Está en la página 1de 22

IDEAS

¿Se ha acabado la Cristiandad?

X Miguel Ángel Quintana Paz


El emperador Heraclio devolviendo la Vera Cruz a Jerusalén, tras haber sido arrebatada por los persas | Pierre Subleyras

3
Cuenta la anécdota que dos sacerdotes se ha- No parece, pues, que el cristianismo pueda
llaban junto a cierta carretera con un cartel temer por su desaparición en términos demo-
bien grande: “¡El final se acerca! ¡Cambiad de gráficos. Mucho menos por su desaparición
rumbo!”. En estas, pasó a su lado un coche en términos religiosos: por escasos que fue-
deportivo y su conductor les gritó: “¡Vaya par ran sus seguidores, el cristianismo seguiría
de pirados!”, antes de pegar un acelerón y tor- vivo entre ellos. “Donde estén dos o tres reu-
cer en la curva siguiente. Al momento, se oyó nidos en mi nombre, allí estaré yo”, anticipó ya
el ruido de un frenazo y un montón de agua Jesús al respecto, según San Mateo (18:20).
salpicando. Uno de los sacerdotes entonces
se volvió hacia el otro: “¿No crees que sería Con todo y con eso, de reciente se oyen
mejor usar un cartel que simplemente dijera voces que no las tienen todas consigo sobre
que el puente se ha roto?”. si pervivirá una idea ligada al cristianismo,
pero diferente a él: la Cristiandad. Así, la fi-
Como posibles moralejas de esta historie- lósofa francesa Chantal Delsol publicó el año
ta, adoptaremos en este artículo dos princi- pasado El final de la Cristiandad, obra que
pios. El primero es que conviene no dramati- está copando buena parte del debate religio-
zar al hablar sobre el final de un camino, sea so en su país. Algo similar ocurre desde hace
el de una carretera, sea el de una civilización. un lustro en EEUU con el libro de Rod Dreher
La segunda moraleja nos aconseja ser bien La opción benedictina, cuyo subtítulo es bien
claros con el lenguaje empleado. Comence- explícito: “Una estrategia para los cristianos
mos obedeciendo, pues, a esta segunda re- en una nación poscristiana”. El mismo papa
comendación: ¿qué queremos decir cuando Francisco, ya en 2014, hizo declaraciones no
hablamos de “Cristiandad”? Y, ¿en qué se pa- menos contundentes: “No estamos en la Cris-
rece y diferencia del término, más habitual, tiandad, ya no”, que luego ha repetido. ¿Qué
“cristianismo”? es, pues, esa “Cristiandad” de la que anuncian
su final tan diversos autores?
1. CLARIFIQUEMOS TÉRMINOS
El modo más rápido de explicarlo es notar
Por “cristianismo” entenderemos la religión que nos hallamos ante el nombre de una ci-
que considera a Jesús de Nazaret el Hijo de vilización: aquella en la que lo cristiano tiene
Dios y propone sus ense- la hegemonía en el campo
ñanzas como guía para de las ideas, y por tanto
Por “cristianismo”
la vida. Se calcula que también en la política,
unos 2400 millones de
entenderemos la religión que las costumbres, la moral,
personas a día de hoy la considera a Jesús de Nazaret el arte, las tradiciones…
profesan, lo que equivale el Hijo de Dios y propone sus Uno puede ser (religiosa-
a casi un tercio de los ha- enseñanzas como guía para la mente) cristiano sin vivir
bitantes de la Tierra. Ello
vida. Se calcula que unos 2400 en una civilización cris-
la convierte en la religión tiana (sin vivir en la Cris-
con más adeptos del mun-
millones de personas a día de tiandad). Y, a la recíproca,
do. Además, las proyec- hoy la profesan. una civilización puede ser
ciones del Pew Research cristiana sin que todos, o
Center para el año 2050 apuntan a que segui- ni siquiera muchos, de sus miembros lo sean:
rá gozando de tal posición por entonces, con basta con que sus leyes, sus fiestas, su litera-
más de 3000 millones de creyentes previstos. tura, sus virtudes se vean iluminadas por los
Cerca del 55 % de ellos serán católicos. principios de tal religión.

4
Si la Cristiandad es una civilización, enton- 2.1. Cristianos “verticales”
ces, al igual que le ocurre a cualquier otra (la
sumeria, la azteca o la del Antiguo Egipto) es En el palo vertical tenemos a todos los
también “cosa efímera, sujeta a los tiempos y cristianos a los que reconforta el final de la
las modas, eminentemente frágil, mortal”, nos civilización cristiana porque eso les permite
recuerda la ya citada Delsol. Resulta induda- dejar de ocuparse de esas cosas tan enojo-
ble, por ejemplo, que Europa formó parte de la sas de las que se suele ocupar una civiliza-
Cristiandad durante toda la Edad Media, pero ción: implantar ciertas leyes, combatir a sus
¿cabe aseverar lo mismo en la actualidad? enemigos, gobernar a tus conciudadanos,
¿Vivimos en una civilización cristiana, donde castigar las infracciones. Estos cristianos
nuestras ideas, nuestros principios, nuestra “verticales” prefieren con mucho las cosas
cultura estén sobre todo inspirados por el que se pueden hacer desde el banco de tu
mensaje de tal fe? Para muchos, se trata de un iglesia: asistir a misa, rezar padrenuestros,
barco que ya zarpó. E incluso quizá se hundió. criticar al feligrés de la fila de al lado. Bien
es verdad que, si les preguntaran, preferirían
2. CRISTIANOS FELICES DEL una civilización en la que no se fomentara el
FINAL DE LA CRISTIANDAD aborto, o una en la que a sus hijos no les en-
señaran en clase a masturbarse. Pero, la ver-
Que se haya acabado la Cristiandad causa ló- dad, no están dispuestos a enredarse en una
gico alborozo entre quienes reputan el cristia- batalla demasiado engorrosa en favor de una
nismo como una religión detestable o, al me- sociedad así. La expresión “guerra cultural”
nos, un tanto dañina. “¡Que existan cristianos, ¡les parece tan belicista! Con lo tranquilito
de acuerdo, si no hay más remedio! (Al fin y que se está en tu chalet, con tus flores, con
al cabo, ¡lo de las fieras en el Coliseo parece tus niños correteando, con tu capillita ahí, al
que no logró terminar con ellos!). Pero, por fondo del jardín.
favor, ¡que al menos no marquen civilización
alguna!”. Esa mentalidad de jardín vallado permea
la actitud de esta clase de cristianos. Dentro
Ahora bien, y esto es lo más curioso, tam- del jardín florecerá su identidad “cristiana”,
bién hay cristianos de religiosidad profunda a con la que se sienten tan reconfortados. Fue-
los que regocija ese final. Como afirmaría uno ra del jardín prosperará un mundo cruel, que
de ellos, el sociólogo Émile Poulat, lo cierto les confirma lo bonito que es su huertecito
es que al terminar la Cristiandad “no es cosa privado. Como diría Mingote, “al cielo iremos
segura que Dios haya salido perdiendo”. Ya los de siempre”. ¡Se sienten tan “auténticos”
en los años 60, el dominico Jean-Pierre Jos- de este modo! Y jamás osarían dañar la “au-
sua mantenía una postura similar ante el je- tenticidad” de los que están fuera: que en-
suita Jean Daniélou en su controversia sobre tren, si quieren, en su jardincillo, pero no hay
el Cristianismo de masas o cristianismo de que librar combate alguno para facilitárselo.
élites.
A veces, bien es verdad, los cristianos
Y bien, podríamos dividir a estos cristianos “verticales” extienden un poquito la cerca
felices del fin de la Cristiandad en dos grupos que rodea su chalet: quieren que llegue has-
que, por evitar las tradicionales divisiones de- ta el colegio, privado o concertado, donde
recha-izquierda, diferenciaremos mejor según estudian sus hijos. ¡Que ellos al menos que-
las dos dimensiones de una cruz: la vertical den preservados de las necedades de la ci-
y la horizontal. vilización actual! ¡Si al menos en sus aulas

