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La irrupción de la prensa
Las formas en que se desarrolla la OP es el relativo a los grados de libertad con los que se puede desenvolver. Las
circunstancias histó ricas cambian.
Del mismo modo, en el contexto de relaciones sociales y de instituciones apropiadas, el libro, el diario, los cafés,
la tv, son elementos que destapan la opinió n pú blica y facilitan la libre circulació n de opiniones.
Restringir la difusió n de esos recursos técnicos es la manera preferida por regímenes políticos cerrados para
“taponar” a la OP.
El desarrollo del diario en el siglo XIX tuvo efectos políticos duraderos. Quince añ os después, Internet está
haciendo avances cada vez má s rá pidos en esa direcció n. Crece la diversidad de la oferta de informació n y crece
el consumo de la informació n, contribuyendo a la segmentació n de los pú blicos masivos.
La prensa ayudó a construir y a segmentar a los públicos masivos, pero también a segmentar a los
sectores dirigentes.
La publicidad retomó el elemento de la imagen visual, aplicá ndola primero a los medios grá ficos y la vía pú blica,
y sumó luego la imagen auditiva en la radio y después en la TV. Pero sin duda la publicidad sigue siendo un canal
de formació n de opiniones no menos decisivo que la prensa.
OP y cultura política
Se puede establecer con menos dificultad lo que la opinió n pú blica NO es:
● Cultura: en ninguna de sus acepciones.
● Idea y Valores: que predominan en cada tiempo.
● Mitos: que aseguran el cará cter correcto de cada sociedad
● Instituciones
● Há bitos
● Reglas
● Prá cticas y normas sociales que desarrollan en cada sociedad y que organiza la vida pú blica.
● No es el conjunto de los paradigmas de ideas y valores que predominan en cada tiempo y lugar.
Má s bien la OP se mueve en cada momento, dentro de ellos los individuos generan consensos y diseñ os,
adaptaciones y desafíos.
Los paradigmas de ideas y las orientaciones valorativas cambian, pero lo hacen lentamente; la OP se manifiesta
en períodos de corto plazo y de manera espontánea. Se recicla y renueva. Es volátil y cambiante.
La OP consta del incesante flujo de mensajes que circulan cotidianamente en una sociedad vinculando a sus
miembros unos con otros y a cada uno con el conjunto, uniéndolos y separá ndolos en virtud de la elaboració n
con la que cada uno responde a las circunstancias del medio social en el que vive.
La OP transita por dos circuitos:
CIRCUITO PROFUNDO:
MOTIVACIONES-ACTITUDES-CONDUCTAS (parte en motivaciones, sigue en actitudes y generan conductas). Esto
quiere decir, que todos nosotros partimos de una motivació n, desde que yo me levanto hay una motivació n, una
determinada actitud que genera conducta. Esto es má s fá cil de predecir có mo va a ser la conducta de esta
persona porque es mas firme en el tiempo (Honesto-Chorro).
CIRCUITO SUPERFICIAL:
IMÁ GENES-OPINIONES-COMPORTAMIENTOS: Es má s volá til y cambia. Estamos todo el tiempo bombardeados
por imá genes (lo que vemos en los diarios, tv, lo que me dice el compañ ero de trabajo o de la facultad) todo esto
que veo hace que vaya formando una opinió n. Esta opinió n a diferencia de una conducta genera un
comportamiento.
Existe una diferencia entre el circuito superficial y profundo, en lo que es un comportamiento de una conducta.
Nosotros nos comportamos de forma diferente todos los días y esto no quiere decir que tengamos una conducta
diferente (El ejemplo de un comportamiento es el VOTO).
La OP adquiere mayor relevancia, en su relació n con la cultura y con las instituciones bajo dos condiciones que
histó ricamente van desarrollá ndose:
● Los sistemas de gobiernos democráticos
● Los sistemas sociales con alta densidad comunicacional (ntercambio de comunicación masivo, ej.
las campañas electorales).
