Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Secciones:
I. Econometría
Director: G. R. Fisher
V. Economía laboral
Director: K. J. W. Alexander
V IL Macroeconomía
Director: R. W. Clower
V III, Microeconomía
Director: B. J. McCormick
B. J . M c C ormick
Título original:
The Economics of imperialism
S d d l í e x ,^ I n S f t e m Penguin Books, Ltd., Harmondsworth.
P ró lo go ..................................................................................................................... 13
9
PREFACIO
K. J. W. A.
PROLOGO
« e d p „e X e e p tr ^
driamos un libro legible. ' ^
(Capítulo 1
INTRODUCCION: SOBRE EL IMPERIALISMO
COMO CONCEPTO DE LA ECONOMIA POLITICA
1 Advertimos al lector que todas las referencias que aparecen en este libro
acerca de las ideas keynesianas sobre acontecimientos históricos a largo plazo
son necesariamente impresionistas por dos razones: en primer lugar, la Oe«e-
ral Theory de Keynes sólo se ocupa sistemáticamente del plazo corto, t s
sabido que en sus últimos años sólo quería escribir sobre problemas del plazo
largo de historia económica, pero no vivió lo suficiente para realizar su deseo,
en segundo lugar, en lo que se refiere a los discípulos de Keynes y a sus
1. Sobre el imperialismo como concepto de la Economía Política 17
5 Véase Carr (1961, págs. 85-7 y pág. 101) para una discusión de la obra
de Popper.
1. Sobre el imperialismo como concepto de la Economía Política 21
La noción clásica
^ Hicks (1969, pág. 144) los califica de capital circulante, para distin
guirlos del capital fijo, punto que discutiremos más adelante.
29
30 La teoría económica del imperialismo
«sufren bajo él más que nadie», según Hicks (1969, pág. 163). El
proteccionismo es un mal del que Schumpeter esperaba que «des
encadenase tormentas de indignación en el consumidor explotado
de la metrópoli y en los productores (coloniales) amenazados del
extranjero». Y, sin embargo, Schumpeter admite que existe «un
fuerte e innegable interés económico» de estos grupos hacia «aque
llos países que juegan un papel monopolista en relación con sus
colonias» y que, por tanto, «ahogan la verdadera comunidad de
intereses entre naciones» (1955, pág. 84).
Hicks también concede que «aunque estas fuerzas políticas son
poderosas ... existe una razón económica» para el proteccionismo
en el mundo subdesarrollado. Es que aunque los adelantos en la
maquinaria que ahorra mano de obra debieran, según Ricardo
(ed. de 1912, On machinery), producir un aumento en la demanda
de trabajo por la mayor acumulación de beneficios extra, sólo es
cierto en el caso de un solo país con movilidad ocupacional de la
mano de obra.
...la exaltación de hacer dinero por hacer dinero para lograr ser respetado,
incluso para dominar la sociedad, fue el nuevo rasgo del sistema capitalista
que lo distingue de toda la civilización anterior. ... En el siglo xix ... apareció
una sociedad en la que se podían satisfacer la ambición y el amor al poder
acumulando dinero, y topó con unas condiciones técnicas e históricas que le
permitieron crecer, prosperar y extender sus tentáculos por todo el mundo
(1970í?, pág. 67).
Para mantener «la ley y el orden» a fin de crear un medio ambiente para
la creación y extracción de la riqueza, las naciones capitalistas-imperialistas tu
vieron que crear una administración en muchos países, y esto provocó una
serie de guerras de conquista, pero la tecnología industrial les había dado
un poder incuestionable, por lo que no les resultaron muy costosas (1970<?,
página 65).
Para evitar que se caiga en el error de creer-que esta expresión tan re
sumida de una compleja serie de ideas implica un sistema determinista, es
necesario indicar que Marx admitió que sobre la conciencia humana influyen
tanto las reminiscencias de las superestructuras de pretéritas formaciones so
ciales como el anticipo de las de futuras formaciones sociales que resultan
necesarias cuando la estructura existente de las relaciones económicas deja
de ser adecuada a una tecnología radicalmente cambiante (Marx, 1904, pre
facio).
Capítulo 3
TEORIAS MARXISTAS DEL IMPERIALISMO
^ Marx (1946, cap. 25, pág. 634), pero aquí hemos utilizado la versión
de Steindl, más feliz (1952, pág. 231).
3. Teorías marxistas del imperialismo 53
catos. A largo plazo, Marx no esperaba que los salarios reales dis
minuyeran, pero sí que disminuyera la proporción de los salarios
en el valor del producto, pues suponía que con la aplicación cada
vez mayor de maquinaria a la producción la composición orgánica
del capital aumentaría. Con esto se refiere a la relación entre el
valor del capital invertido y la nómina de salarios (en su termino
logía, capital «constante» en contraposición a capital «variable»).
Robinson se ha preguntado si acaso esto sólo significa que las
tasas de beneficios aumentarán o disminuirán con la utilización
del capital, ya que la composición orgánica de Marx depende del
output por unidad de capacidad y del capital por unidad de capa
cidad (Robinson, 1942, págs. 41-2). Pero, como ha observado
Steindl, la formulación de Marx de la composición orgánica del
capital no expresa su idea de un modo acertado. En realidad, se
refiere al cociente entre el valor del capital invertido y el valor
de los salarios en el producto neto, y Steindl no duda que Marx
tiene razón para suponer que la participación del capital en el pro
ducto neto debe aumentar a tiempo para permitir la continuación
de una tasa determinada de acumulación (Steindl, 1952, pági
nas 234-5). A partir de la misma definición se puede demostrar
que la tasa de beneficios disminuirá tarde o temprano, cuando
aumente la razón entre el capital invertido y el output neto, pero
que cada capitalista por separado actuará en sentido contrario, a
fin de evitarlo, aumentando su productividad o su tasa de explota
ción (Murray, 1973).
Para mantener la tasa de beneficios, que la competencia entre
los capitalistas establece en todo momento, cada capitalista debe
buscar nuevas oportunidades para el empleo rentable de la mano
de obra. Pero cuanto ñiás sustituyen los capitalistas mano de obra
por maquinaria, más difícil resulta. Utilizando la terminología de
Marx: se invierte capital en bienes de capital y materias primas (c)
y en mano de obra (v), y ha de dar un excedente (s). A medida
que el coste del equipo capital y las materias primas aumenten por cos
te de mano de obra [la composición orgánica del capital de Marx
o (c/v)~\ tenderá a ser cada vez más difícil que los capitalistas en
su conjunto mantengan la tasa de excedente {sfv) que hace posible
la tasa de beneficios s¡{c-\-v) , ya que esto es lo mismo que
{s ¡v ) l {cjv )-\-{v ¡v) . O dicho de otro modo; si el coste de la
mano de obra por unidad de output v/(c + v-\-s) disminuye a
medida que aumenta la productividad, y si el coste del equipo de
3. Teorías marxistas del imperialismo 55
Surge una nueva división internacional del trabajo, una división adecuada
a las exigencias de los principales centros de la industria moderna, y trans
forma a parte de la Tierra en un campo de producción fundamentalmente
agrícola para abastecer a la otra parte que sigue siendo un campo fundamental
mente industrial.
É
58 La teoría económica del imperialismo
L
3. Teorías marxistas del imperialismo 63
(Robinson, 1970«). Por otra parte, el énfasis que ponen los mar
xistas al criticar la confianza de los economistas clásicos de que el
excedente que los capitalistas obtienen del aumento de la producti
vidad asegura la acumulación ininterrumpida, les lleva a concentrar
su atención en el problema que se les plantea a todos los capita
listas de obtener un excedente que no sea demasiado grande para
capitalizarlo, ni demasiado pequeño para la mayor ratio capital-
mano de obra que implica el aumento de la productividad de
la mano de obra.
En el problema de la inducción a la inversión que tratan los
keynesianos, el estancamiento se ve aliviado cuando circunstancias
especiales como la aparición de nuevas tierras y nuevas tecnologías
reducen los costes monetarios absolutos o cuando la intervención
estatal dirige la demanda total; en el problema de realización y ca
pitalización que tratan los marxistas los conflictos se resuelven por
medio de una destrucción y reestructuración periódica del capital,
por medio del despido y reempleo de la mano de obra y por medio
de una concentración continua de capital en las firmas e industrias
monopolistas, las cuales desarrollan unas partes de la economía
mundial a expensas de otras. Para los keynesianos, el colonialismo
está relacionado con las medidas que adopta un Estado-nación para
ampliar las exportaciones de mercancías, capital y mano de obra y
aumentar el coste de las importaciones no deseadas. Para los mar
xistas, el imperialismo está en relación con el afán de las firmas
capitalistas de obtener excedentes y de utilizarlos, siempre que pue
den, en incorporar nuevas áreas de la economía mundial a su sis
tema de acumulación. Lo que para los keynesianos es posible en
el margen por medio de una intervención estatal bien informada
en un sistema capitalista, para los marxistas está fuera de los lími
tes del control estatal sobre la acumulación capitalista competitiva.
