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Gubernamentalidad y ejercicio del poder en el mundo globalizado


neoliberal actual: Foucault

Alonso Silva Rojas


Profesor Escuela de Filosofía
Universidad Industrial de Santander

¿Qué es la política, en definitiva, si no el juego de esas diferentes artes de gobernar con sus
diferentes ajustes y, a la vez, el debate que ellas suscitan? (Foucault 2007, p. 358)

RESUMEN

Mediante la expresió n gubernamentalidad, Foucault describe el desarrollo, en


Occidente, de una serie de aparatos poder-saber para gestionar el cuerpo-especie y
apropiarse políticamente la vida de la població n, tanto en el liberalismo tradicional
como en el neoliberalismo desarrollado hasta finales de los añ os 80. Por su parte, en
los ú ltimos treinta añ os la gestió n de procesos ha adquirido un papel preponderante.
El mercado aporta los contenidos y las motivaciones para entrar en los juegos y las
redes del poder del capitalismo globalizado.
Partiendo de las herramientas de aná lisis sobre la gramá tica regulatoria del ejercicio
del “gobierno”, propuestas por M. Foucault en sus libros Seguridad, territorio,
población y Nacimiento de la biopolítica, esta ponencia tratará de reflexionar sobre las
formas de “gobierno” en el mundo globalizado actual y su particular disposició n
biopolítica, mostrando la actualidad de su pensamiento.

ABSTRACT

PALABRAS CLAVE
Biopolítica, Foucault, ordoliberalismo, neoliberalismo, biopolítica

KEYWORDS

Mediante la expresió n gubernamentalidad, Foucault describe el desarrollo, en


Occidente, de una serie de aparatos poder-saber para gestionar el cuerpo-especie y
apropiarse políticamente la vida de la població n, tanto en el liberalismo tradicional
como en el neoliberalismo desarrollado hasta finales de los añ os 801. Por su parte, en
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En torno al concepto de biopolítica y sus alcances teó ricos como perspectiva teó rica ver: Cristina,
2014.
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los ú ltimos treinta añ os la gestió n de procesos ha adquirido un papel preponderante.


El control se realiza en forma de un segundo orden: esto es, no se controlan los deseos
sino la forma de desear y las condiciones dentro de las cuales se vive el deseo, a través
de la mediació n del mercado. Se controlan los pará metros, los marcos de referencia y
las fronteras que estructuran el deseo, pero se deja la libertad de actuar desde este
amplio y gestionado margen de posibilidades. El mercado aporta los contenidos y las
motivaciones para entrar en los juegos y las redes del poder del capitalismo
globalizado.
Partiendo de las herramientas de aná lisis sobre la gramá tica regulatoria del ejercicio
del “gobierno”, propuestas por M. Foucault en sus libros Seguridad, territorio,
población y Nacimiento de la biopolítica, esta ponencia tratará de reflexionar sobre las
formas de “gobierno” en el mundo globalizado actual y su particular disposició n
biopolítica, mostrando la actualidad de su pensamiento.

1. Neoliberalismo: intervencionismo, mercado, competencia y laissez-faire

En un primer momento Foucault hace claridad sobre el asunto que preocupa al


liberalismo, para el cual la “veridicció n bá sica” está en el mercado y la “jurisdicció n de
hecho” está en la utilidad. (Cfr.: Foucault 2007, p. 72). El gobierno debe actuar,
entonces sobre la població n de tal manera que el mercado pueda seguir su marcha con
la menor cantidad posible de interferencias, para lo cual se deben hacer aná lisis
econó micos rigurosos y finos que permitan la toma de decisiones fundada en la mayor
certeza posible de su utilidad y efectividad respecto a los objetivos que se persigan. En
este sentido se plantea para el filó sofo la pregunta fundamental del liberalismo, a
saber: “¿cuá l es el valor de utilidad del gobierno y de todas sus acciones en una
sociedad donde lo que determina el verdadero valor de las cosas es el intercambio?"
(Foucault 2007, p. 67)

