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Pontificia Universidad Católica de Chile

Facultad de Educación
Curso: Fundamentos del conocimiento pedagógico Para la enseñanza en contextos educativos en
desventaja

Ser revolucionario en la Pontificia Universidad Católica de Chile: Una desventaja


histórica.

Graciela Paola Varas Varas

Dedicado a la Comandante Jimena,


ex estudiante de Pedagogía General Básica UC.
Introducción

La Pontificia Universidad Católica nace en respuesta de los sectores conservadores en


1888 para contrarrestar el empuje de la educación fiscal y con la finalidad de formar una
clase dirigente en base a los valores católico-conservadores (BIBLIOTECA NACIONAL DE
CHILE).

No fue sino hasta 1967, en un periodo de alta algidez política, cuando los estudiantes de la
PUC se cuestionaron el rol público de la universidad, enmarcados en el gobierno de
Eduardo Frei Montalva y su lema de “Revolución en libertad”, en donde los estudiantes
plantearon otra manera de concebir a la UC, queriendo una casa de estudios cercana al
pueblo y en donde el estudiantado y los académicos tuvieran voz y voto a la hora de elegir
al rector (el cual era en ese entonces elegido por el Vaticano), culminando este periodo con
dos acontecimientos históricos: la primera toma de la Casa Central de la UC, y la elección
democrática del académico y arquitecto militante de la Democracia Cristiana, Fernando
Castillo Velasco como rector, quien hasta ahora, es el único rector de la universidad elegido
democráticamente.

Fernando Castillo Velasco veló por el diálogo entre rectoría, académicos y estudiantes, a
muchos egresados partícipes de las movilizaciones estudiantiles de 1967 los puso en
cargos importantes de la Universidad y fortaleció el rol público de la UC, inspirando a que
sus alumnos de arquitectura se vincularan con proyectos de viviendas sociales, como la
construcción de la Villa La Reina cuyos planos fueron realizados por alumnos de la UC en
conjunto con el entonces rector, y cuya construcción fue producto de la organización
popular (Castillo, 2004).

Todo este proceso de apertura de la Universidad hacia el pueblo realizado entre 1967-1973,
sumado también al Departamento Universitario Obrero Campesino de la Universidad
Católica, hoy conocido simplemente como DUOC UC, cuya matrícula era gratuita fue
exterminado por el Golpe de Estado y la posterior dictadura cívico-militar que terminó con la
renuncia de Castillo Velasco y la posterior designación de un rector por parte de la Junta
Militar, y sucedió lo mismo con los dirigentes de la Federación de Estudiantes de la
Universidad Católica, y posteriormente se hizo el cambio de la declaración de principios en
1977 que rige a la universidad hasta el día de hoy. La Universidad se mantiene sin
profundizar en los montajes realizados por el canal que pertenecía a la UC y que los
ideólogos de la constitución que hoy más que nunca es cuestionada tanto por su legitimidad
como por su inclinación a favorecer a los super ricos ni tampoco en el rol que tuvo el
Movimiento Gremial en la persecución de sus propios compañeros, negacionismo de las
violaciones a los DDHH por parte de este movimiento y una preponderancia a una violencia
permitida por la universidad, debido a la tendencia derechista de la casa de estudios y la
prominencia de estudiantes pertenecientes a la elite chilena.

La tesis que se pretende sostener es que todos estos acontecimientos, hacen que ser
estudiante pobre y además, revolucionario en la Pontificia Universidad Católica de Chile sea
un escenario de desventaja sociocultural, tanto para el acceso a la universidad como
prácticas que desfavorecen a los estudiantes disidentes.

Desarrollo

“La acción política es la que hace posible y delimita el espacio público y la política de
participación democrática es la que desplaza permanentemente sus límites incorporando, a
los hasta entonces desconocidos, al todo que nos define” (Oliva, M. A., 2008, p. 209). La
Pontificia Universidad Católica, bajo su declaración de principios actual, realizada en
dictadura y por simpatizantes activos de esta, se ubica bajo la ideología conservadora en lo
valórico y liberal en lo económico. “El documento es el producto de una comisión de no más
de 10 profesores: el Rector, el Pro Gran Canciller, el Secretario General, tres decanos
(teología, educación y derecho) y tres profesores escogidos entre los dos primeros” (Van
Treek Nilsson, M. D., 2017).

Antes de esto, en la PUC se realizó una reforma universitaria impulsada por estudiantes de
centroizquierda quienes querían que a universidad tuviera un verdadero rol público
comprometido con el pueblo y que el proceso de designación de las autoridades fuera con
participación de estudiantes y académicos (Castillo, 2004), culminando con la elección de
Fernando Castillo Velasco como el único rector hasta ahora elegido de esta manera.

