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Nombre: Jorge Alexander Amaya Galindo

Clase: Derecho Comercial

ABUSO DE POSICION COMERCIAL DOMINANTE

En las relaciones comerciales se pueden encontrar escenarios, donde unos


agentes económicos o de mercado adquieren una posición de dominio. Sin
embargo, esta posición de dominio sobre las condiciones del mercado no indica
que este se consiguió o constituyo por medio de actuaciones delictivas,
reprochables e ilegales, por el contrario, esta posición dominante puede ser
adquirida y atribuida por elección de los consumidores que se encuentran en el
marco de actuación de este agente económico, o bien por los méritos propios que
le sean atribuibles.
La posición dominante dentro de las condiciones de un mercado nos puede indicar
de cierta forma, que este es el mejor competidor del mercado y el más exitoso del
mismo. Esta posición dominante le otorga una facultad a este agente de
independencia sobre los consumidores, los precios y sin competencia, lo que nos
indica, puede actuar unilateralmente sin ser contrarrestado en el direccionamiento
del mercado por otros agentes que pudiesen estar presentes en este. La Ley
colombiana regula y nos proporciona una definición de este en el artículo 45,
numeral 5 del Decreto 2153 de 1992, donde se define posición dominante como
“La posibilidad de determinar, directa o indirectamente, las condiciones de un
mercado”. La corte constitucional también se ha pronunciado respecto de esta, en
la sentencia T 375 de 1997 en, donde nos indica que la posición dominante “no se
establece desde el ángulo subjetivo de un participante en el mercado sino a partir
del conjunto de situaciones que lo integran”. Dando a entender que, si bien el
tamaño e influencia de un agente comercial en cierto mercado seria indiciario de
una posición dominante de este, no es el único elemento valorativo para atribuir
dicha apreciación o calificación. Teniendo en cuenta que no solo se deberá valorar
la posición geográfica donde se ejerzan o realicen las actividades comerciales u
económicas, sino incluso también los bienes mariales de transacción y el
producto.
La Ley colombiana nos habla en el artículo 50 del Decreto 2153 de 1992, de una
serie de conductas que constituirán un abuso de la posición dominante de un
agente comercial. Estas conductas se podrían presentar, debido a la libertad
generada por la carencia de otros agentes de mercado, generando una serie de
conductas que antes no representaban peligro alguno y que ahora se invisten en
una preocupación real para la regulación y la actuación sana del ejercicio
comercial en un determinado mercado.
El abuso de posición comercial dominante, por medio de la perdida de
competitividad, realiza un uso abusivo de la condición dominante para restringir o
debilitar aun mas los niveles de competencia existente, ejecutando
comportamientos abusivos como el aumento de precios, acciones desleales con el
fin de llevar a los competidores a abandonar el mercado, reducción de calidad de
los productos ofrecidos a los consumidores y la discriminación de actores
comerciales como pueden ser los consumidores sin tener claros, objetivos y justos
argumentos para llevar a cabo estas acciones.
La corte constitucional señala en la sentencia T 375 de 1997 algunas breves
referencias a prácticas constitutivas del abuso de posición dominante de desarrollo
jurisprudencial y doctrinal, siendo las siguientes:
“(1) Inequitativa fijación de precios. Ya sea por ser excesivamente altos en
relación con los costos de producción o, en el otro extremo, excesivamente
bajos hasta el punto de eliminar a los competidores como consecuencia de
tácticas predatorias; (2) Negativa a contratar. Se configura cuando sin obrar
un motivo objetivo y razonable, la empresa dominante rehusa suministrar el
bien que produce a quien lo solicita, eliminando o restringiendo la
competencia en dicho mercado o reservándolo para sí; (3) Modificaciones
estructurales de la empresa dominante.”
Teniendo en cuenta loa anteriormente mencionado, la corte en esta sentencia
realiza una apreciación u aclaración respecto de la libertad contractual y la libertad
de empresa, pues precisa que si bien esta no esta obligada en general por la ley a
contratar o ofrecer a sus clientes una igualdad de trato, la constitución si le asigna
una función social a la empresa, entendiendo que de esta se desprenden
satisfacciones de necesidades de la sociedad, como pueden ser el empleo y el
bienestar. Por ello cabe precisar que una empresa que ejerce una posición
dominante respecto de sus clientes no puede justificar acciones con falta de
objetividad, proporcionalidad, razonabilidad e injustas basadas en las garantías de
la libertad de empresa o libertad contractual, pues es claro que debe respetar los
principios y valores constitucionales y la función social que esta le otorga.
Aclarando que de no ser así, posiblemente y en concordancia con lo dispuesto en
el artículo 50 del Decreto 2153 de 1992 y el artículo 1 de la Ley 155 de 1959 se
podría estar incurriendo en el abuso de posición comercial dominante.

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