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Pedagogía

Clase 1
Prof. Viviana Muga

Esto no nos dejará iguales.

“La actividad de pensar no puede ser el privilegio de unos pocos, se trata de remontarse
a las experiencias educativas más que a las doctrinas sobre educación”
(Arendt, H. 1996, p.,39).

(…) la educación sólo puede escapar a las desviaciones simétricas de la abstención pedagógica (en nombre
del respeto al niño) y de la fabricación del niño (en nombre de exigencias sociales) si se centra en la relación
del sujeto con el mundo (…) que sea introducido y no moldeado, ayudado y no fabricado. (Meirieu, P, 2001,
p.70)

“Pandemia» no es una palabra que deba utilizarse a la ligera o de forma imprudente. Es una palabra que,
usada de forma inadecuada, puede provocar un miedo irracional o dar pie a la idea injustificada de que la
lucha ha terminado, y causar como resultado sufrimientos y muertes innecesarias” 1

La OMS –Organización Mundial de la Salud-, el 11 de marzo comunicó a todo el mundo el


estado de situación critico en el que estamos.

Situación de crisis, de soledad, de múltiples complicaciones: económicas, laborales,


afectivas, dadas en parte por el distanciamiento social. La pandemia nos atraviesa en
nuestra vida, en lo propio de cada uno/a.

Es desde este tiempo difícil, en el que la Universidad y lxs profesores transitamos el desafío
de educar en los bordes; como nunca debemos poner en acto lo que está enunciado en
tantos libros: educar es cuidar.

1
Alocución de apertura del Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS en la rueda de
prensa sobre la COVID-19 celebrada el 11 de Marzo de 2020.
Iniciando entonces este viaje de formación, pondremos en este texto: clase, algunos
fragmentos como partes o piezas del complejo territorio de la educación. Fragmento,
porque esta clase no cierra la noción de educación, ni completa su complejidad, aportes
teóricos, experiencias, es un recorte que a modo de zoom como en el acto de fotografiar y
de construir una imagen, nos acerca y aleja a la vez. Por otra parte, esta clase es un texto
provisorio: ustedes construirán en este tiempo de formación: los propios textos.

Insistiendo que es un recorte del marco teórico que el programa de la materia propone, lxs
invito a leer, subrayar ideas, escribir preguntas, enunciar dudas.

Entendemos que la educación o el acto de educar, es una práctica humana, por lo tanto
social histórica y situada. Este acto deviene y transita en espacios, tiempos y sujetos
plurales, con el cobijo –o no- de las sociedades y el mundo.

Ser parte de toda acción educativa: estudiantes y docentes, significa construir encuentros
con cruces de prácticas, experiencias y teorías del territorio de la educación. Lo educativo
significa: acción (es) que exceden los muros de lo escolar, espacios diversos en donde lo
educativo forma parte.

La educación nos introduce a encuentros, a inicios, a viajes, a lo nuevo. Encuentros –


desencuentros-entre generaciones: los que están en el mundo y la cultura, y lxs nuevxs que
llegan, nacen, se inscriben en instituciones, se inscriben en la memoria de una cultura, se
convierten herederos.

La entendemos como “acto político”, a continuación desarrollaremos esta noción, guarda


dentro de sí la complejidad y la responsabilidad -frente a los “recién llegados”- de
inscripción y de filiación, de encuentro –o desencuentros- entre generaciones, adultos y
nuevos. El nacimiento, la natalidad que trae al mundo la novedad radical.

El pedagogo francés Merieau, piensa la educación como acción y creación 2 y plantea la


relación del niño y el mundo, del sujeto y la cultura:

“la educación, en realidad, ha de centrarse en la relación entre el sujeto y el mundo humano que lo
acoge. Su función es permitirle construirse a sí mismo como «sujeto en el mundo»: heredero de una historia

2
Merieau, P. recupera en su libro Frankestein el educador los aportes de Arendt, H. para pensar estas
categorías que enuncian dos perspectivas diferentes del acto de educar.
en la que sepa qué está en juego, capaz de comprender el presente y de inventar el futuro” (Merieau, P., 1998,
p. 70).