La OP, según Araujo, se va a dar en una intersección de cuatro tejidos sociales:
- Tejido estructural
- Valores
- Cultura
- Instituciones
Aquello que une este tejido es la comunicación (circula en medio de este circuito superficial) y va a formar la OP,
se va a formar a partir de innumerables opiniones individuales que se van agregando, se van formando una
opinió n colectiva.
En las democracias la OP “deviene el amo del mundo”. La OP es un tejido comunicacional fluido. Una relació n de
realimentació n con discontinuidades.
La opinió n pú blica puede ser un factor decisivo para el destino de un gobierno particular.
Con la OP nos situamos en el CORTO PLAZO; las decisiones de los seres humanos son decisiones a corto plazo. La
OP es relevante a esas decisiones. Pero también podemos encontrar en la OP una clave para entender algunos
aspectos de los procesos de largo plazo.
El orden social:
Mi enfoque de la OP parte de los individuos que son sujetos de opinión y se traslada después al plano en
el que las opiniones de muchos individuos se agregan en el nivel colectivo.
La sociedad humana se compone de individuos que interactú an entre sí dentro de “un sistema organizado dentro
del cual la vida se desenvuelve”.
Los comportamientos de los individuos responden a los condicionamientos generados en las estructuras
sociales.
La sociología se mueve entre dos visiones opuestas de los actores sociales: la visió n individualista y la visió n
colectivista. El campo de la OP se encuentra en un á rea intermedia.
La OP no es un fenómeno de comportamiento colectivo. Es un fenómeno parecido a un MERCADO: un
espacio donde innumerables decisiones individuales se agregan conformando un estado colectivo.
En la opinión de todos nosotros hay dos fuerzas estructurales que se generan en el seno de las
sociedades:
- CONFORMISMO (uniformidad de pensamiento y conducta)
- INNOVACIÓN (búsqueda de cambios, aprendizaje, descubrimiento).
Tanto uno como otro requieren de la existencia de colectivos para poder ser definidos. Nadie es conformista só lo
consigo mismo; solamente cuando pertenece a un grupo es posible que exista el conformismo.
Por lo general hay gente que tiende a opinar igual que los demá s y gente que tiende a opinar diferente (aú n
cuando estén de acuerdo).
- Etapa II: Sistema de “ignorancia pluralistica”, las elites se informan de lo que piensa el
pueblo. Cada uno de los comunes ignora lo que piensan los demá s.En esta etapa las elites descubrieron la
conveniencia de informarse de lo que pensaba la gente y buscaron institucionalizar esa informació n.
- Etapa III: sistema de canales controlados masivamente, las elites (los medios) informan al pueblo de lo
que piensa el pueblo.
Es la que vivimos hoy. Las encuestas son difundidas por los medios de prensa y son cada vez má s determinadas
por el pú blico. Las encuestas, cartas de lectores, los diarios, las llamadas telefó nicas a las radios, amplifican las
voces de la gente comú n. La informació n sobre lo que la gente piensa se hace pú blica; se elimina ese factor de
poder sobre la opinió n que es la “ignorancia pluralista”.
El sistema es todavía un sistema de canales que puede ser controlado masivamente.
El individuo incompleto:
Otro concepto importante es el de HOMOSOCIOLÓGICUS, dice que somos autónomos pero que, a su vez,
necesitamos integrarnos. Somos autónomos porque tenemos nuestra personalidad, nuestra estructura
de pensamientos y porque tenemos nuestra estructura de recepción de mensajes.
Este actor individual existe, actú a, piensa y decide en interacció n con otros. El supuesto es que esos individuos
autó nomos son seres sociales, “incompletos” a partir del hecho fundamental de su necesidad de complementarse
con otros.
El modelo de actor individual que necesitamos es el de HOMOSOCIOLOGICUS, un ser social, a la vez autó nomo en
su capacidad de pensar, decidir y actuar.
