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Clase 01/04/2020

DE LA TUTELA SEGUNDA PARTE

DE LA “GESTIO” Y DE LA “AUCTORITAS”
El ejercicio de las funciones del tutor podía manifestarse de dos modos

1. La negotiorum gestio (Gestión de negocios)


La gestio es el acto jurídico del tutor, sin intervención alguna del pupilo. En
este género de actividad era, el tutor quien figuraba solo en el respectivo
acto o contrato.

2. La auctoritas (auctoritatis interpositio) (Interposición de poder)


La auctoritas era la intervención del tutor en el acto jurídico del pupilo para
completar la capacidad de este, cuando por razón de su edad la ley le
reconocía cierto grado de capacidad. En esta forma de actividad era el
pupilo mismo quien figuraba en el acto o contrato a que el tutor prestaba su
auctoritas. No podía darse en forma de autorización previa, como tampoco
de ratificación posterior al acto o contrato. El tutor debía estar presente en
el momento mismo de perfeccionarse el acto o contrato y su auctoritas
cuando era exigida por la ley, constituía formalidad esencial que no podía
anteponerse, ni posponerse al acto jurídico del pupilo, es decir, que debía
cumplirse en un mismo tiempo con este.

Cuando obraba el tutor por medio de la gestio y cuando empleaba la


auctoritas

1. En el periodo de la infancia, que se extendía desde el nacimiento hasta la


edad de siete (7) años, solo podía obrar mediante la gestio, puesto que el
infante no se le reconocía grado alguno de capacidad jurídica.

2. Durante el periodo llamado de la mayor infancia, que comprendía desde


los siete (7) años hasta la pubertad, el tutor empleaba generalmente la
auctoritas, para completar con ella la capacidad imperfecta del impúber, ya
que durante ese periodo se le reconocía algún grado de capacidad. Solo
obraba excepcionalmente el tutor en este periodo por medio de la gestio,
cuando por circunstancias de hecho no podía obtenerse la comparecencia
del pupilo en el contrato.

El tutor debía dar su auctoritas al pupilo en su mayor infancia para todo


acto que pudiera desmejorar su patrimonio, como los actos de enajenación,
los que hicieran nacer obligaciones a su cargo etc. En los demás actos, los
que por su naturaleza no pudieran producir aquel efecto, el pupilo mayor de
siete (7) años podía obrar solo, en ello consistía la capacidad jurídica
relativa.
LÍMITES DE LAS FUNCIONES DEL TUTOR
El tutor era un administrador general del patrimonio del pupilo, y podía en ese
carácter hacer todo aquello que no le estuviera prohibido, teniendo siempre en
mira el interés del pupilo. En este orden de ideas, no le era permitido

1. Hacer donación alguna de los bienes del pupilo

2. Enajenar los predios rústicos (praedia rustica) o suburbanos (suburbana)


pertenecientes al pupilo. Solo podía hacerlo en caso de necesidad
comprobada, como cuando estaban en estado de indivisión, o gravados con
hipotecas constituidas por el padre de familia de quien el pupilo había
heredado el predio, o para pagar deudas apremiantes. Esta prohibición fue
extendida a los predios urbanos y a muebles de gran valor.

3. Hacer uso personal del patrimonio pupilar. Como administrador de bienes


ajenos no podía invertirlos en provecho propio.

 El interés del pupilo era lo único que debía que debía guiar su actividad
jurídico-económica respecto de su patrimonio.

 Las sumas de dinero que recibiera debían ser empleadas de manera útil para
el pupilo. Mientras tanto debían ser depositadas en el lugar que designara el
pretor. Si pasaba cierto tiempo (seis meses para las sumas recibidas al
encargarse de la tutela y dos meses para las demás) sin emplearlas, el tutor
debía pagar intereses sobre ellas.

FIN DE LA TUTELA
La tutela no era perpetua. Tenía un límite necesario en el tiempo y terminaba
además por otras causas. La tutela terminaba de dos maneras:

1. TUTELA EX PARTE PUPILLI


1.1. Por la llegada del pupilo a la pubertad, salvo la mujer en el derecho
antiguo, que estaba sometida a tutela perpetua.
1.2. Por la muerte del pupilo
1.3. Por la capitis deminutio del pupilo

2. TUTELA EX PARTE TUTORIS


2.1. Por la muerte del tutor
2.2. Por su capitis deminutio máxima y media
2.3. Por la llegada del término o de la condición cuando la tutela era
testamentaria
2.4. Por una excusa legítima para seguir ejerciendo el cargo
2.5. Por la remoción del tutor.

