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Contenido

La Ética:........................................................................................................................................1
Definición.................................................................................................................................1
Principales problemas de la Ética.............................................................................................1
Desarrollo de la Ética a través de la historia:............................................................................2
Escuelas....................................................................................................................................7
Campo de estudio:.................................................................................................................24
La Moral:....................................................................................................................................24
Definición...............................................................................................................................24
La persona Moral, Inmoral, Amoral........................................................................................25
La moral y su relación con otras actividades humanas...........................................................26
La Ética:
Definición.
La ética se relaciona con el estudio de la moral y de la acción humana. El concepto proviene del
término griego ethikos, que significa “carácter”. Una sentencia ética es una declaración moral
que elabora afirmaciones y define lo que es bueno, malo, obligatorio, permitido, etc. en lo
referente a una acción o a una decisión.

Por lo tanto, cuando alguien aplica una sentencia ética sobre una persona, está realizando un
juicio moral. La ética, pues, estudia la moral y determina cómo deben actuar los miembros de
una sociedad. Por lo tanto, se la define como la ciencia del comportamiento moral.

Claro que la ética no es coactiva, ya que no impone castigos legales (sus normas no son leyes).
La ética ayuda a la justa aplicación de las normas legales en un Estado de derecho, pero en sí
misma no es punitiva desde el punto de vista jurídico, sino que promueve una autorregulación.

La ética puede dividirse en diversas ramas, entre las que se destacan la ética normativa (son las
teorías que estudia la axiología moral y la deontología, por ejemplo) y la ética aplicada (se
refiere a una parte específica de la realidad, como la bioética y la ética de las profesiones).

Respecto a los autores fundamentales en el estudio de la ética, no puede obviarse al alemán


Immanuel Kant, quien reflexionó acerca de cómo organizar las libertades humanas y de los
límites morales. Otros autores que analizaron los principios éticos fueron Aristóteles, Baruch
Spinoza, Jean-Paul Sartre, Michel Foucault, Friedrich Nietzsche y Albert Camus.

ÉTICA

1. Según Salazar Bondy: Ética es la doctrina de la conducta moral, de los principios, de los
ideales y de los deberes de las acciones morales.

2. Según Juan Germán Prado: La ética es la disciplina filosófica que estudia la moral, la
conducta y las obligaciones del hombre ante sus semejantes.

3. Según Leopoldo Saeza y Aceves: La ética es la disciplina filosófica, y más propiamente


axiológica, que se ocupa del estudio de los valores bueno-malo.

4. Según Marx: La ética marxista, más que a desarrollar un código moral de derechos y
deberes, ha tenido a poner de relieve las injusticias económicas y sociales, y a predicar la
actividad revolucionaria para conseguir la igualdad social.

5. Según P. Barroso: Ética es la ciencia filosófic-normativa y teórico-práctica que estudia los


aspectos individuales y sociales de las personas a temor de la moralidad de los actos humanos,
bajo el prisma de la razón humana, la honestidad teniendo siempre como fin el bien honesto.

Principales problemas de la Ética.


La existencia de las normas morales siempre ha afectado a la persona humana, ya que desde
pequeños captamos por diversos medios la existencia de dichas normas, y, de hecho, siempre
somos afectados por ellas en forma de consejo, de orden o, en otros casos, como una
obligación o prohibición, pero siempre con el fin de tratar de orientar e incluso determinar la
conducta humana.
Ya que las normas morales existen en la conciencia de cada uno, esto provoca que existan
diferentes puntos de vista y, por ende, problemas en el momento de considerar las diferentes
respuestas existenciales que ejercen las personas frente a ellas. Estos problemas son:

1. El problema de la diversidad de sistemas morales. Este se da debido al pluralismo que existe


en las tendencias frente a un mismo acto, esto es que, para cuando algunas personas un acto
es lo correcto, para otros es inmoral; por ejemplo, el divorcio, el aborto, la eutanasia, etc. O
sea, la pregunta que normalmente se hace una persona que rige su conducta en base a las
normas morales es ¿cuál es el criterio para escoger una norma o la contraria?

2. El problema de la libertad humana. La libertad humana no es del todo real, ya que todo
individuo está de cierta forma condicionado por una sociedad en la cual toda persona actúa
bajo una presión social, cultural o laboral; aunque considerando a la ética y la moral, permite
conservar una conciencia, misma que permite a una persona actuar en base a un criterio
propio.

3. El problema de los valores. De este problema surgen numerosos cuestionamientos, pero el


problema radica principalmente en la objetividad y subjetividad de los valores, o sea, que
existen cuestionamientos sobre si ¿los valores son objetivos?, ¿los valores existen fuera de la
mente de tal manera que todo hombre deba acatar los valores ya definidos?, o si los valores
son subjetivos porque ¿dependen de la mentalidad de cada sujeto? También existe otro
aspecto, su conocimiento.

4. El problema del fin y los medios. Muchos sostienen la importancia del fin, de tal modo que
cualquier medio es bueno si se ejecuta para obtener un fin bueno, esto se conoce como la tesis
maquiavélica El fin justifica los medios, pero con esto lo único que ocurre, es que se
sobrevaloran las buenas intenciones de un acto, que es parte el interior del ser y se descuida el
aspecto externo del acto (intenciones y finalidades). Con esto quiero decir que El fin jamás va a
justificar los medios.

5. El problema de la obligación moral. Esto está íntimamente ligado con el tema de los valores,
ya que normalmente se dice que lo que se hace por obligación, pierde todo mérito, en cambio,
cuando se realiza por propio convencimiento, adquiere valor moral. Con esto se da a entender
que la obligación moral le quita al hombre la única posibilidad de ser el mismo, de acuerdo con
su propia moralidad y con su propio criterio. Pero hay que considerar también, que una cosa es
la obligación entendida como corrección externa y otra como la obligación basada en la
presión interna que ejercen los valores en la conciencia de una persona.

6. La diferencia entre ética y moral. Este es un problema que a la mayoría de las personas nos
ha ocurrido, y nos hemos preguntado ¿qué no es lo mismo? Pues no, por definición de raíces
significan lo mismo (costumbre), pero en la actualidad se han ido diversificando, y lo que hoy
conocemos como Ética al conjunto de normas que nos vienen del interior y la Moral, son las
normas que nos vienen del exterior, o sea de la sociedad.

Desarrollo de la Ética a través de la historia:


Ética en el pasado

Remontarse al pasado implica una remembranza de ideas, enseñanzas, consejos o máximas de


las personas a las que en nuestro trayecto por la vida hemos conocido. La familia, célula
fundamental de la sociedad, ha jugado un papel trascendental en la ética del hombre en
general. Desde sus primeros años, va abrevando conocimientos, vivencias y enseñanzas de sus
progenitores y familia cercana con quien convive; de ellos depende gran parte de la formación
de sus valores; el que pueda determinar sobre el bien y el mal a sus semejantes; el respeto a
los demás, en su persona, en sus bienes o derechos. Desafortunadamente, muchas personas
aveces han influenciado conductas deshonestas, irrespetuosas, con falta de valores; por
ejemplo, los programas televisivos en los cuales, se pueden apreciar ciertas faltas de respeto
que, paradójicamente, lejos de reprobarse esas actitudes, causan hilaridad.

Esta desviación “moral o ética” del individuo, tiene corrección y podrá erigirse al inicio de sus
estudios profesionales, con el contacto de sus profesores.

Periodo antiguo

La historia de la Ética es tan antigua como la historia del hombre; el más primitivo de los
Homos tenía idea de lo bueno, lo justo, el deber y la virtud, buscando la manera de determinar
y justificar sus acciones.

En el mundo antiguo 4.500 años a.C. los primitivos tenían la preocupación por determinar lo
que está bien o está mal, aplicando un conjunto de valores, principios y normas concretas que
en caso de infringirlos suponía un castigo.

La explicación de lo que está bien o mal basadas en las leyes inmutables de la naturaleza
creando normas o códigos morales marcadas por la tradición.

Desde el antiguo Egipto casi cuatro mil años antes de Cristo, la sabiduría de Amenope y las
normas morales son recogidas en los papiros, como en. El Libro de los Muertos.

En Mesopotamia la sabiduría de Hammurabi, rey de Babilonia 1750 años a.C. se encuentran en


un monumento legendario de cerámica, se han recogido las normas morales derechos y
obligaciones de los médicos y de la sociedad, es el célebre Código de Hammurabi. (cap. 211 al
227).