5
no les enseñaran que todos los varones son Es dudoso que esta interpretación sea la
maltratadores y todas las mujeres justas! ¡Si correcta para el texto citado; y, en todo caso,
al menos a ellos no les embaucaran con que mucho siguió pensando y escribiendo tras
la vida solo vale mientras 1969 nuestro autor. Así
te lo pasas bien, y luego Los cristianos “verticales” resulta que, si contem-
debes pedirle al Estado
prefieren con mucho las cosas plamos el conjunto de su
que te eutanasie! ¡Si al obra, solo cabe extraer
menos sus profesoras no
que se pueden hacer desde justo la conclusión con-
les enseñaran que “sola, el banco de tu iglesia: asistir traria: Ratzinger ha sido
borracha, quiero llegar a a misa, rezar padrenuestros, y es un firme defensor de
casa”! Pero esta estrate- criticar al feligrés de la fila de la lucha por la civilización
gia de encerrarse en tus cristiana, no solo del cris-
al lado.
coles y urbanizaciones tianismo como religión.
decentes se revela, una y otra vez, perdedo- De hecho, quizá estemos ante el intelectual
ra: al otro lado de la alambrada hay ministras vivo que con mayor firmeza ha batallado por
que aspiran a poder cambiar los genitales la triple raíz de la Cristiandad, esto es, por
de tu hijo de solo 12 años; no van a andarse Atenas, Roma y Jerusalén: por el pensamiento
con remilgos porque les pongas delante una griego, por la juridicidad latina y por la espi-
simple vallita. ritualidad judeocristiana. Por conservar una
civilización en que aspiramos a dar buenas
Hay ocasiones en que estos cristianos uti- razones, a organizarnos según leyes e insti-
lizan ciertas palabras de Joseph Ratzinger, tuciones justas y a reverenciar el legado de
luego papa Benedicto XVI, como presun- Jesús. Hasta el punto de que Giulio Meotti ha
to apoyo de su actitud. Al final de un libro llegado a preguntarse si estamos ante el úl-
que reúne varias conferencias radiadas en timo papa de Occidente.
1969, este gran teólogo se hizo la pregunta
de cómo será la Iglesia del año 2000. Y, en Mas, en todo caso, los cristianos “verti-
su respuesta, postuló que tal institución “se cales”, tanto si cabe contar al Ratzinger de
reducirá y deberá comenzar de nuevo, más o 1969 o no entre ellos, lo cierto es que habitan
menos desde el principio. No podrá habitar ya bien tranquilitos sobre la hipótesis del fin de
muchos de los edificios construidos en tiem- la Cristiandad. Y no se encuentran solos. Otro
pos más propicios. Al disminuir el número de grupo, en apariencia muy diferente a ellos,
sus adeptos, perderá muchos de sus privile- comparte su apacibilidad.
gios sociales. (…) Será una iglesia interiori-
zada, que no reclame el mandato político (…), 2.2. Cristianos “horizontales”
una iglesia de los pequeños”.
Un segundo grupo de cristianos se siente
¿Abogaba ahí Ratzinger por una actitud contento ante el final de la Cristiandad: es el
“vertical”, de “banco de iglesia”? ¿Abogaba grupo que podríamos representar, siguiendo el
por un cristianismo despreocupado por la plan antes marcado, con el travesaño de una
Cristiandad? ¿Defendía aceptar a fin de cuen- cruz. Se trata de creyentes que viven su fe, en
tas una civilización que ya no sea cristiana, el fondo, como si de una ONG con esteroides
y conformarse con conservar un grupito de se tratase: hay que dar de comer al hambrien-
cristianos muy intensos, muy concienzudos, to, hay que dar de beber al sediento, hay que
pero poco batalladores a la hora de pretender ocuparse de las focas en el Ártico y de las
marcar el resto de su cultura? ballenas en el Atlántico, hay que arrodillarse

6
en memoria de George Floyd, hay que reducir fe de manera contundente, con unos recur-
nuestra huella de carbono y portar banderas sos jamás vislumbrados; también las élites
por la paz mundial. Si todo eso se hace con un empresariales, culturales, intelectuales, pe-
crucifijo al cuello (preferi- riodísticas y políticas de
blemente de madera reci- hoy día nos dirigen todas
Los cristianos horizontales
clada), tanto mejor. Tam- en igual dirección por la
bién es viable rezar unas
son creyentes que viven su autopista A-2030. Pero
cuantas oraciones al día, fe, en el fondo, como si de para estos cristianos ho-
o visitar alguna capilla en una ONG con esteroides se rizontales se diría que se
los bajos de algún edifi- tratase. trata, por fin, de un poder
cio, siempre que el Ayun- que les gusta, que cami-
tamiento haya dado permiso y no perjudique na en el sentido que ellos creen cristiano. De
los planes (ecofeministas, por supuesto) de or- modo que no les causa excesiva desazón. Y
denación urbana. ¡Qué dirían los vecinos, si no! ello pese a la peculiaridad de que ninguno
de esos poderes globales preste demasia-
Para estos cristianos, dejar de preocupar- da atención al cristianismo (y, ay, pese a que
se por una civilización cristiana, por la Cris- siempre que pueden, lo reprueben o se mo-
tiandad, les ahorra luchar batallas en las que fen de él: ¡habrá que advertir a esos chicos
se sienten incómodos. Por ejemplo, la lucha traviesos de que no sean tan despectivos
contra la legalización del aborto, en que deben con el Buen Jesús! Si no, ¡lo mismo alguien
juntarse con un montón de carcas que les son empieza a trazar vinculaciones entre ellos y
un tanto antipáticos; y encima alejarse de las aquella trampa de que ya nos advirtieron Mu-
feministas, que en cambio les caen tan bien. ray, Benson y Soloviov: la trampa de un poder
Tampoco están muy interesados por una edu- despótico mundial que se disfraza de valores
cación diferente para sus hijos: la mayoría de cristianos y blanditos!).
dogmas progresistas (sobre sexualidad, sobre
medioambiente, sobre reparto de la riqueza…) Seamos, pues, francos: si a estos cris-
les parecen aceptables, cuando no bien loa- tianos “horizontales” le complace el final de
bles; de modo que están encantados con que la civilización típica de la Cristiandad no es
el Estado se los insufle a sus hijos y a los del porque les disgusten las civilizaciones (con
resto en la escuela. toda la carga de poder, política, imposiciones
e instituciones que acarrean); es porque les
Para este grupo, la Cristiandad tiene reso- hace tilín la civilización (woke, progresista,
nancias de señores (cuando no señoros) muy globalista… llámase como se quiera) que vie-
autoritarios, que se empeñaban en imponer su ne a sustituirla. Y también su poder, su po-
fe desde el poder, para así fundar una civiliza- lítica, sus imposiciones y sus instituciones.
ción: los emperadores Constantino y Teodosio, Estos cristianos se quejarán del emperador
el visigodo Recaredo, los Reyes Católicos, Fe- Constantino, pero no de José Luis Rodríguez
lipe II, Francisco Franco… es interminable la Zapatero; repudiarán el decreto de Teodosio
lista de tales mastuerzos, que solo han ensu- que hacía del cristianismo religión de Estado,
ciado, a su juicio, el dulce y pacifista nombre pero callarán ante el Gobierno que hoy difi-
del cristianismo, nombre que ellos vienen, por culta la objeción de conciencia en médicos
fin, a purificar. y farmacéuticos; aborrecerán que Recaredo
o Isabel y Fernando unificaran a los españo-
Acaso el lector estará pensando que, al les bajo un mismo gobierno y religión, pero
cabo, también el poder de hoy día impone su festejarán que la ONU nos quiera supeditar a

