Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
2
MODERADORAS
GIGI & MONA
TRADUCTORAS
CORRECCIÓN Y REVISIÓN
MONA
DISEÑO
Cecilia
Conocí a Bianca en un ascensor.
Ella iba de camino a entrevistarme cuando nos quedamos
atrapados.
La hermosa reportera de cabello negro asumió que yo era un
chico repartidor por la forma en que estaba vestido.
No tenía ni idea de que yo era realmente Dex Truitt, el rico y
exitoso hombre de negocios que ella había bautizado como "Señor
Ricachón ", su cita de la tarde.
Bianca me contó cuánto odiaba a los tipos como Dex, hombres
estirados, excesivamente educados y nacidos en cuna de oro que no
apreciaban las cosas simples de la vida.
Así que, después de que el ascensor finalmente comenzó a
moverse otra vez, cancelé la entrevista y le dejé creer que era alguien
que no era, un mensajero en moto llamado Jay. Me encantó la forma en 4
que ella miraba mi falso yo y no quería que eso acabara.
Comencé a salir con ella como "Jay" —todo el tiempo dejándola
entrevistar al verdadero yo por correo electrónico.
No esperaba que nuestra química en línea fuera tan caliente.
No esperaba el lío en el que me había metido.
No esperaba que Jay y Dex se enamoraran de ella.
Y ella se enamorara de dos hombres.
Sólo que los dos eran yo.
Y cuando ella lo descubriera, los dos la perderíamos.
Nada podría haberme preparado para ese día. Y seguramente no
estaba preparado para lo que vino después.
Todas las cosas buenas deben llegar a su fin, ¿verdad?
Excepto que nuestro final era uno que no vi venir
La verdad raramente es pura y
nunca sencilla.
5
-Oscar Wilde
Resulta que la compañía del cretino ocuparía todo el piso superior.
Presioné el botón del panel del ascensor y terminé de escribir una
lista de preguntas en mi teléfono. Sylvia, mi redactora, no iba a estar
feliz, sobre todo porque debía haberlas presentado hace dos días y
ahora no tendría tiempo de sugerir ningún cambio. Ella vivía para
sugerir cambios.
Ya iba cinco minutos tarde a mi cita, y el maldito elevador
avanzaba lentamente. Pinchando con mi dedo el número treinta y
cuatro unas cuantas veces, murmuré algo sobre tomar las escaleras la
próxima vez. Pero ¿estaba bromeando? ¿Con estos zapatos? ¿En una 6
falda ajustada? Había sido un milagro subir a la acera cuando el taxi
me dejó frente a la puerta.
Suspiré ruidosamente. ¿Nos estamos siquiera moviendo? En serio
este era el ascensor más lento que había tomado en mi vida. Frustrada
y tal vez un poco ansiosa por terminar la entrevista, presioné de nuevo
el panel de botones. Otra vez, pulsando el botón repetidas veces, gruñí:
—Vamos. Ya voy retrasada.
Exhalé un suspiro de alivio cuando la cabina finalmente pareció
adquirir velocidad. Pero luego, se sacudió en una parada abrupta y todo
se puso negro.
—Bueno ahora rompiste la maldita cosa —dijo una voz profunda
detrás de mí. Sorprendida, salté y busqué mi celular en la oscuridad, lo
cual provocó que terminara cayéndose. Por el sonido que hizo contra el
suelo, supe que se había roto.
—¡Mierda! Mira lo que me hiciste hacer. —Me incliné y tanteé el
suelo, pero no pude encontrarlo—. ¿Por lo menos puedes darme luz
para que pueda encontrar mi teléfono?
—Sería un placer.
—Gracias —susurré.
—Si tuviera conmigo un teléfono.
—¿Estás bromeando? ¿No tienes teléfono? ¿Quién anda por ahí
sin teléfono?
—Tal vez deberías intentarlo. Si no estuvieras tan obsesionada
con el tuyo, no estaríamos en este apuro.
Me puse de pie, y mis manos fueron a mis caderas. —¿Qué
quieres decir?
—Bueno, estabas tan ocupada escribiendo en tu teléfono, que ni
siquiera notaste que había otra persona en el ascensor contigo.
—¿Y?
—Si me hubieras visto, no habrías saltado al escuchar mi voz y
por consiguiente no habrías roto tu teléfono. Entonces habríamos
tenido luz y podrías ver ese panel de ascensor lo suficientemente bien
como para presionar ese botón otras veinte o treinta veces. Estoy seguro
de que eso habría sido de ayuda.
Sentí al hombre moviéndose detrás de mí.
—¿Qué estás haciendo?
Cuando contestó, su voz provenía de un lugar diferente. Estaba a
mi izquierda y debajo de mí. —Estoy en el piso buscando tu teléfono.
Realmente estaba oscuro. No podía ver nada, pero sentí que el 7
aire se movía y supe que debía haber retrocedido.
—Pon tu mano.
—Vas a poner mi teléfono en ella, ¿verdad?
—No, me bajé los pantalones y te voy a poner mi polla allí. Cristo,
en verdad eres una perra, ¿no es así?
Pensando que no podía verme, sonreí ante su sarcasmo y extendí
mi mano. —Sólo dame mi teléfono.
Una de sus manos rozó la mía y luego la sostuvo mientras la otra
me colocaba el teléfono en la palma y me cerraba los dedos a su
alrededor. —Tienes una bonita sonrisa. Deberías intentar usarla con
más frecuencia.
—Todo está oscuro aquí. ¿Cómo sabrías que mi sonrisa es bonita?
Puedo ver tus dientes.
Me soltó la mano e inmediatamente empecé a sentir un ataque de
pánico. Mierda. Aquí no. Ahora no.
Me estiré y agarré su mano antes de que pudiera alejarse
completamente. —Lo siento... yo... um... ¿puedes mantener tu mano
envuelta alrededor de la mía por un minuto?
Hizo lo que le pedí sin cuestionar. Curiosamente, el hombre se
quedó allí y me tomó de la mano, apretando unas cuantas veces como
si supiera que necesitaba tranquilidad. Finalmente, sentí que la onda
empezaba a pasar y solté mi agarre del extraño. —Ya puedes soltarme.
Lo siento. Tuve un pequeño ataque de pánico.
—¿Ya pasó?
—Van y vienen de esa manera a veces. Tengo la sensación de que
cuanto más tiempo estemos aquí, más oportunidades hay de que ocurra
de nuevo. Solo sigue hablándome. Eso me distraerá.
—Bueno, ¿cómo te llamas?
El deseo de soltar un grito fue abrumador. —
¡Aaaaaaaaaaaaaagh!!!!
—¿Qué mierda fue eso? —gruñó.
Dejé salir otro grito aún más fuerte.
—¿Por qué estás haciendo eso?
Sin contestarle la pregunta, simplemente le dije:
—Oh, eso se sintió bien.
—Me asustaste como la mierda.
8
—Lo lamento. Es una técnica que uso para espantar el pánico.
Gritar a todo pulmón.
—¿Esa es tu mejor técnica?
—Tengo unas cuantas técnicas diferentes. También puedo
masajear mis bolas.
—¿Disculpa?
—Tengo bolas. Masajearlas realmente me ayuda.
—¿Tus… bolas? Luces como una mujer para mí, malditamente
bien formada por detrás, al menos.
—Son Bolas chinas. Bolas metálicas de meditación. Las masajeo
una contra otra en movimientos circulares en la palma de mi mano. Eso
me ayuda a calmarme. —Comencé a buscar frenéticamente en mi bolso.
—¿Qué es todo ese sonido? —preguntó.
—Trato de encontrarlas. Están en alguna parte de mi bolso. —Sin
luz, no podía localizarlas con facilidad—. Mierda. ¿Dónde están?
Se rió. —Tengo unas bolas que puedes masajear si estás urgida.
—Eres asqueroso. Mantén tus bolas y tu urgencia lejos de mí, por
favor.
—Vamos. No hablo en serio. Relájate. Fuiste tú quien trajo el
punto de masajear bolas. Estamos atrapados en un ascensor oscuro.
Estaba tratando de bromear, maldición.
Logrando por fin conseguir mis bolas chinas, dije:
—Está bien, aquí están. —Respiré profundamente y comencé a
rotarlas en mi mano, enfocándome en los sonidos del metal cuando se
rozaban entre sí.
—Suenan. Qué agradable —dijo de una forma aparentemente
sarcástica—. ¿Qué exactamente estás haciendo con ellas?
—Rotándolas.
—¿Eso en verdad hace algo por ti?
—Si. —Después de unos minutos, me giré hacia él—. Abre tu
mano. —Coloqué las bolas en su palma—. Mantenlas separadas usando
tu dedo índice. —Cuando pude sentirlo usando el dedo equivocado para
posicionar las bolas, dije—: No. Te dije el dedo índice, no el del medio.
—Ah. Bien. Mejor descanso mi dedo medio de todas formas.
Puede que necesite mostrarlo repetidas veces si este elevador no se
mueve en algún momento pronto.
—No te estás tomando esto en serio. Devuélvemelas. —Las tomé
de sus manos. 9
—Una vez fui a una cita con una mujer que se inclinó sobre la
mesa para decirme que tenía unas bolas de metal metidas en su hoo—
ha1.
—Bolas Ben Wa.
—Ah. ¿Las conoces?
—Si.
—Bueno, eres la experta en bolas. ¿Alguna vez has usado las
bolas Ben Wa?
—No. No necesito bolas para tener un orgasmo.
—¿En serio?
No pude verlo, pero lo sentí sonriéndome.
Sacudiendo mi cabeza, dije:
—Está bien, esta conversación se está poniendo incómoda.
—¿Justo ahora se está poniendo incómoda? Creo que este
encuentro comenzó a ponerse incómodo en el momento en que rompiste
mi tímpano.
La tarde voló, y odiaba tener que terminar las cosas, pero mi cita
de las cuatro en punto había viajado desde Londres ayer. No podría
simplemente abandonarlo mientras terminaba mi tarde completamente
alejado de mis responsabilidades. Sin mencionar que mi secretaria
había estado reventando mi teléfono con una serie de mensajes
urgentes por más de una hora.
De mala gana, llevé a Bianca de regreso a su apartamento. Siendo
una mujer de palabra, no colaboró ni con una onza de esfuerzo para
trasladar su trasero por media ciudad. A pesar de que estaba en plena 25
forma, estaba sudando y jadeando para el momento en que llegamos a
su departamento.
Sequé mi frente con mi sudadera después de estacionar la
bicicleta. —Realmente no me diste una mano en todo ese recorrido.
Sonrió. —No. Una apuesta es una apuesta, y tú perdiste.
Estaba empezando a pensar que había perdido mi maldita
cordura. —¿Cuándo puedo verte otra vez?
—¿Me vas a recoger en bicicleta?
—¿Eso importa?
—No. Solo quería saber qué tipo de ropa usar.
—Usa algo sexy. —Di un paso más cerca en su espacio personal,
tanteando el terreno. No retrocedió.
—¿A dónde iremos?
—A donde quieras. —Había estado muriéndome por tocarla todo
el día, pero atacarla en el parque o detenerme en el tráfico para tomar
su boca no era exactamente la clase de vibra que tenía la tarde. Pero
ahora estábamos de pie frente a su edificio y solo estábamos nosotros,
no podía resistirme. Su cabello estaba alborotado por el viento durante
el paseo, así que lo alisé y dejé que mi palma permaneciera en su
mandíbula para que mi pulgar pudiera acariciar su mejilla—. Escoge.
Me apunto a lo que sea.
—¿Qué te parece comida de Etiopía?
—Hecho. —Me acerqué—. ¿Deseas algo más?
Sus ojos cayeron a mi boca.
Respuesta correcta.
Justo cuando estuve a punto de que mi boca finalmente se
encontrara con la suya, algo captó su atención detrás de mí. Me giré y
miré a una mujer mayor intentando salir de un taxi.
—Esa es la señora Axinger —dijo Bianca—. Vive al otro lado de mi
pasillo.
Quería ignorar a la señora saliendo del auto y volver a lo que
estaba a punto de hacer, pero no pude. Parecía como si podía caerse y
el maldito taxista no estaba dispuesto a ayudarla. Gruñí, pero me
acerqué a ayudar a la mujer. Bianca me siguió de cerca.
—Hola Sra. A. Le presento a mi amigo Jay,
Tomé el brazo de la señora y la ayudé a salir del auto y subir a la
acera. Una vez que estuvo estable, saqué su bolsa de compras del
asiento y la llevé mientras ella y Bianca caminaban hacia la puerta. 26
—Bianca, querida, ¿crees que puedas ayudarme a bajar una caja
de la parte de arriba de mi armario? Me da miedo subirme a una silla y
necesito enviarle algunas fotos a mi hijo en California.
—Seguro, por supuesto. Le he dicho que me toque cada vez que
necesite algo. La ayudaré a guardar esos víveres y con lo que sea que
necesite bajar.
Después de que abrí la puerta y estuvimos en el lobby, Bianca me
dio una mirada de disculpa. —¿Me llamas? —preguntó.
A regañadientes, saqué mi teléfono del bolsillo y se lo di para que
guardara allí su número. Cuando terminó, intercambiamos el teléfono
por la bolsa de víveres que estaba cargando.
—Espero con ansias.
Esperé hasta que las puertas del ascensor se cerraron antes de
dirigirme a la bicicleta. Mientras caminaba, miré el número de teléfono
que había escrito. Incluso me había dejado un mensaje.
Bianca: tállame algo pequeño y conseguirás ese beso que se
arruinó la próxima vez.
Genial. Jodidamente genial. Después de montar mi bicicleta de
vuelta a mi compañía multimillonaria, tendría que aprender a tallar.
Me acomodé en la cama esa noche de un humor particularmente
bueno pensando en Jay. Pero mi humor fue empañado cuando revisé
mi correo electrónico y me encontré uno del hombre que me había
tratado tan mal; el Señor Ricachón.
Querida señorita George,
Por favor acepte mis disculpas por cancelar nuestra reunión
con tan poca antelación. Me temo que fue una emergencia
personal que no pude evitar. 27
Saludos,
Dexter Truitt
¿En serio? “¿Saludos?” ¿Ni siquiera iba a proponer posponerlo?
¿Siquiera tenía idea de lo mucho que su “emergencia” me complicaba?
Tenía una fecha límite, y mi revista estaba hasta el momento sin una
historia principal. Aunque si me sorprendió que alguien como él
siquiera se molestara en ofrecer una disculpa, esto no estaba bien.
Decidí responder.
Señor Truitt,
Me temo que su “emergencia personal” me ha puesto en una
posición muy difícil. Estamos con un plazo muy apretado. Si la entrevista
no se realiza pronto, vamos a tener que cancelar todo el reportaje.
¿Cuándo podrá reprogramar?
Una notificación sonó dentro de treinta segundos, indicando que
había recibido un nuevo correo. Dexter Truitt me había contestado.
Señorita George,
¿Qué tal ahora mismo?
¿Ahora? ¿Estaba loco? Tenía mucho coraje al esperar que me
reuniera con él a esta hora de la noche.
Señor Truitt,
Son las once de la noche. No puedo reunirme con usted tan tarde.
¿Cuándo tendrá disponibilidad durante horas laborales esta semana?
Rebotando mi rodilla ansiosa, esperé su respuesta.
Señorita George,
Estoy disponible ahora. Podemos hacer la entrevista por
correo electrónico. Preferiría tener documentada por escrito mis
respuestas en todo caso, así evito que mis palabras sean
malinterpretadas.
No podía hablar en serio. Escribí.
Señor Truitt,
Su acuerdo con la revista fue una entrevista en persona. Tenía la
impresión de que el único propósito de este reportaje era para que
pudiera “salir al público”. Una entrevista hecha por correo arruinaría el
propósito.
Mordiéndome las uñas, miré la pantalla.
Señorita George,
¿A qué acuerdo se refiere? Nunca firmé nada con su revista.
28
Por lo tanto, no hay una obligación contractual. Simplemente
expresé el interés en ser entrevistado. Desde entonces he pensado
mejor lo de hacerlo en persona. Si quiere tener la entrevista
conmigo por correo ahora, estoy más que feliz de ofrecerle la
oportunidad.
Las teclas de mi portátil repicaron con fuerza mientras digitaba
más rápido esta vez.
Señor Truitt,
¿Está diciendo que no hubo ninguna emergencia personal? ¿Mintió
y canceló nuestra entrevista porque decidió no mostrar su rostro después
de todo?
Dejando salir un suspiro de frustración, me reacomodé en mi
cama mientras esperaba su respuesta.
Señorita George,
Sí tuve una emergencia, pero no creo que tenga obligación
alguna de ofrecerle una explicación de mis asuntos personales.
En cuanto a mostrar mi rostro, bueno, si quiere la verdad, mi
inesperado cambio de planes me ofreció el tiempo de pensar bien
sobre tal decisión que podría cambiarme la vida. He decidido que
prefiero seguir manteniendo mi identidad en privado.
Genial. Ahora no hay historia.
Señor Truitt,
Habría sido bueno conocer esta información antes de haberlo
convertido en la noticia principal y gastar dinero en promoverla. Todo el
punto de la publicación era documentar su salida debajo de la roca en la
que se ha estado ocultando. No creo que tengamos una historia ahora.
Su respuesta vino más rápido esta vez.
