorio en la cual “ayudamos y apoyamos a superar dificultades o problemas en el amamantamiento
de los recién nacidos”, explican las profesionales.
19. Las madres adolescentes tienen mayor probabilidad de estar desnutridas y tener hijos con bajos peso al
nacer
20. Porque las niñas y las mujeres necesitan siempre estar bien alimentadas
La madre que esté amamantando a su bebé debería tener una dieta balanceada, pero la lactancia materna no requiere
comer alimentos especiales ni dejar de comer otros. Tampoco necesita tomar leche para producir leche. Una mamá que
amamanta no necesita dejar de comer determinados alimentos como comidas condimentadas, ajo, coliflor o alcohol.
Una mamá que amamanta debería comer una dieta normal y saludable. Aunque hay situaciones en las cuales algo que
come la madre puede afectar al bebé, esto es muy raro. Cuando se presentan "cólicos", "gases" y llanto en el bebé, esto
se puede remediar cambiando las técnicas de lactancia en vez de cambiar la dieta de la madre
La mujer que amamanta a su hijo o hija, necesita consumir mayor cantidad de alimentos y líquidos para satisfacer sus
propias necesidades y para garantizar una producción de leche en cantidad y calidad adecuadas a las necesidades del
niño o de la niña.
Una mujer bien alimentada durante la gestación, acumula parte de las reservas necesarias para iniciar la lactancia. Pero
una mujer desnutrida, con reservas nutricionales escasas y alimentación insuficiente, produce la leche a expensas de sus
propias reservas, lo cual resulta injusto porque ocasiona su desgaste físico y el deterioro de su estado de salud y
nutrición. Esta situación se agrava aún más cuando se dan ciclos continuos de gestación y lactancia, es decir cuando el
intervalo entre dos embarazos es menor de dos años.
La familia de la madre lactante, así como la comunidad en general, deben estar conscientes de que la mujer
amamantará mejor a su hijo o hija si recibe una alimentación adecuada, apoyo emocional que le brinde seguridad y
confianza en su capacidad de amamantar y ayuda efectiva en las tareas del hogar y la crianza de los otros niños.
Necesita buscar otras fuentes de calcio, como legumbres (frijoles ricos en almidón), verduras de hoja oscura, tofú y
salmón o sardinas enlatadas. Los suplementos de calcio son también una opción. Se recomienda consumir 1200 a 1500
mg de calcio al día durante el embarazo. Busque el calcio elemental en forma de citrato, lactato o gluconato de calcio,
ya que se absorben mejor. Evite los suplementos de calcio que contienen harina de huesos, dolomita y conchas de
ostra. Pueden estar contaminados con substancias dañinas tales como plomo, calcio y mercurio. Recuerde que, si toma
suplementos de calcio, tendrá que comer más porciones de alimentos ricos en proteínas.
Las madres lactantes necesitan consumir suficientes calorías para mantener un buen suplido de leche. Si eres una
madre lactante, el ingerir las calorías que tu cuerpo necesita diariamente será de beneficio para ti y para tu bebe.
Puedes encontrar información sobre cuantas calorías tu cuerpo necesita en MyPyramid.gov
Requerimiento diario de calorías. Mientras que la cantidad de calorías diarias al día varia de persona en persona, es
importante que si estas lactando, le añadas al menos 200-500 calorias adicionales a tu dieta, debido a que tu cuerpo
necesita de estas calorías adicionales para producir leche.
Tipo de calorías. Mientras que es tentador comer de todo cuando estamos lactando, es de suma importancia que tu
dieta sea nutritiva y balanceada. Una dieta balanceada asegura que tanto tu y tu bebe reciban la cantidad necesaria de
vitaminas diarias todos los días. Intenta consumir al menos tres comidas al día compuesta de carbohidratos complejos,
grasas, proteínas y meriendas nutricionales. Algunos alimentos recomendados son los huevos, avena, ensalada, pollo al
horno, salmón al horno, papa asada, vegetales al vapor, nueces, quesos, fruta fresca, etc. Las calorías que vienen de
estos alimentos tienen mayor valor nutricional que los alimentos empacados como las papitas fritas y/o las galletas.
Comer de menos. Si no consumes suficientes calorías, puede que no puedas producir suficiente leche para tu bebe.
Mientras que al principio tu cuerpo puede producir suficiente leche, debido a las reservas de grasa que tu cuerpo
almaceno durante el embarazo, una vez esta reservas se gastan, tu suplido puede disminuir.