En este marco de comprensió n del liberalismo se entiende la forma como a partir del
siglo XVIII se van a gobernar los hombres y las cosas. El mercado y la utilidad
supondrá n también una comprensió n paradó jica de la libertad: por un lado, el poder
liberal só lo puede funcionar si garantiza una serie de libertades, pero a la vez debe
administrar y organizar las condiciones en las cuales se puede ser libre, para lo cual
debe restringir en algunos casos la libertad misma, en el sentido que debe garantizar
la seguridad. En efecto: “(... ) Es preciso por un lado producir la libertad, pero ese
mismo gesto implica que, por otro, se establezcan limitaciones, controles, coerciones,
obligaciones apoyadas en amenazas, etcétera". (Foucault 2007, pp. 84)

Se tiene entonces que el liberalismo, en el marco de lograr el buen funcionamiento del


intercambio, se debate siempre en el dualismo libertad seguridad, lo que llevó a los
diferentes gobiernos en el siglo XIX y XX a imponer e introducir estrategias y
mecanismos para limitar la libertad en orden a lograr los objetivos que desde los
aná lisis y contextos histó ricos se hacían respecto a los factores que amenazaban el
libre juego de las fuerzas del mercado. Es así como a comienzos y mediados del siglo
XX los mecanismos de intervenció n gubernamental para ampliar las condiciones en
las que se ejercían las libertades fluctuaban entre el entendimiento segú n el cual la
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igualdad era una condició n de posibilidad de su realizació n fá ctica (socialismo, new


deal, estado de bienestar) y la idea de la necesaidad de limitar en forma radical el
costo econó mico que implicaba el ejercicio de las libertades (nacionalismo, fascismo,
nazismo). En Europa existían, luego de la segunda guerra mundial, tres exigencias: la
reconstrucció n, la planificació n y el logro de objetivos sociales, lo cual indicaba la
necesidad de aplicar medidas intervencionistas “(…) en materia de asignació n de
recursos, de equilibrio de los precios, de nivel del ahorro; de decisiones de inversió n y
una política de pleno empleo; en resumen (...) estamos en plena política keynesiana".
(Foucault 2007, p. 100). Precisamente estas formas de intervencionismo iran a ser el
objeto de la crítica de los pensadores neoliberales en Europa y los Estados Unidos que
analizará oucault. De igual forma, será n el referente a superar mediante las medidas
que a partir de finales de los añ os 70 del siglo XX se introducirá n en Occidente.

Así las cosas, afirma Foucault:

(…) las intervenciones del tipo de Keynes estará n indudable y absolutamente en


el centro de esos diferentes debates. Puede decirse que alrededor de Keynes,
alrededor de la política econó mica intervencionista que se perfeccionó entre 1930
y 1960, inmediatamente antes e inmediatamente después de la guerra, todas esas
intervenciones indujeron algo que podemos denominar crisis del liberalismo, y es
esa crisis de liberalismo la que se manifiesta en una serie de nuevas evaluaciones,
nuevas estimaciones, nuevos proyectos en el arte de gobernar formulados en
Alemania antes de la guerra e inmediatamente después de ésta, y formulados en
Norteamérica en nuestros días. (Foucault 2007, pp. 90-92) Entre esas dos
formas de neoliberalismo (...) hay un montó n de puentes, aunque só lo sea por la
existencia del enemigo comú n, el gran adversario doctrinal que es Keynes (...) los
mismos objetos de repulsió n, a saber, la economía dirigida, la planificació n, el
intervencionismo estatal, el intervencionismo en las cantidades globales a las que
justamente Keynes atribuía tanta importancia teó rica y sobre todo prá ctica.
(Foucault 2007, pp. 97-98)

En efecto, en el nuevo contexto político econó mico la concepció n neoliberal implica un


cambio de perspectiva frente a la relació n Estado-mercado: ya no se va a preguntar
sobre la forma en que el primero debe intervenir para subsanar las deficiencias y las
consecuencias de los defectos intrínsecos del segundo sino que se va a cuestionar al
Estado teniendo como pará metro al mercado. La cuestió n será ahora có mo ejerce el
poder el Estado bajo la vigilancia del mercado. Se trata, entonces, de replantear los
pará metros de funcionamiento del Estado poniendo como principio reconstructivo la
economía de mercado, la cual serviría de poder formalizador para el Estado y la
sociedad. (Cfr.: Foucault 2007, pp. 149-150).

