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ANALISIS DEL DOCUMENTAL “PARA LA GUERRA NADA”

PRESENTADO POR:
MARÍA CAMILA ABRIL
COD: 030150492015
CLARITA MARÍA GONZÁLEZ
CÓD: 030100522017
JUAN CAMILO AGUIAR
COD: 030100132017
LEANDRO VALENCIA
COD: 030150322018

El documental Para la guerra nada, de William parra, nos muestra el punto de


vista de aquellos que vivieron en carne propia el rigor de la guerra y la violencia
que ha azotado a nuestro país desde hace tantos años, por medio de un recorrido
histórico, en donde se recopilan sus experiencias, es decir, sin ningún tipo de
sesgo político, mostrando de esta manera las dificultades en la búsqueda de la
solución del conflicto, además las profundas desigualdades vividas en Colombia,
durante esta guerra de la cual la clase dirigente se ha alimentado para oprimir al
pueblo, en especial a los más vulnerables que claman por participación, igualdad y
democracia. Además, pone de manifiesto, una indiferencia por parte de la misma
ciudadanía, debido a que, en su mayor parte este conflicto parecía algo lejano de
las grandes urbes, mientras la violencia se desarrolla en las ruralidades
colombianas.

En ese contexto de desigualdad, de olvido, de opresión a las denominadas


otredades como indígenas o campesinos, es que surgen los grupos insurgentes,
en búsqueda de captar la atención de la clase dirigente, es decir, en busca de la
Dignidad Humana para estas comunidades y para el país en general. A pesar de
ello, la brecha de desigualdad se hacía cada vez más amplia y la respuesta del
gobierno fue la opresión de aquellos cuyo pensamiento fuera en contravía a su
institucionalidad o que pusieran en entredicho su actuar.

Un hecho importante, que agudizó esta disputa de las clases dirigentes del país
fue el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán en 1948, en el cual, empezó el período
conocido como la violencia, que llegaría hasta finales de los años 50 con más de
2000 muertos. Los resultados para Colombia, después de este suceso fue un
contexto de profunda desigualdad social y de desplazamiento de las poblaciones
campesinas. Es en esta coyuntura que nacen los grupos insurgentes en Colombia,
inicialmente conformados por esos campesinos despojados de sus tierras en
busca de disminuir la brecha social, concentración de la riqueza; injusticia social,
falta de tolerancia, indiferencia y la corrupción.

Otro hecho a tener en cuenta fue el ataque por parte del gobierno a la zona de
Marquetalia, en el año de 1964, en donde se ubicaban miembros de esta
organización campesina, Según Gonzalo Sánchez, director del Centro Nacional de
Memoria Histórica "Las zonas de guerrilla eran imaginadas o representadas como
zonas de dominio de la libertad", en el lugar se encontraban alrededor de 50
personas encabezadas por Manuel Marulanda Vélez, que luego sería comandante
en jefe de las FARC. Este fue el punto de partida, para la creación de muchos
otros movimientos como el ELN, EL M-19, El EPL, entre otros. Era un contexto
complicado el vivido en esa época, se ponía de manifiesto el interés por parte del
gobierno de retener el poder, de oprimir los pensamientos de oposición. Esto se
evidenciaría con mayor claridad con el pacto entre liberales y conservadores
denominado Frente Nacional, en donde éstos se repartirían el poder, minimizando
la participación ciudadana y los mecanismos de oposición necesarios para la
regulación y vigilancia de la transparencia de las labores estatales, creando de
esta manera un pensamiento de inconformismo en diversos sectores de la
población.

A partir de la década de los 80, empiezan a formarse grupos paramilitares de


extrema derecha, conformados por terratenientes, empresarios y políticos con
gran poder en el país, financiados, al igual que las guerrillas por actividades de
narcotráfico, que hicieron de la guerra un lucrativo negocio. Los más afectados,
fueron las comunidades vulnerables, como campesinos o indígenas, que fueron
víctimas del desplazamiento de sus terrenos y la amenaza constante de la guerra
tocando a sus puertas. Es evidente la falta de compromiso por parte de los
gobiernos a sentar las bases del diálogo y la participación ciudadana, ya que esto
pondría en riesgo su jerarquía dentro de las estructuras de poder. Para ello,
hicieron uso de sus estratagemas para vender un discurso de protección y
seguridad nacional en la ciudadanía, aumentando de manera desmesurada el
presupuesto para la guerra, cerrando el espacio al avance en otras áreas como la
educación, la ciencia y tecnología, el desarrollo agrario, entre otras. Ejemplo de
ello, es la creación del denominado Plan Colombia, en el cual ingresaron dineros
provenientes de los Estados Unidos, permitiendo así un avance tecnológico sin
precedentes en materia militar hacia estos grupos, en lugar de buscar estrategias
de diálogo y a la resolución de problemas de fondo como la inequidad en la
distribución de la tierra o las faltas de garantías para la pluralidad en el ejercicio de
la política.