Luego del golpe de estado orquestado por las fuerzas armadas y apoyado por civiles,
Castillo Velasco tuvo que renunciar a la rectoría y así los avances por una UC abierta a la
comunidad y democrática se vieron mermados. Jorge Swett, militar, fue designado por la
Junta para ejercer la rectoría de la universidad. El cardenal Raú Silva Henríquez, Gran
Canciller de la UC y Arzobispo, tuvo conflictos con rectoría debido a que lideraba la Vicaría
de la Solidaridad, que daba asistencia y protección judicial a los perseguidos por el régimen,
acción que no era de agrado de los golpistas ni del rector designado, quien solicitó el relevo
de Silva Henríquez a la Santa Sede como Gran Canciller, designando a un “pro-gran
canciller” afín a la dictadura. Silva renunció al arzobispado en 1983 por motivos de edad.
(BIBLIOTECA NACIONAL DE CHILE)

Durante la dictadura la UC tuvo que lamentar ejecuciones políticas de académicos y


estudiantes por parte de agentes del estado, dos casos fueron los de mayor impacto en la
Universidad: el de Jaime Ignacio Ossa Galdames (32 años), profesor de castellano y
militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, asesinado por la DINA en 1975 y el
de José Eduardo Jara, estudiante de periodismo secuestrado junto a Cecilia Alzamora en
1980 por el COVEMA, ambos murieron a consecuencia de torturas. (Viva, M., s/f)

Durante la dictadura 28 estudiantes y académicos de la PUC fueron detenidos por agentes


represivos y luego hechos desaparecer.

Durante casi cuatro décadas, la universidad mantuvo un ominoso silencio


sobre estos 28 estudiantes y profesores de la casa de estudios controlada en
1973 por el Movimiento Gremial (MG) y quienes hoy forman parte de la Unión
Demócrata Independiente (UDI) y Renovación (RN), quienes convirtieron a la
PUC en el “think tank” de la dictadura, cuna del neoliberalismo importado
desde la Escuela de Economía de Chicago, tan temprano como más de una
década antes del golpe de 1973 (Carmona, E., 2013).

La desaparición y/o muerte de estas 28 personas fue un tabú jamás


reconocido por las autoridades de la Católica. Incluso, desapareció
misteriosamente una placa recordatoria informal ubicada en la cafetería de la
escuela de sociología, que nadie supo cuándo, por qué, ni quién lo retiró. En
2007 hubo una misa y eso fue todo (Carmona, E., 2013).

Hacia fines de los 80’ y acercándonos al final de la dictadura, se permitió las elecciones
democráticas de la FEUC, ganando varias veces la Democracia Cristiana. Sin embargo, el
legado dictatorial en la UC sigue, y podemos ver que es un reflejo potente y una
demostración activa del legado de lo ocurrido entre 1973 y 1990.
El movimiento político que lidera a la UC es el Movimiento Gremial, movimiento
abiertamente pro dictadura, negacionista acerca de las violaciones a los DDHH tanto en el
régimen militar como en la revolución del 18 de octubre, además de ser abiertamente
homofóbico y transfóbico, y de ser anticomunistas, esto es demostrado en las declaraciones
realizadas después del estallido social, en donde se enfocan en las perdidas materiales en
vez de las víctimas de violaciones a DDHH, y no mostrando solidaridad con sus
compañeros de casa de estudios que sufrieron apremios ilegítimos.

La UC además, castiga a los estudiantes que en busca de justicia emolan lo sucedido en


1967, con sumarios, persecusión política y desalojos violentos, un ejemplo de esto es lo
ocurrido en la toma de Campus Oriente a principios del 2019.

Además, la Universidad Católica sigue siendo una universidad de élite, a pesar de las becas
y la gratuidad, el costo de los aranceles y además, el prejuicio existente desde la externa de
considerar a la UC como una institución de clase acomodada, hace que el pueblo tenga
temor de acceder a esta casa de estudio por la discriminación que se puede vivir siendo el
otro, el extraño, entendido este concepto según Duschatzky y Skliar (2001) como la fuente
de todo mal, ligado a un estereotipo vinculado con la opresión.

Las pruebas de selección universitaria y la desigualdad socioeconómica llanamente


conocida en las escuelas chilenas sostienen la tesis de Marx y Engels, que el capitalismo
produce fuerza de trabajo que es funcional al sistema productivo vigente, es decir, genera
una masa de desempleados o subempleados, y esa masa es justamente la que no puede
acceder a la educación superior basada en el lucro introducido por los economistas ligados
a la dictadura (Enríquez, P. G., 2007). “A lo largo de la década de 1980, el sistema escolar
de Chile pasa a ser el caso más radical de sistema escolar nacional regulado por
mecanismos de mercado” (Cox, C., 2012, p. 2).