No es lo mismo que la idea de Luxemburg, según la cual el
comercio exterior proporciona una ampliación, en países fuera del
sistema capitalista, para el mercado interior saturado, el cual aca
bará alcanzando su límite en el momento en que todo el mundo
esté incorporado a este sistema. Esto estaría muy lejos de los pla
nes de Marx, que no dependen de un fallo del intercambio de mer
cancías en relación a su producción — esto sólo comprendería el
problema de la realización e implicaría una teoría de subconsumo—•;
dependen de un fallo en la formación de la plusvalía. A medida
que se va acumulando el capital, la plusvalía aumenta a un ritmo
68 La teoría económica del imperialismo
Se puede dar una fecha exacta del momento en que los mar-
xistas pusieron en duda esta tesis. En septiembre de 1928, en el
VI Congreso de la Internacional Comunista, Kuusinen presentó
unas «tesis sobre el movimiento revolucionario en los países colo
nialistas y semicolonialistas» (Degras, 1960, págs. 526-48), que
rechazaban la llamada tesis de la «descolonización». Gran parte del
argumento de Marx y del tono de Lenin, ya que no de su análisis,
se incorporaron a la noción de que el capitalismo, en vez de des
arrollar todas las áreas que toca, puede en realidad «subdesarrollar
las». Baran, y más tarde Frank, tomaron esta idea para explicar el
subdesarrollo de algunos países como corolario, como contrapartida
o incluso como causa del desarrollo de otros. Frank ve toda una
jerarquía de explotaciones: una cadena de relaciones metrópoli-
satélite que se mueve desde las metrópolis del mundo, que no
son satélites de nadie, vía naciones, ciudades capitales, centros regio
nales y locales, grandes terratenientes y comerciantes, pequeños
campesinos y arrendatarios, hasta el trabajador sin tierra en el úl
timo escalón. Así, se extrae excedente hacia arriba y hacia dentro
a medida que se crea, desarrollando unas áreas a expensas de otras
(Frank, \9(¡9a, pág. 95).
De modo similar, otro marxista contemporáneo, Emmanuel,
quien también cree que los ricos son ricos porque los pobres son
pobres, y viceversa, supone que esto se debe al desigual intercam
bio en le comercio internacional. Se da más tiempo de trabajo por
menos. Cita a Marx, ampliando así lo que antes vimos que eran
las ventajas del comercio exterior:
* Todas las citas son de Hymer (1971), menos la penúltima, que procede
de Defoe, Robinson Crusoe (pág. 394), de la edición World classics.
4. Tesoro extranjero y esclavos 79
El botín que Drake trajo en el Golden Hind (que se estima en unas 600.000
libras) se puede considerar con razón como fuente y origen de la Inversión
Inglesa en el Extranjero. La reina Isabel pagó con ello todas sus deudas ex
teriores e invirtió parte del resto (unas 42.000 libras) en la Compañía de Le
vante; la Compañía de las Indias Orientales se creó en gran parte con los bene
ficios de la Compañía de Levante; y sus beneficios durante los siglos xvii
y XVIII constituyeron la principal base de las relaciones de Inglaterra con el
extranjero (1930, págs. 156-7).
Así, Keynes calculó que con un rendimiento anual del 6,5 por
100, del cual se volvía a invertir la mitad cada año, las 42.000
libras de 1580 debían ascender a 2.500.000 libras en 1700 — que
era, en efecto, aproximadamente, el valor del capital de la Compa
ñía de las Indias Orientales, de la Real Compañía Africana y de
la Compañía de la Bahía de Hudson aquel año— y a 4.200.000
libras en 1930, que era, a su vez, la suma aproximada de las in
versiones corrientes de Inglaterra aquel año. Cuarenta años des
pués, en 1970, la cifra hubiera debido ascender a 15.000 millones
de libras. Y, en efecto, ascendía a esa cifra. Esto sólo nos indica,
como ha dicho Myrdal, que la riqueza atrae y la pobreza repele.
«A quien tenga, le será dad o...» (Myrdal, 1954, pág. 12). Sólo
nos indica las ventajas que poseía Gran Bretaña como primer país
industrial. En un proceso de «causación acumulativa» el vencedor
se lleva todo, y que el diablo cargue con el último. No nos dice la
relación entre estas acumulaciones iniciales de riqueza y el des
arrollo del capitalismo. Así, nos recuerda Keynes que lo que im
portaba no era el valor absoluto del oro y la plata, sino su efecto
indirecto sobre los beneficios y las empresas.
La segunda respuesta de Keynes, y la más importante, por tan
to, aunque no fuera una respuesta keynesiana en nuestro sentido,
fue que el aflujo de metales preciosos elevó los precios (los triplicó
4. Tesoro extranjero y esclavos 83
Fuentes
Indias Occidentales 2,7 8,0 8,0 ( 7,6)»
Estados Unidos 0,1 2,0 3,7 (30)
Asia 3.3 5.5 6,7 (23)
Composición
todos los artículos de lujo® 2,8 11,9 12,2 14,6
re-exportados ? 4.2 3,3 2,7
todo el algodón 0,3 2,0 5.1 20,2
re-exportado — 1,0 1,1 3,0
Otras materias primas 2,5 6,6 8,0 19,3
cereales 0,4 1,8 0,2 5,0
Del mismo modo que los aliados exigen grandes pagos de Alemania para
luego tener que ingeniárselas para evitar que los pague, así la Administración
americana desea con una mano programas para financiar las exportaciones
y con la otra aranceles que dificulten en lo posible la devolución de todos los
créditos. ... Ni el aflujo de todo el oro del mundo a los Estados Unidos ser
viría de nada, ni la destrucción de las industrias de exportación de los Estados
Unidos, ni la traída de capital y mano de obra para emplearla en el mercado
interior, pues no es tan fácil mover capital y mano de obra dentro de un país,
y no digamos entre países. La división del trabajo data de muy antiguo y no es
tan fácilmente cambiarla (1932c, pág. 57).
“ Myrdal (1970, pág. 339) cita estimaciones en las que los sobreprecios
de los suministros en concepto de ayuda comparados con los precios más fa
vorables existentes, se calculan entre el 20 y el 40 por 100.
Capítulo 5
LA DIVISION MUNDIAL DEL TRABAJO
d 3
C/D
-T3 G
c\ § .2 « § ''Ü
2 <j ^ C
^ P OJ ■'
o G u
To TJ ja á
Vo ^ T 3 .| ' --- to
oo Cd 'o'' ^w.S ,Q 1) C -§ 2 « to N
ND ^ £
2 i3 'e uií qj w
CQ O • S s -g ■“ « 2
o 3 c w .2 S e
« u C « 3
¿¿ & J 5
c \ 2 S .£; o m í ; i. d -G g
.ü
6 co ^ trtQ2C
n j T3 <
>> G /J W C QCO
G «5 G
vo y - a M S . S Í r i ™
-C; h I H 2m 3S2; 00
< H p4 3 X ^ f S s m m
r^ow
ONOO
fA\or^ONOi-HTr
O O O O T -( t-( r -(
O rj-
fS <N
\0
(N
r>» 00 00 00 00 00 00 00 oo 00 00 00 00
55
o»
*♦< s> d y
o -S
S! M
O á 3 ia So^
2n: o
A, PQ V ^ "í> 2r, * fe- a C\
M3 v¿ •3 g>
G^ .-G
'Grn
• T3 -5 ^ S d
5b ” dí--'3rh '3S:e
CA
<D d JS p. Ai
OS
L'-’
íGPh
n d "7} ^3 d G h.^*!»
S G
13 ^ ^ D ^3 ^ J3 2
<b
OD «5
C d 2 ^ •g}-iw5{«w)ojq^
y) i í I t/3
d
t/3 '
G »H d di C
M ) b
C C/3
jq
-G ^G_^d o
Q
C/O«Oo d^Md flj>v»G
S 3pj-i
fC
;S^- 3 'ja
\ l(tO
3
i "Tí íG 2
sJ 2 « G •~j d CA M QJ . r r
PQ 1—1 3ü4qpi PQc/0 iW < i-íS < y :U W < S u O
fA tTNIT\ 00
TTlA 00 o fAAlA
P IA C (NM
•2 \ r \ so sO r-
00 00 ON (Tn ON ON ON
r^ r^ r-
00
fA
C \
*^5
§ iá a
no 2
im a
c
O
C/3
ad
CA d c g ^ —u ;-«
<U _ §W „ PQ
• Sm
.3 3
,2 « TJ
E
P 'dtAW «♦d rQJT SC'
>v G
rrt 2A- "3
S h2 ,-S
T3
-a S2 ^ 'a -w *o '2 "i
-1 fM E J«h cSÍ- f^i 1-C
cH í-i 2
(U ”-i (U 3 3 d d 2 § d ^ S i a o o a ’S ^ an d
iq ffi S S 00 hE,U cq fe U m 25 0 2 Ü a
f^r^OsCNOX^ONCNOO 0 \ «A lA AJ fA O Ó A Ai fi.
OOOOrHCNCNCNrA»^ fA^ A vO vO
iA'sOsOnOnO'O'OnO'^ sD ^ sO ^
SDsO
^0 sO O O tM A
As r*. r-.
112 La teoría económica del imperialismo
00 o O o O lA O o O lA P O O O
^ ^CNvO
vo £ > f^ ^ 'O 0 ^ £ Í^ C ^ O C 3 ^
o\ 0
> C\
T-H X^
O IfNOOOOOlAO
f^CN>ACN<NTj-r^00
5C
}
Os í-H ’-H rH f\J ,-H t-H
o\
o¿
CN Oo QOOOOOOO
OS O O O O
o o o o o o o o o o o o
CN
-S
§ *0
00 <No o o
55
<N
c\ »-HC'l
r-l CN
r-< sO
rHes
55
o
• ^ O O ir \ ir \ o < N ir \ o o o o «A
R
o\
0OTí-Tí-sO»-lir\rA\O
•^iTNTrirvr^lArSt^ s:0 Q
oo fNo 1
— 1
0
•Í2 «
ooooooooo p o ^ o 1-H lA
•
*
<1
S OOíA'^r^COONr^lA OsQ
es ^ ^r^ fA
O o p O iT N O O O ‘A I O 1 A
<b
ON
^00»A00rH\£)»AO
fS es tH 1—
í tH y—
t y^ O
vS r-i es rs
s,
§ 00 O o p O O O O O
poOOOOOO o o o o o
o o o o o
On 1
—<»—
(1
—4 1
—(
o
■g
<b 00
CN
•Oo0N00»-ia\00irN
A o o o o e so ir s
CN
O
«o <
Ü
cu
55 23
w
D
cu
3
o o b
:h w
o
o ’S 's «
P5 co -o ^ C „ M C/5 D.