A este actor individual se lo caracteriza HOMOSOCIOLOGICUS. Mediante tres aspectos primarios:
1. Su estructura de personalidad: identidad, racionalidad, afectividad.
2. Su estructura de pensamiento: sus mecanismos de formació n de juicios y opiniones.
3. Su estructura de recepción de mensajes, aceptació n, rechazo, almacenamiento y emisió n de mensajes.
Nuestro HOMOSOCIOLOGICUS busca maximizar su posició n social en dimensiones de riqueza, poder y prestigio.
En este plano es racional. La racionalidad es un atributo de las decisiones, no de las creencias. Las personas
opinan porque deciden hacerlo.
Con las tres estructuras nos vamos haciendo actores individuales y se conforma nuestra forma de opinar y
pensar.
Y va a definir que la mente humana funciona como una caja negra. Si me meto tres meses en la caja negra mi
opinió n no cambia. Ya que en ausencia de factores externos (medios) e influencias entre comunes (amigos,
lideres, etc.), no cambiará .
Esto quiere decir, que nuestra opinió n (si fuese una fó rmula matemá tica) es igual a opinió n original, má s hechos
externos, má s otras cuestiones relevantes para el individuo.
OP = opinión original (la que tenemos de antes) + hechos externos (medios) + otras cuestiones
relevantes para el individuo (contacto personal con alguien que tuvo una experiencia)
Entre los tres factores se genera la: Estructura matricial.
Cuando opinamos tenemos una base no arrancamos de cero, yo tengo una idea original un punto de partida. A
este punto de partida le voy a sumar los hechos externos, que son los que llegan por los medios (recepciones de
mensajes). A estos hechos hay que sumarle cuestiones relevantes sobre la sociedad (no es lo mismo hablar de
inseguridad cuando a alguien le pasó algo, que aquel que no le pasó nada).
El individuo que recibe informació n debe primero registrarla, luego aceptarla y finalmente procesarla para
decodificar su significado y evaluar su consistencia; debe darle un lugar en su estructura matricial. A partir de ahí
puede o no hacer suya dicha opinió n. La nueva opinió n se activa en presencia de un estímulo externo.
Si el mensaje entrante es efectivamente aceptado por el receptor, entonces posiblemente ocurrirá en su mente un
cambio opinió n.
Predisposiciones
Son las propensiones que tienen las personas a actuar o a opinar, antes que toda circunstancia.
Las predisposiciones se originan en las ideas de la persona o en otros rasgos de su personalidad o en su
costumbre o há bito.
Existen 5 principales motivos en el origen de una opinió n:
1. Convicciones: razones para justificar una opinió n que posee cada uno. Son arraigadas con valores de
fondo.
2. Intereses: Utilidad que el individuo asigna a determinadas situaciones.
3. Conformidad a normas sociales: Asociados a la pertenencia a un grupo social.
4. Benevolencia: Sentimientos de solidaridad o caridad o valorar el bienestar del grupo má s que el propio.
5. Emociones: Pasiones. Impulsos generados por sentimientos o deseos intensos.
No todas las opiniones son conmensurables segú n Boulding, no todo diálogo es un espacio social fructífero y a
veces ni siquiera viable: Dandridge diferencia cuatro tipos de creencias sostenidas en cuatro tipos de ló gicas:
1. Pensamiento dogmático: Pensamiento primitivo, con creencias incuestionables.
2. Pensamiento abierto: Disposició n mental que reconoce la posibilidad de creencias distintas. Se mantiene
una fe, pero se reconoce que puede haber otras, o ninguna.
3. Pensamiento racional argumentativo: Só lo admite creer en lo que puede ser probado, demostrado o
argumentado.
4. Pensamiento simbólico: Consiste en símbolos que inspiran esperanza o nuevos objetivos. Un estadio
superior al pensamiento dogmá tico porque no es excluyente.
2. VINCENT PRICE
“LA OPINIÓN PÚBLICA”
Price hace un recorrido para ver como se llega a lo que conocemos hoy por Opinió n Pú blica.
