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1.

MANUEL MORA Y ARAUJO


“EL PODER DE LA CONVERSACIÓN”

Gente hablando con gente


Cuando la gente habla entre si y pone en circulació n sus opiniones en el espacio social, forma un tejido social
específico e intangible. Este esta constituido por las opiniones que las personas emiten y circulan y es llamado la
OP.
La OP se forma a partir de lo que la gente dice cuando habla entre sí cotidianamente.
Podríamos llamarlo tejido social no institucionalizado, informal, espontá neo y deliberativo.
Los efectos sobre la vida cotidiana van desde incidir un poco hasta influir decisivamente en la instalació n o caída
de gobiernos, o en las orientaciones de las políticas pú blicas.
La OP del siglo XX se concibe como en términos de la opinió n de la persona comú n, el hombre de la calle. La OP
está má s cerca del hombre de la calle silencioso, proclive a conversar persona a persona.
La OP es gente conversando, pero se trata de gente que forma parte de un pú blico masivo cuya existencia puede
ser intangible pero es percibida subjetivamente por todos. Sin conciencia de que cada uno es parte de un
conjunto en el que hay otros, no hay pú blico masivo.

La irrupción de la prensa
Las formas en que se desarrolla la OP es el relativo a los grados de libertad con los que se puede desenvolver. Las
circunstancias histó ricas cambian.
Del mismo modo, en el contexto de relaciones sociales y de instituciones apropiadas, el libro, el diario, los cafés,
la tv, son elementos que destapan la opinió n pú blica y facilitan la libre circulació n de opiniones.
Restringir la difusió n de esos recursos técnicos es la manera preferida por regímenes políticos cerrados para
“taponar” a la OP.
El desarrollo del diario en el siglo XIX tuvo efectos políticos duraderos. Quince añ os después, Internet está
haciendo avances cada vez má s rá pidos en esa direcció n. Crece la diversidad de la oferta de informació n y crece
el consumo de la informació n, contribuyendo a la segmentació n de los pú blicos masivos.
La prensa ayudó a construir  y a segmentar a los públicos masivos, pero también a segmentar a los
sectores dirigentes.
La publicidad retomó el elemento de la imagen visual, aplicá ndola primero a los medios grá ficos y la vía pú blica,
y sumó luego la imagen auditiva en la radio y después en la TV. Pero sin duda la publicidad sigue siendo un canal
de formació n de opiniones no menos decisivo que la prensa.

Las palabras y la realidad


No hay vida social sin lenguaje.
Muchos creen que uno tiene que ser graduado, tiene que ser un intelectual para opinar y la realidad no es así.
Cualquiera de nosotros puede formar parte de una OP. Las palabras que usamos y sus significados nos fueron
dados, no sabemos muy bien por quién, có mo y dó nde.
La OP se forma y desarrolla en el plano donde la gente habla y se expresa sin reparar en los significados
de las palabras que usa. Y ese hombre de la calle va creando su propio lenguaje. Ese lenguaje es el que
nosotros tenemos que tener en cuenta.
En el lenguaje se encuentran las huellas má s hondas del poder.
En la comunicació n cotidiana los silencios dicen mucho. En la OP no todo silencio tiene un valor; pero hay
silencios que cuentan y explican mucho.
En otras situaciones el silencio es también una manera de hablar. El silencio puede configurar un
mensaje público poderoso, “a veces el silencio es má s elocuente que todos los discursos”, dijo Montesquieu.  En
la Argentina conocemos la fuerza de las demostraciones silenciosas a través de casos como el de las madres de
plaza de mayo y el de la marcha de silencio por el asesinato de maría soledad (que acabó con un régimen político
que gobernó en esa provincia durante décadas).
Una de las teorías de la OP que despierta interés en nuestro tiempo, la teoría de la “espiral del silencio”. A
veces el silencio refleja la presión social al conformismo, que puede aconsejar callar tanto como hablar
para decir lo que los demás esperan que uno diga; a veces, es una forma de no conformar.
Muchas veces cuando uno piensa diferente se calla, no por desinterés y se manifiesta el que se hace má s fuerte.
En síntesis, hay silencios prudentes, silencios que otorgan, silencios que desafían la opinió n dominante o
convencional, silencios que expresan voces disidentes, silencios que manifiestan ausencia de algo que decir.
En la OP solo ocasionalmente el silencio puede ser analizado como una forma de expresió n.

OP y cultura política
Se puede establecer con menos dificultad lo que la opinió n pú blica NO es:
● Cultura: en ninguna de sus acepciones.
● Idea y Valores: que predominan en cada tiempo.
● Mitos: que aseguran el cará cter correcto de cada sociedad
● Instituciones
● Há bitos
● Reglas
● Prá cticas y normas sociales que desarrollan en cada sociedad y que organiza la vida pú blica.
● No es el conjunto de los paradigmas de ideas y valores que predominan en cada tiempo y lugar.
Má s bien la OP se mueve en cada momento, dentro de ellos los individuos generan consensos y diseñ os,
adaptaciones y desafíos.
Los paradigmas de ideas y las orientaciones valorativas cambian, pero lo hacen lentamente; la OP se manifiesta
en períodos de corto plazo y de manera espontánea.  Se recicla y renueva. Es volátil y cambiante.
La OP consta del incesante flujo de mensajes que circulan cotidianamente en una sociedad vinculando a sus
miembros unos con otros y a cada uno con el conjunto, uniéndolos y separá ndolos en virtud de la elaboració n
con la que cada uno responde a las circunstancias del medio social en el que vive.
La OP transita por dos circuitos:
CIRCUITO PROFUNDO:
MOTIVACIONES-ACTITUDES-CONDUCTAS (parte en motivaciones, sigue en actitudes y generan conductas). Esto
quiere decir, que todos nosotros partimos de una motivació n, desde que yo me levanto hay una motivació n, una
determinada actitud que genera conducta. Esto es má s fá cil de predecir có mo va a ser la conducta de esta
persona porque es mas firme en el tiempo (Honesto-Chorro).
CIRCUITO SUPERFICIAL:
IMÁ GENES-OPINIONES-COMPORTAMIENTOS: Es má s volá til y cambia. Estamos todo el tiempo bombardeados
por imá genes (lo que vemos en los diarios, tv, lo que me dice el compañ ero de trabajo o de la facultad) todo esto
que veo hace que vaya formando una opinió n. Esta opinió n a diferencia de una conducta genera un
comportamiento.
Existe una diferencia entre el circuito superficial y profundo, en lo que es un comportamiento de una conducta.
Nosotros nos comportamos de forma diferente todos los días y esto no quiere decir que tengamos una conducta
diferente (El ejemplo de un comportamiento es el VOTO).

La OP adquiere mayor relevancia, en su relació n con la cultura y con las instituciones bajo dos condiciones que
histó ricamente van desarrollá ndose:
● Los sistemas de gobiernos democráticos
● Los sistemas sociales con alta densidad comunicacional (ntercambio de comunicación masivo, ej.
las campañas electorales).
La OP, según Araujo, se va a dar en una intersección de cuatro tejidos sociales:
- Tejido estructural
- Valores
- Cultura
- Instituciones
Aquello que une este tejido es la comunicación (circula en medio de este circuito superficial) y va a formar la OP,
se va a formar a partir de innumerables opiniones individuales que se van agregando, se van formando una
opinió n colectiva.
En las democracias la OP “deviene el amo del mundo”. La OP es un tejido comunicacional fluido. Una relació n de
realimentació n con discontinuidades.
La opinió n pú blica puede ser un factor decisivo para el destino de un gobierno particular.
Con la OP nos situamos en el CORTO PLAZO; las decisiones de los seres humanos son decisiones a corto plazo. La
OP es relevante a esas decisiones. Pero también podemos encontrar en la OP una clave para entender algunos
aspectos de los procesos de largo plazo.