William parra, además, nos plantea en su documental, la trascendencia y la


importancia de un periodismo sin sesgos, ni intereses particulares o políticos, que
muestran ambas caras de la moneda, en especial en tiempos, en donde el
contenido audiovisual ha tomado gran importancia, tal como señala Lechner
“Vivimos en una cultura de la imagen, donde el espacio privilegiado es la
televisión; con cuyo acceso masivo la imagen desplaza a la palabra - y ello afecta
la política, que tenía como soportes tradicionales precisamente el discurso y la
lectura”, en este sentido, el ejercicio periodístico, debe brindar, en la medida de lo
posible, una visión amplia de los acontecimientos políticos, que permitan que sea
el televidente, quien interprete su mensaje de acuerdo a su contexto particular.

A partir de lo anterior, es destacable los Diálogos de paz adelantados por el


gobierno de Juan Manuel Santos, en la medida en que se empiezan a buscar
alternativas para la solución del conflicto, tocando temas importantes como la
dejación de armas, la restitución y reparación de las víctimas, la reintegración y
participación política, entre otros. Los resultados del plebiscito para refrendar los
acuerdos, significó un enorme desafío y una clara muestra de esa sectorización
del país, debido a que aquellos que votaron por él no, en su gran medida, nunca
han estado cerca a esos escenarios de la violencia. A pesar de todos estos
inconvenientes, al final fue posible la firma de unos acuerdos, que, aunque no son
los ideales, representan un intento de cambio de todo ese contexto de violencia
vivido en Colombia, en este contexto, la ciudadanía ejerce un papel fundamental
tanto de presión para la consolidación de los acuerdos, como para la reintegración
y reparación de las víctimas.

En relación con los textos, para Hannah Arendt “La política no debería entenderse
ni vivirse como una actividad propia de una élite, sino como el ámbito de
realización humana”, se ha visto como en Colombia esta se ha ido degradándose,
debido a la persecución política a los entes de oposición, como en el caso del
grupo Unión Patriótica, a los cuales las élites de nuestro país no estaban
dispuestas a ceder el poder político.

En cuanto al escrito de Ferdinand Lasalle, es claro como en Colombia, a lo largo


de su historia ha habido una desigualdad imperante en cuanto a los factores de
poder, aunado a una sociedad poco reactiva ante la impunidad y la injusticia. Por
lo tanto, la firma de estos Acuerdos de Paz, necesita de una presión por parte de
la ciudadanía, hacia la integración y la consolidación de éstos acuerdos y que no
se queden en, como diría Lasalle, simples hojas de papel.

Según Norbert Lechner, “hay una distancia inevitable entre inquietudes


particulares y asuntos públicos, entre gobernantes y gobernados, pero tal brecha
se acentúa cuando la política ya no es asumida como el ámbito de la
representación general de la sociedad”, cuando el ejercicio político no se centra en
una búsqueda a la solución de las problemáticas de la ciudadanía, sino hacia la
consecución de intereses particulares, como nos muestra el documental, es en
ese momento donde empieza a verse el inconformismo por parte de la ciudadanía
y se materializa como en el caso de Colombia con la creación de éstos grupos
insurgentes.

En el texto de constitucionalismo, se afirma que “dado que los preceptos


constitucionales que declaran derechos básicos están ordinariamente formulados
en términos considerablemente vagos y abstractos, su aplicación hace
estrictamente inevitable una «lectura moral» de los mismos”, en relación al
documental, esta subjetividad de la aseguración de éstos derechos básicos, tienen
influencia en la permanencia de un conflicto armado, debido a que cuando éstos
preceptos se manejan fuera de los marcos de moralidad, tiene repercusiones, en
general en los individuos más vulnerables, quienes ven afectados sus derechos,
generando un ambiente de impunidad y de descontento en la sociedad.

Es evidente como, en Colombia, los dirigentes políticos, no actuaron bajo


principios bioéticos, es decir, no hubo la disposición por su parte para dialogar
sobre las problemáticas generadas por el conflicto, en busca de un bien común,
sino que reforzaron su discurso de Seguridad y Protección nacional, en búsqueda
de mantener su posición política dentro de las jerarquías del poder, atacando los
grupos de oposición y, por lo tanto, cerrando las puertas a la participación
ciudadana y la democracia.

En relación al texto política, cultura y universidad, Tenorio afirma que “la verdadera
autonomía universitaria se consolida cuando toda la comunidad participa
democráticamente de las decisiones fundamentales para la institución, mediante
los más diversos mecanismos de consulta y discusión”, esto se puede llevar a las
esferas de lo político, en donde las decisiones sean tomadas de manera autónoma
y democrática y en la cual los dirigentes políticos sean ese medio de
representación de los intereses por parte de la ciudadanía. Es decir, que la acción
democrática no se limite casi exclusivamente al derecho al voto, sino que haya un
acercamiento continuo con las necesidades, hacia las cuales deben ir dirigidas las
políticas públicas por parte del gobierno.

En cuanto al texto de Sartori, afirma que “un sistema de creencia de las élites, son
fuertemente constrictivos, es decir tiene la capacidad de manipular las grandes
masas, debido a su grado de articulación y organización, mientras que por otra
parte las creencias de los públicos- masas poseen un sistema de creencias no
articulado e inconexo” En la medida en que las creencias de las masas sean
pobres y aisladas entre sí, aumentará la desigualdad de poderes entre las clases y
disminuirá la participación ciudadana.

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