El concepto de OP es un producto de la Ilustración. La idea está ligada a las filosofías políticas de finales del
siglo XVII y XVIII (Locke, Rousseau). Es una idea vinculada a la democracia.
Aunque la noció n de OP no emerge hasta la Ilustració n, los términos O y P llevaban consigo mú ltiples usos que
continú an relacionados a nuestro entendimiento contemporá neo de tales conceptos.
El estado absolutista implicaba la idea de aquel que gobernaba era el monarca por un mandato divino. La OP
rompe con esta idea, implica pensar en el debate y en la razó n. A esto se lo vincula con el surgimiento de un
nuevo modo de producció n.
El surgimiento de una nueva clase social (la burguesía) quien legitima que la idea de que el hombre es libre e
igual ante la ley. IDEA DEL CIUDADANO.
El ciudadano tiene la idea de que puede elegir a sus representantes (que es aquel que gobierna y no es divino) EN
ESTE CONTEXTO COMIENZA LA IDEA DE OP, en donde la OP se vincula con la idea de ciudadano que elige a sus
representante.
También surge un nuevo concepto que es CIUDADANO que es una minoría porque quienes podrían opinar sobre
los asuntos pú blicos eran quienes tenían conocimiento. Recursos que manejan algunos, no la gran mayoría. La
incorporació n de las grandes mayorías genera un concepto en el siglo XIX.
El debate es “pú blico” en el sentido de intentar determinar la voluntad comú n, el bien comú n, es un simple
encuentro de intereses individuales.
El pú blico era una creació n política e ideoló gica sin un referente socioló gico claro. La OP era un instrumento de la
naciente burguesía.
La OP quedó mejor expresada como la reunió n de intereses de los hombres de una comunidad.
En sus inicios estaba enfocada al pú blico ilustrado, quienes tenían competencias para llevar adelante estos
debates (elite), surgen entonces con la burguesía.
La OP viene a revertir una sociedad absolutista.
Surge la idea de argumentació n en un espacio pú blico, con debates y argumentos.
En el siglo XX la sociedad gana el espacio pú blico y cambia la esfera pú blica. Se rompe la esfera pú blica
restringida a una elite y surgen nuevos debates.
PÚBLICO
Existen diferentes definiciones. Pero bá sicamente se trata de un conjunto de personas con opinió n. Un conjunto
de personas que tiene un problema y que existe controversia sobre un asunto pú blico (no privado).
El pú blico tiene algunas particularidades. Tiene que ver CON EL DEBATE DE UN ASUNTO (lo que le da sentido)
pero los une un momento.
El pú blico es racional, usa el conocimiento.
Hay un debate y aparecen diferentes posiciones. Hay pú blico porque hay un problema y hay OP porque hay un
debate.
Hay diferentes tipos de asuntos, diferente tipos de debates sobre los asuntos (puede ser má s importante para un
grupo que para otro). Una temá tica de la OP es qué hace que un asunto tenga má s alcance que otro? Y en este
debate entran los medios de comunicació n.
Al aproximarse 1900, hubo un cambio de enfoque y método en el análisis de la OP.
Redefinició n del concepto de OP porque esta idea de pú blico cambia debido a los medios. El concepto sigue
siendo el DEBATE DEL ASUNTO. No podemos pensar en un pú blico si no hay un asunto que es controvertido.
En los medios también hay controversias. La OP está mediada por una de esas alternativas que se imponen sobre
el resto. Cuando hay debate tiene que haber una cuestió n de PODER.
Si vamos a los orígenes de OP, en donde la opinió n surge en espacios muy pequeñ os y donde tenían los recursos
para debatir sobre los asuntos pú blicos. Y si vamos a la actualidad de ese debate, el debate está en los medios, no
significa que no haya debate pú blico, sino que ese debate está marcado por los medios. EN REALIDAD HAY
DEBATE PERO É STE ESTÁ MARCADO POR UN TEMA DE AGENDA.
