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Derrame pleural
Por Richard W. Light, MD, Professor of Medicine, Vanderbilt
University Medical Center
Los derrames pleurales son acumulaciones de líquido dentro del espacio pleural. Tienen múltiples
causas y en general se clasifican como trasudados o exudados. La detección es por examen físico y
radiografía de tórax; para determinar la causa, a menudo se requieren la toracocentesis y el
análisis del líquido pleural. Los trasudados asintomáticos no precisan tratamiento. Los
sintomáticos y casi todos los exudados requieren toracocentesis, drenaje con tubo de tórax,
pleurodesis o pleurectomía.
Etiología
Los derrames pleurales suelen clasificarse como trasudados o exudados de acuerdo con las
características de laboratorio del líquido (ver Criterios para identificar derrames pleurales
exudativos). Sea unilateral o bilateral, un trasudado puede tratarse sin extensa evaluación,
mientras que la causa de un exudado exige investigación. Existen numerosas causas (ver Causas de
derrame pleural*).
Los derrames trasudativos son causados por una combinación de un aumento de la presión
hidrostática y una disminución de la presión oncótica del plasma. La insuficiencia cardíaca es la
causa más frecuente, seguida por la cirrosis con ascitis y por hipoalbuminemia, en general debida a
un síndrome nefrótico.
Los derrames exudativos son causados por procesos locales que conducen a la mayor
permeabilidad capilar que produce un exudado de líquido, proteínas, células y otros componentes
del suero. Las causas son varias; los más comunes son la neumonía, el cáncer, la embolia
pulmonar, la infección viral y la tuberculosis.
El síndrome de las uñas amarillas es un trastorno raro que causa derrames pleurales exudativos
crónicos, linfedema y uñas amarillas distróficas (todo parece ser el resultado de problemas del
drenaje linfático).
Criterios para identificar derrames pleurales exudativos
≥ 60 mg/dL 54 92
Colesterol en el líquido
≥ 43 mg/dL 75 80
*Corrección por el aumento de la LDH debido a lisis de los eritrocitos = LDH medida − 0,0012 × recuento de eritrocitos/μL.
†Prueba preferida para los pacientes a quienes se les prescriben diuréticos después de la aparición del derrame si se
cumplen los criterios de exudado de Light, pero ninguna de las mediciones bioquímicas son > 15% por encima de los
límites por los criterios de Light.
Datos modificados de Light RW: Pleural effusion. New England Journal of Medicine 346:1971–1977, 2002.
El derrame quiloso (quilotórax) es un derrame blanco lechoso con aumento del contenido de
triglicéridos causado por una lesión traumática o neoplásica (más a menudo linfomatosa) en el
conducto torácico. El derrame quiloso también se produce en el síndrome de la vena cava superior.
Los derrames quiliformes (colesterol o seudoquiloso) se parecen a los derrames quilosos, pero
tienen concentraciones bajas de triglicéridos y elevadas de colesterol. Se cree que los derrames
quiliformes se deben a la liberación de colesterol a partir de la lisis de los eritrocitos y los
neutrófilos en los derrames de larga evolución cuando está bloqueada la absorción por una pleura
engrosada.
El hemotórax es la presencia de líquido hemorrágico (hematocrito del líquido pleural > 50% del
hematocrito periférico) en el espacio pleural debido a un traumatismo o, rara vez, como
consecuencia de una coagulopatía o después de la rotura de un vaso sanguíneo importante, como
la aorta o arteria pulmonar.
El empiema es la presencia de pus en el espacio pleural. Puede aparecer como complicación de
una neumonía, una toracotomía, abscesos (pulmonar, hepático o subdiafragmático) o un
traumatismo penetrante con infección secundaria. El empiema de necesidad es la extensión del
empiema a los tejidos blandos que produce la infección de la pared torácica y un drenaje al
exterior.
