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Gvirtz S. Cap 1 ¿De qué hablamos cuando hablamos de educación?

Las Autoras definen la educación como una práctica humana y social porque esta es
la que nos caracteriza como humanos, sin ella nos veríamos inmersos en un estado
del tipo animal; y es social porque se da al estar en contacto con otros, mas que nada
a través del lenguaje: una practica social, trasmitida y construida solo a través del
contacto social.
La reproducción social es básicamente la busqueda de la conservación del orden
social ya establecido, es vivir en un ciclo donde se realizan una y otra vez las
acciones hechas anteriormente por nuestros predecesores. Mientras que la producción
social es transformar lo ya establecido, evolucionarlo y generar un orden social
nuevo, con nuevos saberes. La educación se haya entre estos dos métodos, porque si
bien transmite los saberes y el acciones del orden social ya establecido, se encarga de
estimular y generar esa transformación de saberes para obtener nuevos.
No solo hay poder en la educación, esta misma es poder. La educación es poder
porque influye en las acciones de las personas tanto como sociedad como
individualmente. Este poder está relacionado al saber directamente porque cuando
hablamos de saber no solo nos referimos a pensamientos sino también a acciones, a la
conducta. La educación enseña no solo información, sino también a ejercer el poder.
En base a ésto, la educación es la práctica de reproducción así como el proceso de
producción social y cultural ya que la reproducción sienta “las bases de la
transformación y la innovación. Es una práctica social y una acción. Práctica porque
es algo que se hace, acción porque tiene una dirección y social porque es necesaria
para la sociedad humana, porque se da en contacto con los otros. También es
universal, es decir que se presenta en cada cultura y sociedad alrededor del mundo e
implica relaciones de poder. Por último es una práctica histórica porque varía y se
transforma según la época en que se ejerce.
La palabra educación posee una doble etimología. La primera afirma que el verbo
en latín educere significa 'hacer salir, extraer, dar luz, conducir desde dentro hacia
afuera'. Lo que esta perspectiva plantea es que el conocimiento y las acciones son
innatas, están en nuestros genes y ninguna educación por mejor que sea podrá
cambiarlo.
La segunda etimología “vincula el verbo educar con el verbo latino educare, que
significa 'conducir, guiar, alimentar'.” Esta nos muestra una acepción más positiva de
la educación, nos lleva a pensar que con una educación de calidad un ser humano
podría lograr todo, que no hay genética o contexto social que lo impida. Esta
concepción toma al ser humano como una “tabla rasa” sobre la que la que la
educación brindada va “inscribiendo y determinando su existencia”.

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