7
todos los humanos bajo un mismo poder y una cristiana, lo que tras el fin de la Cristiandad
misma agenda repletos de dogmas. ocurre (llámese wokismo, progresismo o glo-
balismo), en el fondo les mola… incluso más
3. ¿CRISTIANISMO SIN que la propia Cristiandad.
CRISTIANDAD, CRISTIANDAD
SIN CRISTIANISMO? En todo caso, tanto cristianos “verticales”
como “horizontales” apuestan por profesar un
En lo que llevamos abordado, hemos visto (en cristianismo sin Cristiandad, una vez finali-
el apartado 1) que toda una serie de autores zada esta. Algunos individuos concretos in-
contemporáneos (Delsol, Dreher, Jossua, el cluso adoptarán rasgos de uno y otro tipo de
papa Francisco…) comparten diagnóstico so- cristianismo: llevarán, “verticales”, a sus hijos
bre nuestra civilización cristiana: esta se ha a un colegio concertado (subvencionado por
acabado, o está en las últimas. el Estado) y colaborarán, “horizontales”, con
Cáritas para obras “sociales” (también sub-
Luego, en el apartado 2, hemos comproba- vencionadas por el Estado). Y todo ello les
do que algunos cristianos no solo comparten bastará. Pues son gentes, como es lógico, con
este juicio sobre el final de la Cristiandad, pocas ganas de cuestionar ese Estado que tan
sino que se alegran por él, aunque sea de dos benevolente en uno y otro caso se les mues-
modos muy distintos. Así, los cristianos de tra. Y con menos ganas aún de cuestionar el
tipo “vertical” se alegran porque así podrán nuevo modelo de civilización que tal Estado
crear comunidades más “puras”, menos preo- patrocina.
cupadas por cómo le va al mundo, menos per-
meadas por él, en la que solo los “auténticos” Queda por tratar, en cualquier caso, otros
entren portando toda su “autenticidad”. Por dos conjuntos: el de aquellos que no comul-
su parte, los cristianos de tipo “horizontal” gamos con la idea de que se haya acabado
se alegrarán también, pero en su caso será la Cristiandad, y el de aquellos a los que nos
porque la civilización que viene después de la parecería una pésima noticia que tal final se

Ruinas del monasterio de Santa María de Moreruela, Zamora. | Foto: Javier Díaz Barrera – Flickr

8
produjese. Si bien constituimos en teoría dos Vayamos incluso más al fondo, al mensaje
grupos diferentes, de tener razón el primero mismo de Jesús acerca del “agobiante amor
(es decir, si no se ha acabado la Cristiandad), de Dios por la humanidad y la necesidad de
el malestar del segundo (por el final de esta) que el ser humano absorba ese amor y lo deje
quedará también refutado. De modo que po- fluir hacia otros, como una planta marina deja
demos dar respuesta a ambos a la vez en lo pasar el agua marina a su través” (la descrip-
que resta de este trabajo. ción es del filósofo Huston Smith). ¿Estamos
de veras rodeados por una cultura donde el
¿Por qué pensamos nada más y nada me- amor fluya así de unas personas a otras, des-
nos que no ha terminado la Cristiandad? ¿Es bordando el corazón de cada una?
que no notamos que la opinión de la Iglesia,
de los obispos, del mismo papa, es a menudo La respuesta a todas estas preguntas re-
ignorada incluso por los propios creyentes, no tóricas es sencilla. Y desmoralizadora. Pero,
digamos ya por la opinión pública? ¿Es que aunque en nuestra sociedad a la voz de la
no hemos oído hablar del “cisma oculto” que Iglesia se le haga poco caso y aunque tal
ya en 1998 detectara el filósofo Pietro Prini: Iglesia ande dividida en asuntos de no poca
una absoluta divergencia entre lo que dice la monta, aunque se respete ya poco a los an-
jerarquía y lo que cree la inmensa mayoría de tiguos sabios cristianos, aunque nos rodeen
católicos acerca de asuntos de tanto calado unos 100.000 abortos anuales (solo en Espa-
como los anticonceptivos, la sexualidad, la ña), aunque sexo, dinero y moralina proliferen,
confesión, la condenación eterna…? ¿Es que junto con nihilismo y desesperanza, a nuestro
no notamos que nadie se inspira ya en los vie- derredor, y todo ello en lugar del amor incon-
jos sabios cristianos? dicional que predicaba Jesús, aun así, pese a
todo ello, tiene sentido reclamar que la Cris-
¿Es que no nos hemos dado cuenta, por tiandad aún no ha muerto. Para ello hemos de
ejemplo, de que casi todo país occidental ha despejar, antes de nada, dos malentendidos; y
legalizado el aborto? (Chantal Delsol atribuye a continuación ya podremos proponer nuestra
un peso clave, para sus tesis, a este hecho). tesis al respecto.
¿Es que no notamos a nuestro alrededor una
civilización hipersexualizada, obsesionada 3.1. Malentendido primero: la cris-
bien con el dinero, bien con esos clichés sen- tiandad precisa, para serlo, de un
timentaloides que se nos quieren hacer pasar cristianismo cuasiperfecto
por moral? ¿Y no son esos tres rasgos (sexua-
lización, consumismo, moralina) cosas bien Muchas de las críticas que recibe la idea
ajenas a lo que representaría una cultura cuya de combatir a favor de una civilización cris-
marca esencial fuera lo cristiano? tiana proceden de confundir dos cosas: que la
Cristiandad sea una civilización que se inspira
¿No están la mayoría de nuestros contem- en los ideales cristianos, por un lado, y que la
poráneos imbuidos de relativismo (no existe Cristiandad cumpla el ideal cristiano, por otro.
la verdad, sino “tu verdad” o “mi verdad”) o Esa confusión aboca a que, defraudados por-
incluso plagados de nihilismo (nada importa que lo segundo anda lejos de conseguirse, se
más que otra cosa)? ¿No es para ellos la vida abandone todo interés en defender lo primero.
un trayecto áspero por el que hay que discurrir
pasándoselo lo mejor posible, pero cuyo fondo Y, claro está, esa aspiración segunda, la
es en realidad frío y solitario? ¿Queda algún de una ciudad, país o continente cercanos
resto de la pasión cristiana en todo eso? a la perfección cristiana, nunca se alcanza

