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Las leyendas acerca del origen del Sol, la Luna, las estrellas, el hombre, los
animales y otros elementos del Universo.
No existen datos que permitan hablar de la existencia de una literatura específica
para los niños entre las culturas indígenas; por el contrario, como ocurría entre los
diversos pueblos antiguos, los mayores contaban y cantaban para todos y en sus
relatos y poemas conviven el interés por transmitir su visión del mundo y el goce
estético.
Como en todas las comunidades primitivas, una faceta importante de la literatura
es la que pretende dar cuenta del origen del Universo, de la vida, de la Tierra, el
Sol, los planetas, los fenómenos, atmosféricos, los accidentes geográficos, en fin,
de todo lo que rodea al hombre; ésta es una herencia especialmente rica de
nuestras literaturas indígenas y aunque se han recogido y traducido muchas
leyendas, el acervo es muy grande y constituye una fuente importante de relatos
para niños y adultos.
Ya llegaste, ayo
(literatura otomí)
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Ya llegaste, ayo,
ya amarra en la cuna al niño
mécelo hasta que se duerma:
irás a la fiesta,
porque se ha hecho tarde
corazón.
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lo grande y lo pequeño en el cielo y en la tierra. Os damos gracias, pues, por
habernos creado, por habernos dado el ser.
De esta manera fueron creados los hombres como seres espléndidos, dotados de
belleza inteligencia y sabiduría.
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El colibrí como mensajero
https://www.guiainfantil.com/articulos/ocio/leyendas/el-colibri-leyenda-maya-para-
ninos/
Los mayas más sabios cuentan que los Dioses crearon todas las cosas en la
Tierra y al hacerlo, a cada animal, a cada árbol y a cada piedra le encargaron un
trabajo. Pero cuando ya habían terminado, notaron que no había nadie encargado
de llevar sus deseos y pensamientos de un lugar a otro.
Como ya no tenían barro ni maíz para hacer otro animal, tomaron una piedra de
jade y con ella tallaron una flecha muy pequeña. Cuando estuvo lista, soplaron
sobre ella y la pequeña flecha salió volando. Ya no era más una simple flecha,
ahora tenía vida, los dioses habían creado al x ts’unu’um , es decir, el colibrí.
Sus plumas eran tan frágiles y tan ligeras, que el colibrí podía acercarse a las
flores más delicadas sin mover un solo pétalo, sus plumas brillaban bajo el sol
como gotas de lluvia y reflejaban todos los colores.
Entonces los hombres trataron de atrapar a esa hermosa ave para adornarse con
sus plumas. Los Dioses al verlo, se enojaron y dijeron: 'si alguien osa atrapar
algún colibrí, será castigado'. Por eso es que nadie ha visto alguna vez a un colibrí
en una jaula, ni tampoco en la mano de un hombre.
Los Dioses también le destinaron un trabajo: el colibrí tendría que llevar de aquí
para allá los pensamientos de los hombres. De esta forma, dice la leyenda, que si
ves un colibrí es que alguien te manda buenos deseos y amor.
Una antigua tradición oral transmitida por los ancianos wixárikas cuenta que, hace
mucho tiempo, terribles enfermedades, sequías y hambres azotaron la tierra.
Entonces, los venerables abuelos decidieron enviar a cuatro jóvenes de cacería;
su tarea era llevar algún alimento para compartir con la comunidad. Los jóvenes
representaban los cuatro elementos: tierra, aire, agua y fuego.
Al despuntar el alba, los jóvenes partieron ataviados con sus arcos y flechas. Los
días comenzaron a pasar y los jóvenes no encontraban sustento alguno, hasta
que una tarde un venado robusto y bello saltó desde las flores. Para entonces, los
jóvenes ya se encontraban agotados, pero el amor por su comunidad los hizo
emprender la cacería.
Tras una larga persecución, el venado sintió misericordia por los jóvenes y les
permitió descansar. Al día siguiente, el venado se apareció de nuevo ante los
jóvenes y éstos reanudaron la caza. Sin saberlo, el venado guiaba a los jóvenes al
Wirikuta (desierto sagrado para los wixárikas en San Luis Potosí).
Cuando los jóvenes y el venado se encontraron cerca del cerro de las narices, el
venado se arrojó hacia el lugar donde habita el espíritu de la tierra. Los jóvenes
corrieron hacia donde el venado se había dirigido, pero no encontraron rastro de
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él. Poco después, uno de los jóvenes disparó una flecha a lo que le pareció era su
presa, pero al acercarse encontraron un venado formado por peyotes que brillaban
como esmeraldas bajo el sol.