Señorita George,
Estoy dándole la oportunidad de preguntarme lo que quiera.
Lo que sea. Creo que eso hace una historia jodidamente buena, de
hecho. Pero sí tengo dos condiciones. La primera es que no tengo
que ser fotografiado. Creo que es bastante justo considerando que
seré un libro abierto. Segundo, por cada pregunta personal que
me haga, puedo hacerle una similar. Y debe responderme. Ya que
parece creer que dejar al descubierto el alma al público es tarea
fácil, sería bueno que experimentara lo que es estar al otro lado
de la cerca. ¿Trato?
¿Qué estaba fumando este tipo? Tal vez simplemente debería
preguntarle, viendo que podía preguntarle “lo que sea”. Qué demonios.
Necesitaba esta historia. E incluso sin su cara, era mejor que cualquier
otra exclusiva que hubiéramos conseguido en mucho tiempo. 29
Señor Truitt,
Tenemos un trato. ¿Empezamos?
Señorita George,
Soy todo suyo. Empiece con las preguntas del negocio.
Sáquelas del medio. Puede que trabaje para Finance Times, pero
afrontémoslo, la gente no está realmente interesada en cuantas
acciones de mi compañía he vendido, tanto como con cuántas
mujeres estoy saliendo.
Habíamos cambiado al chat de Gmail y pasamos la mayor parte
de una hora hablando en cómo llegó con el tiempo a manejar la firma de
capital de riesgo de su padre.
En tan solo los últimos cinco años, Dex Jr. había sido elogiado
por diversificar el lugar de trabajo, contratando particularmente
mujeres y minorías. Era conocido por tomar riesgos de inversión incluso
mayores de lo que su padre lo hizo alguna vez.
Dex contó lo que era un día típico, ahogado con reuniones en su
mayoría por teléfono con emprendedores y compañías de cartera de
valores. Cada cliente y empleado firmaba un acuerdo de
confidencialidad por medio del cual no podían revelar información
personal de Dex ni fotografiarlo.
Dex dijo que con frecuencia no dormía durante días cuando
estaba cerca de cerrar un trato. Comía, dormía y respiraba su trabajo.
Cuando cubrimos el espectro de las preguntas sobre negocios,
comencé a lanzarle las personales. Excepto, que tuve que pensar
cuidadosamente mis preguntas, sabiendo que aparentemente iba a
hacerme las mismas.
Bianca: Cuénteme su infancia.
Dex: Fui hijo único de Dexter Truitt y Suzanne Montague—
Truitt. El padre de mi madre, Stuart Montague, de hecho fundó la
compañía. Es de ahí de donde viene el nombre de Montague
Enterprises. Stuart no tenía un hijo, así que le dejó la compañía a
mi padre con el acuerdo de que yo me encargaría de ella algún
día. Mi padre fue básicamente un padre ausente, sin embargo. Mi
infancia era lo que usted esperaría; privilegiada. Pero mis padres
no estaban mucho en casa.
Bianca: ¿Entonces, fue educado por niñeras?
Dex: Sí. Bueno, una en particular llamada Alice Sugarbaker.
La llamaba Sugie.
Una sonrisa se extendió en mi rostro. Pensaba que eso era un
poco dulce, este gran y poderoso hombre, recordando el nombre de la
mujer que prácticamente lo educó. 30
Bianca: ¿Dónde están sus padres ahora?
Dex: Papá está retirado, viviendo en Palm Beach con su
tercera esposa. Mi madre fue su segundo matrimonio. Mamá vive
aquí en la ciudad, nunca volvió a casarse. Soy más cercano a ella
que a mi padre. De todos modos, está adelantándose un poco. Es
mi turno. Cuéntame sobre tu niñez, Bianca.
¿En serio iba a seguir con este juego?
Bianca: ¿Por qué le importa?
Dex: ¿Por qué no? No es menos importante que yo. Así que,
cuéntame. ¿Dónde creciste?
Bianca: Staten Island. Dos padres trabajadores. Una hermana.
Dex: ¿Una buena infancia?
Bianca: Tuve una buena infancia hasta que mis padres se
divorciaron. Luego las cosas se pusieron feas.
Dex: Entiendo. Lo mismo por aquí con lo del divorcio, pero
lamento escucharlo.
Bianca: Gracias. Siguiente pregunta. ¿Cuando entró a Harvard,
decidió hacer la carrera en negocios porque era algo que de verdad le
interesaba o porque siempre supo que tendría que encargarse del negocio
familiar?
Dex: ¿Honestamente? No diferenciaba mi culo de mi codo en
ese entonces. Así que, sí, hice la carrera de negocios porque
parecía tener sentido, dada mi herencia y las expectativas que
había sobre mí. Dios, Bianca, estas preguntas son jodidamente
aburridas.
Me reí un poco. ¡Bueno, vete a la mierda, Dex!
Bianca: ¿Entonces, de qué sugiere que hablemos?
Dex: A la gente no le interesa esta mierda. Leen sus revistas
porque quieren saber cómo ser exitosos ellos mismos. Donde fui a
estudiar no importa. La verdad es, esta compañía me fue
entregada en una bandeja de plata. Prometí no desperdiciar esa
oportunidad cometiendo los mismos errores de mi padre. Él no era
honesto y les quitó dinero a muchas personas a lo largo de los
años. Puedo decirlo ahora porque es de conocimiento público.
Prometí hacer las cosas diferentes, y eso incluye mantenerme
fuera del ojo público.
Bianca: ¿Por qué no puede ser un hombre honesto y estar en el ojo
público a la vez?
Dex: Creo que he probado que no debes mostrar la cara para 31
ser exitoso. ¿Entonces, por qué lidiar con todos los medios y las
tonterías de los tabloides? No añaden ningún valor. No añaden
nada más que riesgo.
No podía discutir con eso.
Dex: Pregúntame algo interesante ahora. Algo que la gente
querría saber.
Bianca: Ya que parece ser una autoridad en lo que es una buena
pregunta para la entrevista, por qué no me dice USTED lo que la gente
quiere saber.
Hubo una pausa esta vez antes de que respondiera.
Dex: Quiero que sepan que soy más que un tipo renombrado
en un traje, que me despierto cada día prometiendo aprovechar al
máximo cada ahora y hacer una diferencia sea grande o pequeña.
Estoy seguro de que hay muchas nociones preconcebidas sobre mí.
La mayoría de estas no son ciertas. La gente asume que el
mantenerme fuera del ojo público es un truco para de alguna
forma mistificarme como una celebridad elusiva. La verdad es…
que sólo intento aferrarme a un poco de normalidad. Soy un tipo
normal que quiere paz en su vida, Bianca. No un gran lobo que se
mofa de cancelarle a hermosas chicas de ojos marrones de Staten
Island.
Esa última frase me tomó por sorpresa y mi piel se calentó.
Bianca: ¿Cómo sabe que tengo ojos marrones?
Dex: Estoy viendo tu biografía en el sitio web de Finance
Times.
Sintiéndome vulnerable de que inspeccionando mi apariencia,
intenté cambiar el tema.
Bianca: ¿Qué más cree que la gente quiere saber de usted?
Dex: No cambies el tema sobre ti. Eres hermosa, por cierto.
Hablemos de eso. Es más divertido que hablar de mí.
Bianca: No lo hagamos.
Dex: Es mi turno hacerte una pregunta. ¿Crees que me
olvidé?
Bianca: ¿Qué?
Dex: ¿Qué quieres que las personas sepan de ti, Bianca
George?
Bianca: Quiero ser tomada en serio por los millonarios que intento
entrevistar.
Dex: Estoy tomándote muy enserio. Y quiero saber más. 32
Ahora responde mi pregunta. ¿Qué quieres que la gente sepa sobre
ti?
Dios, estaba poniéndome en la mira. Pero por alguna extraña
razón, estaba suavizándome con este hombre. En realidad no quería
elaborar otra respuesta sarcástica cuando, de hecho, no había sido más
que genuino conmigo todo este tiempo. Era mucho menos agotador ser
honesto. Así que, simplemente respondí su pregunta con honestidad.
Bianca: Sólo soy una chica que quiere ser feliz. No necesito dinero
ni un trabajo prestigioso. Dejé Wall Street porque no podía soportarlo. Es
por eso que hago esto para vivir en cambio. No soy perfecta. Pero algunas
veces sí tengo nociones preconcebidas sobre las personas con poder. Eso
probablemente viene de ver a mis padres trabajadores ser arruinados por
tales personas durante años. Pero incluso en el poco tiempo que hemos
hablado esta noche, puedo ver que eres muy diferente de lo que pensaba.
Hice conjeturas sobre ti que eran incorrectas. Así que, una cosa que
definitivamente quiero que la gente sepa sobre mi es que no tengo miedo
de admitir cuando me equivoco.
Dex: Gracias.
Bianca: Bueno, has sido muy abierto conmigo. Así que, sentí que te
debía lo mismo.
Dex: Olvida la entrevista. ¿Qué quieres saber TÚ sobre mí?
Bianca: Si quieres la verdad, me produce más curiosidad saber
cómo luces en este momento. De verdad me muero por saber.
Dex: LOL. Bianca George, definitivamente no eres nada más
que honesta. Así que… qué es… ¿crees que no me dejo fotografiar
porque soy asquerosamente poco atractivo?
Bianca: No dije eso.
Dex: Pero estabas pensándolo.
No podía dejar de sonreír.
Dex: ¿Te gustaría verme?
Mi corazón empezó a golpear ante la idea de ver su apariencia.
¿Qué me pasaba? Pero sólo había una respuesta a su pregunta.
Bianca: Sí.
Unos segundos después, envío una imagen adjunta. Después de
darle clic, casi perdí el aliento.
Oh.
Era una foto de un hombro recostado en su cama. Su torso era
marcado… bronceado… casi como bronce. Parecía casi falso, porque era
jodidamente demasiado perfecto. Este era probablemente el pecho más
asombroso que había visto alguna vez. La foto se cortaba en la parte 33
inferior, sólo mostrando la parte superior de sus bóxer negros que
tenían las palabras Emporio Armani escritas en la banda blanca. Un
delgado camino de vello bajaba por el centro de su definida V
musculosa. Santa mierda.
No podía dejar de mirar.
Esto no era en absoluto lo que esperaba. Para nada. De hecho, no
podía creerlo. Tenía que ser falso.
Cuando finalmente pude apartar mis ojos de la cincelada estatua
de bronce masculina, digité.
Bianca: Ese NO eres tú.
Desearía poder haber visto su rostro.
Mierda. Desearía poder haber hecho más que eso. Este chat con
Bianca estaba matándome. De repente estaba duro como una roca,
sabiendo que estaba mirando mi foto.
Dex: Soy yo.
Bianca: No me lo creo. Admítelo. Te robaste la foto de Pinterest.
LOL.
Mi mandíbula dolía de sonreír. Después de agarrar un lapicero y 34
un papel de la mesa de noche, escribí HOLA, BIANCA GEORGE luego
tomé una foto con ésta cubriendo mi rostro, asegurándome de que mi
cuerpo estuviera de nuevo a plena vista. Decidí cortarla a la mitad ya
que si bajaba más, habría visto la erección dura como una roca que
tenía como resultado de nuestro pequeño intercambio.
Dex: ¿Ahora crees que soy yo?
Bianca: Bien, entonces eres atractivo.
Dex: Vaya, gracias. Pero todavía no has visto mi rostro. Me
temo que no lo harás esta noche.
Una extraña sensación de repente se apoderó de mí. Una que
podía decir honestamente jamás sentí antes. Eran celos. Pero no solo
unos celos cualesquiera. Celos de mí mismo. De repente, Jay quería
joder a Dex de la peor manera.
Bianca: ¿Todavía haremos la entrevista?
Dex: Tú dime.
Bianca: Creo que deberíamos seguir esto mañana.
Me reí. Supongo que de repente se quedó sin palabras. Todo esto
no era muy profesional de mi parte, pero como había pasado todo el día
con esta mujer, me sentía cómodo a su alrededor. No podía evitarlo.
También dejó muy en claro antes que se sentía atraída por mí, así que
no pude evitar sacarle el provecho a esa noche.
Dex: ¿Entonces, mañana en la noche? ¿A la misma hora?
¿Once?
Bianca: Bien. Suena bien.
Oh sí.
Dex: Muy bien. Dulces sueños.
“Dulces sueños”. Soné más como un adolescente que como un
magnate. Poco profesional, pero de verdad no me importaba ni una
mierda. Casi la llame Georgy Girl también. Ese era el apodo de Jay
para ella, idiota. Ese chupapollas, Jay. Riéndome para mí mismo, pensé
en lo loco que era esto. Dex odiaba a Jay porque pasaría tiempo con ella
mañana en persona. Y Jay detestaba al rico imbécil, Dex, por abusar de
su poder para conocerla mejor.
No había esperado otro mensaje de ella.
Bianca: Buenas noche, Dex.
¿Cuándo había dejado de llamarme señor Truitt? No me
importaba; estaba feliz de lo que hiciera.
Dex: Buenas noches, Bianca. 35
Georgy Girl.
Dormir no iba a suceder. Estaba inquieto. El mensaje de Bianca
para ese imbécil de Jay resonaba en mi mente: Talla algo pequeño para
mí, y la próxima conseguirás ese beso que arruinaron la próxima vez.
Que mejor momento para quedarme despierto viendo tutoriales de
madera tallada en YouTube.
Era raro que me tomara un trago estando solo. Pero me serví dos
dedos de whiskey Macallan doce años cuando llegué a casa, y me
encontré mirando por la ventana al parque. Los días de verano eran
largos, y el sol apenas empezaba a ocultarse incluso aunque eran
pasadas las ocho, pero la gente todavía estaba afuera disfrutando del
clima. Miré a la gente montar bicicleta juntos y me pregunté cuando fue
que dejé de apreciar cosas como el parque. Bajando la mirada desde la
ventana de mi pent-house, me sentí como si mirara desde la torre de
marfil en la que Bianca asumía que estaba montado.
Bianca. La mujer se había apoderado de mis pensamientos el
último día y medio; consumido sería un término más apropiado. Con
más de dos horas para la parte dos de nuestra entrevista en línea,
decidí pasar la insoportable espera dejando que Jay hablara con ella.
Incluso aunque detestaba escribirle mensajes de texto y preferiría tomar
el teléfono o escribir un correo apropiadamente redactado, un mensaje
se sentía más como lo que Jay haría.
42
Ni siquiera mojar mi madera funcionó.
Esta noche era mi cita con Bianca, y no había sido capaz de tallar
ni un jodido lápiz, mucho menos un animal. Clement, mi pequeño
némesis rubio como había llegado a pensar de él; el niño de diez años
del video de YouTube; tenía que ser muy bueno en lo que hacía. Porque
esta mierda no era fácil. Frustrado y renunciando, dejé la herramienta
para tallar y decidí que Bianca no conseguiría un pequeño animal en
madera. Yo, sin embargo, iba a conseguir ese beso de una forma u otra. 43
Más tarde, mi teléfono sonó, anunciando que un nuevo mensaje
había llegado. El nombre Bianca iluminó la pantalla. Inmediatamente lo
abrí.
Bianca: ¿A dónde iremos?
Jay: Hice reservaciones para un lugar etíope.
Bianca: Mmm. ¿Cuál? Lo buscaré. Quiero saber cómo
vestirme.
No importaba qué tan elegante fuera el lugar; podría haber sido
un remolque a un lado de la carretera, y mi respuesta habría sido la
misma.
Jay: Usa algo sexy.
Bianca: Puedo hacer eso. ;—)
Jay: Bien. No puedo esperar. Te veo en unas horas.
Bianca: Bien. No olvides mi escultura… estoy esperando con
ansias nuestro intercambio.
—A Dumbo, Sam. —Me subí al asiento trasero.
—¿Brooklyn? Claro, señor Truitt. ¿A dónde vamos?
Gruñí.
—Anchorage Place. Al mercadillo de Brooklyn.
Mi secretaria había impreso un mapa, pero no estaba sirviendo
mucho cuando llegamos. Tenía que haber al menos cien tiendas
instaladas mientras vagaba alrededor intentando encontrar el puesto
G45. Cuando le pedí a Joseline que localizara una tienda que vendiera
pequeños objetos tallados; tales como animales, estaba seguro de que
creyó que estaba presenciando las primeras señales de mi colapso
nervioso. Estaba comenzando a pensar que estaba metida en algo.
El mercado de pulgas de Brooklyn era aparentemente el hogar de
un número de artesanos únicos; uno de los cuales era un caballero
quien también vendía sus esculturas talladas en madera por internet,
Artesanías de Jelani Kenyan. Para mi suerte, Jelani también vendía sus
mercancías en el mercado de pulgas, el cual casualmente abría hoy en
lugar del domingo de la semana, ya que era el Festival de la Cultura de
Dumbo.
Viendo una larga mesa al final de un pasillo por el que acababa
de voltear, estuve aliviado de ver a un hombre alto de tez negra usando
un colorido sombrero africano y sosteniendo un bastón tallado en 44
madera. Mientras me acercaba, vi que su mesa estaba llena con
pequeños animales tallados a mano. Mentalmente, tomé nota de darle
un aumento a Josephine cuando regresara el lunes.