Se tiene, entonces, una primera ruptura con el pensamiento anterior en cuanto es el


mercado el principio de veridicció n de las formas que asume el Estado, las estrategias
que introduce y la lectura del mundo social y econó mico que realiza.

Tiene lugar, ademá s, un segunda ruptura en relació n a como se concibe lo esencial del
mercado. En efecto, afirma Foucault, los neoliberales introducen una noció n
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constitutiva del mercado que va a tener importantes consecuencias en relació n con la


forma de comprender la realidad econó mica y gubernamental contemporá nea, a
saber: “Lo esencial del mercado no está en el intercambio (…) Lo esencial del mercado
está en la competencia”. (Foucault 2007, p. 151). Sin embargo esta noció n no se
entiende como un “dato primitivo” sino como un “objetivo” a alcanzar mediante
políticas gubernamentales apropiadas. La apuesta consiste, entonces en implementar
las actividades requeridas por parte del activo arte gubernamental para alcanzar ese
objetivo histó rico que debe ser producido: incentivar la libre competencia. (Cfr.:
Foucault 2007, pp. 152-154)

Esta actitud activa frente al arte gubernamental supone, por ello, un distanciamiento
de la concepció n política que propone como principio de acció n del gobierno el laissez
faire. No se trata de dejar hacer y dejar pasar, se trata, por el contrario de vigilar,
actuar e intervenir de forma permanente, de tal manera que se logren condiciones
apropiadas, lo má s idó neas posibles, para el ejercicio de la competencia en el contexto
de una sociedad de libre mercado:

El problema del neoliberalismo (...) pasa por (…) remitir, referir, proyectar en un
arte general de gobernar los principios formales de una economía de mercado (...)
El neoliberalismo, entonces, no va a situarse bajo el signo del laissez-faire sino,
por el contrario, bajo el signo de una vigilancia, una actividad, una intervenció n
permanente. (Foucault 2007, pp.157-158). Para los neoliberales, el problema
"(...) no pasa por saber si hay cosas que no pueden tocarse y otras que es legítimo
tocar. El problema es saber có mo tocarlas. Se trata del problema de la manera de
actuar o, si les parece, del estilo gubernamental. (Foucault 2007, p.163).

Finalmente es esencial tener en cuenta que en el trasfondo de las estrategias


gubernamentales neoliberales en Alemania y Estados Unidos, el libre mercado es un
elemento de cohesió n social que integra todas las acciones de los individuos y de la
sociedad civil. Los má s importantes actores sociales aceptan que la economía es el
motor de la vida social en general. Así las cosas, la libertad econó mica que el Estado
está obligado a garantizar y promover produce un consenso político permanente
entre los agentes que intervienen en los diferentes procesos econó micos (inversores,
obreros, empleadores, sindicatos). En efecto, afirma Foucault: “(...) la economía
produce signos, produce signos políticos que permiten el funcionamiento de las
estructuras, produce mecanismos y justificaciones del poder. El mercado libre, libre
en un sentido econó mico, vincula políticamente y pone de manifiesto lazos políticos".
(Foucault 2007, p. 108).

2. Gubernamentalidad neoliberal

En un primer lugar debe establecerse que la noció n de gubernamentalidad hace


referencia al “(…) conjunto constituido por las instituciones, los procedimientos,
aná lisis y reflexiones, los cá lculos y las tá cticas que permiten ejercer esa forma bien
específica (…) de poder que tiene por blanco principal la població n, por forma mayor
de saber la economía política y por instrumento técnico esencial los dispositivos de
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seguridad”. (Foucault 2006, p.136) . El gobierno se ejerce sobre la població n a través


de la acció n econó mica. Se vigila y controla la població n no mediante una intervenció n
directa sino estableciendo los marcos dentro de los cuales una acció n individual y
colectiva es posible: “(…) gubernamentalidad, es decir, la manera de conducir la
conducta de los hombres (...)".(Foucault 2007, p. 218).

Así las cosas, pensado desde la perspectiva de la gubernamentalidad, el


neoliberalismo, como se ha expresado anteriormente, no supone la eliminació n del
ejercicio del poder del Estado, sino su constitució n y su puesta en funcionamiento a
partir de las condiciones econó micas propias de la bú squeda de la realizació n de los
fines sociales propios del dominio de la població n a través de la garantía de las
condiciones necesarias para el libre desarrollo de la competencia.