En la Grecia arcaica desde el siglo VII al II a.C. Homero escribe en la Ilíada y la Odisea sobre la
ética del mundo antiguo, se describen los héroes mitológicos y sus valores desde la fuerza
física, la valentía, belleza, habilidad y linaje, héroes QUE AUN HOY DEBERÍAMOS IMITAR SOBRE
TODO EN LOS VALORES.

Los filósofos griegos que comienzan a especular sobre la verdadera virtud, lo verdadero de lo
bueno y concluyen que lo bueno es toda acción que beneficia a la comunidad y que la virtud,
arte y capacidad de “excelencia” que permite destacar en algo sobre los demás, ser el mejor y
prestar los mejores beneficios a la comunidad.

Los pensadores de la Grecia clásica comenzaron a agruparse de acuerdo a sus filosofías y


propuestas tales como los ESCOLÁSTICOS que distinguían la “razón especulativa” es decir
comprender el ser y la “razón practica” o sea conocer el deber del ser.

Los Sofistas pre-socráticos estos filósofos dudaban de los códigos morales del mundo antiguo,
se consideraban a si mismo como maestros de la virtud y afirmaban que frente a la imposición
surge la CONVENCIONALIDAD y EL RELATIVISMO MORAL, mas claramente estar de acuerdo
mas o menos con unos valores, que si no convienen podemos cambiarlos; todo estro dentro
del marco histórico donde surgen las polis o ciudades estados que se gobiernan a sí mismo,
también surge el concepto “ciudadanos” que se agrupan de acuerdo a sus propios intereses, a
muchos intereses de clases, como la nobleza, la burguesía ( baja nobleza y filósofos),los
agricultores y comerciantes y finalmente los extranjeros y esclavos, estas últimas van
desapareciendo, pero al parecer en algunos grupos de la sociedad actual habría aceptado y
practicado esta posición que va en contra de la misma sociedad.

Otro grupo liderado por Zenón de Citio (siglo III a.C.) en Atenas, crea Los Estoicos, defiende el
“Orden Cósmico” organizado por leyes naturales inmutables y un hombre virtuoso es aquel
que respeta las leyes y se muestra imperturbable ante los acontecimientos. A diferencias de
los Epicúreos, los Estoicos participan en política pero permanecen indiferentes ante el éxito o
el fracaso. Los Estoicos promueven y plantean que el hombre debe esforzarse por ser virtuoso,
pues la virtud es actuar conforme el orden cósmico sin temer la muerte. Dicen que los
hombres deben tener una fría racionalidad capaz de eliminar emociones y sentimientos y
aceptar estoicamente lo que les venga encima. En la actualidad estas propuestas han perdido
validez.

Sócrates (siglo V a.C.) en sus “Diálogos” usa la reflexión como una actitud de búsqueda del
verdadero bien, el conocimiento y la sabiduría son imprescindibles para una conducta y
actitudes virtuosas; el auto-conocimiento es la base de la moral, ya que la verdad habita en
cada uno, y podemos y debemos imitar y practicar la lección del Templo de Apolo en Delfos:
“CONOCETE A TI MISMO”

Sócrates implanta la Mayéutica: el arte de ayudar y la asimilación de conocimientos y


definiciones, refiere que la virtud es única, definiendo las virtudes de la ciencia ética que
demuestran la existencia de valores absolutos como el BIEN, la JUSTICIA y FELICIDAD,
inmutables para establecer Leyes que son valores que el hombre puede alcanzar mediante el
uso de la inteligencia y la razón. Si se alcanzan, el hombre es sabio y virtuoso, la sabiduría
suprema distingue los bienes de los males, la intelectualidad moral identifica el saber con
virtud y vicio con ignorancia desde estos tiempos de la Grecia antigua ya se pensaba que para
conseguir una sociedad buena, justa y virtuosa es necesaria la educación.

Aristóteles (384-322 a.C. médico, biólogo, filosofo), su ética tiene como fin alcanzar la felicidad
buscando la sabiduría y usando la razón ya que en el hombre encontramos una parte apetitiva
(deseos–pasiones) y la parte racional, el hombre deberá ejercitar las virtudes para dominar la
parte apetitiva.

Las virtudes se adquieren mediante el hábito, tanto las intelectuales como las éticas ya que el
hombre es un ser social “animal político” capaz de vivir y organizar una sociedad.

Para Aristóteles el bien último del hombre es la Felicidad, el dinero, la fama, y los honores, es
decir el Bien perfecto, buscando siempre la autosuficiencia, adquirir virtudes propias, cumplir y
desarrollar las funciones propias del ser humano hasta la excelencia ya que la felicidad es el
ejercicio de la inteligencia.

Platón (428-348 a.C. discípulo de Sócrates), lleva la Ética a nivel de ciencia y defiende los
valores absolutos BIEN-BELLEZA-VERDAD, en sus obras más importantes “Fedón”, “La
República” y el “Banquete”, y plantea que el hombre posee alma inmortal, defendiendo el
mundo espiritual, el mundo de las almas y proclama como conseguir la purificación mediante
las virtudes que deben iluminar siempre la vida humana, es decir la Ética con:

1.- Esfuerzo físico, gimnasia que anula las tendencias negativas y controlar las pasiones, el
autodominio en defensa del bien y la razón.

2.- Sabiduría, virtud del conocimiento, usar la inteligencia y la razón para conocer los deberes y
que debe ser lo que decide cada acto humano.
3.- El cultivo de las virtudes morales: aptitud para realizar el bien.

a).- Fortaleza para dominar los sentimientos en defensa del bien y la razón.

b).- Templanza para dominar las pasiones, moderación y auto control por la razón.

c).- Prudencia utilizar la razón para alcanzar el bien.

4.- Justicia que es la virtud de todas las virtudes, y que representa el equilibrio de las tres
virtudes anteriores.

Platón distingue en el alma humana: Lo racional que es la capacidad excelsa del hombre
instruido. Lo Irascible la decisión del corazón en acción y El Apetito los deseos pasiones e
instintos.

Platón en “Los Diálogos” relata el conocimiento de la vida individual y colectiva, la Moral lleva
a la felicidad que es la representación del alma humana para la Justicia (no la califica de
utopía).

Diálogo peripatético: Platón y Aristóteles

Algunos siglos después aparecen las llamadas ESCUELAS HELENISTAS (siglo IV-II a.C.) en donde
en Filosofía y Ética se abandona la política y se vuelve al individualismo.

Para los Epicúreos con su escuela “El Jardín”; la finalidad de la vida es el placer racional,
limitando los deseos, superando el dolor y evitando las preocupaciones, para conseguirlo es
necesario una vida sobria, sin crearse necesidades.

Pregonan no tener miedo a la muerte porque mientras estamos vivos, la muerte no nos afecta
y cuando estamos muertos tampoco. Van más halla al decir que no hay que tener miedo a los
dioses, porque ellos no se preocupan por nosotros. Ya que el bien es fácil de alcanzar y el mal
fácil de evitar, solo hay que conformarnos con nuestra suerte.

Daremos un largo salto hasta el Mundo Medieval desde el Siglo IV al XV después de Cristo,
tiempo en el cual la influencia del Cristianismo que culmina con la presencia de Santo Tomas
de Aquino con sus principios básicos:

El hombre es creado por Dios a su imagen y semejanza y depende de él. La felicidad consiste
en la unión con Dios.

Existe una vida futura y eterna después de la terrenal para vivir en amor y su Ética es practicar
las virtudes cristianas: FE-ESPERANZA y CARIDAD.

Santo Tomas de Aquino (1225-1274) seguidor de Aristóteles, une el intelectualismo griego y la


doctrina cristiana y dice que todo ser obra por un fin, los seres sin razón no son libres y tienden
a su fin movidos por su instinto, las personas son seres con corazón y voluntad libre, son
dueños de sus actos por lo tanto para alcanzar la felicidad eterna es necesario cumplir
nuestros deberes, cumpliendo las leyes naturales que nos indican lo bueno y lo malo que la
razón nos hace diferenciar hasta llegar a la finalidad suprema: la unión con Dios, proclamando
que la ética adquiere su sentido último y profundo a través de la religión.