El pú blico va mutando de acuerdo a los asuntos que estamos debatiendo en el grupo en el que nos movemos o en
la realidad en la que vivimos. EL TEMA ES QUE LOS MEDIOS PLANTEAN EL DEBATE.
La concepció n de OP hoy en día está asociada a la suma de opiniones individuales.
Cuando comparamos esta noció n con las que prevalecían a principios del siglo XX, el contraste es impresionante.
La OP era considerada como una clase especial de producto social, no como una colecció n de OP diversas, sino
como la opinió n de un pú blico.
La concepció n socioló gica de pú blico se desarrolló junto con la nueva ciencia psicoló gica de la multitud a fines
del siglo XIX.
Los miembros del pú blico no tienen status fijos, el pú blico es una especie de grupo amorfo cuyo tamañ o y
nú mero de miembros varía segú n el asunto.
La diferencia central del PÚ BLICO con la MULTITUD Y LA MASA es la racionalidad.
MULTITUD:
Grupo de personas que se reú nen por una emoción compartida y desaparece cuando termina.
Característica:
1. El anonimato
2. Las emociones y las acciones se extienden rá pidamente por imitació n espontá nea y contagio.
3. La personalidad se desvanece bajo la influencia de la multitud
Multitud ha servido como concepto contrario al que se define como el pú blico.
La multitud tiene un componente fuerte e irracional.
Es un grupo de personas unidas por la empatía.
Vinculado al tema de emociones compartidas. Esto en el S.XIX era visto como peligroso, por lo que representaba
esta gente en las calles.
Lo opuesto a la multitud es una institució n, porque tiene una historia, el grupo humano esta sujeto a normas y
cada persona ocupa una posició n determinada adjudica roles, acciones, etc. La institució n a diferencia de la
multitud permanece en el tiempo.
MASA:
Conjunto de individuos que son diferentes, independientes, anó nimos y que actú an en respuesta a sus propias
necesidades.
Individuos anó nimos y se distingue por tener una interacció n y comunicació n entre sus miembros muy pequeñ a.
Es HETEROGÉ NEA, e incluye personas de todos los estratos de la sociedad y de todas las profesiones.
La masa es muy dispersa geográ ficamente por lo que no necesita estar en un mismo espacio.
La masa se distingue en varias formas de la multitud y el pú blico.
Está má s organizada que la multitud o el pú blico, y sus miembros son incapaces de actuar concertadamente.
Lo que une a la masa no es la emoció n compartida (como en la multitud) ni el desacuerdo o la discusió n (como en
el pú blico) sino un foco de interés común o atención. Algo que en ese momento atrae su atenció n (pero no un
problema).
El pú blico y la masa estará n cada vez má s entremezclados y será n má s difíciles de diferenciar.
En las condiciones modernas aparecen mucho má s favorables a la masa que a la OP por cuatro razones bá sicas:
a) Son mas las personas que reciben opiniones que quienes la emiten
b) Las comunicaciones que prevalecen está n organizadas
c) La realizació n de la opinió n en acció n esta controlada por las autoridades
d) La masa no tiene autorizació n de las instituciones
CRITICA:
De hecho hay teoría de la OP que ha sido crítica a entender a la OP como sociedad de masa. Uno de los
riesgos que plantea es la transformación del público en masa. Masa es un concepto de sujeto colectivo en
donde lo que une a este colectivo ya no es un asunto y un debate sino un poco de atención común. En la
masa lo que hay es un consumo. Tiene una dispersión geográfica.
Lo que tienen en comú n estos conceptos es que no son permanentes, son transitorios (no hay espacios claros).
Cuando hablamos de pú blicos no todos los que debaten en asuntos pú blicos tienen interés.
Un pú blico no es una entidad fija. Cambia en cuanto a su tamañ o y su composició n al tiempo que primero se
identifica un asunto, se varía con la discusió n y finalmente se resuelve.