Foucault extrae los elementos importantes concretos del ejercicio de la


gubernamentalidad neoliberal a partir del estudio del “ordoliberalismo” alemá n y el
neoliberalismo estadunidense.

2.1 Gubernamentalidad en el ordoliberalismo alemá n

En primer lugar, en términos generales, en el ordoliberalismo alemá n a lo que se


apunta, segú n Foucault, es al desarrollo de un marco institucional que permita que la
actividad econó mica fundada en la libre competencia siga su rumbo sin limitaciones
de tipo privado o pú blico. Segú n esta forma de neoliberalismo, el mercado no tiende
de forma natural al monopolio, son los Estados y los privados que al intervenir de
forma excesiva y desordenada en el proceso econó mico crean disfuncionalidades en
su libre desarrollo. El Estado, por lo tanto, no debe intervenir a no ser que sea
necesario para salvaguardar los marcos institucionales que garantizan el libre
ejercicio de la competencia. (Foucault 2007, pp. 134-138).

En segundo lugar, la política econó mica debe estar dirigía a regular y ordenar la
actividad econó mica: La regulació n debe darse só lo de manera coyuntural cuando la
situació n así lo requiera. Se trata de mantener la estabilidad de los precios no para
mantenerlos fijos sino con el fin de controlar la inflació n, y la regulació n no debe estar
orientada primordialmente a mantener el poder adquisitivo o el pleno empleo.
(Foucault 2007, pp. 170-171)

En este contexto el instrumento de la intervenció n será la política crediticia,


realizando una reducció n de los intereses a pagar y facilitando el acceso de las
empresas y los individuos a los créditos. No se apelará a mecanismos propios de la
planificació n como la fijació n de precios, el aumento del empleo o de la inversió n
pú blica con el fin de reactivar el crecimiento econó mico. El empleo debe lograrse
mediante el libre juego de la actividad econó mica y un cierto “índice flotante de
desempleo” puede ser propicio al sano desarrollo de la actividad econó mica. (Cfr.:
Foucault 2007, pp. 170-171).
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Con respecto a las acciones ordenadoras, las intervenciones sobre las condiciones del
mercado deben ser de cará cter lo suficientemente finos como para no interferir en su
libre funcionamiento. Se debe actuar sobre las condiciones marco, esto es sobre las
condiciones que no son directamente econó micas pero mediante las cuales “será
posible hacer funcionar el mercado” (Foucault 2007, p. 174).

La idea es:

(…) visto que el proceso de regulació n econó mico político es y só lo puede ser el
mercado, ¿có mo modificar esas bases materiales, culturales, técnicas, jurídicas
que está n dadas en Europa? ¿Có mo modificar esos datos, ¿có mo modificar ese
marco para que aparezca la economía de mercado? (...) en definitiva, la
intervenció n gubernamental debe ser o bien discreta en el nivel de los procesos
econó micos mismos o bien, por el contrario, masiva cuando se trata de ese
conjunto de datos técnicos, científicos, jurídicos, demográ ficos -sociales, en
términos generales- que ahora será n cada vez má s el objeto de la intervenció n
gubernamental". (Foucault 2007, p.174)

En tercer lugar, la política social del neoliberalismo no tiene como objetivo lograr que
el acceso a los bienes consumibles (culturales, médicos, de vivienda, educativos, etc.)
sea equitativo mediante la implementació n de políticas redistributivas. É ste es, por el
contrario, el objetivo de la economía de bienestar, objeto de crítica, la cual parte de la
premisa de que existen procesos econó micos que tienen una influencia destructiva en
la sociedad y para contrarrestarlos se deben implementar instrumentos de
igualitarismo econó mico tendientes a socializar o colectivizar el consumo o mediante
asignaciones familiares. De igual forma, la economía de bienestar propone cierto tipo
de recompensas y compensaciones activas y generosas en los tiempos de alto
crecimiento econó mico, tendientes a mejorar las condiciones de vida de los menos
aventajados de la sociedad. (Cfr.: Foucault 2007, pp. 175-176)

En relació n a la igualdad, el ordoliberalismo propone como premisa que: "Una política


social no puede fijarse la igualdad como objetivo". (Foucault 2007, p.176). Las
transferencias deben tener unos fines muy limitados orientados a mantener un
mínimo vital a quienes de forma definitiva o pasajera no pueden garantizar su
existencia por sí mismos. (Cfr.: Foucault 2007, p. 177).

