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COMPETENCIAS CIUDADANAS

Presentado a

Carlos Andres Cuitiva Urango

Presentado por

Natalia Cáceres ,Karolina González

Andrea Benítez ,Carolina Díaz

Montería- Córdova

Martes, 31 de octubre de 2023


Colombia: un país resiliente a pesar del inclemente conflicto.

Se ha evidenciado que la violencia en Colombia se ha concentrado en los grupos más


vulnerables del país y el estado no se ha mostrado como ente regulador para frenar la
perpetuación de hechos referidos a cualquiera que sea las modalidades de violencia:
secuestro, asesinatos, desplazamiento forzado, delincuencia, etc. Cuando se habla de
violencia se recurre a todo un recorrido histórico en el que todos los sectores de la
sociedad se han visto afectados y a aquellos que la violencia no ha llegado, han mostrado
una respuesta de insensibilidad. Es de anotar que, la violencia se puede mostrar en dos
modalidades; a mayor y menor escala.

En el texto “La violencia en Colombia. Una mirada particular para su comprensión. De


cómo percibimos la violencia social a gran escala y hacemos invisible la violencia no
mediática” se recopila una serie de definiciones para entender el concepto de violencia, a
continuación se traerá a colación la definición de Chesnais (1981) quien menciona que
“la violencia está referida tanto al maltrato verbal como físico”. Por consiguiente es
pertinente desligar la violencia a menor y mayor escala, la violencia a menor escala es
aquella que tiene que ver con aquellas manifestaciones de conflictos presentes en grupos
pequeños y que aunque sean poco conocidas estas generan efectos negativos. En cuanto
a la violencia a gran escala, esta por lo general es divulgada en los medios de
comunicación como hechos reprochables, aunque una noticia sobre una masacre resuene
durante un tiempo, las personas lejanas a la tragedia muestran indiferencia como una
respuesta social. Las comunidades no se escandalizan, no movilizan ideas, los ciudadanos
siguen sin inmutarse y sin generar impresiones respecto a eventos que han sido parte de
la rutina y en últimas es la naturalización de la violencia.

Por lo anterior es oportuno mencionar a Hobbes, Hegel y Freud como defensores de la


responsabilidad social, por lo cual, se refieren a la indiferencia como una condición que
desliga a la sociedad de las problemáticas que le atañen y al mismo tiempo la fragmenta.
La violencia necesita la presencia de víctimas y victimarios para llegar a acuerdos.
Inclusive, en Colombia el conflicto armado se ha convertido en un hecho común que
afecta a todos los individuos involucrados, por consiguiente, existen grandes brechas
políticas y sociales en el país, lo que ha conllevado a que la Constitución no simbolice
nuestra realidad, pues día a día se conocen innumerables casos de violencia en los
territorios y esta aún no acaba, lo cual viola el principio constitucional y por tanto no
existe un control que fortalezca el amparo de los derechos de cada colombiano.

En los últimos 58 años, el país se ha visto sumergido en escenarios de violencia


catastróficos que han dejado más de 220.000 asesinatos y cifras desconocidas pero altas
de desaparecidos, esto a generado en la población una sensación de pesimismo ante los
posibles cambios que el país puede tener. No cabe duda que los pobres son los principales
afectados y el dinero es destinado para actos que financian la violencia. Aquí cabe la
pregunta: ¿En qué momento y por qué razón inicia la violencia?, La respuesta a este
interrogante no es clara aún pero lo que sí es seguro es que la exclusión política, la disputa
de tierra, el narcotráfico y demás grupos al margen de la ley son los causantes de que
hasta nuestros días se sigan perpetrando asesinatos de toda índole en el país.

No cabe duda que en este camino, la violencia también a puesto en peligro las etnias de
los territorios del país, un claro ejemplo de ello es la etnia Ocaina, un grupo que como
respuesta a la guerra se preparaban para huir pero no atacaban a sus enemigos, estas
acciones van en concordancia con lo que menciona Oquist (1978): “los seres humanos
son pacíficos bajo ciertas circunstancias estructurales y son violentos bajo otras…” Hay
total acuerdo con lo planteado debido a que en las zonas rurales del país los campesinos
no muestran resistencia a los grupos violentos que emergen en sus hogares a la fuerza o
bueno, eso es lo que comúnmente se conoce, pues no se pueden alzar armas inexistentes
para la defensa de la vida y los territorios, por ende, queda la opción de aceptar la realidad
y huir.