Hacer dieta durante la lactancia. Para algunas madres el perder peso rápidamente en el posparto es una prioridad.
Y debido a que la lactancia quema calorías, aquellas madres que ingieran una dieta balanceada, acompañada de
ejercicio moderado, pueden perder peso sin hacer ningún tipo de dieta. Así se puede perder fácil 1.5 libras a la semana.
Sin embargo, el hacer una dieta estricta puede afectar tu producción a la larga.
Mitos. Muchas madres lactantes piensan que deben tomar leche para producir leche; sin embargo, esto no es cierto.
Una dieta saludable debe estar compuesta de una gran variedad de alimentos para apoyar una buena producción de
leche. Si como madre lactante te preocupa el ingerir suficiente calcio, es bueno que sepas que el calcio no solo proviene
de lácteos, sino también de productos no lácteos, como vegetales de hojas verdes, nueces, semillas, etc.
Son muchas las madres que estan lactando a sus bebés y nos llaman a La Liga de la Leche con la misma preocupación de
qué pueden hacer para aumentar su producción de leche.
Ellas desean lactar a sus bebés complétamente con leche materna y su producción de leche se ha disminuido por
diferentes razones como:
haberse tenido que ir a trabajar, o estudiar demasiado pronto, o por haberle dado suplementos antes de los 6 meses al
bebé, o por la introducción demasiado temprana de la botella, o por sobre uso del bobo, o por no haber lactado tan
frecuentemente como se debería. Pero para todas estas madres hay ayudada y esperanza, y comienza con conocer la
ley de la producción de leche: "mientras más se lacte y más se estimule la salida de la leche de los senos, más rápido
esta aumenta otra vez."
A continuación le damos muchas ideas que te pueden ayudar a aumentar tu producción de leche:
Busque ayuda: Si tu bebé no está aumentando de peso como debería, o está perdiendo peso, manténgase en contacto
con su pediatra y en muchos casos, visitar a una consultora especialesta en lactancia para corregir las técnicas de lactar,
le mejora esta situación, pero en algunos casos, un aumento lento de peso puede indicar un problema serio de salud.
Lacta frecuentemente: todo el tiempo que quiera lactar su bebé al pecho. Un bebé soñoliento deberá ser despertado y
animado a lactar frecuentemente, láctelo alrededor de cada hora y media a tres, en un promedio de 8 a 12 veces al
día.. Ofrezca ambos senos en cada lactada: Esto le asegura que el bebé obtenga toda la leche que necesita y que ambos
senos sean estimulados frecuentemente. Puede aumentar la estimulación del pecho con la ayuda de una bomba o
extractor de leche materna.
Asegúrese de que el bebé está en una posición correcta al pecho: los labios del bebé deben estar lo más atras posible
del pesón, sobre la areola. No debe doler, si usted tiene pezones adoloridos y muchas dudas de que esté mamando bien
al pecho, o le duele, consulte a una Líder de la Liga de la Leche en Puerto Rico o una consultora en lactancia para revisar
y corregir su problema.
Procure lactar cambiando de lado: cuando ya lo vea y lo escuche tragando bien poco, cámbielo al otro lado, esto lo
mantendrá interesado en lactar si está muy soñoliento. Déle solamente leche materna: Si su bebé está recibiendo
suplementos de leche artificial, no los descontinue abrúptamente, se hace gradualmente disminuyendo la cantidad de
suplemento según su producción de leche aumente con mucho estímulo con bombas y pegando al bebé bien
frecuentemente. Manténgase en contacto con su pediatra y haga cita con una especialista en lactancia que asesore
este proceso de re-lactación.
Su bebé debe mamar sólo del seno: Si necesita dar suplemento de leche temporalmente, en lo que sube su producción
de leche, puede utilizar una cuchara, un gotero o jeringuilla de dar medicamentos o el SNS*( aparato suplementador del
pecho).
Descanse, relájese y alimentese bien: además tome líquidos saludables, esto mejora el sentido general de
bienestar. Pendiente de los pañales de su bebé: Se sabe que su bebé está recibiendo buena cantidad de leche de pecho
cuando alrededor del tercer o cuarto dia, su bebé moja 6 a 8 pañales de tela o 4 a 5 de papel desechable, al
día. Sus evacuaciones tienden a ser de 2 a 5 al día y como "sopita de calabaza" y su aumento
de peso puede ser de 4 a 7 onzas por semana o 1 libra al mes.