Por otra parte, la sociedad debería propiciar las condiciones para que toda la
població n tenga lo suficiente para que cada individuo pueda comprar un seguro para
asumir y afrontar los riesgos que le puedan acaecer en el transcurso de su existencia
(vejez, muerte, enfermedad, accidentes). El instrumento de la política social será
entonces “la capitalizació n má s generalizada posible para todas las clases sociales,
cuyo instrumento será el seguro individual y mutuo y, por ú ltimo, la propiedad
privada". (Foucault 2007, p.177).
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Para la gubernamentalidad neoliberal, la ú nica compensació n “verdadera y


fundamental” en la política social es el crecimiento econó mico (Cfr.: Foucault 2007,
pp. 178).

El neoliberalismo, se propone, entonces, que la intervenció n tenga lugar sobre la


trama y el espesor de la sociedad para poder que el mercado, con sus mecanismos
competitivos, se convierta en el regulador general sobre la sociedad, no para
introducir políticas de redistribuicó n del ingreso. Es una acció n gubernamental que
tiene como objeto el entorno social, “die soziale Umwelt”, y que quiere hacer “(…) que
el mercado sea posible”. (cfr.: (Foucault 2007, pp. 179-181).

En este contexto gubernamental aparece la idea del homo aeconomicus entendido


como el “hombre de la empresa y la producció n” no como el hombre el consumo o del
intercambio. Por lo tanto, se trata de multiplicar la forma empresa en todo el cuerpo
social. (Cfr.: Foucault 2007, pp. 182-186). Esta multiplicidad empresarial debe
regularse jurídicamente, en cuanto que a mayor nú mero de unidades empresariales
mayor fricció n entre ellas. Todo este proceso debe entenderse como un juego: “Un
juego regulado de empresas dentro de un marco jurídico institucional garantizado por
el Estado: ésa es la forma general de lo que debe ser el marco institucional en un
capitalismo renovado". (Foucault 2007, p. 209). En concreto afirma Foucault:

(...) un principio (...) que es comú n al ordoliberalismo alemá n y el neoliberalismo


norteamericano y que reencontramos en el neoliberalismo francés, a saber, que la
economía es esencialmente un juego, se desarrolla como un juego entre
partenaires, que la sociedad entera debe ser atravesada por ese juego econó mico
y la funció n central del Estado consiste en definir sus reglas y garantizar en efecto
su correcta aplicació n. ¿Cuá les son esas reglas? Deben ser tales que el juego
econó mico sea lo má s activo posible y beneficie, en consecuencia, a la mayor
cantidad posible de gente, simplemente con una regla -y aquí estará la superficie
de contacto sin penetració n real de lo econó mico y lo social- en cierto modo
complementaria e incondicional en el juego, esto es, la imposibilidad de que uno
de sus participantes pierda todo y ya no pueda, a causa de ello, seguir jugando.
Clá usula, si se quiere, de salvaguardia del jugador, regla limitativa que no cambia
nada en el desarrollo mismo del juego, pero que impide que alguien quede total y
definitivamente fuera de él. (Foucault 2007, pp. 240-241).

Si la economía es un juego, entonces, en condiciones de fairness, las reglas deberían


ser claras para todos los actores sociales. El Estado se convierte, en este sentido, en
garante de que el juego pueda continuar en el marco de una economía en la que el
individuo es considerado una empresa que persigue su propio interés.

2.2 Neoliberalismo norteamericano

En primer lugar es importante tener claridad sobre el hecho de que en los Estados
Unidos el liberalismo es constitutivo del way of life de los agentes sociales y de
quienes participan en la actividad econó mico política. Así lo expresa Foucault: "(...) el
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liberalismo norteamericano no es (...) una mera elecció n econó mica y política formada
y formulada por los gobiernos o en el medio gubernamental. En Norteamérica, el
liberalismo es toda una manera de ser y pensar. Es un tipo de relació n entre
gobernantes y gobernados mucho má s que una técnica de los primeros destinada a los
segundos". (NBP, pp. 253-254).