OBLIGACIONES DEL TUTOR AL FINALIZAR EL CARGO


Rendir cuentas de su administración. La ley de las XII Tablas solo concedía dos
acciones de carácter penal para amparar al pupilo contra los actos fraudulentos o
gravemente perjudiciales del tutor:

1. La acción del crimen suspecti tutoris. Se dirigía a que fuera removido el


tutor culpable de fraude o de culpa grave en la administración

2. La acción rationibus distrahendi. Concedida al fin de la tutela y


encaminada a sancionar al tutor por la sustracción fraudulenta de bienes
del pupilo. El tutor debía pagar una multa al doble del valor sustraído.

3. La acción tutelae directa. Fue creada con posterioridad (fin de la


República). El pupilo podía al finalizar la tutela, dirigirse civilmente contra el
tutor para que le rindiera cuenta de la administración, y le entregara los
bienes con lo que saliera a deber. En caso de muerte del pupilo, sus
herederos podían ejercitar esta acción. El tutor era obligado a:

3.1. Restituir el patrimonio del pupilo según el inventario, salvo las


transformaciones legalmente efectuadas durante la administración.

3.2. Entregarle todos los bienes que en el desarrollo de este hubiera


adquirido

3.3. Indemnizarle todo perjuicio causado por dolo o culpa.

4. La acción tutelae contraria. La podía ejercitar el tutor contra el pupilo, una


vez terminado el cargo, bajo el entendido que en el desarrollo de la
administración el tutor había podido hacer gastos o contraer deudas que lo
gravaran, por lo que era justo que el pupilo le indemnizara aquellos (gastos)
y le descargara de estas (deudas).

GARANTÍAS A FAVOR DEL PUPILO PARA HACER EFECTIVAS


LAS OBLIGACIONES DEL TUTOR

1. PRIVILEGIUM EXIGENDI (garantía de la época clásica). El pupilo era


preferido a los acreedores personales del tutor para hacerse pagar con los
bienes de este lo que le saliera a deber.

2. HIPOTECA TÁCITA A FAVOR DEL PUPILO (emperador Constantino).


Una garantía que tenía el pupilo sobre los bienes propios del tutor.
3. PROMESA SOLEMNE REM PUPILLO SALVAM FORE (Satisdatio). El
pupilo podía demandar al tutor o a sus fiadores con la acción ex stipulatu,
por el total de lo que saliera a deberle aquel.
4. GARANTÍA SUBSIDIRIA (emperador Trajano). Consistía en que si no se
alcanzaba el éxito con las garantías anteriores, el pupilo en orden a las
obligaciones del tutor, podía exigir la indemnización de perjuicios a los
magistrados municipales encargados de exigir fiadores al tutor, que
hubieran omitido este deber o hubieran aceptado fiadores insolventes.

5. ACCIÓN IN INTEGRUM RESTITUTIO. Último recurso, ante la ineficacia de


todos los otros medios, el pupilo ejercía esta acción no contra el tutor, sino
contra los que hubieran contratado con este, o con el pupilo mediante la
auctoritas del tutor, causándole manifiesto perjuicio; acción que se
encaminaba a destruir los efectos del acto o contrato que hubiera sido
manifiestamente lesivo de los intereses del pupilo. En virtud de esta acción,
las cosas materia del acto o contrato eran restituidas a su estado anterior,
como si tal acto no hubiese tenido lugar.

TUTELA PERPETUA DE LA MUJER POR RAZÓN DEL SEXO


Durante varios siglos la mujer sui juris, aun siendo púber, estuvo sometida a
tutela perpetua por razón del sexo. Se adujo como razón para ello la ligereza de
su carácter y su inexperiencia en los negocios. Se quería, además propender por
la conservación del patrimonio de la mujer en beneficio futuro de sus agnados
llamados a heredarla.

La tutela perpetua de la mujer podía ser como la del impúber:

 Testamentaria
 Legítima
 Dativa

Pero la tutela legítima que correspondía a su más próximo agnado, era, más que
una carga, un derecho para el tutor.

Durante la impubertad de la mujer las funciones del tutor quedaban sometidas a


las reglas generales sobre la tutela de los impúberes.

En la pubertad y posteriormente el tutor de la mujer debía intervenir con su


auctoritas en:

 Todos los actos o contratos de esta que comprometieran o pudieran


comprometer su patrimonio
 Actos de enajenación
 Constitución de deudas a su cargo
 Aceptación de herencias
 Remisión de deudas
 Comparecencia en juicio.

A diferencia del pupilo en la mayor infancia, se le permitía:

 Obrar sola para enajenar las res nec mancipi


 Prestar dinero
 Hacer o recibir un pago

En el año 410 de la era cristiana, las constituciones de Honorio y Teodosio


concedieron a la mujer el jus liberorum, que la colocó, en cuanto a su capacidad
jurídica en un mismo pie de igualdad con el hombre. De allí en adelante quedó
abolida esta figura jurídica.

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