9
(en contundentes palabras de Søren Kierke- cristiana (que da título a su obra y que solo se
gaard, “el cristianismo aún no existe”). Por cumplirá al final de los tiempos) y las civiliza-
consiguiente, este modo de pensar (“la civili- ciones humanas, siempre falibles e infelices.
zación cristiana solo es buena si es 100 %, o al Para este santo, resultaba crucial no confun-
menos 99 %, cristiana”) desemboca siempre dir nunca ambas cosas (no divinizar nunca
en el abandono de toda lucha por ciudades, un orden político concreto implantado en la
países o continentes al menos inspirados en lo tierra, y menos aún divinizar a sus gobernan-
cristiano. O desemboca como mínimo en cier- tes, por muy “cristianos” que el primero o los
to menosprecio por esa batalla. Buen ejemplo segundos fueran).
es un autor como Dominique Collin, dominico
belga que extrae de la citada frase kierkee- Ahora bien, para nuestro autor tal dife-
gaardiana justo la conclusión contraria a la rencia radical no debía servir de excusa para
que aquí estamos barajando. abdicar del combate por una civilización cris-
tiana aquí y ahora, que fuese encarnando el
No somos los únicos que creemos equi- triunfo de lo bueno sobre lo malo en leyes,
vocada esa conclusión. Nos acompaña nada gobiernos, costumbres, normas sociales… Al
menos que uno de los principales pensadores contrario.
cristianos de todos los tiempos.
Justo la esperanza cristiana en que la ven-
Pues ya San Agustín de Hipona, en La ciu- cedora final será la Ciudad de Dios debería
dad de Dios contra los paganos, diferenció servir de acicate para implantar en lo posible,
hace 1600 años entre la civilización perfecta aquí en la Tierra, ciudades que se parezcan

Traducción al castellano de La ciudad de Dios de San Agustín, Cano de Aranda, s. XV. | Metropolitan Museum of Art

10
más y más a la divina, creía el de Hipona. Es- sociales… que nos rodean (todo aquello que
taba tan convencido de ello, que incluso llegó Hegel llamaría “Espíritu objetivo”) están cris-
a barajar el uso de la fuerza para tal fin (siem- tianamente inspirados. Ni más, ni menos.
pre que se usara para el bien del mismísimo
prójimo al que buscamos derrotar, eso sí). Asunto aparte (aunque a menudo vendrá
Pues la batalla por civilizaciones decentes es a continuación: tras los caballos suele llegar
crucial. Civilizaciones que respeten la vida en la cuadriga) será que la descrita civilización
vez de estar obsesionadas con la muerte, por cristiana engendre así una atmósfera favora-
ejemplo. Civilizaciones en que cunda la igual- ble a la religiosidad también cristiana (don-
dad entre hombre y mujer en vez de someter a de el adjetivo “favorable” no equivale, basta
la segunda, por ejemplo también. Civilizacio- mirar un diccionario, a “irremediablemente
nes que perdonen y sepan dar una y otra opor- eficaz”). Todo un cardenal, como el ya citado
tunidad al que yerra, en vez de condenar para Jean Daniélou, estaba convencido de que así
toda la existencia a quien emitió un tuit ofen- sería; por lo que, contra los cristianos “verti-
sivo hace años o cortejó de modo inapropiado cales” y “horizontales” antes citados, pensaba
a una compañera, como tercer ejemplo que se que lo obligado para un buen creyente era no
nos ocurre. Civilizaciones cristianas, en suma. solo defender su egregio cristianismo, sino
Que solo se alcanzarán si sus ideales son los también la más prosaica Cristiandad.
cristianos, y no los de cualquiera de los ídolos
contemporáneos, sean estos grandes poderes 3.2. Malentendido segundo: la cris-
internacionales, grandes empresas globales, tiandad del pasado era tremenda-
grandes creadores de opinión mundiales. mente cristiana o pujante

Quien exige, pues, una civilización don- Este segundo error suele servir de apoyo
de los ideales cristianos hayan triunfado de al primero que hemos señalado. A menudo se
pleno para poder llamarla Cristiandad pone considera que vivimos en una sociedad pos-
los caballos detrás de la cuadriga, algo que al cristiana (es decir, que la Cristiandad ha ter-
menos Ben-Hur debería haberle enseñado que minado) por comparación a un pasado en que,
conviene hacer. Nuestra civilización puede ser se presume, los principios, la sensibilidad, la
cristiana aunque pululen en ella actitudes, vivencia cristiana resultaban mucho más po-
palabras, incluso vidas poco cristianas. Bas- tentes que hoy en día. Si no nos parecemos
ta con que la hegemonía cultural la tenga el en nada a ese momento del pasado, concluye
mensaje cristiano (en lugar del mensaje woke, esta forma de ver las cosas, entonces solo ca-
el mensaje islámico, el mensaje nihilista, el bría colegir que vivimos un momento nuevo:
mensaje derechohumanista o cualquier otro: el del fin de aquella Cristiandad.
porque algún mensaje la primacía va a tener,
recordémoslo también). La inspiración cris- Pero ¿esto es así? ¿Debemos reputar
tiana evita que nuestra sociedad se rija por nuestra época una suerte de degeneración
inspiraciones perversas: sirve de katechon, completa tras un pasado en que las cosas
de barrera contra semejantes desatinos. Ni eran mucho más cristianas y pías? Para re-
más, ni menos. La implantación espiritual de futar el primer miembro de esta díada (la
lo cristiano en el corazón de cada cual será degeneración irremisible de nuestro tiempo)
ya cosa luego de las iglesias cristianas, que habremos de aguardar al apartado siguiente,
no de la civilización cristiana; a esta últi- el 3.3. Conformémonos ahora con impugnar
ma le basta con asegurarse de que el Dere- el segundo miembro: la imagen de un pasado
cho, la cultura, el poder político, las normas muy, muy, pero que muy cristiano.