Ya en la Edad Moderna siglos XV a XVIII

Descartes, separa la razón de la fe y la ética deja de estar influida por la religión; en la


Ilustración la razón como única fuente de conocimiento que apoya el individualismo; un poco
mas adelante Kant (1724-1804) revela que el centro de la reflexión es el sujeto pensante
merced a las condiciones de su conciencia se da a sí mismo su propia ley moral, ya que el ser
humano debe ser responsable de sus actos y tiene conciencia de su deber que genera
conocimiento,

ejerce la acción y decide sobre ella, no es la adecuación de la razón a la verdad es generar


conocimientos de las cosas es el subjetivismo, Kant critica la razón pura, la razón práctica del
juicio. En su Ética formula: lo Formal que postula el deber para todos los hombres y la
Autonomía, el ser humano autónomo como ser activo, productor y libre en sus actos.

Karl Marx (1818-1883) afirma que la Moral cumple una función social, que tiene un carácter de
clase por lo tanto a cada clase social corresponde una moral peculiar que es relativa mientras
se busca una sociedad justa e igualitaria que surgirá de los cambios de una nueva moral para
transformar las relaciones sociales que mantienen a la mayoría de los hombres humillados,
explorados y abandonados.

Es posible que nos falte mencionar y o analizar otras fuentes actuales, el arte de la Ética será
siempre el mismo desde la Filosofía, Psicología, Sociología, Antropología, Derecho, Historia,
Teología o Medicina el estudio de la conducta humana en relación con los principios
universales sobre los valores morales, el deber, la dignidad, la justicia y benevolencia del
Médico frente a sus pacientes y la sociedad.

Ética en el presente

Advertimos una ligera descomposición social, debido a la gran transformación mundial, donde
día con día, se van perdiendo, poco a poco, los valores entre los seres humanos.

Es deber de los actores del mundo social y político, el que se corrija tal descomposición
humana, esto es, inculcando a sus hijos o familia aquellos valores básicos de respeto hacia las
personas, derivado de sus ideas, grupo social, ideología política, raza, sexo o cualquier otra
característica que hace diferenciarnos de los demás.

Para el logro de tal cometido, estamos inmersos los actores del mundo académico,
jurisdiccional, investigadores y personal administrativo de la burocracia, quienes debemos
poseer principios éticos básicos, para el mejor desarrollo de nuestras actividades.

Ética en el futuro

Si hacemos caso omiso al establecimiento de los valores éticos a los que nos hemos referido,
vislumbramos un caos político, social y económico, que no conducirá a nada, más que a la
propia autodestrucción e imperio de la ley del más fuerte o más poderoso, falta de valores o
principios, pero vacío e intranquilo en cuanto a su seguridad humana. (Torres Z. , 2014)

En efecto, mezclados aspectos del Derecho, la moral y aún, la arbitrariedad, temas destacados
magistralmente el profesor Juan Manuel Terán en su obra, conducirían a un caos social.

Siendo optimistas y desde otro punto de vista, está en la juventud de abogados que
actualmente se forjan en nuestras aulas de clase, el que tomen conciencia del
resquebrajamiento social, falta de valores y principios; una vez que perciban a conciencia el
problema, estará en sus manos el resolver la problemática que se les presente, en aras de una
vida tranquila y con recato. Aún está a tiempo el estudiante de leyes, por recobrar o reforzar
esos valores derivados de la virtud ética, que lo conducirá a una vida profesional más
armoniosa, con mínimos problemas sociales y con una mejor calidad de vida y desarrollo
personal.

Escuelas.
Epicureísmo.

En el año 306 a. C. Epicuro adquirió la finca llamada “El Jardín” en las afueras de Atenas y
fundó su escuela de filosofía. Formada tanto por varones como por mujeres (gran novedad en
las escuelas griegas), en ella vivió aislado de la vida política y de la sociedad, practicando la
amistad y la vida estética y de conocimiento.

El objetivo de esta filosofía es (como el del resto de escuelas morales helenísticas) el arte de la
vida, la realización de una vida buena y feliz. Para el cumplimiento de este objetivo Epicuro
consideró que la filosofía tiene una doble tarea: combatir las falsas ideas que fomentan el
miedo y el sufrimiento, y crear en el sabio un estado de ánimo o talante favorable en toda
circunstancia y lugar. Entre aquellas ideas hay que incluir fundamentalmente el miedo al dolor,
el temor a la muerte, a los dioses y al destino; la parte de la filosofía que permite resolver estas
cuestiones será la Física. La segunda tarea está en manos de la Ética.

La filosofía es para Epicuro el arte de la vida feliz. Por eso la física y la lógica son solo medios
para conseguir este fin. Divide la filosofía en Ética (que incluye también consideraciones
psicológicas o relativas al alma), Física y Canónica (fundamentalmente lógica y teoría del
conocimiento).

Estoicismo.

La Escuela Estoica nació en Atenas hacia el año 300 a.C. Su nombre lo debe al lugar en el que
sus miembros se reunían: la puerta o pórtico (stoa) de columnas decoradas por Polignoto. Su
fundador, Zenón de Citio, fue discípulo del cínico Crates, el megárico Estilpón y el académico
Jenócrates, siendo el cinismo quien ejerció sobre ella la mayor influencia.

Fue Cleantes de Assos quien sucedió a Zenón al frente de la escuela a la muerte de éste.
(Algunas fuentes sostienen que Zenón se suicidó en el año 262 a.C.). Cleantes murió a causa de
un ayuno voluntario. El estoicismo fue, además de una escuela, un modo de vivir y de concebir
el mundo que proyectó su influencia sobre la cultura griega, la romana y, a través del tiempo,
sobre todo el pensamiento occidental. La grandeza de la escuela, tanto por la cantidad, calidad
y variedad de sus representantes, así como por su prolongada presencia a lo largo de los siglos,
llevó a los investigadores a dividirla en tres:

Eclecticismo.

Ya se ha dicho que el eclecticismo surge como exigencia de transacción y fórmula de


compromiso. El escepticismo ejerció entre los representantes del estoicismo medio y entre los
neoacadémicos poderosa influencia, hasta hacerles abandonar la rígida posición del
dogmatismo para buscar una base más segura y obtener el consentimiento necesario, a fin de
resolver los problemas prácticos. De esta manera, todas las escuelas imperantes, efectuado el
epicureísmo, van a parar al eclecticismo.

El problema del conocimiento se traslada desde el campo teórico a la esfera práctica. La


evidencia pierde su rango para convertirse en simple verosimilitud, sobre la cual resulta más
fácil obtener un asentimiento universal. Este asentimiento universal, que en los comienzos es
el fin intentado por los diferentes representantes las escuelas morales, se convierte pronto en
signo práctico de la validez de los sistemas y criterio de admisibilidad de sus verdades. </p>

Con ello ha dejado el eclecticismo de ser mera tendencia para establecerse en sistema. Surgió
así la filosofía escéptica como sistema moral de la conciencia común.

Escepticismo.

Las posiciones epicúrea y estoica favorecieron el desarrollo del escepticismo. Reconocida la


preeminencia de la ética, a cuyas exigencias debe plegarse la concepción del universo (física) y
la teoría del conocimiento (canónica y lógica), y subordinado con ello el pensamiento a la
acción, la filosofía de la vida, no podía tardar en advertirse que a la vida práctica del sabio que
busca la imperturbabilidad le cuadra mejor la abstención del juicio (que es tranquilidad en lo
opinable), que la decisión sobre la verdad o la falsedad, el bien o el mal (que es turbación por
el fracaso en conseguirla).

Al comienzo de sus Hipotiposis pirrónicas, Sexto Empírico, contemplando el panorama ofrecido


por el pensamiento filosófico de su época (el de las escuelas morales), concreta en tres las
formas irreductibles de la filosofía. "Entre los que filosofan, unos afirman haber encontrado la
verdad, otros dicen que no es posible encontrarla y otros continúan buscando.

Hedonismo.

Del griego hedone (placer). Doctrina ética según la cual el único bien es el placer y el único mal
el dolor. En consecuencia, sitúa en el placer la felicidad humana. El hedonismo no consiste en
afirmar que el placer es un bien, ya que dicha afirmación ha sido admitida por otras muchas
doctrinas éticas muy alejadas del hedonismo, sino en considerar que el placer es el único y
supremo bien. El término hedonismo puede tomarse en dos sentidos, lato y estricto. En el
primero, hedonismo sería una teoría ética de gran amplitud en la que la palabra placer tendría
un significado muy extenso, abarcando tanto el placer como la utilidad; en este sentido se
encuadraría dentro del hedonismo el utilitarismo.

