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El documento resume los orígenes del genocidio de Ruanda en 1994 entre las etnias Tutsi y Hutu. La influencia colonial belga exacerbó las diferencias entre los grupos al otorgar privilegios a los Tutsi, dedicados a la ganadería, sobre los Hutu, agricultores. Esto generó desigualdades e intolerancia. Además, la iglesia tuvo un papel en promover las políticas étnicas que llevaron al odio y la masacre de 800,000 personas.
El documento resume los orígenes del genocidio de Ruanda en 1994 entre las etnias Tutsi y Hutu. La influencia colonial belga exacerbó las diferencias entre los grupos al otorgar privilegios a los Tutsi, dedicados a la ganadería, sobre los Hutu, agricultores. Esto generó desigualdades e intolerancia. Además, la iglesia tuvo un papel en promover las políticas étnicas que llevaron al odio y la masacre de 800,000 personas.
El documento resume los orígenes del genocidio de Ruanda en 1994 entre las etnias Tutsi y Hutu. La influencia colonial belga exacerbó las diferencias entre los grupos al otorgar privilegios a los Tutsi, dedicados a la ganadería, sobre los Hutu, agricultores. Esto generó desigualdades e intolerancia. Además, la iglesia tuvo un papel en promover las políticas étnicas que llevaron al odio y la masacre de 800,000 personas.
C.I: V-27.287.042 Asignación sobre los aspectos culturales y religiosos de las Relaciones Internacionales.
Para entrar en contexto, es necesario trasladarnos a Ruanda en el año
1994, país que lamentablemente conocería una de las mayores masacres perpetradas por la humanidad, esto como resultado de un conflicto étnico entre la población Tutsi y la población Hutu, y que dejaría como resultado aproximadamente 800.000 muertos. Posteriormente este conflicto se conocería como el genocidio de Ruanda.
Si bien la población Tutsi y la Hutu no guardan diferencias tan abismales en
sus rasgos culturales, el inicio de las discrepancias puede atribuirse a la influencia europea y al dominio colonial ejercido por Bélgica, puesto que, la interacción de estos pueblos con una civilización distinta a la suya (occidental) por medio del colonialismo, incrementó la conciencia sobre una civilización ajena, en función de una imitación cultural, que daría lugar a la sustitución de normas sociales autóctonas por otras que sólo aceptaban la dominación de un grupo de la población sobre otros grupos.
No obstante, lo que en realidad abrió una brecha de intolerancia entre las
dos etnias fue otorgarles privilegios y consideraciones a unos sobre los otros, ya que unos (tutsis) menos numerosos, dedicados sobre todo a la ganadería, se les veía como superiores y ocupaban cargos administrativos y políticos y, a otros (hutus) más numerosos, dedicados a la agricultura se les calificaba de inferiores, la inequidad se instauró, y el estado tomó medidas que acrecentarían aún más las desigualdades, como el uso de un carnet de identidad que los diferenciaba, generando una hostilidad étnica que a su vez desarrolló una estratificación dentro de la sociedad.
Consecuentemente el conflicto fue tomando otras dimensiones, la
radicalización y la popularización de los discursos de odio transmitidos por los medios de comunicación locales, fueron preparando el terreno para el enfrentamiento. Dentro del film, apreciamos dos tutsis, una hutu moderada (en igual medida perseguida) y una voluntaria estadounidense en representación de los diversos orígenes y/o culturas de los que habla Huntington. Por un lado, vemos a la civilización occidental eludiendo problemas de los que son, en parte, responsables y velando por sus intereses, lo que evidentemente hace que aumenten las tensiones interétnicas.
Por otro lado, tenemos a la hutu que representa una población poco considerada, y nos permite entender el poco conocimiento con respecto a la lectura y a la escritura.
Y, finalmente, tenemos a las dos tutsis, en igual medidas maltratadas, pero
con posibilidades distintas a la anterior y, sobre todo, vemos la participación del tema religioso dentro de todo esto. Una de ellas es monja, y en relación a esto, es menester acotar que, aunque la iglesia no apoyó abiertamente la masacre, tuvo un papel fundamental en el fomento de las políticas étnicas, ya que muchos miembros eclesiásticos y lugares de culto fueron crucialmente activos en la difusión de la ideología etnonacionalista entre la población ruandesa, la cual era en su mayoría cristiana.