Examiné la selección de esculturas; admirando el hermoso
acabado. Hace una semana, habría pasado de largo sin tomarme el
tiempo de apreciar el trabajo que se había hecho en estas piezas; la
habilidad y paciencia que representaban. Pero ahora, estaba
impresionado por el trabajo de Jelani.
—Estas son hermosas.
—Gracias. ¿Busca un regalo?
—Así es. Para una mujer.
—Ah. —Jelani asintió como si entendiera. Eso nos hace sólo uno.
Alzó una pequeña morsa—. Tal vez pueda elegir basado en el espíritu
animal de la especial mujer. La morsa es la confidente de secretos. —La
dejó en la mesa y tomó otra. Era una cabra; con dos cuernos en la cima
de su cabeza que se curvaban hacia atrás y luego daban la vuelta hasta
el frente—. El tótem de la cabra representa el poder. Es independiente,
fuerte e inteligente. Son curiosos, pero meticulosos.
—Llevaré la cabra.
Jelani sonrió. Me cobró y deslizó mi compra en una pequeña
bolsa café. Entregándomela dijo:
—Cuidado con las cabras; sus cuernos son lo suficientemente
fuertes para empalarte si te las cruzas.
Genial. Jodidamente genial.
3Wot: en inglés se usa como una forma de decir “What?”, también es un platillo de la
cocina etíope.
Froté mi pulgar sobre su mano.
—No puedo esperar para lo que sigue después.
Nuestros ojos se enfocaron. Dios, era hermosa, y tomó todo en mí
no inclinarme y probar esos labios llenos.
La mesera vino e interrumpió nuestro momento, dejando un gran
plato ovalado en medio de la mesa. Era una selección de salsas
marrones y naranjas con carnes y vegetales. Pedazos de pan delgado
estaban enrollados alrededor de los bordes del plato.
—Vas a tener que mostrarme cómo comer esto.
—Bueno, básicamente usas el pan como una cuchara. He leído
que es costumbre en la cultura etíope alimentar al otro, de hecho.
Arqueé una ceja.
—¿Vas a alimentarme?
—Si quieres.
Me gustaba la idea de esto.
Aliméntame ahora.
Te comeré después.
—Nada me gustaría más. 47
Desenrolló el pan con sus delicados dedos antes de tomar un
poco de la mezcla. Luego lo enrolló y suavemente lo llevó a mi boca. Me
aseguré de tocar con mi lengua su mano cuando lo hizo.
Me alimentó repetidamente, y ansiosamente esperé cada bocado.
Era sensual e íntimo, y no había nada más en el mundo que prefiriera
estar haciendo.
—Tu turno de alimentarme —dijo.
Mientras intentaba repetir el perfecto proceso para alimentar de
Bianca, logré salpicar algo de la picante salsa en las pequeñas heridas
en mis dedos.
—Auch —gruñí.
—¿Estás bien?
No pude evitar reírme de mi mismo.
—Sí. Tengo un par de cortes en la mano. Las especies pican. No
esperaba eso.
—Lo siento. ¿Cómo te cortaste?
Bueno, esta era una oportunidad para decir la verdad.
—Tallando.
—No me di cuenta de que fuera peligroso.
—Sí. Es algo serio.
Intenté de nuevo, tomando un poco del wot en el pan y luego
enrollándolo. Luego lo puse en su boca, dejé que mis dedos se quedaran
sobre su labio inferior mientras masticaba.
—Mmm —dijo—. Esto es muy bueno. ¿Verdad?
—Muy, muy bueno —murmuré, mirando el movimiento de sus
labios y ansiando lamer el resto de la salsa en ellos—. ¿Qué otras
culturas no usan tenedor?
—No sé de ninguna otra. ¿Por qué?
—Porque estoy pensando que esto podría ser lo nuestro.
—¿Sí? ¿Ya tenemos algo? ¿Tan pronto?
—¿Por qué no?
La próxima vez que la alimenté, hice un horrible trabajo. Un poco
de la salsa se derramó en su mentón.
—Este no parece ser tú fuerte, Jay Reed.
No pude contenerme cuando dije:
—Limpiar si lo es. —Me incliné y lo lamí lentamente de su 48
barbilla. Cuando cerró sus ojos y dejó escapar un suspiro, lo tomé como
una señal de que quería más.
Al diablo la cabra.
Me di cuenta de que no se suponía que sucediera así. Se suponía
que debía esperar hasta obtener mi premio por la escultura, pero no
pude evitarlo. Colocando mi boca sobre la de ella, la bese de lleno.
Mi mano estaba envuelta alrededor de su cuello cuando gimió
contra mi boca mientras la devoraba con fuerza, moviendo mi lengua
alrededor del interior de su boca, desesperado por probarla nada más
que ella.
Cuando un mesero vino a dejar agua en nuestros vasos,
retrocedió. Su rostro estaba rojo, y parecía avergonzada. A mí, por otro
lado, no podría haberme importado menos quien presenciara nuestra
demostración de afecto en público.
Duro como una roca y completamente jodido, de ninguna forma
estaba listo para perder a esta chica pronto. Una cosa era innegable: la
química sexual entre Jay y Bianca se salía de los rankings. Y no estaba
listo para dejar que Dex lo arruinara hasta que tuviera un mejor control
de cuál podría ser su reacción si le dijera la verdad. Este tiempo con ella
probablemente sería todo lo que conseguiría. Jay necesitaba existir un
poco más.
Ella se aclaró la garganta y dijo:
—Bueno, no esperaba eso.
—Tampoco yo, pero me estás volviendo un poco loco, Bianca.
Caí en cuenta de que no había hecho mucho esfuerzo por
conocerla mejor esta noche, no había hecho preguntas personales
durante la cena. Eso era en parte porque no estaba preparado para
hablar de mí como Jay. Dex había pasado mucho tiempo conociéndola
íntimamente que Jay sentía que sabía todo lo que necesitaba.
Habría parecido como que no estaba interesado si no preguntara
un poco sobre su vida personal. Así que, pasé los próximos minutos
preguntándole por su infancia, su última relación, su carrera… cosas
que ya sabía.
Hice mi mejor esfuerzo por responder las preguntas que me hacía,
pero mientras más hablábamos, más me sentía extremadamente
culpable por dejar que esta farsa siguiera.
Bianca tenía una mirada hambrienta en sus ojos. Definitivamente
se sentía atraída por mí, y estaba seguro de que no necesitaría muchas
esculturas de madera para meterme en sus pantalones. Eso era jodido.
Dex estaba enojado con Jay por siquiera pensar en cogérsela. Y Jay
estaba molesto con Dex por juzgarlo por pensamientos que llegaban de
forma natural. Tal vez, Dex y Jay deberían haber llamado por 49
adelantando para reservarse un lugar en el sanatorio mental.
De la comida al beso, la cena fue fenomenal.
Una vez que regresamos al Jeep, se giró y me sonrió.
—Es hora. Quiero mi regalo ahora.
—Supongo que hice las cosas un poco al revés esta noche, ¿eh?
—Estirando al compartimento, de hecho me sentí nervioso.
Entregándole la figura de madera, dije—: Esto… es para ti.
Bianca se cubrió la boca.
—¡Oh, Dios mío! ¿Es una cabra?
—Sí, un caprino.
Se maravilló ante este.
—Mira todo el detalle. No puedo creer que lo hicieras.
Tampoco yo.
—¡Mira los cachos! —Se rió.
—Bueno, soy un tipo un poco cachondo.
Puso los ojos en blanco.
Le guiñé un ojo.
—¿Te gusta?
—¡Sí! De verdad me gustaría verte en acción en algún momento.
Mirarte esculpir.
Argh.
—Sí, tal vez. Es algo que hago por mi cuenta para aliviar el estrés.
Nunca lo he hecho con audiencia. Tendré que trabajar en eso.
—Bueno, claramente, basado en el estado de tus dedos, no es
fácil.
—Sí. Es más difícil de lo que crees.
—Eso hace lo que tallaste para mi más especial. Gracias.
La culpa estuvo consumiéndome repentinamente.
—De nada, Bianca.
Miré por la ventana un rato, intentando apartarme de esta
sensación de mierda.
—¿A dónde quieres ir ahora?
—De hecho, debo estar en casa a las diez y cuarenta.
—¿Oh?
50
—Sí. Tengo trabajo que hacer.
—¿Trabajo?
—En realidad es mi entrevista en proceso con Dexter Truitt. Es
por chat.
Apreté la mandíbula.
—El señor ricachón.
—Sí. En lugar de una entrevista formal, me ha agendado en las
noches. A las once de cada noche, de lunes a viernes. Supongo que esa
hora es mejor para él.
—¿Entonces, debes ceder para acomodarte a su horario?
Dos cosas estaban mal con esa pregunta. Uno: estaba haciendo
que Dex se viera mal. Dos: Estaba poniéndome duro pensando en ella
acomodándose con las piernas abiertas para Dex. De nuevo… jodido.
—De hecho, ha salido bastante bien tener un horario planeado en
la noche. Su día está muy lleno. No será para siempre. Mi fecha límite
es para el final del mes.
Qué curioso que lo digas. La mía también.
—Muy bien, bueno, al menos tenemos una hora hasta que deba
dejarte en tu casa. ¿Qué te gustaría hacer?
—¿Honestamente? Me gustaría ver dónde vives, si no queda muy
lejos de SoHo. Tal vez tomar una taza de café.
—¿En serio?
—Espero que pedirte ir a tu apartamento no suene muy
presuntuoso.
—No. Para nada.
La realidad de lo lejos que había llevado esta mentira de Jay me
golpeó en ese momento. Sabiendo que mi alter ego iba a necesitar un
lugar al que llevar a Bianca, había rentado un apartamento amueblado
a través de una agencia con un acuerdo de periodicidad mensual.
¿Cómo había llegado hasta aquí? Si lo que había hecho alguna vez se
sabía, iba a sonar sucio; como una especie de apartamento para tener
sexo en alguna parte. Cuando la verdad del asunto era que, estaba
inexplicablemente loco por esta mujer y seguía hundiéndome más
hondo en un intento de comprar más tiempo con ella. Todo el asunto no
tenía sentido para mí, cómo haría que entendiera que en el fondo había
hecho todo esto con la mejor de las intenciones.
Me sonrió con esos grandes ojos marrones, y de alguna forma
justifiqué mis acciones… otra vez.
—¿En qué parte de la ciudad vives?
Debía pensar. ¿Dónde vivía? No había tenido oportunidad de
51
visitar el lugar todavía, incluso aunque Josephine me había conseguido
la llave. Esto sería un riesgo, pero no sabía cómo salirme de esto. Revisé
mi teléfono, pretendiendo mirar la hora y en cambio discretamente
busqué en mi correo la dirección de mi “casa”.
—Vivo en NoHo.
—Es perfecto entonces. —Sonrió.
Sí. Perfecto.
54
Mi liberación me había traído un momento de claridad.
Dex necesita ganar a Bianca por encima de Jay.
Por más jodido que eso sonara, si a ella le gustaba más mi
verdadero yo que mi yo falso, me daría una mejor oportunidad de que
aceptara que mi verdadero yo valía la pena pasar por alto todas las
mentiras que le había dicho. Tal vez era un jodido delirante, además de
ser recientemente esquizofrénico. Pero, en este momento, era el único
plan que tenía. Necesitaba al menos empezar a tantearla.
Dex: Hola, Bianca. Ya estoy aquí. Lamento la demora. ¿Cómo 55
ha estado tu noche?
Bianca: Estuvo muy bien, gracias.
Dex: ¿Qué hiciste?
Bianca: De hecho, tuve una cita.
Dex: ¿Una cita que terminó antes de las once? No podría
haber sido muy buena.
Bianca: Mi trabajo tiene prioridad.
Dex: Sigo sosteniendo que podría haber sido mejor si
hubieras elegido no hacerme caso.
Bianca: En realidad, fue increíble.
Fue increíble. Todavía podía saborearla en mi lengua. Y aún había
tantos lugares más en los que quería probarla.
Bianca: ¿Estás ahí?
Dex: Sí. Háblame de tu cita. ¿Qué fue tan increíble?
Bianca: Bueno, ¿has notado que con la mayoría de la gente,
pasas un poco de tiempo con ellos y las piezas del rompecabezas
caen en su lugar? ¿De algún modo obtienes la imagen completa
después de que unes algunas de las piezas con formas raras?
Dex: Supongo.
Bianca: Siento que este chico es un rompecabezas de diez
mil piezas y va a llevar mucho tiempo ver la imagen.
Dex: ¿Y eso es algo bueno?
Bianca: Lo es. Significa que tiene muchas capas.
No estaba seguro de estar de acuerdo con ella. Lo que más le
gustaba de Jay eran sus capas, pero la mayoría de ellas eran vendajes
para cubrir mentiras.
Dex: ¿Dime qué más te gustó de él?
Bianca: ¿Quieres la verdad?
Dex: Por supuesto.
Bianca: La forma en que me besó. Podía sentir que estaba
tratando de contenerse, pero en algún momento perdió la batalla.
Me gustó que su atracción por mí parecía incontrolable. Me hizo
sentir sexy.
Tenía que reírme de mí mismo. Pensé que estaba haciendo un
gran trabajo escondiendo lo que me hacía el estar alrededor de ella.
Supongo que era más transparente de lo que pensaba.
Bianca: Por cierto, creo que tenemos nuestros roles 56
invertidos esta noche. Soy la que se supone debe entrevistarte.
Dex: Oír sobre ti me resulta mucho más interesante que
hablarte sobre mí.
Se quedó en silencio por un minuto o dos después de eso. Sabía
que no debería estar presionando, pero qué demonios, ya estaba metido
en esto.
Dex: Tú y ese rompecabezas, ¿están saliendo
exclusivamente?
Bianca: No. Todavía no hemos llegado a eso. No tengo
ninguna cita con otros hombres planeada, pero eso no es
intencional.
Dex: Entonces, si te dijera que un hombre guapo, joven y
rico, con un paquete de seis, fuera a pedirte salir en una cita,
¿estarías abierta a la invitación?
Bianca: ¿Te refieres a ti?
Dex: Tal vez...
Esperé ansiosamente su respuesta. Cuando llegó, mi estómago se
hundió.
Bianca: Entonces, no.
Mi estado de ánimo se jodió después de esa respuesta. Estaba
enojado y sólo quería terminar con el resto de nuestra charla. Ella no
tenía ningún interés en mi verdadero yo y preferiría pasar el tiempo
conociendo a un hombre que vivía en el apartamento de su tía muerta y
tallaba.
Dex: ¿Por qué no empezamos con tu entrevista?
Durante los siguientes treinta minutos, Bianca me hizo
preguntas. Dado que me sentía de mal humor, mis respuestas fueron
menos sinceras de lo que habían sido las dos últimas veces que
habíamos conversado. Hacia el final, ella mencionó que iba a estar en
un viaje de negocios y que planeaba usar el tiempo para revisar sus
notas y redactar un borrador de su historia. Había sugerido que
habláramos por chat la próxima semana para que pudiera llenar los
huecos de su historia, y acepté.
Dex: ¿Qué tal el próximo martes a nuestra hora habitual?
Bianca: Eso sería genial.
Dex: Que tengas buen viaje, Bianca.
Bianca: Gracias.
Sintiéndome completamente desanimado, estaba a punto de
cerrar mi portátil cuando apareció de repente otro mensaje de ella. 57
Bianca: ¿Dex? ¿Sigues ahí?
Dex: Sí.
Bianca: Para que conste, tengo una regla firme de que no
salgo con hombres con los que tengo una relación de negocios.
Dex: ¿Esa regla se aplica después de que tus negocios con
ese hombre concluyen?
Le tomó un poco más de tiempo responder esta vez.
Bianca: No. No creo que esa regla se aplique una vez que mis
negocios hayan concluido.
Vete a la mierda, Jay. El juego vuelve a empezar.
Dex: Es bueno saberlo. Dulces sueños, Bianca.
70
Bianca abrió mucho los ojos cuando me vio allí.
Esto fue un error.
Pero necesitaba verla.
Sus ojos parecían cansados, como si hubiera estado llorando.
Mierda.
Yo la había lastimado.
Por eso vine; Necesitaba saber que ella estaba bien. 71
—¿Jay qué estás haciendo aquí?
En lugar de responderle, envolví mis palmas alrededor de sus
mejillas y la atraje en un profundo beso, desesperadamente dejando
salir toda la dolorosa frustración que se había acumulado dentro de mí
después de nuestra conversación anterior.
Era la boca de Jay la que pensaba que estaba gimiendo, pero
cada parte de mí la estaba besando como Dex.
Lo siento tanto, Chica Georgy.
Mi polla estaba dura como una roca mientras la probaba
fervientemente. Ella jadeó en mi boca cuando mi erección presionó en
su abdomen. Ella sabía a pasta de dientes. Sin sujetador sus flexibles
senos se apretaban contra mi pecho. Podría haberla tomado fácilmente
allí, justo en medio de su sala de estar.
El corazón de Bianca palpitaba tan fuerte contra el mío, y tomé
eso como mi señal para besarla más fuerte. Ella me agarró la nuca y me
acercó. De repente sentí el impulso de levantarla. Así que lo hice. Ella
envolvió sus piernas alrededor de mí mientras yo continuaba besándola
más fuerte de lo que probablemente jamás había besado a nadie.
