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En 1994 la etnia Tutsi fue víctima de un genocidio llevado a cabo por la etnia Hutu, si bien
estos dos grupos compartían territorio existía entre ellos un distanciamiento generado por
prácticas de exclusión y categorización. Las etnias Hutu y Tutsi, habitantes de los
territorios de Ruanda y Burundi históricamente estuvieron marcadas por la enemistad
asunto que se debió a dos elementos: Según fuente de la Organización de la ONU ACNUR
(2017) el primero de ellos se remonta a tiempos previos a los procesos de colonización,
cuando los Tutsis contaban con un estrato más alto en el sistema social que los hutus. En
segundo lugar, debido a las dinámicas establecidas por los colonizadores belgas quienes
fomentaron una categorización en la cual los Tutsis se ubicaban en una posición predilecta
en la medida en que eran considerados ciudadanos de mejor estatus debido a su fisiología
que se caracteriza por rasgos faciales y figuras más estilizadas. En ese orden: “los tutsis
eran considerados ‘más cercanos a los europeos’ y, por tanto, eran la etnia privilegiada” (El
Tiempo, 2018). Es así como los Tutsis obtenían los mejores empleos mientras que los
Hutus eran contratados para tareas de menor categoría, razón por la cual empieza a crecer la
tensión y el resentimiento entre las etnias.
Ahora bien, tras la concesión de independencia por parte de Bélgica en 1962, los hutus
toman el poder político en Ruanda y las tensiones se hacen cada vez mayores. En 1973 el
general y ministro de defensa Juvenal Habyarimana de origen Hutu llega a la presidencia de
ese país luego de un golpe de Estado. Sin embargo, dentro de los intereses del general
nunca estuvo calmar la situación de tensión entre los Tutsis y Hutus asunto que es
confirmado por la fuente (Britannica, 2020):
“Habyarimana no hizo mucho para abordar las quejas de los tutsis, que incluían la
demanda de que se les permitiera regresar a Ruanda a las decenas de miles de
refugiados tutsi que se encontraban en los países vecinos. Tampoco calmó las
tensiones latentes siempre presentes entre los hutus y los tutsis”
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Luego, como resultado del hostigamiento y exilio de Tutsis surge el grupo guerrillero
Frente Patriótico Ruandés (FPR) lo que provocó distintos enfrentamientos entre las Etnias y
desató en 1990 una guerra civil como lo reporta la revista semana:
“[…]Los tutsis exiliados crearon el Frente Patriótico Ruandés (FPR), que intentó regresar
militarmente al territorio en 1990, lo que dio inicio a una guerra civil. El Ejército francés se
interpuso para mantener al régimen hutu en el poder, en virtud de un acuerdo de
cooperación firmado en 1975 (…)” (Semana, 2018)
En 1993 el Gobierno de Habyarimana firma el acuerdo de paz con la guerrilla Tutsi, pero
en Abril de 1994 tras la caída del avión en el que él viajaba junto con el presidente de
Burundi se desata la persecución y asesinato de los Tutsis culpándoles por el derribo del
avión. Ahora bien, este hecho fue el detonante del genocidio que viviría la etnia Tutsi que a
todas luces se configura como la máxima expresión del resentimiento acumulado durante
años por la etnia Hutu. El Genocidio duró cien días durante los que se cometieron
violaciones de los derechos humanos y murió casi un millón de personas de la etnia Tutsi
de acuerdo con reporte realizado por la cadena France24 (France24, 2019).
Por otra parte, cabe mencionar que hasta el día de hoy se busca esclarecer los hechos e
indagar acerca de quiénes además de los Hutus estuvieron implicados de una u otra forma
en el cruento suceso. Es así como, según reporte del diario el Espectador ( Abdahllah, 2019)
el Gobierno Francés del presidente Macron se comprometió a crear una comisión de
investigadores que se encargará de explorar los archivos franceses sobre Ruanda entre
1990-1994.