11
¿Eran los tiempos pasados de la Cristian- exhortaba al clero para que no fornicara en
dad mucho más piadosos? La verdad es que, los templos (pues ello ocasionaba, entre
frente a visiones simplificadoras, los últimos otras, la engorrosa molestia de tener que re-
1700 años de su existencia (ubiquemos el consagrar tales edificios luego).Todos estos
inicio de esta civilización en el gobierno de momentos forman parte de esa Cristiandad
Constantino) han padecido altibajos de todo que algunos reputan solo existente en el pa-
tipo. sado; pero no parece que muy inspirados por
una cristianísima piedad se hallasen.
El propio Ratzinger nos da cuenta de ello.
Tras el secuestro, verbigracia, del papa Pío Tampoco lo parecen del todo los tiempos
VI por la joven república francesa (nos ubi- de Santa Teresa de Jesús, bajo el muy cató-
camos pues a finales del siglo XVIII), muchos lico Felipe II, cuando esta abulense se sintió
estaban convencidos de que la Iglesia tenía compelida a reformar el Carmelo, harta de la
los días contados frente a la Razón ilustrada mundanísima vida que llevaban nada menos
que conmovía Europa de uno a otro de sus que sus compañeras monjas del monaste-
rincones. Parecía inminente el momento en rio de la Encarnación (por no mencionar el
que todo sería organizado según la Ilustra- famoso amigo suyo sacerdote que vivía en
ción y nada sin la Ilustración: el sentimiento concubinato).
de entrada en una época nueva no resulta-
ba menos vivo del que cunde hoy entre mu- Una ojeada a los siglos XVII y XVIII in-
chos de nuestros contemporáneos. Es más, gleses no resulta mucho más estimulante:
“en vísperas de la Revolución francesa”, nos prueba de la baja asistencia a la liturgia
narra también Ratzinger, “incluso para los anglicana es que la ley exigiera hasta 1791
obispos era de buen gusto bromear sobre acudir a ella al menos dos veces al año; y que
los dogmas y quizá hasta dar a entender que nos conste de parroquianos que se limitaban
no se había de tener de ninguna manera ni a cumplir ese requisito mínimo para evitar la
siquiera por segura la existencia de Dios”. multa. De hecho, el aumento de religiosidad
No resulta, pues, sorprendente que muchos del siglo siguiente, el XIX, acarreó el proble-
aceptaran someterse obedientes al gobierno ma de cómo que ampliar sus templos, poco
revolucionario, y que incluso hubiera prela- habituados a tal avalancha de feligreses…
dos que evolucionaron hasta el ateísmo: tal si bien estos solían ser solo la mitad de la
es el caso del arzobispo de París, Jean-Bap- población.
tiste Gobel.
Datos similares aparecen en la Nortea-
Excesos similares a estos no son solo mérica colonial, donde existe el consenso
dieciochescos. El teólogo Ignacio María de que menos del 20 % de sus ciudadanos
Fernández de Torres recuerda aquel Rena- solían asistir a algún servicio religioso. Y,
cimiento en que papas como Inocencio VIII, si bien esas cifras ascendieron tras la inde-
Alejandro VI, Julio II, Clemente VII, Paulo III… pendencia, como mucho llegarían a un 34
iban engendrando hijos ilegítimos; recuerda % hacia 1850. El Medievo inglés no parece
que en tiempos de San Vicente de Paúl (si- presentar cifras mucho más copiosas. Con
glo XVII) más de la mitad de los sacerdotes lo que, en suma, la imagen de una Cristian-
no sabía dar la fórmula de la absolución; y dad repleta de enardecidos asistentes a misa
recuerda que en el siglo X el papa hubo de parece tan imaginativa como las gárgolas de
incitar a los obispos para que se abstuvieran sus catedrales: impresionantes, pero inexis-
de regentar casas de prostitución, así como tentes en realidad.

12
Si no hay muchos motivos, pues, para 1000 esa misma civilización coparía la ma-
imaginar un pasado marcado todo él por el yor parte de Europa; y a inicios del siguiente
más profundo cristianismo, tampoco parece milenio, como ya hemos mentado, casi un
haberlos para postular que la civilización co- tercio de los 7800 millones de humanos vi-
rrespondiente, la Cristiandad, gozase siem- vos se hallan vinculados a ella. Quienes en
pre de un colchón tranquilizador en términos el siglo VIII hubiesen hablado del “final de la
de población o extensión. Cristiandad” o de que estábamos abocados
a una “sociedad poscristiana” habrían debi-
Hacia el año 718, por ejemplo (véase mapa do, si les hubiese sido dado contemplar la
siguiente), un observador desapasionado historia que les sucedería, corregir un tanto
habría contemplado tal civilización como un sus pergaminos.
mero reducto en torno a la Francia actual,
Italia y Anatolia, junto con par te de Gran En definitiva, pues, aquellos que ventilan
Bretaña y algunas zonas germanas, griegas nuestra situación como si constituyera un
o del norte de España como aderezo (bien es momento inédito por el escaso peso de la fe
verdad que, muy separadas del resto, tam- en la vida pública, acaso deberían pensar a
bién habría observado las iglesias egipcia, qué adjetivos recurrirían de descubrirse que
etíope, armenia o malankara; pero resultaría los cinco últimos papas (figuras sin duda pú-
arduo considerarlas a todas ellas como par- blicas de la fe) hubiesen tenido tantos hijos
te ligada a una civilización cristiana única). ilegítimos como sus pares del Renacimien-
Se diría que bastaba un arreón más del por to. Y aquellos que ven como irremediable el
entonces arrollador islam para que lo cristia- decrecimiento actual de la extensión terrá-
no fuera anulado de la faz de la tierra como quea donde se toma en serio la Cristiandad,
civilización (si bien habría podido sobrevivir acaso deberían echar la vista atrás hasta, por
como fe en pequeños y sojuzgados grupos ejemplo, los años 700. Esto no significa, por
de creyentes; algo así como lo que ha venido supuesto, que la fe cristiana o la civilización
ocurriendo en Oriente Próximo tras las inva- cristiana hayan estado siempre más o menos
siones árabes). como ahora; significa solo que, tras tantos
siglos de historia, las novedades radicales y
los fines inminentes se le hacen, a cualquier
espectador avezado, poco plausibles.

3.3. La cristiandad aún posible,


aunque maltrecha y amenazada

¿Cuál es, en definitiva, nuestra tesis? Di-


gamos que, ante tantos profetas que anun-
cian (alborozados o pesarosos) la muer te
de la Cristiandad, nos permitimos discrepar.
Pero eso no significa que, con Pierre Cornei-
Extensión de la Cristiandad hacia el año 718. Fuente: O. Bye. lle, proclamemos aquello de que “Los muer-
tos que vos matáis / gozan de buena salud”.
Pero hete aquí que, tras ese momento de La Cristiandad sigue con vida, mas sin duda
precariedad, estaban por surgir cosas que anda maltrecha y amenazada. El primer adje-
pocos habrían sospechado de esos resqui- tivo (maltrecha) justifica el error de que algu-
cios cristianos del mundo. Y, así, hacia el año nos la den ya por fallecida; pero el segundo

13
adjetivo (amenazada) nos obliga a luchar sin cabe entender en esa tradición (seguimos
ambages por ella, pues lo que vendría des- aprendiendo de la pasión por la libre ex-
pués, si acabase perdiendo el hilo de vida que presión de John Stuart Mill, seguimos re-
aún le queda, resulta mucho más temible que pensando las intuiciones sobre libertades
la situación actual. políticas de Spinoza, seguimos tomándo-
nos la diferencia entre el ser y los entes
• La Cristiandad continúa con nosotros, con la misma seriedad que Heidegger).
aunque maltrecha, porque aún no hay un Mientras todo eso permanezca, seguire-
pensamiento que haya desplazado por mos recibiendo la sabia savia de esa raíz
completo la tradición filosófica que le que, surgida en Atenas, acabó formando
proporcionó su médula; esa tradición que parte esencial (Ratzinger diría “providen-
se origina con jonios, pitagóricos y eléa- cial”) del tronco de la Cristiandad.
tas, que a partir de Sócrates incorpora la
reflexión sobre lo bueno y lo justo, y que • La Cristiandad continúa con nosotros, aun-
con Platón y Aristóteles se consolida como que maltrecha, porque aún habita entre
una de las mayores cumbres intelectuales nosotros la idea de que la fuerza de la ley
jamás holladas por la humanidad. Todo el debe estar por encima de las fuerzas de
pensamiento posterior a las obras plató- quienes nos manden; que el gobierno de
nicas no constituye sino elaboradas notas las leyes nos hace libres mientras el de los
a pie de página de tales textos, según la humanos a menudo nos esclaviza. Y lo de-
famosa frase de A. N. Whitehead; y si bien cimos en el latín ciceroniano (omnes legum
algunas de esas notas al pie han intenta- servi sumus uti liberi esse possumus) por
do, de reciente, deconstruir por completo ser la lengua de los romanos que expan-
el texto principal, su labor anda lejos de dieron por todo el Mediterráneo esa con-
haber concluido. vicción jurídica (si bien la idea se remonta
a las cumbres filosóficas ya antes citadas:
Todavía quedan muchas personas en el Platón de Las Leyes y el Aristóteles de la
Occidente que creen que existe la verdad, Política, inspirados ambos en Píndaro y su
y que acanzarla importa, aunque sea difi- fragmento famoso “la ley es el rey”).
cil; personas que, aunque se saben lejos de
la Verdad Absoluta, no por ello renuncian a Bien es verdad que hoy muchos nos di-
caminar hacia ella, en vez de que darse con cen que la ley no debe ser igual para todos;
las pequeñas verdades “mías” o “tuyas” o que si eres mujer debes tener privilegios
“de la mayoría” con que otros nos quieren sobre los hombres; que si eres gay o trans
tener entretenidos. Sí, es cierto, hoy cunde no debes someterte a probar tus acusacio-
a nuestro derredor la posverdad, la con- nes, sino que son aquellos a los que acuses
vicción de que la diferencia entre verdad quienes deberán probar su inocencia; que
y mentira no importa demasiado. Pero no si una sentencia emitida por los jueces no
a todos ha seducido. gusta a la masa enfurecida, deben primar
las protestas de esta sobre los juicios de
Muchos seguimos pensando que la los primeros. Pero aún somos muchos los
razón es nuestra aliada en la búsqueda que nos resistimos a tirar por la borda esa
del Bien y de la Belleza. Muchos segui- idea de justicia que hemos ido puliendo en
mos acudiendo a San Agustín, a Santo Occidente a lo largo de los siglos. Por for-
Tomás de Aquino, a Leibniz, e incluso a tuna, varios de nosotros ocupan aún car-
autores poco “cristianos”, pero que solo gos determinantes en judicatura, fiscalía,