No obstante, James Henderson (2003) construye la idea de que “existe un gen violento en
los colombianos o que incluso la geografía colombiana presta sus condiciones al triángulo
férreo de la violencia”. Si aceptamos esta tesis se asume que en las zonas más recónditas
o abruptas del planeta es donde existen las condiciones dadas para la violencia y en las
grandes planicies son menos propensas a actos violentos. Lo anterior a todas luces marca
la idea equívoca de la guerra, debido a que solo se focaliza una forma de conflicto. Grosso
modo, las modalidades de violencia son innumerables, a gran o menor escala, inclusive,
es oportuno pensar en que la violencia a desde el siglo pasado se ha usado en el aspecto
social, político, económico y familiar como una forma de “resolver” los problemas o
conflictos.

En este apartado se retoma la idea inicial sobre el rol del Estado en la lucha contra la
violencia en Colombia y, es posible decir que con las guerras civiles del siglo pasado, la
colonialidad, las confrontaciones entre partidos políticos, golpes de estado, los asesinatos
a líderes y aspirantes políticos han sido solo algunos de los eventos que han marcado la
violencia en nuestro país y que hasta nuestros días se siguen presentando todo tipo de
asonadas violentas que siguen marcando el camino hacía la injusticia social. Cuando se
creó la constitución de 1991 se creyó que el país tendría un cambio pero esto solo produjo
un sinnúmero de hechos violentos que nos siguen afectando. También, los niños son los
principales afectados dado a que son reclutados por grupos armados y lo único que hacen
es aumentar el dolor de sus familiares y destruir el futuro de personas que añoraron ser
alguien de bien para la sociedad. Cuando se habla de este tema, es importante acotar un
fragmento presente en el documental «No hubo tiempo para la tristeza» donde se muestra
como muchas mujeres madres cabezas de hogar se unen y usan estrategias para llegar a
donde los comandantes de los frentes de batalla que reclutaron a sus hijos bajo engaño y
finalmente son rescatados y regresados a casa sanos y salvos. Estas acciones de valentía
lideradas por mujeres son reflejo de la resiliencia y poder que la comunidad unida ejerce
sobre el conflicto.

Como reflejo de la violencia los crecientes casos de discriminación se han acrecentado,


ya sea por factores políticos, de estratificación social y color de piel. Además, la época
colonial qué marcó una gran temporada violenta en latinoamérica. La mayoría de las
personas implicadas en actos violentos son en su mayoría de pocos recursos… de esta
manera, la determinación para el manejo del conflicto necesita de la colaboración de todas
las partes involucradas e interesadas en la solución, esto agrupa tanto a sociedad como el
gobierno. También, es indispensable abarcar todas las faces del conflicto a nivel
estructural y determinar todas las causas de esta, es así como es posible avanzar para una
paz sólida e ininterrumpida.
En conclusión, dentro de las consecuencias que ha traído la violencia en Colombia está
un gran número de muertos parte de la población civil y combatientes; desaparecidos y
desplazados haciendo parte la nación de una lista interminable de países con las tasas más
altas en el mundo con personas que han tenido que abandonar sus hogares producto del
conflicto. Una verdad que no se aborda en el documental y en el documento leído es el
gran estigma que los demás países tienen cuando se menciona “Colombia”, debido a que
la sombra del narcotráfico y corrupción sigue intacta. De ese modo, crece la necesidad de
crear estrategias que logre consolidar en todas las regiones del país un nuevo parecer
sobre la violencia, crear una idea positiva y de resiliencia para afrontar los desafíos. Esto
no es logrado sin el apoyo del estado en la consolidación de la paz que todos añoran. Es
necesario ir a las causas más profundas de la violencia y promover la justicia, inclusión
política, desarrollo económico, etc.

Referencias:

Chesnais, J.C. (1981). Histoire de la violence. París: Robert Laffont.

Gonzales, R., Molinares I. ( 2010) La violencia en Colombia. Una mirada particular para
su comprensión. De cómo percibimos la violencia social a gran escala y hacemos invisible
la Violencia no mediática. Universidad del Norte. Vol. 18, n° 2. Págs. 346-369 – issn
0121-3261

Henderson, J. (2003). “Víctima de la globalización. ¿Cómo el narcotráfico destruyó la


paz en Colombia”, Congreso Colombiano de historia. Bucaramanga: Mimeo.

Oquist, P. (1978). Violencia, conflicto y política en Colombia. Bogotá: biblioteca


Popular.

Recuperado de: https://youtu.be/das2Pipwp2w?si=2-gWzxUR1bg0ePTy

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