Está en la página 1de 3

El socio constructivismo y el aprendizaje colaborativo

En principio, el Socioconstructivismo tiene una visión constructivista. Es


decir, pone el acento sobre el hecho de que cada individuo construye sus
representaciones del mundo: “Cada uno ve el mundo a su manera”. Mi
“mundo” no es nunca exactamente al de mi vecino. No hay dos personas
para quienes las palabras “azul” o “velocidad” desencadenen exactamente
la misma reacción. Cada uno tiene, pues, sus maneras únicas de sentir y de
conocer… Se trata de saber y reconocer que nuestra visión depende del
lugar desde dónde miramos: es propia de cada individuo, incompleta,
parcial y está relacionada con lo que nos da sentido (nuestras creencias,
nuestros presupuestos, nuestros proyectos, nuestras heridas psicológicas,
nuestro medio social, etc.) (Fourez, 2008, p.17).

El Socioconstructivismo sitúa al sujeto en el centro de la visión, porque


reconoce que los conocimientos están hechos por y para los humanos. De
este modo, cuando diseñamos espacios de aprendizaje, primero debemos
reflexionar acerca del lugar que ocupa la persona aprendiente en la
experiencia de aprendizaje, su papel y su motivación, la manera cómo
se acercará a los objetos de aprendizaje, qué debe darse para
promover una participación activa y otros principios fundamentales
que requiere esta modalidad.
Esta visión pedagógica concede importancia a las interacciones sociales,
que condicionan cómo se construyen los conocimientos individuales sobre
el mundo. De este modo, reconocemos que se aprende en grupo y en
sociedad. Es decir, resulta una visión histórico-social que considera cómo,
bajo la presión de ciertos factores (económicos, sociales, políticos y
culturales), las sociedades se desarrollan y evolucionan (Fourez, 2008,
p.17).

Esto nos llevaría a una segunda reflexión relacionada con el lugar que
ocupan los otros en el aprendizaje de estos sistemas de conocimientos
establecidos o estandarizados y, sobre todo, el papel que juegan las
estrategias didácticas en los encuentros entre participantes para que, a partir
de la colaboración, se genere un aprendizaje significativo.

Uno de los aportes de las tecnologías de la información y la comunicación


en el ámbito educativo ha sido co-construcción del aprendizaje, mediante la
interacción permanente entre iguales y con la persona facilitadora. Esa
interacción se puede generar de manera espontánea porque el medio por sí
mismo invita a compartir. Sin embargo, cuando se propone una dinámica
colaborativa, se busca promover el intercambio, compartir experiencias y
saberes, fortalecer habilidades indispensables en todo profesional actual,
como: la comunicación asertiva, el trabajo en equipo, el compromiso, entre
otras.
Construir una dinámica de colaboración en equipo, requiere de un trabajo
reflexivo y concienzudo de parte de nosotros, pues se trata de una
propuesta que supera, por mucho, el simple trabajo en grupo. Por esta
razón, veremos ahora algunos fundamentos importantes, para orientar
nuestras estrategias didácticas hacia el trabajo colaborativo.
El aprendizaje colaborativo se desarrolla a través de un proceso gradual, en
el que cada uno de sus miembros se siente mutuamente comprometido con
el aprendizaje de los demás, lo cual genera una interdependencia positiva
que no implica competencia. De hecho, esta propuesta es lo opuesto a
competencia. Es una “…estrategia metodológica que se desarrolla mediante
la interacción de cada estudiante con sus pares, en la que se dispone una
serie de actividades para el logro de metas comunes… para la construcción
del conocimiento. Posee interdependencia positiva, exigibilidad personal,
interacción positiva cara a cara, el desarrollo de habilidades sociales, y la
autorreflexión del grupo…” (UNED, s.f., p. 20).
Entonces, se puede afirmar que el fundamento teórico del aprendizaje
colaborativo parte, básicamente, de dos propuestas:
 El aprendizaje socio constructivista de Vygotsky, indica que los
conocimientos se construyen con base en las interacciones
sociales y en la experiencia. Es decir, el saber es filtrado e
influido por la cultura, el lenguaje, las creencias, las
interacciones con los demás, la enseñanza directa y el
modelamiento.
 El cognitivismo de Piaget, señala que los conocimientos se
construyen al transformar, organizar y reorganizar tanto los
saberes previos como las estructuras mentales, por medio de la
exploración y el descubrimiento (Woolfolk, 2010).
Para nuestros efectos, nos concentraremos más en el postulado de
Vigotsky. Porque este considera que el aprender es un proceso
eminentemente social, donde el lenguaje y la comunicación permiten
construir las condiciones favorables que se requieren para significar una
nueva información, así como para explorar las posibilidades de aplicación
en la vida diaria.
O sea, se construye a partir de lo que la persona conoce y sabe hacer, la
nueva información o el nuevo procedimiento y la mediación (preguntas,
orientaciones y apoyos), que le proporciona el docente o un igual.
Aquí, el trabajo colaborativo juega un papel muy importante, pues favorece
el aprendizaje de las personas, ya que demanda una comunicación
constante con “el otro”, lo cual desarrolla la habilidad de negociación,
argumentación, escucha y asertividad propio de todo proceso constructivo.
Además, potencia el acercamiento a la ZDP: distancia entre el nivel de
desarrollo efectivo del aprendiente (aquello que es capaz de hacer por sí
solo) y el nivel de desarrollo potencial (aquello que sería capaz de hacer
con la ayuda de otra persona o de algún compañero colaborador)
(Woolfolk, 2010).
En este sentido, Galindo et al. (2012) exponen que esta teoría recalca las
relaciones sociales en los procesos de aprendizaje, y argumenta que la
construcción del conocimiento es un acto individual y, a la vez, social. Así,
construimos el conocimiento individualmente y, al mismo tiempo, unos con
otros; la ayuda que proporcionan los otros, por ejemplo, docentes, pares,
hermanos, hermanas, otros familiares, amistades, incluso la televisión, la
prensa e internet, es esencial para el aprendizaje al actuar en la zona de
desarrollo próximo.
Por su parte, Piaget concibe el aprendizaje como un proceso subjetivo, que
conlleva la modificación de las estructuras mentales (creencias, valores,
conocimientos). Se da a partir de tres elementos: la maduración biológica,
programada genéticamente; la actividad, la capacidad de actuar y aprender
sobre el ambiente al adquirir maduración física; y, la transmisión
social (el aprendizaje con los demás), sin la cual se tendrían que reinventar
los conocimientos que ya se poseen en el aspecto cultural (Galindo, et al.,
2012).
De esta manera, el aprendizaje colaborativo parece promover la
transformación de las estructuras cognitivas, a partir de sus conocimientos
previos mediante una dinámica social de comunicación, donde lo
individual y lo social se involucran en un proceso recursivo y creativo.

También podría gustarte