14
San Pedro del Vaticano. | Foto: PxHere.

funcionariado, fuerzas del orden. Mientras a poco que viniesen mal dadas las cosas.
ellos permanezcan, nuestra civilización so- Dicho de otra forma: Roma nos recuerda la
brevivirá. importancia, más allá del cristianismo, de
la Cristiandad.
Esto último nos recuerda, por cierto,
una enseñanza clave que no deberíamos • Por último, la Cristiandad continúa con no-
olvidar de nuestra herencia romana. Por sotros, aunque maltrecha, porque aún son
muy brillante que sea un pensamiento, muchos los cristianos que no se han que-
por muy profunda que resulte una reli- dado ni con el palo ni con el travesaño so-
gión, esto es, por muy excelente que fuera los de la cruz: no se han limitado a ser los
el legado griego o el judeocristiano, de no cristianos que antes hemos descrito como
haber sido por el trabajo civilizatorio de “verticales” u “horizontales”. Estos cristia-
Roma se habrían quedado, la primera, en nos aceptan la cruz completa heredada de
una mera curiosidad para eruditos en fa- Jerusalén, y arrostran por tanto la ingente
cultades de Filosofía; la segunda, en una tarea de procurar que su cristianismo vaya
religiosidad de grupitos que se reúnen en más allá de su rosario, su sacristía, su ONG
catacumbas o domicilios ocasionales. Solo o la escuela de sus niños. Quieren que su
Roma permitió que las intuiciones de Ate- cristianismo llegue hasta la médula de una
nas o Jerusalén marcaran la vida de miles civilización.
de millones de personas, la gran mayoría
de ellos ni filósofos ni clérigos. Cuando Es más, en nuestro tiempo, incluso mu-
uno sabe mirar más allá de los jardines chos que no son cristianos de religión, pero
filosóficos o de los muros de una iglesia, sí captan la belleza de sus enseñanzas, se
capta que, sin el poder de una civilización, afanan día a día por una civilización que
unos y otras desaparecerían de un plumazo las sostenga en sus instituciones, en sus

15
leyes, en sus tradiciones. Son los denomi- cuánta pluralidad permite dentro de sí tal
nados “cristianos culturales”, a menudo civilización.
denostados por parroquianos “verticales”
u “horizontales”, pero que han compren- En suma, la Cristiandad seguirá entre
dido mucho mejor que todos ellos aquella nosotros mientras también se preserve
máxima de Jesús: “Quien no esté contra esta tercera pata de nuestra civilización,
nosotros, está con nosotros” (Mc 9:40). la que brotó en Jerusalén y hoy cautiva a
creyentes, pero también a menos creyen-
Ya Benedetto Croce en 1942 habló de tes. Cautiva a devotos de eucaristía diaria,
que, en ese sentido cultural, los herederos pero también a personas que, sin ser muy
de la tradición europea no podíamos sino de misas, admiran las iglesias donde se ce-
llamarnos cristianos. Ahora bien, hoy que lebran (y estarían dispuestos incluso a dar
muchos asedian ese legado e incluso se su vida por defenderlas). Cautiva a santos,
han colocado contra él (son las amenazas a pero también a personas mucho más me-
la Cristiandad que ya hemos mencionado, diocres, como un servidor.
y que exploraremos en el apartado 3.4.), no
parece tan irremisible lo que diagnostica- Cuenta el libro de Josué que los israe-
ba Croce. En lugar de no poder sino llamar- litas, antes de la toma de Jericó, se vieron
se cristianos, pues, diríamos que muchos ayudados por una de sus habitantes, Ra-
de nuestros coetáneos han decidido que no hab, que no solo no pertenecía al Pueblo
quieren dejar de llamarse así, al menos en Elegido, sino que además se dedicaba a
sentido cultural. Esas personas resultan un la prostitución. Nada de ello obstó para
aliado valiosísimo en la lucha por mantener que jugara un papel indispensable en el
la Cristiandad. Pues forman parte plena de plan divino de preservar al pueblo israe-
ella, aunque no lo hagan del cristianismo lita, ni para que luego sea mencionada
tout court. en el evangelio según San Mateo como
nada menos que tatarabuela de Jesús.
El panorama de los defensores no cre- A los pueblos no siempre los preservan
yentes de tal Cristiandad es tan abigarra- las personas más puras sobre la faz de
do como apasionante. Nos encontramos la tierra.
en él a filósofos españoles como Gustavo
Bueno (1924-2016) o George Santayana 3.4. Las dos principales amenazas
(1863-1952); a los “marxistas razingue- hodiernas contra la cristiandad (y su
rianos” que en 2011 publicaron en Italia alianza)
un manifiesto de apoyo al papa; a políti-
cos de controvertida labor y reprobable Muchos teóricos de la escritura recomien-
antisemitismo, como el francés Charles dan chiudere in bellezza, terminar de modo
Maurras (1868-1952); a filósofos chinos bello y agradable, los textos que redactemos.
como Liu Xiaofeng y He Guanghu, los cua- Por desgracia, no puede ser nuestro caso.
les, sin convertirse al cristianismo, buscan Pues, aunque a lo largo de este escrito he-
incorporar elementos de sus enseñanzas mos reivindicado una tesis optimista (que la
civilizatorias a la China actual. Resulta Cristiandad no ha terminado y que merece lu-
imposible, pues, encontrar un mensa- charse por ella), pecaríamos de panfilismo si
je monocorde en todos estos “cristianos no volviésemos nuestra mirada en este apar-
culturales”, más allá de su apuesta por la tado final a las duras amenazas que hoy sufre
Cristiandad: lo cual corrobora, por cierto, tal civilización. Son amenazas tan graves que