A continuación le dejamos los más importantes, los mismos que debes tener en cuenta para que el pequeño se adapte a
la comida que le damos.
1. Recordar que la alimentación complementaria para el bebé es un proceso de aprender a comer.
2. No hay que prohibir al niño tocar los alimentos. Los niños exploran y mejoran así su alimentación. Mientras, la
madre le da de comer a un lado.
3. La sangrecita de pollo y el hígado contienen hierro, muy importante para prevenir la anemia de los niños, que afecta
entre los 6 y 9 meses y menores de 3 años. La anemia es la deficiencia de hierro, alimentos como carne de cuy, pollo y
res, y las vísceras mezclados con camote suelen ser aceptados por el niño y los mantiene bien nutridos.
4. A los seis meses, lo bebés no tienen dientes por lo que mastican con las muelas, por eso los alimentos deben estar
machucados y la carne licuarla para que sea fácil comerla.
5. El chocolate se recomienda hasta después del año por ser alergénico.
6. “La comida entra por los ojos”. Estas deben ser coloridas.
7. Dependiendo del peso del bebé, incluir aceite en las comidas (dosis limitadas).
8. Es recomendable hacer un seguimiento y control mensual del peso y talla del bebé.
9. El arroz puede incluirse entre los 7 y 8 meses del niño, cocinado como mazacote y mezclado con puré de papas.
Un bebé puede estar preparado para iniciar la alimentación complementaria cuando su sistema digestivo sea lo
suficientemente maduro y cuando muestre determinados signos de desarrollo que así lo indiquen.
El sistema digestivo del bebé no es algo que podamos observar fácilmente, pero los estudios que se han llevado a cabo
indican que alrededor de los 6 meses puede ser un buen momento para introducir nuevos alimentos reduciendo el
riesgo de alergias y otros perjuicios que puede provocar su introducción demasiado precoz. A partir de esa edad, hay
bebés que ya están preparados, y otros que necesitan un poco más de tiempo. La mayoría de bebés están listos entre
los 6 y 8 meses.
Los signos de desarrollo que indican que el bebé está preparado son:
2. Ha perdido el reflejo de extrusión y no empuja los alimentos hacia fuera con la lengua cuando se le acercan a la boca.
3. Muestra deseos de participar en las comidas e intenta tomar la comida e introducírsela en la boca.
A veces hemos observado que todo esto coincide con que el bebé amamantado muestra (hacia los 6 meses o más
tarde) un aumento de su demanda de leche materna durante un período prolongado, sin relación con ninguna
enfermedad, erupción de los dientes, un cambio de rutinas o un estirón. No obstante, puede ser difícil discernir si el
aumento de la demanda está relacionado con alguno de estos factores, o si es un signo de estar preparado para los
nuevos alimentos. Casi todos los bebés de alrededor de 6 meses están echando los dientes, pegando un estirón o
experimentando algún cambio en su desarrollo que puede impulsarles a pedir más el pecho. Asegúrate de que tu bebé
cumple todos los signos de preparación que hemos señalado arriba.
En abril de 2001, un artículo de revisión sobre el desarrollo de la preparación de bebés nacidos a término para pasar de
la lactancia materna exclusiva a la introducción de la alimentación complementaria señaló, entre otras, las siguientes
conclusiones:
La lactancia materna exclusiva durante unos seis meses proporciona al bebé una mayor protección inmunológica y
limita la exposición a patógenos a una edad vulnerable. A la vez, esto permite que la energía y los nutrientes que de
otro modo se dedicarían a proporcionar respuesta inmunológicas se utilicen para otros procesos de crecimiento y
desarrollo.
La mayoría de los bebés nacidos a término no han alcanzado el grado de desarrollo suficiente para la transición de la
succión a la manipulación de alimentos semisólidos, o sólidos y líquidos, hasta que tienen entre 6 y 8 meses de edad.
Al revisar la información disponible sobre el desarrollo de la función oral motora, la fisiología reproductiva materna y
el desarrollo de la función inmunológica y gastrointestinal, el equipo de expertos concluyó que la edad a la que
probablemente la mayoría de bebés nacidos a término están preparados para interrumpir la lactancia materna exclusiva
e iniciar la alimentación complementaria parece ser a los 6 meses, o incluso más tarde.