El pú blico cambia de tamañ o. Cambia también en su composició n. Distinguimos los actores son aquellos que
intentan influir en el curso de los asuntos políticos. Se dan cuenta de los problemas, proponen soluciones, e
intentan persuadir a los demá s de su punto de vista.
Los espectadores componen la audiencia de los actores, siguiendo sus acciones con diversos grados de interés y
actividad.
La distinció n entre actores y espectadores es confusa puesto que hay una mezcla de los dos tipos de conductas:
los actores de un determinado asunto son espectadores en otro, y los hombres pasan continuamente de uno a
otro lado.
El público en general. Escucha sobre asuntos pú blicos. Tiene un punto de participació n má s fuerte cuando vota.
Pero, en general permanece solamente a la escucha.
Corresponde a la població n dada en su totalidad.
El público que vota. El pú blico es el electorado. El acto de VOTAR es una expresió n conductista de la opinió n y
puede considerarse como una participació n en un debate pú blico. Sin embargo, el hecho de que una persona
haya votado significa que se haya ocupado activamente de considerar las posibilidades en juego. Muchos
votantes van a votar sin mucha informació n que guíe su elecció n.
El público atento. El electorado incluye a muchas personas que no está n implicadas ni son activamente políticas.
Es necesario observar un grupo má s pequeñ o de ciudadanos para obtener respuestas realistas a preguntas sobre
el modo en que la OP configura la política actual.
Está INFORMADO E INTERESADO por los determinados problemas.
Má s informado, lector y participativo y por lo tanto tiene má s peso.
El grupo es heterogéneo. Los miembros son má s activos en los debates pú blicos.
Público activo. Un escaló n má s arriba en la escala del interés y actividad política. El comportamiento de este
grupo en asuntos pú blicos incluye participació n política muy activa.
El término ELITE se utiliza para referirse a estos miembros má s activos de la població n.
Clases de elite:
● Políticas
● Burocrá ticas
● Grupo de interés
● Comunicació n (que incluye no solo a los medias sino también a los líderes de opinió n).
La conformació n de la OP va a estar vinculada al pú blico atento.
Estos miembros del pú blico activo compiten en el mercado de opinió n.
Casi podría decirse que quien moviliza a las elites moviliza el pú blico, por su gran influencia en muchas
decisiones.
Formadores de opinión (periodistas, deportistas, actores, etc), cualquiera puede ser un formador de opinió n
segú n el peso que tengan sus opiniones en la sociedad.
La relació n entre formadores de opinió n y pú blico atento formará n un estado de OP.
Las posiciones se van conformando de acuerdo a los actores (formadores de opinió n) y la gente adhiere o no, de
acuerdo a las posiciones planteadas de antemano.
VINCENT PRICE
“LA OPINIÓN PÚBLICA: CONCEPTUALIZACIÓN DE OPINIONES”
- Las opiniones como expresiones: Thustone observó que las actitudes nunca son directamente accesibles para
el investigador. Las opiniones eran los indicadores manifiestos de las actitudes no observadas.
- Las opiniones como algo meditado: La opinió n al ser considerada como un juicio consciente, generalmente es
visto como má s racional y menos afectivo en su construcció n que una actitud. Uno decide una opinió n, mientras
una actitud no se entiende como formada conscientemente o decidida.
- Las opiniones como adaptaciones de las actitudes ante asuntos específicos: Considera a las actitudes como
parte de la materia prima, los bloques de construcció n que forman las opiniones.
3. GINO GERMANI
“CAPÍTULO III: SURGIMIENTO Y CRISIS DE LA NOCIÓN DE OPINIÓN PÚBLICA”
Grupos primarios:
Se llega a la conclusió n de que el individuo, aú n en las grandes ciudades, nunca ha roto sus lazos familiares,
vecinales o amistosos y que la infiltració n de los medios es interceptada, censurada y desviada por diversos
sistemas sociales de creació n de opinió n y de ejercicio de influencia.