16
explican el pesimismo de quienes reputan la abrahámica, tal que los mormones o los tes-
Cristiandad como ya acabada. Pero, por otro tigos de Jehová.
lado, son amenazas tan graves que también
explican nuestra negativa a rendirnos y repu- Es más, otras religiones no cuestionan el
tarla acabada. marco jurídico en que se insertan, mientras
que se diría que el islam no puede evitarlo. Por
Las dos amenazas principales a nuestra el sencillo motivo de que no consiste solo en
civilización actual no residen en la dejadez una creencia sobre si Dios es así o asá, sino
con que esta se sostiene por quienes deberían de todo un marco jurídico y político alterna-
sostenerla: al fin y tivo (el que se de-
al cabo, aunque riva del Corán, los
debilitada, ello le hadices y la sun-
permitiría prolon- na). Dicho de otro
garse mientras no modo: lo islámico
asomara su cabeza no es solo una fe
competidor alguno metafísica, sino
por el horizonte. toda una civiliza-
Las dos amenazas ción alternativa a
principales a nues- la nuestra. Una que
tra civilización ac- concatena política
tual proceden de y religión de modo
otras dos civiliza- férreo. Y solo así
ciones rivales que se entienden los
no ocultan su de- problemas que sus
seo de sustituirla. inmigrados susci-
Por muy alicaído Cristo Pantocrátor entre el emperador Constantino IX Monóma- tan, mientras que
co y la emperatriz Zoe (siglo XI), Santa Sofía, Estambul.Foto:
que te encuentres Wikimedia Commons.
los budistas, con-
en tu puesto de vi- fucianos o ateos,
gía, la muralla que proteges no corre peligro no. Problemas, por cierto, que no son solo de
en tanto no se divisen por la lontananza tro- orden público o delincuencia, por graves que
pas que ansíen invadirla. O, peor aún, tropas estos sean. El problema de fondo es más gra-
que ya hayan tomado buena parte de tu ciu- ve: que Atenas, Roma y Jerusalén son raíces
dadela. que el islam preferiría sustituir por La Meca.

La primera de las civilizaciones que as- La segunda civilización que hoy ansía
pira a suplantar la Cristiandad sí que viene desplazar a la Cristiandad es mucho más re-
de allende sus fronteras: hablamos del islam, ciente, pero no más bisoña. Hablamos, claro
llegado a los países europeos sobre todo vía está, de algo que aún no tiene un nombre bien
inmigración legal o ilegal. Sí, desde antaño definido, aunque todos lo percibamos alrede-
ha habido musulmanes en Europa y sí, hay dor: wokismo, progresismo, lo políticamente
autóctonos conversos. Pero de no ser por su correcto, cultura de la cancelación, política
alta tasa de inmigración y por su transmisión de la identidad, deconstructivismo, intersec-
a segundas, terceras y cuartas generacio- cionalidad.
nes de las comunidades islámicas, los mu-
sulmanes hoy no serían más significativos Se trata de un modelo de civilización al-
entre nosotros que cualquier otra religión ternativo porque desea (y de ese verbo recibe

17
uno de sus nombres) deconstruir nuestra he- igual. Tampoco ha de extrañarnos que los go-
rencia civilizacional. ¿Con qué fin? Sustituirla biernos izquierdistas subvencionen con una
por otra más “inclusiva”, nada opresiva, más mano (wokista) a asociaciones LGBT y con la
“diversa”, menos “heteropatriarcal-colonialis- otra (islamófila) a grupos musulmanes, en
ta-racista-homófoba-especista-antiecológi- cuyos países de referencia a menudo el único
ca”. Según esta nueva civilización, la Cristian- gasto público que se dedica a homosexuales
dad ha sido un infierno de opresiones a todo y transexuales es el que cuesta encarcelarlos
tipo de “colectivos”. Solo ella, como nueva o ejecutarlos. Ni debería asombrarnos tampo-
civilización, nos liberará de todas ellas, pro- co que el periodismo español, tan progresista
porcionando a tales grupos de oprimidos mil él, apenas haya dado bombo al dato de que
y una ventajas. En especial, una que atenta el principal representante oficial del islam
contra el núcleo de nuestra civilización cris- en nuestro país, Ayman Adlbi, lleve casi dos
tiana: la idea de que cualquier pecado que ha- años acusado de cargos de terrorismo. Imagi-
yas cometido contra cualquier minoría habrá ne el lector por un instante la matraquita con
de serte una mancha indeleble, imposible de que nos despertaríamos durante meses si se
perdonar jamás, de la que siempre deberás hubiera descubierto que el representante del
avergonzarte. papa en España financiaba bombas con que
masacrar ateos; o si un arzobispo cualquiera
Cuando dos civilizaciones se enfrentan estuviese hoy encarcelado por montar una red
acaso solo quepa un choque entre sus dos de secuestro de agnósticos.
trenes; pero si tenemos tres participantes,
la cosa da mucho más Cierto evento recien-
juego. Dos pueden aliar- Sorprende que aún sorprenda te ha revelado de nuevo
se contra la tercera, por
que los partidos de izquierda, las peculiaridades de esa
ejemplo. curiosa pareja islam-pro-
teóricamente feministas, gresismo, rival de la Cris-
Eso es lo que hoy caminen de la mano de los tiandad: pensamos en el
contemplamos: las dos muy patriarcales islamistas. intento de asesinato pa-
nuevas candidatas a la decido el agosto pasa-
hegemonía, islam e izquierda woke, caminan do por el escritor angloíndio Salman Rush-
a menudo unidas, pese a sus enormes dife- die. Como sabemos, se trata de un novelista
rencias. Ambas piensan que ya se ocuparán amenazado desde 1988 por la presunta irre-
de su actual compañera de bando cuando ha- verencia contra el islam de la que adolecería
yan derrotado al rival común, la Cristiandad. su libro Versos satánicos. En una época como
De hecho, cada una piensa de sí misma que, la nuestra, tan habladora, a muchos nos sor-
si logra derrotar nada menos que a la tradi- prendió cierta moderación con que se acogía
ción secular más típica de Europa, ¡cómo no su apuñalamiento en Nueva York. Y nuestra
vencer luego a su actual aliada, tan novedosa sorpresa se acrecentaba cuando reparábamos
en estas tierras como es! en lo que estaba en juego ahí: justo conservar
tal libertad para seguir hablando tanto. ¿Qué
Esta alianza wokismo-islam es tan eviden- podría explicar tanta tibieza ambiental?
te que sorprende que aún sorprenda que los
partidos de izquierda, teóricamente femi- Similares dudas se nos despejan si repa-
nistas, caminen de la mano de los muy pa- ramos en el combate entre los tres modelos
triarcales islamistas. Ha ocurrido en el resto de civilización apuntados (Cristiandad, is-
de Europa y es normal que en España suceda lam y wokismo), y en la coalición establecida