La adrenalina corría a través de mí. Estaba mezclada con un poco
de rabia debido al hecho de que ella había permitido tan fácilmente a
"Jay" aprovecharse de ella. Después de nuestra conversación de esta
noche, yo estaba más seguro que nunca de que su corazón me
pertenecía, a Dex. Sin embargo, ella todavía se las arregló para
dejarme, a Jay, hacer esto. ¿Ella era tan débil? Esto me enojó.
Ansiaba follarla, de expresar físicamente todas las emociones que
me habían visto obligado a reprimir esta noche.
Finalmente, retrocediendo y bajándola lentamente al suelo, le
dije:
—Esa fue probablemente la mejor bienvenida que he recibido.
Ella mantuvo sus brazos alrededor de mi cuello. —No estaba
segura de si volvería a verte, para ser sincera.
Estaba encontrando cada vez más difícil mirarla a los ojos como
Jay. Mirando hacia abajo en el suelo, dije: —Tengo que disculparme por
no reunir mi mierda últimamente. No tiene nada que ver con la falta de
deseo de verte. Las cosas han estado locas en el trabajo, y no he podido
venir hasta ahora.
Mentiroso de mierda.
—Necesitaba este chequeo de cordura esta noche —dijo.
—¿Por qué? —Tragué—. ¿Qué pasó?
—Nada. Es demasiado para entrar en detalles. Estoy bastante 72
segura de que casi perdí mi cordura antes. Es... realmente bueno verte.
No. No. No.
No perdiste la cordura.
Estás en la pista correcta.
Jay tiene que irse, él solo necesitaba tocarte una última vez.
—¿Todo bien ahora?
—Ahora que estás aquí, sí. —Ella sonrió.
—No estaba seguro de que estuvieses levantada.
—No creo que hubiera podido dormir esta noche de todos modos.
Yo tampoco.
—¿Qué sucedió exactamente que te molestó?
—Realmente no quiero hablar de eso, si eso está bien. Tiene que
ver con el trabajo.
Joder que lo es. Hablando de esas mentiras blancas de las que
hablamos antes...
Froté mis manos a lo largo de la parte superior de sus brazos,
dije: —Mira, realmente no puedo quedarme. Yo solo…
Necesitaba asegurarme de que estabas bien.
Necesitaba verte.
Necesitaba tocarte.
Continué: —Sólo quería decirte hola, para hacerte saber que
estaba pensando en ti.
Y decir adiós.
Ella lucía aterrada. —¿Cuándo te volveré a ver?
—No estoy seguro. El trabajo ha sido una locura.
Y Jay tiene que morir.
Bianca vaciló un momento antes de que finalmente dijera:
—Realmente no quiero estar sola esta noche. ¿Quieres acostarte
conmigo? —Cuando no respondí, se inclinó y me besó suavemente,
luego dijo—: ¿Por favor?
No había nada en el mundo que quisiera más.
Incapaz de encontrar una razón legítima para rechazarla, asentí.
—Sí. Por supuesto.
Bianca me llevó a su dormitorio. Se sentía surrealista. Una libreta
de notas amarilla estaba encima de la mesita de noche. Sospeché que 73
era el lado de la cama donde ella se recostaba cada vez que estaba
charlando con Dex. Me tuve que contener para no inclinarme para
tratar de ver lo que estaba escrito. Supuse que podría haber habido
algunas obscenidades de esta noche.
Bianca se metió en la cama, y me metí detrás de ella. Varios
minutos pasaron mientras nos quedábamos juntos. Mi boca estaba
contra su espalda, y dejé que el sonido de su respiración me
tranquilizara. Era como si pudiera sentir sus pensamientos a través de
cada respiración. Sabía en mi corazón que a pesar de que estaba
disfrutando del calor del cuerpo de Jay, estaba pensando en el
verdadero yo, en Dex.
Todo parecía inocente hasta que ella apoyó su suave culo en mi
polla. Ella intencionalmente se frotó contra mí, provocando una
enfurecida erección. Después de unas cuantas veces más, me di cuenta
de que ella me estaba incitando. Joder, estaba funcionando. Seguí
haciéndola rodar lentamente contra mí. Había una palabra para esto en
la secundaria: sexo con ropa. Debería haber sabido que no había
manera de que pudiera dormir inocentemente junto a esta mujer.
Listo para explotar en mis vaqueros, le dije: —Detente.
Se dio la vuelta y susurró sobre mis labios: —¿No me quieres?
Mi cuerpo estaba alborotado. Ella quería follarme. Y yo quería
estar dentro de ella más que nada. Pero no podía. Nunca podría pensar
en acostarme con ella hasta que supiera la verdad.
Me levanté y pasé la mano por mi cabello. —Necesito irme.
Ella saltó de la cama. —Lo siento. Me dejé llevar. Ha pasado
mucho tiempo. Pensé que lo querías, creí que por eso habías venido tan
tarde. Así que, quería hacerte saber que estaría bien... si quisieras. Pero
está bien.
Mi voz era más fuerte de lo que pretendía. —Quiero hacerlo...
Dios, si lo hago. Pero tienes que tener cuidado, Bianca. Ni siquiera me
conoces.
Ella soltó una risa amarga. —¿Me estás advirtiendo contra ti?
—No.
Joder sí, lo estoy.
Continué:
—Simplemente no quiero moverme demasiado rápido contigo. Y
creo que… deberíamos conocernos mejor primero.
A pesar de que sé casi todo lo que hay que saber sobre ti.
Dejando escapar una profunda respiración, continué: 74
—Pero como realmente no puedo resistirte, creo que lo mejor que
puedo hacer es irme a casa esta noche y luego invitarte a salir de nuevo
correctamente. Tú no eres para mí una llamada para un polvo seguro,
Bianca.
Ella puso sus manos sobre su rostro y habló. —Tienes razón. Solo
estaba... sintiendo que lo necesitaba esta noche.
Lo sé.
Por mí causa.
Me dolía el pecho. Necesitaba salir de aquí antes de que lo
admitiera todo. Ella no estaba en el estado de ánimo correcto para la
verdad esta noche.
Besándola suavemente en la frente, le dije:
—Te llamaré pronto, ¿de acuerdo?
Ella simplemente asintió antes de caminar hacia la puerta.
Intenta recortar tu camino fuera de este, imbécil.
Sintiéndome como un absoluto idiota, conduje a casa en mi Jeep
jurando que después de esta noche, Jay estaba muerto.
A la mañana siguiente en la oficina, estaba distraído, por decir lo
menos. Cancelando todas mis reuniones para el día, hice algo que casi
nunca hacía. Me fui a casa y no hice nada.
Sentándome en el sofá, miré el reloj, ansioso por mi conversación
con Bianca más tarde. Sólo faltaban nueve horas más. El miedo me
invadió.
¿Debería decírselo esta noche?
Recogí el teléfono y decidí llamar a la única persona que sabía que
podía entender por lo que estaba pasando en este momento.
Él contestó.
—Hola, hijo.
—¿Cómo estás?
—No tan mal. Acabo de llegar de un paseo. A punto de
prepararme un sándwich de atún.
—¿Cómo está el tiempo por ahí?
—Es Florida. Caluroso con probabilidades de lluvia casi todo el 75
tiempo.
—Sí, eso es verdad.
—¿A qué se debe esta llamada?
—En realidad, necesito tu consejo.
—Eso no es algo que busques a menudo.
—Bueno, esta es una circunstancia en la que creo que puedes ser
de alguna ayuda. Implica mentir. Me he metido en serios problemas.
—Ah. Ahora, esto tiene sentido.
—Sé que no le has ocultado muy bien tus aventuras a mamá.
Pero básicamente, siempre parecías ser capaz de volver a congraciarte
con ella...
Él me interrumpió:
—¿Estás teniendo una aventura con alguien?
—No, no soy infiel, papá. Pero mentí sobre mi identidad. La mujer
con la que estoy saliendo cree que soy otra persona.
—¿Estás avergonzado de ti mismo o algo así?
—Es una larga historia. Pensé que ella tenía algunas ideas
preconcebidas sobre los hombres ricos y poderosos. Cometí un error de
juicio. Básicamente, voy a decirle la verdad pronto y asumiré la
responsabilidad de mi error. Sólo me preguntaba si había un truco para
admitir una mentira de una manera que causara la menor cantidad de
daño.
Él se rio.
—Tu madre fue demasiado buena conmigo, demasiado
indulgente. No debió haberlo sido. No hay trucos, Dex. Si tienes suerte,
esta mujer verá quién eres realmente y te perdonará. Si no tienes
suerte, me temo que no hay nada que puedas hacer para convencer a
alguien que has lastimado de que debería darte una segunda
oportunidad. Ese es el precio que pagamos por la deshonestidad. Si ella
tiene en su mente que eres de poca confianza, es posible que no haya
vuelta atrás de eso. Lo he descubierto de la manera más difícil.
Mi pecho se contrajo.
—Está bien.
Añadió:
—He perdido buenas personas en mi vida que tuvieron razón en
su decisión de no confiar en mí.
—Bueno, esperaba que esta conversación me hiciera sentir mejor,
pero en realidad ahora me siento peor. 76
—Lo siento, hijo. Sólo estoy tratando de ser honesto.
—Oh, la ironía.
Ambos nos reímos de eso. Se sentía raro estar riendo con Dexter
senior, compartiendo nuestras indiscreciones mutuas.
—Sí. —Suspiró.
—Te dejaré volver a tu almuerzo, viejo.
—Mantente en contacto.
—Lo haré.
Estaba a punto de colgar cuando dijo:
—¿Dex?
—¿Sí?
—Estoy orgulloso de ti por tratar de ser un hombre mejor que yo.
Espero que salgas de este lío, espero que consigas a la chica.
—No es exactamente la lengua que quiero probar. —Usando el
dorso de mi mano, me limpié la baba de Bandido de la boca. Era el
tercer día seguido que había venido a llevar a mi nuevo amigo a dar un
paseo. Jay estaba oficialmente muerto, y Dex era demasiado cobarde
para decirle la verdad a Bianca, así que la única conexión que tenía con
la Georgy Girl era una máquina de cagar de cuarenta y cinco kilos cuyo
aliento olía a trasero. Tristemente, él era el mejor amigo que tenía en
este momento.
—¿Qué vamos a hacer, amigo? —Estaba sentado en el banco del
parque de nuevo y Bandido se sentó frente a mí. Tal vez estaba
perdiendo la cordura, pero cuando él levantó una oreja, podría haber
jurado que estaba escuchando; quería ayudarme a resolver mis
problemas con una mujer—. ¿Alguna vez has perdido tu mierda por una
mujer? ¿Hecho algo realmente estúpido que no sabías cómo arreglar?
No sé... tal vez, ¿tomar el hueso de una perra y enterrarlo cuando ella
no estaba mirando?
Bandido levantó la pata y me dio un golpe en la rodilla. Lo tomé
como un sí. Bandido era un ladrón de huesos.
—Lo hiciste, ¿eh? ¿Le dijiste la verdad y te ganaste su corazón al
final?
Bandido abrió la boca y soltó un gran bostezo, luego apoyó su
larga cara en mi regazo. 77
—Incluso estoy aburriendo a un perro con mi vida. —Le rasqué la
cabeza y suspiré—. Simplemente no sé qué hacer. ¿Cómo puedo
explicar por qué seguí con la farsa durante tanto tiempo? ¿Admitir que
tenía miedo de que no le gustara si era quien realmente soy? ¿O admitir
que realmente soy el imbécil que ella pensaba que era y que,
probablemente, no le habría gustado mucho si nos hubiéramos
conocido bajo otras circunstancias? —La verdad era que, a lo que
realmente le tenía miedo era que una vez que llegara a conocer a mi
verdadero yo, se las arreglaría y se encontrara ella misma un mensajero
en bicicleta honesto.
Eran casi las ocho, y ya era una hora más tarde de la que debería
haber llegado a la oficina, así que llevé a mi nuevo mejor amigo de
vuelta al refugio. Suzette no estaba cuando había llegado hace una
hora, pero ahora se encontraba trabajando en el mostrador.
—Señor Truitt. Me alegro de haberlo encontrado. Quería hacerle
saber que Bandido va a ser trasladado a nuestra granja en el norte del
estado a finales de esta semana.
—¿A una granja?
Me dio una sonrisa poco convincente.
—Sólo podemos mantener a los perros en el refugio aquí en la
ciudad por un tiempo, después de tres meses van al norte del estado si
no son adoptados.
—¿Al norte del estado? ¿Una granja? ¿Estás diciendo lo que creo
que estás diciendo? —Había tenido un perro que fue a la supuesta
granja una vez cuando era niño. Recuerdo el día en que le había dicho a
mi amigo que Buster se había ido para tener una vida mejor en una
granja. Él me había aclarado lo que la granja realmente significaba.
La sonrisa de Suzette era real.
—Dios, no. No se trata de eso. Nuestra granja es un buen lugar.
Una mujer llamada Allison la dirige; ella realmente es increíble. El único
inconveniente es que los animales no tienen tanta interacción con la
gente como lo hacen aquí en la ciudad donde tenemos muchos
voluntarios. Pero es una linda granja, y los perros tienen espacio para
correr durante el día.
Cuando miré a Bandido, él me miraba fijamente. No me mires con
esos ojos tristes. Es una granja de verdad. No es la famosa granja que
los padres usaban para hacer sentir mejor a los niños inocentes. ¿No
escuchaste a la mujer? Me arrodillé y le froté la parte superior de la
cabeza.
—Cuídate. ¿De acuerdo, amigo? —Por alguna razón, me sentía
como si me estuviera despidiendo de la última parte de Bianca a la que
78
me estaba aferrando. Después de unos minutos, me puse de pie y le
ofrecí la correa a Suzette.
Cuando la tomó, Bandido se negó a moverse de mi lado.
Suzette hizo sonidos de besos.
—Vamos, Bandido. Es hora de que el señor Truitt se vaya.
El jodido perro no se movió, ni siquiera cuando Suzette le dio un
ligero tirón al collar.
—Lo siento. Se encariñan muy rápido. Déjeme ir a buscar su
juguete favorito.
Ella desapareció y volvió unos minutos después haciendo sonar
un hueso de juguete. Eso le llamó la atención.
—Vamos, Bandido. —Chillido. Chillido—. Dile adiós al señor
Truitt.
Miré a mi amigo fiel, mi guardián de secretos, para decirle adiós.
Pero, en su lugar, no fue eso lo que dije en absoluto. Ni siquiera estaba
seguro de quién puso en mi boca las malditas palabras que solté. Todo
lo que sé es que no estaba listo para dejar ir la última parte de Bianca
todavía. Y... había perdido lo que quedaba de mi mente.
—Me gustaría adoptar a Bandido.
—¿Qué dem…?
Mi cerebro realmente estaba jugando conmigo. Mientras
caminaba por la calle 21, perdida en mis pensamientos acerca de
Dexter Truitt, la culpa que había estado sintiendo por pensar en él
mientras estaba besando a Jay la otra noche realmente debe haberme
confundido. Parpadeé intentando concentrarme, mirando desde la
distancia mientras un hombre alto, oscuro, guapo que se veía mucho
como Jay Reed estaba entrando en la parte trasera de un auto de lujo.
A una cuadra de distancia, el hombre se parecía mucho a Jay, sólo que
llevaba un traje de tres piezas y ayudaba a un galgo a saltar a un auto, 79
en lugar de andar en bicicleta. Me reí de mí misma por lo loca que podía
ser mi imaginación a veces y observó el auto oscuro alejarse de la acera
mientras camino hacia Forever Grey.
En el interior, Suzette me saludó.
—Hola, Bianca. ¿Dormí durante un día o ya es lunes?
Me reí. Sólo iba al refugio los domingos por la mañana.
—No. Es lunes, bien. Vine ayer, también. —Dudé para continuar
lo que iba a decir al llegar, porque podría sonar un poco loco, pero luego
recordé si alguien podría entender sería una persona amante de los
perros—. Ayer paseé con un perro al que nunca saque a pasear… y…
bueno, he estado teniendo problemas con algunas cosas y sacarlo me
hizo sentir mucho mejor. —Decidí dejar de lado la mejor parte que pasé
una buena hora contándole al pobre perro mis problemas.
Suzie sonrió.
—Los mejores terapeutas tienen cuatro patas y una cola, si me lo
preguntas. ¿Qué perro es? Lo traeré por ti.
—Su nombre es Bandido.
Suzie pareció sorprendida.
—Bandido parece ser muy popular últimamente. De hecho, lo
perdiste. En realidad, fue adoptado por un voluntario. —Señaló la
puerta—. Salió hace menos de cinco minutos.
Llamémosle intuición, pero mi estómago dio un vuelco… una
sensación de inquietud se apoderó de mí, y no estaba segura por qué.
—¿Quién… quién lo adoptó?
Suzie miró a su alrededor y luego se inclinó hacia delante.
—No se supone que debo dar información de adopción o
voluntarios… pero… Bandido ganó en grande. Fue adoptado por un
hombre que vive en Central Park West. Algún empresario que posee su
propia compañía.
—¿Su nombre era… Jay Reed, por casualidad?
Negó.
—No, ese no es su nombre.
Sintiendo alivio, dejé escapar un suspiro.
—Bien. Acabo de ver a un tipo en la calle con un galgo justo antes
de entrar. Me recordó a alguien, y pensé que era él.