Ahora bien, a pesar de que la gubernamentabilidad neoliberal norteamericana tiene


muchos vasos comunicantes con la del neoliberalismo europeo, pueden identificarse
algunos instrumentos institucionales propios de su arte de gobierno gubernamental.

Como primer punto específico encontramos una teoría del capital humano que trata
de desarrollar la idea propia de la economía política clá sica que consideraba al
trabajo, junto con el capital y la tierra, como uno de los tres factores de la producció n
de bienes, sin estudiarlo en su importancia decisiva. En el neoliberalismo
norteamericano se trata de superar este faltante, poniendo en el eje central de la
reflexió n al trabajador, el cual es considerado como una má quina que produce flujos
de ingresos, por lo que se convierte en fundamental resolver el problema de la forma
como el trabajador hace uso de los recursos puestos a su disposició n. En este contexto
también se considera al trabajador como una empresa, como un homo aeconomicus,
empresario de sí mismo y en este sentido generador de sus propios ingresos a través
de la utilizació n de sí mismo como capital y productor. ( Cfr.: Foucault 2007, pp. 261-
265)

La gubernamentalidad neoliberal estadunidense apunta, entonces, a la formació n del


capital humano mediante inversiones educativas del gobierno que traspasan la mera
formació n profesional y se conecta con la noció n de innovació n: "Dicen (...) Si hay
innovació n, es decir, si se encuentran cosas nuevas, si se descubren nuevas formas de
productividad, si hay invenciones de tipo tecnoló gico, no es má s que la renta de cierto
capital, el capital humano, o sea, el conjunto de las inversiones que se han hecho en el
hombre mismo”. (Foucault 2007, p. 273).
El problema de la innovació n se propone también como explicació n de las diferencias
en el desarrollo de las diferentes economías mundiales. En efecto, afirman, el
crecimiento notable de las economías europeas, norteamericana y japonesa se
explican por la composició n, el aumento, el impacto en determinados sectores y los
elementos introducidos en las inversiones del capital humano. De ahí que se proponga
como un objetivo primordial de las políticas sociales, econó micas, culturales y
educacionales a nivel mundial el mejoramiento de las condiciones del capital humano.
Precisamente se interpreta el atraso econó mico de los países del Tercer Mundo como
un efecto de la deficiente inversió n en su capital humano. (Cfr.: Foucault 2007, p. 273).

El segundo punto específico hace relació n a que el neoliberalismo norteamericano


tiene como objetivo generalizar la forma econó mica del mercado a todo el sistema
social que no se rige por intercambios monetarios. Tal generalizació n supone la
aplicació n del esquema del mercado a á mbitos no econó micos y como principio de
inteligibilidad de las relaciones sociales y los comportamientos individuales. Todos los
aspectos de la vida social y personal deben pasar, entonces, por el crisol de los
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mecanismos de la oferta y la demanda. De igual forma, esta generalizació n de la forma


econó mica implica que los criterios del mercado será n utilizados como pará metros
críticos del poder pú blico (ejecutivo, judicial y legislativo). Al gobierno ya no se le
exige que deje hacer como en el laissez faire sino que se le impide hacer y se le acusa
permanentemente de irracionalidad, ineficiencia, inconsistencia y sinsentido (Cfr.:
Foucault 2007, pp. 280-286)

Un tercer punto propio consiste en que las teorías neoliberales resuelven la cuestió n
sobre la forma de gobierno “(…) en un espacio de soberanía poblado por sujetos
econó micos". (Foucault 2007, p. 334) Para ello se recurre a un nuevo objeto, campo y
dominio jurídico econó mico de la acció n de la gubernamentalidad constituido por la
sociedad civil. (Cfr.: Foucault 2007, pp. 334-335): “La economía jurídica de una
gubernamentalidad ajustada a la economía econó mica: ése es el problema de la
sociedad civil (...)”.(Foucault 2007, p. 336).

