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¿Existe un genio en cada uno de nosotros?

Se pensaba que la mayoría de nosotros estamos condenados a la mediocridad. Pero la ciencia


está descubriendo que los genios no nacen, sino que se hacen

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Niños estudiando con una computadora | Manuel Sardá

Quienes piensan que los genios nacen y no se hacen podrían estar equivocados, según lo
afirma el escritor David Shenk.
 
¿De dónde provienen las habilidades atléticas y artísticas? Con frases como "músico dotado",
"atleta natural" e "inteligencia innata", desde hace tiempo hemos asumido que el talento es
un atributo genético que algunos de nosotros tenemos y otros no.
 
Pero nuevos estudios científicos sugieren que la fuente de las habilidades es mucho más
interesante y hasta improvisada. Resulta ser que todo lo que somos proviene de un proceso
evolutivo de desarrollo y ello incluye lo que obtenemos de nuestros genes.
 
Un siglo atrás, los genetistas consideraban a los genes como actores autómatas que repetían
eternamente las mismas líneas exactamente de la misma manera, y la mayor parte del
público está aún sujeto a esta idea. Sin embargo en años recientes, ha habido una dramática
mejoría en el entendimiento de lo que es la herencia.
 
Ahora los científicos saben que los genes interactúan con su entorno, activándose y
desactivándose continuamente. En efecto, los mismos genes tienen diferentes efectos
dependiendo a quién le estén hablando.
 
Genes + circumstancias
"No existen los factores genéticos que puedan ser estudiados independientemente de su
ambiente", dice Michael Meaney, profesor en la Universidad de McGill en Canadá.
 
"Y no hay factores ambientales que puedan ser estudiados independientemente de su
genoma. (Un atributo) emerge solamente de la interacción del gen y del ambiente".
 
Ello significa que todo acerca de nosotros - nuestra personalidad, inteligencia y habilidades-
es realmente determinado por la vida que llevamos. La noción misma de "innato" ya no se
sostiene.
 
"En cada caso, cada individuo comienza su vida con la capacidad de desarrollarse de varias
formas distintivamente diferentes", afirma Patrick Bateson, biólogo de la Universidad de
Cambridge.
 
"Como si fuera una rocola: el individuo tiene el potencial de tocar un sinnúmero de
diferentes melodías evolutivas. Cada melodía particular de desarrollo que es tocada es
seleccionada por el entorno en el cual el individuo esta creciendo".
 
¿Significa esto que los genes no importan?
No es así. Somos todos diferentes y tenemos teóricamente diferentes tipos de potencial. Yo
nunca habría podido ser Cristiano Ronaldo (futbolista). Sólo un pequeño Cristiano Ronaldo
tenía la posibilidad de convertirse en el Cristiano Ronaldo que conocemos.
 
Pero debemos entender que Ronaldo podría haber sido una persona completamente
diferente, reconocido por habilidades diferentes. Su magnificencia en el fútbol no estaba
tallada en piedra.
 
Condenados
Este nuevo paradigma de desarrollo evolutivo es difícil de asimilar, considerando cuanto
esfuerzo se ha puesto en persuadirnos de que cada uno de nosotros heredó una cantidad
específica de inteligencia y que la mayoría de nosotros estamos condenados a ser mediocres.
 
La noción de grado fijo de IQ ha estado con nosotros por ya casi un siglo. Con todo y eso, el
inventor original del test de IQ, Alfred Binet, tenía una opinión contrapuesta, y la ciencia
ahora se demuestra a favor de Binet.
 
"La inteligencia representa un set de competencias en desarrollo", afirmó Robert Stemberg
de la Universidad de Tuffs en Estados Unidos, en el año 2005 luego de varias décadas de
estudio.
 
Los investigadores del talento, Mihaly Csikszentmihalyi, Kevin Rathunde y Samuel Whalen
concuerdan con esta afirmación.
 
"Personas con un alto récord académico no necesariamente han nacido más 'inteligentes' que
otras", escriben en su libro Adolescentes Talentosos. "Pero trabajan más duro y desarrollan
mayor autodisciplina".
 
James Flynn, de la Universidad de Otago en Nueva Zelanda, ha documentado cómo los
puntajes de IQ han aumentado sostenidamente a lo largo de los siglos, lo cual, tras
cuidadoso análisis, adscribe a la sofisticación cultural. En otras palabras, nos hemos vuelto
más listos a medida que nuestra cultura nos ha refinado intelectualmente.
 
Más que eso, Carol Dweck, de la Universidad de Stanford en Estados Unidos, ha demostrado
que los estudiantes que entienden que la inteligencia es maleable y no está prefijada, son
mucho más ambiciosos intelectualmente y exitosos.
 
La misma dinámica se aplica al talento. Esto explica por qué los número uno -nadadores,
ciclistas, jugadores de ajedrez, violinistas y demás- son mucho más habilidosos de lo que
fueron en generaciones anteriores.
 
Todas estas habilidades son dependientes en un lento proceso incremental en el cual varias
microculturas han descubierto como perfeccionarse. Hasta hace poco, la naturaleza de este
perfeccionamiento era meramente intuitiva pero invisible a los científicos y otros
observadores.
 
Flexible y maleable
Pero en los últimos años, ha emergido un nuevo campo de "estudios de la pericia", liderados
por el psicólogo Anders Ericsson de la Universidad Estatal de Florida, y está documentando
ingeniosamente los recursos y métodos de tales pequeños progresos incrementales.
 
De a poco, están logrando entender mejor cómo las diferentes actitudes, estilos de
enseñanza y tipos precisos de prácticas y ejercicios hacen avanzar a las personas hacia
diferentes caminos.
 
¿Tiene un niño el potencial de desarrollarse en un atleta de clase mundial, un músico
virtuoso, o un brillante científico ganador del premio Nobel?
 
Sería insensato sugerir que cualquiera puede literalmente hacer o transformarse en cualquier
tipo de cosa. Pero la nueva ciencia nos muestra que es igualmente imprudente pensar que la
mediocridad está cimentada en la mayoría de nosotros, o que cualquiera de nosotros puede
conocer sus verdaderos límites antes de haber aplicado numerosos recursos e invertido una
vasta cantidad de tiempo.
 
Nuestras habilidades no están genéticamente predeterminadas. Son flexibles y maleables,
incluso en la edad adulta. Con humildad, esperanza y con extraordinaria determinación,
grandeza es algo a lo que cualquier niño -de cualquier edad- puede aspirar.
 
David Shenk es el autor de "El genio dentro de cada uno de nosotros".

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