—Definitivamente no se llama Jay. Pero si Jay se parece al nuevo
dueño de Bandido, es bienvenido a ser voluntario. 80
Me reí.
—Atractivo, ¿huh?
—Sí. —Suzette recogió algunos papeles en un archivo y lo cerró
en la parte superior del mostrador de recepción—. ¿Qué tal si traigo a
Marla por ti? No ha salido hoy, y la has sacado a pasear antes, ¿no?
—Marla sería genial. Es muy dulce.
Suzette desapareció en la parte de atrás donde guardaban los
perros, y esperé en el escritorio. Después de revisar mi teléfono y ver
que aún no tenía ningún mensaje nuevo de Jay, lo guardé en mi bolsillo
y miré a mí alrededor. La carpeta en la que Suzette había guardado los
papeles decía adopciones. Era curiosa por naturaleza, pero no suelo ser
entrometida. Echando un vistazo alrededor de la habitación, no
encontré a nadie prestando atención, así que usé mi dedo índice para
abrir suavemente la carpeta de papel manila, lo suficiente como para
echar un vistazo.
Vi la dirección de la casa en la segunda línea: 1281 Central Park
West. Suzette no estaba bromeando; Bandido se mudaría al centro.
Entonces mi mirada fue a la primera línea del formulario. Parpadeando
unas cuantas veces, estaba segura si mi cerebro estaba jugando de
nuevo conmigo. No había manera que fuera posible. No tenía sentido.
Me importaba una mierda si me atrapaban en ese punto, abrí la carpeta
y saqué la primera página de adentro. Mirando fijamente, no podía creer
lo que estaba escrito, claro como el día en la primera línea.
Dexter Truitt.
4
Friend: En inglés puede significar amigo y amiga, en este caso Bianca se refiere a
amigo, pero Dex piensa que ella habla de una amiga. Hasta que Dex no se da cuenta
de que en realidad está hablando de un amigo, está traducido como amiga.
De hecho, lo hizo. Pero a riesgo de sonar necesitado, tenía que
explicar el por qué.
DEX: Estoy interesado en ti, Bianca. Si bien la idea de estar
contigo en cualquier nivel es muy atractiva, no estoy seguro de
que un trío sea la mejor manera de comenzar las cosas.
Bianca: Eso es muy malo. Creo que los tres seriamos
perfectos juntos.
Dex: Tal vez podemos tratar dos y después ir hacia tres.
Dada la oportunidad, estaba seguro de que podría complacerla
para que no sintiera la necesidad de invitar a su amiga.
Bianca: No estoy segura de que sea buena idea...
Dex: ¿Has hecho este tipo de cosas antes?
Ignoró mi pregunta.
Bianca: El viernes a las 7. Piénsalo. Estaré en el vestíbulo
del Hotel The Library si decides unirte a nosotras.
Dex: ¿Y si no me uno a ustedes?
Bianca: He terminado el artículo. Enviaré una copia en una
semana para su aprobación final. Creo que nuestras sesiones de
entrevistas han llegado a su fin. Si decides no participar, que 85
tengas una vida agradable, señor Truitt.
108
―Maldito seas, Clement.
Algunas veces cuando estoy frustrado por la situación con
Bianca, paso el tiempo mirando videos de YouTube de mi némesis
tallador. El niño podía tallar con precisión cualquier cosa sin hacerse ni
un rasguño en sus manos. Me hizo enojar, aunque a la vez me
animaba.
Hazlo mejor, Dex.
Necesitaba avanzar en mi jugada.
109
―Bonito corte de cabello ―le dije a la pantalla del ordenador,
refiriéndome a su cabello liso rubio que tenía la misma longitud por
todos lados como si se lo hubieran cortado con un tazón.
No debería estar torturándome así, pero últimamente, parecía
más y más difícil ocupar mi tiempo sanamente fuera del trabajo. Bianca
no quiso continuar con nuestras charlas nocturnas o verme para nada
durante unas cuantas semanas. Eso significaba básicamente varios
días de Dexter volviéndose lentamente loco y casi ciego masturbándose.
Decidí utilizar estos días ampliamente. Solo porque ella no
quisiera verme, no significaba que no pudiera hacerle saber que yo
estaba pensando en ella. Me gustaba referirme a este periodo de tiempo
como Operación Recuperar a Bianca.
Paso uno: aprender a tallar de verdad para poder hacerle
románticas tallados de madera. ¡Todas las cosas de madera! Apuesto a
que si me lo propongo, podría tallar una cabra que podría ser la mitad
de buena que la que compré en el mercadillo callejero de Brooklyn.
Me giré hacia Bandido el cual estaba sentado a mi lado mirando a
Clement tallar. ―Es genial, ¿verdad? Enseñarle que me estoy
esforzando. Le tocará el corazón y a la vez es original.
―Guau!
Escribí: cómo tallar una cabra.
Desafortunadamente, no habían demasiados videos que
coincidieran con mis especificaciones. Le di al primero que salió en mi
búsqueda.
Era un tipo con acento australiano sosteniendo una bebé
rechoncha en sus brazos. De hecho había una cabra sentada junto a
ellos.
―Venga, Bree, di papá.
Cada vez que el hombre decía la palabra, „Papá,‟ la cabra dejaría
salir un largo „Baa.‟
La bebé dejaba escapar una carcajada que le hacía mover la
barriga cada vez que la cabra daba un balido.
―Di papá.
La cabra respondía: ―Baa.
Carcajada.
―Di papá… papá ― repetía el hombre.
―Baa.
Carcajada. Carcajada.
¿Pero se puede saber que cojones estaba mirando? 110
El hombre se giró hacia la cabra. ―Compañero, ¿puedes parar un
rato? Ella no lo dirá si sigues haciéndola reír.
―¡Baa!
Carcajada. Carcajada. Carcajada.
El video terminó. Y yo inmediatamente le di a repetir. Era
adictivo, y debo decir, que me dolía la cara de reírme.
Girándome hacia Bandido, dije:
―¿Te imaginas eso? ¿Hablarle a una mascota como si fuera un
humano y esperar que lo entienda?
―¡Guau!
El título del video era „Pixy y Bree dicen papá.‟
―Esto es tan ridículo ―dije yo, marcando discretamente el video.
Este tipo, Chance Bateman, tenía un canal propio en YouTube
mostrando varios videos de sus dos hijos y la cabra. Podrían venir bien
por si algún día decidía demostrar al mundo que yo no era el único
jodido loco como una cabra. A la mierda. Me suscribí al canal.
Aunque había decidido no llamar a Bianca, eso no significaba que
no pudiera usar unos cuantos trucos para que a ella le resultara
imposible no contactarme a mí. Cuando el teléfono sonó, sospeché que
podría ser ella.
Descolgué. ―Bianca… yo
―Estás completamente loco ―bufó ella. Estaba o riéndose o
llorando. Se estaba riendo.
―Bueno, aun así te estás riendo.
―Dex Truitt… quizás tenga que editar el artículo para incluir una
nota al final avisando de que has perdido completamente las neuronas.
―Sí, pero sigues riéndote.
―¿Se puede saber cómo has conseguido meterte en mi
apartamento?
―Digamos tan solo que el tipo de mantenimiento va a pasar unas
fantásticas Navidades este año.
―Me dio un susto de muerte. Pensé que era una persona de
verdad, que alguien se había metido en mi apartamento y estaba listo
para asesinarme.
―¡Y aun así, tú sigues riendo! ―repetí de nuevo.
―Lo hago ―confirmó ella―. Estás completamente loco.
111
Había comprado la estatua de Liza Minnelli al dueño del
apartamento falso de Jay y decidí trasladarla al de Bianca. Le pedí que
la colocara de manera que ella la viera en el momento en el que entrara
en casa. Hacer una broma con las locas antigüedades de Jay era
definitivamente arriesgado, pero lo hice con la esperanza de que
finalmente ella pudiera mirar atrás y recordar ese momento con humor.
—Bueno, ahora tienes que encontrar una manera de librar mi
apartamento del olor a la naftalina de ese maldito lugar.
Había estado riéndome antes, pero ahora me reía aún más fuerte.
—Enviaré a alguien a buscarla mañana.
—Adiós, Dexter.
—Adiós, Bianca.
Después de colgar, miré a Bandido y sonreí victoriosamente. —Le
ha gustado.
114
Saliendo de mi apartamento de camino al trabajo, me di cuenta
de un auto negro con chofer, estacionado en el frente. Mi corazón saltó.
Dex había roto su promesa de no verme, y no podía decir que estaba
decepcionada.
El conductor salió y se acercó.
Él asintió. —Srta. George.
Esperé a que la ventana bajara o que Dex emergiera, pero
tampoco sucedió.
—¿Dónde está Dex? 115
—El Sr. Truitt me dijo que estuviera a su disposición esta
semana.
—¿Él no está aquí?
—No. Quiere que yo la acompañe de forma segura a su destino.
—Oh. Um… está bien. Gracias.
Abrió la puerta de atrás y me dejó entrar. Después de darle la
dirección del edificio, inmediatamente tomé el teléfono.
Dex contestó:
—Bianca.
El sonido de su voz profunda y tranquilizadora me dio escalofríos.
—¿Qué estás haciendo?
—Es más cómodo que la parte de atrás de mi bicicleta doble, ¿no?
—La bicicleta de Jay, sí. —Sacudí la cabeza—. Sólo puedo
imaginar lo rápido que tuviste que trabajar para hacer que la cosa de la
bicicleta ocurriera aquel día, por cierto.
—Digamos que estaba sumamente motivado.
—¿Qué pasa con el servicio de chofer?
—Pensé que te gustaría descansar de los taxis peligrosos. Y
estaba buscando un cambio agradable. He estado yendo en taxi al
trabajo. Sam está a tu antera disposición toda la semana.
—Realmente no es necesario.
—Sé eso. Pero si no puedo estar contigo, al menos sé que estás
sana y salva en buenas manos.
—No puedo usarlo esta noche —dije.
¿Cómo exactamente se suponía que tenía que decirle que había
aceptado una cita con un compañero de trabajo?
Uno de los editores en el trabajo, Eamon Carpenter, me invitó a
salir. La palabra "no" había estado en la punta de mi lengua hasta que
me di cuenta de que podría beneficiarme salir con alguien que no sea
Dex. Estaría rompiendo mi propia regla auto impuesta de no
involucrarme con hombres con los que trabajaba, pero sería una
prueba de cuán profundo estaba realmente Dex en mi corazón. No
éramos exclusivos, así que fui capaz de justificarlo. Yo sabía que no iba
a dejar que las cosas llegasen a un nivel físico con Eamon, en cualquier
caso. Así que me convencí de que no había problema .
Me sentí obligada a ser honesta con él.
—Voy a ir a una cita esta noche. No me siento bien usando tu 116
auto.
No había nada más que silencio muerto en el otro extremo de la
línea. Juré que había colgado.
»¿Estás ahí?
—Sí. —Él empezó a tropezar con las palabras—. Estoy un poco
aturdido, para ser honesto. No he estado... Quiero decir, yo...
—¿No has estado qué?
—No he estado viendo a nadie. Sólo asumí...
Estaba teniendo problemas para decirlo.
—¿Asumiste que no saldría con nadie durante esta separación?
—Supongo que sólo estaba esperanzado. —Más silencio antes de
preguntar—: ¿Dónde te lleva?
—Bistro Nine. —Suspiré—. No es nada grave, Dex. No pienso
dejarlo... hacer nada.
Su respiración se hizo más pesada.
»¿Estás bien?
—Tengo que irme —dijo abruptamente.
—Está bien, yo... —Había colgado antes de que tuviera la
oportunidad de decir algo más.
Más tarde, cuando llegué a la oficina, había un paquete colocado
en mi escritorio. Al abrirlo, me di cuenta de que contenía las fotos de la
sesión de Joel en la casa de Dex. Dex, como se suponía, había elegido
sus favoritos para usarlos en el artículo. De los que él aprobó, yo
elegiría tres o cuatro imágenes.
Las primeras tomas eran de Dex frente a la ventana que daba al
parque. Me maravillé de su belleza: su cabello negro y lustroso, su alta
estatura, su ropa impecable, sus manos grandes y masculinas. En una
de las fotos, me recordó una versión más hermosa de James Bond
interpretada por Pierce Brosnan, pero con más vello facial.
Había dos tomas más con él delante de su chimenea. El siguiente
par de fotos eran de las que había hecho de él y Bandido en el sofá.
Mi corazón se apretó en un puño. La última estaba enmarcada y
tenía una nota en ella. El Sr. Truitt quería que tuvieras esto. No es para
el artículo.
Era la foto de Dex, mía y de Bandido, una donde el perro tenía
una pata sobre cada uno de nosotros. Me ponía emocional. Había
enviado claramente esto antes de nuestra conversación esta mañana.
La culpabilidad se instaló. 117
Maldito seas, Dex.
La realidad era que no quería ir a esa cita con Eamon. Me estaba
obligando a hacerlo para demostrar que todavía tenía la capacidad de
conectar con alguien más en el caso que mi corazón fuera a ser
destruido por el señor Ricachón. Era un mecanismo de auto protección.
En el fondo, lo sabía... pero Dex no.
120
Bandido estaba ladrando como loco. Giré el grifo de la ducha para
cerrar el agua y poder escuchar lo que le estaba volviendo loco.
Normalmente no era de ladrar. Entre sus ladridos, el débil sonido del
timbre zumbando hizo eco bajo la puerta del baño.
Mierda.
Al salir, agarré una toalla, la envolví alrededor de mi cintura, y fui
a la puerta principal. Cuando miré por la mirilla, no había nadie al otro
lado. Pero Bandido todavía estaba volviéndose loco, así que abrí la
puerta y asomé la cabeza al pasillo. Mi corazón empezó a golpear 121
cuando encontré a Bianca de pie delante de las puertas del ascensor
mirando hacia abajo.
—¿Bianca?
Ella miró hacia arriba. —Dex. No respondías. Pensé que no
estabas.
—Estaba en la ducha. —Las puertas del ascensor donde ella
estaba de pie se abrió, y se volvió hacia ellas, y luego me volvió a mirar,
y luego de vuelta al ascensor esperando. Ella estaba considerando
claramente irse. Después de unos instantes, tomó una decisión—.
Debería irme. Fue un error venir aquí. Lo siento.
—¡Bianca! ¡Espera!
Se quedó helada con un pie dentro de la cabina del ascensor. Me
importaba un carajo que estuviera todavía completamente mojado y
sólo llevase una toalla, corrí por el pasillo detrás de ella. —No te vayas.
Por favor. —La agarré del codo y esperé mientras ella deliberaba
nuevamente. Cuando por fin asintió, dejé escapar un profundo suspiro.
No había manera de que le estuviera dando algo de tiempo para que
cambiara de opinión otra vez, así que rápidamente la llevé lejos de todo
tipo de escape disponible y la hice entrar en mi apartamento.
A pesar de que había logrado llevarla a mi casa y cerrar la puerta
tras ella, se quedó apenas en el interior y miró hacia abajo a sus pies.
—Bueno, esto es una sorpresa agradable —dije.
—No debería estar aquí.
—Creo que estás equivocada. Esto es exactamente dónde debes
estar. Donde no deberías haber estado anoche, fue en esa cita.
Bandido se había quedado de pie cerca de mí y eligió ese
momento para caminar hacia Bianca. Se sentó directamente sobre sus
pies y empujó su cabeza en su entrepierna. Ella sonrió y le rascó la
parte superior de su cabeza. Buen chico. Recuérdame comprarte un
hueso. De elefante.
—Nuestro perro parece estar de acuerdo conmigo.
Su cabeza se elevó rápidamente. —¿Nuestro perro?
—Sí. Siento que nos pertenece a los dos ya que él nos ayudó a
reunirnos.
—Si no me equivoco, en realidad nos ayudó a separarnos. Te vi en
el refugio. Así es como descubrí quién eras en realidad, ¿recuerdas?
Di un paso más cerca. —No lo veo de esa manera.
Ella se burló. —Entonces necesita gafas, Truitt. 122
Otro paso. —No necesito gafas para saber cuán bella luces en este
momento. —Su cabello estaba suelto y tenía ondas de apariencia
despeinada por el viento. Se veía absolutamente impresionante con un
vestido negro y simple sin tirantes. Tenía sus labios pintados de rojo
sangre y cuando su lengua salió para mojarlos, era incapaz de dejar de
mirarla.
—Dex... —Su voz era baja, pero había un tono de advertencia en
ella. Debía de saber cuánto estaba afectando mirarla.
—Bianca... —La imité y di un paso vacilante más cerca. Cuando
ella no se fue corriendo, no que tuviera algún lugar donde correr con su
espalda contra la puerta principal, lo que tomé como una señal para
seguir moviéndome. Miró hacia abajo, y me dio la sensación que ella
estaba tratando de mantener su control. Lástima que no quería nada
más que hacer que lo perdiera—. Tu cita terminó temprano. ¿Eamon no
lo hizo para ti, de la misma manera que yo?
Ella entrecerró sus ojos. —¿Cómo sabías que se llamaba Eamon?
Mierda. —No importa. Terminó antes de tiempo. Lo que importa
es que ahora estás aquí y no con ese idiota.
—No es un idiota, y sí importa. ¿Cómo sabes su nombre?