El orden social:
Mi enfoque de la OP parte de los individuos que son sujetos de opinión y se traslada después al plano en
el que las opiniones de muchos individuos se agregan en el nivel colectivo.
La sociedad humana se compone de individuos que interactú an entre sí dentro de “un sistema organizado dentro
del cual la vida se desenvuelve”.
Los comportamientos de los individuos responden a los condicionamientos generados en las estructuras
sociales.
La sociología se mueve entre dos visiones opuestas de los actores sociales: la visió n individualista y la visió n
colectivista. El campo de la OP se encuentra en un á rea intermedia.
La OP no es un fenómeno de comportamiento colectivo. Es un fenómeno parecido a un MERCADO: un
espacio donde innumerables decisiones individuales se agregan conformando un estado colectivo.
En la opinión de todos nosotros hay dos fuerzas estructurales que se generan en el seno de las
sociedades:
- CONFORMISMO  (uniformidad de pensamiento y conducta)
- INNOVACIÓN (búsqueda de cambios, aprendizaje, descubrimiento).
Tanto uno como otro requieren de la existencia de colectivos para poder ser definidos. Nadie es conformista só lo
consigo mismo; solamente cuando pertenece a un grupo es posible que exista el conformismo.
Por lo general hay gente que tiende a opinar igual que los demá s y gente que tiende a opinar diferente (aú n
cuando estén de acuerdo).

El fenómeno de la gente opinando


Cada opinió n es un casamiento entre informació n y predisposició n.
La opinió n contiene un componente que se encuentra previamente en la mente del sujeto (predisposició n) y un
componente externo que se agrega a aquel (informació n). De esa mezcla sale cada una de las opiniones que las
personas emiten.
Es claro que la mayoría de las opiniones que estimemos no son juicios de conocimiento.
Los dos valen por igual y cada una de las opiniones individuales en su suma forma la OP.
La OP es VOLÁTIL, nosotros estamos todo el tiempo cambiando. Los elementos cognitivos son
importantes pero no definitorios.
El fenó meno de la OP ha generado dos corrientes de pensamiento que se colocan frente a ella con á nimos
contrapuestos: PESIMISTA (gente opina eventualmente con escasa informació n o con fundamentos no muy
só lidos, es influenciable) y OPTIMISTA. Los optimistas descubren estructuras donde los pesimistas só lo ven
desorden.

Las opiniones y lo público:


Para precisar el significado de la expresió n de OP, hay tres interpretaciones distintas:
1. Opinión sobre lo público, se refiere a lo relativo al á mbito de las decisiones pú blicas o colecticas (no
personales). Diferencia entre lo singular y lo plural
2. Opinión hecha pública, formulada en pú blico. Diferencia entre lo pú blico y lo privado.
Opinión del público, hablamos de este hombre de la calle, del comú n de la gente, de los espectadores.
Espectadores, masas, actores, consumidores.
Para entender hay dos términos OPINION y PUBLICO.
OPINIÓN: es lo que la gente piensa y dice, los juicios que formula cada individuo acerca de objetos o situaciones
del mundo externo. La opinió n puede estar informada o no.
Todos los días se va generando. Cada momento el pú blico define cual es el centro del debate. Lo tangible de la OP
es lo que la gente dice y por el otro, los mensajes de los medios. Por eso la OP es mensurable.
Es el casamiento entre la información y predisposición.
PÚBLICO: es aquello que concierne a un gran nú mero de personas, que ocurre en á mbitos o espacios sociales.
En la OP se diferencia netamente entre estudios de “pú blico general” y estudios de “líderes de opinió n”.
La OP es el estado de opiniones agregadas de los miembros de una sociedad, relativa a que cada
momento la sociedad define cada público.

Una historia en etapas


- Etapa I: Sistema de poder, las elites piensan y transmiten al pueblo.
Etapa que duró casi toda la historia de la humanidad. Las elites pensaban (sacerdotes, nobles, intelectuales,
gurúes) y sus comunicadores transmitían al pueblo las ideas correctas. Los sistemas sociales se
organizaban en relación de poder.

-  Etapa II: Sistema de “ignorancia pluralistica”, las elites se informan de lo que piensa el
pueblo. Cada uno de los comunes ignora lo que piensan los demá s.En esta etapa las elites descubrieron la
conveniencia de informarse de lo que pensaba la gente y buscaron institucionalizar esa informació n.

- Etapa III: sistema de canales controlados masivamente, las elites (los medios) informan al pueblo de lo
que piensa el pueblo.
Es la que vivimos hoy. Las encuestas son difundidas por los medios de prensa y son cada vez má s determinadas
por el pú blico. Las encuestas, cartas de lectores, los diarios, las llamadas telefó nicas a las radios, amplifican las
voces de la gente comú n. La informació n sobre lo que la gente piensa se hace pú blica; se elimina ese factor de
poder sobre la opinió n que es la “ignorancia pluralista”.
El sistema es todavía un sistema de canales que puede ser controlado masivamente.

- Etapa IV: sistema de interacción simbólica, el pueblo interactúa entre sí.


Etapa que recién está empezando a insinuarse, la gente busca no solamente opinar sino ademá s interactuar con
los demá s. Llamo a esta etapa el estadio simétrico. Internet lo hace posible, pero la demanda es anterior y má s
bá sica.
La simetría se percibe en nuestros días en la comunicació n ON LINE, donde se desarrollan espacios de
conversació n virtual.
El estadio ú ltimo lo podemos concebir como una OP libre de influencia HEGEMÓ NICAS.

El individuo incompleto:
Otro concepto importante es el de HOMOSOCIOLÓGICUS, dice que somos autónomos pero que, a su vez,
necesitamos integrarnos. Somos autónomos porque tenemos nuestra personalidad, nuestra estructura
de pensamientos  y porque tenemos nuestra estructura de recepción de mensajes.
Este actor individual existe, actú a, piensa y decide en interacció n con otros. El supuesto es que esos individuos
autó nomos son seres sociales, “incompletos” a partir del hecho fundamental de su necesidad de complementarse
con otros.
El modelo de actor individual que necesitamos es el de HOMOSOCIOLOGICUS, un ser social, a la vez autó nomo en
su capacidad de pensar, decidir y actuar.
A este actor individual se lo caracteriza HOMOSOCIOLOGICUS. Mediante tres aspectos primarios:
1. Su estructura de personalidad: identidad, racionalidad, afectividad.
2. Su estructura de pensamiento: sus mecanismos de formació n de juicios y opiniones.
3. Su estructura de recepción de mensajes, aceptació n, rechazo, almacenamiento y emisió n de mensajes.
Nuestro HOMOSOCIOLOGICUS busca maximizar su posició n social en dimensiones de riqueza, poder y prestigio.
En este plano es racional. La racionalidad es un atributo de las decisiones, no de las creencias. Las personas
opinan porque deciden hacerlo.
Con las tres estructuras nos vamos haciendo actores individuales y se conforma nuestra forma de opinar y
pensar.
Y va a definir que la mente humana funciona como una caja negra. Si me meto tres meses en la caja negra mi
opinió n no cambia. Ya que en ausencia de factores externos (medios) e influencias entre comunes (amigos,
lideres, etc.), no cambiará .
Esto quiere decir, que nuestra opinió n (si fuese una fó rmula matemá tica) es igual a opinió n original, má s hechos
externos, má s otras cuestiones relevantes para el individuo.
OP = opinión original (la que tenemos de antes) + hechos externos (medios) + otras cuestiones
relevantes para el individuo (contacto personal con alguien que tuvo una experiencia)
Entre los tres factores se genera la: Estructura matricial.
Cuando opinamos tenemos una base no arrancamos de cero, yo tengo una idea original un punto de partida. A
este punto de partida le voy a sumar los hechos externos, que son los que llegan por los medios (recepciones de
mensajes). A estos hechos hay que sumarle cuestiones relevantes sobre la sociedad (no es lo mismo hablar de
inseguridad cuando a alguien le pasó algo, que aquel que no le pasó nada).
El individuo que recibe informació n debe primero registrarla, luego aceptarla y finalmente procesarla para
decodificar su significado y evaluar su consistencia; debe darle un lugar en su estructura matricial. A partir de ahí
puede o no hacer suya dicha opinió n. La nueva opinió n se activa en presencia de un estímulo externo.
Si el mensaje entrante es efectivamente aceptado por el receptor, entonces posiblemente ocurrirá en su mente un
cambio opinió n.

