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ALUMNO : LELIZ CCOLQUESAÑA MOLINA.

CURSO : DERECHO CONSTITUCIONAL II.


DOCENTE: FIORELA MANUELA BARRERA CONDORI
RNC : 26385

RESUMEN DE TEXTO.

Luego vendrían la cuota de sangre y la estrategia para inducir al genocidio, donde los
militantes probaban su disposición a morir, como en las cárceles, por ejemplo. Lo que se
mantiene constante es una relación vertical, autoritaria, en la cual el poder se negocia a
través del uso de la violencia física. De esta manera, el PCP-SL se inserta en una antigua
tradición que va, desde el recurso al castigo físico tanto en haciendas y puestos policiales
como en comunidades, hasta el premonitorio proverbio «la letra con sangre entra» de la
escuela tradicional. Véase el apartado sobre «Universidades». Véanse los casos en el
volumen sobre «Historias representativas de la violencia». 19 véase en el acápite sobre el
PCP-SL el «Informe sobre el desarrollo de la lucha armada durante el último año». Allí
está una de las claves para explicar el tránsito de militantes leninistas subordinados al
«centralismo democrático» de un comité central, a sujetos que firman cartas de sujeción
a una persona, el llamado presidente Gonzalo. A su propio seno a través de los
«acuchillamientos» de los militantes como una forma simbólica de redoblar su sujeción
al «presidente Gonzalo». La voluntad política es decisiva para explicar el inicio de
cualquier subversión armada, pero no basta para explicar su duración y, en nuestro caso,
para explicar cómo ese «puñado de comunistas» avanzó hasta crear la sensación de que
ponía en jaque al Estado y al país. Para comprender esa década de violencia es necesario
advertir cómo esa voluntad política aprovechó determinadas coyunturas, se alimentó de
antiguas debilidades institucionales, aprovechó determinadas fallas estructurales y graves
frustraciones, recogió ciertas reivindicaciones, expresó cierto imaginario y logró
enraizarse en distintos sectores sociales y escenarios geográficos.

EL CONTEXTO HISTÓRICO

«Tierra o muerte» fue el lema que entre 1958 y 1964 identificó al movimiento campesino
más importante de esos años en América del Sur. Cientos de miles de campesinos y
trabajadores agrícolas se organizaron y movilizaron a lo largo del país, ocuparon cientos
de miles de hectáreas en manos de grandes propietarios. Sin embargo, en todos esos años
murieron sólo 166 personas,22 menos que en los primeros diez días de agosto de 1991.
En la década de 1970, una segunda oleada de ocupaciones de tierras conmovió al país en
plena aplicación de la reforma agraria más radical de América del Sur. El levantamiento
no fue tan amplio como en la década anterior, pero la organización campesina alcanzó su
mayor movilización luego de la reorganización de la Confederación Campesina del Perú
y de la creación de la Confederación Nacional Agraria en 1974. Sin embargo,
nuevamente, el costo en vidas humanas fue bajísimo en comparación a las muertes de la
década siguiente. Mientras tanto, las ciudades vivían desde 1976 una efervescencia social
sin precedentes, que se tradujo en movilizaciones y paros obreros, magisteriales y
regionales, que desembocaron en los paros nacionales de julio de 1977 y de mayo de
1978. Pero también en estos paros nacionales, regionales y sectoriales de la segunda mitad
de la década de 1970, el número de víctimas fatales fue mínimo. Podría esgrimirse, frente
a lo expuesto, que éstos se tratan de movimientos sociales, mientras que los proyectos del
PCP-SL y del MRTA tenían objetivos políticos. Sin embargo, también un recorrido por
las décadas previas desde esa perspectiva no revela hechos de gran violencia. En 1955,
masivas movilizaciones políticas en Arequipa provocaron la renuncia del temido Ministro
de Gobierno y Policía Esparza Zañartu, lo que marcó el inicio del fin de la dictadura de
Manuel A. Esas movilizaciones produjeron dos muertos. Desde entonces, el país no
volvió a sufrir situaciones de persecución política masiva. En comparación con otros
países de América Latina, la oleada guerrillera inspirada en la revolución cubana fue
menor. Las guerrillas del MIR y del ELN en 1965 provocaron algunas de-Véase el
capítulo sobre el PCP-SL. En las primeras, entre diciembre de 1959 y julio de 1962
perdieron la vida 25 campesinos. Bermúdez, en los paros nacionales de 1977 y 1978 hubo
muy pocas víctimas. Así pues, luego de las profundas transformaciones demográficas,
económicas y socioculturales de las décadas previas, y del sismo político que significó el
reformismo militar del general Velasco, el país parecía encaminado a consolidar un
Estado nacional, moderno y democrático de manera pacífica. No es de extrañar que el
inicio del conflicto armado interno tomara por sorpresa al país. Resulta, por tanto,
indispensable preguntarse por las causas del conflicto. Responder a estas interrogantes
contribuirá a evitar que otro episodio de violencia semejante pueda volver a ocurrir.