La educación, como acto, dispone el encuentro de estudiantes y profesores, sabiendo que


otros pueden provocar esa práctica. En nuestro caso, hacemos referencia al escenario
educativo de la Universidad y a este vínculo pedagógico: docentes y estudiantes:

“ellos son un mañana para el que nos faltan palabras para describirlo en su totalidad, ellos son un
por-venir obstaculizado por un presente injusto y opresivo para las grandes mayorías” como educadores, sin
embargo, como seres humanos dedicados a la educación de los jóvenes, los “nuevos”, la apuesta (fuerte y
optimista) por el futuro es un momento sustantivo de nuestro compromiso mismo: cualquiera podrá descreer
del futuro, jamás un educador” (Frigerio, 2002, p. 12).

Las instituciones y las sociedades median con los sujetos, la educación se significa entre las
sociedades, las instituciones y los sujetos: como modos de nominar, nombrar, y en el decir
de Frigerio: como maneras plurales de inscripción en lo singular – lo propio de cada unx- y
en la constitución de sujetos sociales.

(...) La educación entonces “tramita ambas cuestiones de modos diversos, abordando


conocimientos, distribuyendo capital cultural, socializando y asociando distintos saberes (saberes para vivir,
para pensar, para crear, para trabajar), diseñando formas organizacionales, incorporando actores, recordando
mitos, instituyendo ritos, proponiendo la elaboración de algunos enigmas, ofreciendo inscripciones, tejiendo
vínculos (con lo desconocido, con el conocimiento, con los otros, con el mundo)”(.. )Se trata de pensarla
“como un territorio que excede lo escolar... y se instituye como el lugar propio y específico de la actividad
de transmisión, entendida ésta como el imperativo constante de las sociedades humanas (…) imperativo de
inscripción, construcción de identidad, pertenencia y lazo... (Nuñez, V, 1999).

Podemos señalar otro punto importante para el estudio de la educación - objeto que estudia
y sistematiza la pedagogía- es acerca del carácter político de la educación.

Frigerio enuncia esta característica en numerosos textos: “la educación tiene en la política no solo
sus condiciones reales – históricas y sociales- de posibilidad, sino que, fundamentalmente, la política es lo que
le determina sus fines, o mejor dicho, es ella, y no el mercada capitalista, la que debiera finarle sus fines (…)
emancipación, igualdad, contrato, poder, autoridad, comunidad, responsabilidad, confianza son
categorías centrales “(Ibídem, 15).

Lo político en el acto de educar nos –a cada uno/a- habilita a la construcción de un espacio


público:
“la preocupación por el sujeto conlleva para nosotros una preocupación por el carácter político que lo
define, por el espacio público en el que debe tener parte y por las instituciones que, al ofrecerle su hábitat,
formándolo, se dejan dar forma por el sujeto” (Frigerio, 2005, p.16).

Se crea un lazo, se forma parte de una comunidad, de instituciones, nos inscribimos en


ellas.

Del mismo modo que la educación nos conecta con el futuro, es política porque esta
práctica nos relaciona y nos coloca en: “la continuidad en el tiempo de las generaciones y,
por el otro lado, a la articulación, al menos a la coexistencia de singularidades” (Frelat –
Kahn, B.,2005, p.75). Por otra parte, “supone, una intervención y una acción específica,
siempre que la política no se reduzca a la mera modificación de algo más que ella misma: la
economía, lo religioso” (Ibídem).

En este tiempo podríamos preguntarnos acerca de la naturaleza política de la educación. Lo


político distinto a las políticas. Tal vez la pregunta sería si la(s) políticas(s) trabajan por lo
político: lo común, el ser parte del mundo y la cultura. Gesto político –aquí gobiernos de
turno- necesario para nombrar como políticas públicas a las decisiones de la educación en
las sociedades e instituciones.

La otra categoría, concepto que traemos en este texto -clase, es la disciplina que estudia la
educación: la pedagogía. En palabras de Puiggrós, objeto complejo de estudio, de
intersección: “campo de problemas con identidad propia que nosotros denominamos el
campo especifico de la pedagogía, que por momentos toma un giro filosófico y por otro
aplica para el entendimiento de los fenómenos educativos los conocimientos que provienen
de otras ciencias” (2013, p. 10).

La educación (nos) significa un trabajo de recuperación con el pasado por un lado, y por el
otro, es construcción del presente desde una mirada prospectiva.

El trabajo de la pedagogía: reflexiona, sistematiza la educación, recupera investigaciones en


dicho territorio, prácticas, experiencias, teorías, saberes en plural.