En el grupo primario los miembros se hallan ligados unos a otros por lazos emocionales cálidos, íntimos y
personales y poseen una solidaridad inconsciente basadas má s en los sentimientos que en el cá lculo.
En ú ltima instancia, si queremos convencer a alguien tenemos que tratar de convencer a los grupos primarios
que van a monopolizar esa opinió n y van a tratar que los que conforman ese grupo consoliden esa opinió n.
Esta teoría se extiende desde 1940 hasta los añ os 60, los estudios se deben interpretar desde el funcionalismo y
el conductismo.
Dentro de ese grupo primario va a permitir interpretar la realidad de acuerdo a los intereses de ese grupo, va a
facilitar a los demá s a tomar posiciones y ademá s el grupo va a exigir que estas opiniones internas del mismo
estén equilibradas con la del resto del grupo.
Líderes de opinión:
Dentro de los grupos primarios tenemos a los líderes de opinió n, aquel que habla má s, aquel que se presenta
como el líder, el portavoz (aquel que trata de imponer su posicionamiento para que todos los miembros
socialicen lo mismo).
HAY QUE CONVENCER A ESOS QUE SON LÍDERES DE OPINIÓ N, estos son así porque:
● Está n má s informados,
● Conocen má s
● Los otros miembros lo valorizan, lo respetan, lo escuchan
● Y pueden crear nuevas opiniones, fortalecer las existentes o destruirlas.
Un líder de opinió n no se manifiesta como tal, lo es por naturaleza.
Los medios no son tan poderosos, eficaces y directos como se había pensado hasta entonces, por el contrario. Los
medios refuerzan las opiniones y actitudes existentes.
5. GERARDO ADROGUÉ
“EL DEBATE SOBRE LA OPINIÓN PÚBLICA EN EEUU”
EL CONSENSO PESIMISTA:
Se extendió desde mediados de la década del 30 hasta la intensificació n de la guerra de Vietnam.
La mirada sobre el concepto de OP, se fundó en tres argumentos principales:
El “hombre de la calle”, El “ciudadano comú n” só lo dispone de percepciones difusas, “imá genes en su cabeza”, las
que muchas veces distan de la realidad y la distorsionan.
El ciudadano común posee poco o ningún interés en temas de política y aun menos información al
respecto.
La gente se siente “obligada” a dar una respuesta aun cuando no la tenga, y da las respuestas como quien tira una
moneda al aires y eso es lo que recogen las encuestas, material de escaso valor. Respuestas meramente azarosas.
Apenas el 20 por ciento de los encuestados fueron los denominados “elite”, el “pú blico atento” o el “pú blico
activo” en contraposició n a la gran masa del “pú blico inactivo”, “no atento” y desinformado.
Quienes votan por votar no hacen sino seguir patrones comunes compartidos por la familia, los amigos u otros
grupos pares. Un individuo actuará conforme al grupo social con el cual se sienta má s identificado.
El autor compara la OP con un monstruo prehistó rico “con el cuerpo grande como una habitació n pero el cerebro
del tamañ o de un alfiler”.
CONSENSO OPTIMISTA:
En los añ os 70 esta nueva visió n fue tomando cuerpo y desafiando los supuestos del consenso pesimista.
El nuevo modelo de interpretació n se agrupó en torno de la siguiente idea:
Se distingue entre la “opinión del experto”, la cual es un sustituto de informació n fáctica y la “OP” que concierne
a juicios de valor. Esta distinció n es decisiva. Por un lado, la opinió n del experto es una proposició n que puede, o
no, ser corroborada empíricamente. Por el contrario, los juicios de valor no asumen la forma de proposiciones
empíricas y por lo tanto no tiene sentido contrastarla frente a los hechos. La desinformació n afecta a la OP, pero
de manera tangencial.
La ú nica manera de identificar un cambio real en la OP es comparar respuestas obtenidas por preguntas que
fueron realizadas con las mismas palabras en distintas oportunidades.