Los jóvenes se asombraron de la experiencia, confundidos cortaron los peyotes y
se dirigieron a la montaña Wixárika. Una vez de vuelta a su lugar de origen,
relataron la historia a los venerables abuelos y les entregaron las plantas. Los
ancianos repartieron los cactus a la población para que saciara su hambre física y
su sed espiritual.
Desde entonces, los wixárikas adoran el hikuri, que bajo la forma del peyote es su
maíz y como venado es el guía que los lleva al Gran Espíritu.
La batalla fue muy intensa. El flechador del sol, lanzó tantas flechas como pudo.
Lucharon todo el día hasta el atardecer. En el momento más delicado y finalizando
el día, el sol, astro rey, fuerte y dueño del territorio en pugna, cae herido de
muerte.
Dicen que esta es la causa del color tan característico de los atardeceres, es la
muestra de una mezcla de naranja y rojos como de un color encarnado… Color de
muerte, de matices y tonalidades, de carne, sangre y sol… El sol se ocultó detrás
las montañas.
El Flechador del Sol, tuvo miedo de que, el astro reapareciera y de esta manera,
reclamara sus antiguos terrenos. Decidió así traer a la gente, a todos los de su
tribu, y los hizo sentarse en la tierra que había según él, había ganado.
El flechador del sol, invitó a los habitantes de su tribu para que no se dejasen
quitar el terreno ganado, y los estimuló a preparar el terreno, abrir cercos y
sembrar plantas de maíz, todo en esa misma noche sin pérdida de tiempo. De
esta manera, cuando el Sol renació al día siguiente, nada pudo hacer. Había sido
vencido y la tierra ahora tenía otro dueño.
El flechador, venció al Sol y ganó esas tierras para el pueblo mixteco. Para los
mixtecos, el flechador del sol, es la divinidad principal de este pueblo en la época
prehispánica conocido como Dzahui, dios de la lluvia y patrono de la nación
mixteca.
Así los mixtecos se convirtieron en dueños de la región tanto por derecho divino
peleado y ganado por el flechador y como por derecho militar, pues había vencido
al sol quien al amanecer ya no tenía tierras. Este héroe es conocido como el que
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civilizó al pueblo mixteco y les entregó el conocimiento de la agricultura y
civilización.
Los primeros libros para niños mexicanos fueron los mismos que para los niños
españoles: cartillas, catones, biblias, historias sagradas, vidas de santos y fábulas.
Sor Juana Inés de la Cruz destaca en la literatura y trasciende fronteras
temporales y de su espacio y podemos encontrar composiciones que gustaron a
los niños por su sencillez y por su agradable sonido.
Es importante mencionar que hasta el siglo XVIII, en Europa, el niño seguía siendo
catalogado como un adulto en miniatura y no había un interés especial para
escribir o editar pensando en él, únicamente se hacía con fines pedagógicos,
morales y religiosos.
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El contacto con esta literatura para los niños mexicanos únicamente se dio por
medio de los textos religiosos, canciones y juegos que forman parte del folklore
infantil español que tenía procedencia griega y latina, que eran transmitidos por la
tradición oral como:
Canciones de arrullo
Coplas de nana
Canticos religiosos y de navidad
Coplas infantiles
Muñeiras
Cuentos de nunca acabar
Relaciones
Romances
Romancillos
Mentiras
Cantos aglutinantes y
Juegos
Literatura infantil del último siglo del milenio, antes de la Primera Feria del Libro
Infantil y Juvenil en 1891
En las primeras décadas del siglo XX sigue siendo escasa la producción de
literatura infantil en nuestro país, hay pocos autores que se dedican a escribir para
los niños, pocas o escasas editoriales especializadas. Se realizan adaptaciones de
literatura “para adultos” o de los clásicos de la literatura tanto mexicana,
hispanoamericana y universal, pero esto no es nuevo, no hay acercamientos a las
realidades o consideración de las características de los niños.
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Lo que se destaca en estos inicios del siglo es la labor de la editorial de la
Secretaría de Educación Pública, esto se debe en parte a José Vasconcelos que
impulsó las publicaciones especialmente a las de literatura infantil, los relatos de
Pascuala Corona; la obra de Blanca Lydia Trejo y María Enriqueta; la literatura
revolucionaria y los libros colectivos, antologías y selecciones como Lecturas
clásicas para niños, entre otros.