Algunos podrán decir, que la Universidad tiene mecanismos inclusivos para las personas en
situación de desventaja, como los programas PACE, Talento e Inclusión y PIANE. Sin
embargo, si no encajas en los estándares conservadores y católicos, se te aísla y se te
invisibiliza. Ejemplo de esto es la imposición de tomar ramos teológicos, lo cual es una
transgresión a las personas que son parte de pueblos originarios, por ejemplo, entonces no
podemos decir que la Universidad Católica es inclusiva si les impone a estos alumnos tomar
cursos sobre una doctrina directamente relacionada con su opresión. Los colegios necesitan
espacios de empoderamiento donde los Otros puedan encontrar los recursos y las
herramientas para enfrentar la opresión (Kumashiro, K., 2002)

Conclusión

En el trabajo se presentó un recorrido histórico de cómo la universidad consolidó su actuar


católico-conservador, pero de un catolicismo elitista en vez de uno comprometido con los
más desaventajados, como el que promovía Raúl Silva Henríquez o el Sacerdote Aldunate,
más conocido como el cura obrero en dictadura, quien fue alumno y académico de la
universidad y que al momento de su muerte esta no se pronunció para rememorarlo ni para
homenajearlo.

Asimismo, la existencia y la masividad de movimientos negacionistas de las violaciones a


los DDHH y defensores del modelo neoliberal que ha demostrado sus falencias durante la
pandemia del COVID-19 en este año 2020, hace cuestionar si estos futuros profesionales
actuaran en pro del empresariado transnacional y de la economía de mercado o si
participaran en cambios sustantivos en beneficio al pueblo, ese pueblo que es excluído de
la Universidad Católica, ese pueblo que logró entrar a pesar de la brecha económica en los
años 60’, como el caso de la detenida desaparecida Jenny Barra, que ha sido olvidada por
su casa de estudios, o el caso de Carmen Bueno o Diana Arón, quienes a su corta edad
realizaron acciones en pro de mostrar la verdad y por a emancipación del pueblo
marginado. El revolucionario que logra entrar a la UC, es olvidado por la casa de estudios,
pero los cómplices activos de la dictadura son celebrados y apoyados públicamente. Este
ensayo es un ejercicio de memoria y justicia a las 28 víctimas de la dictadura, y a las
semillas que ellos sembraron que hoy son el estudiantado disidente e invisibilizado, que
lucha día a día por educarse en una casa de estudio que académicamente es excelente,
pero que no da espacio a la diferencia. Estos estudiantes serán juzgados por la historia de
manera justa, la historia no perdona ni olvida.

A modo de síntesis, se puede decir que la Universidad Católica tiene mecanismos opresivos
sobre todo hacia las disidencias, y una universidad que silencia a las disidencias es una
prisión. Esta opresión viene desde la dictadura cívico-militar.
Referencias

BIBLIOTECA NACIONAL DE CHILE. Cardenal Raúl Silva Henríquez (1907-1999). Memoria


Chilena. Disponible en http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-3321.html .
Accedido en 19/7/2020.

BIBLIOTECA NACIONAL DE CHILE. "Discusión en torno a la educación", en: El Instituto


Nacional. Memoria Chilena . Disponible en
http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-94729.html . Accedido en
19/7/2020.

Carmona, E. (2013). Recuerdan a 28 víctimas de la Universidad Católica asesinadas o


desaparecidas por la dictadura militar. Villa Grimaldi.
https://villagrimaldi.cl/noticias/recuerdan-a-28-victimas-de-la-universidad-catolica-ase
sinadas-o-desaparecidas-por-la-dictadura-militar/

Cox, C. (2012). Política y políticas educacionales en Chile 1990-2010. Revista


Uruguaya de Ciencia Política-Vol. 21 N°1, pp. 13-42.

Duschatzky, S. y Skliar, C. (2001) Los nombres de los otros.En Larrosa y Skliar,


Habitantes de Babel, pp.185-212. Madrid,España: LAERTES.

Enriquez, P. G. (2007). De la marginalidad a la exclusión social: un mapa para


recorrer sus conceptos y núcleos problemáticos.Fundamentos en
humanidades,8(15), 57-88.

Hijes de, S., Uzu, C. y Félix, B. (productores) y Castillo, C. (director). (2004). El país de mi
padre [documental]. Francia: Les Films d'ici.

Kumashiro, K. (2002). Theories and practices of antiopressive education. En K. Kumashiro,


Troubling Education, pp. 31-75.

Oliva, M. A. (2008). Política educativa y profundización de la desigualdad en


Chile.Estudios pedagógicos (Valdivia),34(2), 207-226.
Van Treek Nilsson, M. D. (2017). La historia detrás de la conservadora Declaración de
Principios que rige a la UC. El Desconcierto​.
https://www.eldesconcierto.cl/2017/10/16/la-historia-detras-de-la-conservadora-decla
racion-de-principios-que-rige-a-la-uc/

Viva, M. (s/f). recuperado de: ​http://www.memoriaviva.com

 
 

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