Predisposiciones
Son las propensiones que tienen las personas a actuar o a opinar, antes que toda circunstancia.
Las predisposiciones se originan en las ideas de la persona o en otros rasgos de su personalidad o en su
costumbre o há bito.
Existen 5 principales motivos en el origen de una opinió n:
1. Convicciones: razones para justificar una opinió n que posee cada uno. Son arraigadas con valores de
fondo.
2. Intereses: Utilidad que el individuo asigna a determinadas situaciones.
3. Conformidad a normas sociales: Asociados a la pertenencia a un grupo social.
4. Benevolencia: Sentimientos de solidaridad o caridad o valorar el bienestar del grupo má s que el propio.
5. Emociones: Pasiones. Impulsos generados por sentimientos o deseos intensos.

No todas las opiniones son conmensurables segú n Boulding, no todo diálogo es un espacio social fructífero y  a
veces ni siquiera viable: Dandridge diferencia cuatro tipos de creencias sostenidas en cuatro tipos de ló gicas:
1. Pensamiento dogmático: Pensamiento primitivo, con creencias incuestionables.
2. Pensamiento abierto: Disposició n mental que reconoce la posibilidad de creencias distintas. Se mantiene
una fe, pero se reconoce que puede haber otras, o ninguna.
3. Pensamiento racional argumentativo: Só lo admite creer en lo que puede ser probado, demostrado o
argumentado.
4. Pensamiento simbólico: Consiste en símbolos que inspiran esperanza o nuevos objetivos. Un estadio
superior al pensamiento dogmá tico porque no es excluyente.
2. VINCENT PRICE
“LA OPINIÓN PÚBLICA”

Price hace un recorrido para ver como se llega a lo que conocemos hoy por Opinió n Pú blica.
El concepto de OP es un producto de la Ilustración. La idea está ligada a las filosofías políticas de finales del
siglo XVII y XVIII (Locke, Rousseau). Es una idea vinculada a la democracia.
Aunque la noció n de OP no emerge hasta la Ilustració n, los términos O y P llevaban consigo mú ltiples usos que
continú an relacionados a nuestro entendimiento contemporá neo de tales conceptos.
El estado absolutista implicaba la idea de aquel que gobernaba era el monarca por un mandato divino. La OP
rompe con esta idea, implica pensar en el debate y en la razó n. A esto se lo vincula con el surgimiento de un
nuevo modo de producció n.
El surgimiento de una nueva clase social (la burguesía) quien legitima que la idea de que el hombre es libre e
igual ante la ley. IDEA DEL CIUDADANO.
El ciudadano tiene la idea de que puede elegir a sus representantes (que es aquel que gobierna y no es divino) EN
ESTE CONTEXTO COMIENZA LA IDEA DE OP, en donde la OP se vincula con la idea de ciudadano que elige a sus
representante.
También surge un nuevo concepto que es CIUDADANO que es una minoría porque quienes podrían opinar sobre
los asuntos pú blicos eran quienes tenían conocimiento. Recursos que manejan algunos, no la gran mayoría. La
incorporació n de las grandes mayorías genera un concepto en el siglo XIX.
El debate es “pú blico” en el sentido de intentar determinar la voluntad comú n, el bien comú n, es un simple
encuentro de intereses individuales.
El pú blico era una creació n política e ideoló gica sin un referente socioló gico claro. La OP era un instrumento de la
naciente burguesía.  
La OP quedó mejor expresada como la reunió n de intereses de los hombres de una comunidad.
En sus inicios estaba enfocada al pú blico ilustrado, quienes tenían competencias para llevar adelante estos
debates (elite), surgen entonces con la burguesía.
La OP viene a revertir una sociedad absolutista.
Surge la idea de argumentació n en un espacio pú blico, con debates y argumentos.
En el siglo XX la sociedad gana el espacio pú blico y cambia la esfera pú blica. Se rompe la esfera pú blica
restringida a una elite y surgen nuevos debates.

PÚBLICO
Existen diferentes definiciones. Pero bá sicamente se trata de un conjunto de personas con opinió n. Un conjunto
de personas que tiene un problema y que existe controversia sobre un asunto pú blico (no privado).
El pú blico tiene algunas particularidades. Tiene que ver CON EL DEBATE DE UN ASUNTO (lo que le da sentido)
pero los une un momento.
El pú blico es racional, usa el conocimiento.
Hay un debate y aparecen diferentes posiciones. Hay pú blico porque hay un problema y hay OP porque hay un
debate.
Hay diferentes tipos de asuntos, diferente tipos de debates sobre los asuntos (puede ser má s importante para un
grupo que para otro). Una temá tica de la OP es qué hace que un asunto tenga má s alcance que otro? Y en este
debate entran los medios de comunicació n.
Al aproximarse 1900, hubo un cambio de enfoque y método en el análisis de la OP.
Redefinició n del concepto de OP porque esta idea de pú blico cambia debido a los medios. El concepto sigue
siendo el DEBATE DEL ASUNTO. No podemos pensar en un pú blico si no hay un asunto que es controvertido.
En los medios también hay controversias. La OP está mediada por una de esas alternativas que se imponen sobre
el resto. Cuando hay debate tiene que haber una cuestió n de PODER.
Si vamos a los orígenes de OP, en donde la opinió n surge en espacios muy pequeñ os y donde tenían los recursos
para debatir sobre los asuntos pú blicos. Y si vamos a la actualidad de ese debate, el debate  está en los medios, no
significa que no haya debate pú blico, sino que ese debate está marcado por los medios. EN REALIDAD HAY
DEBATE PERO É STE ESTÁ MARCADO POR UN TEMA DE AGENDA.
El pú blico va mutando de acuerdo a los asuntos que estamos debatiendo en el grupo en el que nos movemos o en
la realidad en la que vivimos. EL TEMA ES QUE LOS MEDIOS PLANTEAN EL DEBATE.
La concepció n  de OP hoy en día está asociada a la suma de opiniones individuales.
Cuando comparamos esta noció n con las que prevalecían a principios del siglo XX,  el contraste es impresionante.
La OP era considerada como una clase especial de producto social, no como una colecció n de OP diversas, sino
como la opinió n de un pú blico.
La concepció n socioló gica de pú blico se desarrolló junto con la nueva ciencia psicoló gica de la multitud a fines
del siglo XIX.
Los miembros del pú blico no tienen status fijos, el pú blico es una especie de grupo amorfo cuyo tamañ o y
nú mero de miembros varía segú n el asunto.
La diferencia central del PÚ BLICO con la MULTITUD Y LA MASA es la racionalidad.