2. TEORÍAS ÉTICAS DE LA FELICIDAD

Estudiaremos las siguientes: Eudemonismo, Hedonismo, Estoicismo, Cinismo, la

ética cristiana basada en la Ley Natural y el Utilitarismo.

2.1. Eudemonismo:

Su creador, Aristóteles (384-322 a. C.) es uno de los pensadores más influyentes de la Filosofía
occidental, vive en Grecia en el siglo IV a. C.

Elaboró una ética de la felicidad llamada "Eudamonismo", porque presupone que el bien
supremo que todos los seres humanos perseguimos es la fe1icidad (en griego eudaimonia).
Desde luego eso es algo de lo que caben pocas dudas, la tarea de la reflexión ética será
investigar qué es la felicidad y cómo conseguirla.

La primera afirmación de Aristóteles sobre las condiciones materiales necesarias

para ser feliz es que nadie puede ser feliz en ausencia de ciertos requisitos materiales
mínimos: nadie puede ser feliz viviendo en la miseria, la indigencia, la indignidad, la

tortura y la marginación absoluta. Todas estas condiciones materiales son necesarias

para una vida feliz pero no son suficientes, hace falta algo más.

Para averiguar qué más, Aristóteles nos recuerda que todos los seres del universo

poseen una esencia y una función propia y su excelencia consistirá en realizar de la

forma más perfecta posible esa esencia y esa función específica. Por ejemplo: un

cuchillo es un "buen cuchillo" si corta de maravilla, un ojo es un "buen ojo" si permite

una magnífica visión, una semilla es una "buena semilla" si consigue dar lugar a una

planta...etc.

Pues bien, el ser humano es feliz cuando desarrolla del modo más perfecto posible su

esencia y su función específica, es decir, cuando se autorrealiza como ser humano.

Desde luego, los seres humanos realizamos múltiples actividades, muchas, como la

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nutrición, la reproducción y el crecimiento, las compartimos con todos los seres vivos,

luego no son las más específicas; otras, como la capacidad de movernos, de sentir o de

aprender, las compartimos con los animales, luego tampoco son las que buscamos. La

única actividad humana que es propia y exclusiva de las personas es la capacidad de

pensar y razonar. Así que seremos buenos y felices si conseguimos que nuestra vida

sea lo más racional posible. Y el medio para conseguirlo es respetar dos tipos de

normas a las que Aristóteles llama virtudes: las virtudes éticas o morales y las virtudes

dianoéticas o intelectuales.

En primer lugar, debemos practicar en nuestra conducta cotidiana las virtudes

morales. Éstas se definen cómo el hábito de mantener nuestras emociones, sentimientos

y deseos en un término medio, siendo los extremos, tanto por exceso como por defecto,

vicios. Así que, en las decisiones que tomemos día a día, no debemos dejarnos llevar

por nuestros impulsos, deseos y emociones: ira, rabia, miedo, pasión, impaciencia,

tristeza, pena, alegría, vergüenza, aversión, aburrimiento, resentimiento, envidia,

orgullo, gula, avaricia, lujuria, pereza..., sino que nuestra guía debe ser siempre la
razón, sólo serán buenas las decisiones racionales, sólo ésas nos conducirán a la

felicidad. Ejemplos de virtud ética:

Vicio por exceso Virtud término medio Vicio por defecto

Libertinaje Templanza Insensibilidad

Temeridad Valor Cobardía

Despilfarro Generosidad Avaricia

Ira Justa indignación Pusilanimidad

Descaro Educación Timidez

Hostilidad Amabilidad Adulación

En segundo lugar debemos practicar las virtudes intelectuales, que son dos:

prudencia y sabiduría.

- La prudencia: Esta virtud nos permite saber dónde está nuestro término medio,

que es siempre algo personal.

- La sabiduría: Esta virtud nos induce a dedicarnos a las tareas o trabajos más

acordes con nuestra naturaleza racional, los de tipo intelectual, como la

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investigación, el estudio, la gestión y la creación. Los trabajos manuales son

considerados menos dignos para el ser humano pues no permiten su realización

plena.

Debemos fijarnos también en que la virtud es un hábito (una persona no es generosa

por serlo sólo una vez o dos), por tanto se adquiere por repetición de actos, y requiere

esfuerzo e interés; ni se nace virtuoso, ni basta la enseñanza para serlo, sólo lo

conseguiremos si queremos y nos esforzamos.

2.2. Hedonismo:

Epicuro (341-281 a. C.), fundó en Atenas su escuela, El Jardín, donde no sólo se

adquirían conocimientos teóricos sino que se ponía en práctica las enseñanzas del

maestro, se aprendía un modo de vida. En ella se admitían incluso mujeres y

esclavos.
Según esta teoría el bien supremo, aquello que todos los seres humanos perseguimos

y que nos llevará a la felicidad, es el placer (hedone). Maximizar el placer y minimizar

el dolor es el objetivo prioritario de nuestra vida. El placer se define como:

- La ausencia de dolor en el cuerpo

- La ausencia de perturbaciones psicológicas o espirituales como son el miedo, la

angustia, las preocupaciones, remordimientos, la tristeza, el estrés y la ansiedad.

- La satisfacción de nuestros deseos, incluyendo deseos referidos al cuerpo y

deseos más espirituales como son la amistad, el conocimiento y disfrutar de la

belleza.

Además el placer debe ser, si no un estado definitivo sí, al menos, duradero. Por esta

razón, habrá muchos placeres a los que deberemos renunciar, aquellos de los que se

derive a medio o largo plazo un dolor mayor; de la misma manera habrá ciertos dolores

y sufrimientos que serán buenos, aquellos de los que obtengamos un placer que los

compense. La persona sabia es justamente aquella que sabe hacer el "cálculo" y sabe a

qué placeres decir sí y hasta dónde, y qué sufrimientos rechazar o aceptar según

convenga.

Para poder hacer ese “cálculo”, Epicuro distingue 3 tipos de deseos y nos da

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normas para satisfacerlos y así maximizar el placer y minimizar el dolor:

- Naturales y necesarios: más que deseos son necesidades primarias y biológicas,

alimentarse, beber y dormir. Su satisfacción siempre hace feliz al hombre.

- Naturales y no necesarios: nacen del deseo de los seres humanos de variar y

obtener más placer de la vida. Por ejemplo satisfacer el apetito con una exquisita

paella y no con un trozo de pan, satisfacer la sed con un zumo y no con agua y

dormir en la más cómoda de las camas. Estos deseos debemos moderarlos.

- No naturales y no necesarios: el lujo, el poder, la riqueza, la fama, la gloria, el

prestigio y los honores. A estos deseos debemos renunciar pues no se sacian

nunca, cuanto más tenemos más queremos.


Por último Epicuro nos propone cuatro normas más que habremos de seguir si

queremos una vida placentera para poder eliminar el dolor espiritual. Se trata de

eliminar cuatro temores, prejuicios, tabúes o supersticiones, que además son

fomentados por las élites que nos gobiernan para someternos:

- El miedo a los dioses: para eliminarlo basta pensar que no se cuidan de los

asuntos humanos, y desde luego, brujos, sacerdotes y demás son sólo buenos

psicólogos.

- El temor a la muerte: es absurdo temerla, pues mientras estamos vivos no nos

afecta y cuando nos afecta ya no estamos vivos. Tampoco debemos temer al

"más allá", pues tras la muerte no hay más vida.

- El temor al destino: Epicuro negó el determinismo, nada está escrito, sólo el azar

y la libertad existen. Cada hombre es dueño de su propio destino.

- El temor al dolor y la infelicidad: si seguimos las enseñanzas de Epicuro

respecto a la moderación y la renuncia a falsos placeres, si aprendemos a desear

lo que tenemos y a no desear lo que no tenemos, conseguiremos sentirnos bien

con nosotros mismos, íntimamente, disfrutando serenamente de los placeres que

la naturaleza nos ofrece, lejos de pasiones que perturben nuestro equilibrio.