El pulmón atrapado o encarcelado es un pulmón rodeado por una cubierta fibrosa causada por
un empiema o por un tumor. Como el pulmón no puede expandirse, la presión pleural es más
negativa que lo normal, lo que aumenta la trasudación de líquido desde los capilares de la pleura
parietal. Normalmente, el líquido presenta características límites entre un trasudado y un exudado;
es decir, los valores bioquímicos se encuentran dentro del 15% de los niveles límites de los criterios
de Light (ver Criterios para identificar derrames pleurales exudativos).
Los derrames iatrogénicos pueden deberse a la migración o la colocación errónea de una sonda
de alimentación en la tráquea o a la perforación de la vena cava superior por un catéter venoso
central, que da lugar a la infusión del contenido de la sonda de alimentación o de la solución IV
dentro del espacio pleural.
Causas de derrame pleural*
Causa Comentarios
Trasudado
Derrames bilaterales en el 81%; del lado derecho en el 12%; del lado izquierdo en el 7%
Insuficiencia cardíaca En la insuficiencia ventricular izquierda, está aumentado el líquido intersticial, que atraviesa la
pleura visceral e ingresa en el espacio pleural
Derrames del lado derecho en el 70%; del lado izquierdo en el 15%; bilaterales en el 15%
Cirrosis con ascitis
Migración del líquido ascítico al espacio pleural a través de defectos diafragmáticos
(hidrotórax hepático)
Derrame presente en cerca del 5% de los pacientes con ascitis clínicamente evidente
Infrecuente
Hidronefrosis Disección retroperitoneal de la orina al interior del espacio pleural, que causa urinotórax
*Se enumeran las causas en orden aproximado comenzando con las más frecuentes.
Causa Comentarios
Exudado
Neumonía (derrame Puede ser no complicado, tabicado, purulento (empiema) o cualquier combinación de éstos
paraneumónico) Toracentesis necesaria para su diferenciación
Con mayor frecuencia, cáncer de pulmón, de mama o linfoma, pero es posible con cualquier
Cáncer tumor metastásico a la pleura
Derrame izquierdo o mayor del lado izquierdo en el 73% de los casos; bilateral e igual en el 20%;
derecho o mayor del lado derecho en el 7%
> 25% del hemitórax lleno con líquido a los 30 días después de la cirugía en el 10% de los
pacientes
Cirugía de derivación
de la arteria coronaria Derrames hemorrágicos relacionados con la hemorragia posoperatoria que probablemente
desaparecen
Los derrames no hemorrágicos pueden recidivar; se desconoce la etiología pero es probable que
tengan una base inmunitaria
Derrame generalmente unilateral y del mismo lado que los infiltrados parenquimatosos
Cultivos positivos para tuberculosis del líquido pleural en < 20% de los casos
Derrame en el 1–2%
*Se enumeran las causas en orden aproximado comenzando con las más frecuentes.
Causa Comentarios
En > 50%, síntomas secundarios al derrame. Con mayor frecuencia fiebre (50%), dolor torácico
Uremia
(30%), tos (35%) y disnea (20%)
Diagnóstico de exclusión
pH y glucosa normales
Muchos factores etiológicos posibles: neumonías (paraneumónico), que incluye neumonía por
Infección por HIV
Pneumocystis jirovecii, otras infecciones oportunistas, tuberculosis y sarcoma de Kaposi pulmonar
Muchos fármacos, sobre todo bromocriptina, dantroleno, nitrofurantoína, IL-2 (para el tratamiento
Fármacos
de cáncer de células renales y melanoma) y metisergida
Aguda: el derrame aparece en cerca del 50%; bilateral en el 77%; izquierdo en el 16%; derecho en
el 8%
El derrame suele estar causado por el bloqueo del flujo venoso y linfático intratorácico por cáncer
Síndrome de la vena o trombosis en un catéter central
cava superior
Puede ser un exudado o un quilotórax
*Se enumeran las causas en orden aproximado comenzando con las más frecuentes.