Los saberes de la pedagogía se articulan con aportes de la filosófica, la psicología, las


ciencias sociales, políticas, la didáctica. Puiggrós plantea que la problemática del campo
educativo abarca varios planos: problemas que se refieren a la(s) enseñanza(s), el –los-
aprendizaje(s) y lo intrasubjetivo de los sujetos, a procesos de constitución subjetiva.

Nos interpela la pedagogía en torno acerca de saberes de la enseñanza, la (s) relación(es)


educando y educador; a un plano institucional: la universidad –la escuela-, sus orígenes y
reglas, lo que perdura y lo que se transforma.

Por otra parte, la pedagogía no remite a un plano social amplio vinculado a las relaciones
de sujetos, instituciones y sociedades, y de manera particular el Estado, como institución
educadora en los orígenes, principios de la modernidad Europea y Latinoamericana.

Retomando estas ideas a las que nos invita a pensar Puiggrós, construir conocimiento en
este campo nos introduce a dos caminos: “se recurre a las ciencias establecidas –
sociología, psicología, ciencias políticas, economía-que diferencian un apartado específico
para lo educativo” (2013, pág. 10), el otro camino: “construido por otras ciencias y ponerlo
en vinculación con los problemas que se manifiestan en la práctica educativa, lo cual
produce un corrimiento del pensamiento pedagógico hacia el campo de la
filosofía”(Ibídem). Justamente es en esa intersección que se construye el campo de la
pedagogía, transita ambas posturas y recuperaciones dando identidad a los problemas que
enuncia.

Por lo tanto, la pedagogía enuncia saberes que describen pero también prescriben tiempos,
espacios y significan sujetos. Propone escenas de transmisión, como pasajes de la cultura,
de generación en generación. Saberes recreados, incompletos, parciales, fragmentados,
anacrónicos con los que la pedagogía trabaja, invita y enuncia.

Las últimas décadas, la educación ha revitalizado la pregunta por la transmisión cultural, el


discurso de la transmisión ha sido retomado por el discurso de la pedagogía (Frigerio,
Diker,2004), en el Eje 1 de los contenidos del programa de la materia trabajaremos la
categoría transmisión.

Desde estas complejidades, la pedagogía, es la disciplina que estudia y se preocupa por la


educación, huellas históricas en relación a su carácter prescriptivo y normativo en sus
inicios.
A partir de “(…) la segunda mitad del SXX, frente a la especialización disciplinaria
provocó un cambio en la producción de conocimiento: permitió avanzar en la construcción
de nuevos objetos de investigación, lenguajes especializados, estrategias de intervención, a
la vez que produjo cierta fragmentación del fenómeno educativo con consecuencias
complejas”(Carli,2005, p. 227). Justamente comenzaron preguntas en torno a la pedagogía
y a la formación cultural también: “se conformaron y fortalecieron las disciplinas en la
formación universitaria y se produjo el reconocimiento de las crisis de sus fronteras”(…)
debate sobre la interdisciplinariedad, la multidisciplinariedad y la transdisciplinariedad
(Ibídem).

Estas rupturas de fronteras disciplinares, supone la pregunta sobre la relación entre


educación y subjetividad…anuda a politicidad del presente. De este modo, podemos
trabajar, reflexionar, construir conjuntamente en distintos planos: socio – histórico-
institucional y el del sujeto (Ibídem).

A lo largo del recorrido, la pedagogía y su tiempo, fue y es una búsqueda de sentidos y


significaciones diversos que fue asumiendo, anudado a “condiciones” políticas,
económicas, sociales y culturales como así también a ciertos “relatos” que se fueron
configurando en torno a la infancia, lxs jóvenes, el conocimiento válido, la escuela, el/las
maestrxs, la división del adentro y el afuera de las instituciones que educan.
Construyó y construye: “espacios y tiempos de la educación de la niñez”, “cuerpos de
profesionales” para educarlxs.
Aparecen, “normativas” en los orígenes que fueron regulando y estructurando el Sistema
Educativo Argentino 3, en donde el Estado se hizo cargo de la educación, con diferencias
de inicios de obligatoriedad y gratuidad - en el SEA- de la escuela común y la escuela
secundaria entre otras problemáticas.
La Universidad como lugar –para pocos-, en donde la secundaria –media- fue
propedéutica del ingreso –de algunos varones- al territorio universitario.
Si en los orígenes de los sistemas que educaban, frente a lo distinto, la pluralidad de voces
y cultura, el estado moderno y sus dispositivos –incluido el Universitario-, no entraron en
diálogo con todxs:

3
Orígenes del Sistema Educativo Argentino en el marco del Proyecto Moderno Europeo y Latinoamericano
(S XVIII y XIX): contenidos del Eje 2 del programa de la materia.
“la matriz fundante de la educación latinoamericana construida en el proceso de conquista
(Puiggrós,1996). Lo común fue incapaz de incluir lo diverso. (…) un grupo particular se
apropia del lugar de un universal y se presenta a sí mismo como encarnación de un
abstracto transhistórico”.