2.3. Estoicismo

¡Domínate y aguanta!, este era el lema de la escuela, Stoa (pórtico) fundada en

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Atenas por Zenón en el año 306 a. C. Sus ideas tuvieron un gran éxito siglos más tarde

y entre personalidades de las clases sociales más dispares: esclavos como Epicteto,

filósofos como el cordobés Séneca y emperadores romanos como Marco Aurelio.

Según los estoicos todo el universo y cuanto en él sucede, también, por supuesto, la

vida de cada uno de nosotras y nosotros, está regido, dirigido y determinado por una

Ley, Principio o Razón Universal que todo controla y domina. Nada escapa a esa ley,

el movimiento de los astros, el crecimiento de un niño y la lectura que estás haciendo

de estas líneas, están férreamente determinados por una cadena de causas inexorable.
Todo ocurre de modo necesario, el destino existe y aún cuando la vida nos pueda

parecer absurda, es en realidad absolutamente racional, sólo que responde a una razón

universal que a nosotros se nos escapa; nuestra pequeña vida absurda, a veces ilógica o

injusta, inconexa y sin sentido, responde, en realidad, a una gigantesca armonía de

correlaciones e interdependencias. Es más, ni siquiera tiene sentido hablar del mal en

el mundo (guerras, catástrofes naturales, amores no correspondidos, muerte de seres

queridos...), pues nada de lo que sucede es un mal, juzgarlo así es sólo producto de la

estrechez de la visión humana, que no ve más allá de lo inmediato.

Por todo esto, el ser humano debe vivir de acuerdo con la Razón Universal, vivir en

armonía con el todo, aceptar lo que el destino nos depare aún cuando nos parezca

absurdo, irracional, trágico o doloroso pues sabemos que aunque desde nuestra

perspectiva individual e inmediata lo parezca, no lo es desde la perspectiva universal.

Por ello nuestro bien supremo, aquello en lo que se cifra la felicidad para el

estoicismo, es la imperturbabi1idad (ataraxia): permanecer impasibles ante todo

aquello que no depende de nosotras y nosotros, que en ocasiones puede ser el amor, el

éxito, la salud, la riqueza, siempre la muerte y los golpes de la fortuna. Nuestro objetivo

es la no resistencia a lo que es y no puede no ser, a través del autocontrol, el

autodominio, la eliminación de las pasiones (el dolor, el temor, el deseo que nos

encadena, las emociones que nos arrastran); comprender y aceptar lo que no podemos

cambiar. La norma moral para conseguir semejante objetivo es un férreo dominio de la

voluntad, una disciplina casi inhumana.

Cabe plantearse, si todo está determinado, ¿qué pinta una ética?, ¿en qué queda la

libertad humana? En realidad todos terminamos por aceptar lo que no podemos cambiar

pero unos lo hacen por la fuerza, es decir con mucho sufrimiento y resistencia, y otros

de buen grado, con aceptación. Pues bien, la libertad consiste en que podemos elegir

esa actitud interior con la que vivimos lo que no podemos cambiar:

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- Podemos resistirnos, negarnos y sufrir persiguiendo eso que no es para nosotros


en este momento porque no es un bien universal sino sólo un bien personal y

ficticio (salud, riqueza, éxito, prestigio, fama, bienes materiales, etc.). Entonces

aparece la frustración, el dolor ante el fracaso presente. O por el contrario, si se

tiene éxito, aparece el temor a perder lo que tenemos en el futuro o la constante

presión del deseo y la sensación de “no es suficiente” que separa al hombre de

su felicidad.

- Podemos adoptar una actitud interior de aceptación, no resistencia, rendición a

lo que ya es y no puede no ser a través del autodominio y la imperturbabilidad.

Salvo esa disposición interior, poco más puede el ser humano elegir ¡pero qué gran

dominio es ese! Esa es la ventaja del sabio sobre el ignorante: saber que todo está

determinado tiene un rendimiento práctico, la imperturbabilidad que nos ahorra el

sufrimiento.

2.4. Cinismo

Antístenes fue el fundador de la escuela de los Cínicos (del griego kinos, perro),

llamados así por su extravagante manera de vivir: austeros hasta la mendicidad,

"pasando" de usos, costumbres y convencionalismos sociales. El más famoso de ellos

(vivieron en el siglo IV y III a. C.) vivía en un tonel y satisfacía sus necesidades donde

le apetecía, fue Diógenes. Otro, Crates, abandonó familia y riquezas para ir por el

mundo mendigando, y entre sus filas aparece Hiparchía la primera mujer filósofa que

aparece en los libros.

Para los cínicos la meta del ser humano, el bien supremo, la felicidad, debe ser la

autarquía, es decir, la autosuficiencia, la total independencia externa e interna, el

bastarse a sí mismo. Se trata de buscar una moral plenamente emancipada y por ello,

necesariamente, antisocial, pues la sociedad no permite un individuo plenamente

independiente, antes al contrario, nos modela y socializa hasta convertirnos en lo que

necesita que seamos. La sociedad, por una parte, complica enormemente la satisfacción

de las necesidades más primarias por medio de infinidad de convenciones, reglas y

usos, y por otra, convierte al ser humano en esclavo de nuevas necesidades

perfectamente superfluas, mujeres y hombres cada vez somos menos dueños de

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nosotros mismos. Vivimos inmersos en una especie de apoteosis de la mercancía, que

somete nuestra vida cotidiana a multitud de cachivaches. Pero también internamente

vivimos encadenados, necesitamos prestigio, éxito, educación y estima.

La norma moral que los cínicos nos dan para lograr la autarquía es esta: renunciar a

lo social, liberarnos de esas falsas necesidades, seguir los dictados de la naturaleza,

llevar una vida sencilla, frugal y adaptada como la de un animal. No debemos dejarnos

guiar por convenciones, usos y costumbres sociales o legales; son los primeros

objetores e insumisos de la historia y se acercan mucho a los "hippies" de los años

sesenta.

Los cínicos vieron que ninguna transformación de la sociedad es posible; su crítica

fue la más atrevida y radical, vieron con inquietante lucidez que lo social formaba parte

del problema y no de la solución. La de los cínicos es una moral combativa, de

resistencia, antipolítica, de denuncia. Mordaces y provocativos, fueron los primeros

contraculturales: no respetan mitos, costumbres, instituciones, normas, leyes,

ideologías ni religiones. Despreciaban la nobleza, la fama y sobre todo el dinero,

cristalización de todas las relaciones sociales. Afirmaban la abolición de lo público y lo

privado y de las diferencias entre seres humanos por razón de raza, lengua, patria o

sexo. Y lo mejor de todo es que predicaron con el ejemplo: la propaganda por la acción,

su norma fue renunciar a las pseudo-necesidades que la civilización nos crea y vivieron

como predicaron.

En cierta ocasión un sacerdote de la diosa Ceres, madre de los dioses, le pidió a

Antístenes (446-366 a. C., hijo de padre ateniense y de un esclava) dinero para el culto,

a lo que aquel replicó irónicamente que ya sabrían los dioses cumplir con el deber filial

de mantener a su madre. En otra ocasión viendo que unos sacerdotes llevaban preso a

alguien cogido mientras robaba en un templo, dijo: "los ladrones grandes conducen

preso al pequeño". Oyendo cómo un sacerdote prometía las delicias del más allá a unas

personas, le aconsejó que se suicidase de inmediato para no demorar más el disfrute de

tanta maravilla. Contra la pretensión de superioridad basada en la patria o en el linaje,

Antístenes recordaba a los atenienses que por haber nacido en suelo ático su nobleza era
equiparable a la de los caracoles y langostas. Diógenes (412-323 a. C.) acuñó el término

cosmopolita, y así vivió siempre, como ciudadano de todas y ninguna parte. Famoso es

su encuentro con Alejandro Magno quién le ofreció pídeme lo que quieras, a lo que

nuestro filósofo contestó apártate que me tapas el sol.

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2.5. La ética cristiana: La Ley Natural

La ética cristiana es una ética de la felicidad en la que ésta consiste en llegar a ser

dignos ante Dios y, así, merecedores de la vida eterna. Ello se consigue siguiendo los

preceptos de la Ley Natural.

Se debe a Santo Tomás de Aquino (1224-1274) la formulación más precisa e

influyente del concepto de "ley natural". Para Santo Tomás, la Ley Natural es la parte

de la Ley Eterna, ley con la que Dios rige toda la Creación, que concierne a los

hombres, seres racionales y libres creados a imagen y semejanza de Dios.