O CC C
I O
<1
^ « S S G■
TJ te n Jiá ''j o T3 P Pí 3 "3
o
H 2 tuu < £ , I » o 2 o D w H
116 La teoría económica del imperialismo
Los datos sobre la India están resumidos en Barran Brown (1970a, pági
nas 28-31); para América Latina en Frank (1969a, págs. 29-33); para Africa en
Davidson (1969, págs. 211-217). El mapa de Knapp (1973, pág. 21) indica
que en el siglo xvi estaban todos al mismo nivel.
122 La teoría económica del imperialismo
A i o o r ^ s o o '^ o s f ; ; ^ ^ ’- ' ^ rt
•l
(ü
T3 oj. !
2;
<U
*-< .--i
C l, U
§ s
Sí sss iQ íí C
'O o
G y
(U G
o „ Q
o s ^ - ^ v ^ i- ir ^ o o s c i'^ s o o o TS'c G i »T3 ^
X ^
o\
I I c A f A c A r A A l C S l i - H ’—I ’— 1 ^ (U c
00 X
tX4 .
lA
^ 2 ;B
S
^ oo
T3
O^ «
, r^„ r~. « g ’ ocu > G -
O . r ^ 00 O O <N o ^ tj£X «3
OJ vO
hN.
I l' I I I I I I M -
.w
H
‘ ío(UT 9U« teM3
-a S S
r». rs) so^
§ t-T ^ Tf lA? 00 os
^ CJ cj
f^.
«+i CA QJ *0 u 03
<u
G (U có c c _G
<u 0
o Os 00 os 1—i Al «H o
C/3 3 0 a
«20
vOo CQ
ca OJ
a rn a '0 (U
G
00 «a G
sO^ Al >. o > U ’
lA
o' o~ TroorM i^ovoo^^SÍJÍN 1)
T3
TT 0 u II
'u
W ,
+ I I I 1 I .a s
55 ,
00 a V tH
<U
G M-la
^ .
S
G
irH 0 'n
rA sO^ 00^ 00^ ^ r ^ o O T í ' O O s O O S f ^ ' c f ’—'OO G (A a
a .' 0
0" O * ^ " l A OS ^ a (J
a íi
(U . 2
CJ
Í ^553 s Al
fA
CA
T3 V
u
i
•TJ
Al t-l u
.2
*u S
rH G
f= Q V.
S ^
^ r>-^ o ^ '
< A O A 4 f A ’- ' 0 0 s £ > O O ; ^ T ^
0
00
«J ' t j 2 . a G
-TD c ‘ o h-i
55
fÍ4 O
X T
06 <D fATfTt'Tj-TffAtA'^'AlASO lU
'OJ 11
S o G
' c
o
Ü .S •4^ : íG II
G ■ a irig í-<í s A
Ci.
o •CJ
*-< 1> -r
vO
os ^ON ON00
JA 2;OS'SQ
X o
0 0
JA 0 lA 0 lA
t-H A l A l
0 lA 0
fA rA T T
lA 0
lA ■ G§ ■ ’ ;• «> ■ G■ üi« ^-
A~ f— co CO 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00
1-H »—( ’—IT-H ^ tH T—l t-H 1—1 t-H cs 8 .9 -8 8
PP o
JA so
Ó Ó
oo >A
Ó O
00 ^OS
s¿
OS
^ ’ l s¿ T-l s¿
0 Í-—1 A l
s¿ rH S¿
A l rA rA
1-H sO
Tf G
<u
p U CiJ
}H í_
lU( --tj
OJ ^rt
< A- A- A' r^ r^ A - 00 00 00 00 00 00 00 00
T—1
00 00
cG Oa^o¿
H Om i ^
5. La división mundial del trabajo 127
Los campesinos sin tierra y sin medios y los artesanos arruinados por la
competencia de las fábricas, se vieron obligados a convertirse en asalariados
pag. 62), [pero añade que] el desarrollo del Nuevo Mundo las in
novaciones revolucionarias en el transporte y en las manufacturas que’ se cam
biaban contra productos agrícolas abastecieron ampliamente de alimentos. Este
es un episodio de la historia que no se volverá a repetir { 1970a).
^ Debo decir que en mi libro Afler Imperidism, 1963, pág. 448, compartía
este punto de vista. Luego he cambiado de opinión.
6. Extensión del campo del capitalismo 139
Emigración de
Inmigración en
Argentina Australia
y Brasil y N. Zel. Otros
Años T otal EE. UU. Canadá
capital prestado por Inglaterra. Durante la mayor parte det siglo xix
Australia tuvo que dedicar una tercera parte de los beneficios obte
nidos de sus importaciones a saldar sus deudas (Butlin, 1964).
Y, sin embargo, estos países se desarrollaron. ¿Por qué?
Quizá se debiera a que los emigrantes ingleses fueran en sí
mejores colonizadores que los españoles, portugueses o italianos
que llegaron a Sudamérica. Los ingleses tenían algunas ventajas
considerables. En primer lugar, procedían de una Inglaterra capi
talista, y no de una España o de un Portugal feudales. Porque estos
colonizadores eran «familia» de los suministradores de capital, y
porque muchos colonizadores se llevaron consigo capital y habili
dades, establecieron el capitalismo L Clapham (130, vol. II, pá
gina 492) ha dado la cifra de 70-80 libras per capita para los
emigrantes ingleses. Ademas, el aflujo de dividendos e intereses pro
cedentes de las colonias europeas al Reino Unido no fue probable
mente tan grande en relación con las salidas como en el caso de
la India, América Latina o las colonias de plantaciones. Las rela
ciones de parentesco proporcionaban además otro factor. Los colo
nizadores ingleses tenían independencia política; y esta concesión
de la autonomía (dentro de los límites que imponían consideraciones
defensivas y la exigencia de reservas de esterlinas para la emisión
de moneda) permitía a los Dominios, como a Estados Unidos antes
que ellos, imponer aranceles aduaneros sobre las importaciones de
manufacturas inglesas y construir sus propias industrias transfor
madoras. De hecho, los lazos del capital británico limitaron durante
mucho tiempo lo que los Dominios podrían haber hecho por sí
solos. Sólo la competencia entre el capital de Estados Unidos y el
capital del Reino Unido, en Canadá y más tarde en Australia, con
dujo a la apertura de lo que hoy es la amplia gama industrial de
los Dominios. Durante más de cincuenta años, a partir de la última
década del siglo xix, Australia no tuvo prácticamente un creci
miento económico per capita; pero antes de ese período su crecimien
to récord es indudable (Butlin, 1964).
Todos los países que importaban capital inglés compartían ade
más otra cosa que quizá explique el incentivo a invertir, aparte de
^ Para una tabla de las crisis y auges entre 1822 y 1960, véase Barran
Brown (1970a, tabla 3, pág. 76).
Capítulo 7
PROTECCION Y PREFERENCIA
149
150 La teoría económica del imperialismo
1 Esta es la explicación que ofrece Johnson (1972, pág. 99) como res
puesta, según él, a las continuas objeciones de Knapp, el economista keynesiano.
7. Protección y preferencia 153
^ Esto es más cierto en el caso de los Estados Unidos que en ningún otro,
donde las vetas de carbón son más anchas. Las minas en Europa, y en espe
cial las minas de carbón, han sido tradicionalmente mas intensivas en mano
de obra, pero la mecanización moderna está modificando esta situación.
7. Protección y preferencia 159
Para una discusión mas completa de este tema, véase Barratt Brown
(1972fl, págs. 137-56).
La teoría económica del imperialismo
162
Gran Bretaña
Hasta 1770 Europa 75-80, Norte y Centroamérica 15-20 Capital importado
1800-1820 Europa 40, Norte y Centroamérica 40 Europa 30
1830-1850 Europa 40, Imperio 30 Europa 25, Estados Unidos 30
1860-1870 Europa 40, Imperio 33 Europa 20, Imperio 40
1900-1910 Europa 35, Imperio 35 Imperio 50 (Dominios 30), América Latina 2 '
1920-1930 Europa 38, Imperio 43 Imperio 60 (Dominios 35)
1950-1960 Europa 30, Imperio 45 Imperio 60 (Dominios 40)
1970 Europa 45, Imperio 25 Imperio 50 (Dominios 45), Europa 20
Estados Unidos
Hasta 1870 Europa 60-70, América Latina 25 Capital importado
1870-1880 Europa 80, América Latina 10 Capital importado
1900-1910 Europa 70, América Latina 15, Canadá 15 Capital importado
1920-1930 Europa 45, América Latina 15, Canadá 15 América Latina 42, Canadá 27, Europa 20
1950-1960 Europa 33, Canadá 20, América Latina 20 América Latina 35, Canadá 30, Europa 25
1970 Europa 35, Canadá 22, Asia 24 Europa 50, Canadá 30, América Latina 12
Francia
1890 RU 30, otros países de Europa Occ. 40 Europa 39, Rusia y Turquía 32
1910 RU 20, otros países de Europa Occ. 40 Europa 29, Rusia y Turquía, 32, Colonias 10
1920 RU 15, otros países de Europa Occ. 40, Colonias 70
Colonias 30
en
F
1890 RU 20, otros países de Europa Occ. 33 Capital importado
1910 RU 15, otros países de Europa Occ. 30, Africa(?)
no industriales 28
1920 RU 10, otros países de Europa Occ. 35. Capital importado
no industriales 31
1950-1960 Europa Occ. 45 (CEE 28), no industriales 29 No industriales 70
japón
1910 EE. UU. 30, Europa 20, Asia no inglesa 34 Capital imnortadc.
1920-1930 EE. UU. 40, Asia no inglesa 40, Imperio
Británico 20
1950 EE. UU. 15, Imperio Británico 45, Asia no
inglesa 35
1970 EE. UU. 30, Imperio Británico 30, Asia no Créditos de exportación a países subdesarroUados
inglesa 25
Rusia (URSS)
1913 RU 18, Alemania 30, otros países de Europa 27 üapital importado
1920 RU 28, Alemania 21, otros países de Europa 13
1930 RU 27, Alemania 10, otros países de Europa 19
1950 Europa Oriental 57, China18, otros países
de Asia 7
1960 Europa Oriental 56, China 6, otros países
de Asia 8
1970 Europa Oriental 53, China 5, otros países
de Asia 9
' Véase Deane y Colé (1964, tablas 73, 74 y 77), quienes utilizan las cifras
de Feinstein (1961) y que verdaderamente zanjan la discusión entre Coppock
y Phelps-Brown sobre la fecha de la época «climatérica» de la economía
británica, fallando en favor de la opinión del segundo, la década de 1890 y
no la de 1870. Véase Phelps-Brown y Handfield-Jones (1952) y Coppock
(1956).