En la modernidad, el positivismo prestó una base para construir los sistemas educativos que
ocultó, por el método, la verdad científica, la prospectiva política en la que se inscribían.
Puiggrós enuncia que frente a la crisis en el mundo, el pesimismo pedagógico dirían otros,
la perspectiva latinoamericanista se profundiza y entra en debate en el siglo XX en la época
de los sesenta, donde la dimensión política se vinculó con lo pedagógico.

En este presente, la Universidad, es un espacio que educa tramita prácticas pedagógicas en


estas múltiples dimensiones que enunciamos, anudando al trabajo de educar, el oficio de
investigación y extensión en el territorio.

Para ir cerrando – abriendo el texto -clase

Comienzo de clases, como equipo docente: Mariela, Sonia, Antonella, Anabella y Viviana
–nombres e incripciones-, y frente a este desafío de “crisis” en el mundo, y en las vidas de
los sujetos: estudiantes y docentes, lxs estudiantes hoy están convocados/invitados a esta
formación. Sabemos que estos encuentros –clases- con otros, trata de individualidades /
extranjeridades (materia, textos, docentes, contenidos del programa), frente a lo común que
significa proponer clases, distinto a “lo homogéneo” de las clases.

Clases que sean “encuentros”, como espacio(s) de creación y de sensibilidad, en donde lo


educativo, el conocimiento, la cultura, por lo tanto, lo humano sea parte de la tarea.

Proponemos como equipo dicha construcción: invención y creación plena, inventando así
una Universidad que “ convide” en este tiempo complejo, al cuidado y a ofertas plurales de
actos educativos.

Que este tiempo, y el transitar por esta materia-a modo de recuperación del nombre de la
clase-: no nos deje iguales.

Ahora sí, cerrando, a modo de proclamación.


La educación –desde esta perspectiva-, es una práctica que trabaja por un mundo más
humano, de iguales –y diferentes-, donde lo distinto de los sujetos no sea motivo de
desigualdad(es), se trata de un único mundo que nos contenga a todos:

“La proclamación igualitaria de un mundo único significa una ruptura con la constatación trivial de
las condiciones habituales de existencia. La decisión por la igualdad implica construir, entre todos, aquello
que nos une, y no universalizar una particularidad hegemónica.

Educar para la emancipación en el mundo de hoy significará, si somos coherentes con lo antedicho,
educar para un mundo que nos contenga a todos. Pero esto no significa meramente que la voluntad política de
dicha educación sea incluir a los excluidos, sino que el postulado igualitario deberá guiar nuestras acciones
docentes. En esto radicará nuestra creatividad como maestros y profesores” 4 (Cerletti, 2013, p.:32).

4
El subrayado es nuestro.
Bibliografía

Cerletti, A. (2013). Identidad, igualdad y educación. Praxis & Saber, 4(7), 17 - 33.
https://doi.org/10.19053/22160159.2046

Cerletti, A. (2008) Repetición, sujeto e igualdad, Buenos Aires, Ed. Del Estante.

Frigerio, G. y otros (2002). Educar. Rasgos filosóficos para una identidad, Buenos Aires,
Santillana.

Frigerio, G. (2005). “En la cinta de Moebius” del libro de Frigerio, G, y Diker, G. Educar:
ese acto político, Buenos Aires, Edit. la Hendija. Colección Del Estante.

Meirieu, P. (1998). A mitad de recorrido: por una verdadera revolución copernicana en


Pedagogía. En Frankenstein educador. Barcelona: Ed. Laertes.
Puiggrós A. y Marengo R. (2013) “Pedagogía, reflexiones y debates”. Introducción y Cap. I
La Pedagogía y la teoría de la educación. Buenos Aires, Universidad Nacional de
Quilmes.

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