De esta manera se constituye la tecnología de la gubernamentalidad liberal


conformada por la sociedad civil relacionada de manera indisociable con el homo
aeconomicus. El comportamiento racional de los gobernados es de esta manera
racionalizado por el arte de gobernar. El homo aeconomicus representa el objetivo de
la administració n de la gubernamentalidad neoliberal que controla los marcos
referenciales de sus preferencias, decisiones y acciones. (Cfr.: Foucault 2007, p. 336).

3. Globalización y crisis económica actual

Considero que la gubernamentalidad neoliberal expuesta por Foucault se mantiene en


la época contemporá nea con algunas especificidades. En efecto, la revolució n
tecnoló gica que ha tenido lugar en todos los á mbitos de la vida social y econó mica han
generado una globalizació n de la forma neoliberal de gubernabilidad. La
interdependencia de las economías a nivel mundial hace que se generalicen también
las estrategias de gobierno de acuerdo a la ló gica de mercado. La movilidad de las
empresas, las mercancías y los individuos son constitutivas de un mercado orientado
a la competencia a nivel internacional. De igual forma, el flujo de capitales
especulativos y de inversió n constituyen una condició n fundamental del
funcionamiento del mercado y de la actividad econó mica mundial.

En relació n con la gubernabilidad neoliberal en la actualidad, se pueden hacer las


siguientes anotaciones, en concordancia con los expuesto por Foucault en Nacimiento
de la biopolítica:

En primer lugar, se ha generalizado en el mundo el arte de gobierno neoliberal


norteamericano. En efecto, parte fundamental de la crisis econó mica se puede explicar
como consecuencia de la radicalizació n de la relació n entre Estado y mercado. El libre
mercado, la desregulació n de los instrumentos y las actividades financieras
conllevaron a una eliminació n de los controles a las transacciones, a especulaciones y
a la implementació n de instrumentos “novedosos” de alto riesgo en el sector
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financiero que finalmente condujeron a una crisis generalizada del sistema bancario y
con ello a una desestabilizació n general de las condiciones del mercado internacional.

Por otra parte, el surgimiento de China, India, Brasil y otros países de Asia y América
Latina como jugadores importantes a nivel internacional está iniciando un proceso de
reconfiguració n de las relaciones de las fuerzas econó micas a nivel mundial, dentro
del marco de comprensió n neoliberal de la relació n Estado- economía. Las estrategias
en torno a la formació n del capital humano, de la forma de intervenció n político
jurídica en el mercado y en la sociedad de corte neoliberal hacen parte hoy en día de
un consenso general que só lo en algunos pocos países es puesto en cuestió n.

En segundo lugar, la política social sigue siendo concebida dentro de los mismos
pará metros señ alados en el ordoliberalismo alemá n con una especificidad: el aumento
considerable del desempleo y de los riesgos que debe asumir el homo aeconomicus,
entendido como empresa de sí mismo. En efecto, como resultado de la crisis
financiera, los gobiernos han optado por la implementació n de un instrumento de
superació n de las pérdidas de los bancos mediante la socializació n de las mismas. Es la
població n o la sociedad civil la que tiene que asumir los costos de las decisiones
“novedosas” de los bancos, aumentando de esta manera de forma considerable su
fragilidad y su capacidad de actuar como actores en el juego libre de las fuerzas del
mercado. Muchos de los homo aeconomicus que habían tomado medidas racionales
invirtiendo para prevenir los riesgos que conllevan su condició n de empresas de sí
mismos han perdido sus ahorros, arruiná ndose de esta manera su capacidad de
autosostenerse. Han salido del juego del mercado para constituirse en reserva
desempleada, dependiente de los coyunturales e insuficientes apoyos
gubernamentales.