—Mi chofer pagó al maître para obtener el nombre de quien hizo
tu reserva.
—¿Por qué?
—Porque tenía que saber quién era mi competencia ante la
posibilidad de que te gustara lo suficiente como para salir con él por
razones distintas a intentar olvidar.
Sus ojos se abrieron. —Eres tan egocéntrico. ¿Piensas que mi cita
tenía algo que ver contigo? Noticias de última hora, Dexter Truitt, el
mundo no gira a tu alrededor.
—¿En serio? Es una pena. Especialmente ya que el mío parece
girar en torno a ti últimamente.
Nos miramos el uno al otro. Hubo evidentemente un millón de
pensamientos que pasaron por su cabeza mientras sus ojos iban hacia
atrás y adelante. Por desgracia, se decidió por la que yo esperaba que ya
se hubiese librado. —Debería irme —susurró.
Me sentía desesperado. Cerré el pequeño hueco que quedaba
entre nosotros. El calor irradiaba de nuestros cuerpos, y el olor de su
perfume envolvió mis sentidos. Cuando miré hacia abajo, me di cuenta
de que su pecho subía y bajaba tan rápido como el mío. No podía
dejarla ir. Simplemente no podía. —No te vayas.
—Tengo que hacerlo.
Reconociendo que me estaba quedando sin tiempo y ella estaba a 123
punto de salir corriendo, utilicé lo único que sabía era su debilidad, su
atracción por mí. Tomando su rostro entre mis manos, ahuequé ambas
mejillas, y planté mis labios sobre los de ella. —Quédate. No te vayas.
—Entonces devoré su boca. Ella la abrió sin dudar, y mi lengua se
sumergió directamente en búsqueda de la suya. Sintiendo como se
rendía físicamente tan fácilmente a mí me encendió por completo.
Presioné mi cuerpo contra el de ella, sujetándola entre la puerta y mi
pecho desnudo. Sus senos empujados hacia arriba, haciendo señas
para ser liberados de su vestido sin tirantes, y la sensación de su piel
desnuda contra la mía era malditamente increíble. Quería levantarla y
acunarla en mis brazos mientras la llevaba de vuelta a mi dormitorio.
Estaba a punto de hacerlo, también, cuando Bianca me dio un
codazo en el pecho. Su voz estaba sin aliento, y no parecía que en
realidad quisiera decir ni una palabra. —Dex. Tenemos que reducir la
velocidad.
Apoyé mi frente contra la de ella. —He estado tratando de reducir
la velocidad desde el día en que te conocí. Sólo que parezco tener una
sola velocidad cuando se trata de ti, Georgy Girl.
Su labio se torció. —¿Georgy Girl? ¿No es lo que Jay solía
llamarme?
—Sí. Pero así te he llamado en mi cabeza desde el primer día que
te conocí.
Ella lo consideró por un momento. —Me gusta. Es dulce.
—Es la primera vez. No estoy seguro de que una mujer alguna vez
me haya llamado dulce antes.
—Esa es la cosa contigo, Dex. En el exterior, pareces ser algo muy
diferente a lo que sigo vislumbrando en el interior.
Su atractivo lápiz labial rojo estaba manchado. Lo froté de su cara
con el pulgar —¿Oh sí? ¿Eso es algo bueno o algo malo?
—Es algo bueno. Esto significa que muy en el fondo no eres el
idiota que muestras a la gente en el exterior. El que miente a mujeres
en los ascensores.
Un destello de lo que vi cuando las luces del ascensor se
encendieron ese día vino a mi cabeza. —Pensé que eras impresionante
la primera vez que te vi.
—No pensé que tú estuvieras mal tampoco.
—Estoy tan increíblemente atraído por ti. Durante semanas no he
podido pensar en ti sin evitar una erección.
Bianca se sonrojó. —Creo que siento esa atracción clavándose en
mi cadera en este momento.
Sonreí, pero no hice un intento de moverme. —Lo siento. 124
—No, no lo sientas. —Ella empujó mi pecho—. Ves a ponerte algo
de ropa. Tenemos que sentarnos y hablar. Y no puedes estar en una
toalla.
—Podría quitármela.
Ella agitó su mano en la dirección de mi muy visible erección y
luego negó y señaló al final del pasillo a mi habitación. —Esa cosa es
una distracción. Ve. Y no vuelvas hasta que esté menos… abultado.
126
Finalmente admití que estaba más asustada de no tomar una
oportunidad que de ser herida de nuevo. A veces, la recompensa merece
el riesgo.
Miré a los ojos de Dex.
—¿Siempre serás honesto conmigo?
—Lo juro.
Me mordí el labio inferior. La verdad era que no podía imaginar no
volver a ver nunca a este hombre. Tenía razón. Había algo entre
nosotros. Algo que nunca antes había experimentado. Nuestra conexión 127
era fuerte; era imposible seguir adelante.
—De acuerdo.
El rostro de Dex se iluminó, como si yo acabara de encender las
luces la mañana de Navidad y él hubiera encontrado una habitación
llena de regalos. Era realmente adorable.
—¿De acuerdo? ¿Eso significa que me das otra oportunidad?
Necesitaba ser seria, pero no pude evitar sonreír ante lo feliz que
parecía.
—Sí. Pero… necesitamos ir despacio. Quiero empezar de nuevo.
—Puedo hacer eso.
—Empezar de nuevo significa salir. Conocernos. Quiero conocer al
verdadero Dexter Truitt.
Se acercó más a mí en el sofá.
—Soy un libro abierto.
—Bueno. Probablemente deberíamos empezar con una cita.
—Me gustaría eso. —Se acercó más de nuevo, así que nuestras
rodillas se tocaban ahora. Llevaba una falda y cuando su mano fue a mi
rodilla desnuda, lo sentí por todas partes. Su pulgar gentilmente frotó
mi piel.
Piel de gallina se levantó por su toque, sin embargo me las arreglé
para decir:
—No tengo sexo en la primera cita.
Se inclinó.
—¿Qué haces en la primera cita?
Mi mente podía haber querido desacelerar las cosas, pero mi
cuerpo tenía otras ideas cuando empezó a envolver mi largo cabello en
su mano.
—No mucho.
Habló sobre mis labios.
—Qué hay de los besos. ¿Besas en la primera cita?
No había nada que quisiera más que besarlo de nuevo. Bueno, tal
vez había otras cosas que quería incluso más, pero definitivamente eso
iba a tener que esperar también. Me levanté abruptamente.
—Tengo que irme.
Dex se puso de pie. 128
—¿Porque no confías en ti para quedarte aquí en mi apartamento
conmigo?
—No lo hago y lo sabes. Sabes que estoy atraída físicamente por ti
y puedo ver que vas a ponérmelo muy difícil si me quedo. Así que voy a
apartarme de esta situación. Porque vamos a ir despacio.
No escondió su decepción.
—¿Cuándo te veré de nuevo?
—El viernes por la noche. Puedes llevarme a una cita apropiada
como Dexter Truitt. Creo que un lugar público es más seguro por ahora.
La sonrisa de Dex fue hambrienta.
—Si crees que estar en público conmigo evitará que te ataque,
entonces supongo que necesitas esta cita para conocerme mejor.
Puse los ojos en blanco, a pesar de que secretamente amaba que
admitiera que tampoco podía controlarse a mi alrededor.
—Buenas noches, Dex.
—Buenas noches, Georgy Girl.
Tenía los peores nervios de primera cita que jamás había tenido…
lo cual podía haber tenido algo que ver con el hecho de que no era
realmente nuestra primera cita. Acababa de descartar el tercer vestido
que me había probado y ahora estaba sentada en la cama en sujetador
y bragas tomándome un minuto de relax. Con los ojos cerrados, tomé
varias respiraciones liberadoras y empecé a centrarme en el sonido de
mis bolas de meditación zumbando mientras las masajeaba en la palma
de mi mano. Rodé mi cuello un par de veces, aflojando mi postura, y
justo cuando empezaba a encontrar mi calma, el timbre de la puerta
sonó.
Mierda. Agarré mi teléfono y me sorprendió darme cuenta de que
ya quedaban diez minutos para las siete. Debí haber malgastado casi
una hora probándome ropa e intentando meditar, cuando había
pensado que eran más como cinco minutos.
Mierda. Mierda. Mierda.
Cubriéndome con un albornoz, fui a la puerta y presioné el botón
del intercomunicador.
—¿Dex?
—El mismo y único.
Le abrí. No había tiempo para que me vistiera, pero rápidamente
corrí al espejo del baño para arreglarme. A pesar de que había peinado 129
mi cabello antes, cambiarme de vestidos lo había alborotado.
Cuando acabé, desbloqueé la puerta y esperé. Dex salió del
ascensor y miré mientras caminaba por el largo pasillo hacia la puerta
de mi apartamento. Dios, era muy guapo. Llevaba una chaqueta
deportiva oscura con oscuros pantalones de vestir y una camisa gris de
vestir, sin corbata. Pero era la manera en que avanzaba hacia mi puerta
lleno de arrogancia y confianza lo que hizo que mi pulso se acelerara.
En realidad había un pequeño aleteo en mi estómago mientras se
acercaba a mi puerta.
Dex tomó mi rostro en una mano y me dio un casto beso.
Después habló sobre mis labios:
—¿Pensé que querías ir despacio?
—Lo hago.
—Responder a la puerta en esa bata y mirarme así, no es
exactamente la manera de ir despacio.
Negué, esperando despertar a mi cerebro.
—Lo siento. Perdí la noción del tiempo. Entra. Sólo necesito unos
minutos. —Abrí la puerta y entré en mi apartamento, pero me volví para
encontrar que Dex no me había seguido. Estaba de pie en mi puerta
abierta.
—Creo que debería esperar aquí.
—¿Qué? No seas ridículo. Entra.
Sus ojos cayeron para apuntar a mis pechos. Estaba
completamente cubierta, pero mi bata de seda no hacía una maldita
cosa para ocultar mis vivaces pezones. Se estaban clavando en el encaje
de mi sujetador y fina cubierta, pareciendo tan ansiosos y excitados
como me sentía. Doblé mis brazos sobre mi pecho.
—Eso es tu culpa.
—¿Mi culpa?
—Sí. Si no fueras todo… —Hice un gesto con mi mano de arriba
abajo—…oscuro y sexy, no estarían saludándote. Y me besaste. ¿Qué
esperas?
Sonrió.
—¿Oscuro y sexy?
Puse los ojos en blanco.
—Sólo entra y siéntate.
—Bien. Pero no puedo garantizar que no seré todo sexy.
Desaparecí en mi dormitorio y dejé a Dex sentado en la cocina. 130
Después de otra mirada a mi armario, finalmente escogí un vestido rojo
que me encantaba. Era uno de esos colores que giraba cabezas, y la
única vez que me lo había puesto fue cuando salí a un bar con mis
amigas del trabajo. Había atraído más atención que nunca esa noche. A
tal punto que nunca me lo puse de nuevo. Pero, esta noche, me estaba
sintiendo codiciosa y quería que Dex fuera incapaz de apartar sus ojos
de mí de la misma manera que yo parecía ser incapaz de apartar mis
ojos de él.
La mirada en el rostro de Dex me dijo que había tomado la
decisión correcta cuando entré en la cocina. Estaba mirando algunas
fotos de mis sobrinos que había colgado del refrigerador y se volvió
cuando me vio.
—Te ves… —Su voz se desvaneció. Luego hizo una mueca—. ¿Tal
vez deberías cambiarte?
Fruncí el ceño.
—¿No te gusta mi vestido?
—Jodidamente amo el vestido.
—No entiendo.
Dex caminó hacia mí.
—Te ves hermosa. El rojo es definitivamente tu color. Pero ese
vestido… Voy a meterme en problemas esta noche y lo sé.
138
Perfecto. Toda la fila de atrás estaba vacía. Habíamos llegado tan
tarde que todas las buenas películas estaban agotadas, pero no
importaba. No estaba aquí por la función.
Cuando las luces se apagaron, puse mi mano sobre la rodilla de
Bianca. Al menos tratamos de ver el principio de la película: una
comedia de un robo a un banco.
Unos minutos después, volteó la cabeza hacia mí. Bianca me
estaba mirando cuando debería haber estado viendo la película, y supe
que era mi señal; me estaba dando un silencioso permiso para 139
comenzar lo que ella sabía que había venido a hacer aquí.
Me sentía como un adolescente, tan entusiasmado con la
perspectiva de sentirla por primera vez. Girando mi cuerpo hacia ella en
mi asiento, le sostuve la parte de atrás de su cabeza mientras llevaba
sus labios a los míos y gruñía en su boca cuando comencé a besarla
con hambre. Había algo erótico en probar los límites en un teatro lleno
de gente. Tener la fila del fondo para nosotros era lo mejor de ambos
mundos; nadie estaba buscando, pero aun así sientes la emoción de
hacer algo travieso en un lugar público.
Con cada lamida de mi lengua contra la suya, quería más. Mi
mano se deslizó por su muslo y bajo su vestido hasta que aterrizó en el
elástico de su ropa interior. Sus caderas se agitaron bajo mi mano
mientras deslizaba mi dedo por debajo. Sus bragas estaban
empapadas; Ella estaba tan excitada, y me hizo preguntarme si había
estado así toda la noche.
Cerré los ojos con euforia mientras empujaba mis dedos índice y
medio dentro y fuera de su coño mojado. Era demasiado fácil imaginar
lo que se sentiría envuelto alrededor de mi polla dolorosamente
dura. Sabía sin lugar a dudas que no podía seguir mucho tiempo sin
saber cómo se sentía.
Moría por chuparle los pechos, pero su vestido no me permitía
acceder sin desabrocharlo por la espalda. En cambio, bajé mi boca para
devorarlos a través de la tela antes de besar mi camino de vuelta a su
boca de nuevo.
Le susurré al oído: —No puedo esperar a follarte.
—Te dejaría si no estuviéramos aquí. Es por eso
que estamos aquí.
—Lo sé.
Ella pasó sus dedos por mi cabello mientras me besaba más
fuerte. Seguí follándola con el dedo mientras masajeaba su clítoris con
mi pulgar. Cuando ella se apretó repetidamente contra mi mano, supe
que se iba a venir. No había tomado mucho.
No había nada más sexy que verla gritar en silencio mientras ella
culminaba. No podía esperar a escuchar cómo sonaba cuando ella se
vino conmigo dentro de ella en la intimidad de mi dormitorio.
Cuando dejó de moverse, saqué mi dedo y lo llevé a mi boca,
saboreando cada poco de su gusto.
Colocó su mano sobre mi erección y me susurró al oído:
—Si tuviéramos algo para cubrirnos, te devolvería el favor.
Ese fue el momento en que supe que una prenda de vestir estaba
a punto de ser sacrificada. Me quité la chaqueta y me cubrí. Su mano 140
se deslizó por debajo y trabajó para desabrochar mis pantalones. Mi
hinchada polla salió libre y Bianca comenzó a jalarla
lentamente. Descansando mi cabeza hacia atrás, me preguntaba cómo
diablos iba a manejar esto en silencio cuando se sentía mejor que
cualquier cosa que pudiera recordar aparte de lo que acababa de hacer
con ella momentos atrás.
Estuve a punto de volverme loco cuando ella lamió su palma
antes de reposicionarla alrededor de mi polla. Ella bombeó más fuerte y
en cuestión de segundos, me vine en su mano hasta que mi cuerpo laxo
se derrumbó hacia atrás en el asiento. Su mano húmeda fue totalmente
mi perdición.
Bianca sonrió traviesamente mientras usaba mi chaqueta de
diseño para limpiar discretamente mi carga. No había sacado esta
mierda desde los primeros años de la escuela secundaria.
—No voy a llevar esto a la tintorería.
—Espero que no sea tu chaqueta favorita.
—Sólo cuesta dos mil dólares. Pero ese trabajo de mano valía
más.
—No me di cuenta de que fuera tan cara. Debería haber usado mi
boca.
—Eres malvada, Georgy Girl —dije antes de aplastar mis labios
contra los suyos.
164
—¿Qué es lo que te preocupa, hijo?
Había estado perdido en mi cabeza los últimos diez minutos, sin
saber cómo comenzar la conversación que quería tener. Le había pedido
al padre de Bianca que se uniese a mí al paseo de Bandido, luego
estuve casi en silencio todo el camino de cinco cuadras hacia el parque.
—Lo siento. Hay algo que me está molestando.
—¿Te gustaría hablar de ello?
—No sé por dónde empezar. 165
—¿Qué tal desde el principio? No tengo prisa. La farmacia puede
esperar hasta mañana, si es necesario.
Respiré profundamente.
—Está bien. —Había un banco de parque a la izquierda del
camino en el que estábamos. Lo señalé—. ¿Te gustaría que nos
sentáramos?
—Estoy bien. Podemos seguir caminando si lo deseas.
Sin saber de qué otro modo dar la noticia, solté:
—Usted conoce a mi padre. Mi nombre es Dexter Truitt.
El padre de Bianca, Taso, se detuvo en seco en el lugar. Me miró a
los ojos. Encontrando que iba totalmente en serio, dijo:
—Quizás, después de todo, deberíamos sentarnos.
170
Cuando la llama de la única vela apareció en mi vista, me volteé
hacia él.
—¿De nuevo? ¿En serio?
