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Para Segal, Williams, y Teasdale (2006), la depresión consiste en un estado de ánimo

melancólico y una pérdida de interés durante al menos dos semanas y que esté afectando el
diario vivir, este está constituido por otros síntomas como la falta de sueño,
desconcentración, desesperanza y falta de valía.
Es debido esto, que las personas cuando se deprimen incremental el afecto negativo
(embotamiento, tristeza, irritación) y disminuyen el afecto positivo (alegría, buen humor,
optimismo), estas alteraciones se acompañan de pensamientos negativos que se producen al
interpretar inadecuadamente la información emocional que le llega del exterior; cualquier
hecho estresante, o traumático puede ocasionar la depresión.
En este sentido, como respuesta a la problemática mencionada, es que Aron Beck plantea su
modelo cognitivo, donde comienza a tratar la depresión empleando una terapia, a la cual le
da el nombre de Psicoterapia Cognitiva, esta se encuentra principalmente enfocada en
modificar los pensamientos y conductas disfuncionales. Beck y sus seguidores intentan
conceptualizar de otro modo la relación propuesta tradicionalmente entre cognición,
emoción y conducta, avanzado hacia una visión interna y concentrada en las
representaciones, pensamientos, sentimientos, creencias.
Este modelo cognitivo postula tres conceptualizaciones: la triada cognitiva, los esquemas cognitivos y
errores en el procesamiento de la información (Baringoltz, 1987)
En la depresión se influyen circularmente de acuerdo a una retroalimentación negativa y
deformada que se va perpetuando y causando los síntomas y quejas psicológicos así como las
manifestaciones somáticas. Beck propuso que los sujetos que padecían esta enfermedad se
definían por tres atributos en su pensar: los esquemas, los pensamientos automáticos y la
tríada cognitiva.
Un elemento central de esta teoría es el constructo de esquema. Se considera que las
personas que poseen un esquema de pensamiento depresivo, ante la aparición en su vida de
un suceso aversivo, presentan una mayor probabilidad de procesar la información
autorreferente de una manera negativa. Es decir, que la persona deprimida se caracterizaría
por procesar la información emocional autorreferente de una manera sesgada, al atender
especialmente a la información negativa e ignorando otro tipo de información presente,
principalmente aquella que es positiva. Estos sesgos cognitivos favorecen la aparición de
pensamientos negativos sobre sí mismo, el mundo y el futuro. Por lo tanto, las personas
deprimidas tienden a atribuir sus experiencias desagradables a un defecto personal, de tipo
psicológico, moral o físico; entienden que el mundo les hace demandas exageradas y/o les
presenta obstáculos insuperables para alcanzar sus objetivos; y anticipan que sus dificultades
y sufrimientos actuales continuarán indefinidamente (Beck, Rush, Shaw y Emery, 1979).
Estos tres grupos de juicios negativos son denominados Tríada Cognitiva negativa de la
depresión, la cual constituye otro principio central de esta teoría, al considerarse responsable
del mantenimiento y exacerbación del resto de síntomas depresivos (Beck, 1987).

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