En tercer lugar, ha tenido lugar un aumento de la desigualdad distribució n a nivel


mundial, debido a la desregulació n y a la no intervenció n del Estado como agente de
redistribució n de los ingresos. En relació n con los Estados Unidos Estados Unidos, J.
Stiglitz afirma, por ejemplo, lo siguiente: “hay una clara tendencia a la concentració n
de ingresos y riqueza en la cima, al vaciamiento de las capas medias y a un aumento de
la pobreza en el fondo”. (Stiglitz, 2012) Esto hace que dentro de la misma ló gica
neoliberal esta estrategia de gobierno desregulado sea contraproducente, pues la
desigualdad, afirma el economista:

(…) reduce el crecimiento y la eficiencia. La falta de oportunidades implica que el


activo má s valioso con que cuenta la economía (su gente) no se emplea a pleno.
Muchos de los que está n en el fondo, o incluso en el medio, no pueden concretar
todo su potencial, porque los ricos, que necesitan pocos servicios pú blicos y
temen que un Gobierno fuerte redistribuya los ingresos, usan su influencia
política para reducir impuestos y recortar el gasto pú blico. Esto lleva a una
subinversió n en infraestructura, educació n y tecnología, que frena los motores del
crecimiento. (Stiglitz, 2012)
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De todas maneras, esta no es una preocupació n de primer orden de los gobiernos en


cuanto, como se ha observado, el objetivo de la política social de la gubernamentalidad
neoliberal no es lograr la igualdad sino de garantizar un marco social propicio para la
competencia entre los sujetos del mercado entendidos como productores de sus
propias condiciones de existencia.

En cuarto lugar, Keynes sigue siendo el enemigo a vencer. Las políticas de los
gobiernos siguen estando entendidas en el horizonte de un Estado que utiliza
estrategias de mercado para resolver los problemas propios de la expansió n de la
crisis. El intervencionismo keynesiano no es una opció n para los gobiernos europeos y
norteamericano, a pesar de algunas políticas sociales tendientes a mejorar el empleo y
la competitividad de la empresas. Como la mejor política social es el crecimiento
econó mico si éste no se da, se mantienen los mecanismos de apoyos puntuales a la
població n que no puede producir su propio sustento, sin activar una política de
bienestar o redistributiva. Algunos economistas como P. Krugman han escrito en
contra de las medidas de austeridad aplicadas en Europa y los Estados Unidos, pero la
praxis de la gubernamentalidad neoliberal que gobierna el mundo toma medidas
precisamente en la direcció n de recortar el gasto. Las afirmaciones de Krugman a este
respecto son las siguientes:

(…) a principios de 2010, la economía de la austeridad —la insistencia en que los


Gobiernos debían recortar el gasto a pesar del desempleo elevado— hizo furor en
las capitales europeas. La doctrina afirmaba que los efectos negativos directos
que los recortes del gasto tendrían para el desempleo se verían contrarrestados
por los cambios en la confianza, que las reducciones salvajes del gasto llevarían a
un aumento repentino del gasto de los consumidores y de las empresas, mientras
que los países que no efectuaran los recortes verían huidas de capital y unos tipos
de interés por las nubes (…) las reducciones del gasto han deprimido
profundamente sus economías, debilitando sus bases imponibles hasta tal punto
que la relació n deuda-PIB, el indicador habitual de progreso fiscal, está
empeorando en lugar de mejorar. (Krugman 2012)

Finalmente, la ló gica del mercado se ha impuesto a nivel global de tal manera que
constituye el marco de referencia de la posibilidad de un acuerdo a nivel internacional
en torno al problema ecoló gico y otros de importancia decisiva que afronta el planeta.
De hecho, puede generalizarse afirmando que la estrategia neoliberal dominante tiene
como objetivo, a este respecto, aplicar las estrategias de mercado para crear un juego
de oferta y demanda en el marco del cual los países puedan competir y comprar y
vender el medio ambiente constituido en propiedad privada. En asuntos relacionados
con la salud el libre mercado es el principio que orienta la oferta y la demanda de
medicamentos tanto en lo referente a la investigació n en nuevas medicinas como a la
venta de drogas necesarias para el tratamiento de enfermedades de gran impacto a
nivel mundial.

De esta manera la gubernamentalidad neoliberal, como lo había develado Foucault, se


ha constituido en el horizonte de validez de la acció n política y en el norte que orienta
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las decisiones má s importantes y cruciales para el control y administració n de la


actividad individual y colectiva en el marco de la libre competencia.

BIBLIOGRAFÍA

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Dioses La biopolítica como problema: alcances y potencialidades de una noció n.
Volumen 1 N° 1 - Noviembre 2013 a Mayo 2014 – pp 111-137

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