El ser humano se siente naturalmente inclinado a seguir la Ley Natural cuyo

precepto fundamental es hacer el bien y evitar el mal. De ese precepto fundamental se

siguen otros 3 secundarios que dan contenido al bien:

- El precepto de conservar la vida, es bueno todo lo que conserva la vida y malo

lo que la acaba (tendencia natural que compartimos con todos los seres)

- El precepto de procrear y cuidar de la prole (tendencia que compartimos con

los animales)

- El precepto de buscar la verdad y especialmente la suma verdad que es Dios

(tendencia exclusiva del ser humano)

La Ley Positiva, la que los seres humanos elaboramos en nuestros ordenamientos

jurídicos, debe ser la realización jurídica y política de tales disposiciones naturales,

según los problemas y circunstancias de cada tiempo. La ley positiva ha de respetar los

preceptos inmutables de la ley natural. Se establece así la subordinación de la política

respecto de la moral y de ésta a la religión. Todos los fundamentalismos religiosos ya

sean cristianos, islámicos o judíos… se basan en esa subordinación.


La Iglesia católica sigue insistiendo en que la Ley Positiva debe subordinarse a la

Ley Natural. Las controversias actuales respecto al uso que pueda hacerse de

determinadas investigaciones y técnicas biológicas (pensemos en las polémicas sobre

las células madre y sobre las aplicaciones terapéuticas de la ingeniería genética),

respecto al matrimonio entre personas del mismo sexo o el uso de métodos

anticonceptivos son un claro ejemplo.

Sin embargo, hoy no existe desde las ciencias naturales ni humanas un consenso

acerca de la idea de naturaleza humana. Las sociedades occidentales, en la actualidad,

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se caracterizan por una pluralidad de concepciones morales y religiosas. Otras

doctrinas, de carácter laico o religioso, reivindican su espacio. La relación entre tales

doctrinas o credos y la estructura jurídico-política del Estado de derecho, que debe

reconocerlas al mismo tiempo que vela por el cumplimiento de la ley sin excepciones,

es uno de los grandes temas éticos de nuestro tiempo.

2.6. Utilitarismo

El utilitarismo tiene a Jeremy Bentham (1748-1832) y a John Stuart Mili (1806-

1873) como sus principales representantes. Según esta doctrina nuestra conducta debe

regirse por el principio de utilidad o interés de la mayoría. De ahí el principio

utilitarista por excelencia: una acción es buena cuando produce la mayor felicidad para

el mayor número de personas. En cada acción debemos calcular la cantidad de utilidad

o inutilidad que proporcionará. Pero como el hombre vive en sociedad, el cálculo del

interés debe hacerse en relación con la utilidad colectiva. El principio básico de

moralidad y justicia es que la felicidad de los individuos debe ser compatible con la

felicidad del conjunto, las leyes e instituciones sociales han de jugar un papel básico en

la promoción de los intereses públicos y en su conciliación con los intereses privados.

El utilitarismo es, tal vez, la escuela ética que mejor encaja con la mentalidad del

mundo occidental y con las coordenadas propias del liberalismo social y democrático.

Se trata de extender el llamado estado de bienestar conseguido gracias al desarrollo


científico y tecnológico. Sin embargo vemos que si bien se ha conseguido un avance

indiscutible en la calidad de vida de los ciudadanos, no son la mayoría si pensamos en

términos planetarios y vemos que también se han ocasionado graves riesgos; piénsese

en el deterioro del medio ambiente y en el enorme potencial destructivo de la industria

armamentística.

Por lo tanto la extensión planetaria del principio utilitarista: la mayor felicidad

posible para el mayor número posible de personas, plantea algunos problemas. ¿Es

posible un crecimiento económico ilimitado y a la vez generalizado, extensible a la

humanidad entera? Si tenemos que seleccionar ¿quiénes serán las personas o grupos

seleccionados? ¿a quiénes se puede excluir, provisionalmente, de la lista? ¿quién

establece y cómo se diseña una utilitarista "lista de espera"? ¿cómo conciliar el

componente pragmático del utilitarismo (su visión "realista" de la moralidad) con una

concepción universalista que reconozca y aplique a los seres humanos los mismos

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principios y derechos, con independencia de su lugar de nacimiento o condición social?

Estos interrogantes expresan los principales desafíos éticos, políticos y económicos de

nuestro tiempo.

3. ÉTICAS DEL DEBER

Estudiaremos las éticas elaboradas por los siguientes filósofos: Kant, Nietzsche,

Sartre y Habermas.

3.1. La ética del deber de Kant

Immanuel Kant (1724-1804), filósofo alemán del siglo XVIII, el siglo de la

Ilustración, elaboró la primera ética del deber.

Según Kant lo que hace buena una conducta no es la conducta misma sino la

intención con que la realizamos. Para comprender con qué intención debemos actuar

para que nuestra conducta sea moralmente buena tenemos que saber que Kant distingue

tres tipos de acciones:

- Contrarias al deber y, por tanto, inmorales


- Conformes al deber pero realizadas por interés, miedo al castigo o inclinación,

que carecen de valor moral

- Conformes al deber y realizadas por respeto al deber: sólo éstas son moralmente

buenas

Sólo es moralmente buena aquella conducta que es conforme al deber y está hecha

con la intención de respetar el deber independientemente de las consecuencias de la

acción y, por tanto, de si me proporciona algún beneficio o de si me hace feliz o no.

El deber es “la necesidad de una acción por respeto a la ley”; obrar por deber es

reconocer que se debe hacer algo o no hacerlo porque la ley moral lo exige y debe ser

respetada aún en contra de mis intereses e inclinaciones.

Cumplir con el propio deber es un imperativo categórico, absoluto, universal y

necesario, es algo que no depende de las circunstancias o de si me hace o no feliz, sino

que manda incondicionalmente. Kant dio dos formulaciones del imperativo categórico:

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- Obra siempre de tal manera que puedas desear que la norma de tu conducta se

torne ley universal. Ejemplo: Romper la promesa que hicimos en otro tiempo.

En un mundo en el que esta conducta fuese ley universal no habría promesas,

pues nadie creería en la palabra del otro.

- Obra siempre de tal modo que utilices a la humanidad, tanto en tu persona

como en la de los demás, siempre como un fin y nunca como un medio. A

diferencia de "las cosas", el ser humano no tiene precio sino que posee dignidad.

Las cosas tienen un valor meramente relativo porque son medios; en cambio, las

personas no puede ser usado meramente como medio, no pueden ser usadas a

capricho, sino que siempre son objeto de respeto.

La ética kantiana es una ética autónoma pues es cada persona quien en cada caso

aplica el imperativo categórico, dándose a sí misma su propia ley moral y estableciendo

su deber independientemente de causas externas.

3.2. Nietzsche y la transmutación de los valores


Federico Nietzsche es un filósofo Alemán que vive en la segunda mitad del siglo

XIX, desde 1844 hasta 1900. Famoso, entre otras muchas cosas, por haber sido el gran

profeta de la "muerte de Dios", así como de la revolución ética que tal muerte

acarrearía: muerto Dios, desaparecen los valores tradicionales de la cultura occidental y

el hombre no tiene más remedio que crear nuevos valores y ponerse a sí mismo en el

lugar de Dios.

Nietzsche considera que desde siempre han existido dos tipos de personas, con dos

morales contrapuestas:

Los nobles o señores con su moral se señores: son las personas fuertes, superiores,

distinguidas, poderosas, individuos que no aceptan sujetarse a normas, que no aceptan

ser masa y por ello viven en permanente lucha y peligro, arriesgando su seguridad sin

temor. Su moral es la moral del dominador, son personas autónomas porque se dan a sí

mismas sus propias normas de conducta, creando sus propios valores. No buscan la

aprobación de los demás sino solo de sí mismas. Se encuentran felices consigo mismas

y con lo que hacen. Sus valores son la plenitud, el poder, la fuerza, la dureza, la

disciplina, la confianza. Son capaces de luchar y descargar toda su cólera, y por ello,

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jamás les envenena el resentimiento y el rencor contra la vida y los hombres.