Dex resopló y luego ofreció una risa profunda y traviesa que sentí
atravesar mi corazón. Esto se estaba convirtiendo en algo. Todos los
días esta semana era una aparente celebración.
Alrededor de diez empleados del restaurante se aproximaron a
nuestra mesa y comenzaron a cantarme el feliz cumpleaños. Esto
podría haber parecido normal excepto por dos cosas. Número uno, no 171
era mi cumpleaños. Número dos, era la tercera vez esta semana que
Dex le había dicho eso al personal en diversos restaurantes para ganar
una porción de torta en celebración por cumplir un año más.
Dex Truitt tenía un sentido del humor bastante extraño, el cual
ya conocía. Pero realmente aprecié sus intentos de tratar de sacar de mi
mente la situación con mi madre. Sabía que estaba postergando la
confrontación sobre el asunto y la mentira.
Dex y yo decidimos disfrutar la semana sin preocuparnos por
nada más que por estar juntos. Después de todo, lo que hicieron en el
pasado estaba hecho. Aunque tenía que hablar con mi madre, no había
prisa porque el daño ya había sido infligido.
Asentí hacia el personal después que terminaran de cantar.
—Gracias. —Me volví hacia Dex—. ¿Por qué sigues haciendo esto
otra vez?
—¿El pastel de cumpleaños?
—Sí.
—Porque puedo escuchar esa misma risa hermosa y avergonzada,
una y otra vez. —Dex siempre decía lo mismo una vez que estábamos
completamente solos: "Pide un deseo y sopla". La forma en que decía
sopla siempre sonaba sugestiva.
A pesar de su mente sucia, continuó controlándose en
presionarme para tener sexo. Estaba siendo ultra cuidadoso, casi
demasiado, para no cometer errores conmigo. No habíamos dormido en
la misma cama desde la noche que Dex me habló de nuestros padres.
Incluso entonces, había sido cauteloso, intencionalmente
conteniéndose. La mayoría de las noches, él insistía en dormir en su
propia casa después de dejarme.
La voz de Dex me sacó de mis pensamientos.
—Sabes que no es sólo tu problema, Bianca. Es nuestro problema.
Implica a mi padre tanto como a tu madre. La culpa no la tiene nadie.
Comparte un poco la carga sobre tus hombros. Tomaría toda la carga,
si pudiera.
Fue el primer momento en mi vida que sentí como si tuviera un
cómplice. Empezaba a darme cuenta que quizá Dex había estado ahí
para quedarse.
—No irás a ninguna parte, ¿verdad?
—No podría si lo intentara, Bianca. ¿Por qué siquiera preguntas?
¿Esperabas que fuera a algún lugar?
—No lo sé. Tal vez en algún punto sí. Creo que simplemente me
sorprendió el hecho de tenerte, que no me vas a dejar.
—¿Finalmente te estás dando cuenta de eso?
172
—Creo que lo sí. —Sonreí.
Dex extendió las manos a través de la mesa y tomó mis manos en
las suyas
—Nunca me he sentido conectado a nadie como contigo. Se siente
casi químico. No nos conocemos desde hace tanto tiempo, pero en
algunos aspectos, parece que pasaron cien años, ¿no?
Estaba completamente de acuerdo.
—Es cierto.
—Y sé que esto va a sonar extraño, pero siento que esto estaba
destinado a suceder, incluso la cosa con nuestros padres. Tan sórdido
como puede haber sido en ese momento, tenían una conexión, igual que
nosotros. Y tal vez hay algo en eso. Tal vez hay predisposición hacia el
otro es genética o algo así. No lo sé. Todo lo que sé es que… —Respiró
profundamente y pareció detenerse.
—¿Qué?
Dex negó.
—Nada.
—Estabas a punto de decir algo y luego te detuviste.
—Sí. Estaba a punto de decir algo… pero es tan importante que
no siento que sea el momento adecuado. No quiero que esté
contaminado por tu estado de ansiedad.
Hmm.
—Bueno, mi ansiedad no va a pasar hasta que decida
enfrentarme a mi madre.
—Creo que debería estar allí cuando lo hagas.
—El cumpleaños de mi madre es este domingo. Alexandra quiere
que vayamos a celebrar. Mi hermana realmente quiere conocerte.
Le había contado a Alexandra toda la identidad de Dex, pero no
había tenido la oportunidad de darle la noticia del asunto de nuestra
madre.
—Bueno, entonces iré contigo a la fiesta —dijo.
—El problema es que no quiero hacer una escena en el
cumpleaños de mi madre, pero no estoy segura de poder soportarlo, ya
que será la primera vez que la vea desde que lo descubrí.
—¿Por qué no vamos de a poco y vemos cómo van las cosas?
—De acuerdo.
Pidiendo un deseo, finalmente soplé mi vela. 173
175
Comencé a probarla. Cuando ella se recostó en la cama con su
vestido negro levantado hasta su cintura, la besé arriba y abajo en sus
muslos y sobre su estómago. Su respiración era pesada, y era difícil
saber si eso era por anticipación o nervios.
Sólo había una forma de averiguarlo y eso era presionar mi
lengua contra su clítoris. El gemido que escapó de ella fue toda la
confirmación que necesitaba de que estaba más que bien con esto.
Con cada movimiento de mi lengua, quería que ella supiera lo
mucho que había querido esto, lo bien que se sentía al finalmente 176
probarla. Mi polla estaba más allá de lista para explotar mientras
sumergía mi boca en ella mientras movía sus caderas debajo de mí. Jalé
sus muslos hacia mí para acercar su cuerpo a mi cara, y la inhalé.
Se sentía tan bien darle placer que casi había olvidado que se
suponía que no se trataba de mí. Se trataba de hacer que ella se viniera
tan duro contra mi rostro que no tenía otra opción que estar relajada
esta noche. Sin embargo, yo era el que tenía la erección dura como una
roca y la necesidad insaciable de seguir devorándola, para prolongar
esto.
Siempre me encantó probar a las mujeres, pero honestamente
puedo decir que nunca antes había sentido que podía venirme con solo
el acto. Con Bianca, era diferente. Darle un intenso placer, ver sus
sensaciones corporales anular los pensamientos en su mente era
verdaderamente excitante y fascinante.
Aparte de un delgada parte, estaba en su mayoría afeitada. Sabía
que sentiría los efectos de mi rastrojo rozando contra ella mañana.
Llegué a respirar el tiempo suficiente para lamer mis dedos antes
de deslizarlos dentro de ella mientras yo seguía comiéndola. Me encantó
la sensación de sus manos agarrando mi cabello fuertemente. Si eso no
significaba que estaba disfrutando, no sabía qué lo hacía. Cuando sentí
que estaba cerca, ralenticé mi ritmo, sólo para que empujara mi cabeza
hacia ella. Al parecer, fui un tonto al pensar que yo era el que tenía el
control. Aplicando más presión, sentí su hermoso coño pulsando el
clímax contra mi lengua. Lo seguí inquebrantablemente hasta que sus
caderas dejaron de moverse.
El cuerpo de Bianca estaba flácido mientras se recostaba en la
cama.
—Vaya —exhaló ella—. Eso fue... guao.
—Vamos a llegar tarde —dije con una sonrisa burlona—. Después
de la fiesta, te llevaré a mi casa esta noche. Y cualquier cosa y todo lo
que me dejes hacer... Te lo voy a hacer. Vístete mientras voy al baño.
Con su sabor todavía en mi lengua, me aventuré en el cuarto de
baño y me masturbe, repitiendo los últimos minutos en mi cabeza,
sintiendo como si no hubiera vuelta atrás después de esta noche;
necesitaba estar dentro de ella más tarde.
196
Mientras desabotonaba mi camisa, mire abajo hacia Bandido que
estaba poniendo atención y escuchando todo lo que decía.
—Puede que te hayas follado a tu hermana, sabes. ¿Los perros no
son parientes de todos modos?
—¡Guau!
—Aunque está bien, ¿sabes? No es el fin del mundo. Nadie juzga a
los perros. ¿Por qué deberían juzgarme?
Se me quedo viendo, jadeando con la lengua fuera. 197
—Parece un poco jodido. ¿No debería de sentirme diferente sobre
ella Bandido? ¿Sabiendo lo que sé? Pero no lo hago. La quiero. De
alguna forma, ni siquiera quiero saber la verdad. Y ciertamente no
puedo quedarme atrás y ver cómo se va de mi vida. La quiero conmigo.
—Me coloco algo de colonia, mirándolo—. ¿Qué te parece mudarnos a
Europa? Escuché que el incesto no es tan mal visto ahí. Podemos ser
todos felices: tú y tu endogámico5 trasero, Bianca yo y nuestro bebé de
dos cabezas. ¿Qué dices?
—¡Guau!
Cuando me di cuenta de que estaría llegando significativamente
tarde para mi cena con Jelani, rápidamente me puse el reloj.
—Se un buen chico —dije antes de dirigirme hacia la puerta.
5 Endogámico: Por lo general son niños que tienen anormalidades físicas o mentales.
Después de que ordené cuatro platillos diferentes, tamaño
familiar en el restaurante italiano, mi amigo de aspecto demacrado dijo:
—No me di cuenta de que esperábamos a un ejército.
El mesero colocó las grandes porciones de pollo y berenjena con
parmesano, ravioles de langosta y lasaña vegetariana.
—Necesitas algo que se pegue a tus huesos. Y te llevarás las
sobras a casa también.
Dejé que Jelani hiciera la mayoría de la plática. Mi mente estaba
en otro lado mientras me contaba historias de Kenia y si renovaba o no
su puesto en el mercado de pulgas para el año entrante.
Llegó al punto en que levantó la voz e interrumpió mis
pensamientos.
—Dex, he estado hablando por media hora, y te has quedado
mirando a la nada la mitad del tiempo.
Moviendo la cabeza rápidamente dije:
—Lo siento. Solo me estoy sintiendo ansioso esta noche
—Sobre la prueba…
—Sí. Mi padre finalmente estuvo de acuerdo con hacerla pero solo
después de que vuelva de sus vacaciones en Turquía. 198
—Bueno, al menos él estuvo de acuerdo con cooperar. Esa fue la
mitad de la batalla, ¿no es así?
Suspiré.
—Si. Así que, va a suceder en una semana.
Jugueteando con mis pulgares y moviendo las rodillas de arriba
abajo, miré alrededor del restaurante.
Jelani sentado frente a mí con los brazos cruzados, y detuve mis
movimientos el tiempo suficiente para darme cuenta de que me
observaba cautelosamente.
—Dex…
—¿Sí?
—Ve con ella.
—¿Qué?
—Tu cabeza no está aquí. Deja de perder el tiempo en este
restaurante tratando de hacerme comer. Ve con ella y pasa el resto de
la noche con ella. Si existe una cosa que he aprendido desde que me
enfermé, es que cada día es precioso. Si las cosas no terminan a tu
favor, por lo menos tendrás estos días. No los desperdicies. Vive en la
felicidad de la ignorancia por un poco más.
Realmente no existía otra cosa en este momento que quisiera
más, que ir con Bianca.
—¿Estás seguro de que no te importa?
—Por supuesto que no. La vida es buena. Hemos estado aquí lo
suficiente, y tengo comida para la semana entera.
—Más te vale que la comas.
Jelani se rió.
—Gracias por cuidar de mi Dex. Eres un buen hombre.
Era noche de luna llena. Después que lo dejé de regreso en su
casa, pedí a Sam llevarme directamente a casa de Bianca. No había
pensado en llamarle o enviarle un mensaje primero, así que me
decepcioné cuando descubrí que no estaba en casa. Aun así, pensé en
buscarla. Quizás estaría con su hermana, todavía lidiando con las
consecuencias de la caída de esa bomba.
En lugar de enviarle un mensaje y preguntarle dónde estaba,
decidí regresar a casa y cambiarme de ropa.
Ya en casa, me acababa de quitar los pantalones cuando alguien
llamó a la puerta. Bandido comenzó a ladrar como loco. La única
persona que tenía permitido pasar al portero era Bianca. Mi pulso se
aceleró. 199
Cuando abrí la puerta, mi respiración se detuvo. Se veía
increíblemente hermosa, vestida casualmente en vaqueros y una
ajustada chaqueta de cuero. Su cabello estaba mojado por la llovizna de
afuera. Sus ojos se movieron de un lado a otro, mientras me miraba,
pareciendo que había estado buscando algo y finalmente lo encontró.
Entonces, prácticamente cayó en mis brazos. La abracé
fuertemente el mayor tiempo que pude, adorando la sensación de su
corazón latiendo contra el mío. Era la confirmación de que sus
sentimientos hacia mí se mantenían iguales.
Susurrando contra su cabello, dije:
—Fui a tu casa. No estabas ahí.
—Estaba con Alex. Brian cuidó a las niñas para que pudiéramos
ir a cenar y hablar.
La aparte un momento para mirar su rostro.
—¿Y viniste directamente después aquí?
—Sí. Mi hermana podía notar que mi cabeza estaba en otra parte.
Me dijo que viniera a verte.
—Es gracioso Jelani hizo la misma cosa conmigo, me dijo que
fuera a verte. Supongo que ambos somos muy transparentes, ¿eh?
Los ojos de Bianca recorrieron todo mi cuerpo. Fue entonces que
me di cuenta de que no tenía camisa, y solo llevaba puesta mi ropa
interior. Deseo se acumuló en sus ojos, mientras continuaba
observando mi cuerpo semidesnudo. Sabiendo exactamente lo que
estaba pensando, mis abdominales se afirmaron y mi polla se
endureció.
Mis palabras salieron en un ronco susurro.
—Está bien si me deseas. —Acariciando su mejilla continúe—.
Dios sabe que te quiero demasiado.
—Estoy aprendiendo que tú realmente no puedes luchar contra lo
que llega naturalmente. Y eso me molesta, porque ¿qué, si las noticias
no son a nuestro favor, y todavía no puedo quitármelo de encima? ¿Qué
pasa entonces?
—Entonces, nos mudamos a Europa —dije sin dudar.
—¿Qué?
Coloque mi mano en su mejilla.
—Estoy bromeando. —Casi—. Mira —continúe—. Las personas
pueden decirnos cómo pensar, pero no pueden decirnos cómo sentir.
Nada me había probado ese hecho como esta situación. Tú me quieres
tanto como yo te quiero, y eso me está matando. 200
Como era usual estando cerca de Bianca, mi cuerpo comenzaba a
traicionarme. Mi erección se volvió más dura con cada segundo que sus
ojos permanecían fijos en mi cuerpo. Y no estaba seguro de si podría
detenerme si Bianca me decía que no le importaban las repercusiones.
Si me decía que la follara, honestamente no sabía cómo reaccionaría.
Así de desesperado me sentía.
La conduje al sillón. Mientras la recostaba, reaccionó, y
dudosamente colocó su mano sobre mis abdominales. Aunque parecía
dudosa, era claro que se moría por hacerlo.
—Está bien. Tócame. No necesitamos llegar más lejos. Solo
tócame.
Pasó su mano por cada centímetro de mi pecho, mientras yo
cerraba los ojos, saboreando su toque. Luego bajó la cabeza y la colocó
sobre mi pesado pecho. Estaba seguro de que podía sentir mi corazón
latiendo.
—No quiero dejarte —susurró contra mi piel.
Deslizando mis dedos por su hermoso cabello oscuro, dije:
—¿Puedo decirte un secreto?
Su voz apenas era audible.
—Si.
—Tengo que decirte esto ahora porque del modo en que lo veo…
todo lo que diga ahora puede estar bien puesto que no sabemos la
verdad todavía.
Levantó la cabeza y se sentó para mirarme. Me alegraba que lo
hiciera porque era importante.
Tomé la oportunidad de regresar esa atención mientras miraba
fijamente hacia sus ojos.
—Nunca seré capaz de dejar de amarte. Incluso si resulta que, si
estamos relacionados, todavía te amaré. Quizás no seré capaz de
admitírtelo más, y quizás no seré capaz de demostrártelo físicamente,
pero no dejaré de amarte. Necesito que sepas esto. Finalmente seguirás
con tu vida. Conocerás a alguien nuevo, pero aun así nunca dejaré de
amarte. Quizás conozca a alguien y termine casándome, pero cuando
ella este caminando hacia el altar, no te confundas, voy a estar
pensando en ti y deseando que las cosas fueran diferentes. Porque
nunca dejaré de amarte. Y sin importar que seas mi hermana o mi
amante… tú siempre serás la mujer más increíble que conoceré. Sin
importar qué suceda Bianca, tú eres el amor de mi vida. Nadie podrá
remplazarte.
Su rostro estaba cubierto de lágrimas.
—Te amo tanto Dex. 201
La necesidad de sentir sus labios contra los míos era
insoportable.
—Realmente necesito besarte ahora.
—Bésame. Por favor… bésame.
Y lo hice. Con la misma intensidad con la que me había
suplicado, la besé fuertemente, y con más pasión de lo que lo había
hecho antes. Si estaba mal, no quería tener razón. Como dijo Jelani, la
ignorancia era una bendición. Estaba comprometido a que no dormiría
con ella, pero iba a besarla. Quizás hubiera parecido menos indecente,
si no lo hubiéramos hecho incontables veces antes. Pero se sentía tan
natural, tan familiar. Como respirar. Si iría al infierno por continuar
haciendo lo que se sentía natural, entonces así sería.