La investigación médica nos dice que la lactancia materna exclusiva garantiza las necesidades alimenticias del bebé
durante los 6 primeros meses, y a menudo incluso más tiempo. Según la Organización Mudial de la Salud,
“La lactancia materna es un medio inigualable para proporcionar la alimentación ideal para el crecimiento y desarrollo
saludables de los niños. Una revisión reciente de la evidencia científica muestra que la lactancia materna exclusiva
durante 6 meses es la forma óptima de alimentar a los niños”.
La lactancia materna debería ser la mayor fuente de nutrición del bebé hasta el fin del primer año de vida. En algún
momento, hacia el final del primer año, la mayor parte de los bebés empiezan a necesitar más hierro y zinc del que
proporciona la leche materna, y en ese momento esos nutrientes adicionales los podrá obtener de la alimentación
complementaria, tomada en pequeñas cantidades.
Algunos bebés crecen saludables con lactancia materna exclusiva durante 12 meses o incluso más. Mientras que tu
bebé siga ganando peso y creciendo adecuadamente, la leche materna estará cubriendo perfectamente sus
necesidades.
¿Qué hago si mi bebé de 4-5 meses parece preparado para comer otras cosas?
A veces, los bebés de 4-5 meses pueden parecer muy interesados en participar en las comidas, pero eso no siempre
significa que estén preparados para comer otras cosas. Lo más frecuente es que se trate de una etapa más de su
desarrollo en la que quieren imitar lo que hacen los demás. Muchos estudios indican que retrasar la ingestión de otros
alimentos hasta alrededor de los 6 meses comporta numerosos beneficios para la salud de todos los bebés, no sólo
aquellos que todavía no se interesan por las comidas.
Hay muchas cosas que puedes hacer para permitir que el bebé participe en las comidas sin necesidad de empezar a
tomar otros alimentos:
Permite que el bebé se siente con la familia durante las comidas, ya sea en tus rodillas o en una trona.
Dale un vaso con un poco de agua o de leche materna previamente extraída. Así, el bebé puede disfrutar y
entretenerse durante la comida, a la vez que aprende a usar el vaso.
Ofrécele al bebé cucharas, vasos, cuencos y otros utensilios con los que no pueda hacerse daño, para jugar durante la
comida.
Dale un cubito de hielo (de una medida adecuada, con el que no se pueda hacer daño) para jugar.
Ciertamente existe una “ventana de oportunidad” para iniciar la alimentación complementaria, pero con grandes
variaciones en cada caso individual. En algún momento (por lo general, alrdedor de los 6-8 meses), el bebé empieza a
estar preparado según su desarrollo para tomar otros alimentos (es capaz de sentarse, coger la comida, etc.). En torno a
esa misma edad, su tracto gastrointestinal es lo suficientemente maduro como para aceptar nuevos alimentos. En este
momento, la mayoría de los bebés sanos estarán preparados y deseosos de comer, aunque sea sólo de forma ocasional
y en pequeñas cantidades.
A veces, se les dice a los padres que su bebé debe empezar a tomar otros alimentos a los 6 meses (o a los 8 meses, o a
los 10 meses), y que si no lo hace así tendrá problemas para aprender a aceptar y comer alimentos que requieran ser
masticados. Existe una amplia creencia en que esta “ventana de oportunidad” existe, pero lo cierto es que no se ha
demostrado.
No hemos podido encontrar ninguna investigación que apoye la idea de que hay un plazo limitado para introducir esos
alimentos en bebés saludables que se desarrollan con normalidad. Sólo parece haber alguna limitada evidencia de que
algunos bebés que han sido alimentados con sonda durante mucho tiempo o tienen un grave retraso en su desarrollo
pueden tener problemas para aprender a comer si no se les da la oportunidad de empezar a practicar entre los 6 y los
10 meses. En 1964 se hizo un estudio de caso sobre niños con grave retraso mental (Illingworth RS, Lister J. The critical
or sensitive period, with special reference to certain feeding problems in infants and children. J Pediatr 1964;65(6) part
1:839-48.). Este estudio sugería que podría haber un período “crítico o sensible” para introducir texturas masticables
para estos niños, y que de no ser así se perdía una oportunidad crucial, con el posible rechazo de los alimentos sólidos
por parte del niño. Este estudio es el único que hemos podido encontrar referenciado en relación con la “ventana de
oportunidad limitada” para la introducción de alimentos sólidos.