FACTORES HISTÓRICOS O DE LARGO PLAZO

El conflicto armado interno se inició en Ayacucho, uno de los departamentos más pobres
del país, y fue allí donde se produjo el mayor número de víctimas. De acuerdo con los
testimonios recogidos por la CVR, la violencia golpeó principalmente a los habitantes
más pobres en las áreas más pobres del país. Sin embargo, como esos mismos testimonios
indican, la pobreza no explica por sí sola la violencia sin precedentes que vivió el país.
Es más preciso entenderla como uno de los factores que contribuyó a encender el conflicto
y como el telón de fondo sobre el cual se desarrolló este drama. Contra ese telón de fondo,
adquieren un papel muy importante para explicar el conflicto las múltiples brechas que
atraviesan el país. La más visible y dramática es la que separa a ricos y pobres.

Otras brechas se han producido a partir del disímil reparto de riqueza y poder

Este argumento condujo a que se piense la emergencia de grupos armados como un


«comportamiento-respuesta a determinadas insuficiencias estructurales». Hasta la década
de 1970, en partes significativas del Perú rural la presencia del Estado era casi inexistente
o su autoridad estaba delegada en poderes locales que no eran responsables ante la
población. El peso económico, demográfico y simbólico de Lima y la costa en desmedro
de los Andes, se acentuó conforme avanzaba el siglo XX, hasta desembocar en la crisis
de la sociedad andina tradicional. Éstas, más bien, se reformularon y se perpeturaron las
discriminaciones étnico-culturales y raciales. El entrelazamiento de estas inequidades y
discriminaciones produjo una creciente percepción de agravio y desconfianza,
precisamente, en el polo «pobres-provincianos-serranos-rurales-cholos/indios», donde la
CVR ha constatado el mayor número de víctimas. Aun cuando fragmentados y
discontinuos, estos procesos de modernización fueron carcomiendo las bases
estructurales y discursivas de la dominación tradicional, que normalizaban las
discriminaciones clasistas, regionales, étnico-culturales y raciales.

1. ¿Cuáles consideras que han sido los derechos vulnerados durante el periodo de
violencia 1980 – 2000? ¿Quiénes los vulneraron?

El Estado y la sociedad civil. «Esto último implica una profunda reforma institucional, el
cumplimiento de un plan de reparaciones de daños para las víctimas y la aplicación de
sanciones penales a los responsables de crímenes y violaciones de derechos humanos».
Después de la entrega del IF, el 28 de agosto del 2003, al presidente de la República,
Alejandro Toledo, se desataron diversas reacciones por parte de voceros políticos, tanto
en el Congreso de la República como en los medios de comunicación, criticando o
descalificando tanto al IF como al trabajo de la CVR. En esa misma línea, ningún partido
político asumió responsabilidad alguna por su periodo de gobierno durante los años de
violencia. Que «en ciertos lugares y momentos del conflicto la actuación de miembros de
la Fuerzas Armadas no solo involucró algunos excesos individuales sino también
prácticas generalizadas y/o sistemáticas». En él suscribió la tesis de la exclusión social y
la ausencia del Estado en numerosos lugares del país y señaló que las violaciones a los
derechos humanos fueron excesos dolorosos en los que incurrieron algunos miembros de
las fuerzas del orden, con lo que se apartó de las conclusiones de la CVR. 6 los principales
anuncios del presidente Toledo relacionados con el tema de las reparaciones fueron actos
simbólicos, acciones de atención para las viudas y los huérfanos que dejó el conflicto
armado interno, en materia de educación, salud y vivienda. Además de esto, el presidente
anunció la implementación de un Plan de Paz y Desarrollo, la elaboración de un Registro
Nacional de Víctimas, la creación de un subsistema especializado para atender los casos
de violaciones a los derechos humanos y finalmente la instalación de un mecanismo de
seguimiento a las recomendaciones de la CVR.