De hecho, me entregaría.
204
Dex estaba esperando en la recogida de equipaje cuando bajé de
las escaleras. Conectamos nuestras miradas por un minuto, mi pie dio
un paso a las escaleras, y mi estómago hizo toda clase de giros y vueltas
mientras bajaba. Dios, estoy tan loca por este hombre.
Estaba vestido casualmente, en un par de vaqueros, una
camiseta oscura y zapatillas de lona. Y aun así no había nada casual en
la forma en que lucía. Dex tenía intensidad en su rostro que hacía mi
piel cosquilleara. No se movió, excepto por sus ojos que me seguían a
todos lados. Cuando llegué al final y caminé hacia él, pude sentir mi 205
pulso acelerarse.
—¿Le darías a esta chica un aventón? —Coqueteé.
Refunfuño algo que creo pudo haber sido.
—No tienes ni jodida idea de la montada que quiero darte. —
Luego colocó un brazo alrededor de mi cintura, me jaló hacia él y me
besó con una pasión que se sentía casi desesperada. Tenía la certeza de
que tomaría la prueba mañana y estaría lejos de él hasta que
tuviéramos los resultados, ese pensamiento se fue de mi cabeza más
rápido que el jet que tomé a casa.
—Quítate esa idea de la cabeza. —Dex dijo contra mis labios
cuando terminamos de besarnos.
Estaba sin aliento.
—¿Qué idea?
Arqueó una ceja.
—Una donde cuestionas si esto es una buena idea. Si deberíamos
de estar juntos de este modo.
¿Cómo lo sabía?
—Yo no estaba…
Movió la cabeza con una sonrisa que demostraba que tenía razón
y tomó mi bolso de mis manos.
—¿Tienes más equipaje?
—No, solo esto.
—Entonces vámonos de aquí.
Durante el corto trayecto a mi casa, platicamos un poco, como
había estado mi vuelo, cual sería mi próxima asignación, incluso una
plática agradable de cómo estuvo el mercado el día de hoy. De cualquier
cosa menos del elefante en la habitación. Pero esa burbuja se rompió
tan pronto llegamos a mi departamento. Desempaqué rápidamente
mientras Dex servía algo de vino y luego el momento incomodo llego.
Dex estaba en el sillón frente a mí y se inclinó hacia adelante,
poniendo ambas manos en mis rodillas.
—No quiero arriesgarme a perderte, al hacer la prueba mañana.
—Dex… no creo que pueda funcionar sin saber.
—Finalmente lo superaremos. Si tomamos la decisión de nunca
averiguarlo, creo que después de un tiempo, estaremos bien.
—¿Qué si… permaneciéramos juntos?
—Quieres decir si, ¿quisiéramos niños algún día? 206
Asentí.
—Podríamos decidir adoptar. Estaré bien con eso. Existen
muchos niños que necesitan buenos hogares. —Aparté la mirada, Dex
apretó mi mano para recuperar mi atención—. Mira que bien lo hicimos
al adoptar a Bandido.
Bufé.
—No creo que decidir no tener niños de manera natural, tenga
que estar basado en cómo han ido las cosas con Bandido.
Me tomó mis mejillas.
—Quizás no. Pero si la opción es posiblemente perderte o adoptar
en lugar de tener un hijo biológico, no existe elección.
Lo miré fijamente a los ojos.
—¿No te preguntarías siempre?
—Lo superaré.
—Dex…
Se inclinó para besarme los labios.
—Piensa en ello. Solo piénsalo un poco más.
—Está bien. Lo haré.
Nos acurrucamos en el sillón por un rato, y luego bostecé. Viajar
siempre me mataba, además no había estado durmiendo bien
últimamente. Mi espalda estaba apoyada contra el pecho de Dex y quitó
algunos mechones de mi rostro después de que bostecé.
—Estás cansada. Deberías ir a dormir.
—Estoy cansada. Esa copa de vino fue como una píldora de
dormir, sobre mí ya adormilada cabeza. Además, mi cuello me duele por
el estrés y estar recostada siempre ayuda. Creo que es hora de ir a la
cama.
—Te dejaré descansar entonces.
Giré para verlo con el ceño fruncido.
—¿No te quedarás?
—¿Quieres que me quede?
—Por supuesto que quiero.
Dex dejó escapar un suspiro de alivio.
—Me alegra. He estado en el infierno sin ti estas últimas noches.
Ya en mi habitación, me cambié a mi camisa usual y pantalón 207
corto y Dex se quitó la ropa hasta quedar en bóxer. Mientras el entraba
a la cama, yo me senté a la orilla y tomé algo de crema de mi mesa de
noche para colocármelas en los brazos. Después de frotarme la loción
en un brazo, Dex se sentó y la quitó de mis manos.
—Permíteme.
La habitación estaba en silencio y la intimidad crecía mientras me
masajeaba la loción en la piel de mis brazos. Mientras yo había estado
aplicando lo suficiente para que entrara a mi piel, Dex me estaba dando
un masaje. Cuando sus fuertes dedos llegaron hasta mi hombro, cerré
los ojos y dejé que alejara el estrés.
—Dios, eso se siente tan bien.
—Estás muy tensa, y te duele el cuello. Porque no uso la loción y
masajeo tus hombros por un momento.
—Me encantaría.
Dex se sentó con su espalda dando a la cabecera y me colocó
entre sus piernas. Luego gentilmente movió mi cabeza hacia adelante e
hizo mi cabello hacia un lado. Luego sus manos desaparecieron por un
momento, segundos después una porción de fría crema tocó mi piel.
—Eso es frío.
—Podría proveerte algo de crema caliente, ¿si así lo prefieres? —El
tono de Dex era juguetón, pero al mismo tiempo era ronco, y luego
escuché la necesidad en su voz.
—Eres un cerdo.
Él rió y luego masajeo mi cuello.
—Dado que estoy siendo un cerdo, quizás tenga que admitir que
he tenido una fantasía recurrente de frotar cierta crema caliente en esta
hermosa piel.
Sus dedos trabajaron en quitar un nudo entre mi hombro y
cuello. Aflojándolo, mi cabeza bajó un poco más.
—¿Oh sí? ¿Y exactamente donde frotarías esta crema?
Los dedos de Dex fueron más despacio.
—¿Realmente quieres que te diga?
—Por supuesto.
Sus dedos se detuvieron por completo, y su voz fue bajando hasta
ser casi un susurró. Su aliento cálido hizo cosquillas a mi cuello.
—Algunas veces, cuando estoy en la ducha, me imagino
viniéndome sobre tus pechos y frotándolo.
208
Cuando no respondí inmediatamente, Dex debió de haber tomado
eso como una señal de que lo que me dijo me había hecho sentir
incomoda. Que lo hacía, pero no la clase de incomodidad que él
pensaba. Mi incomodidad provenida de la creciente necesidad que latía
entre mis piernas.
—¿Debí de habérmelo guardado? —preguntó.
Tragué y susurré.
—No. En realidad. Dime más.
—¿Quieres escuchar más sobre cómo fantaseo contigo?
—Si quiero.
Dex estuvo callado por un momento y luego sus dedos
comenzaron a masajearme una vez más.
—Te imagino recostada en tu espalda, tus manos apretando esas
hermosas tetas mientras me inclino sobre ti y deslizo mi polla entre
ellas.
Me moví entre sus piernas y sentí su erección en mi trasero.
—¿Quieres saber qué pienso cuando fantaseo contigo?
—Vaciaría mi cuenta bancaria y vendería mi pent-house para
escuchar tus fantasías en este momento.
Me reí.
—Bueno comienza contigo abriendo… —Mi pervertida aventura
ficticia se vio interrumpida cuando el celular de Dex comenzó a sonar.
—Ignóralo —dijo—, continua.
—Pero… es algo tarde. Casi las diez. ¿Ni siquiera quieres ver
quién es?
Su respuesta fue tan rápida que me hizo reír.
—No. —Después de que sonara por un poco más, el celular se
detuvo. Dex me animó a continuar—. Así que… ¿Dónde estabas? ¿Qué
estoy abriendo? ¿La puerta? ¿Mi pantalón? ¿Tu pantalón? ¿Una bolsa?
¿Esposas? No me dejes así.
Me reí.
—Está bien. Bueno, tengo esta clase de sueños donde tú abres…
—Como si fuera una señal, el teléfono de Dex vuelve a sonar. La
estúpida cosa estaba vibrando y saltando por la mesita de noche.
—Quizás deberías de responder.
—No.
—Al menos ver quién es.
209
A regañadientes, Dex tomó su teléfono. Se quedó mirando la
pantalla por otro momento antes de hablar.
—Es la esposa de mi padre, Myra.
—¿No están en el Caribe? ¿Por qué está llamando? ¿Y tan tarde?
Dex acepto la llamada y se llevó el teléfono al oído molesto. Solo
escuché su parte de la conversación. Su cuerpo de inmediato se tensó.
—¿Qué pasó?
—¿Cuándo?
—¿Dónde está?
Mi corazón de detuvo esperando por descubrir los detalles, pero
era claro que lo que fuera no era bueno. Después de que colgó, Dex
inmediatamente salió de la cama y comenzó a caminar de un lado a
otro. Tenía casi miedo de preguntar.
—¿Qué pasó?
—Mi padre. Tuvo un ataque al corazón.
—Dios mío. Él esta…
—Está en cuidados intensivos. Está vivo, pero todavía no ha
despertado.
—¿En el Cairo?
—Sucedió en un avión. Aparentemente, él no se estaba sintiendo
bien, y decidieron regresar a casa antes para que pudiera ver a su
doctor. Sucedió unos minutos antes de que aterrizaran en Florida.
—Lo siento.
Dex pasó los dedos por su cabello.
—No, necesito ir. En el primer vuelo de mañana.
—Iré contigo.
Me miró.
—¿Estas segura?
—Quiero estar ahí contigo.
Después de un momento, asintió. Luego tomó el teléfono y llamó a
la aerolínea. Mientras gritaba al teléfono, guardé la crema con la que me
estaba masajeando antes de ir a la cocina a tomar agua.
Estando en la cocina, finalmente todo cayó sobre mi… estaba a
punto de conocer a mi padre biológico.
Posible.
Necesitaba vino en su lugar. 210
Dex estuvo callado durante todo el vuelo a Florida. Había hablado
con Myra temprano en la mañana mientras nos dirigíamos al
aeropuerto y descubrió que su padre necesitaría un triple bypass, junto
con un cambio de válvula. Su corazón estaba débil después del ataque
al corazón, pero ellos no podían perder tiempo debido al noventa y
nueve por ciento de bloqueo. La cirugía estaba programada para esta
tarde.
Cuando llegamos al Centro Médico Good Samaritan, Dex ya sabía
el número de la habitación, así que pasamos con facilidad por delante
de la línea en el mostrador de información de pacientes y seguimos las 211
señales hacia el elevador. No fue hasta que las puertas se cerraron que
no pensé en lo que mi presencia podría significar para el señor Dex.
Hasta ese momento, solo me había preocupado en ser el apoyo de Dex.
—Quizás deba de esperar en el pasillo cuando entres a verlo.
Dex normalmente siempre estaba presente, atento de todo
alrededor de él; era extraño verlo perdido.
—Lo siento. ¿Dijiste algo?
—Dije que tal vez sea mejor que no entre a verlo contigo. Puedo
sentarme y esperar en el pasillo.
—¿Es lo que quieres o lo que piensas es mejor para él?
—No quiero ser una molestia.
Dex tomó mi mano y asintió mientras las puertas del elevador se
abrían.
—Vas a entrar conmigo.
La esposa del señor Dex estaba en el pasillo fuera de Cuidados
Cardiacos Intensivos hablando con un doctor. Cuando nos acercamos,
ellos giraron a vernos. Myra forzó una sonrisa.
—Hola Dex. Gracias por venir.
—Por supuesto.
—Dr. Sharma, este es el hijo de Dex, Dex junior.
El doctor asintió. Luego Myra me miró. Extendí mi brazo.
—Bianca George. Son una… amiga… de Dex. Lamento el estado
de salud de su esposo.
El doctor miró a su reloj.
—Estaba a punto de visitar a tu padre. Eres bienvenido de unirte
mientras reviso sus monitoreos de la mañana.
Dex asintió.
El Dr. Sharma giró a verme.
—Lo siento. Pero Cuidados Cardiacos Intensivos está limitado a
miembros de la familia, así que tendrá que esperar aquí.
Vi el rostro de Dex y me preparé. Me acercó a su lado.
—Bianca es mi novia. Pero también existe una alta posibilidad de 212
que sea su hija. Así que vendrá con nosotros.
Sin saber cómo responder a eso, el doctor nos hizo una seña para
que lo siguiéramos.
216
Había hecho algunas llamadas de teléfono al área de negocios
mientras Bianca se duchaba y se preparaba. El nombre Truitt era bien
conocido en la isla, así que no había tenido problema en conseguir que
la gente cooperase con mis planes.
Nuestra primera parada fue en la Avenida Worth, que era la
versión de Palm Beach de Rodeo Drive. Bianca no era muy materialista,
pero eso no me detenía de querer bañarla con lo mejor que el dinero
podía comprar.
Una vida. 217
Hoy tenía que darle una vida… solo por si acaso.
Habíamos estacionado y estábamos paseando por la acera,
mirando los escaparates de las tiendas de lujo. Su rostro se volvió rojo
cuando intencionalmente me detuve frente a Tiffany‟s.
Pareciendo leer mi expresión culpable, preguntó:
—¿Qué estás tramando, Dex Truitt?
—Espera justo aquí, ¿está bien?
Una vez dentro, corrí hacia la primera persona que vi.
—¿Puedo ayudarle?
—Sí, estoy buscando a Julia. Ella y yo hablamos por teléfono.
Momentos después, una mujer mayor rubia se acercó.
—Hola, señor Truitt. Lo tengo justo aquí. Si por alguna razón no
sirve, solo tráigala hoy de vuelta y podemos cambiar el tamaño.
—Perfecto, gracias.
Con la pequeña bolsa azul de regalo en la mano, volví a salir, para
encontrar a Bianca esperando por mí, luciendo perpleja.
—¿Qué hay en la bolsa, Dex?
No perdí tiempo en llegar al tema.
—Está bien, primero, quiero que sepas que esto no es una
propuesta de matrimonio. Estoy esperando que si las cosas salen bien,
pueda hacer lo correcto algún día. Realmente quiero apreciar ese
momento sin esta sospecha sobre nosotros. Pero quería darte algo
ahora por lo que siempre me recordarás.
Saqué la pequeña caja y la abrí, mostrando el anillo de diamantes
de casi tres quilates. La brillante luz del sol centelleando sobre los
diamantes, haciendo que realmente brillen.
»Hoy no voy a arrodillarme, porque quiero mantener esa opción
abierta para más adelante. Sin importar lo que resulte mañana, vas a
ser una Truitt. Quiero que lleves esto y siempre me recuerdes, que
recuerdes el tiempo que hemos pasado juntos. Sea que pueda completar
esto un día con otro anillo, o se quede solo como un símbolo de lo que
nunca pudo ser, este anillo eternidad, representa mi amor eterno y
respeto por ti, Bianca. —Lo coloqué en su dedo. Encajaba
perfectamente. Mi estimación anterior de su talla de anillo dio justo en
el clavo, eso fue pura suerte, igual que toda esta experiencia.
Bajó la mirada a las gemas brillantes, viéndose sorprendida
mientras yo continuaba:
»Hoy no es el día de nuestra boda, pero es nuestro día, y vamos a
celebrar lo que tenemos, hoy. Va a haber una tarta y un hermoso
218
vestido blanco y algunos juegos en la playa. Y vamos a pasar todos los
momentos juntos.
Superada por la emoción, extendió los brazos y me abrazó
apretadamente.
—Ni siquiera sé qué decir que le hará justicia a este gesto,
excepto que llevaré esto con orgullo para siempre.
Tomando su mano enjoyada en la mía, lo besé con fuerza.
—Ahora, vayamos a tener algo de diversión.
Fin
Vi Keeland Autora súper ventas del New York Times. Con más
de un millón de libros vendidos, sus títulos han aparecido en más de
cincuenta listas de Bestseller y actualmente están traducidos en doce
idiomas. Vive en Nueva York con su esposo y sus tres hijos, donde
disfruta de su propio felices para siempre con el niño que conoció a los
seis años.
Es un ratón de biblioteca y se la puede ver leyendo su Kindle en
los semáforos, mientras le cortan el cabello, pasando la aspiradora,
caminando, durante los eventos deportivos, y con frecuencia mientras
pretende trabajar.
Es una aburrida abogada de día, y una emocionante autora de
bestsellers, por la noche.
241
Penélope Ward es una autora de superventas 'USA Today.'
Creció en Boston con cinco hermanos mayores. Pasó la mayor parte de
sus veinte años como presentadora de noticias de televisión, antes de
cambiar a una carrera más familiar.
Penélope vive para la lectura de libros (género adulto), el café y
salir con sus amigos y familiares los fines de semana.
Es la orgullosa madre de una hermosa niña de 10 años de edad
con autismo (la inspiración para el personaje de Callie en Géminis) y un
niño de 8 años de edad: ambos son la luz de su vida. Residen en Rhode
Island.
242