Los esclavos con la moral de los esclavos: son las personas débiles, inferiores,

plebeyas, vulgares, cobardes, el rebaño, la masa. El esclavo ve con recelo las virtudes

del poderoso y antepone las cualidades del débil para hacer así más soportable su

existencia frente al fuerte. Por ello promueve aquellos valores que sirven para proteger

su debilidad: la compasión, la piedad, la dulzura, el amor al prójimo, la igualdad,

paciencia, resignación, humildad, bondad de corazón, estoicismo, mansedumbre,

pasividad. En definitiva el esclavo entiende la vida y la felicidad como "narcosis",

llamando "malo" a lo poderoso y "bueno" a lo bonachón y simplón. El esclavo es tan

débil que se siente incapaz de exteriorizar su cólera, de ahí su resentimiento, su rencor y

su deseo de venganza y de ahí también su necesidad de ser “masa” pues como individuo
carece de fuerza y valor, por ello mismo no posee una moral autónoma sino

heterónoma, pues es incapaz de inventar sus normas saliéndose de lo que el rebaño

establece.

Según Nietzsche, en la cultura occidental ha triunfado la moral del esclavo, debido,

primero al racionalismo propio de la filosofía griega y luego al cristianismo.

Efectivamente, para muchos de los filósofos griegos que hemos estudiado para ser

felices nuestra vida debe ser algo lógico, racional, frío y calculado, la razón debe

someter todo lo instintivo, pasional, pulsional, espontáneo y emocional. Pero esto

supone, según Nietzsche, cercenar la vida y querer reducirla a su aspecto más frío.

Siglos más tarde aparece el cristianismo que negará la vida presente, de la materia y

el cuerpo, para afirmar la vida eterna del más allá. Considera el cristianismo que lo

sensible, lo mundano, lo vivido con el cuerpo es secundario y a ello opone el mundo

supraterreno, auténtico, verdadero, trasmundo, al que concede prioridad. ¿Quién es el

bueno desde el punto de vista cristiano? el pobre, el enfermo, el desgraciado, el

deforme, el abnegado, aquel que se sacrifica a sí mismo, que lleva una vida ascética, el

que renuncia a lo material, a la belleza, al deseo, a la felicidad, en definitiva, el que no

quiere nada. Todos los valores con los que el esclavo se siente protegido.

Con ambas influencias la cultura occidental supone la rebelión de los esclavos que

imponen la idea de que todas las personas somos iguales. Nuestra cultura, entonces,

representa el triunfo de los mediocres. La actitud en la que ha crecido nuestra cultura,

y de la que procede nuestra moral es esta. Una forma de entender el mundo y la vida

hostil a los sentidos, a los instintos, al sentimiento, la emoción y a la creatividad.

Siempre huyendo hacia otro mundo perfecto e irreal. La consecuencia de toda esta

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negación es el nihilismo y la decadencia que caracterizan a occidente.

Frente a ello Nietzsche nos dice que ha llegado la hora de volver a colocar las cosas

en su lugar: sustituir lo pretendidamente bueno por lo que es realmente bueno. La

humildad por el orgullo, la piedad por la crueldad, la comodidad por el riesgo. Esto es
lo que se conoce como transmutación de los valores.

El superhombre es el nuevo ser humano que será capaz de llevar a cabo esa

transmutación. No es el resultado de la evolución biológica y, por tanto, no se

corresponde con unas características raciales concretas. Lo que lo define son unos

determinados rasgos morales. Es el hombre que niega y destruye los valores de la

tradición occidental y los reemplaza por valores humanos.

Cómo aparecerá el superhombre es algo que no se nos explica. En Así hablo

Zaratustra, una de las obras más famosas de Nietzsche, éste se limita a anunciarlo y lo

presenta como el fruto de tres transformaciones. "El espíritu se convierte en camello, el

camello en león y el león en niño".

- El camello simboliza a los que se contentan con obedecer ciegamente. Solo

tienen que arrodillarse y recibir la carga, soportar las obligaciones sociales,

obedecer sin más, creer en los valores que la sociedad presenta.

- El camello que quiere ser más se transforma en león, es decir, en el gran

negador, símbolo del nihilista que rechaza los valores tradicionales.

- Pero también el león tiene necesidad de transformarse en niño, de superar su

autosuficiencia para poder vivir libre de prejuicios y crear una nueva tabla de

valores.

El superhombre rechaza la razón y escoge los sentidos, los instintos, la intuición y

con ellos capta el sentido de la vida. Se contenta con este mundo y no se pierde en la

ilusión de trasmundos. Conoce la Voluntad de poder y el Eterno Retorno.

El superhombre conoce la Voluntad de Poder porque comprende que la vida, el

mundo y el hombre son voluntad de ser más, de vivir más, de superarse, de demostrar

una fuerza siempre creciente, es voluntad de dominación de unos sobre otros, es

voluntad de crear, de no ser masa sino diferencia. Es voluntad de ilusión y creación.

El superhombre conoce el Eterno Retorno porque comprende que no hay más

mundo que este y toda huida a otro es una pérdida de la realidad: hay que permanecer

fieles a él, aceptándolo. Y aceptarlo significa decir sí a la vida y al mundo una y otra

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vez.

3.3. El formalismo ético existencialista

Según Jean Paul Sartre (1905-1980), el ser humano es un ser libre, es un proyecto

abierto, cuya existencia está por hacer. Sin valores ni ideas que resuelvan de antemano

lo que hemos de hacer, condenado a ser libre, el ser humano intenta construirse un

proyecto individual. En ningún caso podemos renunciar a ese quehacer angustioso que

es la creación y asunción de nuestros valores y normas. Aunque decidamos que otros,

la sociedad, la religión o el Estado, decidan por nosotros, estamos ya eligiendo un

modo o proyecto de existencia.

Justamente cuando elegimos que sean otros los que decidan por nosotros actuamos

de "mala fe" y estamos siendo inmorales. La mala fe consiste en el vano intento de

eludir la angustia de decidir por nosotros mismos. Lo contrario de la mala fe es la

autenticidad, que consiste en asumir la carga insoslayable de nuestra libertad, ese es el

verdadero imperativo moral.

Ahora bien, pese a este carácter irreductiblemente individual y subjetivo de la

libertad, Sartre afirma la posibilidad de una cierta moral común pues el ser humano

debe comprometerse a querer, al mismo tiempo que su libertad, la libertad de los otros.

Sin duda que las circunstancias históricas, tras el desastre de la Segunda Guerra

Mundial y en medio de una Europa asolada, tuvieron que ver con este giro humanista y

comprometido de la ética de Sartre.

3.4. La ética comunicativa o del discurso

Formulada por Jürgen Habermas (1929), el objetivo de la denominada "ética

comunicativa" o "del discurso" es establecer las condiciones en las que una comunidad

podría alcanzar, a través del diálogo, un consenso universal sobre cuáles deber ser sus

valores, normas y fines morales.

Habermas insiste en que no se trata de establecer unos valores, normas y fines

abstractos. Por el contrario una comunidad tiene un interés básico: la emancipación o

progresiva liberación de las personas y los grupos en sus circunstancias concretas. Por

tanto las normas acordadas para conseguir esa emancipación tienen como referente la
situación concreta de la comunidad y no tienen carácter definitivo. Son normas históricamente
revisables, expuestas a ulteriores procesos dialógicos, como aquéllos en que han sido
producidas.

Según Habermas estas son las condiciones que deben cumplirse para alcanzar

consensos que respondan verdaderamente a los intereses de los interlocutores:

- El diálogo debe ser público e inclusivo: no puede excluirse a nadie que pueda

hacer una aportación relevante.

- Igualdad en el ejercicio de las facultades de comunicación: a todos se les

conceden las mismas oportunidades para expresarse sobre la materia.

- Exclusión del engaño y la ilusión: los participantes deben creer lo que dicen.

- Ausencia de coacciones: la comunicación debe estar libre de restricciones, ya

que éstas evitan que el mejor argumento pueda salir a la luz y predeterminan el

resultado de la discusión.

Campo de estudio:
El campo de estudio de la ética son las acciones y los valores del individuo frente a situaciones
cuyos resultados pueden afectar en muchos niveles a otros individuos. La ética está
estrechamente relacionada con la moral, aunque hay autores quienes buscan dibujar una
mejor separación entre estas dos.

El estudio de la ética busca responder, entre otras cosas, a la pregunta ¿Qué es correcto o
incorrecto frente a circunstancias particulares?, ¿Cuál es la forma ideal de vida, en todos sus
aspectos, para el hombre?