Causa Comentarios
Tríada de derrame pleural, linfedema y uñas amarillas, a veces aparecen separadas por décadas
Líquido pleural con concentraciones relativamente elevadas de proteínas pero bajas de LDH
Síndrome de las uñas
amarillas Tendencia a la recidiva del derrame
*Se enumeran las causas en orden aproximado comenzando con las más frecuentes.
Los derrames sin causa evidente a menudo se producen por émbolos pulmonares ocultos,
tuberculosis o cáncer. Se desconoce la etiología en alrededor del 15% de los derrames, incluso
después del estudio extenso; se considera que muchos se deben a infecciones virales.
Signos y síntomas y
Algunos derrames pleurales son asintomáticos y se descubren por casualidad durante el examen
físico o en la radiografía de tórax. Muchos causan disnea, dolor torácico pleurítico o ambos. El
dolor torácico pleurítico, una sensación de malestar vago o dolor intenso que empeora durante la
inspiración, indica inflamación de la pleura parietal. En general, se siente dolor en la zona
inflamada, pero puede haber dolor referido. Las partes posteriores y periféricas de la pleura
diafragmática son inervadas por los 6 nervios intercostales inferiores y la irritación puede causar
dolor en la pared inferior del tórax o el abdomen que puede simular una enfermedad
intrabdominal. La irritación de la parte central de la pleura diafragmática, inervada por el nervio
frénico, causa dolor referido en el cuello y el hombro.
El examen físico revela ausencia de frémito táctil, matidez a la percusión y disminución de los
ruidos respiratorios en el lado del derrame. Estos hallazgos también pueden ser causados por el
engrosamiento pleural. En los derrames de gran volumen, la respiración suele ser rápida y
superficial.
Un roce por fricción pleural, aunque poco frecuente, es el signo físico clásico. El roce varía de unos
pocos ruidos intermitentes que pueden simular crepitantes a un ruido rudo y áspero
completamente desarrollado, de crujido o coriáceo sincrónico con la respiración, que se ausculta
durante la inspiración y la espiración. Los ruidos de fricción adyacentes al corazón (roce
pleuropericárdico) pueden variar con los latidos cardíacos y confundirse con el roce de la
pericarditis. El roce o frote pericárdico se ausculta mejor sobre el borde izquierdo del esternón en
el tercer y cuarto espacios intercostales, que en general es sincrónico con el latido cardíaco y no
está influenciado significativamente por la respiración. La sensibilidad y la especificidad del
examen físico para detectar el derrame son bajas.
Diagnóstico
Radiografía de tórax
El derrame pleural se sospecha en pacientes con dolor pleural, disnea inexplicable o signos
sugestivos. Las pruebas diagnósticas están indicadas para documentar la presencia de líquido
pleural y determinar su causa (ver figura Diagnóstico de derrame pleural).
Presencia de derrame
La radiografía de tórax es la primera prueba que se realiza para confirmar la presencia de líquido
pleural. Debe examinarse la radiografía lateral del tórax en posición de pie cuando se sospecha un
derrame pleural. En esa posición, 75 mL de líquido producen el borramiento del ángulo
costofrénico posterior. El borramiento del ángulo costofrénico lateral suele necesitar cerca de 175
mL, pero puede requerir hasta 500 mL. Los derrames pleurales más grandes opacifican porciones
del hemitórax y pueden provocar desplazamiento mediastínico; los derrames > 4 L pueden causar
opacificación completa del hemitórax y desplazamiento mediastínico hacia el lado contralateral.
Con autorización del editor. De Huggins J, Sahn S. En Bone's Atlas of Pulmonary and Critical Care
Medicine . Publicado por J Crapo. Philadelphia, Current Medicine, 2005.
Seudotumor pulmonar
Con autorización del editor. De Huggins J, Sahn S. En Bone's Atlas of Pulmonary and Critical Care
Medicine . Publicado por J Crapo. Philadelphia, Current Medicine, 2005.