8. Exportación de capital 177
L
180 La teoría económica del imperialismo
—
1826-1835 43 3,9 3,5 —
—
1836-1845 42 2,7 4,5 —
1846-1855 64 3,0 4,7 — —
—
1856-1865 241 7,0 5,0 —
“ 1869-1880
b 1880-1890
c 1890-1900
d 1900-1917
La tasa de rendimiento se calcula a base del interés y de los dividendos
como porcentaje del capital acumulado en el extranjero en el punto central
de cada período.
Fuentes: Imlah (1958, Tabla 4); Fels (1930, págs. 23-4).
•2
-2
|^t rS» 8 ■§ ir\ \o <Nr^ »A ON
T-H Í24. ^? ^ *4 ^
«5O
s sO^ 0 0 irT irC (N t-H (N
C\
■•so ~^f,» ?j!^ ■Sí
4
vo ^ O
00 t-
a «
S o -a ^ á?
S S § ! | CM CNOOOí^CSOOtNCOO^
■g -ÍS O 3 r^' ooo^o^o^oococoo^o
Í-§ -2 Í|
C<-•<4i »-i
•2 041^00^ ONso^
•S o rrCo" o o" 00oo"o' ’-H^
Sí
-«i
Qj
'i> rj^ 00^íN^o\ ^
« \rT s o ' r ^ irC T f irC c o >r\
s »
I í:
V ^
O *4
ir> o\ TT o^ «A fN »a
'^so<N">nsOTrrNr<NNO^ <N
H ON
ÜJ
moooi/^ooooo
Sí « S Tj-sDOO'^’—
'SDsOCNOOfN
00OO»“i<NfAiAr^00»-J O
o o »Si
»-H»—li-H t-H » —I t- i »—<»—Í<N
\o
o\
55
0< ,s
sor^r^ooooONONOO^ fe
C o OOOOOOOOOOOO O C ^ O O o n n
hJ
PQ ü^ Ó iAÓ>AÓ v\O IA O
C vor^r^ooooONosoo^
H
ooooooooooooooo^o^o^ fe
8. Exportación de capital 183
Período «a, Si
S .5 .2 ^ Si ^ 2> -2 I aa -8
y posición -2
en el ciclo .a s ^ -2 I I
<5 lu s "ai
^ Sí ^
<b
t-1 "as *= •
í;Cl CSl Sí K o
Cu Cl fe. g
1860 máximo 1.9 58 51 113 113 140 114
1862 mínimo 8,4 (59) (52) (113) 132 120
1866 máximo 3,3 66 58 114 113 152 141
1868 mínimo 7,9 (65) 54 (117) 145 126
1870 3,9 66 60 lio 103 139 120
1872 máximo 0,9 (73) (65) (116) 138 135
1874 1,7 80 70 115 114 135 129
1877 4,7 77 70 lio 103 130 lio
1879 mínimo 11,4 (72) (71) (102) 114 100
1880 5,5 72 69 105 96 120 103
1882 máximo 2,3 75 73 102 116 101
1885 9,3 73 81 91 83 102 90
1886 mínimo 10,2 72 81 89 95 86,5
1890 máximo 2,1 83 93 89 82 97 79
1893 mínimo 7,5 83 94 89 92 86,5
1895 mínimo 5,8 83 100 83 68 82,5 79
1899 máximo 2,0 89 104 86 85,5 83
1900 2,5 94 103 91 85 91,5 95
1904 mínimo 6,0 89 97 92 89 87
1905 5,0 -89 97 92 81 89,5 87
1906 máximo 3,6 91 98 93 93,5 92
1908 mínimo 7,8 94 101 93 94 93
1910 4,7 94 98 96 91 99,5 93
1913 máximo 2,1 99 97 102 100 100 100
1914 3,3 100 100 100 100
Puentes: Bowley (1937, pág. 30); Mitchell y Deane (1962, Tablas II.3, X I .15.
XV I.3 y X I I .l B y C).
188 La teoría económica del imperialismo
Exportación de capital
Expansión colonial
«o
55 O O O O lA
O «A O O TT
<4j ^íc O (N CN fA M*
I
“§ tí r**^
55
■s ^ vO\D nO^O\0
<3
^S s<?0 'a
«O vO 00 00
04
00
0\ rH \0
O 3:
fA
OI
V. -■-H tH 04 >A >A
''a ^ ‘o -Si.
r> 55
ja to Í0a4 3^
I cl 04 00 00 Os
1-H OI 04
o\
t-H
I Ohos
»A
irT
O M- OS T|-
04 «A r- so ^
00 O .-
Os Tf
00^ O^ rH
oj' •^'' C ^
^1 fQ r-O
I <5
O
os^ O^ 04
ía" o ' fO
& H
CA
fA
.
o Oh 1-H OI fA
^ »A
A <Js
C< SO^ sC^ sO^
scT\o níT • -&
«> *72
V3 ^ v£P Stí
r^ fA ' fcH IS
<5 T3 V
§ O
Oh
Csf
r3 2
3 t
<!
u os
§ ?3
§- S
. B ^
C W
s
g <^b PS ‘Í3
o
*p 55 «A TT o O^ »A ^ &■
O o fA S¿' o' «A
'ÍS *J
?o
5 Oh «A A
c o . o" ^
OI rr
04^ Tf O^ 1-H P r3 ' ^o
O O
<o Ci.
o' o" tT r^ fA
. O-
Qj tO sO »A 04 r^ rA 6b ^
00
OI TT A SO os ' .3
O O
•í¿ Q Oh w 04 fA fA
«O S oo"
2f lA^ SO^ r-f^ ü3 pH jy ^ 2.
os
S ^
r? 5 04 00 oí fA c ^ aiB
^ S
O h ^S
o
‘55
, W
o o so o TT
fA sor>- O T-H
00 00 00 os O n
192 La teoría económica del imperialismo
I
8. Exportación de capital 193
después de 1870
1874 Islas Fidji 1888 Islas de Christmas
•> 1 1876 Socotora Isla de Fanning
II
1878 Chipre Isla de Cook
Bahía de Walvis Brunei
1878-1903 Beluchistán 1890 Uganda
1881 Borneo septentrional Zanzíbar
1882 Egipto Niasaland
1883 Papua, Confederación de 1892 Islas Gilbert
los Estados Malayos 1898 Wei-hai-wei
1884 Somalia 1899 Islas Tonga
1885 Kenia 1900 Transvaal
1885-1890 Rhodesia Estado libre de Orange
1886 Nigeria 1901 Niue
Islas Kermadek 1914 Samoa
Se completa la ocupación Africa Sudoccidental
de Birmania 1917 Palestina
Ashanti 1918 Tanganika
1887 Zululandia Transjordania
Tonga (protectorado)
han pertenecido hasta época muy reciente a los intereses que más
se beneficiaban de esta concentración» (1960, pág. 488) ^
Sin embargo, el rentista y el país que concedía el préstamo eran
a menudo los que salían peor parados. Un historiador de las inver
siones extranjeras de Inglaterra observa que los Gobiernos de Amé
rica Latina «se encontraban a menudo con numerario en la mano
equivalente a un 60 por 100 de la deuda contraída... Los banqueros
ingleses, corredores, compañías y agentes navieros, exportadores y
manufactureros y burócratas incrustados en América Latina se be
neficiaron a costa de los inversores ingleses» (Rippy, 1959, pági
nas 22, 32).
La exportación de capital quizá lograra mantener la tasa de acu
mulación en los países prestamistas por diversos conductos, y no
sólo por medio de los dividendos de los rentistas, pero evidente
mente los capitalistas en los países desarrollados no pudieron evi
tar las contradicciones que predijera Marx, invirtiendo en los países
subdesarrollados. La contradicción consistía en una generación de
plusvalía que por esto mismo hacía difícil obtener más plusvalía.
Algunos capitalistas podían «absorber» los mercados de otros ca
pitalistas menos eficientes y se beneficiaron de aumentos reales de
la productividad donde éstos surgieron. Sin embargo, no ocurrió en
los países coloniales subdesarrollados, sino más bien en los países
autónomos en vías de desarrollo de Ultramar. De aquí que las in
versiones cambiaran de dirección en la década de 1880 en sentido
opuesto al que sugería el concepto de Lenin de los superbeneficios
procedentes de las colonias; pero los marxistas nos recordarán que
la fuente de los recursos que cambiaron de dirección era colonial.