MULTITUD:
Grupo de personas que se reú nen por una emoción compartida y desaparece cuando termina.
Característica:
1. El anonimato
2. Las emociones y las acciones se extienden rá pidamente por imitació n espontá nea y contagio.
3. La personalidad se desvanece bajo la influencia de la multitud
Multitud ha servido como concepto contrario al que se define como el pú blico.
La multitud tiene un componente fuerte e irracional.
Es un grupo de personas unidas por la empatía.
Vinculado al tema de emociones compartidas. Esto en el S.XIX era visto como peligroso, por lo que representaba
esta gente en las calles.

Similitud de pú blico y multitud:


● Ambos son mecanismos de adaptació n social y cambio, formas sociales transitorias utilizadas por grupos
sociales para “transformarse” en nuevas organizaciones. La multitud y pú blico no son grupos
organizados.
● La multitud está marcada por la unidad de experiencia emocional mientras que el pú blico está marcado
por la oposició n y el discurso racional.
● La multitud se desarrolla como respuesta a emociones compartidas; el pú blico se organiza en respuesta a
un asunto.
● Entrar en la multitud requiere de la capacidad de pensar y razonar con otros. Cuando el pú blico deja de
ser crítico se disuelve o se transforma en multitud.

Lo opuesto a la multitud es una institució n, porque tiene una historia, el grupo humano esta sujeto a normas y
cada persona ocupa una posició n determinada adjudica roles, acciones, etc. La institució n a diferencia de la
multitud permanece en el tiempo.

MASA:
Conjunto de individuos que son diferentes, independientes, anó nimos y que actú an en respuesta a sus propias
necesidades.
Individuos anó nimos y se distingue por tener una interacció n y comunicació n entre sus miembros muy pequeñ a.
Es HETEROGÉ NEA, e incluye personas de todos los estratos de la sociedad y de todas las profesiones.
La masa es muy dispersa geográ ficamente por lo que no necesita estar en un mismo espacio.
La masa se distingue en varias formas de la multitud y el pú blico.
Está má s organizada que la multitud o el pú blico, y sus miembros son incapaces de actuar concertadamente.
Lo que une a la masa no es la emoció n compartida (como en la multitud) ni el desacuerdo o la discusió n (como en
el pú blico) sino un foco de interés común o atención. Algo que en ese momento atrae su atenció n (pero no un
problema).
El pú blico y la masa estará n cada vez má s entremezclados y será n má s difíciles de diferenciar.

En las condiciones modernas aparecen mucho má s favorables a la masa que a la OP por cuatro razones bá sicas:
a) Son mas las personas que reciben opiniones que quienes la emiten
b) Las comunicaciones que prevalecen está n organizadas
c) La realizació n de la opinió n en acció n esta controlada por las autoridades
d) La masa no tiene autorizació n de las instituciones

CRITICA:
De hecho hay teoría de la OP que ha sido crítica a entender a la OP como sociedad de masa. Uno de los
riesgos que plantea es la transformación del público en masa. Masa es un concepto de sujeto colectivo en
donde lo que une  a este colectivo ya no es un asunto y un debate sino un poco de atención común. En la
masa lo que hay es un consumo.  Tiene una dispersión geográfica.
Lo que tienen en comú n estos conceptos es que no son permanentes, son transitorios (no hay espacios claros).
Cuando hablamos de pú blicos no todos los que debaten en asuntos pú blicos tienen interés.
Un pú blico no es una entidad fija. Cambia en cuanto a su tamañ o y su composició n al tiempo que primero se
identifica un asunto, se varía con la discusió n y finalmente se resuelve.
El pú blico cambia de tamañ o. Cambia también en  su composició n. Distinguimos los actores son aquellos que
intentan influir en el curso de los asuntos políticos. Se dan cuenta de los problemas, proponen soluciones, e
intentan persuadir a los demá s de su punto de vista.
Los espectadores componen la audiencia de los actores, siguiendo sus acciones con diversos grados de interés y
actividad.
La distinció n entre actores y espectadores es confusa puesto que hay una mezcla de los dos tipos de conductas:
los actores de un determinado asunto son espectadores en otro, y los hombres pasan continuamente de uno a
otro lado.

La observación del público


El pú blico es una entidad difícil de identificar de forma precisa. Está imprecisamente organizado a través de la
comunicació n que rodea un asunto, incluye un estrato activo y uno pasivo, cambia en tamañ o y forma segú n se
desarrolla, y tiene o deja de tener existencia al mismo tiempo que un asunto.

El público en general. Escucha sobre asuntos pú blicos. Tiene un punto de participació n má s fuerte cuando vota.
Pero, en general permanece solamente a la escucha.
Corresponde a la població n dada en su totalidad.

El público que vota. El pú blico es el electorado. El acto de VOTAR es una expresió n conductista de la opinió n y
puede considerarse como una participació n en un debate pú blico. Sin embargo, el hecho de que una persona
haya votado significa que se haya ocupado activamente de considerar las posibilidades en juego. Muchos
votantes van a votar sin mucha informació n que guíe su elecció n.

El público atento. El electorado incluye a muchas personas que no está n implicadas ni son activamente políticas.
Es necesario observar un grupo má s pequeñ o de ciudadanos para obtener respuestas realistas a preguntas sobre
el modo en que la OP configura la política actual.  
Está INFORMADO E INTERESADO por los determinados problemas.
Má s informado, lector y participativo y por lo tanto tiene má s peso.
El grupo es heterogéneo. Los miembros son má s activos en los debates pú blicos.

Público activo. Un escaló n má s arriba en la escala del interés y actividad política. El comportamiento de este
grupo en asuntos pú blicos incluye participació n política muy activa.
El término ELITE se utiliza para referirse a estos miembros má s activos de la població n.
Clases de elite:
● Políticas
● Burocrá ticas
● Grupo de interés
● Comunicació n (que incluye no solo a los medias sino también a los líderes de opinió n).
La conformació n de la OP va a estar vinculada al pú blico atento.
Estos miembros del pú blico activo compiten en el mercado de opinió n.
Casi podría decirse que quien moviliza a las elites moviliza el pú blico, por su gran influencia en muchas
decisiones.

Formadores de opinión (periodistas, deportistas, actores, etc), cualquiera puede ser un formador de opinió n
segú n el peso que tengan sus opiniones en la sociedad.
La relació n entre formadores de opinió n y pú blico atento formará n un estado de OP.
Las posiciones se van conformando de acuerdo a los actores (formadores de opinió n) y la gente adhiere o no, de
acuerdo a las posiciones planteadas de antemano.

VINCENT PRICE
“LA OPINIÓN PÚBLICA: CONCEPTUALIZACIÓN DE OPINIONES”

Los términos opinió n y actitud se utilizan, a menudo, de forma intercambiable.


Pero, ambos ocupan posiciones conceptuales de alguna forma diferentes en tres maneras:
1. Las opiniones se han considerado habitualmente como observables, respuestas verbales ante un asunto
o cuestió n, mientras que una actitud es una predisposición secreta o una tendencia psicoló gica.
2. Aunque ambas, actitud y opinió n, implican aprobació n o desacuerdo, el término actitud se dirige má s
hacia el efecto (es decir gustos o fobias fundamentales), y la opinión, má s intensamente hacia el
conocimiento.
3. Una actitud se conceptualiza como una orientación global, perdurable, hacia una clase general de
estímulos, mientras que una opinión se considera má s situacionalmente.