Los derrames tabicados son colecciones de líquido atrapado por adherencias pleurales o dentro de
las cisuras pulmonares. Las radiografías de tórax en decúbito lateral, la TC o la ecografía deben
realizarse si no está claro si una densidad radiográfica representa líquido o Infiltrados
parenquimatosos o si el líquido sospechoso es tabicado o fluye libremente; estas pruebas son más
sensibles que las radiografías de pie y pueden detectar volúmenes líquidos 10 mL. Los derrames
tabicados, en particular los de la cisura oblicua u horizontal, pueden ser confundidos con una masa
pulmonar sólida (seudotumor). Pueden cambiar de forma y tamaño con los cambios de posición
del paciente y la cantidad de líquido pleural.
La TC no está indicada de rutina, pero es valiosa para evaluar el parénquima pulmonar subyacente
en cuanto a la presencia de infiltrados o masas cuando el pulmón está oculto por el derrame o
cuando el detalle en las radiografías de tórax es insuficiente para distinguir el líquido tabicado de
una masa sólida.
La toracentesis debe realizarse en casi todos los pacientes que tienen líquido pleural de ≥ 10 mm
de espesor en la TC, la ecografía o la radiografía en decúbito lateral y que es nuevo o de etiología
incierta. En general, los únicos pacientes que no necesitan toracocentesis son los que tienen
insuficiencia cardíaca con derrames pleurales simétricos y sin dolor torácico o fiebre; en estos
pacientes, puede intentarse una diuresis forzada y se evita la toracocentesis, salvo que los
derrames persistan ≥ 3 días.
La toracocentesis y el análisis posterior del líquido pleural a menudo no son requeridos para los
derrames pleurales crónicos, que tienen una causa conocida y no producen síntomas.
Perlas y errores
Siempre que sea posible, se realiza toracocentesis bajo control ecográfico, lo que aumenta la
recuperación de líquido y disminuye el riesgo de complicaciones como el neumotórax o la punción
de un órgano intraabdominal.
El análisis del líquido pleural se realiza para diagnosticar la causa del derrame pleural. El análisis
comienza con la inspección visual, que permite
El líquido siempre debe remitirse para el análisis de proteínas totales, LDH, recuento de células y
fórmula diferencial, tinción de Gram y cultivos bacterianos aerobios y anaerobios. Otras pruebas
(glucosa, citología, marcadores de tuberculosis en el líquido [ adenosina desaminasa o interferón-
gamma], amilasa, tinción y cultivos para micobacterias y hongos) se utilizan en el contexto clínico
adecuado.
El análisis del líquido ayuda a distinguir trasudados de exudados; existen varios criterios, pero
ninguno discrimina perfectamente entre ambos tipos. Cuando se utilizan los criterios de Light (ver
Criterios para identificar derrames pleurales exudativos), deben determinarse las concentraciones
de LDH y de las proteínas totales séricas lo más cerca posible del momento de realización de la
toracocentesis para compararlas con los valores del líquido pleural. Los criterios de Light
identifican correctamente casi todos los exudados, pero un 20% de los trasudados se identifica
erróneamente como exudados. Si se sospecha un trasudado (p. ej., debido a insuficiencia cardíaca
o cirrosis) y ninguna de las evaluaciones bioquímicas es > 15% por encima de los valores de
referencia para los criterios de Light, se mide la diferencia entre las proteínas en suero y el líquido
pleural. Si la diferencia es > 3,1 g/dL, es probable que el paciente tenga un trasudado.