Este cambio de dirección se puede considerar parte de una centra
lización continua de capital que es la esencia del modelo marxista
de acumulación de capital.
Areas E I C E 1 C E I c
32 23 36 34 22 47 36 24 46
Imperio Británico, total
4 3 2,5 3 4 13 5 4 13
Canadá
10 6 9,5 13 6,5 16 13 9,5 17
Dominios del Sur
10 8 21 12 6,5 15 12,5 7 10,5
índia^
8 6 3 6 5 3 5,5 3,5 5,5
Otros^
12 11 10,5 11 5 20 12 10 22
América Latina
13 15 27 14 22 22 9 18 19
Estados Unidos
39 41 25 36 42 8 36 40 6
Europa
4 10 1,5 5 9 3 7 8 7
Otros
Areas I E I (, E I O
Fuentes: Barratt Brown (1970a, tablas 5, 6, 17 y 19); Departamento de Comercio e Industria (1972).
200 La teoría económica del imperialismo
Desde el principio al fin, la división del Africa tropical fue provocada por
la persistente crisis en Egipto. Cuando los ingleses entraron en Egipto solos,
comenzó la lucha; y continuó mientras estuvieron en El Cairo hasta que
toda Africa fue repartida (1963, pág. 465).
o lA^ «A^
§ r^ oo A j r - lA ON>Ao rA
T-H O
o\ O
t—I
( Os
o UA «A
*X3 sO tH Tf
Oo . o
t-H «8 Í-.
-V
8 «
V Qj O 00 O Al
o^
0) Í5
o©
O S2
•»>»
Sí o < sa
<i> E-.
o <o
*S» <
*Si b
Si
C< O
o.
O *A
.s H Oo
o
i
<i)
o >A Os O \0
> 13
iu
c
í?
^ •<4 T(U
3 ¿L,
•S ^
A 8 S «í >.£
g 'O
•**» •*<» E
<a fe >-'n(Ü
o Q '-i ' ' (A a
03
O
§
'« J
£ gP s:>.
a
ca'
WJ a
t-i
1 j
T3
(A
W
O5
-O a
V 5 P V<rs
,0 A
'S
a c
'O
CA
O
U
c« •— ' c/3
(A o< •- K c/j ^ ,
-9
’D
3 ’H OS
PQ CA :9 v! a
2
4-1
►~H SW
I* )D 2 : '(Uc o
<
H
O
T3
*s
Ü3
«u
ftn
o
Q
c
Ó o W W t < 6
f2 Q ►-H o
8, Exportación de capital 203
líos países y quizá tuviera que ver relativamente poco con las presio
nes exteriores desde Gran Bretaña pues, como observó Rippy,
incluían las manipulaciones de muchas clases de europeos afecta
dos: agentes de exportación e importación, agentes navieros y de
otras compañías y funcionarios del Estado, todos ellos implicados
en movimientos de capital. La tabla sobre la inmigración (Tabla 8)
nos recordaba la corriente masiva de europeos que fluyó a las Amé-
ricas y a Oceanía durante la segunda mitad del siglo xix y primer
cuarto del siglo xx; y estas cifras no tenían en cuenta la coloniza
ción inglesa en Irlanda del Norte y la subsiguiente importación de
mano de obra católica del Sur, ni tampoco el reciente asentamiento
de dos millones de judíos europeos en Israel. Además, la tabla no
distingue el millón y medio de franceses en el Magreb que volvieron
a Francia cuando se independizó, los 100.000 europeos que vivían
en Egipto ya en 1882 (Owen, 1972), los holandeses en Africa del
Sur y las Indias Orientales, los ingleses en Africa del Sur y Rho-
desia o los belgas en el Congo. Sólo con mencionar algunos de estos
colonos se demuestra la importancia de las explicaciones periféricas
del imperialismo. Pero los «colaboradores prefabricados ideales» de
Robinson y «los pobres colonos blancos» de Emmanuel son anima
les muy diferentes, aunque ambos compartan las tensiones de unas
relaciones semidependientes, semiindependientes con la metrópoli;
y Emmanuel exagera desde luego la incapacidad de los colonos para
llegar a un acuerdo con las grandes compañías metropolitanas, una
vez obtenido cierto grado de independencia política (Emmanuel,
1972¿>, pág. 39).
Todo lo que se diga de las presiones periféricas puede ser cierto,
pero lo que no se puede negar es que la desviación del capital in
glés se corresponde con otros desplazamientos en la exportación
de bienes y en particular de bienes de capital, dejando de concen
trarse en Europa y Estados Unidos para concentrarse en el Imperio.
Las exportaciones de capital proporcionaron quizá oportunidades a
los agentes locales, a los colonos y a los colaboradores; pero decir
Opinamos ... que la superproducción ha sido uno de los rasgos más sobre
salientes del curso del comercio en los últimos años ... el rasgo prominente
de la situación actual, y el que en nuestra opinión la distingue de todos
los períodos anteriores de depresión, es la larga duración de este período dé
sobreproducción ... (1884, pág. vni).
' Véase Levy (1909), Plummer (1934), Evely y Little (1960), y el Depart
ment of Trade and Industry (1970).
210 La teoría económica del imperialismo
^ Véase, por ejemplo, Crosland (1962, pág. 89), y Barratt Brown (1963),
quien contesta a la severa crítica de Crosland sobre un estudio anterior de
Barratt Brown (1959, núms. 5, 6 y 7).
>^-ri000ir\0000
O ^'^<^Oi-H(Nr»-CT\CSl
V\
o
>
*>
<5j Oc3 (NíNfNrHrHOOO CN
ir\
3
*3
O - r l O o O O O O O O O G
r~( ^ r v i r ^ o ( N o o \ r H r - > 'O
\0 G CA ^ y~^ r-i (N sO 00
cQ (N
0 - T'(Nv^t—
3 0 o O<r>-\OirNf^^
OOOOO a
sD
r^. C ,—I ,—( 00 in G ti
(N ti ^
*'3 «
21 sCCÍ
c« o
u
ti to
G «
'O.
c\j 6 oj
<Nfe' rC pK' oo"^(N íK 1-H(N
00 iT\
Já 3
g 1u o
ÍJ oí
G,
S-S
•§
•í»
«o
o rs 00
o
t£ lA^lA lA^lA lA a
ONO^ <Nfe o" fe rA fA
G %
c§
G X
V ü
C
-O
’c
D
<u o
o o
G o ^ M
’ü 'S G ^
'O
ON
CG ’c
D ’u o
"O
O S 2
fe
"G o Q
-§ U
'g 3
C3’X fe fe C3
r-i '-d
«sS tn
.§bn G
i __ c -d O fe
.3 '2 c« 'O
G g S ^ c 5CU
S
'flj 2 2 O« S
CD< H-i fe !U U 2
b fe
9. La gran empresa 213
O
§ <b S v-í ’-i <N fA <N
E S -Q c -o
-S o
lU C5J
r^ fA 52
^ 3
ON (A rA
rH (N fA O
«o
o
- § .5tí 2c
^
CQ
vO
(N
UA lA
O rr \0
i3
ü o
T2
ít§ r-4 A l CA ex w
<U
O ^ « .y
y ^
^ .^3 O^ ■ o aS
R ^ 'a ir \ A4 0 0 r ^ fA \ 0 nO f A
«ü ^ SR ^
«3 ■ f s rH A l fA Al ^ ^
a
cS ^ 5 X)
o o
a “
o '-' .3
’TD aj
S "Q O OOAl
pr^rArH p
Al S NSA lrS H 5r H 2r H
U c ’^ ^
5b D
^ r«S^ ’O
<r-<ss
O ’O 6
G ^ 3
*s=g
55 \0
UN
fAfAi-H
O f A Í ^
A
p
l XfCvl r-i peí *Hvb
_,
(UJ cí
5¿^ 2<l>U3
í ^
1 155 sO f A l A NO § « 3
i ^ rH rA f A ’— <
ÍX.
•s Ma PS
5j cí o
r j ^ r H ON UN f A ON o rH
^ f A A l r H r H rH
rH fA fA -3
crt .tí
« tí r^
O P -2
00 QN l A fA fA nO rH -o o „
S c M f A Al A l r H r H A l A l
rH
CQ
G Dá 9^
O ^ n u
u "O 1j
55
■O tí U1
'Q 2
Eoo ^ C¡
'O ;g
Si \'"o
55 ON ^ §
>—H P Cfl
W
pq C3 ’-rt
^ i-J ^3 Nj
^ h4 )-a
>S
« U
a ' o 't ,
a 8 « 2
^ 53 a .y
o s 'S
■ ° a g g .a s
O
Eh (2wü <o a S. a s
La teoría económica del imperialismo
Las grandes sociedades ... una vez lanzadas, no dependen para su finan-
dación del ahorro individual. Cada una consiste en un fondo autoperpetuador
controlado por un cuadro autoperpetuador de directores y técnicos. ... Los
gerentes se esfuerzan continuamente en aumentar los beneficios por medio
de inversiones que reducen costes a fin de mejorar su poder de venta. Esto
permite que los salarios reales aumenten sin reducir la tasa de benefiaos.
La mayor parte de estas inversiones está financiada por los beneficios. ... Este
sistema asegura a la dirección un elevado grado de independencia con res
pecto a banqueros y Gobiernos. ... El gasto estatal ha proporcionado un ele
mento equilibrador en la demanda para mantener una cuasi-estabilidad y un
crecimiento continuo en el mercado de bienes. La línea de gastos más fácil
que puede adoptar el Estado es para la llamada «defensa» (Robinson, 1970«,
páginas 83-4).