Lo que se pudo conquistar anteriormente brinda en ese momento la posibilidad
social para la aparición de un grupo que se dedica a la literatura. A fines del siglo
XIX y principios del XX surge un grupo de escritores mexicanos y latinoamericanos
que encabezan el movimiento literario como el modernismo, uno de ellos, el poeta
nicaragüense Rubén Darío, al frente de este grupo, el colombiano José Asunción
Silva, los mexicanos Amado Nervo, Luis G. Urbina, José Juan Tablada, Manuel
Gutiérrez Nájera, Enrique González Martínez y María Enriqueta Camarillo De
Pereyra por mencionar algunos.
También encontramos una ambigüedad en esto que comienza a surgir como
autores dedicados a la literatura infantil y es que, por una parte, se quiere que los
niños accedan a la literatura y por ello buscar quiénes realicen esta tarea, por otro
lado, en la práctica prevalece una actitud despectiva hacia esta tarea o
simplemente se encaminan a la escritura y publicaciones didácticas.
Es hasta finales de la década de los setenta que se comienzan a celebrar las
ferias del libro infantil y juvenil, es ahí que se puede percibir la escasez de autores
y publicaciones infantiles y el papel protagónico de esto lo tiene la SEP y es en
este tiempo en el que destaca José Vasconcelos, no tanto como autor, sino como
un impulsor de la promoción de la lectura y publicaciones infantiles.
Si nos situamos en el tiempo que devenía después de tantos acontecimientos
violentos como lo fue en la revolución, se puede visualizar este reordenamiento
social que estaba atravesando nuestro país y cuando José Vasconcelos es
secretario de Educación Pública apuesta por la cultura, el arte y la educación para
todos como una puerta de oportunidad y para que todos tuvieran acceso a ello se
dedica a abrir escuelas de distinta índole, tuvo en cuenta la preparación del
maestro entre otras más. Lo que nos concierne en este tema de literatura y en el
que está involucrado él es en la apertura de bibliotecas fijas y ambulantes y el plan
editorial muy ambicioso que pudiera poner al alcance de los más posibles material
de diversas áreas.
En esas primeras décadas del siglo XX aparecen dos títulos que son dedicados a
los niños mexicanos: Lecturas clásicas para niños y Lecturas para mujeres, ambas
publicadas por la SEP en 1924.
Lecturas clásicas es una antología universal de cuentos, leyendas, biografías y
episodios históricos, adaptados por escritores mexicanos y latinoamericanos. El
primer tomo es un acercamiento a la literatura clásica de oriente y es en el
segundo tomo en el que aparecen escritores mexicanos, así que en esta ocasión
nos vamos a enfocar en éste. Este tomo está dividido en secciones: España,
Francia, Alemania Italia, Inglaterra y América. Los textos que aquí aparecen
escritos por mexicanos son:
El címbalo de oro de Antonio Mediz Bolio
Nezahualcóyotl de Salvador Novo
La primera travesía del Atlántico y La empresa de Magallanes de Carlos Pereyra
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Vida de Cuauhtémoc y Sitio de México de Luis González Obregón
Antigua Tenochtitlán de Alfonso Reyes
Las mulas de su excelencia de Vicente Riva Palacio
Simón Bolívar de Carlos Pellicer
Hidalgo de Manuel Gutiérrez Nájera
Morelos de Genaro García.
Es con Gabriela Mistral que encontramos la parte amena y calidad de escritura,
pero aún vemos una intención educativa y moralizante que dominaba el siglo XX.
Mistral incluye autores extranjeros, pero también una variedad de lecturas y
autores mexicanos como:
Antonio Mediz Bolio con La ceiba, La tortuga, El girasol y El venado y el faisán.
Amado Nervo con Dar, Irás por el camino, Tu cuerpo, Se fueron antes, Muerta y
Alégrate.
Luis G Urbina con Así fue
Jaime Torres Bodet con Canción del día feliz
Entre muchos más.
Otro personaje importante es Antonio Vanegas Arroyo quien editó varios
materiales destinados a los niños y que trabajó con diversos escritores e incluso él
mismo como un escritor más. Así mismo, también editó teatro dirigido a los niños
como la colección del Teatro Infantil que incluye pastorelas, monólogos, zarzuelas
y pequeños dramas.