EL PLAN INTEGRAL DE REPARACIONES

Una parte importante del mandato encomendado a la CVR fue elaborar propuestas de
reparaciones para las víctimas y sus familiares. El PIR es multidimensional, pues busca
responder a los aspectos colectivos de la violencia, así como a las dimensiones
individuales. Sus beneficiarios serían todas las personas que hayan sufrido actos u
omisiones que constituyen violaciones o abusos a las normas del derecho internacional
de los derechos humanos. La CVR concibe la reparación de las víctimas como una
iniciativa estrechamente relacionada con el esclarecimiento de la verdad, la
reconstrucción de la memoria histórica, la aplicación de la justicia y la implementación
de las reformas institucionales, necesarias para garantizar la no repetición de lo sucedido.

EL PROGRAMA DE REPARACIONES SIMBÓLICAS

La CVR considera que, a través del reconocimiento público del daño que ocasionó la
acción de los grupos subversivos y la acción u omisión del Estado, se podrá favorecer la
reconciliación y fortalecer un sentimiento de solidaridad hacia las víctimas. Con respecto
a las reparaciones simbólicas, el actual presidente de la República, en su mensaje a la
Nación, reconoció la totalidad del IF de la CVR, pidió perdón en nombre del Estado a
quienes sufrieron por la violencia política y anunció el establecimiento del Día Nacional

de la Reconciliación. Si bien es cierto que este reconocimiento es importante, las Fuerzas


Armadas todavía no han hecho público su reconocimiento a las víctimas civiles, ni
tampoco han ofrecido al país un balance crítico sobre lo que fue su actuación durante el
conflicto armado interno. O 097-2003-PCM, que instituye el 10 de diciembre de cada año
como Día de la Reconciliación Nacional, publicado el 11 de diciembre de 2003. Cabe
señalar que en todo el país hubo varias iniciativas de concretar las recomendaciones de la
CVR en el ámbito de reparaciones simbólicas, tales como homenajes, construcciones de
parques, placas, estatuas y nombramientos de calles y parques en memoria de mujeres y
hombres víctimas del conflicto armado interno. En este espacio, las autoridades de los
diversos órganos y poderes del Estado participantes hicieron un reconocimiento público
a las víctimas del conflicto armado interno, a fin de propiciar la solidaridad y la
reconciliación nacional.

EL PROGRAMA DE REPARACIONES DE SALUD

Todo ello contribuirá a favorecer en las víctimas el desarrollo de la autonomía necesaria


para reconstruir su proyecto de vida, individual y colectivo, truncado por dicho
conflicto.