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tribunales tradicionales para juzgar a los participantes del genocidio. En Ruanda el
gobierno en manos del Frente Patriótico Ruandés (FPR) conformado por Tutsis utiliza a los
Gacaca1para impartir justicia y visibilizar el genocidio “El Gobierno considera que la
magnitud del delito, el genocidio, no permite ser generoso, porque debe desterrarse la
"cultura de la impunidad" (p.54).
Además de los gacaca, en el país se ha establecido el Ingando que es otra figura tradicional
y es básicamente un campo al que deben ir quienes han sido juzgados. “tiene como
finalidad oficial la promoción de la "coexistencia"" entre las comunidades, participan
también jóvenes, universitarios, sobrevivientes, refugiados tutsis que regresan al país y ex
combatientes de la República Democrática del Congo” (57)
En cuanto al Ingando, las críticas radican en que el FPR imparte allí adoctrinamiento de
ideología Tutsi asunto que puede obstaculizar la reconciliación entre etnias ya que no
genera el diálogo entre las culturas. En ese orden, para Mgbako (2005): “El Ingando
fracasará como mecanismo de reconciliación mientras el gobierno de Ruanda continúe
atacando las esferas públicas de pensamiento y crítica independientes” (p.202)
Por otra parte, en Burundi, el gobierno al mando de los Hutus desde la independencia en
1962 busca la rehabilitación de los bushingantahe, figura que se remonta al siglo XVII y
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figura de justicia que existía desde las épocas precolonial y colonial que se encargaba de juzgar delitos
menores como robos, agresiones, adulterio etc. En: La justicia tradicional en la reconciliación de Rwanda y
Burundi Antoni Castel (p.55)
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está conformada por sabios mayores, su misión comprende tres elementos: mediación,
reconciliación y arbitraje. En 1993 por ejemplo, uno de los momentos de violencia en el
país, los bushingantahe desempeñaron un importante papel en la protección y salvaguarda
de las personas razón por la que muchos de ellos son considerados héroes. Naniwe-
Kaburahe et al (2006 p.155-157).
A manera de conclusión hay dos elementos para tener en cuenta: El primero, puede
evidenciarse que, si bien en ambos países posterior al genocidio se ha propuesto la
implementación de la justicia tradicional, ha habido dinámicas que se presentan como
obstáculos y no han permitido que los procesos de reconciliación entre las etnias se den a
plenitud. En segundo lugar, la inclusión de prácticas o Instituciones tradicionales como el
Ingando y los Gacacas en Ruanda y los bushingantahe en Burundi son una iniciativa
positiva en la medida en que fortalece la identidad de los pueblos y puede generar lazos de
unión y fraternidad siempre y cuando los Estados no las perviertan o condicionen a sus
propios intereses políticos.
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Referencias Bibliográficas
Abdahllah, Ricardo (6 de Abril de 2019) Ruanda: el genocidio que nadie quiso ver. Diario
El Espectador. Recuperado de: https://www.elespectador.com/noticias/el-mundo/ruanda-el-
genocidio-que-nadie-quiso-ver/
ACNUR (2017) Genocidio de Ruanda: la historia de los hutus y los tutsis. Recuperado de:
https://eacnur.org/es/actualidad/noticias/eventos/genocidio-de-ruanda-la-historia-de-los-
hutus-y-los-tutsis
Genocidio de Ruanda: la tragedia que dejó 800.000 muertos en 100 días (10 de Febrero de
2018) diario El Tiempo. Recuperado de: https://www.eltiempo.com/mundo/africa/como-
comenzo-el-genocidio-en-ruanda-203416
Genocidio en Ruanda: ¿por qué y cómo sucedieron los hechos? (7 de Abril de 2019)
France24. Recuperado de: https://www.france24.com/es/20190406-genocidio-ruanda-25-
anos-africa
Ingelaere, Bert “The Gacaca courts in Rwanda". En: Huyse, Luc y Salter, Mark (2008)
Traditional Justice and Reconciliation after Violent Conflict. Learning from African
experiences. Stockholm: International Institute for Democracy and Electoral Assistance.
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Recuperado de: https://www.idea.int/sites/default/files/publications/traditional-justice-and-
reconciliation-after-violent-conflict-learning-from-african-experiences_0.pdf