- Las opiniones como expresiones: Thustone observó que las actitudes nunca son directamente accesibles para
el investigador. Las opiniones eran los indicadores manifiestos de las actitudes no observadas.
- Las opiniones como algo meditado: La opinió n al ser considerada como un juicio consciente, generalmente es
visto como má s racional y menos afectivo en su construcció n que una actitud. Uno decide una opinió n, mientras
una actitud no se entiende como formada conscientemente o decidida.
- Las opiniones como adaptaciones de las actitudes ante asuntos específicos: Considera a las actitudes como
parte de la materia prima, los bloques de construcció n que forman las opiniones.

3. GINO GERMANI
“CAPÍTULO III: SURGIMIENTO Y CRISIS DE LA NOCIÓN DE OPINIÓN PÚBLICA”

El iluminismo y la noción de opinión pública.


El reconocimiento de la existencia de un campo de debates de opiniones contradictorias enfrentadas
racionalmente con la pretensió n de alcanzar de este modo la verdad, se remonta justamente a la época del
iluminismo. El reconocimiento de las funciones de la opinió n pú blica en una sociedad, juntamente con el
requisito de las libertades pú blicas para el ejercicio de la libre discusió n, se funda sobre la idea del hombre como
ser racional plenamente capaz de alcanzar por sí mismo la verdad en el orden político y social. La lucha en contra
de la ignorancia constituye la base de la sociedad liberal.

La crítica marxista a la noción iluminista de la opinión pública.


En el siglo XIX, esta teoría de la opinió n pú blica halló una crítica muy neta en el marxismo, orientada hacia el
“desenmascaramiento” de lo que podríamos llamar el origen existencial de ese pensamiento. El marxismo
concibe la opinió n pú blica como la expresió n de una particular visió n del mundo cuya verdad no depende ya de
la racionalidad del proceso discursivo a través del cual fue alcanzada, sino de la particular posició n en que se
encuentra, dentro de la diná mica histó rica, el grupo social al que esa visió n corresponde como perspectiva. La
crítica marxista tiende, por tanto, a destruir los fundamentos de la opinió n pú blica tal como la conciben la teoría
y la sociedad liberales, escindiendo su contenido en dos irreconciliables sectores: el sector “ideoló gico”
correspondiente a la opinió n pú blica de la clase en descenso y el sector “objetivo” correspondiente a la opinió n
pú blica de la clase en ascenso.

La sociología del conocimiento y la noción de opinión pública.


Cualquier grupo social dotado de cierta importancia y consistencia dentro de la sociedad global posee una
cosmovisió n que le es peculiar. Toda perspectiva es relativa; el pensamiento político-social de cualquier grupo
debe considerarse a este respecto “ideoló gico”. Sin embargo, Mannheim logra salir del relativismo que supone
esta formulació n afirmando la posibilidad de trascender las diferentes perspectivas particulares a través de una
visió n sintética que logre abarcarlas a todas ellas y superarlas. La perspectiva privilegiada que el marxismo
asigna a las clases en ascenso correspondería, en el sistema de Mannheim, a los intelectuales.

Posiciones irracionalistas. Pareto y Freud.


Pareto desarrolla la teoría de los residuos y las derivaciones. Este autor clasifica todas las acciones humanas en
acciones lógicas y no lógicas. Las primeras, que representan una adecuació n racional entre fines y medios, son
aquellas que corresponden a la actividad científica y a la econó mica. Las segundas, en las que no se da tal
adecuació n, constituyen prá cticamente todas las demá s y, en particular, las acciones político-sociales. En cada
acció n, cabe distinguir dos elementos: un nú cleo –el “residuo”- representado por el impulso o motivo real; y otra
parte –la “derivació n”- mucho má s variable, que representa la explicació n que los hombres dan de sus propias
acciones. Una ideología es una racionalizació n, una explicació n a posteriori de las acciones cuyo verdadero
motivo reside en el inconsciente. Lasswell formula que las acciones políticas deben explicarse de acuerdo con
este esquema: a) motivos privados, b) desplazados al llegar a la etapa adulta sobre objetos de carácter pú blico y
c) racionalizados en términos de interés político.
La imagen del hombre racional que el iluminismo presenta es sustituida por un hombre cuyas opiniones no son
sino la justificació n de impulsos racionales que él mismo desconoce.

4. CÁNDIDO MONZÓN ARRIBAS


“ESTUDIOS SOBRE LA OP E INVESTIGACIONES SOBRE EFECTOS DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN”

Estudios clá sicos sobre la OP:


En el siglo XVII entra la publicidad como una forma auxiliar de financiació n.
A partir del XVIII los diarios se convierten en la mejor ayuda para la formació n del pú blico político y en el mejor
medio para expresar la OP.
En el siglo XIX la prensa ideoló gica, doctrinal y política al servicio de ideales políticos, religiosos y sociales.  La
prensa y la OP se convierten en CUARTO PODER.
Se sostenía que aquellas personas que no estarían informadas o desconocieran el tema, no podrían ser sujeto de
OP.
La OP es vista en sus orígenes como un concepto político. La expansió n de los medios de comunicació n hizo que
se escapara este concepto desde lo político a otras ciencias (psicología social, sociología y ciencias de las
comunicaciones). Pero será la psicología social la que incluya en sus á reas la OP. En los primeros trabajos de esta
disciplina enfocaban a la OP desde el estudio del comportamiento colectivo. Ya no se importaba de donde se
sacaba la informació n, sino que importaba cuá l era EL COMPORTAMIENTO SOCIAL del “pú blico” frente a
determinados acontecimientos.
Se asimilará pú blico a grupo y OP a la suma de de opinió n y actitudes.
La sociología y la comunicació n política aplicará n al campo de la vida política las técnicas y los resultados de la
psicología social, especialmente en el tema de las actitudes y la conducta electoral. La OP se asimilará en gran
parte a los resultados de los sondeos preelectorales, como estudio de las opiniones y actitudes de una parte
representativa de la població n.
Hacia 1909, se rechaza el concepto de OP como la suma de puntos de vista individuales y se adhiere a la idea de
que la OP es un fenó meno global, organizado, diná mico, comunicativo e interactivo.
La intenció n de la mirada de la OP era ver: frente a un determinado estímulo cuá l es la respuesta que ofrece este
pú blico. Cuá l es la reacció n y ver qué frente a esta reacció n inicial tiene un comportamiento sistemá tico a lo largo
del tiempo que después de ella hay una aptitud cuando se tiene que demostrarlo.
Lo que Monzó n estudia de la OP es: frente a un determinado fenó meno, qué opina la ciudadanía sobre ese
fenó meno, có mo le llega a la ciudadanía la informació n de lo que acaba de ocurrir, có mo mantiene en la mente
eso que acaba de ocurrir. Y después cuando la ciudadanía obra có mo lo hace frente a ese hecho pú blico.
La instancia electoral es la má s fá cil de comprobar porque yo en algú n momento, como ciudadano, al emitir mi
voto voy a mostrar que hay coherencia entre teoría y mi actitud.
Al ser una actitud no puedo medirla. No todos los temas de OP se pueden MENSURAR. Se puede hacer un aná lisis,
una intuició n pero no tengo como corroborarlo en hechos puntuales.
El conocimiento va a provocar estructuras de pensamientos.

Los marcos teóricos


Ademá s de las técnicas, se dan en un marco teó rico que empuja y condiciona los estudios sobre los efectos de
comunicació n.