DERECHOS VULNERADOS
Durante el conflicto interno en Perú, tanto el PCP-SL (Sendero Luminoso) como el
MRTA (Movimiento Revolucionario Túpac Amaru) cometieron numerosas violaciones
de derechos humanos. Algunos de los derechos que fueron vulnerados durante este
periodo incluyen:
1. Derecho a la vida: Ambos grupos insurgentes llevaron a cabo asesinatos
selectivos, ejecuciones extrajudiciales y actos de terrorismo que resultaron en la
pérdida de miles de vidas, incluyendo civiles, miembros de las fuerzas de
seguridad y opositores políticos.
2. Derecho a la integridad personal: Hubo numerosos casos de tortura, tratos
crueles, inhumanos y degradantes perpetrados tanto por el PCP-SL como por el
MRTA. Esto incluyó el uso de métodos violentos para obtener información,
castigos físicos a sus propios militantes y a personas consideradas "traidoras" por
los grupos insurgentes.
3. Derecho a la libertad personal: Ambos grupos secuestraron a personas,
manteniéndolas en cautiverio durante largos periodos de tiempo. Estos secuestros
a menudo involucraron condiciones inhumanas y extorsiones para obtener
rescates.
4. Derecho a la libertad de expresión: Los grupos insurgentes atacaron y
silenciaron a periodistas, académicos y personas que expresaban opiniones
contrarias a su ideología. Se realizaron amenazas, intimidaciones y asesinatos para
controlar la información y limitar la libertad de expresión.
5. Derecho a la libertad de asociación y reunión: Tanto el PCP-SL como el MRTA
atacaron y desmantelaron organizaciones políticas, sindicales y comunitarias que
consideraban opositoras a su causa. También llevaron a cabo actos de violencia
en contra de manifestantes y concentraciones públicas.
6. Derecho a la justicia y al debido proceso: Los grupos insurgentes aplicaron su
propia justicia, ignorando los principios fundamentales del debido proceso. Esto
incluyó juicios sumarios, ejecuciones sin garantías legales y la imposición de
castigos arbitrarios.
Estas son solo algunas de las violaciones de derechos humanos que ocurrieron durante el
conflicto interno en Perú protagonizado por el PCP-SL y el MRTA. Es importante
destacar que el Estado peruano también estuvo involucrado en violaciones de derechos
humanos durante este periodo.

2. ¿Existieron las condiciones en Junín (mayo de 2021) para que se dé un nuevo brote
de violencia como lo ocurrido en el período 1980 – 2000?
LOS DATOS CENTRALES DEL CONFLICTO ARMADO INTERNO

Así, conjuntamente con las brechas socioeconómicas, el proceso de violencia puso de


manifiesto la gravedad de las desigualdades de índole étnico-cultural que aún prevalecen
en el país. Una tragedia humana de estas proporciones puede resultar inverosímil, pero es
la que sufrieron las poblaciones del Perú rural, andino y selvático, quechua y asháninka,
campesino, pobre y poco educado, sin que el resto del país la sintiera y asumiera como
propia.

EL CONTEXTO DEL CONFLICTO

La causa inmediata y fundamental del desencadenamiento del conflicto armado interno


