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Universidad San Buenaventura, sede Bogotá

Licenciatura en Filosofía
Filosofía de la Cultura
Prof.: Doc. Tulia Almanza
Fray Miguel Ángel Estupiñán Zafra, OFM

Levi-Strauss, C. La Noción de Estructura en Etnología, en: Antropología estructural.


Editorial Universitaria de Buenos Aires, Sexta edición en español, 1976. Págs., 299-
337.

RESEÑA

Inicialmente, para Levi-Strauss, es conveniente que la Etnología, disciplina de la


Antropología que tiene por objeto de investigación las costumbres y las tradiciones de los
pueblos1, se someta a un análisis estructural. Sin embargo, ya este interés ambicioso tiene
un desafío, a saber: precisar la definición de “estructura social”, y, por lo tanto, de
“estructura”. En este sentido, Levi-Strauss intenta descartar las nociones de “estructura”
que se alejan de la definición que busca precisar para el Etnología y en sí para la
Antropología misma. De esta manera, no se busca la “estructura” como una noción a la
moda que parezca darle algún tipo de prestigio a una forma de vida o personalidad
determinada, porque, según el autor, en nada se diferenciaría de términos con cierto estilo
como “aerodinámico”; además, para Levi-Strauss, la noción de estructura “no depende de
una definición inductiva, fundada en la comparación y la abstracción de elementos
comunes y todas las acepciones del término tal como se le emplea actualmente” (Levi-
Strauss, 1976, pág., 300).

Ahora bien, para hacer un acercamiento más preciso a la problemática en cuestión, el autor
equipara el concepto de “estructura” al de “modelo”. De acuerdo con lo anterior, por
“estructura social”, Levi-Strauss comprende aquellos modelos formales construidos a partir
de la realidad empírica, que dan cuenta de un método de análisis el cual se sirve de otras
disciplinas para explicar una vasta gama de fenómenos sociales. (1976, pág.,301).

1
Definición de la Real Academia Española (RAE): https://dle.rae.es/etnolog%C3%ADa
1
Así pues, los modelos que son el objeto del análisis estructural y deben cumplir cuatro
requisitos fundamentales, según Leví-Strauss. En primer lugar, son una estructura que
presenta el carácter de sistema; es decir, se constituye por elementos tales que una
modificación cualquiera en uno de ellos entraña una modificación en todos los demás.
Como segundo requisito está el carácter de subconjunto que se le atribuye al modelo, pues
éste se circunscribe en modelo mayor, compartiendo con éste la misma naturaleza de sus
transformaciones. Como consecuencia de lo anterior, el conocimiento del modelo general
permite la predicción en el modelo particular. Como cuarta característica se afirma la
necesidad de generalidad y validez del modelo; es decir, que agote y dé cuenta de todos los
hechos observados de manera sistemática (Levi-Strauss, 1976, pág., 301).

Seguidamente, Levi-Strauss, señala que el estudio de la estructura se realiza en dos etapas


subsecuentes; a saber, la observación y la experimentación. En donde, en un primer
momento, los hechos deben ser observados y descritos con exactitud, sin permitir que los
prejuicios teóricos alteren su naturaleza y su importancia (observación), y, seguidamente,
por consecuencia de lo anterior, los hechos deben ser estudiados en sí mismos y también en
relación con el conjunto, es decir, que todo cambio observado en un punto será vinculado a
las circunstancias globales de su aparición (Levi-Strauss, 1976, pág., 302). Asimismo, el
autor hace la distinción de los modelos estructurales que pueden ser conscientes o
inconscientes; señalando, a la vez, que un modelo cualquiera puede ser consciente o
inconsciente sin que esta condición afecte su naturaleza. Sólo es posible decir que una
estructura sumergida en forma superficial en el inconsciente hace más probable la
existencia de un modelo que la oculta, como una pantalla, a la consciencia colectiva. Los
modelos conscientes, en efecto, se cuentan entre los más pobres, debido a que su función no
consiste en exponer los resortes de las creencias y los usos, sino en perpetuarlos. Así
entonces, el análisis estructural se enfrenta a una situación paradójica, según Levi-Strauss,
bien conocida para el lingüista: cuanto más nítida es la estructura manifiesta, tanto más
difícil se vuelve aprehender la estructura profunda, a causa de los modelos conscientes y
deformados que se interponen como obstáculos entre el observador y su objeto (Levi-
Strauss, 1976, págs., 303).