TEORÍA DEL IMPACTO COLECTIVO:


Surgen a finales de los añ os 20, se inicia con los primeros estudios sobre los efectos de los medios de
comunicació n de masas. Má s allá del comportamiento individual hay un comportamiento social.
Con la llegada de la radio se extiende la idea de que ciertos medios (prensa, radio y cine) tienen un poder
ilimitado.  
Tres puntos que relacionan la teoría de la sociedad de masas y las investigaciones sobre los medios:

0. La moderna sociedad de masas ha  derrumbado los grupos primaros


a. El pú blico de las comunicaciones de masas se encuentra disperso y aislado
b. Quienes controlen los medios pueden influir en las opiniones, aptitudes y conductas y manipular a los
individuos.
- Los medios le dicen al hombre de la masa quién es (le prestan identidad)
- Le dicen qué quiere ser (le dan aspiraciones)
- Le dicen có mo lograrlo (le dan una técnica)
- Le dicen có mo puede sentir que es así, incluso cuando no les es (le dan un escape).
Esta teoría es mecanicista (estímulo-respuesta), esto quiere decir que se estudia que frente a un determinado
estímulo tenemos una determinada respuesta.
Si yo logro que este estímulo llegue a todos, es muy probable que con todos tenga la misma respuesta.
La teoría de la aguja hipodérmica, porque los medios al transmitir mensajes cargados de opiniones, actitudes y
disposiciones producen efectos directos, inmediatos y eficaces. El pú blico (supone esta teoría) está formando por
una masa amorfa que recibe sin resistencia los mensajes que le ofrecen los media y que en el camino no va a
encontrar obstá culo alguno.

LA TEORÍA DE LOS FACTORES INTERMEDIOS:


Los medios de masas dirá n que no son tan potentes y eficaces como se creía en un principio y si producen efectos
es porque interactú an con otros factores o porque refuerzan las actitudes diferentes ya existentes. En definitiva,
la OP está intencionada por los grupos primarios.

Grupos primarios:
Se llega a la conclusió n de que el individuo, aú n en las grandes ciudades, nunca ha roto sus lazos familiares,
vecinales o amistosos y que la infiltració n de los medios es interceptada, censurada y desviada por diversos
sistemas sociales de creació n de opinió n y de ejercicio de influencia.
En el grupo primario los miembros se hallan ligados unos a otros por lazos emocionales cálidos, íntimos y
personales y poseen una solidaridad inconsciente basadas má s en los sentimientos que en el cá lculo.
En ú ltima instancia, si queremos convencer a alguien tenemos que tratar de convencer a los grupos primarios
que van a monopolizar esa opinió n y van a tratar que los que conforman ese grupo consoliden esa opinió n.
Esta teoría se extiende desde 1940 hasta los añ os 60, los estudios se deben interpretar desde el funcionalismo y
el conductismo.
Dentro de ese grupo primario va a permitir interpretar la realidad de acuerdo a los intereses de ese grupo, va a
facilitar a los demá s a tomar posiciones y ademá s el grupo va a exigir que estas opiniones internas del mismo
estén equilibradas con la del resto del grupo.

Líderes de opinión:
Dentro de los grupos primarios tenemos a los líderes de opinió n, aquel que habla má s, aquel que se presenta
como el líder, el portavoz (aquel que trata de imponer su posicionamiento para que todos los miembros
socialicen lo mismo).
HAY QUE CONVENCER A ESOS QUE SON LÍDERES DE OPINIÓ N, estos son así porque:

● Está n má s informados,
● Conocen má s
● Los otros miembros lo valorizan, lo respetan, lo escuchan
● Y pueden crear nuevas opiniones, fortalecer las existentes o destruirlas.
Un líder de opinió n no se manifiesta como tal, lo es por naturaleza.
Los medios no son tan poderosos, eficaces y directos como se había pensado hasta entonces, por el contrario. Los
medios refuerzan las opiniones y actitudes existentes.

La exposición, percepción y retención selectivas :


El tema de la exposició n, percepció n y retenció n selectiva, tal como defienden las teorías situacional y de los usos
y gratificaciones, nos lleva a admitir que las audiencias juegan un papel activo importante en el flujo de las
comunicaciones. Los individuos que forman una audiencia prestan atenció n selectiva a los mensajes de los
medios cuando guardan relació n con sus intereses
Para muchos está claro que se elige o selecciona aquella informació n que es constante con nuestras actitudes y se
evita aquella que va en contra.

El cambio de opinión y actitud:


A esta teoría se le suma una segunda dentro de la misma; es decir, dentro de la teoría de los factores intermedios
encontramos la  del cambio de OPINIÓ N Y LA ACTITUD  (La Teoría de la disonancia cognoscitiva). Es decir,
porqué se produce esa ruptura entre opinió n y actitud.
Entonces dice, el comportamiento del ser humano tiene necesidades que a si mismo garantizan una opinió n
sobre un determinado tema. (Ejemplo la iluminació n del aula). El receptor intenta, con ayuda del consumo de los
medios, reducir o impedir las contradicciones (disonancias) abiertas y amenazadoras entre sus actitudes, sus
principios, su conocimiento y su acció n, y construir una consistencia y congruencia lo má s amplias posibles
dentro de su estructura psíquico-cognitiva, principalmente en su percepció n.
Cuando la disonancia esta presente, ademá s de intentar reducirla, la persona evita activamente las situaciones e
informaciones que podrían probablemente aumentarla.

La retórica del lenguaje


No se analiza tanto el contenido (las razones del mensaje), sino la forma (retó rica del mismo)
Los aspectos má s estudiados son:

0. La comunicació n con mensajes atemorizantes.


a. El orden de presentació n en los argumentos del discurso. Al principio los contenidos agradables y al final
los desagradables.
b. La argumentació n unilateral y bilateral. Argumentos a favor y en contra del punto de vista propio.
c. Aportació n de conclusiones explícitas o implícitas.
d. La exposició n repetitiva del mensaje. Va minando poco a poco la resistencia.
e. Los contenidos emocionales y racionales de la comunicació n.  Contenido afectivo presente para una
mayor atenció n.
f. Mensajes discrepantes del punto de vista del auditorio. Persuasió n eficaz.

LA TEORÍA DE LOS USOS Y GRATIFICACIONES:


En vez de preguntarse que hacen los medios con la audiencia, se pregunta qué hace la audiencia con los medios.
Este enfoque entiende que los miembros de la audiencia son activos y que éstos utilizan los medios segú n sus
intereses, necesidades y motivaciones.
Los medios de comunicació n, segú n la teoría de los factores intermediarios, conseguían pocas conversiones y sus
éxitos se centraban en el refuerzo de las opiniones y actitudes ya existentes. Las audiencias cuando se exponen  a
los medios no van como una tabla raza, sino que llevan motivaciones distintas y obtienen gratificaciones
distintas. La comunicació n se convierte en un puente entre el hombre y su medio ambiente.
La audiencia traslada a los medios sus propias necesidades y busca en ellos gratificaciones.
La teoría de los usos y gratificaciones nos remite estudiar la OP, no tanto como objeto de la persuasió n y
propaganda, sino desde un pú blico que se manifiesta como activo, y que utiliza los medios de comunicació n para
conseguir informació n en interacció n con otros muchos factores del entorno.
Las gratificaciones má s importantes descubiertas en los estudios hacen referencia a la adquisició n de
informació n, evasió n o descarga de problemas, bú squeda de apoyo, seguridad y aumento de la autoestima.

LA TEORÍA DE LA AGENDA SETTING:


La capacidad que tienen los medios para transmitir o canalizar la informació n.
Los medios, por un lado, transmiten gran cantidad de informació n y el pú blico, por el otro lado, busca
orientació n. Los medios crean una realidad de segunda mano y los individuos acuden a ella para construir su
mapa cognitivo.
Los medios son importantes ahora porque orientan al individuo en sus pensamientos al ofrecerles unos temas y
silenciarle otros. No le dicen qué ha de pensar, pero le orientan sobre qué tienen que ocupar sus pensamientos.
Los medios de comunicació n por el hecho de prestar atenció n a algunos temas e ignorar otros, tienen un efecto
sobre la opinió n pú blica.