Cuando hay cambio, éste es gradual. Los cambios abruptos ocurren muy raramente y responden a situaciones
histó ricas especiales.
Si el consenso pesimista concibe una OP volá til, imprescindible e irracional, con escasa o nula capacidad de
influir sobre los gobernantes; el consenso optimista, por el contrario, describe una OP estable, predecible y
racional, coherente en la formació n de sus preferencias y con capacidad de influir sobre quienes toman las
decisiones de gobierno.
Si para el consenso pesimista la OP se asemeja a un monstruo prehistó rico de cuerpo intenso y cerebro
minú sculo, para el consenso optimista la gente no es estú pida.
GERARDO ADROGUÉ
“SOBRE LA OPINIÓN PÚBLICA ARGENTINA”
El auge y fortalecimiento de este campo de estudio en América Latina son paralelos a la consolidació n de la
democracia.
Consenso pesimista y optimista de Lippman.
6. PIERRE BOURDIEU
“LA OPINIÓN PÚBLICA NO EXISTE”
Bourdieu pone en tela de juicio los tres supuestos que implícitamente utilizan:
1. Cualquier encuesta de opinió n supone que todo el mundo puede tener una opinión
2. Todas las opiniones tienen el mismo valor
3. Plantear la misma pregunta a todo el mundo implica la hipó tesis de que hay un consenso sobre los
problemas
Con frecuencia se hacen reproches técnicos a los sondeos de opinió n. Por ejemplo se pone en tela de juicio la
representatividad de las muestras.
Se les reprocha que hacen preguntas falseadas o se falsean las preguntas a través de su formulació n.
También que las problemá ticas que fabrican los institutos de sondeo de opinió n está n subordinadas a una
demanda de tipo particular o intereses políticos.
Tal como está n las cosas actualmente, el sondeo de opinió n es un instrumento de acció n política.
La primera operació n que tiene como punto de partida el postulado que dice que todo el mundo debe tener una
opinió n consiste en ignorar las no respuestas.
Cuantas má s tensiones genera una pregunta para una categoría determinada, má s frecuentes ser{an las no
respuestas dentro de esta categoría.
Uno de los efectos má s perniciosos de la encuesta de opinió n consiste precisamente en que apura a la gente a
contestar preguntas que no se les plantean.
El segundo principio a partir del cual la gente puede producir una opinió n es la ética de clase, es decir un
sistema de valores implícitos que las personas han interiorizado desde la infancia y a partir del cual engendran
respuestas para problemas muy diferentes.
Lo importante para el autor es que la encuesta de opinió n considera a la opinió n pú blica como una simple suma
de opiniones individuales, recogidas en una situació n a la cual va furtivamente un individuo a expresar de
manera aislada una opinió n aislada.
Una persona tiene opiniones sobre un tema cuanto má s interesada se encuentra en el problema, es decir, cuanto
má s interés tiene en él.
La encuesta de opinió n tradicional ignora tanto a los grupos de presió n como las disposiciones virtuales que
pueden no expresarse en forma de discurso explícito. Esta es la razó n por la cual es incapaz de engendrar la
menor previsió n razonable sobre lo que ocurrirá en una situació n de crisis.
7. VINCENT PRICE
“CAPÍTULO V: CONCEPTUALIZACIÓN DEL PROCESO DE OPINIÓN PÚBLICA”
Los aspectos colectivos e individuales de la OP nunca se han podido separar fá cilmente en la investigació n.
Ha habido sin duda un cambio general de la postura colectiva a la individual, como un alejamiento de nociones
abstractas y difíciles de investigar. Se busco una aproximació n má s manejable con una muestra representativa de
opiniones individuales.
La mayoría de los investigadores actuales reconocen el valor de los datos de opinió n de nivel individual
conseguidos a través de investigaciones de sondeo como un ú til primario para estudiar la OP. Sin embargo no se
puede dejar por fuera el amplio proceso colectivo dentro del cual las opiniones individuales se forman y
expresan.