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Además, Levi-Strauss hace una distinción que refiere la escala del modelo, en comparación
con la escala de los fenómenos, a saber: modelo mecánico y modelo estadístico. Para el
autor, un modelo cuyos elementos constitutivos se encuentran a la misma escala que los
fenómenos, se les conoce como modelo mecánico; y aquel cuyos elementos se encuentran
en una escala diferente, se le llama modelo estadístico. En este sentido, aplicando la
distinción, Levi-Strauss pone por ejemplo las leyes matrimoniales: en las sociedades
primitivas estas leyes pueden ser presentadas en formas de modelos donde figuran los
individuos, efectivamente distribuidos en clases de parentesco o en clanes; dichos modelos
son mecánicos. En nuestra sociedad, señala Levi-Strauss, es imposible recurrir a este tipo
de modelo, porque los diversos tipos de matrimonios dependen de los factores más
generales: tamaño de los grupos primarios y secundarios a que pertenecen los cónyuges
posibles, fluidez social, cantidad de información, etc. Para llegar a determinar las
constantes de nuestro sistema matrimonial, se deberían definir entonces medias y umbrales:
el modelo apropiado sería de naturaleza estática (Levi-Strauss, 1976, págs., 305).

Luego, teniendo como posible conclusión de la primera parte reseñada que las
investigaciones estructurales tienen por fin estudiar las relaciones sociales mediante el uso
de modelos (1976, pág., 3109; en la segunda parte de su escrito, Levi-Strauss busca
acercarse a los que se comprende por “morfología social” o “estructuras de grupo”. Para
ello, utiliza los dos sistemas de referencia (espacio social y tiempo social) subrayando de
ellas sus propiedades que no son otras que las propias de los fenómenos sociales que las
pueblan. En todo caso, para Levi-Strauss, depende del etnólogo la elaboración de propios
espacios y tiempos sociales que le permitan responder a las necesidades de cada caso
(1976, págs., 310-311). Como ejemplo, Levi-Strauss toma la topología psicológica fundada
por Lewin y la sociometría de Moreno; estás, según el autor, suponen que “estructuras del
mismo tipo pueden ser recurrentes en niveles muy distintos en espacio y tiempo, y nada
excluye la posibilidad de que un modelo estadístico (por ejemplo los elaborados en
sociometría) no se muestre más útil para construir un modelo análogo aplicable a la historia
general de las civilizaciones, que otro inspirado directamente en los hechos
correspondientes a ese solo campo (Levi-Strauss, 1976, págs., 311).

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Por otra parte, Levi-Strauss hace alusión a las estructuras de la comunicación; donde señala
que, dado que toda sociedad está compuesta por individuos y grupos que se comunican
entre sí, esta comunicación opera en tres niveles, a saber: comunicación de mujeres,
comunicación de bienes y comunicación de mensajes. Es de allí, desde donde se pueden
identificar las principales características que para Levi-Strauss posee la estructura de un
hombre: el sistema de parentesco, el sistema económico y el sistema lingüístico. Dado lo
anterior, el autor subraya una posible definición de cultura como un conjunto no solo de
formas de comunicación que le son propias (como el lenguaje), sino también – y tal vez,
sobre todo- en reglas aplicables a toda la clase de “juegos de comunicación”, ya se
desarrollen estos en el plano de la naturaleza o de la cultura (Levi-Strauss, 1976, págs.,
317-318). En este sentido, para el autor, los sistemas de parentesco, las reglas
matrimoniales y de filiación, forman un conjunto coordinado cuya función consiste en
asegurar la permanencia del grupo social entrecruzando, a modo de un tejido, las relaciones
consanguíneas y las relaciones fundadas en la alianza (1976, págs., 317-318).

Finalmente, Levi-Strauss sugiere que el estado actual de las investigaciones estructurales en


antropología es, pues, el siguiente: se han conseguido aislar fenómenos que son del mismo
tipo de los fenómenos que ya pueden ser tratado rigurosamente mediante las teorías de la
estrategia y la comunicación. Además, los hechos antropológicos pertenecen a una escala lo
bastante próxima a la de otros fenómenos para ofrecer la esperanza de un tratamiento
análogo: y ello se podría lograr ajustando las técnicas de observación a un marco teórico
más avanzado (Levi-Strauss, 1976, págs., 336-337).

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