LA TEORÍA DE LA ESPIRAL DEL SILENCIO


La hipó tesis de la Espiral del Silencio de Noelle Neumann señ ala que los individuos realizan una constante
supervisió n del entorno, de tal suerte que son plenamente conscientes acerca de cuá les opiniones son
"políticamente correctas" o van "ganando terreno".
Esta supervisió n del entorno se da de manera intuitiva y natural, permite al individuo adherirse a la opinió n de
las "mayorías". Así, se inicia un proceso en espiral, en el cual, los individuos tienden a responder con solicitud, ya
sea con el consentimiento o con el silencio.
De esta manera "quienes se sienten portadores de opiniones discrepantes de las mayorías tenderá n, por la
presió n social del miedo, a sentirse aislados o en choque con lo mayoritario bien visto, a silenciar sus verdaderas
opiniones, favoreciendo así la impresió n de los que opinan en mayoría, de que su preponderancia social es
incluso má s extensa de la existente en realidad.
A la inversa, los minoritarios se sentirá n má s aislados de lo que verdaderamente está n y esto irá creando un
proceso en espiral: las personas de convicciones menos firmes o má s indecisas irá n adoptando con má s facilidad
las tesis de moda y la consideració n social de las opiniones minoritarias será cada vez má s escasa.
Noelle Neumannn desvia la atenció n de los efectos hacia nuevos temas como:
- La consonancia
- La acumulació n
- La omnipresencia
La presió n de los medios de comunicació n crean un nuevo clima de opinió n.
Esta teoría explica la formació n de la opinió n pú blica como un fenó meno social que se genera al amparo de la
comunicació n política y como un efecto fuertemente  relacionado con los medios.
La opinió n pú blica recupera la dimensió n política y pú blica que se le dio en el pasado dentro del juego de
opiniones publicadas y opiniones silenciadas.

LA HIPÓTESIS DEL DISTANCIAMIENTO SOCIAL


Contradice la idea popular de que al haber má s medios de comunicació n y abundantes los mensajes, todas las
personas está n suficientemente informados de lo que acontece a su alrededor.
La cantidad de informació n es abundante pero los efectos que produce en vez de aproximació n, los medios y sus
mensajes distancian cada vez má s a los grupos que la forman.
La hipó tesis del distanciamiento viene a decir que cuando se incrementa la circulació n de informació n a través de
los medios de comunicació n, los segmentos má s instruidos o status socioeconó mico má s alto tienden a conseguir
dicha informació n de manera má s amplia que aquellos menos instruidos o con status má s bajo.
No niega que estos sectores estén privados de informació n, sino que hacen un uso distinto y un distanciamiento
entre grupos.

5. GERARDO ADROGUÉ
“EL DEBATE SOBRE LA OPINIÓN PÚBLICA EN EEUU”

Introducción. Los orígenes del debate:


Adrogué es un soció logo dedicado al estudio de OP.
É sta es volá til puesto que cambia constantemente.
El debate se extendía tanto en tiempo como en el espacio.

EL CONSENSO PESIMISTA:
Se extendió desde mediados de la década del 30 hasta la intensificació n de la guerra de Vietnam.
La mirada sobre el concepto de OP, se fundó en tres argumentos principales:

0. La OP es volátil, inestable e incomprensible


a. La OP es irracional o carece de coherencia en el sentido de que no está estructurada sobre un sistema de
valores y creencias comunes,
b. La OP tiene escaso o nulo impacto sobre el proceso político de toma de decisiones.

El “hombre de la calle”, El “ciudadano comú n” só lo dispone de percepciones difusas, “imá genes en su cabeza”, las
que muchas veces distan de la realidad y la distorsionan.
El ciudadano común posee poco o ningún interés en temas de política  y aun menos información al
respecto.
La gente se siente “obligada” a dar una respuesta aun cuando no la tenga, y da las respuestas como quien tira una
moneda al aires y eso es lo que recogen las encuestas, material de escaso valor. Respuestas meramente azarosas.
Apenas el 20 por ciento de los encuestados fueron los denominados “elite”, el “pú blico atento” o el “pú blico
activo” en contraposició n a la gran masa del “pú blico inactivo”, “no atento” y desinformado.
Quienes votan por votar no hacen sino seguir patrones comunes compartidos por la familia, los amigos u otros
grupos pares. Un individuo actuará conforme al grupo social con el cual se sienta má s identificado.
El autor compara la OP con un monstruo prehistó rico “con el cuerpo grande como una habitació n pero el cerebro
del tamañ o de un alfiler”.
CONSENSO OPTIMISTA:
En los añ os 70 esta nueva visió n fue tomando cuerpo y desafiando los supuestos del consenso pesimista.
El nuevo modelo de interpretació n se agrupó en torno de la siguiente idea:

0. La OP es estable y real, y si cambia lo hace en forma predecible;


a. La OP es racional, sus preferencias responden a un sistema estructurado y coherente de valores y
creencias, y en particular responde a la ideología;
b. La OP influye en forma notable sobre el proceso político de toma de decisiones.
Los autores que se embarcaron en la corriente optimistas critican a sus adversarios por reducir “la informació n”
en datos enciclopédicos (fechas, nombres y lugares) de escaso valor en el aná lisis de la OP.

Se distingue entre la “opinión del experto”, la cual es un sustituto de informació n fáctica y la “OP” que concierne
a juicios de valor. Esta distinció n es decisiva. Por un lado, la opinió n del experto es una proposició n que puede, o
no, ser corroborada empíricamente. Por el contrario, los juicios de valor no asumen la forma de proposiciones
empíricas y por lo tanto no tiene sentido contrastarla frente a los hechos. La desinformació n afecta a la OP, pero
de manera tangencial.
La ú nica manera de identificar un cambio real en la OP es comparar respuestas obtenidas por preguntas que
fueron realizadas con las mismas palabras en distintas oportunidades.
Cuando hay cambio, éste es gradual. Los cambios abruptos ocurren muy raramente y responden a situaciones
histó ricas especiales.
Si el consenso pesimista concibe una OP volá til, imprescindible e irracional, con escasa o nula capacidad de
influir sobre los gobernantes; el consenso optimista, por el contrario, describe una OP estable, predecible y
racional, coherente en la formació n de sus preferencias y con capacidad de influir sobre quienes toman las
decisiones de gobierno.  
Si para el consenso pesimista la OP se asemeja a un monstruo prehistó rico de cuerpo intenso y cerebro
minú sculo, para el consenso optimista la gente no es estú pida.

GERARDO ADROGUÉ
“SOBRE LA OPINIÓN PÚBLICA ARGENTINA”

El auge y fortalecimiento de este campo de estudio en América Latina son paralelos a la consolidació n de la
democracia.
Consenso pesimista y optimista de Lippman.

Cómo es la opinión pública argentina


¿Es la opinión pública estable y predecible o inestable y volátil?
En la Argentina es paralelo el auge de los estudios de opinió n a la restauració n de la democracia en los añ os 80.
La estabilidad y el cambio gradual parecen ser los patrones dominantes en la evolució n de la opinió n pú blica.
La opinión pública argentina es estable, y cuando cambia, lo hace generalmente de manera gradual y en forma
predecible.
Existen continuidades significativas en el aná lisis de las orientaciones de la opinió n pú blica y es en base a líneas
actitudinales estables.
Lo expresado no significa desconocer la existencia de cambios abruptos en la opinió n pú blica, los cuales
probablemente existen en mayor medida de lo que podamos dejar aquí constancia. Só lo que estos cambios distan
mucho de ser caprichosos o inexplicables. Por el contrario, su aná lisis demuestra la existencia de una opinió n
pú blica coherente, predecible y con capacidad de respuesta a la realidad que la circunda.
Un ejemplo de cambio abrupto es el incremento del desacuerdo con el control gubernamental de la prensa y los
medios de comunicació n durante los primeros añ os de democracia.
La pronunciada curva ascendente que dio este grá fico no hace má s que reflejar el rá pido aprendizaje realizado
por los argentinos en materia de prensa libre en un sistema democrá tico.