fue la decisión del PCP-SL de iniciar una guerra popular contra el Estado peruano2. En
nuestro país no se repite el esquema clásico latinoamericano de agentes del Estado como
perpetradores casi exclusivos enfrentados a grupos subversivos con un uso restringido de
la violencia y, sobre todo, a civiles desarmados. Por otro lado, dicha violencia subversiva
estuvo dirigida contra los representantes y partidarios del «antiguo orden» en las áreas
iniciales del conflicto armado por lo que la mayor parte de víctimas de las acciones
senderistas estuvieron entre campesinos o pequeñas autoridades locales y no entre
miembros de las elites políticas o económicas del país. Sin embargo, la Comisión constata
que, paradójicamente, las etapas más duras del conflicto en lo que a violaciones de los
derechos humanos se refiere, transcurrieron en democracia. El mayor número de víctimas,
muertes y desapariciones forzadas, incluyendo los tres picos de 1984, 1989 y 1990,
ocurrieron cuando el país tenía gobiernos democráticos, surgidos de elecciones libres, sin
exclusión de partidos ni fraudes electorales, por lo menos antes del autogolpe del 5 de
abril de 1992. El Estado no tuvo capacidad para contener el avance de la subversión
armada, que se expandió en unos años a casi todo el país. 3 Los gobernantes aceptaron la
militarización del conflicto, Para un análisis detallado sobre este punto y los diferentes
tipos de causas del conflicto ver capítulo correspondiente. La CVR ha recibido
testimonios de muertes y desapariciones como producto del conflicto armado interno en
todos los departamentos, salvo Moquegua y Madre de Dios. Si bien en nuestro país no se
repite el esquema clásico latinoamericano, ello no exime la responsabilidad por la
acumulación de graves denuncias sobre sus agentes que, incluso investigadas, no fueron
sancionadas. En efecto, otra de las peculiaridades del conflicto armado interno es que
hubo importante información, denuncias e investigación sobre los hechos de violencia y
las violaciones a los derechos humanos. A diferencia de lo acontecido en otros lugares, el
país contó con una cobertura amplia de los hechos y con libertad de prensa hasta para las
organizaciones subversivas. En las áreas de conflicto, sin embargo, hubo hostigamiento
a la prensa y hasta asesinatos de periodistas. Por todo lo expuesto, es importante analizar
el conflicto peruano como parte de un proceso en el que las acciones de violencia
transcurrieron a lo largo de varios años, con incrementos graduales de intensidad y
extensión geográfica, afectando principalmente a zonas marginales al poder político y
económico y dejando a los campesinos indígenas como símbolos por excelencia de las
víctimas. La aparente lejanía del poder y de los núcleos de decisión, en un país
fuertemente centralizado, permitió que el «problema de la violencia», crucial y cotidiano
para cientos de miles de peruanos, se mantuviese como un tema secundario para las
agendas pública y privada del país por varios años. El crecimiento de las áreas de cultivo
de coca destinadas al narcotráfico, principalmente en la ceja de selva, facilitó la aparición
de espacios muy particulares en los que había retrocedido la presencia estatal mientras
crecía la de grupos armados irregulares vinculados a dicha actividad ilícita. De esta
manera, la zona del Alto Huallaga se convertiría, desde mediados de los ochenta, en uno
de los escenarios de mayores enfrentamientos de todo el conflicto interno, quedando
convertido el río Huallaga en la fosa de restos humanos más grande del país.

ANTECEDENTES

Los momentos de mayor agitación política y convulsión social con estallidos de violencia
armada duraron poco tiempo, tuvieron un carácter local antes que nacional y no
registraron un gran número de muertes o desapariciones forzadas. Todos los casos vistos
en perspectiva histórica parecieron circunscritos a coyunturas muy específicas, de corta
duración y nunca tuvieron un despliegue nacional. Las respuestas estatales fueron muy
violentas, en ocasiones, pero no se consolidó un modelo de Estado represivo a gran escala,
que tuviese extensas áreas del territorio controladas bajo algún régimen nacional de
excepción, entre otras razones porque no hubo recursos para sostener un régimen de ese
tipo. El Estado, que había sido sumamente débil en el país, registró una expansión
acelerada en la segunda mitad del siglo veinte, especialmente durante la década del
setenta. Un rasgo característico del país ha sido su frágil integración nacional, expresada
en la gran fragmentación de sus espacios regionales y la falta de reconocimiento cabal de
la diversidad étnica de sus habitantes. Sin un sistema educativo nacional e integrador ni
revoluciones populares como la mexicana o boliviana, los procesos de integración social
y cultural más radicales del país han surgido de proyectos autoritarios como el del General
Velasco o a través del impulso de los mismos actores bajo la forma de desborde popular.
Los acelerados cambios demográficos y las transformaciones en el aparato productivo
ocurridos a partir de la década del cuarenta transformaron radicalmente el perfil
poblacional del país. En pocos años, el acelerado crecimiento demográfico y la migración
del campo a la ciudad, produjeron un país más poblado y más urbano. Las políticas
económicas aplicadas, mientras tanto, contribuyeron a ampliar la brecha entre ricos y
pobres, aumentando el número de estos últimos, especialmente en las áreas rurales
andinas, cuyos habitantes de menores ingresos son los más pobres del país. El gobierno
de Velasco transformó radicalmente la sociedad peruana anterior a 1968 y creó un nuevo
escenario militar en el que se desenvolvieron los principales actores del proceso de
violencia.
GRA

GRACIAS

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