Los estudios de diagnóstico por imágenes también pueden ayudar. Si el diagnóstico sigue sin
aclararse después del análisis del líquido pleural, está indicada la angiotomografía para buscar
embolia pulmonar, infiltrados pulmonares o lesiones mediastínicas... Si se encuentran signos de
émbolos pulmonares se requiere anticoagulación a largo plazo, los infiltrados parenquimatosos
indican la necesidad de una broncoscopia, y las lesiones mediastínicas la de una aspiración con
aguja transtorácica o una mediastinoscopia. Sin embargo, la angiotomografía exige que los
pacientes contengan la respiración durante ≥ 24 segundos y no todos pueden hacerlo. Si la
angiotomografía no es reveladora, la observación es la mejor estrategia, a menos que el paciente
tenga antecedentes de cáncer, pérdida de peso, fiebre persistente u otros hallazgos sugestivos de
cáncer o de tuberculosis, en cuyo caso puede estar indicada la toracoscopia. Cuando la
toracoscopia no está disponible puede realizarse una biopsia de la pleura con aguja. Si hay
engrosamiento pleural o nódulos pleurales, a TC o la biopsia guiada por ecografía es útil para el
diagnóstico.
Tratamiento
Tratamiento de los síntomas y del trastorno subyacente
En pacientes con factores pronósticos adversos (pH 7,2, glucosa 60 mg/dL, tinción de Gram positiva
o cultivo positivo, tabicaciones), deberá drenarse completamente el derrame mediante
toracocentesis o tubo de toracostomía. Si el drenaje total es imposible, puede administrarse un
fármaco trombolítico (fibrinolítico) (p. ej., 10 mg de un activador del plasminógeno tisular) con una
DNasa (p. ej., alfa dornasa 5 mg) en 100 mL de solución fisiológica dentro de la pleura dos veces al
día durante 3 días. Si los intentos de drenaje no son exitosos, debe realizarse una toracoscopia
para lisar las adherencias y extirpar el tejido fibroso que recubre el pulmón para permitir su
expansión. Si la toracoscopia no resulta exitosa, es necesario realizar una toracotomía con
decorticación quirúrgica (p. ej., la eliminación de la cicatriz, el coágulo o la membrana fibrosa que
rodea el pulmón).
Si la disnea causada por un derrame pleural maligno se alivia con la toracocentesis pero
reaparecen el líquido y la disnea, están indicados el drenaje (intermitente) crónico o la pleurodesis.
Los derrames asintomáticos y los que provocan disnea que no se alivia con la toracocentesis no
precisan otros procedimientos adicionales.
El drenaje con catéter permanente es el método preferido para los pacientes ambulatorios porque
la internación no es necesaria para colocar el catéter y el líquido pleural puede drenarse en forma
intermitente en frascos al vacío. La pleurodesis se realiza mediante la instilación de un agente
esclerosante en el espacio pleural para fusionar la pleura visceral y la parietal y eliminar el espacio.
Los agentes esclerosantes más eficaces y utilizados son talco, doxiciclina y bleomicina provista a
través de un tubo de tórax o una toracoscopia. La pleurodesis está contraindicada si el mediastino
se ha desplazado hacia el lado del derrame o si el pulmón no se expande después de colocar un
tubo de tórax.
La derivación del líquido pleural hacia el peritoneo (derivación pleuroperitoneal) es útil para los
pacientes con derrame maligno en quienes la pleurodesis es infructuosa y en aquellos que tienen
un pulmón atrapado.
Conceptos clave
Los derrames trasudativos son causados por una combinación de un aumento de la presión
hidrostática y una disminución de la presión oncótica del plasma.
Los derrames exudativos son resultado de una mayor permeabilidad capilar que lleva a la
pérdida de proteínas, células y otros componentes del suero.
La causa más frecuente de los transudados es la insuficiencia cardíaca, la cirrosis con ascitis, y
la hipoalbuminemia (en general debida a un síndrome nefrótico).
Las causas más comunes de derrames exudativos son la neumonía, el cáncer, la embolia
pulmonar y la tuberculosis.
Los derrames que son crónicos o recidivantes y que causan síntomas pueden tratarse con
pleurodesis o drenaje intermitente con un catéter permanente.
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