18
entre los dos últimos. Toda la parquedad de 4. EPÍLOGO
nuestros progres patrios ante aquel atentado
se torna entonces razonable. Fuera de los textos bíblicos, el más antiguo
relato que conservamos de un martirio cris-
Cierto es que, por un lado, les gustan las tiano es el de San Policarpo de Esmirna,
sátiras antirreligiosas como la de Rushdie. acaecido en el año 155 de nuestra era.
Pero, por otro lado, ¡las que de veras les molan Discípulo directo del apóstol San Juan, a la
son las que se hacen contra el cristianismo! El avanzada edad de 86 años padeció los tor-
escritor indobritánico les ha colocado, pues, mentos del procónsul romano, que antes de
en una situación incómoda. ¡Por qué tuvo que quemar vivo a este santo ya había arrojado a
bromear sobre el islam! ¡Ya nos burlaremos las fieras al apenas niño Germánico. Cuentan
de él una vez hayamos derribado juntos la ci- las crónicas, por cierto, que a la plebe sor-
vilización cristiana! ¡Pero no tan pronto como prendía entonces “hallar en los cristianos un
1988, cuando publicó los Versos satánicos! A ánimo tan varonil”.
Rushdie le ha faltado sentido del tempo, de
modo que un pequeño castigo casi que le re- En el acta martirial de San Policarpo hay
sulta razonable. Y así pudimos leer este vera- un detalle con todo significativo para noso-
no como mucho vagas condenas hacia “todas tros, ocupados aquí como estamos de si me-
las religiones”; condenas que aprovechaban rece la pena o no luchar por una civilización
la sangre derramada por un musulmán en llamada Cristiandad. Enfrentado a los requeri-
obediencia a clérigos musulmanes apoyados mientos del gobernador romano para que ab-
en textos musulmanes… para atacar a las jure de su fe, Policarpo le responde, en primer
abuelitas que recen el rosario en una parro- lugar, que hay una autoridad por encima de la
quia de Mondoñedo. suya, la de Dios mismo, y que es a ella a la que
debe obediencia primordial. Ahora bien, más
En suma, si prestamos atención a los interesante aún es lo que añade este mártir a
detalles, la alianza entre las dos amenazas tal razonamiento. Pues, de haberse quedado
principales para la Cristiandad, islam y wokis- tan solo en la referencia a una autoridad dife-
mo, aunque espinosa para ambas, no puede rente (y superior) a la del emperador, tendría-
sino resultar hoy evidente. ¿Saldremos sanos mos ante nosotros a un creyente más (bien
y salvos de todo ello? Meses después de su loable, sin duda), pero solo a un creyente.
atentado, parece que Rushdie se va recobran-
do del crimen sufrido, aunque ha perdido la San Policarpo, sin embargo, agrega ahí
visión de un ojo y la movilidad de una mano. otra idea que se revelará clave, con el tiempo,
Si un escritor de 75 años ha sido capaz, des- para captar qué significa ser cristiano. Pues
pués de todo, de tal recuperación, ¿no lo será explica al procónsul que le va a torturar que,
nuestra civilización con más de tres mil años con todo, la autoridad que como gobernante
judíos, unos dos mil seiscientos años greco- romano posee es legítima. Y que debe ser obe-
rromanos y dos mil años cristianos detrás? decida en todo lo que no contradiga esa otra
autoridad suprema (divina) ya mentada antes.
A nosotros atañe la respuesta a esa pre- En el capítulo 13 de la Carta a los Romanos
gunta. Pues una civilización nunca es solo de San Pablo ya encontramos la idea de la
unos libros venerables, una arquitectura her- obediencia debida a las leyes y gobernantes
mosa o un pasado glorioso. Una civilización es del Imperio; lo curioso del caso de Policarpo
la que nos dice por qué merece la pena vivir. es que insiste en ella incluso cuando unas y
Y combatir. otros le van a torturar.

19
El cristianismo, pues, no se despreocupa Quienes hoy defienden que hemos de dar
del poder político, mucho menos lo despre- por perdida la batalla civilizacional acaso
cia, ni siquiera cuando es martirizado por él. deberían recordar el “ánimo varonil” de Po-
El cristianismo simplemente insiste en que licarpo, Germánico y tantos otros. También
ese poder polí- la lucha despia-
tico debería po- dada a la que el
nerse por debajo Apocal ipsis de
del divino. Pero, San Juan incita
una vez en pues- contra civiliza-
to en su sitio, el ciones erradas.
cristiano resalta, Contra las civi-
al menos desde lizaciones erra-
el siglo II, que das, insistimos,
hay que prestar- no contra la idea
le una atención misma de civili-
inesquivable. En zación. No hubo
lugar de retirarse ninguna traición
desde la civiliza- a las aspiracio-
ción a un jardín nes de San Juan
privado, en lugar o San Policarpo
Martirio de San Policarpo, fresco del monasterio del monte Athos.
de contemplar su cuando el cris-
Foto: Wikimedia Commons
religión como un tianismo se hizo
asunto privado entre Dios y él (o entre Dios y Cristiandad; solo se ordenaron por fin las co-
los creyentes), el cristiano reconoce así la im- sas del poder en la línea que esos arrojados
portancia de Roma incluso cuando Roma le es santos habían señalado.
hostil. Qué mejor punto de partida poseía esa
fe, pues, para tratar de reconducir a la civiliza- Y ningún cristiano, por cierto, le hizo as-
ción romana hacia algo más decente. cos a Constantino por el hecho de que no es-
tuviese bautizado (no recibiría tal sacramento
Es lo que sucederá con Constantino 158 hasta poco antes de fallecer). Parece que ya
años más tarde. No se trató de una ocurrencia entonces la idea de que la Cristiandad podía
desesperada. El emperador comenzó a apoyar- contar con defensores no cristianos se capta-
se en los cristianos para reforzar su imperio, ba sin mayores estrépitos. A veces, la gene-
porque los cristianos hacía tiempo que habían rosidad no consiste solo en acompañar dos
insistido en la relevancia del imperio. Y los millas a quien nos pide que le acompañemos
cristianos pudieron empapar la civilización ro- una, sino en dejarnos acompañar una milla
mana con sus ideales, porque hacía tiempo que por quien, al fin y al cabo, en medio de agres-
ansiaban encarnarlos en algo más que ideales. tes pagos, comparte destino con nosotros.

20
RECONOCIMIENTOS

Agradezco a Elio Gallego y Fernando Nistal,


del Centro de Estudios, Análisis y Formación
Social (CEFAS) de la Universidad San Pablo-
CEU, la oportunidad que me otorgaron de par-
ticipar en el Congreso Hacia una renovación
cristiana de Europa, allá por marzo de 2022,
donde tuve ocasión de conocer y debatir a la
filósofa francesa Chantal Delsol, figura cla-
ve para este escrito; para comprender a la
cual también me he beneficiado de la ayuda
de Domingo González, de la Universidad de
Murcia. Asimismo me complace mentar a mis
alumnos de la asignatura Comunicar el legado
de la Cristiandad, hoy en el Título de Experto
Universitario en Comunicación Social de la
Universidad Pontificia de Salamanca, por la
posibilidad que me concedieron de poner a
prueba mis percepciones bajo su atento es-
crutinio. A Ramón Expósito y al obispo de
Orihuela-Alicante, monseñor José Ignacio
Munilla, les he de agradecer sendas discusio-
nes (cara a cara en el primer caso; mediante
tuits y podcasts en el segundo) que contri-
buyeron a aquilatar lo que aquí sostengo. El
apartado 3.4. recoge, por su parte, párrafos
ya antes publicados (concretamente el 18 de
agosto pasado) en The Objective, periódico al
que también he de reconocer aquí. Por último,
sin la confiada paciencia de Jorge Martín Frías
habría sido imposible la redacción de este
texto, la responsabilidad de cuyas carencias
corre por entero a mi cargo, naturalmente.

21

También podría gustarte