La ética no debe confundirse con el comportamiento en concordancia con las convenciones


sociales, leyes y creencias impuestos en el espacio en el que desenvuelva el individuo.

La ética aborda los principios idiosincráticos y de personalidad de un individuo para luego


enfrentarlos a las decisiones que esta toma, y las repercusiones que de ahí se puedan derivar.

Los estudios de la ética se han dividido en tres grandes ramas, algunas con mayor influencia en
el día a día del individuo en sociedad; otras destinadas a la reflexión filosófica principalmente.
Al conocer el significado de la Ética podríamos llegar a pensar que esta es una ciencia que, no
tendría relación alguna con las demás ciencias, y mucho menos con la filosofía, sin embargo, al
hacer diferentes relaciones y asociaciones podemos inferir que la Ética tiene relación de
estudio con todas las demás ciencias conocidas, sobre todo por que involucra al hombre y a su
comportamiento de la misma forma en que las demás ciencias involucran al hombre y sus
diferentes facetas y aspectos. Lo importante es que la Ética al igual que otras ciencias buscan
una verdad que integra al hombre, sus conocimientos y comportamientos dentro de una
sociedad que se ve beneficiada. Otro aspecto de la Ética que debemos analizar es la tendencia
de esta, por justificar, analizar y fundamentar la forma de vida, los principios y las bases
morales.

Al profundizar en la Ética, cabe resaltar que tiene como objeto de estudio a la moral, la cual se
puede definir como un conjunto de reglas que regulan la conducta del hombre frente a
situaciones y miembros de la sociedad a la que el hombre pertenece. La moral, puede decirse,
es básica para la vida humana, es decir el comportamiento de del hombre se basa en reglas,
que aunque no estén estipuladas, conducen la vida del hombre a buscar y encontrar un estado
de balance con respecto a su entorno. Los hombres necesitamos de guías y pautas que
modelen nuestro comportamiento, reacciones y actitudes ya que nuestra naturaleza esta
dirigida hacia el hecho de encontrar un ideal y conseguirlo por cualquier medio, así mismo el
hombre puede revelarse y protestar sobre un supuesto resultado que no le parece correcto
según sus ideales y perspectivas.

Teóricamente podemos decir que la Ética se encarga del estudio de la moral y la conducta
moral del hombre, sin embargo ¿Comprendemos que es lo que, en el sentido practico, la Ética
significa?

Muchos podríamos decir que la Ética es solo una ciencia más, que como el resto de las demás
buscan resultados sistemáticos, sin embargo, olvidamos e ignoramos la respuesta más simple
de todas, la Ética analiza las circunstancias que enfrentamos diariamente, responde las
preguntas más comunes, que la mayoría de las veces nosotros consideramos tonterías, la Ética
se enfrenta a la vida cotidiana tanto de un estudiante, un profesionista hasta un medico o una
ama de casa.

Afirmo, al igual que lo hace José Ortega y Gasset, que la Ética y la moral constituyen a la
persona, no son un ingrediente extra de nuestras vidas.

Retomando el tema de la relación de la Ética con las ciencias, encuentro notable aquella que
existe entre la Filosofía y la Ética, observo que la Filosofía al estudiar, mayormente, el
conocimiento y le pensamiento del hombre olvida la facilidad o factibilidad de aplicación de
cada tesis presentada, es ahí donde veo la intima relación entre estas dos ciencias, donde la
Ética sustenta la aplicación de las filosofías en la vida y sus circunstancias. Podemos decir que
la Filosofía se ha convertido en la parte teórica y la Ética se enfila como la parte practica.

La Moral:
Definición.
MORAL
1. Según Platón: Es un conjunto de creencias, normas y circunstancias a través de las cuales se
puede determinar si una persona a lo largo de toda su vida logró ser buena persona, además
su contribución en su grupo social que determinará el comportamiento a obrar característico,
es decir, que orienta acerca del bien o del mal y/o correcto o incorrecto.

2. Según Nietzsche: Es una forma de interpretar ciertas cosas y ciertos comportamientos, y


toda interpretación se hace desde determinada perspectiva. Nietzsche propone una
perspectiva diferente frente a la moral, una perspectiva que sea una afirmación de "esta vida"
y su fuerza fundamental, que es la voluntad de poder, que sea un eterno sí a la vida sin excluir
nada.

3. Según Sócrates: Es aquel que identifica la virtud como el comportamiento. Según Sócrates,
bastaba el conocimiento de lo justo para obrar correctamente. Según esta doctrina, las malas
acciones son producto del desconocimiento, no son voluntarios, ya que el conocimiento de lo
justo sería suficiente para obrar virtuosamente.

4. Según Paul Faulquié: Es la teoría razonada del bien y del mal. En otras palabras, la moral
establece lo que se debe y lo que no se debe hacer. Lo que se permite y lo que se prohibe.

5. Según Aristóteles: La moral virtuosa de Aristóteles es de tendencia meritocrática, es decir, el


hombre se autojustifica y se perfecciona en los hábitos repetitivos.

La persona Moral, Inmoral, Amoral.


La Ética define a las personas morales como las personas que actúan según las costumbres,
pero siendo a la vez éticos, que actúan según los valores y sin dañar a las demás personas, a las
personas inmorales como aquellas que actúan en contra de la moral y que provocan daño a la
sociedad y las personas un ejemplo serían los ladrones y por último se encuentran las Personas
amorales las cuales no tienen moral, en esta normalmente se clasifican a los bebes y a los
niños pequeños los cuales no cuentan aún con moral " por lo cual sus actos no son tomados
como buenos o malos.

Ahora que la definición de lo que es ser una persona moral ya quedó más clara es importante
señalar que una persona no puede ser moral o inmoral si no tiene una conciencia moral la cual
es la capacidad de distinguir entre lo bueno y lo malo permiti0ndole formular juicios prácticos
ponderando datos verdaderos aplicándolos a la realidad y finalmente haciendo una autocrítica
lo que significa seguir o no seguir el juicio de la conciencia.

Por esta definición de conciencia moral es que nació la definición de persona amoral ya que es
imposible que un reci0n nacido pueda saber que es bueno y que es malo que debe o que no
debe de hacer.

Un ejemplo de una persona moral sería un joven que va caminando por la calle y ve como una
persona de tercera edad está batallando para cruzar la calle y le ayuda a cruzar la calle.

Un ejemplo de persona inmoral seria cuando una persona entra a un banco y quiere robarse el
dinero ya que no quiere trabajar más y desea robarse el ahorro de las personas, para poder
gastarlo y no trabajar más.

Un ejemplo de persona amoral seria cuando un bebe de 6 meses agarra el dedo de su


hermano " lo empieza a morder, el niño no lo hace por malicia, es solo un instinto " aun no es
capaz de distinguir si es bueno o malo morder a los demás.
La moral y su relación con otras actividades humanas.

MORAL Y CIENCIA La moral y la ciencia son dos actividades que se complementan. El científico
no puede eludir las consecuencias morales de sus descubrimientos. Los

hombres de ciencia no pueden formar un pequeño grupo de elegidos, alejado de las demás
personas y de las exigencias prácticas de la sociedad; deben preocuparse de la

aplicación que se da a sus descubrimientos.

MORAL Y RELIGIÓN Las religiones se preocupan por moralizar al hombre; contienen, implícita o
explícitamente, un código moral. Las normas religiosas encuentran su fundamento en la
expresión de la Voluntad Divina, como se puede ver en los Diez Mandamientos: la norma tiene
vigencia porque Dios lo quiere. Es decir, la adopción de un código moral está impuesta y
sancionada por un principio divino.

MORAL Y POLÍTICA, Así como la política puede darse vinculada con la moral cuando la
actividad política persigue la formación moral de los ciudadanos, también puede darse en
forma separada y hasta opuesta cuando la actividad política es del todo indiferente a los
preceptos morales, siendo su único fin la consolidación del poder político.

MORAL Y ARTE El arte, al reflejar la vida humana en todas sus manifestaciones, puede
ayudarnos a comprender el mundo de la moral, puede acercarnos a ella. Los grandes
ensayistas y novelistas han descrito y hecho vivir, de manera magistral, toda la gama de
costumbres, virtudes y vicios que caracterizan al género humano.

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