¿Es la opinión pública argentina racional o irracional?


La racionalidad es la capacidad de los individuos de emitir opiniones coherentes sobre la base la informació n
disponible.
Existe evidencia para afirmar que la opinió n pú blica argentina es racional.
En primer lugar porque ella es sensible a la informació n disponible.
Las tendencias de la sociedad argentina respecto de los valores, creencias y principios que brindan coherencia y
racionalidad a la opinió n pú blica argentina:
- En términos políticos hay un mayor apego respecto de los principios de la democracia y el pluralismo partidario
e ideoló gico. La tolerancia política diluye la imagen del adversario.
- Se abandona un fuerte estatismo y valora el rol del mercado como mecanismo principal de asignació n y
distribució n de recursos.
- En los valores sociales, se aprecian tendencias de cambio hacia una sociedad má s abierta, dispuesta a reconocer
la igualdad de oportunidades, las diferencias y rechazar la violencia, pero al mismo tiempo conservadora, que
aprecia los liderazgos fuertes.

Impacto de la opinión pública sobre quienes toman decisiones en el gobierno


Efectivamente la OP tiene en la Argentina un impacto significativo y real sobre quienes toman decisiones de
gobierno.
Ademá s ha demostrado tener un creciente impacto en la oferta política que los partidos ofrecen a la sociedad.
No solo ayudan a diseñ ar estrategias comunicacionales sino también a decidir quien es el mejor candidato para
las elecciones o incluso la conveniencia de llevar adelante alianzas electorales.
La OP establece los límites sobre los gobernantes.

6. PIERRE BOURDIEU
“LA OPINIÓN PÚBLICA NO EXISTE”

Bourdieu pone en tela de juicio los tres supuestos que implícitamente utilizan:
1. Cualquier encuesta de opinió n supone que todo el mundo puede tener una opinión
2. Todas las opiniones tienen el mismo valor
3. Plantear la misma pregunta a todo el mundo implica la hipó tesis de que hay un consenso sobre los
problemas
Con frecuencia se hacen reproches técnicos a los sondeos de opinió n. Por ejemplo se pone en tela de juicio la
representatividad de las muestras.
Se les reprocha que hacen preguntas falseadas o se falsean las preguntas a través de su formulació n.
También que las problemá ticas que fabrican los institutos de sondeo de opinió n está n subordinadas a una
demanda de tipo particular o intereses políticos.
Tal como está n las cosas actualmente, el sondeo de opinió n es un instrumento de acció n política.
La primera operació n que tiene como punto de partida el postulado que dice que todo el mundo debe tener una
opinió n consiste en ignorar las no respuestas.
Cuantas má s tensiones genera una pregunta para una categoría determinada, má s frecuentes ser{an las no
respuestas dentro de esta categoría.
Uno de los efectos má s perniciosos de la encuesta de opinió n consiste precisamente en que apura a la gente a
contestar preguntas que no se les plantean.
El segundo principio a partir del cual la gente puede producir una opinió n es la ética de clase, es decir un
sistema de valores implícitos que las personas han interiorizado desde la infancia y a partir del cual engendran
respuestas para problemas muy diferentes.
Lo importante para el autor es que la encuesta de opinió n considera a la opinió n pú blica como una simple suma
de opiniones individuales, recogidas en una situació n a la cual va furtivamente un individuo a expresar de
manera aislada una opinió n aislada.
Una persona tiene opiniones sobre un tema cuanto má s interesada se encuentra en el problema, es decir, cuanto
má s interés tiene en él.
La encuesta de opinió n tradicional ignora tanto a los grupos de presió n como las disposiciones virtuales que
pueden no expresarse en forma de discurso explícito. Esta es la razó n por la cual es incapaz de engendrar la
menor previsió n razonable sobre lo que ocurrirá en una situació n de crisis.

7. VINCENT PRICE
“CAPÍTULO V: CONCEPTUALIZACIÓN DEL PROCESO DE OPINIÓN PÚBLICA”

Los aspectos colectivos e individuales de la OP nunca se han podido separar fá cilmente en la investigació n.
Ha habido sin duda un cambio general de la postura colectiva a la individual, como un alejamiento de nociones
abstractas y difíciles de investigar. Se busco una aproximació n má s manejable con una muestra representativa de
opiniones individuales.
La mayoría de los investigadores actuales reconocen el valor de los datos de opinió n de nivel individual
conseguidos a través de investigaciones de sondeo como un ú til primario para estudiar la OP. Sin embargo no se
puede dejar por fuera el amplio proceso colectivo dentro del cual las opiniones individuales se forman y
expresan.

Aspectos colectivo e individual


La investigació n sobre la OP debe, cubrir siempre los intereses colectivos e individuales.
La tendencia a separar la teoría en niveles individual y colectivo e investigarlos por separado puede limitar el
aná lisis de la conducta política y fracasar en la simultaneidad de la acció n colectiva e individual.

La noción del debate público


El término debate pú blico intenta describir una masa de gente que se organiza en pú blico, personas que
reconocen un problema, que producen ideas sobre lo que hay que hacer, que intenta resolver el asunto a través
del consenso.
- Dinámica de la toma de decisión en un grupo: Los procesos de comunicació n y cambio de opinió n son
necesarios para que los grupos sobrevivan.
A través de la discusió n se intercambian ideas e informació n, que permite al grupo establecer un entendimiento
comú n. La discusió n sirve también como medio para la expresió n y negociació n de corrientes de opinió n dentro
del grupo.
- Debate público en entornos sociales mayores: La gran variedad de individuos y grupos que pueden
desempeñ ar un papel y los diferentes papeles que desempeñ an, hacen la descripció n y el análisis mucho má s
difícil.
Hay discusiones informales, dispersas y no demasiado frecuentes entre miembros individuales del pú blico.
Los grandes pú blicos requieren medios de intercambio de ideas má s sistemá ticos y existe una dependencia de
los medios de comunicació n y sus intermediarios.

Actores de la política, periodistas y público atento


La diferencia entre líderes y seguidores, entre actores de la política y espectadores es una de las características
principales de un debate pú blico a gran escala.
Los actores son aquellas personas que intentan variar la conducta del colectivo y crean asuntos pú blicos.
Los espectadores pueden estar especialmente interesados sobre el asunto concreto, siguen las noticias y les
gusta hablar sobre asuntos pú blicos.
El pú blico atento es má s que una audiencia, sus miembros aportan atenció n y meditació n respecto al asunto en
cuestió n.
Los periodistas permiten a los pú blicos atentos formarse alrededor de desacuerdos con la elite e intentan alertar
al pú blico de los problemas.
La prensa es dependiente de los actores políticos para obtener noticias.
El periodismo permite a los actores y espectadores políticos interactuar.

Observación de la opinión pública


Los indicadores de la OP, se obtienen de muchas fuentes generalmente por medio de una de estas tres técnicas:
- Entrevistas estructuradas
- Aná lisis de contenido
- Entrevistas en profundidad
Aunque ninguna de estas observaciones es suficiente para describir la OP en su totalidad.

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