Oceanía 19 30 4 6 1 2,5 — —
Fuentes: NU (1969a); O CD l' (1970b); Rowthorn (1971ít, 1971b); Department of Trade and Industry (1972); Dunning
(1971, págs. 20-21); Board of Trade (1970).
228 La teoría económica del imperialismo
helped to make México ... safe for American’s oil interests» (véase
Huberman, 1940, págs. 259-60), pero entonces cada uno tenía
que luchar para obtener ayuda de su propio Estado.
La tesis keynesiana considera evidentemente una serie de grandes
Estados-nación desarrollados que persiguen políticas mercantilistas
en interés del poder económico y político nacional, y cuyas compa
ñías gigantescas se adaptan a estas políticas lo mejor que pueden
por el contrario, la teoría marxista que presentamos aquí ve una
serie de gigantescas firmas transnacionales que mantienen la tasa
vigente de acumulación de capital en fuerte competencia entre sí
y que manipulan hasta donde pueden las políticas estatales (véase
Murray, 1972). Para los marxistas, el Estado tiene también una mi
sión conformadora al conciliar intereses sectoriales e incluso de
clase. Las grandes firmas compiten por los pedidos estatales y los
Gobiernos democráticos tienen que obtener el apoyo de la mayoría
[para sus políticas. La compañía gigante es heredera y beneficiaria
[de toda una serie de actividades estatales que, como ya hemos visto,
apoyan el desarrollo capitalista aun en períodos de libre cambio y
1laissez-faire ostensibles.
Una de las misiones decisivas del Estado en los países desarro
llados hoy día es la de proporcionar ayuda económica a los países
subdesarrollados, incluidos créditos ligados para las exportaciones.
Esta ayuda se concentra en aquellas áreas donde se han efectuado
inversiones privadas y donde en otro caso podría peligrar la devo
lución de anteriores préstamos (Barratt Brown, 1972tí, pág. 142).
' Naturalmente, es una coincidencia que la ayuda pública y los in
gresos de inversiones directas se equilibren casi exactamente en las
columnas que aparecen para Estados Unidos y el Reino Unido en
la Tabla 23, pero no es una coincidencia sorprendente. Las cifras
I para la ayuda y devolución de deudas francesas a la zona del franco
! y de la zona del franco se corresponden del mismo modo (Barratt
Brown, 1973).
Sin embargo, estas operaciones no son sino parte de la «siner-
¡ gía multinacional» total, como se la llama ahora, de la que disponen
ID <b G
o rA fA
^ Vo co o o o o
(7\ c^ ON\0 tH
CA <Ao vOO
lA
n3
G
)—I
c¿: -T3
t< c< G
^ 'o
•h Cn
^ T-(
^Cb ^e to
O
§ s
O^.»n • «so
•»* ^o « 3
'O
<3j ■~ <3a, o o o o o
O ir\ O O *A
;:í ^ i I M CN\D 00 >ACM
-S ^o 1 S
R2h"S
§
§ ^
o
«ij «o
o
«34
**« o o o o O OOOO
o o o o o
O
O
•. *'*» o o o o
o ^ o CTs ON (N o >A lA Ai 00 O
•
•^á
<«A 2
>J CM lA
tq fiíi
o
52 ^
•J
Qj o
^ <5J
O O -8
Tg
S O
ÍID rt o
K s=¡ U
o
O 5s. Xl "O
G >>
S ^ .' ^
?s
cí;
l^ . Gs lG u
rr\ o
V,
CM ►O Q
G.
J' S
— « -o
(D & 5 .y4m«:/)
CQ t« t-*
ií ^O ís
OJj C
o« 'y
G .2«
O O G H -gcc
< iz: w <! ■<o a
H H H ti.
9. La gran empresa 233
por tanto, los niveles de estos salarios y los cambios relativos que
se operan en ellos. Las diferencias de productividad se consideran el
resultado, y no la causa, de las diferencias de salarios (pág. 164) \
pero estas diferencias se perpetúan por la inmovilidad de la mano
de obra entre los países (págs. 258-9). Insisten en que la gran
desigualdad de las relaciones reales de intercambio, cada vez mayor,
está entre los países ricos y pobres en conjunto, y sólo entre los
productos de exportación en tanto en cuanto éstos sean específicos
de los países ricos o pobres (págs. 176-7). Emmanuel resume
el objeto de su estudio como «prueba de que bajo las relaciones
capitalistas de producción cada uno gana tanto como gasta y los
precios dependen de los salarios» (pag. 172), y que «el supuesto
fundamental del intercambio desigual es que las tasas de beneficio
a escala mundial tienden a igualarse» (pág. 381).
La teoría del intercambio desigual es totalmente contraria a la
tesis neoclásica de los costes comparativos y al argumento de Marx
de que la tasa de acumulación de capital y el tiempo de trabajo
socialmente necesario que implica la producción es lo que deter
minan los precios. Sin embargo, tiene mucho en común con la
tesis keynesiana; y, en efecto, al defenderse contra Bettelheim,
Emmanuel recurre a argumentos que son abiertamente de tipo key-
nesiano.
Producción neta
Salarios a la hora per capita anual
País En % de los En % de la
En S de EE. UU. En S de EE. UU.
excedente
y tasa de excedente =
capital variable
es muy corta (véase Tabla 2), y éste es, de hecho, uno de los pro
blemas con los que se enfrentan los países subdesarrollados.
Esto resulta desastroso para la argumentación de Emmanuel,
porque él admite que cuando «existen diferencias en los salarios
entre países que exportan regularmente los mismos artículos, estas
diferencias corresponden, en condiciones de libertad total de co
mercio y competencia, así como de igualdad de tasas de beneficio,
a una diferencia proporcional en productividad» (1972;?, pág. 136).
Emmanuel podría argumentar además que la lista fue en otro tiem
po mucho más larga, pero su argumento central es que ciertos
países forzaron la subida de sus salarios, fueran cuales fuesen las
mercancías que produjeran en primer lugar; otros países, no. Desde
su punto de vista no fue el producto, ni siquiera la concentración
en la producción primaria, lo que trajo salarios bajos, sino que
fueron los bajos salarios los que hicieron disminuir el precio del
producto. El precio de la madera es elevado porque la madera pro
cede de países ricos — Suecia, Finlandia y Canadá— , a pesar de
los muchos sustitutivos que tiene y a pesar de la decreciente de
manda por este producto. El precio del petróleo es bajo, a pesar
de que no existen sustitutivos y de que su demanda crece, porque
el pretróleo procede de países pobres del Oriente Medio y de Amé
rica Latina. Su referencia a los precios relativos es de hecho a mo
vimientos relativos de los precios. «E l precio del petróleo bajó de
un índice de 100 en 1913 a un índice de 43 en 1952 y de 27 en
1962, mientras que el precio de la madera aumentó de un índice
100 en 1913 a 559 en 1952» (págs. 172-3). Además, escogió dos
productos que concuerdan con su argumento, o que concordaban
hasta 1973. Pero otros productos no, como se ve en la Tabla 25.
El argumento central de Emmanuel se basa en los salarios res
pectivamente bajos y altos que se establecieron por primera vez
en los países desarrollados y subdesarrollados. La explicación que
propone para el desarrollo de Norteamérica y Oceanía es que fue
ron colonizados por pueblos que ya tenían salarios altos, mientras
que América Latina, no. El «elemento moral» del salario, por el
que luchan los sindicatos, se convierte para él en el factor deter
minante del desarrollo: «lo que la sociedad considera en un lugar
dado y en un momento dado el standard del salario. Depende de
un determinado nivel de éxito, que es a su vez resultado de pasadas
luchas y evoluciones» (1972;?, pág. 119). Algunas paginas después,
prosigue:
248
La teoría económica del imperialismo
Fuente para
Producto la medida 1929 1937 1933 1970
Países ricos
Países pobres
Arroz A 143 85 458 328
B 141 118 474 340
Té B 150 134 275 286
Café B 137 74 422 304
Cacao B 68 51 210 268
Grasas comestibles B 95 69 177 165
Azúcar A 100 102 230 250
B 84 62 157 175
Algodón B 149 96 276 198
Caucho A 28 28 33 28
B 85 87 84 73
Crudos de petróleo 157 119 250 265
Petróleo refinado 157 118 248 264
' i — üoi-iiuauones ae ja rA U .
’’ B = Censos comerciales.
Sólo RU (1880=100)
Para RU sólo, 1796-1880, manufacturas = exportaciones del RU; productos primarios = importaciones del RU.
Para el mundo, 1876/80-1967/8, productos primarios = todas las no-manufacturas.
Las fechas indican los momentos de variación más importantes; balanza del mercado = trueque bruto x relaciones
reales de intercambio netas en trueque; 1973 (est.) excluye el petróleo.
Fuentes: Imlah (1958, Tabla 8); Yates (1959, Tabla 11); NU (1969a, Tabla 13; 1973).
254 La teoría económica del imperialismo
Por desgracia, las fuentes de esta Tabla no nos permiten ver los
resultados para los distintos países de las ganancias de los ma
nufactureros a principios de los años 1930 o sus pérdidas a finales
de los años 1930 y 1940, aunque el descenso de la balanza de mer
cado de los países desarrollados en 1937 es muy sugerente. El
punto importante es que los países subdesarrollados ganaron en vo
lúmenes y en valores unitarios desde 1900 hasta 1928.