Podemos encontrar también, como parte de la literatura infantil, obras que fueron
escritas por educadores con la intención de enseñar a los niños a través de la
literatura, así que encontramos textos sobre fenómenos de la naturaleza, sobre lo
bueno y lo malo y el proceso de crecimiento, además de temas relativos a los
animales, las estaciones, la amistad, la solidaridad y la persistencia.
A principios de los años cuarenta la SEP publica una colección de textos dirigidos
a la niñez mexicana, a los maestros, al teatro y radio: la Biblioteca de Chapulín.
En esta primera parte del siglo XX predominaron los libros en colectivo, una serie
de escritos de distintos autores que se compilaban y así se publicaron, aquí
tenemos a algunos autores y sus publicaciones antes del fin de los años setenta:
Josefina Zendejas –El muñeco de nieve, El caracol que habló, Gusanito, La fingida
laguna.
Ezequiel A. Chávez – Senderos de antaño, derroteros de hogaño (1947).
Arnulfo Rodríguez – Cosas de niños (1926).
Gabriel Lucio- Cuentos infantiles (1933).
Blanca Lydia Trejo – La marimba (1936), El ratón Panchito Roelibros (1936),
Lecturas de juventud (1941), Lo que sucedió al nopal (1941), Maravillas de un
colmenar (1954), Copo de algodón (1955), El quetzal (1955), La pícara sabelotodo
(1956) y Leyendas mexicanas para niños (1959).
María Dolores A. Ibáñez- Cenicitas (1939).
Ermilo Abreu Gómez – Canek, Cuentos de Juan Pirulero (1939), Tres nuevos
cuentos de Juan Pirulero (1944), Cuentos para contar al fuego (1959) y Juárez, su
vida contada a los niños (1969).
Agustín Yáñez – Flor de juegos antiguos (1941).
Magda Donato – La estrella fantástica (1944) y Pinocho en la Isla de Calandrajo
(1945).
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Pascuala Corona, seudónimo de Teresa Castelló Yturbide – Cuentos mexicanos
(1945) y Cuentos de rancho (1951).
Juan R. Campuzano- Jesusón (1945), Cuentos para niños y para hombres (1964)
y Cuentos para Mariana (1964).
Antoniorrobles – Rompetacones y 100 cuentos más medidos por Antoniorrobles
(1945), Historias de Azulita y Rompetacones (1968), Cuentos para la escuela
primaria (1968), Las mil y una noches, versión de Antoniorrobles (1975), Ocho
estrellas y ocho cenzontles (1979).
Pablo González Casanova – Cuentos indígenas (1946).
Santos Caballero – Las aventuras de Pipiolo en el bosque (1954)
María Enriqueta – Rosas de la infancia (1955).
María del Carmen Ortega – Cuentos (1955).
Elisa Noto – El hotel de los gatos (1976), Las zapatillas de cristal (1979).
Francisco Gabilondo Soler, Cri-Cri, autor de cuentos y canciones.
Juan de la Cabada – Incidentes melódicos del mundo irracional (1944).
Jorge Ibargüengoitia – Paletón y elefante musical y otros relatos (1989).
Mari Zacarías – Cuentos para dormir bien (1979) Jugando con Tili (1982).
En nuestras escuelas Montessori también es común que los niños escriban sus
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historias y las compartan en “matinees literarias” en “lunadas” y que publiquen sus
obras en un tiraje modesto para la comunidad escolar, también los niños grandes
van a los ambientes de Comunidad Infantil y Casa de los niños a leerles a los
pequeños haciendo una afectiva comunidad lectora.
Por medio de historias es que María Montessori atrapaba a los niños a escuchar
las fábulas de la Ciencia, la Geografía, la Geometría y todas las áreas de forma
amena, como una cuenta cuentos de la verdad siendo un vínculo entre las
Ciencias, la literatura y los niños.
Es también mediante los cuentos que los niños pueden sentir empatía,
agradecimiento admiración y compasión.
Referencias bibliográficas
https://rosyarango.com/2017/11/19/la-educacion-durante-el-porfiriato/
https://masdemx.com/2016/03/la-educacion-en-mexico-prehispanico/
https://masdemx.com/2017/07/historias-y-mitos-de-animales-en-nahuatl-y-espanol-
libro-bilingue-en-linea/
https://wsimag.com/es/economia-y-politica/29607-historia-de-los-ninos-
trabajadores
https://www.gob.mx/cultura/articulos/lenguas-indigenas?idiom=es
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