Se pueden analizar de otro modo los movimientos de las re
laciones reales de intercambio entre las manufacturas de los países
desarrollados y los productos primarios de los países subdesarro
llados (véase Tabla 28). Después podemos comparar este análisis
tanto con los movimientos de las relaciones reales de intercambio
de los países desarrollados y subdesarrollados como con los de las
manufacturas y productos primarios. Esta Tabla indica que las pér
didas de los países desarrollados hasta 1913, y de modo similar
sus ganancias a partir de la década de 1950, fueron causadas por
otras razones distintas del descenso relativo de los precios de los
bienes manufacturados en el primer período, y de su subida en el
segundo período. Sin embargo, las relaciones reales de intercam
bio entre productos primarios y manufacturados fueron el origen
de la mayoría de los cambios en las relaciones reales de intercambio
de los países desarrollados y subdesarrollados en el período entre
las dos guerras mundiales.
Para Emmanuel tiene muy poco peso el argumento de que las
ganancias de los países subdesarrollados entre 1800 y 1913 (y luego
hasta los años veinte) se debieron a que exportaron aquellos pro
ductos primarios que evidentemente tenían mejor precio que los
productos primarios que exportaban los países desarrollados en
aquel período. Pues esto significa que los productores primarios
más avanzados, cuyos salarios se suponía eran más altos, estaban
en peor situación que los productores primarios menos avanzados,
cuyos salarios se suponían más bajos. Esto contradice la tesis de
Emmanuel de que la explicación de las relaciones reales de inter
cambio hay que buscarla en los niveles relativos de salarios, y no
en la demanda de mercado o en los niveles relativos de produc
tividad.
Naturalmente, los resultados de los movimientos de las rela
ciones reales de intercambio a partir de la década de 1950 fueron,
sin duda alguna, desastrosos para los países subdesarrollados, aunque
a partir de 1959 mejoraron algo.
O ^Í2 r■ s^oooocNr^oooo"^
oO'^<NOX^r^^
5 <iJ ~§
J
O. ^ oo "S kSi
a, ^ 1^ O N ( M O O O f < N O O < r \0
íi. 8
\0»r\O < ^O '^ '*=í'irN 'O
^ ( 1-H t-H r-H T -l ( N
f ^ t ^ o o o v o o r ^ ' ^ ' A
0 \ Ut O O < ^ 0 \ O ’-H00 3
•T3 sS
'OtítoíNOO^O'^'^^
A ooo'^r^oooo
^ ^ ^ CNfN <N^
« ¡u «
í; -a
^ k O O t—l O * J ^ O N l / ^ O r r \ T t -
m s
D
Z
§ 5 o iAOf^oo'^r-p^^
r r ir \0 0 '« -íu ^ r ^ r ^ o
:s l í—I — l ^ - H t * H i - H í —I r H i - H f N l
,s
l2 r^TTOOOf^fA>n^
v£)lAOfAO'0'^ir\00
8
'^TpO'^OOOU'NOlO O
VN
\
ONooo<^^*^*^r^oo ON
Q
O ^
Oi o ^
00 ’-H
00 ^
‘S
sr^GN’—
ó s ó f 'íNf^'A^ovor^
^oor^f^^í^^
ooooonono^ o^ o^ ^ ^ s.
tL
258 La teoría económica del imperialismo
* Véase también Westlake (1973), quien saca la conclusión de que «los paí
ses desarrollados se han llevado con mucho la mejor parte del negocio».
® Le estoy profundamente agradecido a Jan Otto Andersson, de la Academia
de Abo, Finlandia, por algunos comentarios muy estimulantes sobre el modelo
de lida, que fueron sometidos al simposio sobre el Imperialismo, celebrado
en Elsinore en mayo de 1971. Sin embargo, no acepto sus conclusiones, que
tienden a apovar la postura de Emmanuel.
260 La teoría económica del imperialismo
cero (véase Meade, 1964, pág. 1); pero — y aquí nosotros vamos
más allá del modelo de lida— si los asalariados del sector avan
zado intentan elevar sus salarios sin incurrir en desempleo, pueden
hacerlo, pero sólo si impiden que el capital fluya hacia el sector
atrasado. E sto lo pueden conseguir en países desarrollados por me
dio de medidas de protección — aranceles y subsidios— y del con
trol sobre las exportaciones de capital frente a los países atrasados.
Es más, pueden impedir que la mano de obra fluya del sector atra
sado al sector avanzado. Esta estructura dual se perpetúa y refuerza
por sí sola, ya que la riqueza atrae inversiones y la pobreza las
repele según el modelo de causación acumulativa de Myrdal (Myr-
dal, 1954). Los propietarios de capital en las industrias intensivas
en capital de los países avanzados podían importar mano de obra
de los países atrasados y rechazar el proteccionismo de los trabaja
dores y patronos en las industrias intensivas en mano de obra en
los países avanzados; pero no lo hacen por la fuerza política de
estos grupos de intereses (véase Travis, 1964). Así pues, hay un
dualismo dentro de la economía de los países avanzados y entre
éstos y los países sudesarrollados.
Esto trae consecuencias para las implicaciones políticas del con
cepto de intercambio desigual de Emmanuel, que Bettelheim rechaza
de plano, a saber; «esta formulación hace que los proletarios de
los países ricos 'parezcan’ los 'explotadores’ de los países pobres»
(véase Emmanuel, 1912a, pág. 301). Bettelheim considera el inter
cambio desigual como «una transferencia de plusvalía de los capi
talistas (u otros explotadores) de los países pobres a los capitalis
tas de los países ricos», y, añadimos, de las industrias atrasadas a las
industrias avanzadas. «N o es posible», afirma, «dar un sentido
estricto a la noción de explotación de un país por otro país.» Y,
sin embargo, no hay duda de que el respaldo que proporcionan
los sindicatos a las políticas proteccionistas, por miopes que éstas
sean, lo mismo que el soporte de los sindicatos a los salarios di
ferenciales dentro de un país, tiene el efecto de establecer una
ventaja para aquellos cuya posición está protegida por las imperfeccio
nes de la competencia. Así es como Marx vio claramente a propó
sito de las diferencias en fertilidad de la tierra, una especie de renta
diferencial que crea lo que él llama «falso valor social», y en el
ejemplo que discute, «si se aboliera, la sociedad no compraría
este producto de la tierra por dos veces y media el trabajo que
contiene» (1909, cap. 39).
10. La relación real de intercambio y la Economía dual 261
...ni Chile ni ningún otro país del mundo que haya estado firmemente in
corporado al sistema capitalista mundial, ha logrado desde el siglo xix
escapar de este status para lograr un desarrollo económico apoyándose en el
capitalismo nacional. Los nuevos países que se han desarrollado desde en
tonces, habían logrado ya, como Estados Unidos, Canadá y Australia, una
independencia económica interna y externa considerable, o, como Alemania
y, de modo muy significativo, Japón, nunca habían sido satélites, o como la
Unión Soviética escaparon del sistema capitalista mundial por medio de una
revolución. Hay que observar que estos países, más o menos desarrollados en
la actualidad, no eran más ricos al comienzo de su desarrollo de lo que era
Chile cuando intentó lo mismo. Pero ... no estaban ya subdesarrollados (1969a,
página 56).
^ Este punto está expuesto aún con más fuerza por Arrighi, en un ensayo
que aportó a un seminario en Elsinore, Dinamarca, en mayo de 1971, sobre
Imperialismo'. Su lugar actual dentro de las ciencias sociales, titulado «L a rela
ción entre la estructura colonial y la de clases; Una crítica de la teoría de
A. G. Frank sobre el desarrollo del subdesarrollo».
La teoría económica del imperialismo
* Este tema del papel del comprador en las relaciones imperialistas aparece
continuamente en mi libro After Imperialism; quizá permítaseme pre^m ir de
que este tema fue el núcleo de unas conferencias que di a principios del dece
nio de 1950 antes de que se publicara Polittcal Economy of Growth (1957), de
Baran, de cuyo plagio me han acusado con poca elegancia algunos marxistas
americanos.
O'ltS
La teoría económica del imperialismo
00
55 Si 00
os
00
0
r^
1
1
’O
**»
tsO
r'S I ^ íA
00 1 00 00
O
o'
ti3 o os ^ 1—( '«r
n
CN t-H
o <N1^
sO (N sO TT
ir\
T-H C N 0 <A
T j- > A > r \ s o
00 0 (N ,
2 £ ¡Q T-H T t í f N ^ T-H 2 1
0 ^ itn lA rA 0 0 fA cA 1
a T—1 7—
<
T J- IT \
T-H
<A
T—H
rA CN O S r A
«pi_4 r-H
3 - A
“N
2 1
Si
so
r«- o s
tT- s D
0 r - so
so
0
T f
A
so
A- A
A sO
D ? : 1
O
3
sO sO
- <N
TT
ÍT \
irs
tA
A
\0
o s 0 00 A
<N A
'3 * § 1
A
0 rr\ 0 0 0
0 f<N S O
fA
CN
OS A A
A
Os
N3O'O
3
0 0
0 0 0 0
sO f< S OS r r lA A T-H A j :í JH tn
0 0 0
^ 1-H
1 ^
T-H t-H t-H t-H 1 t-H t-H
^ t-H Ci. o..>
já «sj y«1
o -TD n 3
CVh
00 00 00 1
sO
00
A
Os
A
OS 00 1 CN
00
SO T f
.y 3
00 00
•T3 H3
.S G
o s 0 00 0 A A t-H
00 1 OS 00 1 r--
00 A
A- A-
s ^
aS ck
ce
o ce a
3 *•
0T<H ,
O
o s
so
G 'g^
o s
Si ^3 o
Sd ' o
iP h -S
o
•
hJ .
C<
« ce V(U ‘ HI
.2 'tí ce 6 — «e
n3 5 cj Q4 tí 3
C
3 Otí
§ -t!
a "§ O V
-O
n
tí es
<j o p JZ aW l " OT3
11. Neocolonialismo 273
Agricultura Alimentación
legion es (excl. China) 1952 1970 1952 1970
mundial 91 107 90 108
desarrolladas
Países agrupados
según su índice Producción de Empleo en Producción
de producción de manufacturas la industria agrícola Población
manufacturas 1948 1970 1970 1970 1970
100-149
Senegal — 116 — — 119
Chile 47 121 99 — 118
Reino Unido 60 127 100 l io 104
Túnez — 120“ — 100 122
Egipto 16 124» — — 119
Guatemala 57 132 l io — 122
Luxemburgo 67 132 108 — 105
India 41 135 121 114 115
Estados Unidos 55 139 114 107 108
Australia — 140 119 130 115
Suiza — 142 95 126 108
Noruega 45 143 l io 115 105
Filipinas — 144 l io 125 127
Bélgica 52 144 97 120 104
Canadá 49 149 116 112 113
Venezuela — 149 116 135 128
150-199
Italia 25 151 107 121 105
Suecia 52 151 99 122 105
Eire 48 152 116 122 103
Grecia 26 152 117 117 104
Hungría 22 152 120 — 101
Francia 41 154 100 125 106
Nueva Zelanda 40 154 126 128 111
Austria 26 154 104 l io 103
Ghana — 156 — — 120
Alemania Occidental 17 15? 107 119 107
Dinamarca 48 157 108 l io 105
Checoslovaquia 30 158 — — 104
Sudáfrica — 159 152 120 117
Finlandia 40 161 116 111 103
Alemania Oriental 18 162 — — 100
Rhodesia del Sur — 163 — — 125
Holanda 37 166 100 130 108
Argentina — 172 — 100 111
278
La teoría económica del imperialismo
íj
11. Neocolonialismo 279
® Después que esto se escribiera, Warren (1937) ha sugerido que este des
arrollo no es, a su juicio, tan dependiente, pero no puede demostrar que estos
países .sean, por ahora, centros independientes de acumulación de capital;
la prueba decisiva.
’ Desde luego, di esto por supuesto y lo incorporé a la discusión en favor
de un marco para el desarrollo económico internacional de un neutralismo
positivo en la sección de conclusiones de mi libro After Imperidism (1970a).
Mis cálculos de la fuerza de los regímenes populistas en países subdesarrollados
resultaron ser erróneos y reconocí en el Prefacio que los movimientos en
favor de cambios sociales en países subdesarrollados tendrán que surgir de
abajo, no de arriba a través de las élites de los sucesivos Gobiernos, pero que
puede haber desarrollo económico con el apoyo del Estado.
La teoría económica del imperialismo
... por lo que se puede prever, los Gobiernos deben insistir en disponer
de un grado muy elevado de soberanía en sus asuntos económicos a fin de
crear un marco económico nacional para las actividades de sus pueblos por
una parte, y por otra para asegurar que sus necesidades económicas están
representadas como pretensiones identificables para su consideración interna
cional (1971, págs. 238-9).
L
11. N eocolon ialism o 285
países industríales 71 67 60 59 55 63 68
a industriales 45 43 38 35 33 42 52
a no industriales 26 24 22 24 22 21 16
países no industriales 29 33 40 41 45 37 32
a industriales 25 28 26 29 24 20 18
a no industriales 4 5 14 12 21 17 14
10
290 La teoría económica del imperialismo
* Quizá deba hacerse observar que en su recensión, crítica pero muy co-
I rtecta, de la obra de Bettelheim (1972), Nove parece empeñarse en no com-
I prender el tipo de cálculos a que se refiere Bettelheim, y parece deseoso
I únicamente de explorar una comparación con los escritos de Trotsky y Yurovsky
en la década de 1920. Después, la aparición de los computadores ha hecho
posible la evolución de precios sombra a partir de modelos de programación
lineal. Para presentar estos trabajos se necesita precisamente un marco con-
j ceptual como el que Bettelheim ha empezado a construir. Véase también, para
una exploración más profunda del problema, Bodington (1973).
La teoría económica del imperialismc^
... confiar cada vez más en el mercado, no como retirada temporal [como
la NEP de Lenin], sino como un paso ostensible hacia una economía «socialis
ta más eficaz ... en vez de debilitar la burocracia, politizar las masas y con
ceder a los propios obreros cada vez más iniciativa y responsabilidad ... [sería]
volver al dominio de clases y en último término a la restauración del capitalis
mo (Sweezy, 1970, pág. 21).
J
1 ?. ¿«Imperialismo» económico soviético? 301
los soviéticos tendían a cobrar a los países del bloque más caras las exporta
ciones y a pagarles menos las importaciones, en los casos en que tanto el
bloque como Europa Occidental compraban o vendían categorías de mercancías
similares a la URSS. Esta tendencia era mucho más marcada en relación con
las exportaciones que con las importaciones (véase Holzman, 1965, pág. 44).
Muchos países [del bloque soviético] están lejos de explotar las posibili
dades que para el desarrollo de su producción socialista ofrece la división inter
nacional del trabajo. ... En el mercado mundial socialista no hay un espíritu
12. ¿«Imperialismo» económico soviético? 305
o
^ ^ «5 r*.^ O^ A^
o 1-T sO^ Tf A 1 —I o Tf
£J
o Sí .
8 '
fSJ t-H <\| (N A A A
s
o o\ r>-^00^o^ oq_ '“I,
o^ cT cT A o" T-H (N I-T y-^
-c
U
<
5J o
r^
os
t3 § sO
Os
00^A Tf A^ 1-H^
«b
8 ^ El a T a" 00*' r-T o" o"
^5- A r^ sO sO sO sO A fN
O 0 ^
S ^
1C G“*
Q
•S o 9
ía
•V » \D^ vo T-H
^A^ OS sO^
O
!<, ONo" lA a" a T a T oo" oo" Al a
o Já
W)*T3
Üj c
^ o
H
^^ Soi 00^O^ 00^sO^ v \ 00^ o"
Si ES A Tj- ^ aT a T A A A t-T AÍ r>.
Al A A T—I Al 9 S os
Al Z a
3'Ü ^G H
a O O
oT3
•
u g -
Al
os
*t3 o I» -
-2
TJ c
G o2 ”
'a r 2
a *r3 O
bo C A JD .a
(L> « +j
ü tí '•
8 'O S :aá «^ aX ■
P ±!
2 S o
Vi Vi ^
^ ^ íi « « -S U hJ ,
ü -S c
"S
fH &
^ &
A o 00 cí o tn> c 2
a
§ U U PQ 55 ^3 jqi! BS B
J3
-o
8
!S D PQ U <¡ S P-i U tÍ4
12. ¿«Imperialismo» económico soviético? 307
3 S:
5o ;s
1-H C\ lH
s5b CN
1
1
1
1
1
1 00
T3
O
H
VO 00 00 rj- ON 1 lA ON nO o rA NO
CN rr\ TT fA 1 A- CNJ Al NO
O On
o lA^
o 53\ NO 00 A4 rA tH
.5o í-H nO CN r~i 1 A4 hH
s;
vo O O ND j 1-H ON 00 1—4 O
o <=^ *S <^1 5N NO ^ 1 lA rA rH
5^ bo
55
5b S lA ^ 'S
:c rH ir\ ON 1 NO rA oC ON
C3N <N AJ 1 t-H lA r r rH
O ^ON S
p
V^
vo 5N O 00 rA 1 lA NO NO
(b 53N’
»-H
rsj r - 'P 1 CA NO rH rA tH
lA^ «A^ p p
O u
C5S nC ON ir\ ^
rr\ lA rj- 11
ON fA c T A-
rA NO rH rA rH
QT!
'.S
^ 55 p<^ IT\ (N lA 1 r>- ON rA r -
5b
^ 1 5N r^ lA 1 1—< 00 iN t T rH
r<N O r ^ o «A lA rA lA r^
OS NO lA 11 00 <N TJ- hH
5b
g
O
5o vo 1 1 1 1 1 1 rA r - rA 1—( CNf
v\
>'««4 <3\ 1 1 CN CN|
i c\
r ^ NO r>- r ^ o O
CM cA 1—1
r - rA CNJ O 1—(
<N AI S o<
o. (U
4o
h
yX
3 (U
O p w .
■C^^o (A
5«
SS 57\ H3
>o
Vi S
55 <U -P
Y
T|-
o
c
y
B 2
;3« 6
«
CQ ■3 « S
« o
O*
55J ¡2
(j w
p
.2 «
2
S Si
«
O. 3 2 ^ 3 55 ^ 2 Oí
&
rb? fQ
„ R Oh
H '^ 'S
<!
hJ
2 tfl u rr
yp .2
■ft s I
^ w o
(J
¡U cC
V) O
w1 5«
a
PQ ii .S3 5 P P '3
^ w -
<
5S
"o « g -a ISi -a« g -o O
G
« JD (w
•-< L>_TS3á
o u
H w fe
12. ¿«Imperialismo» económico soviético? 309
Por donantes
URSS 400 350 500 370
Europa del Este 150 160 345 350
China 50 130 15 40
Indonesia 100 20 — —
Donantes
URSS — 150 130 —
Receptores
Egipto — 40 60 —
India — 90 60 —
Indonesia — 13 — —
Irán — — 15 —
Paquistán — 10 —-
Otros — 67 35 —
313
ffi
■ E s evidente que los políticos que triunfan siguen el ciclo económico; esto
tiene que ser así porque el ciclo sigue siendo un fenómeno mundial y la fecha
de las elecciones no tienen una fecha fija y coincidente en todos los países
13. Praxis y prescripción 319
11
322 La teoría económica del imperialismo
® Knapp (1969, págs. 78-9). Esta es la primera vez que se publica este
artículo en inglés, y por ello se cita completo. Le agradezco al señor Knapp
el permiso para publicarlo.
13. Praxis y prescripción 323
^yi